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14 diciembre, 2005

El ángel exterminador

Charly Gaul. Su nombre evoca el ciclismo mítico de las grandes hazañas, aquel del que apenas quedan unas pocas grabaciones en celuloide, las justas para el noticiario obligatorio antes de las proyecciones en el cine. Charly Gaul. De él hemos leído las más asombrosas historias, pero lo que siempre quedará para la historia del ciclismo sus récords. Charly Gaul, he aquí el sencillo obituario de un ciclista que nunca conocí pero que ha sabido ganarse un lugar en el corazón de todos los aficionados.

¿Cómo se ama a un ciclista del que no se tiene recuerdos? No por su nacionalidad, la no tan exótica de Luxemburgo, país que ya había dado un doble ganador del Tour como Frantz, uno de los primeros clasicómanos con Faber y que continúa hoy en día su tradición con Schleck y Kirchen. No por su carisma, alejado del circuito durante décadas y sólo recientemente recuperado, en parte como un elemento más del circo montado en torno a Pantani. Y desde luego, no por lo que se haya podido leer en España, demasiado ensimismada en loar justamente las hazañas de Bahamontes, su contemporáneo y enemigo muchas veces derrotado, sin ni siquiera comprender que el hábil toledano engrandece su leyenda cuando se le compara con Gaul.

Su palmarés está compuesto por un Tour y dos Premios de la Montaña (10 etapas) y dos Giros (11 etapas), resultados en sintonía con sus características de gran escalador y con los que sus tres vueltas a Luxemburgo y sus seis títulos nacionales apenas se pueden comparar. 40 victorias en un tiempo en el que se ganaba mucho más, pero ¡qué victorias!. En ambientes ciclistas ya se hablaba de su proyección cuando con 18 años pulverizó el récord de la subida al Glossglockner durante la Vuelta a Austria, pero se dio a conocer con 21 años conquistando el bronce en el Mundial del 54, el de Bobet, corriendo en solitario contra equipos nacionales potentísimos. Al año siguiente, en el Tour, atacó en la etapa de Briançon, dejando al segundo clasificado, el suizo Kubler, a 13´47”: conquisto el tercer puesto final, pero su legendaria cabalgada por el Aravis, el Telegraphè y el Galibier le valió el apodo de “Ángel de las montañas”. En 1956 afronta el Giro y completa su mayor hazaña, con 23 años. En la general estaba 24º a 16´05” del líder, sólo quedaban tres días para finalizar la carrera. No conoce lo que espera delante, descubre sobre la marcha los Dolomitas. En el Costalunga corona por delante de Bahamontes, a la caza de esos puntos de la montaña que tanto le gustaban. En el siguiente puerto, el Rolle, corona en solitario con 2´55” sobre el toledano. Por esas cosas de la mala suerte, pincha dos veces y se le rompe el freno, y vuelve a estar a 4´ de la cabeza de carrera. No será hasta el Bondone cuando, en una tormenta de nieve y hielo, se marche en solitario y gane la etapa con 7´44” sobre el segundo y 12´15” sobre el tercero, un Magni con la clavícula rota que nunca ganará su cuarto Giro: subirá segundo al podio de Milán, la maglia rosa pertenecía al debutante Gaul.

En 1958 se repite la historia, esta vez en el Tour. En la etapa 21º Gaul está a 16´ de Geminiani, líder. Ataca en el Col de Luitel y Bahamontes no le puede seguir, escala en solitario el Porte, Cucheron y Granier para ganar en Aix-Les Bains con 7´50” de ventaja. Será al día siguiente, en un crono, cuando consiga el maillot amarillo y su primer Tour. Y en 1959, de nuevo en la etapa 21º del Giro, Gaul está a 3´49” del líder, Anquetil. Después de 270 km. de etapa, y a tan sólo 4 km. de coronar el Piccolo San Bernardo, el rubio francés sigue a su rueda. Gaul ataca entre gruesas paredes de nieve y Anquetil se hunde. Entra en meta con 9´48”, suficiente para ganar su segundo Giro. Y pudieron ser tres. En 1957, cuando iba líder, Bobet aprovechó que estaba parado para orinar y le atacó. Gaul, que siempre corrió en equipos débiles (aunque su patrocinador fuese la misma Faema que después ficharía a Merckx) perdió en meta su maglia. Al día siguiente, se lanzó como un loco al ataque, reventó a Bobet y el beneficiado fue Nencini, que se llevó el Giro al agua.

El próximo año se cumplen 50 años de la hazaña del Monte Bondone. Es por eso que el puerto ha encontrado lugar en el recorrido de parque de atracciones del próximo Giro de Italia. Ese día les contarán historias de un corredor que tuvo que ser ayudado a bajar de la bici, al que el café le caía por los labios entumecidos del frío, al que se le tuvo que quitar el maillot con unas tijeras porque era incapaz de mover las articulaciones, pero lo que hay que extraer de la historia es que era un corredor que no se rendía y al que no le importaba atacar. Una pena que Gaul no vaya a estar allí para recordar una época en la que la que en el ciclismo los hundimientos se producían en carrera, y no fuera de ella. El Ángel de las cumbres, tantas veces exterminador para sus rivales, estará presente en el recuerdo.

03 diciembre, 2005

Tanto tienes, tanto vales

Quien pone el dinero se lleva el gato al agua. El Ag2R, que había invertido una buena cantidad de dinero en fichar a Mancebo y Moreau (además de sus respectivos acompañantes) ha visto premiados sus esfuerzos económicos con la plaza del ProTour que dejaba libre el Fassa Bortolo. No ha servido de nada que el mejor equipo continental de la temporada 2005 fuese el Panaria de Bruno Reverberi, con 23 victorias de 8 corredores diferentes, cuando los franceses sólo han podido ser segundos con 14 victorias con el mismo número de corredores…El Kelme, tercero, 20 victorias con seis corredores, pero a más de 200 puntos de los italianos. Todos estos resultados se refieren a carreras que no son del Uci ProTour, porque dentro de la elitista challenge de la UCI los grandes equipos sólo han dejando escapar diez etapas, nunca una clasificación general. El análisis de éstas arroja resultados muy interesantes.

El único corredor proveniente de un equipo continental que ha repetido victoria en el ProTour ha sido Iván Parra, en sus mágicos Dolomitas del Giro: después no ha hecho absolutamente nada, al igual que su compañero en el Colombia Selle Italia Rujano, también vencedor de la etapa del Finestre en la misma carrera y con trayectoria similar. También consiguieron ganar en el Giro Brett Lancaster y Luca Mazzanti, ambos del Panaria (que también ganó por equipos, como el Kelme en la Vuelta).El diminuto Samuel Dumoulin consiguió la única victoria ProTour para el Ag2R en la segunda etapa del Dauphinè, Van Dijck hizo lo propio para el Mr.Bookmaker en la séptima etapa del Tour de Benelux y los kelmes García Quesada, Eladio Jiménez y Rubén Plaza ganaron etapas en la Vuelta. Diez victorias para nueve corredores diferentes, lo que refleja la dificultad de abrirse camino en el invento de la UCI viniendo desde debajo. Cinco en el Giro y tres en la Vuelta: en el resto de carreras, teóricamente más accesibles, sólo dos etapas.

Así las cosas, los equipos pequeños están condenados a encontrar un buen patrocinador para poder prosperar; eso, y que alguno de los elegidos para el olimpo se dé de baja. Mientras tanto, sólo servirán de cantina para reforzar a los equipos de primera división. Rujano ha fichado por el Quick Step (este Lefevre, que no espabila nunca: como si no hubiese tenido bastante escarmiento con Pecharromán), García Quesada por el Davitamon y de Parra no se espera que continúe con Savio. Respecto a los demás, Lancaster es un corredor demasiado específico, Mazzanti tiene 31 años y Van Dijck y Eladio han encontrado su lugar en unos equipos pequeños en los que pueden ejercer de líderes. Mención aparte merece el caso de Rubén Plaza, que ha renovado contra todo pronóstico con el Kelme y que vendrá pagado con el dinero de Ángel Casero: su caso es el del único joven y apetecible que ha elegido seguir fuera del ProTour. Está cómodo en con Belda y con sólo 25 años ya tendrá tiempo de escoger otras metas. De momento, es la única anomalía que se puede encontrar en el sistema de levas y castas diseñado con mimo por el estrellado Manolo Saiz. Por lo demás, el ProTour ha respondido bien al plan con el que fue ideado por uno de los directores que menos ha cuidado su cantera hasta tiempos muy recientes: unos que venden y otros que compran, ya sean plazas o corredores.