Basso rompió la carrera en la primera etapa de montaña, fue maglia rosa, ganó una crono y ganó en alto. Entre él y la victoria final sólo se interpuso un inoportuno malestar subiendo el Stelvio, que no perdona y sólo admite la mejor forma. Su balance del Giro es agridulce. Sería simplemente agrio si hubiese optado por la vía más fácil, la retirada, tras su fenomenal descalabro en un puerto que se sube en contadas ocasiones, pero que siempre añade muescas a su leyenda. Continuó y se llevo dos etapas variadas y consecutivas. Ahora apunta al Giro tras recordar mucho al gran Gianni Bugno de 1991. Aquel año el también corredor lombardo fue líder el segundo día, ganó un sprint, una crono y una etapa de montaña, para clasificarse cuarto en Milán. Tenía la cabeza en Francia, y probablemente el estómago en mejores condiciones que Basso. Que sirva de augurio. Y que no le pase como al gran Gianni, que se tropezó en el Tour con el líder de su generación. Basso lleva años optando a ese título, cada vez con más argumentos.
Cunego mantuvo el tipo hasta Zoldo Alto, pero se ha clasificado en un mediocre puesto 16, muy por debajo de lo que se podía esperar tras su óptimo Romandía. Quizás lo peor fuesen sus declaraciones tras cruzar la meta en esa etapa: "Me he quitado un gran peso de encima". Ya demostró su ansiedad al celebrar erróneamente el triunfo en la etapa de Pistoia, demasiada rabia almacenada y mal canalizada. El año pasado fue creciendo con la maglia, pero al parecer este año los nervios y la presión de ser el favorito han podido con él. Después supo ponerse al servicio de Simoni, enjuagando los tristes sucesos del año pasado.¿Pensando en Francia? No creo, pero en su increíble 2004 ya demostró que puede rendir bien durante todo el año. Esperemos que sepa mantener esa cabeza fría de la que tanto presumen los periodistas italianos (interpretaron esas palabras como un síntoma de madurez), pero que yo creo que será un lastre en cuanto le vengan mal dadas durante un período prolongado.
El Liquigas se las prometía muy felices de partida con Cioni y Garzelli, y apenas confiaban para la general con Di Luca, como demuestra la esperpéntica dirección en la crono de Florencia por parte de Cipollini y Scinto. Al final el líder del ProTour (sale reforzadísimo tras su cuarto puesto final y sus dos etapas) ha sido el mejor, pero muy desasistido en montaña. El Liquigas se presentó en Reggio como la superescuadra a batir y llegó a Milán como si fuese un equipo de un solo corredor. Veremos en el Tour con Garzelli, Pellizotti y el fiel Mazzoleni. El Liberty naufragó en su apuesta por Scarponi, pero ha visto como Gil ganaba una gran etapa (se retiró por una tendinitis) y Caruso destacaba, además del abandono de Beloki, al que no se le encuentra la causa de su mal. El Rabobank ha tenido una participación gris tras la baja de Rasmussen, apenas salvada por los destellos en las cronos de T.Dekker. Y el Euskatel sólo ha tenido a Samuel Sánchez discreto (también Antón bien en su juventud), aunque presentó en la salida unos señuelos de Zubeldia, A. González y un Laiseka al que con 36 años poco se le puede pedir. Los demás equipos ProTour han estado dentro del guión previsto en grandes vueltas, por lo que no hay nada negativo que destacar, aunque si hacer un descargo especial al De Nardi, protagonista en la primera semana con Celestino y siempre presente después con el incombustible Gontchar.
31 mayo, 2005
30 mayo, 2005
Savoldelli, justo vencedor del Giro de Italia
Subida final a Sestriere, estación invernal piamontesa con accesos propios de autopista. Por detrás, un Savoldelli inteligente ha sabido dosificar su renta de 2´ obtenida en la crono. Finestre era duro, pero no tanto. El tramo de tierra no llega ni al zapato del Gavia en sus mejores tiempos, no se sube tan alto y eso se nota mucho. En vez de cebarse en el descenso con su ventaja innata, ha sabido esperar a un grupo de corredores para que le ayuden en el valle. Para un corredor de ritmo sostenido como él (¡cómo recuerda a Olano!) el Giro está hecho. Jamás le podrán sacar 2´ minutos subiendo Sestriere. Ni el inmortal Simoni ni el arribista Rujano. Ahí se acabó la carrera. Ayudado por Ardila y el joven belga Van Huffel (otra revelación del Giro), además de por un Gárate que no se sabía muy bien lo que hacía, el corredor de Discovery mantuvo el tempo de una manera admirable, por mucho que el corazón siempre nos pida que gane un escalador. La etapa, el tercer puesto y la montaña para Rujano, que entra en Europa con el mismo ímpetu que su paisano Leonardo Sierra. El honor para Simoni, que siempre jugó a ganar el Giro, aunque sólo recortó tiempo a Savoldelli en Limone y en Sestriere. Todo el podio en un minuto. Supongo que Rujano soñará con los 5´ perdidos en la crono de Florencia, cuando tuvo que cambiar 4 veces de bicicleta. Y Simoni con los 22" perdidos en Zoldo Alto, o su rendimiento por debajo de lo esperado en contrarreloj. Por no hablar de lo que soñará Basso, claro, fresco vencedor de la etapa de Turín.
Savoldelli gana su segundo Giro. Se une así a la terna reciente de biganadores de la carrera italiana, integrada por Gotti y Simoni. Sin embargo, para Gilberto Simoni hay que reservar honores especiales. Con su segundo puesto de ayer en Milán es la sexta vez que sube al podio desde que escalase al tercer escalón en 1999. Su trayectoria sólo se vio interrumpida en 2002, cuando aquel positivo por cocaína que forzó su expulsión de carrera, siendo como era el máximo favorito. Siete ediciones casi consecutivas al máximo nivel, dejando además destellos de calidad y victorias en Vuelta a España, Tour, Vuelta a Suiza y su casi-Mundial de 2001. Un gigantesco corredor que con 33 años sabe ser ambicioso en sus objetivos y casi llegar a conseguirlos. No menos gloria para Savoldelli, un corredor especialista en resucitar. Ya se metió en el top ten en el Giro de 1997, aquel que vio los primeros destellos de Rubiera y Garzelli. Después ganó Romandía y dos veces el Trentino, además de ser segundo en el Giro de 1999. Una caída en el prólogo del Vaticano en la edición de 2000 le afectó a las vértebras y inició una decadencia que le llevó a disputar el Giro 2002 en las filas del modestísimo Alexia, que pagaba en especie a sus corredores. Lo ganó y fichó por el Telekom para encadenar caídas y desgracias. La última, este mismo enero cuando se rompió por enésima vez la clavícula, ya enrolado en el Discovery de Armstrong. De nuevo ha vuelto a resucitar. Su apodo de Il Falco debería mutar en La Fenice, el ave Fénix que siempre resucita de sus cenizas.
Sobre Rujano habrá que esperar su evolución. Parece difícil que continúe con Savio, que por fin cata el podio final, pero que ha demostrado que no hace falta ser ProTour para dar espectáculo, igual que el Panaria y Enmanuelle Sella, que sigue creciendo (10º final). Di Luca (muy bien camino de Sestriere) ha sido cuarto y ya anuncia que el próximo año vendrá a ganar. Una pena que se marque el Giro como objetivo teniendo muchas más dotes para las clásicas, porque oportunidades como la de este año no se van a repetir. Quinto un Gárate encomiable al que le han faltado las fuerzas al final, aunque se ha aferrado a una dignisísima plaza obtenida por una escapada de casi 200 km. Sin ruido, de la misma forma que ganó el maillot blanco en el Tour 2004, Karpets ha acabado séptimo, acumulando experiencia y resistencia. Ojalá no se malogre y podamos ver al gigantón ruso subiendo el Galibier a ritmo de ganador algún año, porque siempre es un espectáculo ver a un corredor de 1, 90 metros subir con los mejores.
Emoción hasta el final. Este Giro, además de adoptar pautas del Tour, también lo ha hecho de la Vuelta. En la subida final del sábado a Sestriere había hasta 3 corredores que podían ganar la carrera. En las últimas ediciones, sólo existe el precedente de Oropa entre Ugrumov/Indurain en 1993, Olano/Tonkov en 1996, Garzelli/Casagrande en 2000 y el mítico Giro de 2002, con una orgía de candidatos en la última etapa de montaña (y en las anteriores). Por el contrario, en la Vuelta la emoción hasta la última etapa decisiva ha sido patente de corso desde 1998, cuando Olano también derrotó subiendo Navacerrada dos veces y rodando en Alcobendas a toda una terna de candidatos. El Giro ha sabido conseguir elementos del Tour y la Vuelta sin perder su propia identidad. ¡Qué gran carrera y qué gran espectáculo! Mañana habrá tiempo de comentar quien no ha estado a la altura.
Savoldelli gana su segundo Giro. Se une así a la terna reciente de biganadores de la carrera italiana, integrada por Gotti y Simoni. Sin embargo, para Gilberto Simoni hay que reservar honores especiales. Con su segundo puesto de ayer en Milán es la sexta vez que sube al podio desde que escalase al tercer escalón en 1999. Su trayectoria sólo se vio interrumpida en 2002, cuando aquel positivo por cocaína que forzó su expulsión de carrera, siendo como era el máximo favorito. Siete ediciones casi consecutivas al máximo nivel, dejando además destellos de calidad y victorias en Vuelta a España, Tour, Vuelta a Suiza y su casi-Mundial de 2001. Un gigantesco corredor que con 33 años sabe ser ambicioso en sus objetivos y casi llegar a conseguirlos. No menos gloria para Savoldelli, un corredor especialista en resucitar. Ya se metió en el top ten en el Giro de 1997, aquel que vio los primeros destellos de Rubiera y Garzelli. Después ganó Romandía y dos veces el Trentino, además de ser segundo en el Giro de 1999. Una caída en el prólogo del Vaticano en la edición de 2000 le afectó a las vértebras y inició una decadencia que le llevó a disputar el Giro 2002 en las filas del modestísimo Alexia, que pagaba en especie a sus corredores. Lo ganó y fichó por el Telekom para encadenar caídas y desgracias. La última, este mismo enero cuando se rompió por enésima vez la clavícula, ya enrolado en el Discovery de Armstrong. De nuevo ha vuelto a resucitar. Su apodo de Il Falco debería mutar en La Fenice, el ave Fénix que siempre resucita de sus cenizas.
Sobre Rujano habrá que esperar su evolución. Parece difícil que continúe con Savio, que por fin cata el podio final, pero que ha demostrado que no hace falta ser ProTour para dar espectáculo, igual que el Panaria y Enmanuelle Sella, que sigue creciendo (10º final). Di Luca (muy bien camino de Sestriere) ha sido cuarto y ya anuncia que el próximo año vendrá a ganar. Una pena que se marque el Giro como objetivo teniendo muchas más dotes para las clásicas, porque oportunidades como la de este año no se van a repetir. Quinto un Gárate encomiable al que le han faltado las fuerzas al final, aunque se ha aferrado a una dignisísima plaza obtenida por una escapada de casi 200 km. Sin ruido, de la misma forma que ganó el maillot blanco en el Tour 2004, Karpets ha acabado séptimo, acumulando experiencia y resistencia. Ojalá no se malogre y podamos ver al gigantón ruso subiendo el Galibier a ritmo de ganador algún año, porque siempre es un espectáculo ver a un corredor de 1, 90 metros subir con los mejores.
Emoción hasta el final. Este Giro, además de adoptar pautas del Tour, también lo ha hecho de la Vuelta. En la subida final del sábado a Sestriere había hasta 3 corredores que podían ganar la carrera. En las últimas ediciones, sólo existe el precedente de Oropa entre Ugrumov/Indurain en 1993, Olano/Tonkov en 1996, Garzelli/Casagrande en 2000 y el mítico Giro de 2002, con una orgía de candidatos en la última etapa de montaña (y en las anteriores). Por el contrario, en la Vuelta la emoción hasta la última etapa decisiva ha sido patente de corso desde 1998, cuando Olano también derrotó subiendo Navacerrada dos veces y rodando en Alcobendas a toda una terna de candidatos. El Giro ha sabido conseguir elementos del Tour y la Vuelta sin perder su propia identidad. ¡Qué gran carrera y qué gran espectáculo! Mañana habrá tiempo de comentar quien no ha estado a la altura.
27 mayo, 2005
Basso demuestra que es diferente a todos los demás
¿Coppi? Como Coppi ninguno. Eso se suele decir en Italia. Merckx habrá sido el mejor, Van Steenbergen el más rápido, Hinault el más ambicioso, pero el más grande de siempre ha sido Coppi. ¿Por qué? Porque Coppi nunca se rendía, y las mayores remontadas de la historia del ciclismo (además de un buen número de victorias en solitario) son obra suya. Lo realizado ayer por Basso, ganando en Limone Piamonte tras atacar nada más coronar el Colleto del Moro, tiene que ser puesto en relación con los 42 minutos que se dejó subiendo el Stelvio. Sacar fuerzas para poder ganar después de un hundimiento de esa categoría es un hecho sin precedentes en la historia del ciclismo moderno. Es cierto que cuando Pantani iba de cazaetapas al Tour (1995, por ejemplo) alternaba victorias con dejarse llevar por la gruppetta, pero era más por voluntad propia que por desfallecimiento. Basso nunca será Coppi. Que nadie espere para el sábado una reedición de la mítica Pinerolo-Sestriere del grandísimo Fausto, a pesar de que vayan a transitar por la misma zona. Basso ha demostrado que está hecho de otra pasta al resto de ciclistas, que sabe sufrir y evitar la puerta fácil de la retirada para preparar un Tour que todavía está lejano. Ayer, subiendo el Colle di Tenda en el que Coppi sirvió durante la II Guerra Mundial, Basso demostró que el espíritu del mítico corredor italiano está al alcance de todo ciclista que quiera recojer el testigo.
En cuanto a la lucha por la general, magnífico el titular de As de hoy: "Simoni rebajó la fuerte apuesta que hizo Gárate". Supongo que los propios redactores el diario madrileño se mostrarían un poco perplejos ante la soltura con la que el corredor de Saunier hablaba de ganar el Giro de Italia. No es para menos. Desde que realizo este blog, he recopilado declaraciones como van desde la de Pereiro "voy a por el podio del Tour" a la de Freire "no descarto nada en Flandes", todas del mismo periódico. Ayer atacó Simoni, como se esperaba, y al tercer cambio de ritmo Gárate decidió acompasarse al ritmo de Savoldelli. El único que aguantó al trentino fue Rujano, que ha adelantado a Gárate en la general, aunque Di Luca empieza a descolgarse y el sábado puede dejarse ir (esperemos que no). Los cálculos optimistas consisten en que el irundarra recortará tiempo en la crono de hoy a Runano y Simoni. Yo lo veo bastante claro por el primero, no tanto por el segundo. Nadie habla del descenso de Superga, que es supertécnico y difícil. Savoldelli se va a salir. Sabe que el sábado tendrá que apretar los dientes para ganar el Giro. La etapa es dura, pero ni comparación con la del Giro 96 que le pusieron a Olano. En 1999, tras los sucesos de Madonna di Campiglio, se negó a vestir la maglia rosa en la etapa del Mortirolo (victoria de Heras), y Gotti le arrebató la victoria en el Giro en esa penúltima etapa. Ya sabe lo que es perder la corsa rosa en circunstancias parecidas. Seguro que no quiere repetir la experiencia.
En cuanto a la lucha por la general, magnífico el titular de As de hoy: "Simoni rebajó la fuerte apuesta que hizo Gárate". Supongo que los propios redactores el diario madrileño se mostrarían un poco perplejos ante la soltura con la que el corredor de Saunier hablaba de ganar el Giro de Italia. No es para menos. Desde que realizo este blog, he recopilado declaraciones como van desde la de Pereiro "voy a por el podio del Tour" a la de Freire "no descarto nada en Flandes", todas del mismo periódico. Ayer atacó Simoni, como se esperaba, y al tercer cambio de ritmo Gárate decidió acompasarse al ritmo de Savoldelli. El único que aguantó al trentino fue Rujano, que ha adelantado a Gárate en la general, aunque Di Luca empieza a descolgarse y el sábado puede dejarse ir (esperemos que no). Los cálculos optimistas consisten en que el irundarra recortará tiempo en la crono de hoy a Runano y Simoni. Yo lo veo bastante claro por el primero, no tanto por el segundo. Nadie habla del descenso de Superga, que es supertécnico y difícil. Savoldelli se va a salir. Sabe que el sábado tendrá que apretar los dientes para ganar el Giro. La etapa es dura, pero ni comparación con la del Giro 96 que le pusieron a Olano. En 1999, tras los sucesos de Madonna di Campiglio, se negó a vestir la maglia rosa en la etapa del Mortirolo (victoria de Heras), y Gotti le arrebató la victoria en el Giro en esa penúltima etapa. Ya sabe lo que es perder la corsa rosa en circunstancias parecidas. Seguro que no quiere repetir la experiencia.
26 mayo, 2005
Le Mevel, un fogonazo en la caverna del ciclismo francés
Hace unos días un lector me pedía un análisis sobre el ciclismo francés y el agujero en el que vive desde hace 25 años, cuando Fignon empezó a flaquear y Charly Mottet se dió cuenta que su techo en el Tour era ser cuarto. La victoria de ayer del corredor del Credit Agricole LeMevel en el Giro me ha hecho pensar sobre cuantos corredores franceses habían conseguido etapa en la carrera italiana en los últimos años, sin contar las dos grandes figuras de Jalabert (3 etapas en 1999) y Virenque (1 etapa en 2000, la de Rapallo ante Santi Blanco). Me salen dos: François Simon en 1993 (creo) y Le Mevel ayer mismo. Probablemente me equivoque, pero no creo que la cifra sea muy distinta. Se puede aducir que los equipos franceses apenas han ido a la carrera italiana, pero como todos sabemos que tampoco brillan en otras carreras, y si ganan es por la fenomenal cantera de ciclistas escandinavos, belgas o australianos que han ido fichando.
El inicio del ProTour tampoco les ha favorecido: la etapa de Moncoutie en País Vasco (quizás el más sólido de los franceses hoy por hoy), la de Charteau en la Volta y la de ayer en el Giro. El ciclismo francés languidece, y no es un fenómeno nuevo. Intentan lanzar estrellas nuevas, que en algunos casos ejercen de estrellitas sin haber conseguido nada (Brard, Chavanel) y a los que es difícil seguirles la trayectoria una vez que ha pasado el fulgor de la novedad. Algunos datos son descorazonadores. Desde que Fignon perdiese el Tour de 1989, sólo un francés ha subido al podio, y fue Virenque en 1996 y 1997. En el Giro llevan sin subirse a un peldaño desde el segundo puesto de Mottet en 1990. Los franceses, claro, aducen que luchan contra el doping como ningunos. Como tontería de bar puede pasar, pero el hecho es que llega el Tour, donde se aplica la legislación antidopaje francesa para todos y las diferencias se mantienen. ¿Qué le pasa al ciclismo francés? ¿Falla la cantera? Me gustaría saber la respuesta a un problema que parecía coyuntural en la década de los noventa y que ya es endémico.
***
En la Vuelta a Baviera, primera etapa para el fenomenal sprinter checo Svorada, que se resiste a retirarse y que debe rondar ya las sesenta victorias como profesional. Un fenómeno con victorias en las tres grandes. Otro sprinter en la etapa inicial de la Vuelta a Bélgica: Tom Boonen. Ah!, que no es sprinter. Pues gana como si lo fuese. Tras sus vacaciones después del GP L´Escaut, ya ganó una etapa y fue líder en el Tour de Picardía. Otro fenómeno.
El inicio del ProTour tampoco les ha favorecido: la etapa de Moncoutie en País Vasco (quizás el más sólido de los franceses hoy por hoy), la de Charteau en la Volta y la de ayer en el Giro. El ciclismo francés languidece, y no es un fenómeno nuevo. Intentan lanzar estrellas nuevas, que en algunos casos ejercen de estrellitas sin haber conseguido nada (Brard, Chavanel) y a los que es difícil seguirles la trayectoria una vez que ha pasado el fulgor de la novedad. Algunos datos son descorazonadores. Desde que Fignon perdiese el Tour de 1989, sólo un francés ha subido al podio, y fue Virenque en 1996 y 1997. En el Giro llevan sin subirse a un peldaño desde el segundo puesto de Mottet en 1990. Los franceses, claro, aducen que luchan contra el doping como ningunos. Como tontería de bar puede pasar, pero el hecho es que llega el Tour, donde se aplica la legislación antidopaje francesa para todos y las diferencias se mantienen. ¿Qué le pasa al ciclismo francés? ¿Falla la cantera? Me gustaría saber la respuesta a un problema que parecía coyuntural en la década de los noventa y que ya es endémico.
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En la Vuelta a Baviera, primera etapa para el fenomenal sprinter checo Svorada, que se resiste a retirarse y que debe rondar ya las sesenta victorias como profesional. Un fenómeno con victorias en las tres grandes. Otro sprinter en la etapa inicial de la Vuelta a Bélgica: Tom Boonen. Ah!, que no es sprinter. Pues gana como si lo fuese. Tras sus vacaciones después del GP L´Escaut, ya ganó una etapa y fue líder en el Tour de Picardía. Otro fenómeno.
25 mayo, 2005
Gárate, ¿asegurar o arriesgar?
Díficil dilema el de Juanma Gárate de cara a las decisivas etapas piamontesas del Giro de Italia. Puede asegurar una honrosa 4º posición en la carrera o puede ir a por el podium o el triunfo final, una posibilidad de la que habla con demasiada facilidad como para que sea realmente cierta. El Giro de Italia no se regala. Es cierto que ya en 2001 completó una carrera fantástica al servicio de Simoni, que en 2002 se quedó como jefe de filas y consiguió acabar 4º, y que el año pasado fue 10º siendo líder único de su equipo de siempre, el Lampre. Conoce la carrera, sabe tratar con los italianos, pero el Giro de Italia es un bocado demasiado grande. En su palmarés figuran una etapa de la Vuelta en 2001, una de la Vuelta a Suiza y una del Giro del Trentino. Poco, pero selecto. Quizás demasiado poco para un corredor que en aficionados volaba (ganó ocho carreras en dos meses en 1999, incluyendo la Subida al Gorla) y que en profesionales se pasó el año 2003 en blanco por una lesión. Calidad y ganas no le faltan. La victoria de la Vuelta fue en escapada, aunque donde mejor se defiende es en la montaña.
Tendrá que atacar, y mucho, si quiere ganar el Giro. Atacar como nunca, y confiar en la suerte. Supongo que algo querrá decir que sólo Indurain ha conseguido ganar la carrera italiana. Gárate conseguiría lo que no consiguieron ni Etxabe, ni Lejarreta ni Olano, todos ellos vascos, igual que el alavés Galdos, que en 1975 fue incapaz de arrebatarle la maglia rosa a Fausto Bertoglio en una edición que concluía en el Stelvio. Esa es la situación de Gárate. Tiene 2´11" de desventaja con respecto a Savoldelli, el primero, y mantiene su 4º plaza por sólo 8" sobre Rujano, el venezolano que irá al ataque, visto el oro que su equipo ha sacado en un Giro especialmente loco. Así pues, ¿Gárate tiene que conservar su posición o tiene que aspirar a más, como el mismo dice? Desde luego, aspirar al podium tiene que ser su objetivo, pero yo veo muy difícil que pueda ganar la carrera. Dice que irá a más durante la última semana, y que ve muy fuerte a Di Luca. No sé. No acabo de ver a Gárate como ganador en Milán. Pero ojalá vaya al ataque y, aunque pierda su privilegiado puesto, sea ambicioso. Que consiga aquello que corredores más capacitados y antes que él no pudieron conseguir. Ganar el Giro de Italia, nada menos.
Tendrá que atacar, y mucho, si quiere ganar el Giro. Atacar como nunca, y confiar en la suerte. Supongo que algo querrá decir que sólo Indurain ha conseguido ganar la carrera italiana. Gárate conseguiría lo que no consiguieron ni Etxabe, ni Lejarreta ni Olano, todos ellos vascos, igual que el alavés Galdos, que en 1975 fue incapaz de arrebatarle la maglia rosa a Fausto Bertoglio en una edición que concluía en el Stelvio. Esa es la situación de Gárate. Tiene 2´11" de desventaja con respecto a Savoldelli, el primero, y mantiene su 4º plaza por sólo 8" sobre Rujano, el venezolano que irá al ataque, visto el oro que su equipo ha sacado en un Giro especialmente loco. Así pues, ¿Gárate tiene que conservar su posición o tiene que aspirar a más, como el mismo dice? Desde luego, aspirar al podium tiene que ser su objetivo, pero yo veo muy difícil que pueda ganar la carrera. Dice que irá a más durante la última semana, y que ve muy fuerte a Di Luca. No sé. No acabo de ver a Gárate como ganador en Milán. Pero ojalá vaya al ataque y, aunque pierda su privilegiado puesto, sea ambicioso. Que consiga aquello que corredores más capacitados y antes que él no pudieron conseguir. Ganar el Giro de Italia, nada menos.
24 mayo, 2005
Y todavía queda el final
Poco a poco un Giro de locura va recuperando las pautas que se presumían en el prólogo de Reggio Calabria. Petacchi ha vuelto a imponerse y ya iguala a McEwen, que se ha salido un poco de lo esperado. Los sprints no dejan de ser un duopolio de facto, típico del Giro, lo excepcional fueron las nueve victorias del ciclón del Fassa Bortolo el año pasado. Sí, se sigue el guión histórico del Giro. Cunego no igualará a Mercx e Indurain ganando dos ediciones consecutivas. Bettini y Di Luca han animado la primera semana en todo el sentido del término, como en su día hicieron Bartoli, Argentin y Rebellin en 1996. Las cronos han sido para superespecialistas, como en su día fueron para Gelfi, Hruska, Peña, Domínguez o Hontchar, sin relevancia para la general. El mejor corredor de la primavera realiza un Giro completo (Di Luca), independientemente del resultado final, siguiendo la senda de Berzin (1994), Jalabert (1999) o Cunego (2004). Hundimientos en la montaña. Cambio de líderes. Puertos asesinos. Escaladores sudamericanos semidesconocidos imponiéndose en las cumbres y el GPM de la montaña, en la línea de Nelson Rodríguez, Freddy González o Pérez Cuapio. Españoles cerca del podio, pero a la vez lejos. Muchos candidatos de partida, pero al final se decide todo entre dos o tres. Corredores jóvenes que se asoman a las primeras posiciones (Fothen, Pozzovivo). Basso que se hunde en la montaña como Zulle o, en menor medida, Olano. Entonces, ¿qué tiene de excepcional este Giro?.
Pues que todo esto ha sucedido ya y todavía quedan por delante, tras la jornada de descanso de hoy, las etapas finales típicas del Giro, donde ha pasado gran parte de lo narrado en el anterior párrafo. El miércoles se sube el mítico Bric Berton camino de Varazze, en lo que podríamos denominar una pequeña San Remo endurecida. El jueves, llegada en el brutal Colle di Tenda, donde Santi Pérez venció al tavolino en 2002 tras la descalificación por dopaje de Garzelli, pero antes se sube la Madonna del Colleto (6,7 km. al 8,25%) y el Colleto del Moro (3,9 km. al 8,9%). Viernes, crono de 35 km. subiendo (y bajando) el mítico Superga, con el tramo final en Turín empedrado. Sábado, por fin, doble subida a Sestriere (final de etapa) y por medio la guinda de Finestre (18,2 km. al 9,2%). Si parece que ya han pasado un montón de cosas, imaginar lo que queda desata la imaginación. ¿Irán los Selle Italia al ataque o se conformarán con el podio? ¿Aguantará Simoni su edad y Di Luca su estado de forma? ¿Será capaz Gárate de dar el golpe definitivo? Y Savoldelli...¿podrá ganar el Giro?. Enlazando con el principio, sólo falta que se cumpla la última pauta del Giro: la última semana siempre es la decisiva.
Pues que todo esto ha sucedido ya y todavía quedan por delante, tras la jornada de descanso de hoy, las etapas finales típicas del Giro, donde ha pasado gran parte de lo narrado en el anterior párrafo. El miércoles se sube el mítico Bric Berton camino de Varazze, en lo que podríamos denominar una pequeña San Remo endurecida. El jueves, llegada en el brutal Colle di Tenda, donde Santi Pérez venció al tavolino en 2002 tras la descalificación por dopaje de Garzelli, pero antes se sube la Madonna del Colleto (6,7 km. al 8,25%) y el Colleto del Moro (3,9 km. al 8,9%). Viernes, crono de 35 km. subiendo (y bajando) el mítico Superga, con el tramo final en Turín empedrado. Sábado, por fin, doble subida a Sestriere (final de etapa) y por medio la guinda de Finestre (18,2 km. al 9,2%). Si parece que ya han pasado un montón de cosas, imaginar lo que queda desata la imaginación. ¿Irán los Selle Italia al ataque o se conformarán con el podio? ¿Aguantará Simoni su edad y Di Luca su estado de forma? ¿Será capaz Gárate de dar el golpe definitivo? Y Savoldelli...¿podrá ganar el Giro?. Enlazando con el principio, sólo falta que se cumpla la última pauta del Giro: la última semana siempre es la decisiva.
23 mayo, 2005
Los Dolomitas destrozan la carrera y coronan a Iván Parra
Se esperaba batalla en los Dolomitas y a fe que así ha sido. Que se lo pregunten a Basso, que ayer entró a 42 minutos, afectado por dolores estomacales que ojalá no reviertan en problemas psicológicos para un corredor al que le cuesta ganar. Ya en la jornada de 220 km. y tres puertos de primera camino de Ortisei se había dejado casi un minuto con los favoritos, además de la maglia rosa a favor de Savoldelli. Lo de ayer ha sido un hundimiento espectacular que probablemente conduzca a su abandono del Giro y empezar a preparar el Tour, pero con la losa del Giro. Adiós a la operación Basso, el corredor que tenía que demostrar que se puede hacer Giro-Tour a alto nivel en una misma temporada. Ha sido el protagonista del fin de semana, además del colombiano Iván Parra, por fin ganador. Pasó a profesionales muy joven con el ONCE, y siempre prometía pero era raro verlo delante. El año pasado en el Comunitat Valenciana hizo segundo en la etapa de Ávila (cedido al Baqué para la Vuelta), quizás su mayor alegría junto con la exigua victoria en una etapa de la extinta Vuelta a Galicia. Gianni Savio, factotum del Selle Italia y siempre atento a Sudamérica, le rescató para el ciclismo y le ha hecho doble ganador de las etapas dolomíticas, siempre en escapada.
El sábado se impuso tras 200 km. de fuga ante un impresionante Juanma Gárate, ambicioso en sus objetivos y con el premio de ascender hasta la 5ª plaza de la general, y el domingo repitió con una escapada similar, esta vez batiendo a otro compañero del sábado, el hasta entonces desaparecido esloveno Valjavec (el año pasado 9º en el Giro) y al cacareado Rujano, al que sólo le veo sprintar para el Premio de la Montaña, en la más pura filosofía Savio. Cuarto un notable U.Osa, de nuevo en primeras posiciones y a partir del quinto puesto los corredores que pueden poner en aprietos a un Savoldelli que toca el Giro con sus dedos: un increíble DiLuca, que sólo está a 30” del corredor de Discovery y que es segundo, seguido por Simoni y Gárate. Tres escaladores contra un corredor que se defiende subiendo a su paso, pero que acusa los cambios de ritmo. Todavía hay carrera, ya lo creo, más considerando que Savoldelli no tiene equipo. Los Alpes piamonteses verán batalla por todo lo alto. Hoy por hoy es lo único que me atrevo a afirmar después de un Giro especialmente loco. Entre las bajas de los Dolomitas se cuentan Basso, Garzelli, A. González (¡ay!), un previsible Beloki y metafóricamente Cunego, un poco recuperado el fin de semana tras el descalabro de Zoldo Alto. Entre las alegrías, la recuperación de Osa, de S. Sánchez, el buen hacer de Karpets y el impresionante rendimiento de Gárate.
***
En la Volta Popovych se ha llevado el triunfo final tras rendir por debajo de lo esperado en la crono del viernes y sufrir mucho en la etapa del sábado, ganada por Anthony Charteau (primera victoria en su historial) tras un fenomenal batalla por parte de los favoritos. La etapa de ayer fue también bastante movida, pero sin peligrar la general: un impresionante Hushvod coronó en solitario el último puerto de la jornada e intentó la machada de hacer en solitario los últimos 30 km. a meta. Fue cazado poco antes., pero aún así tuvo arrestos (y una clase que le sale por los costados) para ganar el sprint masivo. Impresionante. El mismo calificativo se puede aplicar al triunfo de Iñigo Cuesta en la cronoescalada, con sus 35 añitos. Sus únicas victorias como profesional son la Vuelta al País Vasco, la etapa reina del Dauphiné de 2001 y esta de la Volta. Poco, pero de calidad. Un magnífico profesional y magnífico refrendo. Piepoli y Moncutie (qué bien corre en España) acompañaron a Popovych en el podio final. Es habitual que los gregarios de Armstrong ganen carreras de prestigio en su camino hacia el Tour: ya lo hizo Heras en la Volta de 2003 y Hamilton en el Dauphiné de 1999. Algo querrá decir, claro, pero soy incapaz de interpretarlo.
El sábado se impuso tras 200 km. de fuga ante un impresionante Juanma Gárate, ambicioso en sus objetivos y con el premio de ascender hasta la 5ª plaza de la general, y el domingo repitió con una escapada similar, esta vez batiendo a otro compañero del sábado, el hasta entonces desaparecido esloveno Valjavec (el año pasado 9º en el Giro) y al cacareado Rujano, al que sólo le veo sprintar para el Premio de la Montaña, en la más pura filosofía Savio. Cuarto un notable U.Osa, de nuevo en primeras posiciones y a partir del quinto puesto los corredores que pueden poner en aprietos a un Savoldelli que toca el Giro con sus dedos: un increíble DiLuca, que sólo está a 30” del corredor de Discovery y que es segundo, seguido por Simoni y Gárate. Tres escaladores contra un corredor que se defiende subiendo a su paso, pero que acusa los cambios de ritmo. Todavía hay carrera, ya lo creo, más considerando que Savoldelli no tiene equipo. Los Alpes piamonteses verán batalla por todo lo alto. Hoy por hoy es lo único que me atrevo a afirmar después de un Giro especialmente loco. Entre las bajas de los Dolomitas se cuentan Basso, Garzelli, A. González (¡ay!), un previsible Beloki y metafóricamente Cunego, un poco recuperado el fin de semana tras el descalabro de Zoldo Alto. Entre las alegrías, la recuperación de Osa, de S. Sánchez, el buen hacer de Karpets y el impresionante rendimiento de Gárate.
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En la Volta Popovych se ha llevado el triunfo final tras rendir por debajo de lo esperado en la crono del viernes y sufrir mucho en la etapa del sábado, ganada por Anthony Charteau (primera victoria en su historial) tras un fenomenal batalla por parte de los favoritos. La etapa de ayer fue también bastante movida, pero sin peligrar la general: un impresionante Hushvod coronó en solitario el último puerto de la jornada e intentó la machada de hacer en solitario los últimos 30 km. a meta. Fue cazado poco antes., pero aún así tuvo arrestos (y una clase que le sale por los costados) para ganar el sprint masivo. Impresionante. El mismo calificativo se puede aplicar al triunfo de Iñigo Cuesta en la cronoescalada, con sus 35 añitos. Sus únicas victorias como profesional son la Vuelta al País Vasco, la etapa reina del Dauphiné de 2001 y esta de la Volta. Poco, pero de calidad. Un magnífico profesional y magnífico refrendo. Piepoli y Moncutie (qué bien corre en España) acompañaron a Popovych en el podio final. Es habitual que los gregarios de Armstrong ganen carreras de prestigio en su camino hacia el Tour: ya lo hizo Heras en la Volta de 2003 y Hamilton en el Dauphiné de 1999. Algo querrá decir, claro, pero soy incapaz de interpretarlo.
20 mayo, 2005
El Giro se hace Tour
La primera etapa de montaña del Giro causó los mismos estragos en la general que la primera etapa de montaña en Tour. Dos corredores sobre todos los demás, y a partir del décimo clasificado en la general, diez minutos de ventaja. La diferencia es que la etapa de ayer era de sólo 150 km y que Basso ha ejercido de Armstrong, demostrando lo lejos que puede llegar manteniendo la cabeza fría. Una serie de brutales y repetidos cambios de ritmo en la parte más dura del temible Duran seleccionó un grupo en el que ya no estaban ni Cunego ni Garzelli, puestos en evidencia en el kilómetro tres de la ascensión por un Simoni renacido. Sólo el trentino, Savoldelli y Di Luca consiguieron aguantar a rueda de un Basso desatado y al ataque, un ciclón sobre la bicicleta y con una clase impresionante (que pedaleo más elegante subiendo, apenas oscila en la bicicleta). Basso podía haberse ido sólo y coronar el Duran, pero prefirió esperar a los que venían detrás. Le daba lo mismo: había eliminado en un sólo puerto a muchos más rivales de los que podía imaginar, y no era cuestión de afrontar Zoldo Alto sólo y con tantos días de competición por delante. Eso no lo hace ni Armstrong, acostumbrado a ser llevado en volandas al último puerto y hacer su numerito de forcing, y mucho menos lo va a hacer Basso, que carece de equipo en la montaña.Nei momenti caldi, bisogna avere la testa fredda.
El descenso fue trepidante, con Savoldelli haciendo su numerito bien seguido por Simoni, un espectáctaculo ver trazar las curvas al ciclista del Discovery Channel. Casi como si fuese 1999, cuando se destapó en el Colle della Fauniera (donde el Chava desapareció), parecía que Il Falco iba a dar un buen susto a Basso, pero el varesino reaccionó bien y dejó su neutralización para el inicio de Zoldo Alto, sabedor de que es mejor escalador. Y tanto. A cuatro kilómetros de meta otro brutal ataque (que cosa más increíble, parecía que tenía un muelle en las piernas) doblegó a Simoni y de allí a meta Savoldelli se hizo el remolón para llevarse la etapa. En su tramo final, fue un calco de la etapa de La Mongie del Tour 2004, con las tornas cambiadas: Basso haciendo de Armstrong y dejando la etapa (la verdad, es un tronco al sprint) y Savoldelli aprovechando para ganar después de muchos años. A 21" Simoni; a 1'01" Di Luca, favorecido por el bajo kilometraje, pero brillante; a 1'50" Atienza, por fin delante; Scarponi noveno a 2'17"...y Cunego-Garzelli a 6'02". Esperemos que no se desmoralicen y puedan dar espectáculo en la montaña, pero mayor que este difícil. La general se queda con Basso de rosa, Savoldelli a 18", Di Luca a 1'04", Simoni a 2'27" y Scarponi séptimo a un mundo, nada menos que 4' 48". Llego la primera etapa de montaña y Basso ha cumplido el análisis que reproducía en el post del lunes. Lástima que nadie contase con un rival tan incómodo como el Discovery Savoldelli. Hay Giro, no temamos. Pero vaya mazazo, la primera vez que pasa en el Giro tan pronto.
***
El Discovery gana su primera carrera ProTour en el Giro, y en la Volta Popovych se pone de líder hipotecando el triunfo final. La etapa, digna del Tour (6h 22' en la bici) fue para Piepoli, que estrena al Saunier Duval en la temporada con sus 33 dignísimos años, batiendo al ucraniano de oro y Aitor Osa (el hermano ha hecho en Italia un buena etapa, 18º a 4'), mientras que Rogers asusta entrando a 34" y Ullrich hace 17º a 1'19", bastante bien. Para la cronoescalada de Arcalis (12 km) Popovych tiene 11" sobre Osa, 45" sobre Perdiguero y Piepoli, además de 54" sobre Botero. Le deberían bastar para ganar.
El descenso fue trepidante, con Savoldelli haciendo su numerito bien seguido por Simoni, un espectáctaculo ver trazar las curvas al ciclista del Discovery Channel. Casi como si fuese 1999, cuando se destapó en el Colle della Fauniera (donde el Chava desapareció), parecía que Il Falco iba a dar un buen susto a Basso, pero el varesino reaccionó bien y dejó su neutralización para el inicio de Zoldo Alto, sabedor de que es mejor escalador. Y tanto. A cuatro kilómetros de meta otro brutal ataque (que cosa más increíble, parecía que tenía un muelle en las piernas) doblegó a Simoni y de allí a meta Savoldelli se hizo el remolón para llevarse la etapa. En su tramo final, fue un calco de la etapa de La Mongie del Tour 2004, con las tornas cambiadas: Basso haciendo de Armstrong y dejando la etapa (la verdad, es un tronco al sprint) y Savoldelli aprovechando para ganar después de muchos años. A 21" Simoni; a 1'01" Di Luca, favorecido por el bajo kilometraje, pero brillante; a 1'50" Atienza, por fin delante; Scarponi noveno a 2'17"...y Cunego-Garzelli a 6'02". Esperemos que no se desmoralicen y puedan dar espectáculo en la montaña, pero mayor que este difícil. La general se queda con Basso de rosa, Savoldelli a 18", Di Luca a 1'04", Simoni a 2'27" y Scarponi séptimo a un mundo, nada menos que 4' 48". Llego la primera etapa de montaña y Basso ha cumplido el análisis que reproducía en el post del lunes. Lástima que nadie contase con un rival tan incómodo como el Discovery Savoldelli. Hay Giro, no temamos. Pero vaya mazazo, la primera vez que pasa en el Giro tan pronto.
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El Discovery gana su primera carrera ProTour en el Giro, y en la Volta Popovych se pone de líder hipotecando el triunfo final. La etapa, digna del Tour (6h 22' en la bici) fue para Piepoli, que estrena al Saunier Duval en la temporada con sus 33 dignísimos años, batiendo al ucraniano de oro y Aitor Osa (el hermano ha hecho en Italia un buena etapa, 18º a 4'), mientras que Rogers asusta entrando a 34" y Ullrich hace 17º a 1'19", bastante bien. Para la cronoescalada de Arcalis (12 km) Popovych tiene 11" sobre Osa, 45" sobre Perdiguero y Piepoli, además de 54" sobre Botero. Le deberían bastar para ganar.
19 mayo, 2005
La victoria de un excelente ciclista
Ayer ganó en la Volta Pedro Horrillo, el excepcional ciclista ermuatarra más conocido por ser amigo de Oscar Freire y magnífico columnista en El País que por sus buenos resultados profesionales. La victoria de ayer, la primera que consigue con el Rabobank, se suma a la conseguida el año pasado en la Paris-Niza defendiendo los colores del Quick Step y la casi victoria que tuvo a su alcance en el Tour de 2002, cuando Baden Cooke le superó en los últimos metros. No son las únicas, pero si dan muestra del buen oficio de un conocido gregario que consiguió hacerse un hueco en el equipo Mapei para clásicas y posteriormente en el Quick Step. En 1997 quedó segundo en el Valenciaga ganado por Freire, y pasaron juntos a profesionales el año siguiente en el Vitalicio. Se supone que fue ahí donde aprendió a ganar al contrapié en los últimos metros, su táctica preferida en un pelotón que parece haber olvidado una de las maneras más bonitas de ganar. Con Horrillo se disfruta viendo ganar carreras de importancia a un corredor que tiene otros trabajos por hacer, y más con 30 años.
Otro de los lugares comunes sobre Horrillo es repetir que es licenciado en Filosofía pura, algo de lo que rezuman sus bitácoras para El País. Da igual, están hechas con una simpatía y una imaginación que ya me gustarían para mi modesto blog. Lo que hay que repetir de Horrillo es que es un excelente ciclista, capaz de lanzar un sprint a Freire, acabar la Paris-Roubaix (cuenta la leyenda que Minguez, en el primer año del Vitalicio, tras poner a Ferrigato y Steinhauser en el grupo de las clásicas dijo: "¿Quién quiere ir a Roubaix?" y mientras el resto de españoles del equipo miraban para abajo, Horrillo y Freire daban saltos con el dedo en alto) y recuperarse continuamente de lesiones y caídas que le han lastrado en no poca medida. Horrillo no es el típico amigo que una estrella impone a sus sucesivos equipos, y que rara vez demuestra más que servilismo hacia su patrón (los hermanísimos, por ejemplo). Es un ciclista independiente de Freire. Y con victorias para ir con la cabeza bien alta en el pelotón.
En el Giro, tercera victoria de etapa para McEwen. Después de comenzar el año arrasando en Down Under (tres etapas), se perdió las clásicas del norte por motivos de salud, pero ahora está recogiendo los frutos de estar más fresco que todos los demás. Para el Tour, con permiso de Boonen, es el máximo favorito, porque ya ha demostrado que puede ganar el maillot verde y etapas después de haber rendido bien el Giro. Lo más curioso es que tiene casi 33 años. Otro ejemplo de longevidad extraña en el ciclismo actual. Petacchi segundo por un centímetro, tercero O´Grady, cuarto Zabel (uno de sus mejores sprints del año), quinto Bettini, que no se se resiste a no ser protagonista y sexto Gálvez, que está ahí, ahí, y a ver si alguna vez tiene suerte. Hoy final en Zoldo Alto tras varios puertarracos de aupa. Me dará miedo ver las clasificaciones por detrás. Casi tanto como hoy: Aitor González ha sido el penúltimo de la etapa, cerrando el pelotón.
***
Leo en cyclingnews.com que Lance Armstrong ha realizado una visita por sorpresa a sus compañeros de Discovery durante el día de descanso, realizado en Cesenatico, cuna de Pantani. Corriendo en Italia no tiene a ningún amigo de los de toda la vida (Savoldelli o Bileka son recién llegados) y será difícil que salga del Giro alguno de sus compañeros para el Tour. Tras finalizar su visita, cogió un avión y volvió a su Texas, a seguir entrenándose. Muy bien. Lástima que Cesenatico esté a sólo 45 minutos de Ferrara, preciosa ciudad italiana muy conocida en el ambiente ciclista por ser donde pasa consulta el Dr. Michelle Ferrari, amigo personal de Armstrong, que nunca ha dudado en defenderle. Volverá por Europa para la Dauphiné. Ya vereís que bien le sienta entrenar en Texas...
Otro de los lugares comunes sobre Horrillo es repetir que es licenciado en Filosofía pura, algo de lo que rezuman sus bitácoras para El País. Da igual, están hechas con una simpatía y una imaginación que ya me gustarían para mi modesto blog. Lo que hay que repetir de Horrillo es que es un excelente ciclista, capaz de lanzar un sprint a Freire, acabar la Paris-Roubaix (cuenta la leyenda que Minguez, en el primer año del Vitalicio, tras poner a Ferrigato y Steinhauser en el grupo de las clásicas dijo: "¿Quién quiere ir a Roubaix?" y mientras el resto de españoles del equipo miraban para abajo, Horrillo y Freire daban saltos con el dedo en alto) y recuperarse continuamente de lesiones y caídas que le han lastrado en no poca medida. Horrillo no es el típico amigo que una estrella impone a sus sucesivos equipos, y que rara vez demuestra más que servilismo hacia su patrón (los hermanísimos, por ejemplo). Es un ciclista independiente de Freire. Y con victorias para ir con la cabeza bien alta en el pelotón.
En el Giro, tercera victoria de etapa para McEwen. Después de comenzar el año arrasando en Down Under (tres etapas), se perdió las clásicas del norte por motivos de salud, pero ahora está recogiendo los frutos de estar más fresco que todos los demás. Para el Tour, con permiso de Boonen, es el máximo favorito, porque ya ha demostrado que puede ganar el maillot verde y etapas después de haber rendido bien el Giro. Lo más curioso es que tiene casi 33 años. Otro ejemplo de longevidad extraña en el ciclismo actual. Petacchi segundo por un centímetro, tercero O´Grady, cuarto Zabel (uno de sus mejores sprints del año), quinto Bettini, que no se se resiste a no ser protagonista y sexto Gálvez, que está ahí, ahí, y a ver si alguna vez tiene suerte. Hoy final en Zoldo Alto tras varios puertarracos de aupa. Me dará miedo ver las clasificaciones por detrás. Casi tanto como hoy: Aitor González ha sido el penúltimo de la etapa, cerrando el pelotón.
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Leo en cyclingnews.com que Lance Armstrong ha realizado una visita por sorpresa a sus compañeros de Discovery durante el día de descanso, realizado en Cesenatico, cuna de Pantani. Corriendo en Italia no tiene a ningún amigo de los de toda la vida (Savoldelli o Bileka son recién llegados) y será difícil que salga del Giro alguno de sus compañeros para el Tour. Tras finalizar su visita, cogió un avión y volvió a su Texas, a seguir entrenándose. Muy bien. Lástima que Cesenatico esté a sólo 45 minutos de Ferrara, preciosa ciudad italiana muy conocida en el ambiente ciclista por ser donde pasa consulta el Dr. Michelle Ferrari, amigo personal de Armstrong, que nunca ha dudado en defenderle. Volverá por Europa para la Dauphiné. Ya vereís que bien le sienta entrenar en Texas...
18 mayo, 2005
El adiós de Tafi, un ciclista de los de antes
Lo van a pasar mal las revistas de ciclismo italianas ante la avalancha de corredores que están abandonando a mitad de temporada. Si bien los casos de Cipollini y Casagrande han sido una sorpresa, el de Tafi estaba anunciado, y por lo menos tendrán el reportaje preparado. Da igual: el ciclista toscano se ha retirado con una fiesta en su casa de Lamporecchio a la que asistió hasta el mismísimo Verbrugghen, quizás el mejor indicador de un ciclista al que se le pueden criticar muchas cosas, pero que ganó mucho más de a lo que parecía destinado, y ganó bien. Ya en 1991 ganó el Giro del Lazio (lo haría otras dos veces más), una circunstancia insólita, habida cuenta de su cuerpo macizo y pesado. ¿Su arma? Una fenomenal pedalada en el llano, capaz de marcar las diferencias. Ganó escapado, lo que sería su seña de identidad cuando llegasen las grandes victorias. Ya en 1994 fue el tercero en discordia en la famosa llegada del Mapei al velódromo de Roubaix, y en 1996 ganó el Giro de Lombardía escapado. Dos semanas antes había hecho saltar toda la estrategia de la selección italiana en el Mundial de Lugano, con una ataque personal y loco en pos de los fugados. Sólo consiguió ser sexto y se granjeó el odio de su paisano Bartoli para el resto de su vida deportiva.
Aunque en 1997 ganó la prueba de la Copa del Mundo de Rochester, el ciclista del Mapei empezaba a ser conocido a niveles de gran estrella gracias a sus escapadas locas en carreras como el Tour, donde no era frecuente ver a corredores con sus piernas como palancas. En 1998 hizo segundo en la Roubaix, además de ser campeón nacional. Ahí fue donde se puso como objetivo ganar al año siguiente la clásica del pavés con el maillot tricolor, igual que Moser. Y lo consiguió, en lo que es su victoria más querida y la que más le obsesionó repetir, como tantos otros embrujados por la magia de la carrera francesa. En el 2000 ganó una Paris-Tours antológica, enrabietado por no haber sido convocado para la selección de Plouay, aunque su mejor victoria, para mí, fue el increíble Tour de Flandes de 2002, con un ataque a cuatro km. de meta que sus fieros rivales (nada menos que Museeuw, Van Petegem y Hincapié, vaya tres) no pudieron evitar ni neutralizar. Tafi lo único que hizo fue meter el plato grande y rodar, rodar como un poseso. Un grandísimo Tour de Flandes. Tras pasar al Alessio y al CSC, ha consumido sus últimos meses en un Saunier especialista en dar segundas y últimas oportunidades. En teoría contratado hasta Roubaix, Tafi disputó el Tour de Georgia para despedirse de sus fans americanos, otra buena muestra de su increíble popularidad. Su despedida en su casa de Toscana, aprovechando el eco mediático de que el Giro pasaba cerca, no debe extrañar a nadie. A Tafi le gustaban como a pocos los flashes y las cámaras. Clase 66, era uno de lo más veteranos del pelotón. No tarderemos mucho en verle en un coche de equipo.
***
En la Volta, triunfo del neoprofesional del Liquigas Gasparotto. Es la primera victoria de un neo en el ProTour (Poosthuma o Contador son jóvenes, pero no neos), y es una victoria en un sprint masivo de 170 corredores tras casi cinco horas en bicicleta. Si se mira el ranking amateur italiano de la pasada temporada, Gasparotto no aparece en los primeros puestos. Ni en los intermedios. Suele ser así: los que arrasan en categorías inferiores tienen un lento despegue en profesionales, o sencillamente se quedan en tierra, mientras que los que van a ser buenos profesionales están escondidos. Bettini, por ejemplo, fue cuarto en el Mundial Sub23 de Lugano (Oro y Plata para Figueras y Sgambelluri) y ha sido, de largo, el mejor italiano de su generación. Buena suerte para Gasparotto (el Liquigas también ha pasado a un escalador anónimo pero muy bueno, Danielle Colli) y para el segundo clasificado, Claudio Corioni, también neo del Fassa. Y eso de que no había sprinters es un camelo: Hushvod, Hunter, Van Heeswijk, Furlan o Rodríguez, todos con victorias en grandes vueltas.
Aunque en 1997 ganó la prueba de la Copa del Mundo de Rochester, el ciclista del Mapei empezaba a ser conocido a niveles de gran estrella gracias a sus escapadas locas en carreras como el Tour, donde no era frecuente ver a corredores con sus piernas como palancas. En 1998 hizo segundo en la Roubaix, además de ser campeón nacional. Ahí fue donde se puso como objetivo ganar al año siguiente la clásica del pavés con el maillot tricolor, igual que Moser. Y lo consiguió, en lo que es su victoria más querida y la que más le obsesionó repetir, como tantos otros embrujados por la magia de la carrera francesa. En el 2000 ganó una Paris-Tours antológica, enrabietado por no haber sido convocado para la selección de Plouay, aunque su mejor victoria, para mí, fue el increíble Tour de Flandes de 2002, con un ataque a cuatro km. de meta que sus fieros rivales (nada menos que Museeuw, Van Petegem y Hincapié, vaya tres) no pudieron evitar ni neutralizar. Tafi lo único que hizo fue meter el plato grande y rodar, rodar como un poseso. Un grandísimo Tour de Flandes. Tras pasar al Alessio y al CSC, ha consumido sus últimos meses en un Saunier especialista en dar segundas y últimas oportunidades. En teoría contratado hasta Roubaix, Tafi disputó el Tour de Georgia para despedirse de sus fans americanos, otra buena muestra de su increíble popularidad. Su despedida en su casa de Toscana, aprovechando el eco mediático de que el Giro pasaba cerca, no debe extrañar a nadie. A Tafi le gustaban como a pocos los flashes y las cámaras. Clase 66, era uno de lo más veteranos del pelotón. No tarderemos mucho en verle en un coche de equipo.
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En la Volta, triunfo del neoprofesional del Liquigas Gasparotto. Es la primera victoria de un neo en el ProTour (Poosthuma o Contador son jóvenes, pero no neos), y es una victoria en un sprint masivo de 170 corredores tras casi cinco horas en bicicleta. Si se mira el ranking amateur italiano de la pasada temporada, Gasparotto no aparece en los primeros puestos. Ni en los intermedios. Suele ser así: los que arrasan en categorías inferiores tienen un lento despegue en profesionales, o sencillamente se quedan en tierra, mientras que los que van a ser buenos profesionales están escondidos. Bettini, por ejemplo, fue cuarto en el Mundial Sub23 de Lugano (Oro y Plata para Figueras y Sgambelluri) y ha sido, de largo, el mejor italiano de su generación. Buena suerte para Gasparotto (el Liquigas también ha pasado a un escalador anónimo pero muy bueno, Danielle Colli) y para el segundo clasificado, Claudio Corioni, también neo del Fassa. Y eso de que no había sprinters es un camelo: Hushvod, Hunter, Van Heeswijk, Furlan o Rodríguez, todos con victorias en grandes vueltas.
17 mayo, 2005
La Volta a Cataluña, un ejemplo positivo del ProTour
No todo van a ser lamentaciones con el ProTour. La Vuelta a Cataluña que comenzó ayer en Salou con una CRE por equipos es un buen ejemplo (en el Giro no es tan evidente: un año más es una carrera de italianos) de lo que se pretendía con el diseño original del ProTour: que los mejores ciclistas vayan a las mejores carreras. La Volta a Cataluña tenía que estar en la mayor revolución ciclista en muchos años, por prestigio (ya era una Hors Categorie), por antigüedad, por recorrido y por días de competición. Por una vez, el cambio le ha favorecido, incluso en el calendario. La Volta se disputaba hasta 1995 en septiembre, pero cuando se pasó la Vuelta a España a ese mes, la carrera catalana fue ubicada en un horrible mes de junio, compitiendo con otras Hors como el Dauphiné y la Vuelta a Suiza. Comenzó así la decadencia de una prueba que gozaba con merecido prestigio y ganadores de tronío en épocas recientes: Indurain, Chiapucci, A. Mejía o Fondriest, que siempre daban un espectáculo increíble, como la edición 1992 entre Indurain y Rominger, disputada como un Tour de Francia.
A partir del fatídico 1995 (ese año gano Jalabert, pero la participación ya fue baja), la Volta a Cataluña paso a ser una vieja dama que conservaba un prestigio a nivel nominal, pero cuyos ganadores no estaban a la altura de lo que se les otorgaba. No es de extrañar que la Volta sea la mejor victoria del palmarés de corredores como Escartín, M. Beltrán, Jiménez o Beloki, por no hablar de Pecharromán o Perdiguero, que nunca imaginaron ganar una carrera de este prestigio, o bien se imaginaron ganar carreras de mayor alcurnia y veían a la bella carrera catalana como un paso intermedio hacia mejores metas (Heras, Zulle). ¿Los rivales? Gente como Zaina,Jonker, Casero o Sevilla, a los que se les puede aplicar el mismo rasero que los de arriba. Sin saber quién va a ganar, por lo menos este año han tomado la salida corredores como Mayo, Ullrich o Valverde. Después la carretera pondrá a cada uno en su sitio, pero ha sido gracias al ProTour, a los generosos puntos que reparte (siete etapas) y al cambio de calendario. Primer líder: el último vencedor, Perdiguero, cuyo equipo Phonak ha ganado la CRE. Hay una etapa de montaña tipo Tour, más de 200 km. y llegada en Arcalis, un puerto de aupa. Veremos espectáculo: Mayo tiene que empezar a carburar.
***
En el Giro, etapa para Petacchi. Se llegaba a Ravenna, apenas 140 km y aunque Bettini se lo puso difícil, esta vez el ciclón de Fassa ha ganado. Tercero Clerc, cuarto Grillo y séptimo Gálvez, que se desfondó un poco en los metros finales. Hoy día de descanso, mañana previsible nuevo sprint (212 km. por la llanura padana) y el jueves primer final en alto. Se llama Zoncolan y, por si hay alguna duda, se apellida Alto. Tal cual.
A partir del fatídico 1995 (ese año gano Jalabert, pero la participación ya fue baja), la Volta a Cataluña paso a ser una vieja dama que conservaba un prestigio a nivel nominal, pero cuyos ganadores no estaban a la altura de lo que se les otorgaba. No es de extrañar que la Volta sea la mejor victoria del palmarés de corredores como Escartín, M. Beltrán, Jiménez o Beloki, por no hablar de Pecharromán o Perdiguero, que nunca imaginaron ganar una carrera de este prestigio, o bien se imaginaron ganar carreras de mayor alcurnia y veían a la bella carrera catalana como un paso intermedio hacia mejores metas (Heras, Zulle). ¿Los rivales? Gente como Zaina,Jonker, Casero o Sevilla, a los que se les puede aplicar el mismo rasero que los de arriba. Sin saber quién va a ganar, por lo menos este año han tomado la salida corredores como Mayo, Ullrich o Valverde. Después la carretera pondrá a cada uno en su sitio, pero ha sido gracias al ProTour, a los generosos puntos que reparte (siete etapas) y al cambio de calendario. Primer líder: el último vencedor, Perdiguero, cuyo equipo Phonak ha ganado la CRE. Hay una etapa de montaña tipo Tour, más de 200 km. y llegada en Arcalis, un puerto de aupa. Veremos espectáculo: Mayo tiene que empezar a carburar.
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En el Giro, etapa para Petacchi. Se llegaba a Ravenna, apenas 140 km y aunque Bettini se lo puso difícil, esta vez el ciclón de Fassa ha ganado. Tercero Clerc, cuarto Grillo y séptimo Gálvez, que se desfondó un poco en los metros finales. Hoy día de descanso, mañana previsible nuevo sprint (212 km. por la llanura padana) y el jueves primer final en alto. Se llama Zoncolan y, por si hay alguna duda, se apellida Alto. Tal cual.
16 mayo, 2005
Basso sienta las bases del triunfo final
Ha ido creciendo todos estos años y apenas nos habíamos dado cuenta. Mejoraba contrarreloj, claro, pero aún así se quedaba a un abismo de los mejores en el Tour. En la cronoescalada a Alpe D´Huez sufrió la dolorosa sensación de ser adelantado por Armstrong y en la última crono Kloden le arrebató la segunda posición. Tomando sólo estos datos, puede parecer que Basso lo tenía que confiar todo a la montaña. No. En el Giro el nivel de las cronos baja a niveles muy asequibles para el rango que actualmente ostenta Basso. En el número de marzo de la magnífica revista italiana Bicisport ya anunció cuales eran las etapas clave: la crono de ayer en Florencia y la primera etapa con final en alto, la undécima, la de Zoncolan. Basso ya tiene un acervo como ciclista profesional muy útil: "en el Tour 2004, las dos primeras etapas de montaña determinaron la clasificación general, en las siguientes etapas los mejores cinco o seis llegaron siempre juntos, sin que ninguno pudiese marcar la diferencia". Bien. Habrá que ver su rendimiento en la etapa del próximo jueves. A él le basta con mantener el paso ante los ataques que tendrán que realizar los escaladores como Cunego o la tripleta del Liquigas, futuro dueto cuando a Di Luca se le acabe el gas.
La etapa fue para su compañero de equipo Zabriskie (5º en el Mundial CRI de 2004), el que ganó el año pasado la etapa de Caravaca en la Vuelta tras la huelga de piernas caídas del pelotón, y Basso tuvo las referencias del americano para hacer segundo a 17", mientras que Savoldelli fue tercero a 44". De los demás favoritos, a más de un minuto, el que mejor salvó los muebles fue Garzelli, que al parecer no padeció los efectos de la caída camino de Pistoia. Di Luca ha mantenido la maglia rosa, a pesar de que el equipo se choteó de él y su liderazgo poniéndole en el coche de equipo a Scinto y a Cipollini, que parecía que habían salido de la discoteca. Basso ya es segundo a sólo 9", Savoldelli tercero a 35", Cunego cuarto a 1´15", Cioni quinto a 1´27" y Garzelli sexto a 1´35". Con esta clasificación, el jueves camino de Zoncolan el Liquigas tendría que jugar sus múltiples bazas desde lejos, intentando pillar flaquezas en un CSC que no parece muy fuerte en montaña. El problema de estos planes es que se suele aprovechar un tercero, y estamos viendo muy atentos tanto a Savoldelli como a Cunego. Todavía puede haber muchas sorpresas en este Giro.
Y una de ellas sería que el Euskatel resucitase. Ayer en su terreno vimos a Zubeldia y A.González en el papel que vienen interpretando últimamente, el de sombras de lo que prometieron y fueron. Huelga ningún comentario. El mejor español, Gárate, pero a una enormidad de los primeros (15º en la general, a 3´18"). Karpets ha hecho una crono muy buena y puede crecer para la última semana, pero le penaliza el tiempo perdido en los primeros días. En sus mismas referencias se movieron el joven Fothen y el jovencísimo Dekker, aunque al pasar el décimo día de competición empezarán a decaer sus ímpetus. Lo contrario sería una sorpresa. De momento, ya han hecho mucho más que algunas estrellas.
***
Seguí la etapa por Eurosport, en diferido y caótica. No suelo seguir el canal, Alix y su obsesión por el tecnicismo (que si las bicicletas, el desarrollo y el carbono/titanio) combinados con Peio Ruiz Cabestany (la última vez que supe de él fue cuando nevó en Donosti este año: se le pudo ver fotografiado con esquis en la Concha) disuaden a cualquiera. Y encima tuve que escuchar que el Illes Balears no está haciendo nada, como si el prólogo de Escobar, los dos sprints de la carrera con Gálvez y la posibilidad de Karpets no fuesen ya bastante. Acabaramos.
La etapa fue para su compañero de equipo Zabriskie (5º en el Mundial CRI de 2004), el que ganó el año pasado la etapa de Caravaca en la Vuelta tras la huelga de piernas caídas del pelotón, y Basso tuvo las referencias del americano para hacer segundo a 17", mientras que Savoldelli fue tercero a 44". De los demás favoritos, a más de un minuto, el que mejor salvó los muebles fue Garzelli, que al parecer no padeció los efectos de la caída camino de Pistoia. Di Luca ha mantenido la maglia rosa, a pesar de que el equipo se choteó de él y su liderazgo poniéndole en el coche de equipo a Scinto y a Cipollini, que parecía que habían salido de la discoteca. Basso ya es segundo a sólo 9", Savoldelli tercero a 35", Cunego cuarto a 1´15", Cioni quinto a 1´27" y Garzelli sexto a 1´35". Con esta clasificación, el jueves camino de Zoncolan el Liquigas tendría que jugar sus múltiples bazas desde lejos, intentando pillar flaquezas en un CSC que no parece muy fuerte en montaña. El problema de estos planes es que se suele aprovechar un tercero, y estamos viendo muy atentos tanto a Savoldelli como a Cunego. Todavía puede haber muchas sorpresas en este Giro.
Y una de ellas sería que el Euskatel resucitase. Ayer en su terreno vimos a Zubeldia y A.González en el papel que vienen interpretando últimamente, el de sombras de lo que prometieron y fueron. Huelga ningún comentario. El mejor español, Gárate, pero a una enormidad de los primeros (15º en la general, a 3´18"). Karpets ha hecho una crono muy buena y puede crecer para la última semana, pero le penaliza el tiempo perdido en los primeros días. En sus mismas referencias se movieron el joven Fothen y el jovencísimo Dekker, aunque al pasar el décimo día de competición empezarán a decaer sus ímpetus. Lo contrario sería una sorpresa. De momento, ya han hecho mucho más que algunas estrellas.
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Seguí la etapa por Eurosport, en diferido y caótica. No suelo seguir el canal, Alix y su obsesión por el tecnicismo (que si las bicicletas, el desarrollo y el carbono/titanio) combinados con Peio Ruiz Cabestany (la última vez que supe de él fue cuando nevó en Donosti este año: se le pudo ver fotografiado con esquis en la Concha) disuaden a cualquiera. Y encima tuve que escuchar que el Illes Balears no está haciendo nada, como si el prólogo de Escobar, los dos sprints de la carrera con Gálvez y la posibilidad de Karpets no fuesen ya bastante. Acabaramos.
15 mayo, 2005
Sensacional victoria de Koldo Gil
Ganar una etapa en el Giro de Italia tras 190 km. escapado es una hazaña que no ocurre todos los días. Que encima el autor sea un navarro de 26 años (formado en la cantera Banesto, como no podía ser menos) ya es una hazaña que nos recuerda a la magnífica victoria de Chechu Rubiera en el Giro del 97, donde ganó la etapa reina (8 puertos de montaña) tras una fuga desde el inicio de la etapa. En general, las etapas ganadas por corredores españoles en el Giro siempre eran en los últimos km. (el monte Sirino de Cubino, la de Lastras, la de Orvieto de Aitor), producto de alguna inspiración pasajera o un contrapié, pero casi nunca por escapadas. Lo de Koldo Gil es una genialidad acrecentada por los galgos que venían por detrás. Es un chaval supersimpático que recaló en la ONCE tras correrse rumores sobre su vida nocturna (igual que Aitor o que Perdiguero), rumores que muchas veces acaban con la vida deportiva, y más en un deporte tan exigente como este, pero díficiles de demostrar a tenor de los resultados obtenidos. El año pasado dio la cara por todo el Liberty en los primeros meses, con la guinda de la victoria en Castilla y León ante un Valverde que ganó tres etapas pero no lo descolgó en el Morredero, y este año ya había ganado en Murcia.
A 20" entró segundo Cunego, demostrando que tiene piernas para etapas de más de 200 km., en contra de lo que podíamos esperar después de su fallido sprint en L´Aquila y encabezando un reducido pelotón de favoritos mezclado con otros escapados. Entre ellos, el prometedor belga Brandt (el año pasado también hizo un buen Giro, después tuvo un extraño falso positivo) que entró octavo, Fertonani (era cicloturista y se pasó a profesional, ya corrió un buen Romandía) y Simoni, muy bien situado. Entre los que se quedaron descolgados están Scarponi (47"), Basso y Cioni (50") y A. González, Gárate, Zubeldia y Karpets, a 1' 36", no mucho tiempo, pero siempre indicativo de la condición. Di Luca, que ayer provocó el ataque en el Sanmome, entró tercero y recuperó la maglia rosa con 26" sobre Cunego y 54" sobre Celestino y Simoni, que silenciosamente ya es cuarto. Mención aparte merece la mala suerte de Garzelli, que tras quedarse descolgado en el puerto se cayó en los últimos km., entró en el puesto 56, pero como ahora el reglamento incluye las caídas en los últimos 3 km, sólo 50" en meta. Peor para Cunego, que ha pasado la vergüenza de celebrar un segundo puesto pensando que había ganado (ampliaré esta información la próxima semana). Si todo va bien, tendrá ocasión de volver a levantar los brazos en este mismo Giro. Y esta vez sin cachondeo. Esperemos que la rabia se la guarde para mejores ocasiones.
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Para hoy, crono importante con puerto de por medio. Pasará lo que suele pasar en las cronos del Giro: pocas diferencias entre favoritos, Simoni hará un buen tiempo (tiene tendencia a caerse, a ver si tiene suerte), Basso será el mejor de los favoritos junto a Savoldelli, Di Luca se defenderá bien y estaremos a la expectativa de lo que puedan hacer Aitor, Zubeldia y Karpets. Puede pasar eso, o puede pasar todo lo contrario. En este Giro ya es posible todo.
A 20" entró segundo Cunego, demostrando que tiene piernas para etapas de más de 200 km., en contra de lo que podíamos esperar después de su fallido sprint en L´Aquila y encabezando un reducido pelotón de favoritos mezclado con otros escapados. Entre ellos, el prometedor belga Brandt (el año pasado también hizo un buen Giro, después tuvo un extraño falso positivo) que entró octavo, Fertonani (era cicloturista y se pasó a profesional, ya corrió un buen Romandía) y Simoni, muy bien situado. Entre los que se quedaron descolgados están Scarponi (47"), Basso y Cioni (50") y A. González, Gárate, Zubeldia y Karpets, a 1' 36", no mucho tiempo, pero siempre indicativo de la condición. Di Luca, que ayer provocó el ataque en el Sanmome, entró tercero y recuperó la maglia rosa con 26" sobre Cunego y 54" sobre Celestino y Simoni, que silenciosamente ya es cuarto. Mención aparte merece la mala suerte de Garzelli, que tras quedarse descolgado en el puerto se cayó en los últimos km., entró en el puesto 56, pero como ahora el reglamento incluye las caídas en los últimos 3 km, sólo 50" en meta. Peor para Cunego, que ha pasado la vergüenza de celebrar un segundo puesto pensando que había ganado (ampliaré esta información la próxima semana). Si todo va bien, tendrá ocasión de volver a levantar los brazos en este mismo Giro. Y esta vez sin cachondeo. Esperemos que la rabia se la guarde para mejores ocasiones.
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Para hoy, crono importante con puerto de por medio. Pasará lo que suele pasar en las cronos del Giro: pocas diferencias entre favoritos, Simoni hará un buen tiempo (tiene tendencia a caerse, a ver si tiene suerte), Basso será el mejor de los favoritos junto a Savoldelli, Di Luca se defenderá bien y estaremos a la expectativa de lo que puedan hacer Aitor, Zubeldia y Karpets. Puede pasar eso, o puede pasar todo lo contrario. En este Giro ya es posible todo.
14 mayo, 2005
Petacchi, desaparecido en combate
La etapa era para Petacchi. Ciudad marítima, Toscana, séptimo día de competición...era la hora de Petacchi. Y de nuevo hemos tenido que buscar su clasificación a partir de puestos inverosímiles para el que está siendo una de las sensaciones de la temporada. 16 victorias, entre ellas la Vuelta a Valencia, la San Remo, 3 etapas en Tirreno y, una semana antes del Giro, 2 etapas en el Tour de Romandía. Como para sentirse satisfecho y con confianza ante una carrera en la que el año pasado consiguió 9 etapas. Pero nada. En el prólogo consiguió ser tercero, pero ya en la primera etapa se torcieron las cosas a favor de McEwen y desde entonces los recorridos no han acompañado a un corredor con un equipo hecho a medida. Ni siquiera ayer. Todo el tren Fassa descarriló, en una repetida metáfora que se encuentra hoy en la prensa, al patinar Bruseghin a falta de tres kilómetros.
De nuevo la etapa ha ido a McEwen (2 sprints, 2 victorias), por delante del superveterano Kirsipuu (creo que corre su primer Giro), el prometedor joven Bileka (en el Discovery por recomendación de Popovych), Gálvez (ojalá aguante hasta Milán, tiene una victoria a su alcance) y Vogels-O´Grady 5º y 6º, ejerciendo el oligopolio asustraliano. Primer italiano, Paride Grillo octavo. Para hoy, primer contacto serio con la montaña camino de Pistoia, un puerto de rampas duras (Sanmome, vaya nombre) a sólo 12 km. de meta. Veremos de que pasta están hechos Zubeldia y A.González, porque por delante va a haber movimiento. Bettini recuperó ayer la maglia rosa luchando en las bonificaciones del Intergiro, y hoy querrá tener su etapita con el maillot de líder y encima en su casa, la Toscana. El problema es que no se lo van a poner fácil los capos italianos, de Garzelli a Cunego pasando por Savoldelli, Scarponi y Basso. Ah!, que también está corriendo Simoni. Hoy le veremos, seguro. Yo espero encontrar algún bar en el que tengan a bien sintonizar Eurosport.
***
En la Vuelta a Renania, tercera etapa consecutiva para el prometedor alemán Schumacher, del equipo Shimano. No es que haya un gran nivel de participación, pero tiene un gran mérito.
De nuevo la etapa ha ido a McEwen (2 sprints, 2 victorias), por delante del superveterano Kirsipuu (creo que corre su primer Giro), el prometedor joven Bileka (en el Discovery por recomendación de Popovych), Gálvez (ojalá aguante hasta Milán, tiene una victoria a su alcance) y Vogels-O´Grady 5º y 6º, ejerciendo el oligopolio asustraliano. Primer italiano, Paride Grillo octavo. Para hoy, primer contacto serio con la montaña camino de Pistoia, un puerto de rampas duras (Sanmome, vaya nombre) a sólo 12 km. de meta. Veremos de que pasta están hechos Zubeldia y A.González, porque por delante va a haber movimiento. Bettini recuperó ayer la maglia rosa luchando en las bonificaciones del Intergiro, y hoy querrá tener su etapita con el maillot de líder y encima en su casa, la Toscana. El problema es que no se lo van a poner fácil los capos italianos, de Garzelli a Cunego pasando por Savoldelli, Scarponi y Basso. Ah!, que también está corriendo Simoni. Hoy le veremos, seguro. Yo espero encontrar algún bar en el que tengan a bien sintonizar Eurosport.
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En la Vuelta a Renania, tercera etapa consecutiva para el prometedor alemán Schumacher, del equipo Shimano. No es que haya un gran nivel de participación, pero tiene un gran mérito.
Di Luca, profeta en su tierra
L`Aquila, donde ayer acabó la 5º etapa de este Giro, es la capital de provincia más alta de Italia. Es llegar el invierno y oir contínuamente en los telediarios la mínima del termómetro en la recoleta ciudad, una Ávila gélida para los transalpinos. Eso y el magnífico Parque Natural de los Abruzzos es de las pocas cosas que ayudan a situar el lugar en el mapa mental de los italianos. Con estas premisas, no debe extrañar que ayer llegase el Giro por primera vez en cuarenta años, una ocasión que no podía desperdiciar su hijo pródigo Di Luca (Spoltore 1976, pegadito al mar) para ganar su segunda etapa en este Giro. Es cierto que en la edición de 1999 Di Luca ya tuvo ocasión de ser profeta en su tierra, pero aquella vez se subía el tremendo Gran Sasso D´Italia (a más de 2.000 metros de altura), con gran victoria de Pantani sobre el Chava y un Zülle (en traje Banesto) rodándose para el Tour tras la sanción del caso Festina. Y era otro Di Luca, claro.
Ahora nos encontramos ante un corredor serio y centrado, sabedor de que esta gozando de una nueva oportunidad con 29 años, tras desaprovechar muchas ocasiones de hacer lo que mejor sabe hacer: ganar. Il Killer, lo llamaban en sus años mozos. Estaría bien recuperar ese nombre, visto que se encuentra en estado de gracia. Ayer saltó al ataque de Bruseghin (un Fassa que intentó la victoria a lo Flecha/Cancellara: Ferreti no se resiste a no ganar, lástima que diseñase un equipo sólo para Petacchi) y lo remachó. Tercero entró el colombiano Ardila Cano (clase 79), que el año pasado ganó la Vuelta a Gran Bretaña y dos etapas, además de obtener buenos resultados en otras carreras: es rápido y sube muy bien, ojo con él. Cuarto el belga Leukemans y a partir del quinto puesto, en fila india, Basso, Cunego, Garzelli y Savoldelli. Como si fuesen sprinters. Un Giro raro, ya digo. Para completar el sueño de Di Luca, maglia rosa. No es extraño que en meta dijese que era su victoria más bonita.
***
Bettini se escapó ayer y llegó a contar con nueve minutos de ventaja sobre el pelotón. Por supuesto que fue neutralizado sin mayores consecuencias, mientras que Il Grillo sigue cumpliendo su papel autoimpuesto de víctima (hace falta tener cara para cambiar el rol con esa facilidad) y de animador de la primera semana. Sigue cumpliendo porque tras su fechoría del otro día, dijo en el post-etapa de la Rai que iba a dejar la carrera...por supuesto que no lo hizo ("por respeto a mi equipo"), pero lo dijo. Bettini, un caso. Va a tener una vejez muy mala con ese carácter.
En declaraciones recogidas en cyclingnews.com, Lefevre dice que la caída de Cooke fue porque tocó la rueda de Bettini. Ojito al argumento de un hábil polemista (hace poco hice un post exclusivo sobre él): "Es cierto que existe una norma que dice que un corredor no puede desviar su trayectoria, pero también es cierto que es el ciclista en cabeza quien decide esa trayectoria. Cuando Bettini todavía estaba a un metro de las vallas, cambió de marcha y, por un segundo, su rueda saltó. En ese momento, Cooke soltaba el manillar, probablemente para empujar a Bettini, y se cayó". No, si al final Cooke va a ser el culpable. ¡Increíble!.
Ahora nos encontramos ante un corredor serio y centrado, sabedor de que esta gozando de una nueva oportunidad con 29 años, tras desaprovechar muchas ocasiones de hacer lo que mejor sabe hacer: ganar. Il Killer, lo llamaban en sus años mozos. Estaría bien recuperar ese nombre, visto que se encuentra en estado de gracia. Ayer saltó al ataque de Bruseghin (un Fassa que intentó la victoria a lo Flecha/Cancellara: Ferreti no se resiste a no ganar, lástima que diseñase un equipo sólo para Petacchi) y lo remachó. Tercero entró el colombiano Ardila Cano (clase 79), que el año pasado ganó la Vuelta a Gran Bretaña y dos etapas, además de obtener buenos resultados en otras carreras: es rápido y sube muy bien, ojo con él. Cuarto el belga Leukemans y a partir del quinto puesto, en fila india, Basso, Cunego, Garzelli y Savoldelli. Como si fuesen sprinters. Un Giro raro, ya digo. Para completar el sueño de Di Luca, maglia rosa. No es extraño que en meta dijese que era su victoria más bonita.
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Bettini se escapó ayer y llegó a contar con nueve minutos de ventaja sobre el pelotón. Por supuesto que fue neutralizado sin mayores consecuencias, mientras que Il Grillo sigue cumpliendo su papel autoimpuesto de víctima (hace falta tener cara para cambiar el rol con esa facilidad) y de animador de la primera semana. Sigue cumpliendo porque tras su fechoría del otro día, dijo en el post-etapa de la Rai que iba a dejar la carrera...por supuesto que no lo hizo ("por respeto a mi equipo"), pero lo dijo. Bettini, un caso. Va a tener una vejez muy mala con ese carácter.
En declaraciones recogidas en cyclingnews.com, Lefevre dice que la caída de Cooke fue porque tocó la rueda de Bettini. Ojito al argumento de un hábil polemista (hace poco hice un post exclusivo sobre él): "Es cierto que existe una norma que dice que un corredor no puede desviar su trayectoria, pero también es cierto que es el ciclista en cabeza quien decide esa trayectoria. Cuando Bettini todavía estaba a un metro de las vallas, cambió de marcha y, por un segundo, su rueda saltó. En ese momento, Cooke soltaba el manillar, probablemente para empujar a Bettini, y se cayó". No, si al final Cooke va a ser el culpable. ¡Increíble!.
12 mayo, 2005
Bettini, el mafioso del pelotón
No me cae bien Bettini. Sí, es un gran campeón y ha explotado al máximo sus cualidades naturales, el mejor elogio que se puede decir de un deportista, pero ni me gusta como corre ni el puñado de anécdotas conocidas que salpican su trayectoria. El suceso de ayer en el Giro no tiene que sorprender a nadie, y menos con la estupenda galería fotográfica de la que disponemos. Llegaban ligeramente destacados sobre el pelotón, tras otro final zigzageante, un manojo de corredores muy notables, entre ellos el velocísimo australiano Cooke. Bettini, gran instigador de la escapada (Il Grillo, salta en cuanto puede) lanzó el sprint en cuesta desde muy lejos, pero sintió como por su izquierda, pegado a las vallas, se acercaba el ciclista de La Française des Jeux. Y le iba a superar. Ni corto ni perezoso, alteró su trayectoria y derribó a Cooke, elemento clave para su descalificación. No es la primera vez que Bettini recurre a esas tretas. En la Tirreno-Adriático de 2004 le ganó una etapa a Astarloa de esa manera, y otra a Freire. Pero claro, sin la imagen espectacular de la caída para azuzar al jurado internaciona, es raro que sea desclasificado. Esta vez sí. Cuarto de la etapa, cerrando su grupo, pero con 4" segundos sobre el pelotón, los mismos que Mazzanti, vincitore al tavolino, Cioni (está que se sale) y Scarponi, muy hábil en el final. Y todavía se sorprendía, tras glorificar con rabia su triunfo, cuando había oído la caída. Hizo bien Cooke en no aceptar sus disculpas. Después no hizo honor alguno a la maglia rosa, celebrándola de una manera pintoresca.
Bettini es un mafioso. Entiéndanme, no uno de esos que van por ahí con el Thomphson bajo el brazo y deja cabezas de caballo en camas ajenas, sino un mafioso del pelotón. Con la omertá que reina para muchos asuntos, nos quedamos sin saber la parte más importante de lo que maneja e intenta controlar. Astarloa denunció que en Hamilton le ofreció un maletín lleno de dinero si trabajaba para él. El ermuatarra le atacó y ganó el arcoiris, carrera que espero que nunca gane el italiano. Después Bettini se lamentó de las graves ofensas y Astarloa se tuvo que desdecir, pero todos sabemos el poso de verdad que había detrás. Cuando Astarloa se fue del Cofidis a mitad de temporada, Bettini le ofreció alojo en el Quick Step. Astarloa rehusó, sabiendo que era para neutralizarle como rival. Lo mismo hizo con Freire en los tres años que convivieron en el Mapei: ni una sólo vez le ayudó, incluso le hacía la vida imposible, como el estúpido ataque bajando el Poggio en San Remo 2000, cuando Bettini era un advenedizo con paja en el palmarés. Su descalificación de ayer le retrata ante el gran público como la alimaña que es. ¿Alimaña? ¿No me habré pasado? Pues no, porque el muy miserable celebró el triunfo tramposo sabiendo que había provocado una caída, como un auténtico pirata que goza del botín antes de limpiar la sangre de la cubierta. Con el recuerdo de López de Munain reciente, Il Grillo no dudó en cerrar a un rival a 55 km/h.
Mazzanti es un corredor de 31 años que corre en el Panaria, conjunto que no es del ProTour, pero que ya ganó por equipos en la Tirreno y que está cuajando una temporada muy buena, como demuestra el triunfo en el prólogo del australiano Lancaster (invasión de canguros en este Giro). El año pasado ya fue agraciado con la selección para el Mundial de Verona y después pudo acabar 10º en Lombardía. Felicidades para él, aunque la etapa hubiese sido para Cooke sin la caída. Entre las noticias destacadas de la jornada, el ataque de Aitor González, que espero sea síntoma de alegrías y no del tradicional despliegue de fuegos de artificio que siempre hace en los primeros 10 días de una gran vuelta, y el 5º puesto de Pozzato en meta, ganando el sprint del pelotón ante Zabel. Petacchi, 20º. Y mañana, camino de L´Aquila, etapa nada propicia diseñada por el gran corredor abruzzese Vito Taccone (el Vicente Belda italiano de los 60). Llegamos a la patria chica de Di Luca. Seguro que se deja ver. Quinta etapa del Giro y Petacchi a seco, ¿qué nuevas sorpresas nos deparará el Giro?
Bettini es un mafioso. Entiéndanme, no uno de esos que van por ahí con el Thomphson bajo el brazo y deja cabezas de caballo en camas ajenas, sino un mafioso del pelotón. Con la omertá que reina para muchos asuntos, nos quedamos sin saber la parte más importante de lo que maneja e intenta controlar. Astarloa denunció que en Hamilton le ofreció un maletín lleno de dinero si trabajaba para él. El ermuatarra le atacó y ganó el arcoiris, carrera que espero que nunca gane el italiano. Después Bettini se lamentó de las graves ofensas y Astarloa se tuvo que desdecir, pero todos sabemos el poso de verdad que había detrás. Cuando Astarloa se fue del Cofidis a mitad de temporada, Bettini le ofreció alojo en el Quick Step. Astarloa rehusó, sabiendo que era para neutralizarle como rival. Lo mismo hizo con Freire en los tres años que convivieron en el Mapei: ni una sólo vez le ayudó, incluso le hacía la vida imposible, como el estúpido ataque bajando el Poggio en San Remo 2000, cuando Bettini era un advenedizo con paja en el palmarés. Su descalificación de ayer le retrata ante el gran público como la alimaña que es. ¿Alimaña? ¿No me habré pasado? Pues no, porque el muy miserable celebró el triunfo tramposo sabiendo que había provocado una caída, como un auténtico pirata que goza del botín antes de limpiar la sangre de la cubierta. Con el recuerdo de López de Munain reciente, Il Grillo no dudó en cerrar a un rival a 55 km/h.
Mazzanti es un corredor de 31 años que corre en el Panaria, conjunto que no es del ProTour, pero que ya ganó por equipos en la Tirreno y que está cuajando una temporada muy buena, como demuestra el triunfo en el prólogo del australiano Lancaster (invasión de canguros en este Giro). El año pasado ya fue agraciado con la selección para el Mundial de Verona y después pudo acabar 10º en Lombardía. Felicidades para él, aunque la etapa hubiese sido para Cooke sin la caída. Entre las noticias destacadas de la jornada, el ataque de Aitor González, que espero sea síntoma de alegrías y no del tradicional despliegue de fuegos de artificio que siempre hace en los primeros 10 días de una gran vuelta, y el 5º puesto de Pozzato en meta, ganando el sprint del pelotón ante Zabel. Petacchi, 20º. Y mañana, camino de L´Aquila, etapa nada propicia diseñada por el gran corredor abruzzese Vito Taccone (el Vicente Belda italiano de los 60). Llegamos a la patria chica de Di Luca. Seguro que se deja ver. Quinta etapa del Giro y Petacchi a seco, ¿qué nuevas sorpresas nos deparará el Giro?
11 mayo, 2005
La ley del líder del ProTour
Está siendo una de las sensaciones de la temporada y cualquier victoria suya es una magnífica noticia, viniendo de donde viene. Ayer Di Luca impuso su ley camino de Valle Piana, provincia de Salerno, en el profundo sur. Es la ley del más fuerte, y sólo cabe rendirse ante un corredor que combina una punta de velocidad de auténtico sprinter con la fuerza necesaria para salvar repechos muy empinados, como era el puerto de Santa Tecla situado a 10 km. de meta. A un ataque de Bettini respondió en primera persona, arrastrando consigo a 40 corredores, la crema del pelotón en el Giro, y en meta volvió a cometer el error de la llegada de Vitoria en el País Vasco: se vio tan fuerte que saltó de lejos, pero esta vez no había un Valverde para superarle, aunque a Cunego, impresionante, le faltó poquísimo para dar un golpe de autoridad. Esta siendo un Giro esquivo a los sprinters y con guiños en cada etapa a los grandes nombres del pelotón. Que siga así, aunque no lo podamos ver, igual que la embestida de una moto a Koldo Gil cuando iba escapado.
Garzelli, espléndido, tercero y consiguiendo bonificación por delante de Celestino, Ventoso de nuevo brillante 5º y Bettini, que vuelve a recuperar la maglia rosa con 9" sobre Di Luca. La clasificación general, y estamos sólo en la tercera etapa, produce vértigo: tras el campeón olímpico y el líder del ProTour se sitúan Cunego, Garzelli, Savoldelli y Gárate, que silenciosamente está ahí arriba...de aquí a la crono de Florencia el domingo habrá movimientos, pero será raro que los grandes se descabalguen de la general. El Fassa-Petacchi aún no ha mojado y tiene 8 hombres, 8, para controlar la carrera y evitar escapadas, aunque como siga habiendo finales como este, el ganador de la San Remo lo va a tener difícil. De momento, el sueño de la maglia rosa lo tendrá que posponer hasta el siguiente Giro. El que sigue viviendo un auténtico sueño es Di Luca: no ganaba en la corsa rosa desde 2001, cuando se impuso en Montevergine. Desde entonces, su decepcionante trienio en Saeco, ya comentado en anteriores post y su auténtica resurrección en el Liquigas, que con Garzelli y Cioni muestra sus dientes de cara a la general. No me extraña que Cipollini se retirase: con este recorrido y estos compañeros de equipo, como para tomar la salida.
***
Siempre igual. Todos compartimos la pasión común por el ciclismo, y la gente que nos rodea lo sabe. Basta que se produzca un suceso como la caída de López de Munain para que nos pregunten al respecto, como si no hubiese otras noticias. La brutal fotografía del corredor alavés tendido en el asfalto como un muñeco roto mientras se ve a las últimas unidades del pelotón proseguir la marcha ayuda mucho. La combinación fatalidad+morbo+documento gráfico es la ecuación ganadora para que el ciclismo transcienda su nicho de mercado y aparezca en todos los periódicos y telediarios. Y al día siguiente, todo el mundo preguntando: "Que fuerte, ¿no?".
Garzelli, espléndido, tercero y consiguiendo bonificación por delante de Celestino, Ventoso de nuevo brillante 5º y Bettini, que vuelve a recuperar la maglia rosa con 9" sobre Di Luca. La clasificación general, y estamos sólo en la tercera etapa, produce vértigo: tras el campeón olímpico y el líder del ProTour se sitúan Cunego, Garzelli, Savoldelli y Gárate, que silenciosamente está ahí arriba...de aquí a la crono de Florencia el domingo habrá movimientos, pero será raro que los grandes se descabalguen de la general. El Fassa-Petacchi aún no ha mojado y tiene 8 hombres, 8, para controlar la carrera y evitar escapadas, aunque como siga habiendo finales como este, el ganador de la San Remo lo va a tener difícil. De momento, el sueño de la maglia rosa lo tendrá que posponer hasta el siguiente Giro. El que sigue viviendo un auténtico sueño es Di Luca: no ganaba en la corsa rosa desde 2001, cuando se impuso en Montevergine. Desde entonces, su decepcionante trienio en Saeco, ya comentado en anteriores post y su auténtica resurrección en el Liquigas, que con Garzelli y Cioni muestra sus dientes de cara a la general. No me extraña que Cipollini se retirase: con este recorrido y estos compañeros de equipo, como para tomar la salida.
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Siempre igual. Todos compartimos la pasión común por el ciclismo, y la gente que nos rodea lo sabe. Basta que se produzca un suceso como la caída de López de Munain para que nos pregunten al respecto, como si no hubiese otras noticias. La brutal fotografía del corredor alavés tendido en el asfalto como un muñeco roto mientras se ve a las últimas unidades del pelotón proseguir la marcha ayuda mucho. La combinación fatalidad+morbo+documento gráfico es la ecuación ganadora para que el ciclismo transcienda su nicho de mercado y aparezca en todos los periódicos y telediarios. Y al día siguiente, todo el mundo preguntando: "Que fuerte, ¿no?".
10 mayo, 2005
McEwen, fiel a su cita anual con el Giro
Robbie McEwen no goza de buena fama en el pelotón. Como mínimo, de camorrista y marrullero en los sprints (se le ha visto dar bandazos de lado a lado a falta de 300m. a meta, a 70 km/h, con tal de no ser adelantado o que no gane otro), y como máximo, de chulo y prepotente: peleas, desclasificaciones y expulsiones de carrera jalonan su currículum menos glorioso. Desde hace unos años ha recalado en el Lotto, tras haber vagado por varios equipos sin mucha fortuna en sus años más mozos. Su integración en el clásico (en toda la acepción del término) equipo belga ha sido tal que incluso vive en el país de Tintín y siempre se llena la boca de palabras sobre ganar una gran clásica del norte. La temporada 2002 fue la de su eclosión, coronada por la plata en el Mundial de Zolder, que a fin de cuentas no deja de ser Bélgica, aunque llana y sin pavés. A partir de 2003 fue destinado a correr el Giro, más que nada para dar presencia al equipo en una vuelta de tres semanas, especialidad en la que el Lotto jamás a destacado de cara a la clasificación general. Ese año ganó dos etapas. En 2004 sólo una. Y ahora en 2005, en el primer sprint puro, otra. No es mal balance para un corredor que empieza la temporada en el enero australiano ganando (es el vigente campeón del país de los canguros) y que después moja en la Vuelta a Suiza y el Tour, donde ha ganado el maillot verde y quiere repetir este año, con 33 años. Es, por tanto, un veterano, pero también uno de los corredores más sólidos de la cacareada invasión australiana, que tan pronto asusta como decepciona.
En 2º posición entró Gálvez, demostrando que cada vez se encuentra más cómodo en sprints masivos, y que sabe aprovechar casi al máximo las oportunidades que se brindan cuando Petacchi se queda encerrado como ayer, bloqueado por el tren alternativo que orquesto el Credit Agricole. Cuarto en meta es una posición decepcionante para el italiano, que con el juego de las bonificaciones ve como se aleja la posibilidad de vestirse con el color rosa que hoy lucirá, camino de Valle Piana, el australiano McEwen. También merece la pena destacarse el sexto puesto del cántabro Ventoso, que en una entrevista en As afirma ir a por el Intergiro y a por una etapa, de las llanas, que para las de repecho el Saunier ya cuenta con Manuele Mori, espléndido quinto en la primera etapa. La noticia más negativa de la jornada es la brutal caída de López de Munain, que a 50 km. de la meta estrelló su cara contra el quitamiedos, siendo evacuado con múltiples fracturas y tras temerse lo peor, aunque parece fuera de peligro. Mala suerte para el alavés, que de joven cosechó interesantes resultados (alguna temporada fue de los mejores cronoescaladores del mundo, con victorias en Naranco o Bicicleta Vasca, y buenos puestos en Dauphiné) y que ahora hace bueno el dicho de a perro flaco, todo son pulgas.
En 2º posición entró Gálvez, demostrando que cada vez se encuentra más cómodo en sprints masivos, y que sabe aprovechar casi al máximo las oportunidades que se brindan cuando Petacchi se queda encerrado como ayer, bloqueado por el tren alternativo que orquesto el Credit Agricole. Cuarto en meta es una posición decepcionante para el italiano, que con el juego de las bonificaciones ve como se aleja la posibilidad de vestirse con el color rosa que hoy lucirá, camino de Valle Piana, el australiano McEwen. También merece la pena destacarse el sexto puesto del cántabro Ventoso, que en una entrevista en As afirma ir a por el Intergiro y a por una etapa, de las llanas, que para las de repecho el Saunier ya cuenta con Manuele Mori, espléndido quinto en la primera etapa. La noticia más negativa de la jornada es la brutal caída de López de Munain, que a 50 km. de la meta estrelló su cara contra el quitamiedos, siendo evacuado con múltiples fracturas y tras temerse lo peor, aunque parece fuera de peligro. Mala suerte para el alavés, que de joven cosechó interesantes resultados (alguna temporada fue de los mejores cronoescaladores del mundo, con victorias en Naranco o Bicicleta Vasca, y buenos puestos en Dauphiné) y que ahora hace bueno el dicho de a perro flaco, todo son pulgas.
09 mayo, 2005
Por fin Bettini
Se llegaba a Tropea (en la imaginaria bota que es Italia, en el empeine) y los organizadores quisieron poner una llegada con aliciente, un repecho de 400 metros al 12%. Probablemente, cuando se planificó la llegada no se tuvo en cuenta a Bettini como potencial ganador, pero ayer se impuso sin muchas dificultades a McEwen y Petacchi, obteniendo además la maglia rosa. Ha estado demasiado tiempo ausente del Giro de Italia como para pensar que pudiese ser un posible ganador, aunque la carrera italiana le lanzó a la fama tras ser 7º final en el Giro de 1998, siempre al ataque, y los primeros 12 días al servicio de Bartoli en aquel extraño equipo que era el Asics. La corredor de Pisa se ponía celoso de su compañero de equipo Noé, por ganar una etapa cerca de su casa (Magenta, en Lombardía) y quitarle la maglia rosa, errores imperdonables para una estrella indomable e insufrible como era el mejor Bartoli en su mejor temporada, y que sin embargo mimaba a Bettini, con el que después acabó enfrentado y al que nunca perdonó que creciese demasiado.
Creció tanto que igualó su doblete en la L-B-L, ganó una Copa del Mundo más que él y encima consiguió ser segundo en un Campeonato del Mundo (Lisboa 2001), cuando Bartoli sólo pudo ser 3º tanto en Lugano 96 como Valkenbourg 98. Todo esto sin contar con el oro olímpico de Atenas, el ejemplo más amargo de cómo el pupilo acabó superando al maestro: en Sydney 2000 ambos iban por delante del pelotón, dándose relevos poderosos, en el vano intento de alcanzar a los tres Telekom escapados que se jugarían las medallas. Bartoli acabó 4º y Bettini, tras desfondarse, cedió su 5º puesto a Jalabert. Cuatro años después, Bartoli estaba entre los seleccionables para Atenas, pero tras su flojo rendimiento en el Tour, él mismo se descartó y prácticamente firmo su última carrera importante como profesional, con la triste imagen de un ataque en el primer puerto de una jornada alpina, para después retirarse. Bettini acabó ganando la prueba olímpica, una carrera que dominó a su antojo, cuando y como quiso. Desde entonces, prácticamente desaparecido (la maldición del campeón olímpico) hasta su 4º puesto en la Lieja de hace 15 días. Su victoria supone una buena noticia por lo que tiene de recuperación de un corredor que tiene que estar muy arriba en el ProTour y por las perspectivas de un animador de los primeros 10 días: ya lo hizo en aquel Giro de 1998 y en el Tour de 2003, cuando lució con muchísima dignidad el maillot de campeón de Italia por las carreteras francesas.
***
Triunfo final en Alcobendas para Tonkov, que supo hacer valer la ventaja obtenida en Navacerrada, no sin cierto suspense: Gómez Marchante ha sido 2º a sólo 3” del ruso, capaz de dar todavía golpes de calidad. Completa el podio otro corredor local, MA Martín Perdiguero, mientras que el cuarto puesto es para Fran Pérez y el quinto para Mancebo, ya carburando de cara a sus citas al Tour. El año pasado aprovechó un momento de forma similar para brillar en Alemania, donde su patrocinador tiene un mercado importante, pero este año la Vuelta a Alemania ha cambiado a agosto. Esperemos que le vaya igual de bien en su calendario alternativo.
En cuanto a las victorias parciales, el sector matinal fue para el gran cazador de etapas que es David Herrero, felizmente recuperado para el Euskatel después de ser injustamente licenciado en 2003. Aprovechó el año del exilio en el Almería para la etapa de Gijón de la Vuelta a Asturias y el Villafranca de Ordizia (nunca fácil) y ahora le da la primera victoria al equipo vasco en casi un año: nunca es tarde para arrepentirse, Madariaga. En la crono de la tarde, el triunfo fue para LL Sánchez, que ya ganó aquí el año pasado: cada vez me gusta más este chaval, ganando con la muñeca vendada tras su rotura en la Gante-Wevelgem, después de ser 4º en La Panne. Clase 83, este año debuta en el Tour con los mejores augurios de futuro.
Creció tanto que igualó su doblete en la L-B-L, ganó una Copa del Mundo más que él y encima consiguió ser segundo en un Campeonato del Mundo (Lisboa 2001), cuando Bartoli sólo pudo ser 3º tanto en Lugano 96 como Valkenbourg 98. Todo esto sin contar con el oro olímpico de Atenas, el ejemplo más amargo de cómo el pupilo acabó superando al maestro: en Sydney 2000 ambos iban por delante del pelotón, dándose relevos poderosos, en el vano intento de alcanzar a los tres Telekom escapados que se jugarían las medallas. Bartoli acabó 4º y Bettini, tras desfondarse, cedió su 5º puesto a Jalabert. Cuatro años después, Bartoli estaba entre los seleccionables para Atenas, pero tras su flojo rendimiento en el Tour, él mismo se descartó y prácticamente firmo su última carrera importante como profesional, con la triste imagen de un ataque en el primer puerto de una jornada alpina, para después retirarse. Bettini acabó ganando la prueba olímpica, una carrera que dominó a su antojo, cuando y como quiso. Desde entonces, prácticamente desaparecido (la maldición del campeón olímpico) hasta su 4º puesto en la Lieja de hace 15 días. Su victoria supone una buena noticia por lo que tiene de recuperación de un corredor que tiene que estar muy arriba en el ProTour y por las perspectivas de un animador de los primeros 10 días: ya lo hizo en aquel Giro de 1998 y en el Tour de 2003, cuando lució con muchísima dignidad el maillot de campeón de Italia por las carreteras francesas.
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Triunfo final en Alcobendas para Tonkov, que supo hacer valer la ventaja obtenida en Navacerrada, no sin cierto suspense: Gómez Marchante ha sido 2º a sólo 3” del ruso, capaz de dar todavía golpes de calidad. Completa el podio otro corredor local, MA Martín Perdiguero, mientras que el cuarto puesto es para Fran Pérez y el quinto para Mancebo, ya carburando de cara a sus citas al Tour. El año pasado aprovechó un momento de forma similar para brillar en Alemania, donde su patrocinador tiene un mercado importante, pero este año la Vuelta a Alemania ha cambiado a agosto. Esperemos que le vaya igual de bien en su calendario alternativo.
En cuanto a las victorias parciales, el sector matinal fue para el gran cazador de etapas que es David Herrero, felizmente recuperado para el Euskatel después de ser injustamente licenciado en 2003. Aprovechó el año del exilio en el Almería para la etapa de Gijón de la Vuelta a Asturias y el Villafranca de Ordizia (nunca fácil) y ahora le da la primera victoria al equipo vasco en casi un año: nunca es tarde para arrepentirse, Madariaga. En la crono de la tarde, el triunfo fue para LL Sánchez, que ya ganó aquí el año pasado: cada vez me gusta más este chaval, ganando con la muñeca vendada tras su rotura en la Gante-Wevelgem, después de ser 4º en La Panne. Clase 83, este año debuta en el Tour con los mejores augurios de futuro.
08 mayo, 2005
La difícil puesta en escena del Giro
Era una apuesta difícil: el Giro de Italia coincidía en fecha nada menos que con el decisivo choque futbolístico de hoy (Milán-Juve) y con el GP de España de Fórmula 1, los dos deportes que más han erosionado la tradicional inclinación transalpina por el ciclismo. Para mitigar los efectos de esta competencia tan perjudicial, a los organizadores se les ocurrió este sprint parado de 1.150 metros, por la noche (prime-time televisivo, aunque los sábados no existe ese concepto) y encima dejaron a Cipollini salir cinco minutos antes del primer corredor a hacer su última payasada (vestido de rosa, tiene narices). El problema de arriesgar tanto es que te puede ganar una carrera que no marca diferencias un absoluto desconocido como Lancaster, un australiano clase 79 con prometedores resultados (etapa en Malasia el año pasado, buenos puestos en carreras italianas. Ah, que también es campeón olimpico de persecución por equipos y campeón del mundo de la misma especialidad en 2003 y 2004). Da igual, la Gazzetta sabe camuflar ese anonimato con una foto y un titular que dan pena y sonrojo, casi tanto como el color de las páginas del diario italiano. En todo caso, no es un problema nuevo para el Giro: también en 2000 ganó el prólogo el prometedor checo Hruska y en 2002 JC Domínguez, corredor muy capaz pero que nunca se había visto en esas lides. El mejor de los favoritos, Savoldelli, como estaba cantado (siempre ha hecho muy buenos prólogos), que ha metido 2" a DiLuca y Cunego. Entre las decepciones, el puesto 114º de Aitor González, a 8" del vencedor, y el 193º de Joaquím Rodríguez, a 16" de Lancaster en sólo un kilómetro. Hoy primera etapa y previsible primera victoria de Petacchi, como sea así, el post de mañana va a ser tan emocionante como este.
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Por contra, la Clásica de Alcobendas deparó ayer un bonito espectáculo con motivo de la subida a Navacerrada. La victoria fue para un inmenso Tonkov que con 36 años no se rindió nunca, a pesar de que el pelotón lo tenía a 5" y se sucedían los ataques. El único que consiguió enlazar con el y su pedaleo a cámara lenta (precioso, que clase tiene el ruso) fue el redivivo Fran Pérez, pero acabó fundido y superado por Gómez Marchante, un chaval de Madrid que encanta y maravilla a partes iguales. En meta, 8" segundos para Tonkov, que desde hace años reside en Las Rozas, y que muy bien le pueden servir para llevarse la general en la crono de hoy, a poco que no haya perdido su toque contra las manecillas. En todo caso, la victoria del ciclista que ganó a Olano el Giro de 1996 tiene que ser vista en clave de la carrera que le dió todo: mientras participan en la carrera italiana equipos por decreto ProTour, que han ido con plantillas vergonzosas (Boygues Telecom), Tonkov (que en los dos últimos Giros ha ganado etapa) y su equipo LPR, italiano, no pueden estar en una carrera en la que hubiesen dado espectáculo.
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En los 4 días de Dunkerke, otrora prestigiosa carrera Hors Categorie, ayer ganó el prometedor ruso Efemkin, del Barloworld. El chaval promete. El liderato es para Fredigo, aunque queda una crono y Christophe Moreau es 3º...en anteriores etapas, primera victoria de la temporada para Hushvod (parece mentira, el año pasado había ganado un montón a estas alturas) y también para Voeckler, la estrellita francesa.
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Por contra, la Clásica de Alcobendas deparó ayer un bonito espectáculo con motivo de la subida a Navacerrada. La victoria fue para un inmenso Tonkov que con 36 años no se rindió nunca, a pesar de que el pelotón lo tenía a 5" y se sucedían los ataques. El único que consiguió enlazar con el y su pedaleo a cámara lenta (precioso, que clase tiene el ruso) fue el redivivo Fran Pérez, pero acabó fundido y superado por Gómez Marchante, un chaval de Madrid que encanta y maravilla a partes iguales. En meta, 8" segundos para Tonkov, que desde hace años reside en Las Rozas, y que muy bien le pueden servir para llevarse la general en la crono de hoy, a poco que no haya perdido su toque contra las manecillas. En todo caso, la victoria del ciclista que ganó a Olano el Giro de 1996 tiene que ser vista en clave de la carrera que le dió todo: mientras participan en la carrera italiana equipos por decreto ProTour, que han ido con plantillas vergonzosas (Boygues Telecom), Tonkov (que en los dos últimos Giros ha ganado etapa) y su equipo LPR, italiano, no pueden estar en una carrera en la que hubiesen dado espectáculo.
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En los 4 días de Dunkerke, otrora prestigiosa carrera Hors Categorie, ayer ganó el prometedor ruso Efemkin, del Barloworld. El chaval promete. El liderato es para Fredigo, aunque queda una crono y Christophe Moreau es 3º...en anteriores etapas, primera victoria de la temporada para Hushvod (parece mentira, el año pasado había ganado un montón a estas alturas) y también para Voeckler, la estrellita francesa.
07 mayo, 2005
Cosas que sólo se ven en el Giro
El Giro de Italia fue durante un tiempo la carrera por etapas más importante del mundo. Sí, aunque parezca mentira visto el gigantismo y en endiosamiento que padece el Tour. Fue en el período 1947-1953, cuando Bartali, Coppi y Magni disputaban su carrera con una pasión y una intensidad inusitada. El ciclo tuvo su fin cuando los dos primeros envejecieron y cuando Francia descubrió su ídolo en Bobet, el primer corredor que encandenó tres triunfos seguidos en la Grande Boucle. Desde entonces siempre ha ido un paso por detrás de la ronda francesa, a la que ha ignorado y dado la espalda según fuesen de rutilantes las estrellas de cada generación. El dato más descarnado para confirmar esta extraña relación es ser italiano y tragar con esta triste estadística: entre 1973 (Gimondi 2º en el Tour) y 1990 (Chiappuci repite posición) ningún italiano se sube al podio de la carrera francesa. O que entre el triunfo de Gimondi en 1965 y el siguiente de un italiano, Pantani en 1998, pasan 33 años...¿Dónde estaban los italianos?
Disputando su carrera, que se vive con una pasión tremenda. Una carrera que, como he dicho, se amolda a las figuras de turno: el Giro de Gimondi en 1976, con 34 años o el de Moser en 1984 (con puertos que se pasaban por túneles) son los ejemplos más claros, aunque el más sangrante sea el de Visentini en 1986. Todo esto no tiene que hacer olvidar los indudables atractivos de la carrera italiana, que la hacen única. En primer lugar, cierto gusto por la experimentación: en 1975 Torriani hizo acabar el Giro ¡en el Stelvio! o en 1993 la primera etapa fue una emboscada en la Isla de Elba (minietapa de 90 km. con numerosos fuera de control), por lo que el miniprólogo nocturno de esta noche no tiene que sorprender tanto. En segundo lugar, las grandes etapas de montaña, tanto en puertos como en distancia, aunque esta última característica se esté diluyendo. En tercer lugar, que el Giro huye de las grandes ciudades: siempre se llega a pequeños pueblos o ciudades que se vuelcan en la carrera, lo que le da un colorido y una versatilidad enorme. Casi nunca se llega a capitales, bien es cierto que también influye el caos de tráfico que originaría en unas urbes ya de por sí solas caóticas. Y por último, relacionado con este punto, el enorme gentío que se aglomera en todas las etapas, que suele sacar de quicio a los comentaristas españoles, siempre dispuestos a desenvainar sus gruesos calificativos antiitalianos: "esto es un caos", "puede ser una tragedia", "en España no se permitiría" y sandeces varias. Nunca ha ocurrido nada reseñable y la gente da color y vida. Y si no, que se recuerde la crono final de la Vuelta 1993, la de la Subida al Monte del Gozo compostelano, que parecía la subida a un cementerio, un espectáculo para cerrar el chiringuito y dedicarse a otra cosa. Por algo la Vuelta no ha vuelto por Galicia (creo).
Por supuesto que hay muchas otras características que hacen del Giro una carrera única y entrañable: la gran alternancia de corredores en los últimos 30 años, las azafatas fotocopiadas y de miradas ajenas al interés deportivo o el sonido en off del speaker en meta mezclándose con el comentarista de la tele (attenzione, altri quatri ciclisti in arrivo, lasciare libera la strada), siempre metálico, siempre nasal. A disfrutar del Giro, una carrera que nos va a deparar un montón de anécdotas para comentar y más de un buen espectáculo.
Disputando su carrera, que se vive con una pasión tremenda. Una carrera que, como he dicho, se amolda a las figuras de turno: el Giro de Gimondi en 1976, con 34 años o el de Moser en 1984 (con puertos que se pasaban por túneles) son los ejemplos más claros, aunque el más sangrante sea el de Visentini en 1986. Todo esto no tiene que hacer olvidar los indudables atractivos de la carrera italiana, que la hacen única. En primer lugar, cierto gusto por la experimentación: en 1975 Torriani hizo acabar el Giro ¡en el Stelvio! o en 1993 la primera etapa fue una emboscada en la Isla de Elba (minietapa de 90 km. con numerosos fuera de control), por lo que el miniprólogo nocturno de esta noche no tiene que sorprender tanto. En segundo lugar, las grandes etapas de montaña, tanto en puertos como en distancia, aunque esta última característica se esté diluyendo. En tercer lugar, que el Giro huye de las grandes ciudades: siempre se llega a pequeños pueblos o ciudades que se vuelcan en la carrera, lo que le da un colorido y una versatilidad enorme. Casi nunca se llega a capitales, bien es cierto que también influye el caos de tráfico que originaría en unas urbes ya de por sí solas caóticas. Y por último, relacionado con este punto, el enorme gentío que se aglomera en todas las etapas, que suele sacar de quicio a los comentaristas españoles, siempre dispuestos a desenvainar sus gruesos calificativos antiitalianos: "esto es un caos", "puede ser una tragedia", "en España no se permitiría" y sandeces varias. Nunca ha ocurrido nada reseñable y la gente da color y vida. Y si no, que se recuerde la crono final de la Vuelta 1993, la de la Subida al Monte del Gozo compostelano, que parecía la subida a un cementerio, un espectáculo para cerrar el chiringuito y dedicarse a otra cosa. Por algo la Vuelta no ha vuelto por Galicia (creo).
Por supuesto que hay muchas otras características que hacen del Giro una carrera única y entrañable: la gran alternancia de corredores en los últimos 30 años, las azafatas fotocopiadas y de miradas ajenas al interés deportivo o el sonido en off del speaker en meta mezclándose con el comentarista de la tele (attenzione, altri quatri ciclisti in arrivo, lasciare libera la strada), siempre metálico, siempre nasal. A disfrutar del Giro, una carrera que nos va a deparar un montón de anécdotas para comentar y más de un buen espectáculo.
06 mayo, 2005
Casagrande, el penúltimo de 1970
Nacer en Prato no es fácil. Aunque es una ciudad con señas de identidad propias, industria y un duomo precioso, la cercana presencia de Florencia, con la que mantiene una rivalidad muy propia de un país que siempre ha cultivado los dualismos, ha hecho que la ciudad en la que nació Francesco Casagrande hace 34 años siempre haya sido la olvidada en una región tan llena de encantos a la vista como la Toscana, patria de grandísimos ciclistas. Desde Bartali hasta Bettini, pasando por Magni, la cuna de Dante siempre ha establecido una relación especial con el mundo del pedal, aunque nunca tan fecunda como la generación que está viviendo su eclipse: el ya citado campeón olímpico, Cipollini, Bartoli, Tafi, Ballerini y Casagrande, el que despuntó primero y el que parecía destinado a reinar durante más tiempo.
Tras un 1994 donde ganó un puñado de clásicas italianas, en 1995 ya se citaba entre los favoritos para el Giro de Italia, e incluso se mantuvo en primeras posiciones durante los diez primeros días, para acabar 10º final tras un gran sufrimiento en un carrera que fue dura, dura, como eran los Giros de mitad de los años 90. Era un buen resultado para un joven que subía bien, que había llegado con los primeros en la L-B-L y que era el jefe de filas de un equipo, el Mercatone Uno, donde también pasaba sus primeros años otro toscano con el que acabaría enfrentado repetidamente, especialmente cuando tuvo la osadía de entrar 3º en esa misma L-B-L donde nuestro protagonista sólo pudo ser 5º...Es más: era de Pisa, ciudad equivalente a Florencia en su relación con la industrial Livorno, la Prato del Mar. Y tenía sus propias ambiciones. En 1996 Casagrande se hizo con la Tirreno-Adriático y la Vuelta al País Vasco tras una prodigiosa cronoescalada al santuario de la Virgen de Orio, dos grandes golpes para un jovenzuelo de 26 años...mientras tanto, Bartoli ganaba en Flandes, ya enrolado en el MG-Technogym. A pesar de fracasar terriblemente en el Giro, Casagrande completó un buen Tour de Francia en 1997, enrolado en el Saeco y alguien le debió soplar que quizás tendría que orientarse hacia las grandes vueltas por etapas, a pesar de ser un tronco contrarreloj y tener un sentido táctico próximo a cero. Mientras tanto, Bartoli seguía sumando clásicas.
El año 1998 ambicionaba sin ambajes el Tour, y para ello fichó por un Cofidis deseoso de un jefe de filas tras el pinchazo de la operación Armstrong. Corrió la misma suerte de Olano: una caída en la primera etapa de montaña los dejó fuera de combate y, no cabe duda, facilitó el triunfo de Pantani. Aún así, ganó la Clásica de San Sebastián, para después dar positivo...seis meses de sanción, se pierde el Giro y cambia de equipo al Vini Caldirola, con el que retorna en la Vuelta a Suiza 1999, donde gana (ha ganado bastantes etapas en el país alpino, su segunda patria tras el País Vasco) pero no es invitado al Tour, vengándose al repetir triunfo en San Sebastián. Mientras tanto, Bartoli se había roto la rodilla tras ganar la Flecha Valona y nunca volvería a ser el mismo, pero siempre un pasito por delante de Casagrande, que en el Mundial de Verona fue 4º tras una estrategia desastrosa. No pasaba nada: el Giro del año 2000 iba a ser suyo. La primera etapa de montaña, con final en el Abetone, la cumbre más alta de los Apeninos toscanos, vio a Casagrande volar como nunca y meter a todos los favoritos dos minutos largos....14 días de maglia rosa para perderla en la ultima cronoescalada en Sestriere ante Garzelli. El bueno de Francesco nunca se recuperó de ese golpe...jamás volvió a ganar nada importante, a pesar de pasar en el año 2001 al Fassa Bortolo, donde se encontró con...Bartoli.
Ferreti les había prometido laureles y gloria a ambos, pero separándolos: uno para el Giro (Ferreti, como siempre que planifica una grande, fracasó) y otro para las clásicas, y una vez más el pisano le sacó ventaja a nuestro malogrado protagonista, más que nada porque el bueno de Bartoli no le arreó un manporro a un rival en la disputa de un gran premio de montaña, como si hizo Casagrande, siendo expulsado del Giro. Al salir de Fassa, Casagrande inicia el típico periplo de estrella en decadencia, en equipos de segunda fila, perdiendo energías con declaraciones estentóreas y con positivos y hematocrito altos por doquier, el último poco antes de tomar la salida en la Vuelta 2004, tras salir de otra sanción. Con él se va el penúltimo de la generación italiana de 1970 (Pantani, Gotti, Bartoli), una generación que obtuvo grandes triunfos, pero que con la calidad que tenían podían haber obtenido muchos más. Ya sólo queda Belli, el menos agraciado, pero no por ello menos estrellita, no olvidemos sus enfrentamientos con Tonkov. El tiempo ha puesto a cada uno en su lugar, como casi siempre. ¿Nos acordaremos más de Pisa o de Prato?
Tras un 1994 donde ganó un puñado de clásicas italianas, en 1995 ya se citaba entre los favoritos para el Giro de Italia, e incluso se mantuvo en primeras posiciones durante los diez primeros días, para acabar 10º final tras un gran sufrimiento en un carrera que fue dura, dura, como eran los Giros de mitad de los años 90. Era un buen resultado para un joven que subía bien, que había llegado con los primeros en la L-B-L y que era el jefe de filas de un equipo, el Mercatone Uno, donde también pasaba sus primeros años otro toscano con el que acabaría enfrentado repetidamente, especialmente cuando tuvo la osadía de entrar 3º en esa misma L-B-L donde nuestro protagonista sólo pudo ser 5º...Es más: era de Pisa, ciudad equivalente a Florencia en su relación con la industrial Livorno, la Prato del Mar. Y tenía sus propias ambiciones. En 1996 Casagrande se hizo con la Tirreno-Adriático y la Vuelta al País Vasco tras una prodigiosa cronoescalada al santuario de la Virgen de Orio, dos grandes golpes para un jovenzuelo de 26 años...mientras tanto, Bartoli ganaba en Flandes, ya enrolado en el MG-Technogym. A pesar de fracasar terriblemente en el Giro, Casagrande completó un buen Tour de Francia en 1997, enrolado en el Saeco y alguien le debió soplar que quizás tendría que orientarse hacia las grandes vueltas por etapas, a pesar de ser un tronco contrarreloj y tener un sentido táctico próximo a cero. Mientras tanto, Bartoli seguía sumando clásicas.
El año 1998 ambicionaba sin ambajes el Tour, y para ello fichó por un Cofidis deseoso de un jefe de filas tras el pinchazo de la operación Armstrong. Corrió la misma suerte de Olano: una caída en la primera etapa de montaña los dejó fuera de combate y, no cabe duda, facilitó el triunfo de Pantani. Aún así, ganó la Clásica de San Sebastián, para después dar positivo...seis meses de sanción, se pierde el Giro y cambia de equipo al Vini Caldirola, con el que retorna en la Vuelta a Suiza 1999, donde gana (ha ganado bastantes etapas en el país alpino, su segunda patria tras el País Vasco) pero no es invitado al Tour, vengándose al repetir triunfo en San Sebastián. Mientras tanto, Bartoli se había roto la rodilla tras ganar la Flecha Valona y nunca volvería a ser el mismo, pero siempre un pasito por delante de Casagrande, que en el Mundial de Verona fue 4º tras una estrategia desastrosa. No pasaba nada: el Giro del año 2000 iba a ser suyo. La primera etapa de montaña, con final en el Abetone, la cumbre más alta de los Apeninos toscanos, vio a Casagrande volar como nunca y meter a todos los favoritos dos minutos largos....14 días de maglia rosa para perderla en la ultima cronoescalada en Sestriere ante Garzelli. El bueno de Francesco nunca se recuperó de ese golpe...jamás volvió a ganar nada importante, a pesar de pasar en el año 2001 al Fassa Bortolo, donde se encontró con...Bartoli.
Ferreti les había prometido laureles y gloria a ambos, pero separándolos: uno para el Giro (Ferreti, como siempre que planifica una grande, fracasó) y otro para las clásicas, y una vez más el pisano le sacó ventaja a nuestro malogrado protagonista, más que nada porque el bueno de Bartoli no le arreó un manporro a un rival en la disputa de un gran premio de montaña, como si hizo Casagrande, siendo expulsado del Giro. Al salir de Fassa, Casagrande inicia el típico periplo de estrella en decadencia, en equipos de segunda fila, perdiendo energías con declaraciones estentóreas y con positivos y hematocrito altos por doquier, el último poco antes de tomar la salida en la Vuelta 2004, tras salir de otra sanción. Con él se va el penúltimo de la generación italiana de 1970 (Pantani, Gotti, Bartoli), una generación que obtuvo grandes triunfos, pero que con la calidad que tenían podían haber obtenido muchos más. Ya sólo queda Belli, el menos agraciado, pero no por ello menos estrellita, no olvidemos sus enfrentamientos con Tonkov. El tiempo ha puesto a cada uno en su lugar, como casi siempre. ¿Nos acordaremos más de Pisa o de Prato?
05 mayo, 2005
El desafío de Ivan Basso
La historia de Ivan Basso es bastante rara en el ciclismo. Señalado para reinar desde sus más tiernos años, cuando ya obtenía destacados puestos como la segunda plaza en el Campeonato de Europa Junior de San Marino 1995 (4º Iban Mayo), ha ido cumpliendo una por una todas las etapas de un proceso que en un 90% de los casos, especialmente cuando se trata de un italiano, se quedan truncados. Ya nadie se acuerda del campeón junior de 1995 (Valentino China), pero Basso se ratificó en 1998 ganando el arcoiris amateur en Valkenburg, en una carrera de ensueño donde mostró la enorme clase que tiene dentro. Tampoco tenía que ser un dato definitivo, son muchos los italianos que brillan en categorías inferiores y después viven apenas dos temporadas de profesionalismo, o una vida en el anonimato de la profesión: Lopeloboselli, Sgnaolin, Lunghi, Nocentini, Giordani o el desaprovechado Figueras, por citar los más recientes. Basso entra en profesionales en el año 2000 (se quedó una temporada más en Sub-23 en el potente Zalf-Fior para aprender más y lucir el maillot arcoiris) en el discretísimo Amica Chips, mostrándose con un ataque en San Remo y apenas un puñado de detalles más.
En el año 2001 pasa a la corte Ferreti del Fassa, donde aprenderá de Bartoli y Casagrande, y obtiene interesantes resultados como la subida a Arrate, abandonando en el Tour tras una caída en una etapa escapado con Jalabert. Volvería los dos años siguientes con el mismo equipo para hacer 11º y 7º, pero sin ganar ninguna carrera, algo que sacó de quicio a Ferreti, que siempre prima ganar por encima de cualquier circunstancia. Es cierto que logró hacer 3º en Lieja, 2º en Flecha y 2º en San Sebastián, pero no fue suficiente. Rijs lo llama para el CSC y el viejo maestro italiano no lucha por el pupilo más aventajado de su generación. No gana, no me sirve. Que le vaya bien. Así, el CSC se presenta en la línea de salida del Tour 2004 con dos jefes de filas, Sastre y Basso, aunque la carrera pondrá desde la primera etapa al abulense al servicio del varesino. En la primera etapa de montaña gana a un Armstrong que iba bastante fundido, y de ahí todo el resto del Tour al tran-tran, para desesperación de todos los fans del ciclismo. 3º final en París, Giro de Emilia, un Mundial al ataque (11º en meta) y 3º en Lombardía. Le sigue costando ganar, pero se confirma todo lo bueno que apuntaba, lo que ya le hace extremadamente singular.
La operación que emprende a partir del sábado en el Giro puede revolucionar el ciclismo: Basso pretende salir a ganar tanto la ronda italiana como el Tour de Francia. Basta con que se encuentre cerca de ambos objetivos para que exista la posibilidad de que la moda de especializarse en una grande al año cambie, porque al fin y al cabo no deja de ser una moda. Desde que Indurain y Pantani subiesen al podio del Giro y el Tour en 1994, sólo han sido capaces de repetir podio en grandes vueltas el propio Pantani en 1998 (con todas las objeciones que se le pueden poner) y Beloki en 2002 con Tour y Vuelta, una hazaña no siempre ponderada en su justa medida. Basso tiene al alcance ese objetivo, pero ojalá no se reserve para el Tour (bastante reservón fue el año pasado) y corra el Giro a tope: dos contrarrelojs, tres finales en alto y otras dos etapas de alta montaña son un perfil adecuado para un corredor que puede instaurar, de nuevo, una sana costumbre en el ciclismo.
En el año 2001 pasa a la corte Ferreti del Fassa, donde aprenderá de Bartoli y Casagrande, y obtiene interesantes resultados como la subida a Arrate, abandonando en el Tour tras una caída en una etapa escapado con Jalabert. Volvería los dos años siguientes con el mismo equipo para hacer 11º y 7º, pero sin ganar ninguna carrera, algo que sacó de quicio a Ferreti, que siempre prima ganar por encima de cualquier circunstancia. Es cierto que logró hacer 3º en Lieja, 2º en Flecha y 2º en San Sebastián, pero no fue suficiente. Rijs lo llama para el CSC y el viejo maestro italiano no lucha por el pupilo más aventajado de su generación. No gana, no me sirve. Que le vaya bien. Así, el CSC se presenta en la línea de salida del Tour 2004 con dos jefes de filas, Sastre y Basso, aunque la carrera pondrá desde la primera etapa al abulense al servicio del varesino. En la primera etapa de montaña gana a un Armstrong que iba bastante fundido, y de ahí todo el resto del Tour al tran-tran, para desesperación de todos los fans del ciclismo. 3º final en París, Giro de Emilia, un Mundial al ataque (11º en meta) y 3º en Lombardía. Le sigue costando ganar, pero se confirma todo lo bueno que apuntaba, lo que ya le hace extremadamente singular.
La operación que emprende a partir del sábado en el Giro puede revolucionar el ciclismo: Basso pretende salir a ganar tanto la ronda italiana como el Tour de Francia. Basta con que se encuentre cerca de ambos objetivos para que exista la posibilidad de que la moda de especializarse en una grande al año cambie, porque al fin y al cabo no deja de ser una moda. Desde que Indurain y Pantani subiesen al podio del Giro y el Tour en 1994, sólo han sido capaces de repetir podio en grandes vueltas el propio Pantani en 1998 (con todas las objeciones que se le pueden poner) y Beloki en 2002 con Tour y Vuelta, una hazaña no siempre ponderada en su justa medida. Basso tiene al alcance ese objetivo, pero ojalá no se reserve para el Tour (bastante reservón fue el año pasado) y corra el Giro a tope: dos contrarrelojs, tres finales en alto y otras dos etapas de alta montaña son un perfil adecuado para un corredor que puede instaurar, de nuevo, una sana costumbre en el ciclismo.
04 mayo, 2005
Lefevre, un hombre sin pelos en la lengua
Lefevre, director deportivo del Quick Step y anteriormente de los años gloriosos del Mapei y del Domo-Farm Frites (sobre el recae la responsabilidad de las múltiples tripletas en Paris-Roubaix), siempre ha sido un hombre sin pelos en la lengua: en el año 2003 llamó "vago" a Fred Rodríguez por querer vivir de por vida de los réditos de su notable primavera de 2002, en donde fue segundo en Milán-San Remo y en Gante-Wevelgem, siempre por detrás de Cipollini. Lo acabó echando del equipo. Recientemente ha dicho lo mismo de Pecharromán y de un famoso ciclista granadino, el que ganó en los Lagos en 2001 y apuntaba para gran figura. Ninguno de los dos ha alcanzado la forma mínima para ni siquiera ser convocados para el próximo Giro de Italia. Sobre el manchego, que decir tras su explosión en la Bicicleta Vasca y la Volta de 2003: no se le ha vuelto a ver. Sobre Mercado, que a pesar de ganar el año pasado una etapa en el Trentino y una en el Tour jamás se le ha visto por delante en general alguna, para lo que fue fichado en un equipo orientado a las clásicas. Lo dicho, Lefevre es un hombre sin pelos en la lengua.
03 mayo, 2005
Botero aprovecha su oportunidad
Corría el año 2002 y Botero había ganado, enrolado en el Kelme, dos etapas en el Tour y una en la Vuelta (la maravillosa con final en León, subiendo Pajares como un perro de presa), cumpliendo también una notable contrarreloj final con llegada en el Bernabeú, aunque lejos del estratosférico A.González, el máximo favorito para el circuito mundialista de Zolder en apenas una semana...llegó Botero y gano el arcoiris CRI, entre el delirio doble de unos colombianos que veían ganar a un compatriota en Bélgica y en contrarreloj. Fichado a golpe de talonario por el Telekom, siguió la línea de todos los que se fueron del Kelme en loor de multitudes y que después mordieron el polvo (A.González, Sevilla, Heras el primer año en USPostal), que en el caso del Telekom fue auténtica ojeriza. El equipo germano fichó para el año 2003 con ambiciones de sustituir a Ullrich, y todos fracasaron horriblemente: Savoldelli, siempre por los suelos; Aerts, desconocido e inédito; Evans, brillando en su Vuelta a Austria y el 4º puesto de Lombardía 2004; Botero, cuyo mejor resultado fue 3º en Alcobendas 2003; y Nardello, que al menos consiguió ganar el GP de Zürich 2003 (ante Ullrich), pero muy lejos del corredor polivalente del Mapei.
Rescatado para el ciclismo profesional por Álvaro Pino cuando ya se veía fuera (no en vano tiene título universitario y es de familia acomodada), Botero ha conseguido una de sus mejores victorias como profesional a punto de cumplir 33 años, tras imponerse de manera muy notable en la última contrarreloj del Tour de Romandía, relegando al segundo puesto final a Cunego y tercero Menchov. Contador, superado por las circunstancias, sólo ha podido ser cuarto tras firmar una crono desastrosa (15º, a 1'06"). Se repite un poco la historia de la Paris-Niza, donde la victoria también fue para un ilustre veterano sin grandes brillos en su palmarés por delante de estrellas rutilantes del ciclismo que no supieron dar bien la estocada.
La noticia que más me ha gustado este fin de semana ha sido ver de nuevo a Zabel ganar una carrera, nada menos que el GP de Frankfurt, que durante algún tiempo fue parte de la Copa del Mundo y una carrera muy prestigiosa por méritos propios (es la mejor victoria como profesional de gente tan notable como Baldato o B. Zberg). Además, Zabel correrá por primera vez en su vida el Giro de Italia, seguramente presionado por la certeza de que el Tour ya no está a su alcance. ¿Posibilidades de batir a Petacchi y su tren? Absolutamente ninguna, pero seguro que se inventa filtrarse en escapadas o cualquier otra argucia. Zabel, la antítesis de Cipollini. Zabel, el superprofesional. Zabel, a por la victoria en las tres grandes.Ah! Por si alguno quiere decir que el GP de Frankfurt es una carrera de pueblo, señalar que sólo acabaron 21 corredores, entre ellos Astarloa (20º, a dos minutos).
***
Ekimov se ha pegado un piño entrenando con Armstrong en Texas y es duda para el Tour (tiene una vértebra rota)...Por el tipo de lesión y la coincidencia temporal, bien se puede decir tanto para el americano como para el ruso: dos que se van juntos.
***
El domingo se retiró en el Giro de Toscana uno de los corredores que más se han dopado de su generación, Francesco Casagrande (próximamente un post sobre él) y que más pestes e insidias desató sobre compañeros, equipos y victorias ajenas. Al final, la historia pone a cada uno en su sitio.
Rescatado para el ciclismo profesional por Álvaro Pino cuando ya se veía fuera (no en vano tiene título universitario y es de familia acomodada), Botero ha conseguido una de sus mejores victorias como profesional a punto de cumplir 33 años, tras imponerse de manera muy notable en la última contrarreloj del Tour de Romandía, relegando al segundo puesto final a Cunego y tercero Menchov. Contador, superado por las circunstancias, sólo ha podido ser cuarto tras firmar una crono desastrosa (15º, a 1'06"). Se repite un poco la historia de la Paris-Niza, donde la victoria también fue para un ilustre veterano sin grandes brillos en su palmarés por delante de estrellas rutilantes del ciclismo que no supieron dar bien la estocada.
La noticia que más me ha gustado este fin de semana ha sido ver de nuevo a Zabel ganar una carrera, nada menos que el GP de Frankfurt, que durante algún tiempo fue parte de la Copa del Mundo y una carrera muy prestigiosa por méritos propios (es la mejor victoria como profesional de gente tan notable como Baldato o B. Zberg). Además, Zabel correrá por primera vez en su vida el Giro de Italia, seguramente presionado por la certeza de que el Tour ya no está a su alcance. ¿Posibilidades de batir a Petacchi y su tren? Absolutamente ninguna, pero seguro que se inventa filtrarse en escapadas o cualquier otra argucia. Zabel, la antítesis de Cipollini. Zabel, el superprofesional. Zabel, a por la victoria en las tres grandes.Ah! Por si alguno quiere decir que el GP de Frankfurt es una carrera de pueblo, señalar que sólo acabaron 21 corredores, entre ellos Astarloa (20º, a dos minutos).
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Ekimov se ha pegado un piño entrenando con Armstrong en Texas y es duda para el Tour (tiene una vértebra rota)...Por el tipo de lesión y la coincidencia temporal, bien se puede decir tanto para el americano como para el ruso: dos que se van juntos.
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El domingo se retiró en el Giro de Toscana uno de los corredores que más se han dopado de su generación, Francesco Casagrande (próximamente un post sobre él) y que más pestes e insidias desató sobre compañeros, equipos y victorias ajenas. Al final, la historia pone a cada uno en su sitio.
01 mayo, 2005
Contador tiene a tiro el Tour de Romandía
Ventajas de postear tarde los fines de semana: iba a hacer la crónica de la etapa de ayer en Romandía y me encuentro con Contador ha ganado la etapa de hoy y ya es cuarto en la general a 19" del liderato en vísperas de la crono de 20 km. de mañana en Lausanne. La etapa de ayer la ganó Cunego, con dos ataques decisivos, ante Menchov, Botero y Atienza, al que hacía muchísimo tiempo que no se le veía por delante, más incluso que al colombiano de oro. Botero se puso además líder (hoy ha cedido ante Cunego) gracias a aguantar delante, tras flaquear Pereiro y el resto del Phonak, incluyendo a un Valjavec muy lejos de la forma del año pasado en esta misma carrera.
Así pues, mañana Contador tiene que recuperar 19" a Cunego, 16" a Botero y 6" a Menchov. Visto lo bien que anda contra el crono el chaval de Pinto, y considerando que Botero hace tres temporadas que no firma una contrarreloj decente (desde que ganase el arcoiris CRI en Zolder) Contador es el máximo favorito: ya ha ganado una CRI ProTour, la del País Vasco, y ante rivales como Julich o Di Luca que se salía....Hoy le ha sacado tiempo, en una etapa con final en alto, a todos sus rivales: cuatro segundos a Piepoli (el año pasado el italiano fue 3º en la general) y 11" a un grupo encabezado por Cunego, Garzelli, Perdiguero, Botero, Menchov, la revelación italiana Fertolani (Domina Vacanze) y Aitor Osa.
***
Otra víctima del ProTour: la Carrera de la Paz, carrera con décadas de historia y que se disputa entre Polonia, la República Checa y Eslovaquia dice adiós este año, oficialmente por razones económicas.
Así pues, mañana Contador tiene que recuperar 19" a Cunego, 16" a Botero y 6" a Menchov. Visto lo bien que anda contra el crono el chaval de Pinto, y considerando que Botero hace tres temporadas que no firma una contrarreloj decente (desde que ganase el arcoiris CRI en Zolder) Contador es el máximo favorito: ya ha ganado una CRI ProTour, la del País Vasco, y ante rivales como Julich o Di Luca que se salía....Hoy le ha sacado tiempo, en una etapa con final en alto, a todos sus rivales: cuatro segundos a Piepoli (el año pasado el italiano fue 3º en la general) y 11" a un grupo encabezado por Cunego, Garzelli, Perdiguero, Botero, Menchov, la revelación italiana Fertolani (Domina Vacanze) y Aitor Osa.
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Otra víctima del ProTour: la Carrera de la Paz, carrera con décadas de historia y que se disputa entre Polonia, la República Checa y Eslovaquia dice adiós este año, oficialmente por razones económicas.
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