
Ayer otra página entera de entrevista a Contador, de la mano de su confesor -y defensor- de cabecera, el otrora prestigioso periodista al que también comunicó lo de su medicación diaria y tantas otras cosas. Cualquier día nos cuelan un suplemento especial. Ah, no, que ya ha pasado. No se, a mí más de lo que pueda decir Contador, un personaje que da para lo que da, me gustaría saber de otros corredores, igualmente prestigiosos.
Freire siempre se queja que en España no se da el mismo valor a sus victorias que en otros países. Ni a sus victorias, ni a su persona. Ha pasado la Milán-Sanremo y nadie le ha entrevistado. De hecho, no se sabe nada del cántabro. Nuestros prestigiosos periodistas consideran que bueno, ya le preguntaremos cuando gane algo, aunque
sea el propio ciclista el que nos tenga que corregir, porque a veces no se saben ni sus victorias, esto es:
ni se preparan las entrevistas. Como para que sepan que está lesionado. O que les interese.
Dicho esto, que alguno interpretará como una defensa de Freire cuando lo importante no es el nombre, sino el cochambroso nivel del periodismo en España, pasemos a la homilía teledirigida con la que ayer
nos volvió a agraciar El País. Es bien sabido que Contador suele repetir, como un muñeco pregrabado, las cosas que le dicen sus consejeros aúlicos ("lo importante es dar espectáculo"), pensando que son talismanes con los que puede derrotar preguntas equívocas: "¿No le sorprende seguir yendo a más año tras año? (...) Además, se sabe que el cuerpo sigue evolucionando hasta los 29 años, más o menos, y eso se plasma". ¡Hombre, y tanto que se plasma! ¡Hay algunos, como Mancebo, que seguían yendo a más con 30 años! ¡Y mejor no les hablo de
Pavarotti y la temporada que hizo con 35 años! En todo caso, ya saben: se
plasma. Sanguíneo.
"En los entrenamientos me sorprendo viendo los datos del ordenador y comprobando que son mejores que los del año pasado por estas fechas. Y luego, en las carreras, he confirmado que esos datos eran verdaderos". Claro, los datos siempre serán verdaderos, otra cosa es lo que los datos hacen prever. No es por es ser puntilloso, pero ese determinismo -si aparece en el ordenador del médico, está claro que va a suceder- suele producir monstruos, si es que no lo ha hecho ya. Siempre pongo el ejemplo: J-G Theunisse subió 100 veces Alpe D´Huez entrenando. Cuando llegó la etapa del Tour 1990 ni se le vió. Claro que por entonces no había ordenadores ni otras cosas. Ni los médicos eran científicos.
"La P-N siempre será especial para mí porque fue mi victoria máxima antes de ganar el Tour". Yo creo que su victoria máxima fue que las autoridades judiciales considerasen que
A.C eran unas siglas al azar (Antes de Cristo, por ejemplo), pero bueno, son diferentes maneras de interpretar las cosas. Sobre su actuación en la P-N dice que "influyeron muchos factores. No me benefició nada ser líder tan pronto", algo que saben todos los directores de equipo y todos los que saben de ciclismo, pero ahí tuvimos al de Pinto -
jaleado por el mismo periodista que lo entrevista, que lo comparaba con Merckx y su voracidad- atacando al día siguiente de perder el liderato en un puerto de tercera. ¿Se dan cuenta de que todo es una farsa? Primero lo jalean, y después le tiran de las orejas.
"Ha habido situaciones en que me habría gustado no llegar solo, que alguien me hubiera acompañado en un ataque para cederle la victoria de etapa. No soy de los que al final del año cuentan cuántas victorias han conseguido. Estoy por encima de eso"
Mosquera podría decir algo de eso, pero como realmente luchaba contra Leipheimer, su fiel compañero de equipo, no se puede decir. O se puede cambiar la historia. A mí lo de ceder victoria me parece que acaba con todo el espectáculo del deporte, pero está claro que forman parte del ADN del ciclismo.
"¿Se siente esclavo de su personaje, de sus ataques en la montaña? No se trata de dar espectáculo por dar espectáculo. Es mi forma de correr. Como escalador que soy, tengo que atacar" La pregunta está bien, aunque está matizada: yo la hubiese dejado más corta. Y la respuesta...bueno, supone una evolución en la ideología del
contadorismo y todo lo que hay detrás, una ideología que hunde sus raíces en lo más negro del ciclismo, porque del pasado "lo importante es dar espectáculo" se podían inferir peticiones de barra libre, todo en aras del espectador y en decrimento de la credibilidad de esta especie de WWF que es el ciclismo actual.
Hay más, mucho más: "se trata de mantener el máximo tiempo posible un ritmo elevado. En eso es en lo que más estoy trabajando ahora, en atacar y mantener el ritmo", que es exactamente lo que hacía Armstrong o Rasmussen, y lo que probó Contador, por primera vez en su vida, en Loure, donde atacó a 8 kms. de meta. Me da que se van a acabar los ataques tipo Peyresourde, cinco seguidos y porque se acababa el puerto...; explica su espantosa mejoría contrareloj con "he hecho mucho trabajo de estiramientos y de flexibilidad para adaptar lo más posible mi cuerpo a la bici. Eso, y que desarrollo más potencia, es la clave de la mejora", y nada de túnel de viento: un poco de
streching y mucho de potencia (se calcula que en la crono de P-N desarrolló 440 wat, pero como
lava el lactato muy bien...) es todo el secreto. ¡Ánimo escaladores del mundo, vosotros también podreís llegar a ganar cronos! ¡Y avasallando!
"En mi palmarés no figura la París-Niza 2009, pero en mi mente, en la satisfacción personal que me proporcionó, vale más que una victoria. No soy un corredor que al final de su carrera se siente y empiece, como un contable, a decir 'tengo tres París-Niza o dos Vueltas a no sé dónde', no. No corro para acumular victorias. Disfruto compitiendo. Me gusta, sobre todas las cosas, competir". Si fuese así, qué bonito sería el ciclismo. Y sería limpio. Ojo a lo de "en mi mente", lo que un pedante diría "en mi fuero interno": considerando lo que ha pasado Contador, es una gran noticia. Y más cuando se vuelve a referir a la misma parte anatómica un poco más adelante: "estoy muy tranquilo de cabeza". Esa es la mejor noticia que nos puede dar
Don Desmayos, ahora y siempre.
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El Fuji consigue su primera victoria de la mano del mejor corredor que les queda, J.J Cobo, el ganador en Hautacam en el pasado Tour, siguiendo la tradición de Luc Leblanc, Pantani y Javier Ochoa. El cántabro aprovechó la neutralización de Tondo a dos kms. de meta, saltó y nadie se fue a su rueda: ni siquiera Valverde, el mayor interesado en llegar todos agrupados. El Astaná sólo tuvo el incoveniente de un ataque de Zabriskie -otro Garmin, el año pasado estuvo desaparecido por una caída- y hoy ganará la carrera. Mosquera entró en el grupo delantero y es otro que va al Giro con las mejores intenciones de Álvaro Pino, que en
La Revuelta de la etapa de Toledo en la pasada Vuelta dijo: "yo tengo un prestigio -Kelme y Phonak ¡ay!- y no quería ir a Italia sin preparación. Allí saben como trabajo y prefería esperar al próximo año -por este- para ir con garantías". Pues eso.
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Cunego repite victoria en Coppi&Bartali, las islas afortunadas tienen un microclima que favorece mucho el entrenamiento, además del bosque de laurisilva y otros endemismos, como el que hace que allí no se aplique la legislación vigente en tantas materias. Esta vez ha batido en meta a Evans, un corredor de la misma raíz que F. Schleck: siempre queda el último en un sprint, y no hace falta que sea el veloz Cunego el que le derrote. Tercero, un poco retrasado pero habiendo provocado el ataque final, el austríaco Pfannberger, auténtico sorpresón de las Ardenas el año pasado. Se acercan las carreras de asfalto belgas y ahora milita en el Katusha: atentos. Cunego ganará la carrera, igual que en 2006, el mismo año que fue cuarto en el Giro batido por Basso,
El Búfalo y Simoni con los colores del Saunier.
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Gran fin de semana de ciclismo con Harelbeeke y Flecha de Brabante. Es previsible un nuevo choque colectivo entre Quick Step-Cerveló-Rabobank, con pocas posibilidades de invitados sorpresas fuera de los Columbia Burghardt e Hincapié. Considerando que la última perla de Haussler ha sido decir que "voy a por el Tour de Flandes", habrá que ver que hacen este fin de semana los hombres de negro: el indómito alemán, el noruego y Klier, el alemán que vive en Bélgica y único superviviente del antiguo bloque del T-Mobile para las clásicas.