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30 mayo, 2012

El día de la foto (en el casino)

Cutre y arremangado
Disculpas por repetir un titular tan antiguo, pero viene a cuento para enlazar con una situación muy similar a la de hoy. Aunque en aquella ocasión no se llegó a realizar -la victoria de Menchov en la Vuelta 2005-, estamos ante un auténtico "día de la foto".

Ayer Andy Schleck se prestó a una modesta ceremonia -eso sí, retransmitida por la tele pública luxemburguesa- en el casino de su localidad natal, donde fue imbuido con un maillot amarillo de líder del Tour de Francia en versión manga larga.

De la copa de cerámica de Sevres que se da al ganador, o el más popular león de Credit Lyon, no se supo nada. En teoría, ese maillot amarillo de manga larga simbolizaba el Tour de Francia 2010 que ha ganado Andy Schleck.

El corredor luxemburgués estuvo rodeado del responsable de deportes de su país y muchísimos políticos, su hermano y familiares, así como Proudhomme y  Bernard Hinault. También estaban Bruyneel y Kim Andersen.  Daba la impresión de que la ceremonia no le gustaba mucho: ni una sonrisa, y no es para menos. Tuvo que firmar en una botella de champán gigante, y después cortar una tarta con forma de maillot amarillo. Como decía, la ceremonia se hizo en un casino.

Como en la mayor parte de las bodas, con las que compartió cutrez y emociones, la ceremonia no se hizo en connivencia con el supuesto protagonista, sino por interés de los organizadores del Tour y las autoridades de Luxemburgo, deseosas de sumar un mérito al pequeño país. Seguramente Andy Schleck no quería la ceremonia: es la ley de omertà del ciclismo, de no considerar como propio un triunfo cuando llega de esta manera. Esa misma ley que Andy supo interpretar muy bien cuando no reclamó la Flecha Valona de 2009, esa que robó un Rebellin a la que nunca quitaron sus triunfos conseguidos tras el positivazo de los JJ.OO de Pekín 2008. Como si le sobrase palmarés.

¿Y por qué esta fecha? En el Giro, que han hecho algo parecido con Scarponi -y todo por haber invitado a Contador en 2011, ¡gracias Zomegnan!-, lo hicieron de manera más discreta, aprovechando el día anterior al inicio del Giro de esta año; vamos, en Dinamarca, con los medios centrados en otras cosas (favoritos, recorridos), sin estrado -ni casino-, sin políticos, sin directores deportivos actuales y que no tienen nada que ver con aquel triunfo.

Los italianos lo saben hace mejor en estas cosas: cuando se necesita solemnidad, final en Roma a la altura del Coliseo; cuando se necesita discreción, un par de fotos y un breve en el periódico. Ya les digo que en el espectáculo montado ayer en Luxemburgo -¡y con tele en directo!- influye mucho que es un pequeño país con pocos referentes de cultura popular a los que anclarse.

Ha sido un ejemplo poco edificante. Sin lugar a dudas, Andy Schleck es el ganador de ese Tour, y siempre lo será. El problema son las ceremonias -reescrituras- para certificar eso: no hacen falta nunca. Para bien de este deporte, es mejor borrar al descalificado de los libros de registro -como se ha hecho- y no intentar pasar al nuevo campeón como el campeón también en primera instancia.

"Marca hace justicia", "te debía"...
Con Pereiro se hizo mucho mejor. Tras entregar su certificado de asmático que no presentó durante el Tour, y las dilaciones de Landis en su defensa, el Tour no tuvo más remedio que reconocer en 2007 que el gallego había ganado ese Tour -cuando deberían haber anulado todos los resultados por dopaje masivo-, y lo hizo de una manera discretísima, tanto que ofendió al muy ofensible gallego, que reclamaba su ceremonia, su podio, la conexión ferroviaria por Monforte y lacón con grelos. El Marca, siempre atento a las peticiones de la clase baja, le montó una portada y un podio en los Campos Elíseos que forman parte de la antología de lo cutre: por el organizador, por la realización y, especialmente, por el protagonista.

¡Cómo si la entrega original no hubiese tenido ya todos esos elementos! En Madrid, en octubre con la temporada acabada -los focos lejos del ciclismo, por tanto-, en el Consejo Superior de Deportes y porque ¡lo había pedido el propio Pereiro!, no porque los organizadores del Tour quisiesen. Como dijo el propio Pereiro, "ahora ya puedo chulear". Más, si cabe.

En fin. Como les decía, este tipo de ceremonias no tienen que realizarse nunca: ni discretas, ni públicas, ni cutres, ni de casino. Nunca. Pasó lo que pasó y el ciclismo debería reconocer esos incidentes como lo que son, no como una posibilidad de reescribir la historia: ganó un dopado, y no tiene que doler nada reconocerlo.

No se tienen que realizar nunca porque son el momento perfecto para reescribir lo sucedido. Hacer como si nada hubiese pasado. Miren sino lo que dijo Proudhomme ayer mismo: "este maillot amarillo del Tour 2010 es para mí algo indisociable de su ataque de 2011 en Casse Deserte (el Izoard, había atacado bastante antes)".

No, no, no es eso: ese maillot amarillo es de Andy Schleck porque quedó segundo en aquel Tour y el primero dio positivo. Su espléndido ataque de 2011 y la victoria en el Galibier son algo diferente: maravilloso, pero que no le dieron el Tour, porque igual de maravillosa fue la defensa de Cadel Evans. Que el organizador de la carrera intente hacer un 2 x 1 bastante patán para justificar la ceremonia de entrega a un corredor que lleva tres segundos puestos consecutivos en el Tour de un primer puesto es bastante indicativo de por qué se deben evitar este tipo de espectáculos. Por el bien del ciclismo, si es que alguien todavía piensa en él. Por cierto, hoy empieza el Tour de Luxemburgo, que organiza la misma empresa que posee el Tour. Casualidades. Simple azar, como en el casino.
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Noticias sobre Mauricio Soler, que vuelve de visita a la clínica donde se recuperó tras su brutal caída de hace casi un año.
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Al parecer, Paolo Bettini, esa gran persona -de sí mismo- que dirige los destinos de la nacional italiana, ya tiene su "cinco" para los JJ.OO de Londres: Nibali -que también haría la crono-, Viviani, Pozzato, Trentin y su el amigo Paolini. No parece un mal equipo -gente que sabe meterse en escapadas y trabajar-, joven y compensado, y desde luego mucho mejor que el de Copenhague 2011, aquel engendro con Bennati, Modolo y la burra Francis. Eso sí, yo sólo veo con medalla a Nibali -si consigue escaparse- o a Pozzato -si consigue que los demás se caigan-, al resto...pues como que no los veo en la tesitura. Por cierto, la rata toscana que es Bettini aprovecha para dejar un recado a Cunego, un corredor que en las dos últimas temporadas sólo puede encandilar al aficionado: "estoy harto de la gente acomodada". Pues a ver a quien lleva a Valkenburg 2012....

Pues a Nibali, claro. Y eso que a Cunego el circuito le va de perlas. Podría llevar a Nibali y a Cunego, pero después del recadito que ha dejado al veronés no parece una opción. El problema es que Bettini quiere que Nibali haga la Vuelta y el Liquigas -el segundo patrocinador en Cannondale- quiere que vaya al Tour de Utah y el Tour de Colorado. Nibali, que ya está yendo del convento -dicen que al Astaná: craso error- ha dicho de su actual equipo que "nunca tienen en cuenta la opinión del corredor". Estas cosas suelen acabar mal.
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¿Y esto para qué sirve? Probablemente para evadir impuestos.
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Si lo hacen en China -pero holandeses, ojo- también valdría para aquí. Quizás un poco más grande. Como idea está muy bien.

29 mayo, 2012

Un Giro para Girona

Hesjedal y Vande Velde, muy contentos
Perder un Giro de Italia por 16" debe ser duro cuando has ganado dos etapas, has llegado líder a la crono final y has sido 10 días líder. También cuando has sido cuarto el año pasado. Y debe ser aún más duro cuando pierdes contra un corredor que, con esta victoria, obtiene su tercer triunfo profesional.

Ryder Hesjedal ha ganado el Giro 2012 por sólo 16" -la cuarta diferencia más corta en la historia de la carrera italiana-, suficientes. Salió en la crono final con una desventaja de 31", tras haber perdido únicamente 1" en las etapas de los Dolomitas.

Se sabe las armas con las que Hesjedal ha ganado la carrera de tres semanas -nominales-: tesón, un equipo que voló como acostumbra en la CRE (visto el resultado del Giro y la igualdad que reina en el pelotón, esta disciplina es cada vez más decisiva) y aguantar en montaña. Así visto, parece que este Giro no ha tenido momentos decisivos, y sí que los ha tenido, pero visto a posteriori.

Tanto tiempo con la monserga de "el Giro comienza mañana" o "con esa montaña que queda habrá hundimientos" crea su propia mística basada más en el deseo que en la realidad, y que favorecía las aspiraciones de J. Rodríguez, el gran derrotado y que no volverá a tener una oportunidad así en su vida deportiva. Al final si que hubo momentos decisivos.

Al igual que el Tour 2010, ganado año y medio después por A. Schleck, el análisis de cúando perdió la carrera por medio minuto se remontó al prólogo de Rotterdam, en el que nadie había reparado y donde el luxemburgués de había dejado 42" con el carnívoro de Pinto. Aquí pasa algo parecido: J.Rodríguez y Ryder Hesjedal perdieron y ganaron la carrera en una de esas etapas en las que no pasó nada, y si pasó.

Habrá que empezar a considerar Cervinia, que sólo ha sido tres veces final de etapa en el Giro, como un puerto decisivo. En 1997 Ivan Gotti arrebató el Giro al superfavorito y en forma Tonkov con un ataque a 4 km de coronar ese coloso infinito, y en 2012 Hesjedal atacó a dos km. de la cima, sacando 28" a un J. Rodríguez que prefirió quedarse a rueda de Basso. Fue la única vez que el canadiense entró por delante del catalán en una etapa de montaña, pero fue suficiente junto con la crono.

En todo caso, que no se llore mucho sobre el Giro perdido. Chirriaba un poco que J. Rodríguez fuese a ganar ahí donde corredores españoles inmensamente mejores como Fuente, Olano o el mismísimo Marino Lejarreta habían fracasado, aunque en su descargo hay que decir que es mucho mejor que Quique Gutiérrez, Arroyo o el propio Galdós, con los que pasa a formar parte del amplio elenco de españoles segundos en Milán.

No merece la pena llorar, porque tanto Hesjedal como J. Rodríguez viven y entrenan por las mismas partes. Del catalán, su piso en la montaña pirenaica, sus salidas con el grupetón de Girona y sus entrenamientos con Piepoli se sabe bastante; de la trayectoria del canadiense -aquí escrita hasta 2010, después dio el salto en el Tour del mismo año y su segundo puesto en una Amstel- y su residencia en Girona, donde le sirve de amigo y confidente nada menos que Vande Velde -UsPostal, Liberty, CSC-, pues tampoco se ha dado especial relevancia: parece muy normal que alguien que jamás ha hecho un top-five en una grande gane una.

El tercero en el podio ha sido finalmente De Gendt, autor de la hazaña más notable de este Giro y por lo que será recordada esta carrera: su ataque en tramo cementado de la nueva vertiente del Mortirolo, y su fenomenal escalada del Stelvio auguran un campeón de largo recorrido. El podio en Milán -el primero de un belga en la carrera desde que Johan De Muynck ganase en ¡1978!) es la punta de lanza de una generación de flamencos que apuntan a las grandes vueltas por etapas, la primera en décadas: Vanendert, Van den Broeck y él mismo.

Quinto en la crono final, desplazó al cuarto puesto a Scarponi, que ya lo conocía de la edición 2010. A Zapatero le ha bastado con aguantar y algún tímido ataque donde nunca sacó tiempo a los favoritos: es la posición que se merece, e incluso le debería corresponder a Cunego -sexto final-, un corredor que ha estado en escapadas lejanas en muchas etapas de montaña y que el día del Stelvio sólo subió un poco peor que De Gendt, ante el silencio de los medios y los aficionados. En todo caso, al Lampre no le sirve ninguno de los resultados, incluyendo su victoria por equipos.

Quinto Basso, ese señor viejo y quejumbroso que dice que va a ir al Tour a ayudar a Nibali: no se sabe muy bien en qué, claro. Fuera de juego, y en su posición natural por sus características como corredor, ha malogrado todo el rendimiento de su equipo, desde hace años protagonista principal en el Giro. Ya encontrará una justificación. Y si no, sacará la foto de los hijos.

Séptimo Urán, que durante la carrera lució un pelo a lo Theunisse. El talento colombiano se lleva el maillot de mejor joven, pero falló en la etapa del Stelvio. Va cumpliendo años y le falta algo para rematar: sólo tiene  dos victorias profesionales (una en 2006, con 20 años, otra este año) y muchos puestos de honor. Y por detrás vienen muy fuerte. Octavo Pozzovivo, que rozando la treintena consigue meterse por primera vez en el top-ten del Giro, la única carrera de nivel en la que participa. Protagonista destacado hasta la tercera semana, después se diluyó. Noveno Henao, que debutaba en una gran vuelta, igual que debutó en Europa hace unos meses: un resultado sorprendente. 25 años -la edad de Urán- y un rendimiento parecido. Habrá que ver dónde llega.

Décimo Nieve, que consigue meterse otra vez en el top-ten de una grande en la que participa. Eso sí, siempre el 10º. Y esta vez sin ganar la etapa reina: se tuvo que conformar con un 3º puesto en el Stelvio, que no es poca cosa. Parece un corredor ya muy configurado en sus características: siempre obtiene sus buenos resultados por una fuga y consigue a duras penas entrar entre los diez primeros.

En las clasificaciones secundarias, J. Rodríguez ganó la regularidad -en el Giro suele caer a un corredor de los que disputan la general- por un único punto ante Cavendish, que dijo al principio de la carrera que quería llegar a Milán y nadie le creyó. El británico ha cumplido, y eso que sus objetivos están en París y Londres: su actitud también es elogiable, pero parece que tiene cierto problema en ganar la clasificación de la regularidad. En el Tour, a pesar de sus 20 victorias de etapas, sólo ha podido lograrla el año pasado. En el Giro, a ver cuando.

Termina así un Giro que deja algún sprint memorable -el de Guardini ante Cavendish-, una etapa de montaña pasada a la antología del mejor ciclismo posible por De Gendt, que propone nuevos nombres al circo del ciclismo y muy poquita cosa más, porque esa montaña asesina ha servido de poco. Ya lo ha dicho Acquarone, el responsable del Giro que heredó el engendro diseñado por patán de Zomegnan -que haya ganado Hesjedal es su último legado-: "El Tour es la Champions League y el Giro es la EuroLiga". Y eso, dicho por italiano, es reconocer una derrota monumental como organizador.
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En la parte final del Giro se han disputado otras dos carreras "nacionales", aunque todas lo son, hasta la Vuelta a la Rioja. En la Vuelta a Bélgica ese ciclista llamado Greipel y especializado en citas menores ganó las tres primeras etapas. En la cuarta hubo crono y ganó Tony Martin, que al final se ha recuperado muy bien de su caída (ya el 1 de mayo estuvo escapado en el GP de Frankfurt y acabó 6º, apenas veinte días después de su accidente) y también se llevó la general tras la última etapa para el prometedor Betancourt. Acompañaron en el podio al alemán Westra -tercer segundo puesto en una general este año, tras P-N y La Panne- y un sorprendente Barredo, cuarto en la crono.

En la Vuelta a Baviera, la única carrera por etapas de nivel que queda en Alemania -el país más poblado de Europa y el más rico- tras el azote del dopaje, Petacchi ganó tres etapas, y Rogers otras dos y la general. Quizás hubiese sido mejor que corriese el destino del resto de carreras alemanas. Petacchi cuenta 39 años, y Rogers llevaba dos años sin ganar ninguna carrera profesional, en un palmarés donde sus victorias en Alemania suponen el 35% del total. El australiano acaba de bajar del Teide, donde ha estado con el grueso del Sky para el Tour, donde tomará parte como lugarteniente de Wiggins.
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(Relacionado con lo anterior) Por si alguien se acuerda de Chris Froome, el sorprendente segundo en la pasada Vuelta. Esta bien, gracias. No ha hecho absolutamente nada desde entonces, pero entrena en el Teide y sus pulmones "se llenan de oxígeno". De sus venas, paradójicamente, no dice nada.
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Hoy le dan el maillot amarillo del Tour 2010 a su legítimo poseedor, Andy Schleck. La ceremonia será emitida en directo por la tele pública luxemburguesa, y lo pueden seguir desde Pinto aquí: rtl.lu
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La señorita descalza de la foto es la responsable de que De Gendt no haya ido este año al Tour -¡con tres cronos!- por llevarla al altar.

26 mayo, 2012

Con la boca abierta ante Thomas De Gendt

Un´uomo solo al comando
Sí, estabamos -algunos- con los ojos abiertos ante lo que podría hacer De Gendt en un final de gran vuelta como este Giro de Italia. Tras la increíble etapa que el ambicioso belga ha ejecutado hoy, sólo queda maravillarse por la exhibición, volver a cerrar la boca tras una tarde épica como sólo se vive cada muchos años, y felicitarse por este talento, hasta donde llegue.

La escapada del día llegó a la base de la inédita vertiente del Mortirolo con 3´30" de ventaja sobre el pelotón. El puerto-mito italiano, descubierto en fecha tan reciente como 1990 y sólo escalado once veces, no necesitaba innovaciones, porque es el puerto que sirve de referencia a los organizadores cuando quieren impresionar. No hay nada como el Mortirolo, ni siquiera esto que nos han querido hacer pasar como el Mortirolo.

Uno de los elementos que dan mayor dureza al puerto es que no tienen un mínimo momento de descanso. En este nueva vertiente, que es más corta, no sólo hay múltiples descansos, es que incluso hay un descenso de casi un km. antes del último tramo de cuesta de cabra. De esta manera, ni ritmo, ni descuelgue entre los favoritos, ni nada.

Ver a los dos supervivientes de la fuga, el bravo Zaugg -desde luego, el alma del Leopard el año pasado y en este Giro- y el peón necesario Carrara, escalando en zig-zag cuestas imposibles, para después hacer un descansillo, hacía que el Giro pareciese una carrera de categorías inferiores -donde ese tipo de subidas son habituales- más que una carrera profesional. 

¿Qué aportó esta inédita subida al Mortirolo? Nada. Zaugg se llevó la pequeña historia de coronar en solitario, mientras que por detrás Carrara hacía de enlace a un fenomenal -y bastante mentiroso- De Gendt, que dijo que había saltado en el Mortirolo "para hacer mejor el peligroso descenso". Y un cuerno: la apuesta de Carrara por delante -que acabó impulsando, como si de un relevo de americana se tratase, a su compañero en el último tramo de la subida- y su propia actitud nos dicen que estaba todo planificado.

Incluso su estrategia de llegar al final de la carrera en plena forma, igual que en el Tour 2011.  Sin embargo, la cabalgada en solitario que ha protagonizado hoy es legendaria: de haberla hecho un tal Basso, o Scarponi, todavía estarían hablando en Italia. Como la ha protagonizado un belga semidesconocido para muchos analfabetos del ciclismo ("conocido por su gusto por las fugas largas y poco más"), hay que aguantar las insinuaciones de comparaciones con Landis.

A eso se dedica, por ejemplo, el otrora prestigioso periodista del enlace anterior. En su día, cuando lo de Disneylandis que algunos vimos en su justa medida y cuando había que hacerlo -ese mismo día, claro- elogió al menonita con cosas como "un ataque de otros tiempos" y un título como "la rabia del campeón", cuando sólo era campeón de nada.  Ni un atisbo de duda en toda la crónica pastosa, pero ahora trufa la de De Gendt con insinuaciones y desprecios. "Y poco más".

Con el ciclismo hay que tener muchas cautelas, pero con el periodismo del ciclismo aún más. Miren, lo que ha hecho hoy De Gendt es extraordinario. Hasta cierto punto. Por ejemplo, no leerán por ahí que Cunego también saltó con el belga, y entró en la meta del Stelvio dos horas después con sólo 55" de desventaja. Arribas en su crónica da a entender que De Gendt se hizo el valle entre Mortirolo y Stelvio en solitario, cuando lo cierto es que Carrara volvió a enlazar y tiró, y después lo hizo el bravísimo Jon Izagirre para Nieve, otro que saltó a por el belga y el italiano bajando el Mortirolo y que entró en meta a 2´50" del ganador. 

Aquí lo que hay que destacar es que De Gendt ha hecho una apuesta elogiable y valerosísima: ha ido a ganar el Giro, ha hacer un asalto a la banca de antología, y si ha sido así es porque ya no existen los superequipos donde los gregarios andaban igual que el jefe -Landis venía de ahí, por ejemplo- y porque en este Giro se han juntado una serie de corredores que sólo ven las diferencias en los dos últimos km.

Ante esas circunstancias, la apuesta del "o todo, o nada" de De Gendt, especialmente cuando tenía asegurado un sexto puesto en la general final de Milán simplemente con aguantar, es únicamente elogiable. Por un aficionado al ciclismo, claro, no por un amigo personal de Mancebo, el mayor ejemplo de corredor que, yendo inflado de drogas, sólo corría para hacer cuarto, para ir en el pelotón, para llevar siete años corriendo carreras de chiste en EE.UU, porque no lo quieren en otra parte. Mancebo, el amigo de Arribas. 

De ahí viene ese rencor, de ahí y de no gustarte tu profesión o el deporte que cubres, de tener más tiempo para hablar de Agamben -un filósofo barato italiano, lectura de aeropuerto- que de lo que pasa en carrera. No busquen en su crónica referencia alguna al trabajo de los Euskaltel, o de Cunego, no: hay otras tonterías de las que hablar, u otro bollo que zampar.

Como les decía, tras pasar el Mortirolo los fugados se agruparon y consiguieron dar caza a Zaugg a 30 km. de meta. Entre los fugados de primera hora estaba Vande Velde, ese americano de Girona, que tanto podría decir de lo que fue el ciclismo en esta última década -¡incluso militó en 2004 en Liberty!- y que ahí sigue, con 36 años y subiendo con los mejores. Fue todo el día en la fuga -antes que De Gendt, atención- y después le tocó tirar en el pelotón para su líder Hesjedal porque por delante estaba la carrera de los valientes.

Sí, los fugados se pusieron, mientras entre los favoritos imperaba el chalaneo, en una diferencia de 4´. Para el Garmin se puso a tirar Stetina, hasta donde dio. Era el inicio de la subida al Stelvio, donde acababa esta jornada mítica por vanidad de los organizadores italianos -¿que la meta de Galibier 2011 ha sido la más alta de la historia del ciclismo? ¡Pues nosotros ponemos el próximo año la meta en el Stelvio, para tener el record!- tras muchos años de olvido y abandono, en parte por las malas condiciones de tránsito que tiene la carretera que lleva al coloso.

Esta montaña-mito (22´4 km. al 7% de media) tardó casi una hora en subirse, una hora de espectáculo ciclista puro. Al principio iban Nieve, el bravo escalador navarro, Cunego y De Gendt, pero el italiano se quedó pronto y fue de menos a más en la subida. Por detrás sólo tiraba Vande Velde, que hizo un auténtico etapón, pero jamás pudo reducir la diferencia a De Gendt, que cuando quedaban 13 km. para la cima se desprendió de Nieve para ir en solitario, como le gusta, a por la victoria.

Subiendo de una manera impresionante, con muchos tramos agarrado a la parte baja del manillar, el flamenco de sólo 25 años realizó una de las mejores etapas de montaña que se recuerdan, porque no sólo iba a por la etapa, sino a por la general aprovechándose de un Giro con contendientes de calculadora y esfuerzos, los justos. Llegó a contar con 5´ de ventaja y rozar la maglia rosa virtual, aunque al final en meta, y tras tragarse todo el viento en solitario, su ventaja sobre el primero de los favoritos se redujo a 3´ 22".

Era de nuevo J. Rodríguez, que volvió a manejar su limitado arsenal con inteligencia: se aprovechó del trabajo del Garmin -Hesjedal sólo pasó a 4 km. de meta- para después sacar su ataque de los últimos metros y arañar segunditos, todo lo contrario de De Gendt. Scarponi había sido, de nuevo, el primero en atacar, y entró a 3´34", con Hesjedal 2" más atrás. 

Mañana se decide el Giro de Italia con una crono en Milán de 33 km. El ciclista español llega con 31" de ventaja sobre Hesjedal, sólo 1"que antes de empezar los Dolomitas, para que vean como ha sido este Giro de calculadora y ataques en la parte final. En teoría, no le deberían bastar. Ya en el Tour 2010 Hesjedal superó a J. Rodríguez en la crono final de Burdeos, y le basta con ganar 1" por km. J. Rodríguez alardeaba antes de los Dolomitas que el pesa 57 kg y el canadiense 70 kg, y que eso se debería notar: ya lo ven, en 1".

Lo que era ventaja subiendo se convierte en desventaja en la crono, al menos en teoría. No obstante, ya hemos asistido a defensas más raras en el mundo del ciclismo en la última crono. La de Sastre en el Tour 2008 ante Evans, por ejemplo. Y J. Rodríguez ha dicho que lleva dos años mejorando su postura en la crono. Lo ha dicho justo antes de este Giro que se decidirá en la crono tras "la montaña más dura de los últimos años" -otra mentira del periodismo-espectáculo-, sin que hasta entonces se haya visto mejoría alguna. Eso sí, como en el Katusha todo el mundo vuela, habrá que tenerlo en cuenta.

Scarponi está tercero en la general a 1´51", pero al igual que en 2010 se quedará cuarto de la general: De Gendt, que es un soberbio contrarrelojista -¿quizás por que es la disciplina del ciclismo donde vas siempre en solitario?- está a sólo 27" del italiano, mientras que por detrás sólo quedan escaladores en busca de su destino: Basso, Cunego, Urán y Pozzovivo.  

Así pues, parece que el podio final del Giro tendrá a un belga por primera vez en treinta años. En cuanto al vencedor final, parece que tendrá a un canadiense por primera vez en su centenaria historia, una a la que De Gendt -ya sólo por ganar en la cima del Stelvio, al margen de cómo lo ha hecho y su apuesta de "a por todas"- ya pertenece por méritos propios.
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Pampeago siempre ha sido un puerto muy cacareado por los italianos, pero como buena cuesta de cabras que es, y encima corta -apenas siete km.-, no produce diferencias. Salvo el primer año, en 1999, cuando ganó un supervitaminizado Pantani, el resto de años las diferencias han sido de risa. En este Giro de pocos ataques, muchas miradas y mucha contención, Pampeago ha sido un final de carcajada, sólo salvado por la brillante cabalgada de Kreuziger. 

El talento checo, porque lo sigue siendo a pesar de su desfallecimiento subiendo Giau, atacó a 25 km. de meta subiendo Lavazé, un segundo que hizo más daño que muchos primera. Apoyándose momentáneamente en su compañero fugado Seeldrayers, el corredor del Astana dio caza a los fugados de la jornada y, con su pedaleo atrancado y sufrido -recuerda un poco a Taaramae subiendo, por no irse más atrás en el tiempo- llegó a meta en solitario, obteniendo su primera etapa en una gran vuelta. 

En el pelotón atacó Scarponi tres veces, y las tres veces salió Hesjedal tras él. A la cuarta, ya muy cerquita de meta, fue el canadiense el que se fue en solitario. Parecía incluso que iba a poder dar caza a Kreuziger. J. Rodríguez volvió a medir muy bien su corta distancia de ataque, y entró 3º de la etapa perdiendo sólo 13" con su mayor rival, quedando su margen en sólo 17".
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La etapa del jueves del Giro, ganada por Guardini ante Cavendish, ha sido la más rápida en línea de toda la historia centenaria de la carrera: 49,428 km/h de media. Era todo cuesta abajo....
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Arribas, cada vez más inestable anímicamente, empieza su lastimera crónica del Giro de una manera aún más lastimera: "Ahora que ya no hay periodistas sino productores de contenido..." Lo dice él, especialista en la narración semigloriosa o épica de groseras exhibiciones de dopaje, en crear narraciones (contenidos, que no realidades) semiplausibles para explicar una bolsa de sangre, un positivo por clembuterol o unos pendientes de oro, en vez de llamar a las cosas por su nombre. No se si da pena o asco, pero seguro que el manual de medicina mental tiene una definición para este pobre hombre, atrapado nominalmente en una profesión que vacía de contenido y la difícil batalla diaria de crear contenidos para sus lectores. 


24 mayo, 2012

Nadie ataca en los Dolomitas

J. Rodríguez se está acercando con paso firme a los cuartos de final del ciclismo español, el famoso Mortirolo. Pasan las etapas de montaña y la clasificación sigue igual: al ciclista catalán -"yo soy el líder, que ataquen los demás"- le basta con mantenerse arriba, a pesar de que sólo tenga a 30" a Hesjedal.

Y la crono final de Milán son 33 km., por lo que el canadiense sólo tendría que recortar 1" por km. para ganar la carrera. Todo el mundo da por descontado que no se llegará a Milán con estas diferencias, que en algún momento las etapas de montaña se traducirán en diferencias, o en minutadas. Veremos.

Ayer los únicos damnificados fueron el Astaná, que perdió a Kreuziger -coronaba a 11´el Giau, una diferencia impropia de un aspirante a ganar la carrera- y Tiralongo, que entro a cuatro o cinco minutos sprintando, gesto característico del corredor de 35 años que jamás la había visto tan franca. El checo se quedó en Forcella de Staluanza, cuando todavía quedaban 25 corredores en el grupo cabecero, y después se dejó ir, o tuvo una pájara, o a saber qué, porque ya digo que la diferencia es injustificable.

Todos iban bajo la marcheta del Liquigas -Szymd, Agnoli, Capecchi-, muy del gusto de Basso. El corredor donante de sangre, uno de los más aburridos y apáticos de la historia del ciclismo, se educó en esto de las grandes vueltas en la clínica de Eufemiano Fuentes y en los últimos Tours de Armstrong, al que rendía pleitesía -y el le regaló una etapa- y se beneficiaba de la marcheta del UsPostal. Dicen que es un diesel, por no decir una calamidad para el ciclismo.

La subida al Giau, con las espectaculares tomas aéreas de una de las zonas más bellas de los Dolomitas, únicamente fue amenizada en la carretera -pero muy entretenido el paisaje, eso sí- por un ataque de Pozzovivo poco antes de coronar: dejó temblando a Urán y Scarponi, aunque según ese filo estilista envejecido que es Carlos Arribas, el italiano estaba fingiendo. Será que quería bajar en solitario, no te jode.

En fin, cada loco con su tema. Cuando S. Sánchez hace números o escenas parecidas no dice nada, porque es un periodista que se debe a la verdad y la objetividad. En el mismo enlace califica la depauperada ciudad siciliana de Ragusa de "pija". Ya les digo que la etapa no tuvo gran cosa, pero hay gente que para confeccionar su crónica recurre a recursos cada vez más arteros y artificiales, si eso es posible.

Con los favoritos a punto de darse besos entre ellos, se presentó la línea de meta. Basso intentó sprintar, pero fue superado por J. Rodríguez. El español gana una etapa de los Dolomitas con la maglia rosa y a solo cuatro jornadas del final: esto es una señal y lo demás bromas. Como maneja muy bien el ámbito del país donde está compitiendo, fue corriendo a pedir disculpas a la orejita de Basso, visiblemente disgustado ("a mí Armstrong me regaló una etapa, jolín, ¿por que no harán lo mismo los demás?"), apelando al aniversario de la triste muerte de su amigo Tondo, El Santo.

Bueno, y que Basso no es Rabottini y tendrá que intentar hacer algo más que ir a rueda de sus compañeros para intentar ganar este Giro en el que todos los de cabeza están muy igualados. A partir del puesto 20º de la etapa se fueron a 4´de diferencia, pero los 15 primeros apenas tuvieron diferencia para lo que era la etapa. Y no, no fue el descenso que permitió reducir las diferencias: en la cima del Giau las diferencias fueron similares.

Es lo que pasa por no atacar, claro. A ritmo suben los mejores, y el resto acumulan grandes diferencias. Ha sido así siempre. Quizás esperan descolgar a ritmo a J. Rodríguez el sábado en el Mortirolo. El corredor español ya subió así el puerto-mito en 2008, en su paso más deshonroso en 20 años de historia, cuando pasaron 50 corredores cogidos de la mano: acabó tercero de la etapa. Hoy descanso camuflado de etapa, el viernes Pampeago -grandes porcentajes, J. Rodríguez ya fue tercero en el Angliru 2008- y el sábado la traca final. Está ganando el Giro. Día a día.
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El día anterior el Giro llegó a Falzes, la localidad del Tirol de Sur donde en 1997 Jose Luis Rubiera ganó la etapa reina de aquella edición, donde empezó a volar en la última semana tras haber perdido las dos primeras semanas ayudando a Marcos Serrano. Todo gracias a Eufemiano Fuentes, claro. Hubo escapada a la que el pelotón dejó hacer -se formó en el km. 60- hasta una diferencia de más de diez minutos. Los fugados fueron agrupados hasta la subida final a la pequeña localidad germanoparlante: allí salió con una elegancia y agilidad elogiable Jon Izagirre, el vasco de 23 años que debutaba en una grande.

Alzándose sobre los pedales con un estilo que recordaba a Ibán Mayo -esto nunca será un elogio en este blog, es simplemente que el estilo era parecido-, mantuvo una diferencia de 10" sobre el resto de escapados que le permitieron llegar en solitario a la meta. Fue una victoria muy bonita de un corredor batallador -este año estuvo fugado todo el día en la G-W, y todavía se quiso meter en el sprint- y de carácter, como necesita el ciclismo.

Dice el otrora prestigioso periodista, en plan plañidera, que nuestros ciclistas actuales no tienen relevo, que no hay nada en la recámara. Sí, el mismo que en 2006 pedía manga ancha con los jóvenes Liberty de la Operación Puerto -todos- para que "no haya una generación perdida". Yo veo este Giro con Intxausti rozando el top-five, Herrada en múltiples fugas, Pardilla moviéndose en el segundo grupo de escaladores, los hermanos Izaguirre o Madrazo -su ataque en el Poggio de Sanremo-, y eso sin ser exhaustivo, y ¡qué quieren que les diga!. ¡Que la vejez es una cosa muy mala! ¡Y la paranoia más, como esa que le da a este señor lamentable con la invasión anglosajona! Pero bueno, como es un buen tahúr puede cambiar su discurso en ¡sólo dos días! y decir justamente lo contrario. Es Arribas. Son ya muchos años de mentiras y manipulaciones. "Están todos los jóvenes, menos los españoles".
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¿Quien es el compañero de habitación de J. Rodríguez durante este exitoso Giro? No, no es su paisano Losada, o Dani Moreno. Es el mismísimo Vicioso. Nunca habían compartido equipo antes, pero ya se ve que se han hecho íntimos. Que tenga mejor suerte que el recordado compañero de habitación de J. Rodríguez en la Vuelta a Suiza 2010.
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Comienza lo que será una dura, exitosa y pesada campaña: la de la propaganda sobre el butrón de Wiggins en el Tour y los JJ.OO de Londres 2012. Aquí una buena muestra del Daily Telegraph, que envía un periodista al ¡Teide!, donde nuestro afortunado protagonista está disfrutando de unos días de entreno y preparación como sólo las Islas Canarias saben dar.

Una de las cosas más divertidas, además de la galería fotográfica, es el gráfico que muestra que Wiggins entrenará más de 100 km. de ascensión vertical, lo que lo pondría en la estrastofera. No, si en ya está por encima de la atmósfera y la gravedad. Como el sputnik. El caso de Wiggins es ciertamente paradigmático: un corredor que con ocasión de los anteriores JJ.OO de 2008 o el Tour de ese año sólo podía aspirar a ganar un prólogo es ahora el máximo favorito para ambos eventos. Y dicen que todo es por adelgazar y por entrenar. Será que el resto de rivales no lo hacen. O no entrenan 100 km. de subida de desnivel acumulado. ¿Cómo se llamaba el hotel donde estuvo Contador con Armstrong en 2009? Las Madrigueras. Todo el archipiélago, en su relación con el ciclismo, debería llamarse así.
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Vansevenant, el antiguo ciclista -tres años seguidos farolillo rojo del Tour- que ahora estaba relacionado con el Lotto, incluso cuando lo pillaron con un dopante de diseño indetectable, resulta que es absuelto. Estaba en el staff del Lotto en 2011, cuando el super año de Gilbert. Al parecer, las ampollas de TB-500 que se intervinieron en un aeropuerto belga a su nombre y enviadas desde Australia, contenían simples aminoácidos. Lo mejor son las explicaciones de Vansevenant: "Sentía que estaba envejeciendo, así que me fui a buscar en la web productos dietéticos para parar ese proceso". Mira, donde la mayoría de los mortales se van al Mercadona a comprar el nuevo ungüento Deliplus, el hombre en la sombra del Lotto de Gilbert se va a comprar una sustancia dopante indetectable a Australia.

Pagó 1.471 euros por tres ampollas de 10 ml. Se paga caro lo de las arrugas. "Nunca pensé en revenderlas". Ya. El análisis demuestra que en vez del chute para caballos que encargó conscientemente, lo que le enviaron era un crecepelos. Como el famoso champú de biotina del Mercadona. Todo es de risa.

22 mayo, 2012

Con los ojos puestos en Thomas De Gendt

Ganador de la montaña de L-B-L 2011
Jornada de descanso en el Giro, siempre propicia para hablar de favoritos y posibilidades. Parece que se reducen a cuatro: el líder J. Rodríguez, el segundo Hesjedal (a 30"), el tercero Basso (a 1´22") y Scarponi (a 1´36").

Nadie considera a Kreuziger, que ha fallado en los pocos momentos decisivos que ha habido en la carrera, o los exóticos corredores colombianos (Urán y Henao) y los no tan exóticos vascos (Intxausti y Nieve), y bueno, puede que sea así. A mí lo que me interesa comentar es el fenómeno -típico del Vacansoleil- de Thomas De Gendt, sobre el que nadie ha reparado.

El corredor belga está en la general en la posición 12º a 3´16" del liderato, una distancia grande para soñar con la maglia rosa, pero que podría ser menor si el domingo no hubiese pinchado en el peor momento de la carrera y cedido 1´11" con J. Rodríguez. De Gendt, profesional desde el año 2009 en el modesto Toopsport-Vlandereen y desde 2011 en el Vacansoleil, es un corredor peculiar, y no sólo en sus resultados y prestaciones, extrapolables a todo su equipo.

Está en el Giro, tras haber debutado el año pasado en el Tour, porque planea casarse con su novia este verano y las fechas de la carrera francesa le venían mal. Tal cual. ¿Verdad que existen pocos precedentes de este tipo? Y todo porque se quiere ir 15 días de vacaciones a una isla paradisiaca de esas: antes los ciclistas planificaban esas cosas para después de la temporada.

Cumplirá 26 años en noviembre, por lo que es a todas luces un corredor que no ha alcanzado su techo, y a saber cual es. De momento muestra un rendimiento multiherramienta de los más sorprendente y preocupante. En 2010 consiguió ser 2º en la Flecha de Brabante -ese año se corrió a cuchillo, fue la victoria de Rosseler en una escapada larguísima-, entre otros resultados destacados en carreras de su país. ¿Es un escalador? No, pero sube con los mejores ¿Es un contrarrelojista? No, pero gana cronos ¿Es un rodador? Tampoco, pero gana en largas escapadas, se mueve en clásicas y, como indica la foto, le encanta ir fugado, como cuando ganó el trofeo a mejor escalador en la Lieja 2011, tras ir escapado todo el día. ¿Es un sprinter? Tampoco, pero es suficientemente rápido como para ganar sprints reducidos.

¿Qué se puede esperar de Thomas De Gendt en estos últimos seis días del Giro? Todo, o nada. En 2011 ganó el prólogo de la París-Niza, donde fue líder varias jornadas, una etapa de la Vuelta a Suiza escapado en solitario, y debutó en el Tour, donde se esperaban grandes cosas: sólo carburó en la última semana, cuando fue ¡quinto! en la etapa de Alpe D´Huez -y atacando varias veces en el grupo principal-, y al día siguiente ¡tercero! en la durísima crono de Grenoble.

Es un corredor incalificable. Está en un equipo que en 2011 no sólo fichó su joven y prometedora figura, sino también a Riccò y Mosquera. Y sabía perfectamente la basura que estaba fichando. Está en el equipo donde un rodador anónimo como Westra se convierte en escalador y casi gana la París-Niza de este año, por ejemplo. Y está en un equipo que en este Giro salía con Carrara (hundido en la general, con fama de entrenar poco) y Lagutin (30º) en la general de jefes de fila.

En teoría, De Gendt venía a buscar un triunfo de etapa en una de esas escapadas solitarias que tanto le gustan -este año ha vuelto a ganar en París-Niza con otra cabalgada sensacional- o en la crono final, pero el caso es que no se ha descolgado en la clasificación general y en Lago Laceno hizo cuarto -buscando la bonificación del tercer puesto- y octavo en Cervinia, vigilando la rueda de J. Rodríguez.

Entonces, ¿qué esperar de Thomas De Gendt en este final de Giro que nos anuncian durísimo? Descartarlo de antemano para la altísima montaña no, puesto que ahí está su resultado de Alpe D´Huez, que aunque fuese una etapa de pandereta con 130 km. y un bufón amenizando desde el principio, tuvo casi 50 km. de ascensión. Todo dependerá de la motivación del belga: si pasa la jornada del miércoles con opciones, los que aspiran al podio se pueden encontrar con un aspirante muy feo, porque es de largo el mejor contrarrelojista de todos los presentes en los primeros puestos de la general.

También puede ser que sí, que sólo vaya a por su etapa, pero ya no puede intentar la fuga en solitario con el poco margen que tiene perdido en la general, y para optar a la crono final ya podía haber hecho como hacen los otros contrarrelojistas en situaciones así: reservarse y no meterse en refriegas. No se sabe, pero después de esta semana final del Giro sabremos qué tipo de corredor es De Gendt dentro de la fenomenal generación de corredores belgas que han salido en este último periodo.

Puede que sea un sputnik -y el hecho de ser multiherramienta acrecienta esta suposición-, puede que sea un pasota -y el hecho de despreciar un Tour con tres cronos por un acontecimiento social aplazable lo demuestra-, pero para mí es el corredor para seguir en esta semana final del Giro. Ahora bien, también puede que quede irremediablemente marcado por mi ojeriza, como les pasó en su tiempo a Mayo, Rogers o Brajkovic. Al tiempo.


21 mayo, 2012

Un gran Giro (y lo que viene)

Para el etapón de ciclismo que se vivió ayer en el Giro hacía falta el ingrediente básico del ciclismo, que es resistencia. Doce días de competición seguidos llevaba la carrera merced a la herencia de Zomegnan, la estúpida excursión a Dinamarca y el día de descanso el cuarto día.

Hasta Ventoso, un corredor experimentado, reconocía que jamás había hecho doce días de competición seguidos. Aparte de lo ya recorrido y comentado, los ciclistas habían acumulado en los últimos días etapas de esas de "transición", como por ejemplo la que ganó Roberto Ferrari con 242 km. y 6h 30´ en la bici. Ganó por el desorden de una caída -Cavendish tuvo que frenar y sólo fue cuarto- y porque el rival era Chicchi, el supuesto sprinter treintañero que jamás se había colado entre los tres mejores en el sprint de una gran vuelta.

También porque recorrió toda esa distancia, claro, y ha seguido ganando porque es de los pocos sprinters que no se han ido a casa antes de la primera etapa de montaña (Goss, Demare, Haedo, Renshaw, Lancaster, Bonnet), o no han tenido la connivencia de los jueces tras dejarse remolcar en etapas que no eran de montaña, como Cavendish. El británico pudo ganar el jueves en la etapa-farsa de Cervere (121 km., una etapa de descanso camuflada antes del fin de semana de montaña) en un sprint de nuevo caótico donde se impuso por poco a Kristoff, otro Katusha que vuela.

El día anterior el pelotón disputó una etapa muy interesante por Liguria, donde la escapada llegó y se impusó Bak del Lotto, un especialista en la Roubaix que este año se perdió las clásicas por una caída en la Het Volk. Casar, segundo en la etapa, estuvo rozando el liderato durante mucho tiempo -acabó cuarto de la general ese día- y Andrey Amador, el tenaz costarricense del Movistar, acabó tercero. Era su presentación en sociedad, pero tras este fin de semana ya no podrá pasar inadvertido, o sólo advertido por su nacionalidad o su filiación materna con Ucrania.

En la etapa del sábado camino de Cervinia -casi 50 km. de ascensión de los 206 km. de la etapa- también llegó la escapada, y también iba en ella Andrey Amador. Con 13´ de ventaja al pie del primer puerto, el mal tiempo reinante y que no había nadie peligroso en la fuga, el pelotón dejó ir hasta tal punto que parecía que los fugados no importaban a nadie. Ya saben, el soniquete de "la primera etapa de montaña, atacarán los favoritos, habrá el espectáculo que os prometíamos".

En contra de lo esperado, hubo ataques, y los hubo en el primero de los dos puertos: atacó en la fuga Jan Barta, el extraño checo del NetApp que ya ganó la Coppi&Bartali, quizás porque pensaba que iba a ganar con 22 km. del Col de Joux por subir, o los 28 km. de Cervinia, ese puerto que nunca se mete en los colosos, quizás porque sólo se ha subido tres veces, una de ellas muy recordada. Fue en 1997 y Gotti, con un ataque a cuatro km. de meta, fundió a Tonkov, que parecía el seguro ganador de aquel Giro que en España sólo retransmitió EITB y TeleMadrid. No, no había streaming por Internet.

También atacaron en el pelotón Cunego y Rujano, escaladores livianos y, en el caso del italiano, con ambiciones en la general, donde sólo estaba poco más de un minuto del liderato. El venezolano no fue muy lejos -aunque no llegó a abandonar por la lluvia, como en 2006-, y Cunego llegó a empezar a escalar en solitario Cervinia, pero su apuesta de "o todo, o nada" -siempre elogiable, y más cuando lo ha intentado varias veces- queda ahí como demostración que otro ciclismo es posible.

Entre los fugados Amador se lanzó en un descenso loco-loco, dio caza a Barta y se fue solo, otra cosa loca-loca. Sólo fue cazado de nuevo por el checo y otro fugado como De Marchi a 11 km. de meta. Sorprendentemente, no se descolgó y aguantó el ritmo mientras el pelotón se acercaba por detrás, dejando su diferencia al pie de Cervinia de 7´ en apenas un minuto de margen.

Hesjedal demostró estar muy bien y atacó a 5 kms. de meta con Nieve, y sólo J. Rodríguez salió tras ellos. Reintegrado de nuevo, el canadiense de origen escandinavo repitió la jugada a dos kms. sacando un botín de nada menos que 26" en meta al resto de favoritos. En el sprint por la etapa, Amador batió a un fundido Barta, con Hesjedal entrando cuarto a sólo 20" de la victoria de etapa. A la velocidad que iba, 400 metros más le hubiesen bastado. Se tuvo que conformar con recuperar el liderato.

Con el cansancio acumulado, la etapa de ayer se convirtió en un magnífico espectáculo y una escabechina. 172 km., ningún puerto por encima de los 1.600 metros de altura, pero entre la lluvia, el frío y el desgaste, además del ingrediente más necesario -un puñado de ciclistas valientes- se convirtió en un día de esos que recuerdan los aficionados, aunque sólo sea por las escasas veces que se ha subido el puerto final.

En Pian de Resinelli, ocho kms. muy constantes, sólo había pasado el Giro en 1962, cuando ganó el español Angelino Soler. Sobran las montañas alrededor de Bérgamo y Lecco, y siempre que pasa el Giro por esa zona hay un buen espectáculo. El héroe de la jornada se escapó de salida con el francés Bonnafond, que no llegó al final, y acabó ganando la etapa tras 150 km. de fuga, los últimos 75 en solitario. Se llama Rabottini y quizás les suene su nombre porque su padre, profesional en los ochenta, ganó la Tirreno-Adriático de 1986 gracias a una fuga.

A lo mejor al hijo le pasa lo mismo que al padre: recordado por una única victoria, pero ¡qué victoria!. Cuando en el grupo salió otro grupo de fugados Rabbotini ya llevaba 7´ de ventaja, y ahí detrás se juntaron los habituales de los últimos días: Cunego, Bruseghin, Txurruka o Andrey Amador, además de los peones de J. Rodríguez Alberto Losada y Petrov.

El pelotón seguía dejando hacer, de tal manera que a 50 km. de meta Rabottini tenía 9´ de ventaja y los otros fugados más de cinco minutos, lo que convertía a Cunego en líder virtual. En la cumbre de Culmine di San Pietro -donde se despeñó Horrillo en 2009-, penúltimo puerto de la jornada, Rabottini pasó con 2´45" sobre Cunego, Losada, Txurruka, Amador y Pirazzi, los únicos supervivientes de la fuga, mientras el pelotón  estaba a 6´.

Rabottini se cayó bajando, y realizó un agónico esfuerzo final en Pian de Resinelli. Lo más duro estaba al inicio, y ahí mantuvo a la fuga, donde el que más lejos llegó fue un sorprendente Losada. El catalán, que es profesional por esa condición y la de amigo de J. Rodríguez, jamás había rendido así en carrera alguna. Hasta ayer. Otro Katusha. Otro de Mikhailov y Holczer.

Por un momento parecía que Losada se lanzaba a por la etapa, pero un ataque de Scarponi (¡qué poco le pudo ayudar un fundido Cunego!) liberó a J. Rodríguez, que atacó en su distancia, pero no en su pendiente, aunque logrando el mismo resultado: una diferencia sorprendente para tan poca distancia. Alcanzó a Rabottini tras el suspiro de ayuda de Losada, pero no pudo descolgarlo.

El italiano se aferró a su rueda ante el delirio de los comentaristas de gazzetta.it, que acabaron desgañitándose cuando ganó la etapa. ¿Cedió J. Rodríguez la victoria? Si fue así, lo hizo de una manera muy convincente: entre la grosería de Contador o Armstrong, y el freno de Induráin, J. Rodríguez habría encontrado el tono perfecto para esta desagradable lid. A mí me pareció que Rabottini se enganchó bien, le favoreció el terreno y el rival, y ganó bien. Con eso basta.

Además, como apunta hoy López-Egea, con su gesto o derrota J. Rodríguez se gana el respeto y el cariño de los aficionados y periodistas italianos, lo que no es poco con las tres superetapas de montaña que quedan por delante. El español afronta estos desafíos como líder de la general, tras meter 25" a Basso y Scarponi, y encabezar la general con 30" sobre Hesjedal y 1´22" sobre Basso. Otro año más, otro español se jugará el Giro en los cuartos de final del ciclismo español, el Mortirolo, donde sólo Contador en 2008 salió victorioso, y donde cayeron Induráin (1994), Olano (1996) y Arroyo (2010). Eso por no hablar de la maldición del Stelvio, donde Galdós perdió el Giro en 1975.
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Como era esperable, Frank Schleck abandonó el Giro ayer, aduciendo problemas en un hombro. Bruyneel, ha dicho que no le parecían para tanto, y que confiaba en un podio final del luxemburgués. El RadioShack de este año va camino de ser uno de los equipos más ruinosos de la historia.
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La competencia que la UCI ha puesto al Giro este año ha salido rana, por mucho que algunos digan que este Giro es sólo la última semana. De ocho días de competición que ha habido este año en California, cinco han sido para Sagan, incluyendo las cuatro primeras etapas de manera consecutiva. Competencias así las querrían muchos. El quinto día la crono fue para Zabriskie, especializado desde hace años en este competición -que no modalidad- y del que se sabe muy poco en el resto del calendario profesional, y al día siguiente ganó escapado Sylvain Georges, un francés del Ag2r. ¿Segundo y ganando el sprint del pelotón? Sagan. Total, que la carrera se decidió el penúltimo día en la etapa de montaña (de 126 km., tiene narices), donde Gesink voló como acostumbra a hacer de vez en cuando. Se lleva la general sobre Zabriskie, Danielson y Van Garderen.
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El Tour de California ha sido la última carrera de Robbie McEwen, que cumpliría 40 años dentro de un mes, y donde al menos los últimos cuatro de profesional han sobrado. Se retira con 12 etapas en el Tour y 12 etapas en el Giro, pero sin ninguna gran victoria a pesar de ser sprinter -durante algunos años de los más rápidos del pelotón- y tener un calendario apto: su mejor éxito en una clásica fue un 4º puesto en una París-Tours de 2005, y 2º en el Mundial de Zolder 2002, cuando se cayó medio pelotón y fue la comparsa de Cipollini. Macarra, desafiante y marrullero, deja tras de sí un legado escasamente edificante y lo que dice su palmarés: etapitas, simplemente eso. Etapitas. Lamentable la cadena de despedidas en el twitter: la previsible a cargo de los anglosajones (Leipheimer e Hincapié, quizás porque tienen una edad parecida a la del australiano) y de algunos italianos muy tontos (Bennati y Chicchi, que lo califican de "leyenda" o "uno de los mejores sprinters de la historia", simplemente porque ha ganado más que ellos, lo que tampoco es mucho).
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Visconti abandonó el Giro el domingo, presa de una crisis asmática. Después de conocerse durante la carreera que Urán y Leezer eran alérgicos, la infame bacalá que han colado a los navarros abandona por esa dolencia que afecta al 66% de los ciclistas profesionales, cifra no comparable con la población normal.
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Cavendish, un profesional como la copa de un pino. Aquí se puede ver cómo, a pesar de los esfuerzos del campeón del mundo por quitarse ese seguidor de encima, el intruso no ceja en su empeño de empujar a tan noble corredor. Menos mal que fue sólo un momento y no se volvió a repetir.
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Lo más destacado de la noticia es la posibilidad cierta de José Campos pasando su dieta a Manolo Sáiz.
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La AMA se gastó 312.000 euros en el caso Contador.
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Entrevista muy interesante a Unai Osa en una página que, aprovecho para decir, también es muy interesante. No estoy de acuerdo en mucho de lo que dice, pero al menos lo dice sinceramente y hay que tener en cuenta eso. Las preguntas están muy bien, y aún mejor las explicaciones. Sólo por esta que dejo de colofón merece la pena: "En mi época de juveniles corrían 200 ciclistas y ahora salen 70. Todo está cambiando. Los chavales están demasiado ocupados. Salen de la escuela, y si no es la Play Station, tienen música, inglés o Espíritu Santo. Están medio amariconados y no les gusta sufrir"

16 mayo, 2012

Todo es Giro, todo es ciclismo

Metan a un puñado de los mejores corredores del mundo -un puñado pequeño, pero es lo que hay-, el recorrido adecuado en el país adecuado y sale ciclismo. La fórmula es tan fácil y tan antigua como el propio deporte del ciclismo, que sigue insistiendo en inventos cuando la receta es bien conocido.

Ha sido llegar la carrera a Italia y destaparse en todo su esplendor. El primer sprint en Fano fue para Cavendish, un paréntesis hacia el carrusel de los siguientes días: el viernes se llegaba a Porto Sant´Elpidio -el Giro sólo había estado en una ocasión anterior, con victoria de Cipollini (1992)- a través de la tradicional etapa por las colinas costeras de los Apeninos y llegó la fuga.

Fue una fuga dentro de una fuga, la tradicional exhibición de un Homo-Savio de cada Giro: corredores que a duras penas se pueden tener encima de la bici sin caerse, o circular en pelotón, y que todos los años tienen su momento de gloria en ese equipo apestoso llamado Androni, o Diquigiovanni, pero al que es mejor referirse como el "equipo de Savio". Con dopadossputniks como Parra o Rujano, pasando por Bertagnolli o Rebellin, año tras año los hombres de Savio se arrancan por peteneras con algún rendimiento sobrehumano y que jamás volverán a repetir en toda su vida deportiva. Por supuesto, sólo pasa en Italia. Y también en la Vuelta a Malasia.

El protagonista de este año ha sido Rubiano, colombiano menudo que se escapó de sus compañeros a 36 kms. de meta, los 30 últimos completamente llanos. Por detrás perseguían cuatro. Llegó con ventaja y sin desfallecer. El liderato pasaba a Malori, el corredor del Lampre que durante el Tour 2010 -donde era el más joven- fue el foco de atención de Carlos de Andrés y Probenecid, que se pasaron media carrera riéndose de su apelllido, a pesar de que fue décimo en el prólogo de Rotterdam. Da igual, no les gusta el ciclismo, sólo la broma con los demás. Eso sí, del apellido de Vicioso -y su trayectoria- nunca han dicho nada.

El final en Rocca di Cambio, el primero de la carrera, vio la fuga a dos -ya en el puerto- de Pirazzi -escalador del Colnago de Pozzovivo, se dio a conocer en la Vuelta a Castilla-Léon 2011- y Jose Herrada del Movistar. A falta de un km. para meta, el italiano tomó mal una curva por culpa de una moto, y parecía segura la victoria del español de Cuenca, a pesar de su racial apellido cántabro. Sin embargo, el pelotón se echó encima y la victoria fue para ¡Tiralongo!, el gregario siciliano de ¡35 años! que se estrenó en eso de las victorias en el pasado Giro y por mediación de su amigo, con el guarda cierto parecido físico, Alberto Contador.

En el último Romandía hasta se metía en los sprints, toda una osadía dada su falta de experiencia en el campo y lo menudo de su físico. En fin: su equipo había controlado toda la etapa y es una victoria merecida, pero sorprendente. O no tanto si hablamos del Astana. Segundo Scarponi y tercero F. Schleck, metiendo miedo a los allí congregados, mientras que el liderato pasaba, como era fácil predecir, a Ryder Hesjedal.

El domingo la carrera llegó a Lago Laceno, allí donde Zülle dió en 1998 una recordada exhibición hemodruida, de las tantas que hubo en aquella edición. El protagonista de la jornada -junto al costaricense Amador y el polaco Marczynski, escapados todo el día- fue Pozzovivo, otro corredor espantoso en toda su trayectoria. Pasado a profesionales en 2005 tras ser el mejor sub-23 italiano los últimos años, iba el 14º en el Giro de ese año y abandonó sin ninguna explicación a dos días del final. Y así, toda su carrera.

A pesar de su supuesta calidad, jamás lo ha querido un equipo grande, y siempre ha estado en la misma estructura. Ahí compartió maillot -y otras cosas- durante el Giro 2008 con Enmanuelle Sella. De hecho, fue el único año donde sacó de rueda a sus rivales, concretamente en la etapa de la Marmolada que ganó su recordado compañero en-CERA-do. Acabó segundo aquel día -nunca jamás ni nunca después consiguió colarse en el top-five de una etapa de montaña en el Giro- y noveno en Milán, pero su auténtica victoria fue eludir el control antidopaje. Por eso es muy interesante ver los primeros clasificados de ese día, y qué fue de ellos. También las diferencias en meta del dúo CSF-Navigare.

Por supuesto, jamás ha ganado nada fuera de Italia. Este año se impuso en Trentino, su victoria más importante, y ahora va camino de hacer saltar la banca en el Giro. Fíjense que en Rocca di Cambio fue sexto, ayer cuarto en Asís -cuando jamás se acercaba al top-five en etapa alguna- y bueno, en Lago Laceno ganó la etapa de una manera digna de Zulle en la anterior ocasión que se subió allí. Atacó a siete km. de meta, de los que los cinco finales eran llanos, y llegó con 27" sobre los favoritos, 23" sobre un bravo Intxausti que salió, en vano y a pesar de su mejor planta y rodar, en pos del italiano.

Fue una buen exhibición de un corredor de apenas 53 kg, que parece sólo apto para finales muy largos y muy exigentes, al estilo de Cacaíto Rodríguez o Rujano. Pues no: ganó en un final muy llano. Por supuesto, a todo el mundo le pareció normal -en la notable retransmisión de gazzetta.it, con Berton y Saligari, elencaron su palmarés de puestos intentando justificar lo injustificable-, porque esto es el ciclismo: Rubiano, Tiralongo y Pozzovivo. Evviva!


El lunes la carrera hizo su habitual parada en la provincia de Frosinone, esta vez con visita a la capital provincial del mismo nombre. El final en cuesta llamaba a un sprint restringido, pero no tanto como para que J. Rodríguez atacasa a cinco kms. de meta, apoyado por Vicioso. No fue muy lejos y parecía que si, que iba a haber sprint, pero masivo: sólo una organización del sprint caótica -y preciosa, claro, por la falta de dominio- alteró el resultado.

En la última curva Goss se quedó sin compañeros y expuesto al aire, y prolongó el trazado de la misma mucho más de lo normal. El pelotón, encabezado por ese dislate que es Pozzato, lo siguió, provocando una soberana caída de los favoritos al intentar enmendar la trayectoria. El italiano pidió perdón por su error, y al día siguiente abandonó por una fractura de esas suyas.

Ventoso, que el año pasado ganó en la vecina Fiuggi, repitió victoria tras remontar a ¡ocho corredores!, un poco como en su París-Bruselas de 2010. Es un buen corredor que acaba de cumplir 30 años, y su equipo se estaba mereciendo una victoria de etapa, tras los tiros al palo de Herrada, Amador e Intxausti. Y tendrá más oportunidades: tanto el cántabro como su equipo.

Y ayer en Asís un final típicamente italiano: no bastó con llegar a la encantadora ciudad de San Francisco -sólo había acogido el Giro en otras tres ocasiones-, es que la organización metió a los corredores por todos los lugares, incluyendo la subida al castillo, para acabar justo enfrente de la iglesia central, en un dédalo de calles donde el mayor ganador fue J. Rodríguez, que se llevó etapa, liderato y entrar en el club de ganadores  de etapa en las tres grandes.

El corredor español, al que hoy todas las crónica empiezan a señalar como favorito a la victoria final, porque tiene 57" con Basso, 1´11" con Scarponi y 1´25" a F. Schleck (ayer perdió 23"+20" de bonificación por culpa de su poca pericia con la bicicleta y en este tipo de finales), dice que dejará pronto la maglia rosa, porque desgasta mucho al equipo. Como pronto, hoy hay una etapa de ¡255! kms hasta Montecatini Terme, típica del Giro: todo aparentemente llano, y final nervioso. La única maglia rosa que cuenta es la de Milán, todo lo demás es ciclismo y es el Giro.
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Parece que algunos están descubriendo a Sagan al ganar las ¡tres! primeras etapas de California. Y lo que vendrá...
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Urán, alérgico al polen. La garantía de un campeón. Y otro nuevo caso en el Giro: Tom Leezer.
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Turgot, el sorprendente segundo clasificado en la Roubaix de este año -anduvo atacando todo el día-, resulta que se ha saltado tres controles en los últimos 18 meses. Será que se mueve mucho y muy rápido. Su director Bernadeau lo ha llamado "idiota".
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Manolo Saiz ha decidido hacer caja -siempre le ha gustado ir con el dinero en contante- y vende su colección de 58 bicicletas, adquiridas con el sudor de su tejido adiposo y no por haberse extraviado en el extraño triángulo que manejaba tan bien de suministrador-patrocinador-yo mismo y supremo.  Como no pudo hacer el butrón del "Museo Würth del ciclismo", ahora nos viene con estas. ¡Dos cafés y un carajillo para la mesa del fondo!
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Bonita y completa estadística sobre los ganadores de etapa en las tres grandes.
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Que lo pidan al juzgado de Plaza de Castilla. O al CSD. Tienen almacenado bastante, que es año olímpico.

10 mayo, 2012

Empieza el Giro

Phinney, de cicloturista
Parece que hoy, por fin, comienza el Giro de Italia, aunque nunca se sabe con esta carrera: a lo peor anulan la etapa, o la reducen, o pasa cualquier otra cosa en esta prueba especialista en esquilmar la competición en aras de otras cosas.

Hay que insistir (mucho) en esto: el Giro se ha convertido en una carrera de dos semanas, aunque nadie lo diga así. La excursión recaudatoria por Dinamarca, el traslado y la CRE de ayer nos ponen en el ¡sexto! día de la prueba con los sesenta primeros de la clasificación en un minuto de diferencia. Es como si el Giro empezase hoy, y ni siquiera: está programada una etapa totalmente llana siguiendo la Via Emilia romana con una subida de cuarta categoría. Y si, ya salen las cuentas: mañana será el séptimo día de carrera.

En Dinamarca, concretamente en una zona que no recibe nada de turismo y a la que habrán estafado con eso de la promoción que consigue el Giro -como hicieron en la Vuelta con la zona de Holanda que linda con Alemania- no ha pasado absolutamente nada. Un prólogo callejero y dos sprints con los alicientes propios del que no le gusta el ciclismo: tampoco había terreno para que pasase nada, y creo que de eso se trataba. Por eso la carrera empieza hoy. O mañana.

En el prólogo se impuso el talento americano Taylor Phinney, sólo 21 años, gran envergadura -lo que en principio lo imposibilita para la general de las grandes vueltas, pero de aquí a diez años la ciencia médica puede dar grandes avances-, que envió al segundo clasificado a 9" en apenas 8,7 km. Con las atribulaciones propias de la edad -ayer, al perder el liderato, su primer tweet fue a las azafatas del podio que lo habían acompañado en estos días-, mucho desparpajo y unas inmensas ganas de aprender nos acostumbraremos a verlo por este tipo de prólogos, las clásicas -le encantan las piedras, especialmente la Roubaix- y el llano.

El segundo día Cavendish, perfectamente lanzado por G. Thomas -segundo en el prólogo-, se impuso con muchísima suficiencia a Goss y el resto de sprinters, a pesar de que en Romandía parecía estar lejos de su mejor forma. Phinney tuvo una salida de cadena a 8 kms. de meta y se pegó un buen calentón para llegar con el tiempo del grupo.

24 horas después lo que tuvo fue una caída monumental en meta, provocada por el bandazo del Savio-uomo Ferrari, que provocó que medio pelotón fuese al suelo. Phinney acabó con un tobillo con el doble de tamaño y tres puntos de sutura, pero todavía líder. Cavendish había salido retrasado en el sprint e intentaba remontar cuando Ferrari, más lento, cambió la trayectoria. La etapa fue para Goss -su estreno en grandes vueltas- y el abucheo de todo el mundo anglosajón para Ferrari, al que poco menos tacharon de delincuente cuando se han visto cosas mucho peores de McEwen, Renshaw o el propio Cavendish.

En la crono por equipos Phinney hizo todo lo posible para seguir siendo protagonista: en un relevo y una curva absurda por lo fácil, se salió fuera. Hasta la cadena llevaba hierba cuando volvió al grupo. Probablemente ese error le costó el liderato, aunque el Garmin voló -como suele hacer en este tipo de pruebas- y el nuevo líder es el lituano Navardauskas, que siempre recibe grandes elogios por parte de su director por su capacidad de trabajo.

El líder tenía que haber sido Alex Rasmussen, el olvidadizo danés que fue tercero en el prólogo y que ayer no pudo seguir el ritmo de sus compañeros. Navardauskas fue sexto en aquel prólogo y ahora líder. Sin embargo, la sorpresa de la etapa estuvo en los puestos de honor: el Katusha, con un equipo de rodadores y escaladores -ojo, no contrarrelojistas- hizo el segundo mejor tiempo, confirmado que lo de Holczer y Mikhailov es de órdago. También que J. Rodríguez tiene una oportunidad única para ganar una gran vuelta por etapas.

Tercero el Astana, otros con las mismas características del Katusha, y quinto el Quick Step, más de lo mismo. Estoy seguro de que los tres equipos no habían entrado entre los cinco primeros puestos de una CRE de una gran vuelta en los últimos siglos, pero es lo que tiene ser "los equipos de moda", que todo el mundo anda. Hasta Tiralongo se mete en los sprints, ya ven. O aguanta en la CRE.

Así pues, ahora que comienza el Giro, las diferencias entre los favoritos están así. El primero es Hesjedal -ojo con el, puesto que es muy hábil con la bici y no caerá en las típicas trampas de las carreteras italianas-, cuarto de la general y a 11" del liderato de su compañero lituano. El segundo es ¡J. Rodríguez!, décimo en la general tras haber pasado ¡dos de las tres cronos del Giro! y con 30" de retraso. Lean bien esta frase y saquen sus propias conclusiones.

Kreuziger está a 40", Basso a 47", Intxausti a 56", Urán a 58", F. Schleck a 1´09", Cunego a 1´19" y Scarponi a 1´22". Rujano a 2´33" y Gadret a 2´43", así como Nieve a 3´23", se confirman como escaladores netos sin mayores aspiraciones que ganar una etapa. Pero ojo a las diferencias de J. Rodríguez con sus rivales, porque llevar 52" de ventaja sobre el actual campeón del Giro con la birria de competición disputada tiene su importancia. Eso sí, salvo que haya escapada este fin de semana con el final en alto de Rocca di Cambio y Lago Laceno, el líder será Hesjedal. Que tenga cuidado J. Rodríguez de ponerse líder antes de tiempo, no vaya a ser que le pase como en la Vuelta del año pasado. Por cierto, visto que su privilegiada posición en la general se debe al rendimiento conjunto e inesperado de su equipo, un fuerte saludo a Galimzyanov. Es de justicia. Deportiva.
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Se ha disputado estos días la Vuelta a Madrid. Primera etapa: crono tipo prólogo en la Casa de Campo, que fue para Castroviejo. Segunda etapa: etapa de montaña con final en La Morcuera, ganó el ruso Firsanov (había sido tercero el 1 de mayo en el GP Frankfurt, con una brillante escapada). General para Firsanov. Estado del ciclismo en Madrid: excelente. Han conseguido fusionar la Vuelta a los Puertos y la Clásica de Alcobendas en una única carrera. Y en breve les van a dar unos casinos con su mafia y prostitución asociados. Todo 3x1.
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También corre en el Quick Step Zdanek Stybar, el checo especialista en ciclocross que quiere dar el salto (exitoso) a la ruta. De momento, se ha estrenado de esta manera en una etapa de los 4 días de Dunkerke. Con adoquín del bueno y mucho más ciclismo que en las cuatro primeras etapas del Giro. Es el 12º corredor del Quick Step que consigue victoria esta temporada.
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Dice Cancellara que no tomado analgésicos durante la recuperación de su clavícula rota por "miedo a los controles antidopaje".  ¿Qué tipo de analgésicos está considerando?
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Mikel Nieve: "El equipo me pide algo realista (para el Giro 2012)". Hombre, considerando que ha ganado la etapa reina en la primera grande en la que debutó (Vuelta 2010), la etapa reina del Giro 2011 y que ha acabado entre los once primeros las tres grandes que ha corrido, ¿qué es ser realista? "el equipo me pide una cosa realista: terminar entre los 10 primeros o buscar una victoria de etapa". Ah, pues te pide lo de siempre.
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Graeme Obree, el protagonista de lo que es para mí una de las mayores hazañas ciclistas de toda la historia, se dedica ahora mismo a esto, tras superar sus problemas de depresión.
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Gracias a un periodista paisanu, se descubre por fin la función de Benjamín Noval en el ciclismo profesional: "hacer el abanico al de Pinto en los llanos". Después de ponerle (furtivamente) vídeos de caza cuando comparten habitación, ahora lo abanica en "los llanos", que suena como a comarca de Sudamérica. ¡Bravo!
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La resurrección en 2011 de Tom Danielson se debe fundamentalmente...a que se ha operado la visión.
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Juan Gutiérrez, el periodista de ciclismo en As, mantiene un blog regular de ciclismo -por su periodicidad, que es su característica más elogiable, y por otro- con entradas blancas y de teletipo. El otro día se desmarcó de lo acostumbrado y escribió esto. Muy triste, ya lo ven: eso de reescribir crónicas. El problema es que se puede hacer otro periodismo, y más cuando un corredor está compitiendo por capricho del organizador, al que pagó boicoteando la carrera en el Crostis. Se podía haber escrito sobre las hazañas de Contador con el freno puesto. Yo lo hice, pero no soy ejemplo para nadie. Parece que es mucho mejor lamentarse como un aficionado más, en vez de como un profesional dedicado a informar.

03 mayo, 2012

Esperando el Giro en Italia

Italia
Comienza el Giro
Del recorrido del Giro de este año ya se dijo todo en su momento, y no hay que cambiar gran cosa puesto que los cambios en el mismo se realizan en plena carrera, una tradición en la carrera (y el país) italiano.

Que se lo digan a Zomegnan y su enfermizo encono en el famoso Monte Crostis, tirado abajo por Contador. Al final ambos personajes acabaron pagando caro sus dislates, que empezaron cuando el ex-organizador de la carrera invitó al ciclista positivo, desposeído después de su victoria porque nunca tuvo que haber competido. Pagó a la persona que lo invitó boicoteando el Crostis. Qué extraños senderos sigue a veces el destino.

En fin: la herencia de Zomegnan todavía se ve en este edición de la carrera, que empieza en Dinamarca, tiene su primer día de descanso a los cuatro días, y el quinto una CRE por equipos. Decir que el Giro es una carrera de dos semanas es una definición bastante aproximada, y esas dos semanas siempre merecen la pena.

La nómina de favoritos empieza por Scarponi, el actual campeón y que, al revés del año pasado, no ha dado ninguna muestra de forma en forma de resultados durante toda la primavera. Es uno de los mejores escaladores del pelotón y acude a la carrera con lo mejor del Lampre, empezando por Cunego, que el año pasado redescubrió las rondas por etapas (2º en Suiza, 6º en el Tour). El ganador de 2004 podría ser la sorpresa de la carrera.

Basso, que el año pasado centró toda su temporada en el Tour -y salió rana, como el y el color de su maillot- vuelve a la única carrera que le entiende para ver si gana por tercera vez, algo que ningún corredor ha conseguido desde Gimondi. Sólo por la altura del nombre y del reto, aparte de la edad del famoso comedor de sandías, bastaría para desautorizar el intento, pero nunca se sabe con estos casos de redimidos y resucitados. Lleva en el equipo a los muy en forma Agnoli y Szymd.

Roman Kreuziger, que el año pasado acabó quinto, viene arropado por un Astana muy en forma (Tiralongo y otros escaladores), aunque su mejor garante es la regularidad, que no tiene días malos, su juventud y que sigue siendo uno de los corredores más prometedores de su generación, en la que empezó a brillar muy pronto y en la que puede aspirar a ganar una gran vuelta por etapas.

J. Rodríguez cierra el grupo de máximos favoritos al triunfo. Puede resultar paradójico en un corredor que jamás ha subido al podio en una grande, pero tiene una oportunidad de oro por recorrido y estado de forma. El año pasado fue de menos a más -inolvidable su ataque el penúltimo día en Sestriere-, como demostró ganando dos etapas en Dauphiné, acabando cuarto de la general. Este año la dureza está concentrada al final y ha llevado una primavera más relajada. En su equipo van Dani Moreno: tras dos años intentando ganar etapa, este año toca.

En el segundo escalón de favoritos están Gadret -no ha hecho absolutamente nada esta temporada, pero tras haber sido tercero el año pasado hay que meterlo-, que también viene con un buen equipo de escaladores y el sprinter local Belletti, Rujano y la mafia de Gianni Savio, Pozzovivo y sus 53 kg. para las etapas finales, Mikel Nieve, Ryder Hesjedal -apoyado por Thomas Dekker, que disputará su tercera grande tras el Giro 2005 y el Tour 2007-, Beñat Intxausti, Dario Cataldo -el Quick Step-, Urán a la búsqueda de sus límites y Thomas De Gendt.

Mención aparte merece el concurso de F. Schleck, un corredor llamado a última hora por la lesión de Fulgsang y por los pésimos resultados de su equipo. Va a mala gana a la carrera y no se puede esperar gran cosa, aunque de presentarse en la forma-Tour sería el máximo favorito a la victoria final. En el mejor de los casos hará una buena carrera -como ya hizo en la Vuelta 2010, donde acabó quinto-, y es una pena que corredores de su potencial se obsesionen con el Tour cuando podrían ganar un Giro como este.

En la nómina de velocistas, que van a tener un montón de oportunidades y es siempre uno de los atractivos de Italia, se cuentan a Cavendish, Ferrari, Hushvod -aunque ya no es rápido y está lejos de su forma, puede tener oportunidades en algún final típico de Italia-, Modolo, Pozzato, Farrar, Goss, Viviani y Ventoso. A estos al menos se les verá en Dinamarca, en la excursión-circo heredada de Zomegnan. Para el resto de ciclismo, a esperar a que la carrera llegue a Italia y se corra en línea, en la sexta etapa de carrera.
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Los precios (públicos y publicables) del antidopaje en España.