Adiós |
El resumen de la carrera es muy claro: Contador y nadie más. Ha corrido en otra condición al del resto de sus rivales. Si en su primer éxito en Italia dijo que venía de la playa, y aún así ganó -dejando a los demás, que habían preparado la carrera, como holgazanes-, aquí ha dejado buena muestra de su superioridad.
Se lleva dos etapas, cuatro segundos puestos (muy variados, como el de Tropeo o del Macugnana) y dos terceros, incluyendo el obtenido ayer en la crono final, donde a falta de un km. ya empezó a hacer esas cucamonas que le gustan tanto y que terminan con una detonación, cara de mala ostia y, en fin, todo ese ritual de persona atormentada y que no parece disfrutar nunca.
Fíjense cómo debe ser el calvario de este hombre que el viernes, cuando regaló a Tiralongo una victoria de etapa y a los aficionados al ciclismo un zurullo en la cara, tuvo el arrojo de decir que "no había regalado nada". Es sintomático que este deportista, cada vez más gótico y oscuro, empiece a dejar fe pública de su particular visión de la realidad: se empieza por "el sitio equivocado, en el momento equivocado", y se acaba haciendo numeritos de folklórica, donde la pistola es lo de menos. Es la actitud general.
Evidentemente, haciendo entre los tres primeros en ocho etapas de veinte que tenía la carrera, se lleva la regularidad. Aunque Basso lograse en 2006 la mayor diferencia sobre el segundo desde la posguerra, en aquella ocasión derrotó a un gregario de medio pelo que nada hizo en su carrera y nada hizo después. Contador ha ganado humillando y aplastando a sus rivales día a día, algo bien manifiesto en el día de Gardeccia, o en la etapa regalada, o en la crono final. En cualquier etapa. Muy regular, si señor.
En el podio final fue agasajado con el himno español versión Jose María Pemán, el del franquismo. Con letra. Como es sabido, la Monarquía Parlamentaria Española (MPE) no tiene himno con letra, aunque la musiquilla es la misma que con el anterior jefe de Estado. Sin embargo, hace relativamente poco, y con la supuesta Edad de Oro en marcha, desde el ámbito del deporte -fue el COE quien tuvo la iniciativa- se intentó dotar a nuestro orgulloso país de tal elemento, al parecer imprescindible en grandes citas deportivas y you´ll never walk alone. Very well fandango.
La cosa fue una chapuza -esos elementos de cohesión simbólicos se hacen en el siglo XIX, no ahora-, pero muy sintomática del país y del valor nuclear que se ha querido dar al deporte. No dejen de reparar en que los líderes políticos utlizan una y otra vez la metáfora deportiva más burda dentro de esta estrategia que se articula en múltiples tentáculos.
Uno de estos fue el famoso tweet con el que desde La Moncloa se pedía la absolución de Contador cuando el supuestamente independiente tribunal de la RFEC decidía si aplicarle un año de sanción. Al final no le pusieron nada, claro, no vaya a ser que el tentáculo que había rozado fuese al cuello a apretar. Más allá de los Pirineos se comentó mucho la jugada.
Básicamente era una colusión de poder político y deporte, con un claro sesgo. Contador ya había tenido problemas con el himno en su triunfo en el Tour 2009. Ahora bien, quien piense que lo del himno franquista de ayer fue una equivocación, es que carece de la más mínima finezza con las que los italianos suelen tratar estos asuntos. A mí me pareció muy adecuado y muy divertido. También me parecerá lo mismo la evolución a medio plazo de la carrera deportiva de Alberto Contador.
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Como suele pasar en las grandes rondas que programan etapas "espectaculares" el penúltimo día -baste recordar el extraordinario fracaso de la subida al Ventoux en el Tour 2009-, en la etapa del sábado con final en Sestriere el espectáculo lo puso Kiryienka y, en menor medida, corredores que aspiraban a mejorar su puesto entre el 5º y el 10º en la general. Hace seis años, cuando se subió Finestre por primera vez, al menos la lucha fue por el premio gordo, aunque después no pasase absolutamente nada.
Una fuga de trece corredores hizo los 200 kms de llano y, al inicio de Finestre, Kiryenka se fue solo y con su estilo mecánico e impresionante -no me cansaré de repetirlo: un pedazo de corredor se mire como se mire- hizo los últimos 40 kms. de la etapa en solitario, coronando los dos puertos y manteniendo la distancia con el grupo. Impresionante. En meta dedicó el triunfo a Tondo. En el grupo Rujano atacó y consiguió enlazar con el otro fugado que aguantó relativamente bien, el prometedor joven Betancourt. J. Rodríguez hizo lo propio y realizó, a su manera, otra exhibición: consiguió ser tercero en la etapa pisando los talones a Rujano y meter un minuto largo a los favoritos, más 8" de bonificación.
Eso le garantízó la 5º posición en la general, con suficiente ventaja para no pasar apuros en la crono final. Por su parte, Menchov intentó algo parecido pero acabó entrando con los favoritos, y Nibali se dejó más segundos en su lucha con Scarponi. Kruijswijk hizo su mejor etapa de montaña el penúltimo día: aquí hay corredor. En la crono final, triunfo para Millar -ya tiene etapas en las tres grandes, lástima que la gran mayoría las obtuviese completamente dopado- gracias a que Rasmussen pinchó.
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El muy notable ciclista galés Geraint Thomas, de lo mejor que hay en el Sky, gana su primera vuelta a etapas en Baviera. La crono fue para su compañero y compatriota Wiggins, que infligió 33" a Cancellara, algo que se puede ver muy pocas veces.
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Por su parte, Gilbert gana la Vuelta a Bélgica, donde también se impuso en la etapa más difícil -con final en Eupen- ante Van Avermaet y Leukemans, viejos conocidos que también le acompañaron en el podio final. Pozzato se cayó y se ha roto clavícula y muñeca.
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Michael Rogers, de nuevo con mononucleosis. De la anterior se recuperó espectacularmente: tras dos años al tun-tun, llegó a los JJ.OO de Pekín y logró ser octavo en crono y quinto en ruta. Londres 2012, tiembla.
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El ciclismo, mismamente.