A la manera del Mapei-Gb, el Quick Step ha protagonizado un domingo de victorias italobelgas que marcaron el final de los años noventa. Victorias en varios países, con una pléyade de corredores, de febrero a octubre y con una mezcla de juventud y veteranía. En Bélgica Nick Nuyens ganaba para su creciente palmarés la Kuurne-Bruselas-Kuurne, pero la victoria fue para el colectivo. Desde los primeros compases Tom Boonen se filtró en todas las fugas, en un despliegue físico pocas veces visto en alguien que aspira a la victoria tras 200 km. de carrera. Los otros gallos belgas con fuerza para irse (Mattan, Hoste) se desesperaban, porque no es lo mismo irse en fuga con los jóvenes belgas de los equipos continentales que con el campeón del mundo, cuyo maillot refulge en el gris y frío febrero belga.
Así las cosas, ha falta de 20 km. para meta se formó el enésimo grupo de 11 corredores, con tres Quick Step: Van Impe, Nuyens y el eterno Boonen. Davitamon contaba con Mattan y el velocísimo Steegmans (el gran rival de Boonen en aficionados, con el que no se lleva muy bien), Unibet con Coenen y Pronk y Discovery con Hoste y Van de Broeck. La victoria no estaba asegurada para el Quick Step, que se podía haber jugado todo al sprint con Boonen utilizando a Van Impe y Nuyens de gregarios. El final fue de auténtica clásica belga de calidad. Mattan se descuelga y Steegmans se queda solo. Ataca Van Impe a falta de 6 km. y tiene que neutralizarlo. Cuando lo neutralizan, salta Nuyens. Lo cogen y vuelve a saltar. Van den Broeck ya no tiene fuerzas para trabajar en beneficio de Hoste, que se demuestra muy sólido. Nuyens se va en solitario a por la victoria, por detrás Hoste salta del grupo con la permisividad de Boonen y Van Impe, una vez que el triunfo está asegurado. El sprint por el tercer puesto es para Boonen con una facilidad pasmosa, que entra en meta con los brazos en alto. El fin de semana belga se concluye dentro de las coordenadas esperadas, con una interesante novedad: el Discovery tiene equipo para las clásicas, y no el clásico Hincapié + uno (sea Boonen en 2002 o Ekimov). Cuando el gigante baje desde California, tendrá un ejército de belgas a su servicio, pero también tendrá un general y dos mariscales enfrente: Boonen al mando y Nuyens y...
...Bettini como mariscales. El italiano empezó la temporada pasada mal, muy mal. Enfermedad o lo que fuese, perdió jerarquía en el Quick Step a medida que ascendía Boonen. Sabe que su palmarés está muy bien, excelentemente bien, pero le falta una gran victoria en las clásicas de pavés. Este año ha declarado que su objetivo es el Tour de Flandes, cuando nunca ha logrado ninguna clasificación de prestigio en la carrera más querida por los flamencos. ¿Bettini trabajando para Boonen? ¿Boonen trabajando para Bettini? Una cosa es que el Quick Step recuerde al Mapei-Gb y otra que el monte sea orégano. Durante la pasada Vuelta a España, no hubo un solo momento en el que Bettini ayudase a Boonen durante la primera semana: il grillo saltaba y se desentendía del sprint. En el Mundial ya sabemos todos lo que pasó, y aunque Bettini se vindicase en Zurich y Lombardía, las relaciones entre los dos no son muy envidiables. Vamos, que no creo que Boonen alce los brazos al entrar en meta como hizo con Nuyens en caso de una victoria de Bettini. El belga quiere la San Remo (ha estado explorando la Cipressa y el Poggio en los últimos días), pero también Bettini. De lo que pase en la carrera de un día más importante del mundo se podrán sacar conclusiones para Flandes, pero Boonen se puede esperar el Bettini del año 2000, ese que saltó bajando el Poggio dejando al Freire mundial solo ante el sprint. Porque Bettini, o lo hace solo, o no lo hace.
Eso fue lo que paso el domingo en el GP de Lugano. Bettini se apoyó en cuatro compañeros (el joven Scarselli, toscano como él y pescado en el Selle Italia; el veteranísimo Vasseur, Van de Waelle y el ganador en Chiasso Wiellinga) para saltar en el último puerto (el Corona) y presentarse en meta con dos minutos sobre Kirchen y Rebellin. Una demostración de fuerza y poderío acompañada de una frase que es una declaración de intenciones: “estoy en buena forma y pienso aprovecharla para obtener el mayor número de victorias posibles”. Y Bettini siempre se ha caracterizado por la calidad de sus victorias. Atentos con él para la Tirreno-Adriático, donde hará de las suyas en un ambiente muy propicio. Hay contrarreloj, pero el italiano desea probarse de cara al Giro (un gran error, en mi modesta opinión), porque lo que realmente le gusta son los baños de masas. Y ojalá Freire esté en forma para entonces. Boonen nunca pondrá nervioso a Bettini, pero Freire...¡ay!
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En la clásica de Almería, victoria para Fran Pérez del Illes Balears. El murciano tuvo una efímera popularidad en 2003, cuando ganó, incluso equivocándose en la llegada, dos etapas de Romandía. ¿Un campeón predestinado? Nada más lejos de la realidad. Enrolado en el sospechosísimo Maia, no tardó en dar positivo por EPO (menos mal que el diario As nos aclara que “por error del médico”) y cumplió sus dos años de sanción. En ese tiempo siguió entrenándose por su Murcia natal mientras su paisano Valverde se asentaba como figura, hasta el punto de que el año pasado pudo imponer su fichaje a Echavarri/Unzue. Igual que Cayetano Juliá, del que no se han vuelto a tener noticias desde su etapa en la Vuelta 2004. La victoria vino después de una escapada de 135 km. con Serrano del Kaiku y García Quesada del Andalucía, dos de los protagonistas de la Ruta del Sol. El sprint del grupo tuvo un bonito duelo entre Davis y Ventoso, que adelantaron a Valverde y Cunego, también muy implicados. Habrá que dar por inaugurada la temporada.
28 febrero, 2006
27 febrero, 2006
La primera gran victoria de Gilbert
Phillipe Gilbert cerró la temporada pasada con un amargo sabor de boca. El “antes muerto que sencillo” que aplicó Devolver a su escapada en la Paris-Tours le privó de una victoria que viene rozando desde que pasó a profesionales. Ahora, con 24 años ha ganado la Het-Volk, una carrera que le debe permitir dar el salto de calidad que se espera en un joven con mucha visión de carrera y muy veloz (6º en San Remo en 2005).
La resolución de la carrera fue antológica: tras enlazar desde detrás a falta de veinte km, intentó saltar dos veces hasta que lo consiguió a falta de diez km. Mientras por detrás Wilfried Peeters gritaba a Pozzato para que tirase con más ganas (y eso que el italiano iba con todo metido, en una actitud muy seria), la ventaja de Gilbert iba creciendo sin parar. Entró en meta en solitario con 38” sobre el segundo (De Waele) y 48” sobre un grupo formado por Van Bon, Barbé (el belga campeón Sub-23) y Pozzato. A 2´01” Boonen y Hushovd. Una ventaja muy considerable si tenemos en cuenta que la victoria no fue regalada. En todo caso, la Het Volk es una carrera muy propicia para llegar en solitario, pero no tanto para un valón que ha ido a ganar en una carrera símbolo para los flamencos, no en vano se llama “Nuestro Pueblo”. La victoria de Gilbert tiene algo de bofetada para el muy elitista y sectario ciclismo flamenco, al ser un corredor que siempre ha militado en el equipo extranjero La Française des Jeux y al que no le dolieron prendas al declarar después de los sucesos de la Paris-Tours que durante la vigilia del Mundial no se hablaba con su compañero de habitación, Stijn Devolder. Este hecho, que puede parecer propio de Ana Rosa Quintana, tiene su aquel: los belgas siempre han intentando vender la imagen de una nacional “unida”, al margen del bipolarismo del país. Gilbert ha tirado abajo ese mito, potenciado después de la victoria de Boonen en el Mundial: que si todos habían trabajado unidos, que si tal, que si cual. ¿Acaso nadie se ha preguntado porque Tchmil, siendo belga, siempre estaba en discusión para el Mundial? Porque era nacionalizado, algo todavía más incofesable que ser valón. Gilbert va a tener que subir muchos “muros” para lograr ser admitido en ese gotha ciclista que son los flandriens.
***
En Chiasso gana el Quick Step Wielinga, batiendo a Rebellin y Bertagnolli, dos corredores rapidísimos. Para Rebellin ninguna novedad: el año pasado acabó tercero en el UCI ProTour con una sola victoria, pero la retahíla de buenos puestos que lleva consiguiendo desde hace diez años son un ejemplo de constancia y longevidad. Y si Bertagnolli está en forma en febrero, ¿quién será el jefe de filas de Cofidis en el Giro? ¿Luis Pérez?
***
En la última etapa de Valencia, el buen sprinter del Lampre Bennati consigue la victoria tras imponerse en solitario. Iba en grupo de fugados y atacó a falta de un km., pero es que en los fugados también iba Petacchi. Utilizando de manera inteligente su superioridad numérica (también estaba Napolitano, que no había podido batir a Petacchi en las etapas anteriores) Bennati ha logrado este año la primera de una larga serie de victorias: si Petacchi debe tener un sucesor italiano, ese debe ser Bennati. La general final para Colom, que denuncia extrañas maniobras del Rabobank (¿?).
***
El proximo post para la exhibicion de Bettini en Lugano y la de Nuyens en K-B-K, que se merecen algo mas que una nota a pie.
La resolución de la carrera fue antológica: tras enlazar desde detrás a falta de veinte km, intentó saltar dos veces hasta que lo consiguió a falta de diez km. Mientras por detrás Wilfried Peeters gritaba a Pozzato para que tirase con más ganas (y eso que el italiano iba con todo metido, en una actitud muy seria), la ventaja de Gilbert iba creciendo sin parar. Entró en meta en solitario con 38” sobre el segundo (De Waele) y 48” sobre un grupo formado por Van Bon, Barbé (el belga campeón Sub-23) y Pozzato. A 2´01” Boonen y Hushovd. Una ventaja muy considerable si tenemos en cuenta que la victoria no fue regalada. En todo caso, la Het Volk es una carrera muy propicia para llegar en solitario, pero no tanto para un valón que ha ido a ganar en una carrera símbolo para los flamencos, no en vano se llama “Nuestro Pueblo”. La victoria de Gilbert tiene algo de bofetada para el muy elitista y sectario ciclismo flamenco, al ser un corredor que siempre ha militado en el equipo extranjero La Française des Jeux y al que no le dolieron prendas al declarar después de los sucesos de la Paris-Tours que durante la vigilia del Mundial no se hablaba con su compañero de habitación, Stijn Devolder. Este hecho, que puede parecer propio de Ana Rosa Quintana, tiene su aquel: los belgas siempre han intentando vender la imagen de una nacional “unida”, al margen del bipolarismo del país. Gilbert ha tirado abajo ese mito, potenciado después de la victoria de Boonen en el Mundial: que si todos habían trabajado unidos, que si tal, que si cual. ¿Acaso nadie se ha preguntado porque Tchmil, siendo belga, siempre estaba en discusión para el Mundial? Porque era nacionalizado, algo todavía más incofesable que ser valón. Gilbert va a tener que subir muchos “muros” para lograr ser admitido en ese gotha ciclista que son los flandriens.
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En Chiasso gana el Quick Step Wielinga, batiendo a Rebellin y Bertagnolli, dos corredores rapidísimos. Para Rebellin ninguna novedad: el año pasado acabó tercero en el UCI ProTour con una sola victoria, pero la retahíla de buenos puestos que lleva consiguiendo desde hace diez años son un ejemplo de constancia y longevidad. Y si Bertagnolli está en forma en febrero, ¿quién será el jefe de filas de Cofidis en el Giro? ¿Luis Pérez?
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En la última etapa de Valencia, el buen sprinter del Lampre Bennati consigue la victoria tras imponerse en solitario. Iba en grupo de fugados y atacó a falta de un km., pero es que en los fugados también iba Petacchi. Utilizando de manera inteligente su superioridad numérica (también estaba Napolitano, que no había podido batir a Petacchi en las etapas anteriores) Bennati ha logrado este año la primera de una larga serie de victorias: si Petacchi debe tener un sucesor italiano, ese debe ser Bennati. La general final para Colom, que denuncia extrañas maniobras del Rabobank (¿?).
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El proximo post para la exhibicion de Bettini en Lugano y la de Nuyens en K-B-K, que se merecen algo mas que una nota a pie.
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25 febrero, 2006
Ensayo general para la gran función
Todo esta listo para la primera gran clásica de la primavera. Bueno, quizás no sea “gran”, la primavera está lejos y, sobre todo, el mal tiempo y la nieve puede estropear el espectáculo, pero la Het Volk es, por derecho, la primera gran cita de la temporada. Además, es la apertura del calendario belga, y todos los equipos que se toman en serio la oferta del norte prueban los bloques que tendrán que brillar en abril. Es, en definitiva, un magnífico espectáculo disputado con manga larga y guantes en un territorio que ama el ciclismo como pocos lugares en el mundo.
El máximo favorito en la línea de salida es el Quick Step con Boonen, sin descuidar al ganador del año pasado, el joven Nuyens (gran amigo del campeón del mundo). El equipazo que presentan asusta: Cretskens, Pozzato, De Jongh, Knaven, Hulsmans y Van Impe. Son todos los que están y tendrá muy pocas variaciones en todas las clásicas de pavés. El choque inevitable es con el otro gran equipo belga, el Davitamon de Mattan, McEwen, Van Bon, Van Petegem y la revelación Steegmans. El duelo se viene repitiendo desde hace diez años, cuando se llamaban respectivamente Mapei-Gb y Lotto, con el pequeño paréntesis del Domo-Farm Frites en el 2001. Este año vuelve a aparecer ese tercer elemento, ya que el CSC desembarca en las clásicas con un equipo impecable formado por Arvesen, Michaelsen, O´Grady y el impresionante trotamundos sueco Ljungqvist, el gran artífice de los triunfos de Di Luca el año pasado. El bloque danés puede parecer un poco inferior a los dos anteriores, pero a diferencia de los belgas tiene la opción de variar y mejorar notablemente, ya que en la recámara cuenta con Gustov, Piil, Kroon, Cancellara, Sörensen, Hoj y Blaudzun. Cuantos más bloques en litigio, mucho mejor para la competición. En el pasado hemos visto demasiado frecuentemente como una de las grandes superpotencias del norte tiraniza la carrera hasta lograr copos históricos en todos los puestos de privilegio.
Del resto de equipos, habrá que ver como funciona la pareja Backsted-Paolini del Liquigas (uno que apuesta por las escapadas, otro por los sprints), el T-Mobile que arropará a Klier en su obsesión particular con Flandes (Nardello, Bernucci, Ivanov, Wesseman) y el Discovery sin Hincapié ni Ekimov pero con Hoste, Devolder y Hammond. Por su parte, Celestino como líder único del Millran puede dar algún juego, al igual que el francotirador Eeckhout en el Chocolade Jacques o las múltiples opciones del Unibet.com con Vandenbroucke, Cooke y Zanotti, todos en gran forma. Y ya para causas perdidas, Pieri en el LPR. Asimismo, es una gran alegría volver a ver a Xabier Florencio disputando las clásicas del norte tras haber brillado en su debut en 2004 en aquel extraño equipo que fue el efímero Relax-Bodisol. Un español que con 25 años hace 18º en Flandes merece ser seguido con atención, y el Bouygues le ha dado una nueva oportunidad dentro del ProTour. Y también, ¿por qué no?, habrá que seguir a los otros dos nacionales presentes: el ya veterano Horrillo y la locomotora Noval.
***
En la Vuelta a Valencia, tras la segunda victoria de Petacchi al sprint, la llegada en el Campello dio a Colom la oportunidad para vengarse de Bernabeú. Donde más duele. Si en Baleares fue el valenciano el que se llevó la vuelta ante el mallorquín, ahora éste se ha tomado cumplida cuenta con el corredor de Comunitat Valenciana, muy interesados en triunfar en casa. Pusieron a trabajar a Pimienta para quitar los Rabobank de las primeras posiciones pero nadie supo reaccionar ante el ataque de Colom a falta de un kilómetro. Ahora cuenta con 11” de margen sobre Bernabeú y 13” sobre Serrano del Kaiku, suficientes para ganar la Vuelta.
Entre los primeros, muchas sorpresas. A 15” Lövkist, que está que se sale, y Santos González que defiende el honor del 3 Molinos. También David López del Euskaltel, que acabará quinto en la general como primero de una armada naranja representada por Samuel Sánchez, con un inicio de campaña en forma que le llevará a brillar en Paris-Niza, pero también Gorka González e Iker Camaño. Desde que ha empezado la temporada siempre hay corredores naranjas en las primeras posiciones (Albizu, Antón), y eso es una gran noticia para todo el pelotón. Muy bien Carlos Barredo en la posición 26º a 1´01” o incluso el jovencísimo Arkaitz Durán (20 años) en su primer contacto con la alta montaña: 53º a 1´57”. Hoy pasarela final para Petacchi en Valencia, una de sus ciudades-talismán.
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En California repiten triunfo Haedo e Hincapié, con Jufre siempre protagonista.
El máximo favorito en la línea de salida es el Quick Step con Boonen, sin descuidar al ganador del año pasado, el joven Nuyens (gran amigo del campeón del mundo). El equipazo que presentan asusta: Cretskens, Pozzato, De Jongh, Knaven, Hulsmans y Van Impe. Son todos los que están y tendrá muy pocas variaciones en todas las clásicas de pavés. El choque inevitable es con el otro gran equipo belga, el Davitamon de Mattan, McEwen, Van Bon, Van Petegem y la revelación Steegmans. El duelo se viene repitiendo desde hace diez años, cuando se llamaban respectivamente Mapei-Gb y Lotto, con el pequeño paréntesis del Domo-Farm Frites en el 2001. Este año vuelve a aparecer ese tercer elemento, ya que el CSC desembarca en las clásicas con un equipo impecable formado por Arvesen, Michaelsen, O´Grady y el impresionante trotamundos sueco Ljungqvist, el gran artífice de los triunfos de Di Luca el año pasado. El bloque danés puede parecer un poco inferior a los dos anteriores, pero a diferencia de los belgas tiene la opción de variar y mejorar notablemente, ya que en la recámara cuenta con Gustov, Piil, Kroon, Cancellara, Sörensen, Hoj y Blaudzun. Cuantos más bloques en litigio, mucho mejor para la competición. En el pasado hemos visto demasiado frecuentemente como una de las grandes superpotencias del norte tiraniza la carrera hasta lograr copos históricos en todos los puestos de privilegio.
Del resto de equipos, habrá que ver como funciona la pareja Backsted-Paolini del Liquigas (uno que apuesta por las escapadas, otro por los sprints), el T-Mobile que arropará a Klier en su obsesión particular con Flandes (Nardello, Bernucci, Ivanov, Wesseman) y el Discovery sin Hincapié ni Ekimov pero con Hoste, Devolder y Hammond. Por su parte, Celestino como líder único del Millran puede dar algún juego, al igual que el francotirador Eeckhout en el Chocolade Jacques o las múltiples opciones del Unibet.com con Vandenbroucke, Cooke y Zanotti, todos en gran forma. Y ya para causas perdidas, Pieri en el LPR. Asimismo, es una gran alegría volver a ver a Xabier Florencio disputando las clásicas del norte tras haber brillado en su debut en 2004 en aquel extraño equipo que fue el efímero Relax-Bodisol. Un español que con 25 años hace 18º en Flandes merece ser seguido con atención, y el Bouygues le ha dado una nueva oportunidad dentro del ProTour. Y también, ¿por qué no?, habrá que seguir a los otros dos nacionales presentes: el ya veterano Horrillo y la locomotora Noval.
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En la Vuelta a Valencia, tras la segunda victoria de Petacchi al sprint, la llegada en el Campello dio a Colom la oportunidad para vengarse de Bernabeú. Donde más duele. Si en Baleares fue el valenciano el que se llevó la vuelta ante el mallorquín, ahora éste se ha tomado cumplida cuenta con el corredor de Comunitat Valenciana, muy interesados en triunfar en casa. Pusieron a trabajar a Pimienta para quitar los Rabobank de las primeras posiciones pero nadie supo reaccionar ante el ataque de Colom a falta de un kilómetro. Ahora cuenta con 11” de margen sobre Bernabeú y 13” sobre Serrano del Kaiku, suficientes para ganar la Vuelta.
Entre los primeros, muchas sorpresas. A 15” Lövkist, que está que se sale, y Santos González que defiende el honor del 3 Molinos. También David López del Euskaltel, que acabará quinto en la general como primero de una armada naranja representada por Samuel Sánchez, con un inicio de campaña en forma que le llevará a brillar en Paris-Niza, pero también Gorka González e Iker Camaño. Desde que ha empezado la temporada siempre hay corredores naranjas en las primeras posiciones (Albizu, Antón), y eso es una gran noticia para todo el pelotón. Muy bien Carlos Barredo en la posición 26º a 1´01” o incluso el jovencísimo Arkaitz Durán (20 años) en su primer contacto con la alta montaña: 53º a 1´57”. Hoy pasarela final para Petacchi en Valencia, una de sus ciudades-talismán.
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En California repiten triunfo Haedo e Hincapié, con Jufre siempre protagonista.
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23 febrero, 2006
Lo que dice una fotografía
Es uno de los poderes que tiene la fotografía. Al margen de su faceta artística, de su capacidad para condensar en un instante un evento, un período, una época, la fotografía sirve para, una vez pasado el tiempo, evocar el momento mismo en el que fue tomada. Y algo de eso pasó el viernes 17 de febrero, cuando el equipo Liberty Seguros se presentó con su nuevo jefe de filas, el kazajo Vinokourov. No es que hubiese militado ya en el equipo (ese honor correspondió el año pasado a Etxebarría, Beloki y Jaksche), es que su puesta de largo en sociedad y la foto que lo inmortaliza con sus nuevos compañeros huele a algo ya vivido.
El hilo ciclista de Manolo Saiz se puede seguir ininterrumpidamente desde 1989 hasta la actualidad. Una presencia constante y sin pausa en donde ha visto pasar todo lo posible dentro de este deporte: épica, victorias, gloria pero también fracaso, descalificaciones y muerte. Decir Manolo Saiz –guste o no a muchos- es decir ciclismo; peculiarmente entendido, pero ciclismo. Y es asociar su nombre al duo fantástico formado por Zulle y Jalabert a mitad de la década de los noventa. Los dos extranjeros dentro de un equipo español, que encima se proponía abiertamente derrotar a Indurain. Al cántabro telúrico, ceño fruncido de filósofo tremendista alemán, jamás le dolieron prendas en presentar en la línea de salida de las principales carreras a sus dos espadas y sus escuderos igualmente foráneos (Stephens, Bruyneel y tantos otros). Cuando fueron decayendo, intentó sustituirlos por equivalentes nacionales, algo que había dejado tras la caída y retirada de Lejarreta en 1992. Primero Olano, después Galdeano, Beloki y Heras. No faltaron las victorias y los éxitos, pero si que faltó el cariño de la afición y el apoyo de una importante cadena de radio que se la tiene jurada desde el alba de los tiempos. Así las cosas, Saiz –que siempre ha manejado el equipo como su finca privada, al margen de patrocinadores- decidió volver a su edad de oro, porque al fin y al cabo ama el ciclismo al margen de cualquier nacionalidad, y eso se le nota.
Fíjense bien en la foto. En el centro, Vinokourov singularizado por su playero maillot de campeón kazajo. A su derecha, Beloki; a su izquierda, Allan Davis. Es todo un manifiesto programático, más si tenemos en cuenta que los flancos son completados por Contador y Luis León Sánchez, respectivamente. Dos veteranos entre un mar de jóvenes. Saiz ha relegado a un segundo nivel a los estandartes del equipo como Marcos Serrano, Jaksche o Etxebarría. Es más fácil reconocer a Koen de Koert, Caruso, Scarponi y Barredo que a la gente que emparenta con el pasado de la ONCE. Es un equipo que mira hacia delante y que se plantea el límite imposible de Saiz: ganar el Tour de Francia. Este año, para bien de todos, no ha habido machadas como “somos el mejor equipo del mundo” pronunciado hace doce meses en el páramo toledano. A fin de cuentas, Liberty acabó la temporada 2005 en el quinto puesto por equipos Protour, con siete victorias conseguidas con nueve corredores que han sumado puntos para la clasificación, bastante lejos de lo anunciado. Y con el borrón Heras. Tiene que ser, por la calidad de sus corredores, uno de los equipos que más se beneficien del cambio de régimen propiciado por el adiós de Armstrong. Sin embargo, también será uno de los equipos más seguidos en su rendimiento. Saiz sabe que está en la cuerda floja y que está temporada será clave. Yo miro la foto de la presentación y me recuerda muchísimo a las fotos del ONCE de hace ya diez años.
***
Petacchi gana en Villareal su enésima fracción de la Vuelta a Valencia. Hábilmente lanzado por Ongarato, que no se cebó en la anticipación de Bennati para Napolitano (¿siempre va a ser su lanzador? Me parece raro), el ciclista italiano sigue sembrando en espera de recoger frutos de mayor entidad. Cuarto Flecha, probándose.
***
Landis gana la crono de California, como hizo hace unos meses en la Vuelta a Georgia. A ver cuando gana alguna en Europa.
El hilo ciclista de Manolo Saiz se puede seguir ininterrumpidamente desde 1989 hasta la actualidad. Una presencia constante y sin pausa en donde ha visto pasar todo lo posible dentro de este deporte: épica, victorias, gloria pero también fracaso, descalificaciones y muerte. Decir Manolo Saiz –guste o no a muchos- es decir ciclismo; peculiarmente entendido, pero ciclismo. Y es asociar su nombre al duo fantástico formado por Zulle y Jalabert a mitad de la década de los noventa. Los dos extranjeros dentro de un equipo español, que encima se proponía abiertamente derrotar a Indurain. Al cántabro telúrico, ceño fruncido de filósofo tremendista alemán, jamás le dolieron prendas en presentar en la línea de salida de las principales carreras a sus dos espadas y sus escuderos igualmente foráneos (Stephens, Bruyneel y tantos otros). Cuando fueron decayendo, intentó sustituirlos por equivalentes nacionales, algo que había dejado tras la caída y retirada de Lejarreta en 1992. Primero Olano, después Galdeano, Beloki y Heras. No faltaron las victorias y los éxitos, pero si que faltó el cariño de la afición y el apoyo de una importante cadena de radio que se la tiene jurada desde el alba de los tiempos. Así las cosas, Saiz –que siempre ha manejado el equipo como su finca privada, al margen de patrocinadores- decidió volver a su edad de oro, porque al fin y al cabo ama el ciclismo al margen de cualquier nacionalidad, y eso se le nota.
Fíjense bien en la foto. En el centro, Vinokourov singularizado por su playero maillot de campeón kazajo. A su derecha, Beloki; a su izquierda, Allan Davis. Es todo un manifiesto programático, más si tenemos en cuenta que los flancos son completados por Contador y Luis León Sánchez, respectivamente. Dos veteranos entre un mar de jóvenes. Saiz ha relegado a un segundo nivel a los estandartes del equipo como Marcos Serrano, Jaksche o Etxebarría. Es más fácil reconocer a Koen de Koert, Caruso, Scarponi y Barredo que a la gente que emparenta con el pasado de la ONCE. Es un equipo que mira hacia delante y que se plantea el límite imposible de Saiz: ganar el Tour de Francia. Este año, para bien de todos, no ha habido machadas como “somos el mejor equipo del mundo” pronunciado hace doce meses en el páramo toledano. A fin de cuentas, Liberty acabó la temporada 2005 en el quinto puesto por equipos Protour, con siete victorias conseguidas con nueve corredores que han sumado puntos para la clasificación, bastante lejos de lo anunciado. Y con el borrón Heras. Tiene que ser, por la calidad de sus corredores, uno de los equipos que más se beneficien del cambio de régimen propiciado por el adiós de Armstrong. Sin embargo, también será uno de los equipos más seguidos en su rendimiento. Saiz sabe que está en la cuerda floja y que está temporada será clave. Yo miro la foto de la presentación y me recuerda muchísimo a las fotos del ONCE de hace ya diez años.
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Petacchi gana en Villareal su enésima fracción de la Vuelta a Valencia. Hábilmente lanzado por Ongarato, que no se cebó en la anticipación de Bennati para Napolitano (¿siempre va a ser su lanzador? Me parece raro), el ciclista italiano sigue sembrando en espera de recoger frutos de mayor entidad. Cuarto Flecha, probándose.
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Landis gana la crono de California, como hizo hace unos meses en la Vuelta a Georgia. A ver cuando gana alguna en Europa.
22 febrero, 2006
El nido de serpientes
No se habían apagado los rescoldos del caso Heras (cuanta hipocresía en la presentación del Liberty el pasado fin de semana) cuando el pelotón español, indudablemente en el punto de mira de cualquier aficionado al ciclismo de más allá de los Pirineos, vuelve a dar buenas muestras de hasta qué punto el doping es algo generalizado. Tres corredores, tres (uno, dos, tres) de un mismo equipo han sido declarados “no aptos” antes de tomar la salida en la primera etapa de la Vuelta a Valencia, importantísima cita de la temporada que sin duda merece concentraciones en altitud para aumentar el hematocrito. ¿Cómo? Si, hay que asumirlo, quizás con un poco de ironía para hacer pasar el trago: iban dopados, porque no es normal que tres corredores, tres, pasen el 50%. Habrá quien diga que realmente no han dado positivo, pero de tontos ya morimos todos con Heras.
El equipo se llama 3 Molinos Resort y debuta este año recogiendo aquí y allá corredores veteranos, como el caso de los tres implicados. Alberto Benito es un producto de la cantera Banesto que nunca fructificó y se fue a Portugal. En 2003 no tuvo ficha de profesional, en 2004 se salió siempre en Portugal y en 2005 volvió al limbo de los no profesionales. Una montaña rusa como currículum, vamos. Rafa Casero es un corredor que pasó a profesionales porque su hermano (tiene un papel en esta historia, no se crean) se empeñó en tenerlo a su lado cuando el Festina daba sus últimos coletazos. Clasificación UCI 2000: 1077, con 24 años. Al año siguiente, mejora significativamente: 1063. No era suficiente ni para que su hermano mayor lo enchufase en el Coast, así que tuvo que irse al Jazztel, donde en 2003 consigue su única victoria: una etapa de la Vuelta a Valencia, además de 4º en la Volta y 2º en el Campeonato de España. Ficha por el Saunier, especialista en balas perdidas, y vuelve a las andadas. Y por último, Toni Tauler (este ha tenido un nivel bajo de retículocitos, a mor de ser exactos) fue siempre un corredor comodín en el Kelme, donde valía para no perder la cara en las cronos y cuando se le pedía, subía con los mejores, sin que nadie se preguntase por tan extraño fenómeno. Sin ficha de profesional en 2004, pasa en 2005 a Illes Balears gracias a la cuota étnica exigida por el patrocinador. No tiene ninguna victoria.
¿Y el resto del equipo? Santos González, expulsado el año pasado de la Vuelta tras un misterioso incidente después de la etapa de la Granja (donde fue tercero) y que esta temporada fue segundo tras Lloret en la segunda etapa de Andalucía, ha sido 26º en meta. Miembro de la banda de la Covatilla, algún día sabremos como consiguió ser 5º en la cronoescalada de Alpe D´Huez del Tour de 2004. Sergio Domínguez, 89º a 2´31”; Alexis Rodríguez, 102º a 6´08”; Julio García, 121º a 9´41; y el último de la etapa, a 20´39”, Pedro Luis Castillo. ¿Dopaje de equipo? Todo parece apuntar que sí, pero en el sentido de que todos están en el mismo equipo, “asesorado” por Ángel Casero, un exciclista que entiende mucho de bielas. Yo creo que el caso está bastante claro, y si no repasen los elementos que se presentan. Y también conviene preguntarse si se pierde algo en caso de que el equipo no existiese.
En cuanto a la etapa, ha sido para el siempre prometedor ruso Kolobnev, tras una bonita escapada de 100 km. en la que resistió muy bien el impulso final del grupo de sprinters. Vive en Denia y ha aprovechado de maravilla su conocimiento del terreno, y también un poco el pasotismo del pelotón, que le dejó coger tras el descenso del Coll de Rates (km. 45 de la etapa) nueve minutos en sólo 24 km. Pasado a profesionales a final de 2002, al año siguiente empezó a recoger buenos resultados (5º en Flecha) y una pequeña victoria en Italia. En el Rabobank desde el año pasado, hizo el Giro bastante bien (21º, su primera grande) y llegó a la Vuelta pasadísimo, dentro del equipo de circunstancias que acompañó a Menchov. En el Mundial, movido por la misma fuerza que le hizo ser 10º en los JJ.OO, hizo un 7º puesto ayudado por el caos del final. Un corredor a seguir. En el pelotón, Ventoso ha batido a Petacchi después de un 2005 bastante anónimo. Es un resultado muy importante para cualquier sprinter, más si es joven y su puesto no tiene discusión en el equipo. En la etapa de hoy, las cosas han vuelto a su cauce y Petacchi ha ganado sin problemas.
***
La carrera con mejor nivel de participación en lo que llevamos de temporada está es el Tour de California. El prólogo para Leipheimer, un corredor que sólo puede gustar a alguien al que no le gusta el ciclismo, la primera etapa para el argentino Haedo (no confundir con el cántabro Ahedo, profesional con el Once a principios de los noventa) y la segunda para el llamado a ser uno de los protagonistas de la temporada: Hincapié. Ha ganado al sprint, pero en un final en alto. No debía ser muy exigente -Zabriskie entró con los favoritos- pero es un aviso muy serio. El año pasado, por las mismas fechas, ganó la K-B-K, y ya sabemos que temporada se marcó. Entre los primeros, además de Horner, Julich, Evans, Landis, Vandevelde y toda la armada estadounidense, destaca el Saunier con su equipo de gala (Simoni, Marchante, Gil) y un ilusionante Josep Jufré enrolado en el Davitamon
El equipo se llama 3 Molinos Resort y debuta este año recogiendo aquí y allá corredores veteranos, como el caso de los tres implicados. Alberto Benito es un producto de la cantera Banesto que nunca fructificó y se fue a Portugal. En 2003 no tuvo ficha de profesional, en 2004 se salió siempre en Portugal y en 2005 volvió al limbo de los no profesionales. Una montaña rusa como currículum, vamos. Rafa Casero es un corredor que pasó a profesionales porque su hermano (tiene un papel en esta historia, no se crean) se empeñó en tenerlo a su lado cuando el Festina daba sus últimos coletazos. Clasificación UCI 2000: 1077, con 24 años. Al año siguiente, mejora significativamente: 1063. No era suficiente ni para que su hermano mayor lo enchufase en el Coast, así que tuvo que irse al Jazztel, donde en 2003 consigue su única victoria: una etapa de la Vuelta a Valencia, además de 4º en la Volta y 2º en el Campeonato de España. Ficha por el Saunier, especialista en balas perdidas, y vuelve a las andadas. Y por último, Toni Tauler (este ha tenido un nivel bajo de retículocitos, a mor de ser exactos) fue siempre un corredor comodín en el Kelme, donde valía para no perder la cara en las cronos y cuando se le pedía, subía con los mejores, sin que nadie se preguntase por tan extraño fenómeno. Sin ficha de profesional en 2004, pasa en 2005 a Illes Balears gracias a la cuota étnica exigida por el patrocinador. No tiene ninguna victoria.
¿Y el resto del equipo? Santos González, expulsado el año pasado de la Vuelta tras un misterioso incidente después de la etapa de la Granja (donde fue tercero) y que esta temporada fue segundo tras Lloret en la segunda etapa de Andalucía, ha sido 26º en meta. Miembro de la banda de la Covatilla, algún día sabremos como consiguió ser 5º en la cronoescalada de Alpe D´Huez del Tour de 2004. Sergio Domínguez, 89º a 2´31”; Alexis Rodríguez, 102º a 6´08”; Julio García, 121º a 9´41; y el último de la etapa, a 20´39”, Pedro Luis Castillo. ¿Dopaje de equipo? Todo parece apuntar que sí, pero en el sentido de que todos están en el mismo equipo, “asesorado” por Ángel Casero, un exciclista que entiende mucho de bielas. Yo creo que el caso está bastante claro, y si no repasen los elementos que se presentan. Y también conviene preguntarse si se pierde algo en caso de que el equipo no existiese.
En cuanto a la etapa, ha sido para el siempre prometedor ruso Kolobnev, tras una bonita escapada de 100 km. en la que resistió muy bien el impulso final del grupo de sprinters. Vive en Denia y ha aprovechado de maravilla su conocimiento del terreno, y también un poco el pasotismo del pelotón, que le dejó coger tras el descenso del Coll de Rates (km. 45 de la etapa) nueve minutos en sólo 24 km. Pasado a profesionales a final de 2002, al año siguiente empezó a recoger buenos resultados (5º en Flecha) y una pequeña victoria en Italia. En el Rabobank desde el año pasado, hizo el Giro bastante bien (21º, su primera grande) y llegó a la Vuelta pasadísimo, dentro del equipo de circunstancias que acompañó a Menchov. En el Mundial, movido por la misma fuerza que le hizo ser 10º en los JJ.OO, hizo un 7º puesto ayudado por el caos del final. Un corredor a seguir. En el pelotón, Ventoso ha batido a Petacchi después de un 2005 bastante anónimo. Es un resultado muy importante para cualquier sprinter, más si es joven y su puesto no tiene discusión en el equipo. En la etapa de hoy, las cosas han vuelto a su cauce y Petacchi ha ganado sin problemas.
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La carrera con mejor nivel de participación en lo que llevamos de temporada está es el Tour de California. El prólogo para Leipheimer, un corredor que sólo puede gustar a alguien al que no le gusta el ciclismo, la primera etapa para el argentino Haedo (no confundir con el cántabro Ahedo, profesional con el Once a principios de los noventa) y la segunda para el llamado a ser uno de los protagonistas de la temporada: Hincapié. Ha ganado al sprint, pero en un final en alto. No debía ser muy exigente -Zabriskie entró con los favoritos- pero es un aviso muy serio. El año pasado, por las mismas fechas, ganó la K-B-K, y ya sabemos que temporada se marcó. Entre los primeros, además de Horner, Julich, Evans, Landis, Vandevelde y toda la armada estadounidense, destaca el Saunier con su equipo de gala (Simoni, Marchante, Gil) y un ilusionante Josep Jufré enrolado en el Davitamon
21 febrero, 2006
Ciclismo por televisión en la Vuelta a Valencia
Hubo un tiempo en que el aficionado español podía disfrutar de las carreras ciclistas en directo, pero ese tiempo ya pasó. Ahora queda el resumen de la etapa en diferido, más conocido como “falso directo”, y quizás tengamos que agradecerlo, porque la Vuelta a Valencia ha estado a punto de desaparecer. La carrera, que comienza hoy, presenta el corte clásico de los últimos años: tres etapas llanas para atraer a las figuras del sprint (viene Petacchi, que se llevó la general el año pasado), montaña en el Campello y pasarela final por Valencia, presumiblemente con final en las moles de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El pelotón en salida es reducido, reducido: apenas 100 corredores que se tendrán que poner las pilas para que el misil italiano y el equipo local de Vicente Belda no se lleven todas las victorias.
Así pues, el máximo favorito para la general es David Bernabeú. Es de la zona, está en forma y corre en el equipo que va a salir más motivado para la victoria. Sus posibles rivales se reducen a Toni Colom, demasiado irregular como para ser tenido en cuenta, y Michael Boogerd, que ha demostrado estar en forma a pesar de que sus objetivos de la temporada están todavía lejos (su cita de siempre con L-B-L, Flecha y sobre todo Amstel). La nómina de ganadores en los últimos años es prestigiosa y de enjundia (Frigo, Valverde, Olano, Zulle, Vinokourov, Jalabert), pero con la caída de nivel y calidad que están sufriendo todas las carreras con motivo del UCI ProTour, que a nadie le extrañe que la victoria de un corredor local sea saludada con vitos y loas que harían palidecer al mismísimo Aitor Osa cuando ganó la Vuelta al País Vasco en 2002. Ya lo vimos en Andalucía con García Quesada y quizás lo veamos con Valverde en Murcia. Y todos contentos, porque debe ser muy bonito ser reyezuelo en casa propia.
***
El fin de semana ciclista ha pasado por Francia, con el Haut-Var en Draguignan (donde ganó Chente el 14 de julio en el Tour 2000) y una bella victoria en solitario de Bertagnolli sobre Caucchioli, dos italianos que se están especializando en la primavera. Al día siguiente, en el Haribo, el superdoméstico del Cofidis Coyot bate al sprint entre dos a Hushvod. ¿Cómo? La razón es que el noruego, una vez más, se dedicó a tirar sin un sólo relevo en los últimos 25 km. Un cliente más para la San Remo, donde el año pasado fue tercero.
***
En el Algarve, victoria final para el desconocido portugués Cabreira, que aprovechó la última etapa con final en alto para descabalgar belga Steegmans, el ganador al sprint de las dos etapas anteriores. Ambos salen del anonimato,pero lo más interesante es como han asomado la cabeza Rebellin, Kirchen y Rubiera, que ya fue tercero el año pasado en esta misma carrera.
Así pues, el máximo favorito para la general es David Bernabeú. Es de la zona, está en forma y corre en el equipo que va a salir más motivado para la victoria. Sus posibles rivales se reducen a Toni Colom, demasiado irregular como para ser tenido en cuenta, y Michael Boogerd, que ha demostrado estar en forma a pesar de que sus objetivos de la temporada están todavía lejos (su cita de siempre con L-B-L, Flecha y sobre todo Amstel). La nómina de ganadores en los últimos años es prestigiosa y de enjundia (Frigo, Valverde, Olano, Zulle, Vinokourov, Jalabert), pero con la caída de nivel y calidad que están sufriendo todas las carreras con motivo del UCI ProTour, que a nadie le extrañe que la victoria de un corredor local sea saludada con vitos y loas que harían palidecer al mismísimo Aitor Osa cuando ganó la Vuelta al País Vasco en 2002. Ya lo vimos en Andalucía con García Quesada y quizás lo veamos con Valverde en Murcia. Y todos contentos, porque debe ser muy bonito ser reyezuelo en casa propia.
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El fin de semana ciclista ha pasado por Francia, con el Haut-Var en Draguignan (donde ganó Chente el 14 de julio en el Tour 2000) y una bella victoria en solitario de Bertagnolli sobre Caucchioli, dos italianos que se están especializando en la primavera. Al día siguiente, en el Haribo, el superdoméstico del Cofidis Coyot bate al sprint entre dos a Hushvod. ¿Cómo? La razón es que el noruego, una vez más, se dedicó a tirar sin un sólo relevo en los últimos 25 km. Un cliente más para la San Remo, donde el año pasado fue tercero.
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En el Algarve, victoria final para el desconocido portugués Cabreira, que aprovechó la última etapa con final en alto para descabalgar belga Steegmans, el ganador al sprint de las dos etapas anteriores. Ambos salen del anonimato,pero lo más interesante es como han asomado la cabeza Rebellin, Kirchen y Rubiera, que ya fue tercero el año pasado en esta misma carrera.
17 febrero, 2006
Un aviso para San Remo
Primera victoria europea de la temporada para Tom Boonen en la quinta etapa de la Vuelta a Andalucía. Concluida la feria de Qatar, el fenómeno de Mol ya había corrido cuatro carreras en el viejo continente, las cuatro primeras etapas de la Vuelta a Andalucía. La primera salió como salió, la segunda una fuga y en las dos siguientes, neto triunfo para Petacchi, más en la primera ocasión que en la segunda. El italiano ya tenía dos fotos de victorias sobre el campeón del mundo, un bonito trofeo ante un joven que le desafía en todos los terrenos. Ahora Boonen tiene una foto batiendo a Petacchi con el maillot arcoiris. A sangre se paga con sangre, y Petacchi tiene serias razones para estar preocupado. Su principal objetivo de la temporada, que no es otro que la Milán-San Remo, tiene un cliente que pasa la factura por adelantado: si con 24 años ganó lo que ganó, se puede esperar perfectamente que Boonen alce los brazos en Vía Roma el próximo 18 de marzo. Sería el vencedor más joven en mucho tiempo, pero eso nunca ha sido un obstáculo. Con Bettini en gran forma, Valverde asomando la cabeza y McEwen ganando en febrero, la San Remo se presenta con mucha más emoción que el año pasado. Lástima que un protagonista fijo de los últimos años no vaya a llegar a punto.
Oscar Freire ha estado disputando toda la Ruta del Sol. No se ha metido en ningún sprint e incluso ha llegado descolgado –no mucho- en algunas etapas. No es un buen síntoma, pero es un progreso. A pesar de que coge la forma con mucha facilidad, es difícil que llegue a punto para la gran cita de mitad de marzo. El Rabobank acaba de publicar la lista de sus equipos para las próximas carreras y Freire no volverá a competir hasta la Tirreno-Adriático, donde defiende el título. Será el test más importante para el tricampeón del mundo, que siempre ha sabido entrenar fuerte y duro fuera de la competición. Ojalá de buenas señales de progreso en la carrera de los dos mares, porque sueño con un Freire en plenitud de condiciones, capaz de inquietar a los grandes favoritos en los últimos kilómetros de la carrera de un día más importante del mundo. Ni Petacchi ni Boonen podrán cantar victoria mientras quede un solo metro hasta la línea de meta, porque Freire ha batido a Zabel y a Cipollini de esa manera. Con el corredor de Rabobank en carrera, la emoción está asegurada.
En cuanto a la general, Carlos García Quesada consigue su sueño. Tras ser segundo en la Ruta del Sol de 2004 y ganar una etapa el año pasado, la victoria final adorna su palmarés. La pregunta que yo me hago es: ¿un corredor que hace en los dos últimos años quinto en la Vuelta no puede aspirar a algo más que ganar la carrera de su pueblo? ¿Tiene tanto poder como para influir en su equipo para que le deje estar en forma en febrero? ¿Para que ha fichado por el Unibet.com, un equipo que no es ProTour y que tendrá que ganarse su participación en carreras de prestigio? Ser cabeza de ratón o cola de león. Parece que el mayor de los García Quesada ya ha elegido.
***
¡Vaya con el Unibet.com! El equipo belga –heredero del Mr.bookmaker.com- está siendo una de las sensaciones de la temporada con Cooke, García Quesada y ahora Marco Zanotti, que ha ganado la primera etapa de la Vuelta al Algarve, siendo segundo su compañero de equipo Jeremy Hunt. El sprinter italiano siempre ha destacado en Bélgica –es un clásico de los sprints en la Panne, y el año pasado ganó el Circuito Franco-Belga-, pero con 32 años empieza a conocer el fértil mercado portugués, muy apto para su velocidad. En realidad, tanto Zanotti como Hunt pertenecen a esa categoría de sprinters que no pasan de las dos-tres victorias por temporada, y siempre menores. También están calentando las piernas en Portugal el grueso de los bloques de Discovery y T-Mobile para el Tour: Sinkiewitz, Rubiera, Azevedo, Kirchen, Hontchar y Nozal, entre otros. Lástima que falten en pleno sus jefes de filas...¿o es que nadie se ha preguntado donde está Hincapié?
La segunda etapa para Eisel, que ya se habia estrenado.
Oscar Freire ha estado disputando toda la Ruta del Sol. No se ha metido en ningún sprint e incluso ha llegado descolgado –no mucho- en algunas etapas. No es un buen síntoma, pero es un progreso. A pesar de que coge la forma con mucha facilidad, es difícil que llegue a punto para la gran cita de mitad de marzo. El Rabobank acaba de publicar la lista de sus equipos para las próximas carreras y Freire no volverá a competir hasta la Tirreno-Adriático, donde defiende el título. Será el test más importante para el tricampeón del mundo, que siempre ha sabido entrenar fuerte y duro fuera de la competición. Ojalá de buenas señales de progreso en la carrera de los dos mares, porque sueño con un Freire en plenitud de condiciones, capaz de inquietar a los grandes favoritos en los últimos kilómetros de la carrera de un día más importante del mundo. Ni Petacchi ni Boonen podrán cantar victoria mientras quede un solo metro hasta la línea de meta, porque Freire ha batido a Zabel y a Cipollini de esa manera. Con el corredor de Rabobank en carrera, la emoción está asegurada.
En cuanto a la general, Carlos García Quesada consigue su sueño. Tras ser segundo en la Ruta del Sol de 2004 y ganar una etapa el año pasado, la victoria final adorna su palmarés. La pregunta que yo me hago es: ¿un corredor que hace en los dos últimos años quinto en la Vuelta no puede aspirar a algo más que ganar la carrera de su pueblo? ¿Tiene tanto poder como para influir en su equipo para que le deje estar en forma en febrero? ¿Para que ha fichado por el Unibet.com, un equipo que no es ProTour y que tendrá que ganarse su participación en carreras de prestigio? Ser cabeza de ratón o cola de león. Parece que el mayor de los García Quesada ya ha elegido.
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¡Vaya con el Unibet.com! El equipo belga –heredero del Mr.bookmaker.com- está siendo una de las sensaciones de la temporada con Cooke, García Quesada y ahora Marco Zanotti, que ha ganado la primera etapa de la Vuelta al Algarve, siendo segundo su compañero de equipo Jeremy Hunt. El sprinter italiano siempre ha destacado en Bélgica –es un clásico de los sprints en la Panne, y el año pasado ganó el Circuito Franco-Belga-, pero con 32 años empieza a conocer el fértil mercado portugués, muy apto para su velocidad. En realidad, tanto Zanotti como Hunt pertenecen a esa categoría de sprinters que no pasan de las dos-tres victorias por temporada, y siempre menores. También están calentando las piernas en Portugal el grueso de los bloques de Discovery y T-Mobile para el Tour: Sinkiewitz, Rubiera, Azevedo, Kirchen, Hontchar y Nozal, entre otros. Lástima que falten en pleno sus jefes de filas...¿o es que nadie se ha preguntado donde está Hincapié?
La segunda etapa para Eisel, que ya se habia estrenado.
16 febrero, 2006
Bortolami, un ciclista testigo de su tiempo
Anunció su retirada hace unos días, pero con 37 años y 17 temporadas de profesional a sus espaldas había pocas opciones más. Aún así, en el comunicado de prensa se mezclan unas confusas alusiones a no-se-qué virus que provoca una insuficiencia cardiaca y el riesgo para la salud que eso supone. Que no extrañe a nadie. La historia de Gianluca Bortolami está marcada por la polémica, la mala suerte y la hipocresía. Estaba destinado a ser uno de los más fuertes, pero las cosas no marchaban bien. Pasa jovencísimo a profesionales, en 1990, con un currículum increíble: 260 victorias en categorías inferiores, un récord todavía no superado. Y tragedia: con la nacional italiana de juniors casi se ahoga en una caída que le astilla en pedacitos la clavícula. Le seguirían costillas, codos, rodilla, intestino e incluso un gemelo a perdigonazos, antes de la salida del Tour(¿se acuerdan?).
Hasta 1994 no se hace ciclista. Las primeras temporadas en el Lampre a la sombra del mejor Fondriest hacen que la convivencia sea imposible, y decide fichar por el nuevo equipo Mapei, bajo la recomendación de Ernesto Colnago. Se pierde la campaña del norte por culpa de un accidente, y también el Giro. Llega al Tour con rabia y ansia, y consigue la que será, hasta 1999, la única victoria del Mapei en la carrera francesa. Podía haber sido también el único maillot amarillo de Don Giorgio delgranpoder Squinzi, pero por celebrar demasiado efusivamente la victoria en solitario, pierde la opción del liderato por un segundo ante el anónimo Flavio Vanzella. Ese día en Rennes resume la carrera de Bortolami, siempre entre la maravilla y el remordimiento. Su papel de apoyo a Rominger se disuelve con el suizo. Pero será el verano de ese año el que le confirme: gana la Leeds Classic y Zurich, con un sprint imperial ante Museeuw, Bugno (el podio del año siguiente) y Fondriest. Dos pruebas de la Copa del Mundo seguidas (el primero en lograrlo) y a la puerta de la esquina el último Mundial de agosto, encima en Italia. La mala suerte vuelve a actuar: se cae de una manera estúpida y el pelotón, su selección, no le espera. Maillot amarillo y maillot arcoiris en una sola temporada: un sueño que nunca volverá a tener mínimamente cerca. Al menos le quedó la Copa del Mundo, hipotecada tras el segundo puesto en la Paris-Tours, al sprint tras un jovencísimo Zabel. Y ahí se acabó Bortolami. Sí, así de duro. No le busquen en ninguna clásica importante entre los cinco primeros (5º en San Sebastián en 1997) hasta el relámpago de Flandes en 2001 o el segundo puesto de Roubaix en 1996. Las razones son claras.
Estaba en el mejor equipo del mundo para clásicas con Museeuw, Tafi, Bortolomi, Peeters, Peers, Bomans, Leyden y todo lo demás. Trabajar y trabajar, y obedecer al patrón, como en la ya mítica llegada al velódromo de Roubaix en 1996. Y en las grandes vueltas, a tirar de Rominger o de Olano, según fuese. En el Giro de 1996 se rompe la clavícula camino de Crotona, en la primera semana, y no puede apoyar al vasco, al que le faltó el superequipo Mapei de otras ocasiones, igual que le faltó en la Vuelta 1995. En los dos años desde su explosión sólo gana el prólogo del Tour du Pont. Hace las maletas que tuvo que hacer hace ya mucho tiempo y recala en el Festina. El Festina de 1998 con sus Brochard, Virenque, Zulle, Herve, Stephens, Rous. Y estaba en el equipo Tour. Otra temporada tirada por la borda. A partir de ahí, dando tumbos hasta que en 2001, contra todo pronóstico y de sorpresa, gana Flandes tras una escapada de esas que siempre se neutralizan, batiendo al sprint a Erik Dekker en su año mágico. En 2003 perdió la Panne por 1” en la crono final ante Belovohsckis. Un puñado de las peores carreras de un día italianas y ya está resumido todo su palmarés.
¿Y que les cuento del doping? Ha sido consustancial a su trayectoria ciclista. Su explosión coincide con la época del EPO y era uno de los clientes preferidos de Ferrari, como todo el Mapei. Sprintaba, subía puertos del Giro con los mejores, ganaba cronos, y todo eso estando manifiestamente gordo y fondón. Después viene el Festina donde, según testimonio del médico pillado en la frontera que hace estallar todo el escándalo, “muchos corredores sabían más medicina que yo”. Pasa al Tacconi Sport de Dario Frigo tras un oscuro caso de doping, que también se repetiría en los últimos años. Y de repente, la retirada con la temporada ya comenzada, siguiendo una tradición iniciada por Ballerini en 2001 y continuada por Casagrande, Cipollini o Tafi. Adiós a Bortolami, ciclista testigo de su tiempo y cuyo palmarés-trayectoria resiste mal los embates del tiempo y de lo que hemos aprendido en estos años.
***
En la Vuelta a Andalucía, nueva victoria y nueva confirmación de Petacchi sobre Boonen. Es más, se repite el podio de la anterior etapa con Graeme Brown nuevamente tercero. Cuarto Carlos García Quesada, al que sólo le queda el puestómetro de hoy para confirmar su victoria en la Vuelta a Andalucía. A ver si Rodrigo García, el vencedor de la Copa de España 2004, es capaz de salir de la dinámica de los sprints y arañar algún segundo.
Hasta 1994 no se hace ciclista. Las primeras temporadas en el Lampre a la sombra del mejor Fondriest hacen que la convivencia sea imposible, y decide fichar por el nuevo equipo Mapei, bajo la recomendación de Ernesto Colnago. Se pierde la campaña del norte por culpa de un accidente, y también el Giro. Llega al Tour con rabia y ansia, y consigue la que será, hasta 1999, la única victoria del Mapei en la carrera francesa. Podía haber sido también el único maillot amarillo de Don Giorgio delgranpoder Squinzi, pero por celebrar demasiado efusivamente la victoria en solitario, pierde la opción del liderato por un segundo ante el anónimo Flavio Vanzella. Ese día en Rennes resume la carrera de Bortolami, siempre entre la maravilla y el remordimiento. Su papel de apoyo a Rominger se disuelve con el suizo. Pero será el verano de ese año el que le confirme: gana la Leeds Classic y Zurich, con un sprint imperial ante Museeuw, Bugno (el podio del año siguiente) y Fondriest. Dos pruebas de la Copa del Mundo seguidas (el primero en lograrlo) y a la puerta de la esquina el último Mundial de agosto, encima en Italia. La mala suerte vuelve a actuar: se cae de una manera estúpida y el pelotón, su selección, no le espera. Maillot amarillo y maillot arcoiris en una sola temporada: un sueño que nunca volverá a tener mínimamente cerca. Al menos le quedó la Copa del Mundo, hipotecada tras el segundo puesto en la Paris-Tours, al sprint tras un jovencísimo Zabel. Y ahí se acabó Bortolami. Sí, así de duro. No le busquen en ninguna clásica importante entre los cinco primeros (5º en San Sebastián en 1997) hasta el relámpago de Flandes en 2001 o el segundo puesto de Roubaix en 1996. Las razones son claras.
Estaba en el mejor equipo del mundo para clásicas con Museeuw, Tafi, Bortolomi, Peeters, Peers, Bomans, Leyden y todo lo demás. Trabajar y trabajar, y obedecer al patrón, como en la ya mítica llegada al velódromo de Roubaix en 1996. Y en las grandes vueltas, a tirar de Rominger o de Olano, según fuese. En el Giro de 1996 se rompe la clavícula camino de Crotona, en la primera semana, y no puede apoyar al vasco, al que le faltó el superequipo Mapei de otras ocasiones, igual que le faltó en la Vuelta 1995. En los dos años desde su explosión sólo gana el prólogo del Tour du Pont. Hace las maletas que tuvo que hacer hace ya mucho tiempo y recala en el Festina. El Festina de 1998 con sus Brochard, Virenque, Zulle, Herve, Stephens, Rous. Y estaba en el equipo Tour. Otra temporada tirada por la borda. A partir de ahí, dando tumbos hasta que en 2001, contra todo pronóstico y de sorpresa, gana Flandes tras una escapada de esas que siempre se neutralizan, batiendo al sprint a Erik Dekker en su año mágico. En 2003 perdió la Panne por 1” en la crono final ante Belovohsckis. Un puñado de las peores carreras de un día italianas y ya está resumido todo su palmarés.
¿Y que les cuento del doping? Ha sido consustancial a su trayectoria ciclista. Su explosión coincide con la época del EPO y era uno de los clientes preferidos de Ferrari, como todo el Mapei. Sprintaba, subía puertos del Giro con los mejores, ganaba cronos, y todo eso estando manifiestamente gordo y fondón. Después viene el Festina donde, según testimonio del médico pillado en la frontera que hace estallar todo el escándalo, “muchos corredores sabían más medicina que yo”. Pasa al Tacconi Sport de Dario Frigo tras un oscuro caso de doping, que también se repetiría en los últimos años. Y de repente, la retirada con la temporada ya comenzada, siguiendo una tradición iniciada por Ballerini en 2001 y continuada por Casagrande, Cipollini o Tafi. Adiós a Bortolami, ciclista testigo de su tiempo y cuyo palmarés-trayectoria resiste mal los embates del tiempo y de lo que hemos aprendido en estos años.
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En la Vuelta a Andalucía, nueva victoria y nueva confirmación de Petacchi sobre Boonen. Es más, se repite el podio de la anterior etapa con Graeme Brown nuevamente tercero. Cuarto Carlos García Quesada, al que sólo le queda el puestómetro de hoy para confirmar su victoria en la Vuelta a Andalucía. A ver si Rodrigo García, el vencedor de la Copa de España 2004, es capaz de salir de la dinámica de los sprints y arañar algún segundo.
15 febrero, 2006
Un enorme Ballan en el Laigueglia
Alessandro Ballan tiene que aprovechar su momento. Ya están retirados Tafi, Casagrande, Bartoli y, desde ayer mismo, Bortolami. Los italianos enamorados del norte se fueron sin un sucesor claro: el gordo Pieri languidece en el LPR, Figueras (muy bien ayer) ha perdido su oportunidad, Commeso siempre ha sido un corredor de juguete y Bettini no sabe lo que es pavés. Los corredores del 70 no tuvieron sucesor en los del 75 y se ha saltado directamente a los 80. Ballan tiene todas las condiciones para liderar el asalto transalpino a los feudos flamencos, desde esta misma temporada. El año pasado se reveló, por sorpresa, ganando la primera etapa de la Panne y acabando segundo en la general. Esa misma semana, completó un Flandes prodigioso actuando de francotirador en una escapada y después integrándose en el grupo de los favoritos, para ser sexto en meta. Y era su debut.
Bien, pues ayer ganó el Laigueglia de una manera asombrosa. Sólo 15 corredores aguantaron la subida al Ballestrin, una de las infinitos puertos que hay en Liguria y que no tienen nada que ver con los capos de la Milán-San Remo. Apoyado por un Figueras en estado de gracia, los rivales más peligrosos eran Bettini, Celestino, Bertagnolli, Nocentini y Caucchioli. Sólo los dos últimos podrían seguir a Ballan cuando, bajando el puerto con sus curvas cerradísimas, se lanzó al ataque de una manera decidida secundado por el desconocido inglés Cummings y el jovencísimo Visconti, el mejor corredor de su generación (clase 83) en Italia. Por detrás, el mítico tiratuqueamimedalarisa, patentado por Perico Delgado, algo bastante obvio cuando está Bettini de por medio.Cinco para la victoria, pero demasiado desconocidos entre sí como para fiarse. El a priori más lento, Caucchioli, lo intentó desde lejos (los latigazos fueron constantes en los últimos kilómetros) pero fue netamente superado por Ballan, seguido por Cummings y el gran favorito, Nocentini, que ya no es tan rápido como de joven. La forma en la que mantuvo el sprint y las distancias con sus rivales prometen una gran temporada de este corredor, un nombre a seguir para el futuro. Un gran espectáculo en una carrera que sólo acabaron 53 corredores de los 184 que tomaron la salida, todo un récord de participación en estos inicios de temporada.
***
En las calles de Córdoba, tras un final de los que llaman nerviosos por no decir peligrosos, Petacchi fulmina a Boonen de una manera autoritaria, sin paliativos. Lástima que se tratase de la irrelevante (y no sólo para la general, una ghymkana de puestómetro) tercera etapa de la Vuelta a Andalucía, y no del Campeonato del Mundo de Madrid. Desde aquel día negro para el fenomenal sprinter italiano no se habían vuelto a cruzar sus destinos: al héroe de aquel domingo de septiembre le esperaba el quirófano, al gran derrotado los reproches de sus aduladores y una temporada cerrada en falso. Ayer fue la revancha, pero el desafío real será en la Milán-San Remo.Tercero Graeme Brown, el pistard australiano que ganó el prólogo-risa del último Giro, fichado este año por el Rabobank y que está logrando buenos puestos
Bien, pues ayer ganó el Laigueglia de una manera asombrosa. Sólo 15 corredores aguantaron la subida al Ballestrin, una de las infinitos puertos que hay en Liguria y que no tienen nada que ver con los capos de la Milán-San Remo. Apoyado por un Figueras en estado de gracia, los rivales más peligrosos eran Bettini, Celestino, Bertagnolli, Nocentini y Caucchioli. Sólo los dos últimos podrían seguir a Ballan cuando, bajando el puerto con sus curvas cerradísimas, se lanzó al ataque de una manera decidida secundado por el desconocido inglés Cummings y el jovencísimo Visconti, el mejor corredor de su generación (clase 83) en Italia. Por detrás, el mítico tiratuqueamimedalarisa, patentado por Perico Delgado, algo bastante obvio cuando está Bettini de por medio.Cinco para la victoria, pero demasiado desconocidos entre sí como para fiarse. El a priori más lento, Caucchioli, lo intentó desde lejos (los latigazos fueron constantes en los últimos kilómetros) pero fue netamente superado por Ballan, seguido por Cummings y el gran favorito, Nocentini, que ya no es tan rápido como de joven. La forma en la que mantuvo el sprint y las distancias con sus rivales prometen una gran temporada de este corredor, un nombre a seguir para el futuro. Un gran espectáculo en una carrera que sólo acabaron 53 corredores de los 184 que tomaron la salida, todo un récord de participación en estos inicios de temporada.
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En las calles de Córdoba, tras un final de los que llaman nerviosos por no decir peligrosos, Petacchi fulmina a Boonen de una manera autoritaria, sin paliativos. Lástima que se tratase de la irrelevante (y no sólo para la general, una ghymkana de puestómetro) tercera etapa de la Vuelta a Andalucía, y no del Campeonato del Mundo de Madrid. Desde aquel día negro para el fenomenal sprinter italiano no se habían vuelto a cruzar sus destinos: al héroe de aquel domingo de septiembre le esperaba el quirófano, al gran derrotado los reproches de sus aduladores y una temporada cerrada en falso. Ayer fue la revancha, pero el desafío real será en la Milán-San Remo.Tercero Graeme Brown, el pistard australiano que ganó el prólogo-risa del último Giro, fichado este año por el Rabobank y que está logrando buenos puestos
14 febrero, 2006
La vergüenza de cada año
Se ha convertido ya en una tradición y tiene pocos visos de ser superada. Año tras año, coincidiendo con el inicio de la temporada, ocurre que en una carrera ciclista unos escapados acaban dejando fuera de control al pelotón. Da igual que sea el Tour del Mediterráneo, la Semana Coppi-Bartali o la Ruta del Sol, como es el caso, pero el fenómeno es igualmente preocupante: unos por delante que se esfuerzan y el resto por detrás, aprovechándose de su número y de la certeza de que teniendo a las dos-tres estrellas de turno entre los vagos siempre tomarán la salida al día siguiente. Los ciclistas forman una “familia” (sic) bastante restringida de unos 300 miembros con posibilidades de victoria, y tienen mucho que contarse tras cuatro meses de parón invernal: qué tal la familia, cómo te va con tu coche, que tal con tus nuevos compañeros. Como en cualquier trabajo en septiembre. El problema surge cuando puede más la gana de ir al tran-tran que en ritmo de competición, porque lo que se produce es una adulteración del deporte y una burla al aficionado, ya bastante quemado.
Para los periodistas, ningún problema. Ganan dos hermanos y encima de la tierra, por lo que ya tenemos nota de color para abrir la información. Es más, ganan al lado de su casa, en Armilla. Ya para rizar el rizo, se podría decir que es la cuna de Rosa de Operación Triunfo, porque hay que tener narices para vender como competición la aberración del pasado domingo. Hubo competición hasta el km. 15, cuando se formó la fuga; a partir de ahí, cháchara y, como se dice por esos pagos, musho mamoneo. Los valientes que se fueron por delante son Iñaki Isasi (el Euskaltel, después del buen papel de Albizu en Mallorca, parece que da más la cara que el año pasado), Pasamontes, Rodrígo García del Kaiku, Bonilla del Comunitat Valenciana y Oliver Zaugg de Saunier, además de los hermanos García Quesada: Carlos está de jefe en el Unibet.com y por eso tuvo trabajando a su gregario Pasamontes, mientras que Adolfo está en equipo local. Se repite el caso de los hermanos Gutiérrez. Y es que Belda no tiene piedad: si el bueno de los hermanos se va, se va también el hermano más modesto. Cosas de guerrilleros, ya se sabe. ¿El pelotón? A 31 minutos.
Vale, la etapa era de 160 km. con cinco puertos y un recorrido rompepiernas, aderezado con viento y aguanieve llegando a Otrura, pero ¿dónde están los directores de equipo cuando se les necesita?.En los últimos doce kilómetros. Sí. Cuando faltaba esa distancia para la meta la desventaja era de 34 minutos, y el fuera de control era un hecho. Alguien de la organización debió llamar y, gracias a los amados directores deportivos, se salvo legalmente el fuera de control por 20 segundos. Supongo que habría algún grito, porque después de ir toda la etapa a un cierto ritmo, es doloroso tener que acelerar. Grupetta de principios de temporada y jueces internacionales de la UCI que respiran aliviados, lástima que el veredicto deportivo refleje la desfachatez y la burla de uno colectivo que no duda en rasgarse las vestiduras por la falta de patrocinadores. Me gustaría conocer un solo empresario dispuesto a invertir su dinero en una actividad donde los trabajadores no trabajan cuando no les apetece.
Por cierto, ganó Adolfo.
***
Hoy se disputa el Laigueglia, conocido como la piccola San Remo. Gran parte del trazado discurre por la vía Aurelia que, en un sube y baja continuo, recorre la caprichosa geografía de Liguria. El año pasado ganó Kirchen y el gran favorito para este año es Celestino, porque es de la zona y en el Mediterráneo iba muy fuerte. En todo caso, todo huele ya a San Remo, la carrera de un día más importante del mundo. Precisamente la última etapa de la muy francesa carrera del Tour del Mediterráneo acabó en la conocida ciudad balnearia italiana: el triunfo fue para el neoprofesional de Millran Elia Rigotto, tras subir dos veces el Poggio y tras una nueva maravilla de Zabel, su compañero de equipo. El alemán saltó a 200 metros del final y engaño al máximo favorito, Danilo Napolitano, que se cebó en superarlo. A Rigotto, con ese genio como maestro, sólo le quedó rematar tras aprovecharse del rebufo del viejo zorro y el joven impetuoso.
***
Corrigir para mejorar. En el anterior post dije que eran tres los corredores del Comunitat Valenciana en forma: son cuatro. Ayer la victoria en Andalucia fue para Manuel Lloret.
Para los periodistas, ningún problema. Ganan dos hermanos y encima de la tierra, por lo que ya tenemos nota de color para abrir la información. Es más, ganan al lado de su casa, en Armilla. Ya para rizar el rizo, se podría decir que es la cuna de Rosa de Operación Triunfo, porque hay que tener narices para vender como competición la aberración del pasado domingo. Hubo competición hasta el km. 15, cuando se formó la fuga; a partir de ahí, cháchara y, como se dice por esos pagos, musho mamoneo. Los valientes que se fueron por delante son Iñaki Isasi (el Euskaltel, después del buen papel de Albizu en Mallorca, parece que da más la cara que el año pasado), Pasamontes, Rodrígo García del Kaiku, Bonilla del Comunitat Valenciana y Oliver Zaugg de Saunier, además de los hermanos García Quesada: Carlos está de jefe en el Unibet.com y por eso tuvo trabajando a su gregario Pasamontes, mientras que Adolfo está en equipo local. Se repite el caso de los hermanos Gutiérrez. Y es que Belda no tiene piedad: si el bueno de los hermanos se va, se va también el hermano más modesto. Cosas de guerrilleros, ya se sabe. ¿El pelotón? A 31 minutos.
Vale, la etapa era de 160 km. con cinco puertos y un recorrido rompepiernas, aderezado con viento y aguanieve llegando a Otrura, pero ¿dónde están los directores de equipo cuando se les necesita?.En los últimos doce kilómetros. Sí. Cuando faltaba esa distancia para la meta la desventaja era de 34 minutos, y el fuera de control era un hecho. Alguien de la organización debió llamar y, gracias a los amados directores deportivos, se salvo legalmente el fuera de control por 20 segundos. Supongo que habría algún grito, porque después de ir toda la etapa a un cierto ritmo, es doloroso tener que acelerar. Grupetta de principios de temporada y jueces internacionales de la UCI que respiran aliviados, lástima que el veredicto deportivo refleje la desfachatez y la burla de uno colectivo que no duda en rasgarse las vestiduras por la falta de patrocinadores. Me gustaría conocer un solo empresario dispuesto a invertir su dinero en una actividad donde los trabajadores no trabajan cuando no les apetece.
Por cierto, ganó Adolfo.
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Hoy se disputa el Laigueglia, conocido como la piccola San Remo. Gran parte del trazado discurre por la vía Aurelia que, en un sube y baja continuo, recorre la caprichosa geografía de Liguria. El año pasado ganó Kirchen y el gran favorito para este año es Celestino, porque es de la zona y en el Mediterráneo iba muy fuerte. En todo caso, todo huele ya a San Remo, la carrera de un día más importante del mundo. Precisamente la última etapa de la muy francesa carrera del Tour del Mediterráneo acabó en la conocida ciudad balnearia italiana: el triunfo fue para el neoprofesional de Millran Elia Rigotto, tras subir dos veces el Poggio y tras una nueva maravilla de Zabel, su compañero de equipo. El alemán saltó a 200 metros del final y engaño al máximo favorito, Danilo Napolitano, que se cebó en superarlo. A Rigotto, con ese genio como maestro, sólo le quedó rematar tras aprovecharse del rebufo del viejo zorro y el joven impetuoso.
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Corrigir para mejorar. En el anterior post dije que eran tres los corredores del Comunitat Valenciana en forma: son cuatro. Ayer la victoria en Andalucia fue para Manuel Lloret.
13 febrero, 2006
Lecciones de las primeras llegadas en alto
Primera llegada en alto y neta victoria del Comunitat Valenciana, un equipo al que gusta actuar en avalancha y aprovechando las pocas oportunidades que tiene de competir con los mejores. La victoria fue para David Bernabeú, pero pudo ser perfectamente para Julián Sánchez Pimienta (enrolado después de su paso por el Fassa, y yo que creía que se iba al Agritubel con Mercado) o David Muñoz, segundo y cuarto respectivamente. El Comunitat Valenciana es un equipo de francotiradores donde ahora están en forma estos tres y tienen que traducir el nivel en resultados, porque sino les espera Belda en el autobús. Controlando la carrera desde el inicio de la ascensión al Mirador des Colomer, el salto final de Bernabeú no pudo ser replicado por Bettini, demasiado rodeado como para poder imponerse: tendría que esperar un día para mojar, imponiendo su sprint con autoridad en la siguiente etapa. El italiano, al contrario que sus rivales coyunturales en Mallorca, apunta alto, y apunta a la San Remo, por mucho que diga que su gran objetivo es el Tour de Flandes.En todo caso, Bettini ha ganado una etapa con Soller, Batalla y Puig Mayor, lo que da una buena medida de su estado de forma tras hacer dos terceros puestos seguidos. Y Valverde fue cuarto ganando el sprint del grupo, con su manera bella y perfecta. No ha sido el único signo positivo de corredores llamados a ser protagonistas de la temporada.
En la etapa de Bernabeú, Schleck sexto a 3”, Boogerd undécimo a 15” con el jovencísimo Linus Gendemann, Thomas Dekker a 31” y Valverde, pásmense, 17º a 36”. Entre las decepciones, Kim Kirchen que el año pasado volaba por estas fechas (ganó el Laigueglia) y que perdió 3´25” -¿le afectará la maldición de los fichajes del T-Mobile?-, además de Toni Colom. Pero hablemos del protagonista, un ciclista de apellido futbolero que tuvo que emigrar a Portugal para abrirse un camino en el profesionalismo. Con 31 años recién cumplidos, se reveló en el año 2002 dentro del Boavista, ganando el Agostinho y siendo segundo en Asturias, Alentejo y quinto en la Vuelta a Portugal. Estos y otros resultados le sirvieron para acabar 72º en la clasificación UCI, todo un éxito corriendo con un equipo portugués. En el 2003 fichó por el sospechosísimo Maia de Jeker, Fran Pérez y él mismo: ganó la última etapa de la Paris-Niza y fue segundo en Valencia, antes de ser parado porque todo era ya un cachondeo. En el 2004 se vendicó a sí mismo y a su equipo ganando nuevamente el Agostinho y la Vuelta a Portugal, lo que le abrió las puertas del Comunitat Valenciana, sin mucho presupuesto y con pocas ganas de formar corredores: 50º en la Vuelta en su debut, 2º en la Semana y 4º en el Trentino. Vamos, que no es un corredor del montón. Se defiende en montaña y en la crono, y es un claro favorito a las próximas vueltas que se disputarán. Su papel ya lo desempeñó con anterioridad Juan Carlos Domínguez, Paco Cabello, Valverde y Javier Pascual Llorente, este último hasta que le frenaron.
En la última etapa de Mallorca, victoria para el alemán David Kopp. Uno de los niños mimados del T-Mobile (clase 79, pasó a profesionales en el 2001 con 22 años), nunca consiguió ningún resultado de relevancia hasta que el año pasado fichó por el modestísimo equipo alemán Team Wiesenhof: 28º en Hamburgo en la única prueba pro-Tour disputada y sus dos primeras victorias en la Vuelta a Colonia (una prueba de un día bastante prestigiosa) y una etapa de la Vuelta a Baviera. Además, 4º en Harelbeke, 5º en Frankfurt y otros resultados muy interesantes. Como premio, este año el Gerolsteiner llamó a su puerta y el alemán ha pagado con una victoria sobre Bernucci, que este año corre con el T-Mobile. Mejor venganza, imposible.
***
En la primera etapa del Mediterráneo, Danilo Napolitano se impuso sobre Zabel. El sprinter siciliano, clase 81, ya ganó siete carreras el año pasado en su segunda temporada de profesional, la más importante el Giro de Romagna. Sin embargo, lo más importante es que en la Vuelta a Bélgica, dominada tiránicamente por Boonen, tuvo un magnífico sprint en el que casi le bate. Aquí tienen la foto y un corredor a seguir. Este año comparte rol de sprinter en el Lampre con Daniele Bennati, otro que sabe ganar. En todo caso, el momento más interesante de la prueba se volvió a concentrar en la ascensión al Mont Faron, allí donde han ganado Bugno, Bartoli o Voigt. Y la campanada ha correspondido a Iván Gutierrez, un ciclista que es un patrimonio nacional y al que a poco que le vayan las cosas en cuanto a confianza en sus propias posibilidades, puede encadenar una victoria tras otra.
Ganar en una cima con seis km. de ascensión al 8,9% de pendiente es muy significativo, aunque ya en 2003 ganó el Giro de Emilia con un final de pendiente brutal ante Bartoli, Bettini y Ullrich. Esta vez, los rivales no han sido tan prestigiosos, pero el sueco Lövkvist, Caucchioli y el rapídisimo Nocentini no regalan nada. El primero, con 22 años, tiene todo el futuro por delante; el segundo se gana bien la vida como corredor de punta del Crédit Agricole; y el tercero se ha asentado como buen profesional en el Aqua Sapone, una vez abandonadas sus veleidades de joven, cuando era un fanfarrón en el Mapei G3. En todo caso, el rival entró 13” más tarde y era Cyrill Desell. Al día siguiente arrebató el liderato al cántabro Gutiérrez, tras aprovecharse del esfuerzo de Lövkvist y su mala suerte al pinchar en el descenso del último puerto. Que el corredor de Caisse d´Epargue no haya ganado el Tour del Mediterráneo es un contratiempo para él mismo y el patrocinador francés, pero muy fácil de solventar: Iván Gutierrez vuela en crono y sube con los mejores. Todos aquellos que se han marcado como objetivo las vueltas de inicio de temporada tienen un rival temible. Ojo con él en Tirreno, donde después de tres años de ausencia vuelve la contrarreloj. Para Dessel, un bonito premio tras dos horas y media de esfuerzo en los 91 km de la cuarta etapa.
***
En la prueba portuguesa GP Costa Azul, victorias de etapas para McEwen, Degano dos veces y Chavanel. General para el australiano, que empieza el curso como Petacchi hace una temporada: ganando vueltas.
***
El siguiente post me lo reservo para el mal ejemplo de la primera etapa de la Vuelta a Andalucia. Si lo llego a haber escrito hoy no hubiese tenido palabras.
En la etapa de Bernabeú, Schleck sexto a 3”, Boogerd undécimo a 15” con el jovencísimo Linus Gendemann, Thomas Dekker a 31” y Valverde, pásmense, 17º a 36”. Entre las decepciones, Kim Kirchen que el año pasado volaba por estas fechas (ganó el Laigueglia) y que perdió 3´25” -¿le afectará la maldición de los fichajes del T-Mobile?-, además de Toni Colom. Pero hablemos del protagonista, un ciclista de apellido futbolero que tuvo que emigrar a Portugal para abrirse un camino en el profesionalismo. Con 31 años recién cumplidos, se reveló en el año 2002 dentro del Boavista, ganando el Agostinho y siendo segundo en Asturias, Alentejo y quinto en la Vuelta a Portugal. Estos y otros resultados le sirvieron para acabar 72º en la clasificación UCI, todo un éxito corriendo con un equipo portugués. En el 2003 fichó por el sospechosísimo Maia de Jeker, Fran Pérez y él mismo: ganó la última etapa de la Paris-Niza y fue segundo en Valencia, antes de ser parado porque todo era ya un cachondeo. En el 2004 se vendicó a sí mismo y a su equipo ganando nuevamente el Agostinho y la Vuelta a Portugal, lo que le abrió las puertas del Comunitat Valenciana, sin mucho presupuesto y con pocas ganas de formar corredores: 50º en la Vuelta en su debut, 2º en la Semana y 4º en el Trentino. Vamos, que no es un corredor del montón. Se defiende en montaña y en la crono, y es un claro favorito a las próximas vueltas que se disputarán. Su papel ya lo desempeñó con anterioridad Juan Carlos Domínguez, Paco Cabello, Valverde y Javier Pascual Llorente, este último hasta que le frenaron.
En la última etapa de Mallorca, victoria para el alemán David Kopp. Uno de los niños mimados del T-Mobile (clase 79, pasó a profesionales en el 2001 con 22 años), nunca consiguió ningún resultado de relevancia hasta que el año pasado fichó por el modestísimo equipo alemán Team Wiesenhof: 28º en Hamburgo en la única prueba pro-Tour disputada y sus dos primeras victorias en la Vuelta a Colonia (una prueba de un día bastante prestigiosa) y una etapa de la Vuelta a Baviera. Además, 4º en Harelbeke, 5º en Frankfurt y otros resultados muy interesantes. Como premio, este año el Gerolsteiner llamó a su puerta y el alemán ha pagado con una victoria sobre Bernucci, que este año corre con el T-Mobile. Mejor venganza, imposible.
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En la primera etapa del Mediterráneo, Danilo Napolitano se impuso sobre Zabel. El sprinter siciliano, clase 81, ya ganó siete carreras el año pasado en su segunda temporada de profesional, la más importante el Giro de Romagna. Sin embargo, lo más importante es que en la Vuelta a Bélgica, dominada tiránicamente por Boonen, tuvo un magnífico sprint en el que casi le bate. Aquí tienen la foto y un corredor a seguir. Este año comparte rol de sprinter en el Lampre con Daniele Bennati, otro que sabe ganar. En todo caso, el momento más interesante de la prueba se volvió a concentrar en la ascensión al Mont Faron, allí donde han ganado Bugno, Bartoli o Voigt. Y la campanada ha correspondido a Iván Gutierrez, un ciclista que es un patrimonio nacional y al que a poco que le vayan las cosas en cuanto a confianza en sus propias posibilidades, puede encadenar una victoria tras otra.
Ganar en una cima con seis km. de ascensión al 8,9% de pendiente es muy significativo, aunque ya en 2003 ganó el Giro de Emilia con un final de pendiente brutal ante Bartoli, Bettini y Ullrich. Esta vez, los rivales no han sido tan prestigiosos, pero el sueco Lövkvist, Caucchioli y el rapídisimo Nocentini no regalan nada. El primero, con 22 años, tiene todo el futuro por delante; el segundo se gana bien la vida como corredor de punta del Crédit Agricole; y el tercero se ha asentado como buen profesional en el Aqua Sapone, una vez abandonadas sus veleidades de joven, cuando era un fanfarrón en el Mapei G3. En todo caso, el rival entró 13” más tarde y era Cyrill Desell. Al día siguiente arrebató el liderato al cántabro Gutiérrez, tras aprovecharse del esfuerzo de Lövkvist y su mala suerte al pinchar en el descenso del último puerto. Que el corredor de Caisse d´Epargue no haya ganado el Tour del Mediterráneo es un contratiempo para él mismo y el patrocinador francés, pero muy fácil de solventar: Iván Gutierrez vuela en crono y sube con los mejores. Todos aquellos que se han marcado como objetivo las vueltas de inicio de temporada tienen un rival temible. Ojo con él en Tirreno, donde después de tres años de ausencia vuelve la contrarreloj. Para Dessel, un bonito premio tras dos horas y media de esfuerzo en los 91 km de la cuarta etapa.
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En la prueba portuguesa GP Costa Azul, victorias de etapas para McEwen, Degano dos veces y Chavanel. General para el australiano, que empieza el curso como Petacchi hace una temporada: ganando vueltas.
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El siguiente post me lo reservo para el mal ejemplo de la primera etapa de la Vuelta a Andalucia. Si lo llego a haber escrito hoy no hubiese tenido palabras.
08 febrero, 2006
La no-Vuelta a Mallorca
La Vuelta a Mallorca no existe. Es una challenge, una prueba por puntos cuyo resultado final no está recogido por la UCI. La llamada Vuelta a Mallorca, que se cita como primera victoria de Valverde como profesional en 2003, nunca ha existido. Es la mera agrupación de cinco carreras que se disputan en Mallorca en febrero de forma consecutiva, y cuya denominación oficial este año es Trofeo Mallorca, Alcudia, Pollença, Soller y Calviá. Si, los organizadores entregan un trofeo al corredor que obtiene mejor clasificación al final de los cinco días, pero no es oficial. Hay otros ejemplos en el ciclismo, como el llamado Trofeo de las Ardenas, que se otorga al corredor que obtiene mejor clasificación en L-B-L y en Flecha Valona, y que David Etxebarría ganó en 2001 tras ser tercero y quinto respectivamente en las dos carreras belgas.
Desconozco la razón última por la que los organizadores nunca han querido dar el salto para formalizar lo que, de facto, es una Vuelta. Supongo que se debe en parte al enorme atractivo que ejerce en muchos corredores (el pelotón presente en Mallorca suma 180 corredores, lo que en tiempos de ProTour es todo un récord) la posibilidad de participar en unas carreras y en otras no, combinando competición, entrenamiento y buenos hoteles. Sin esforzarse mucho, los organizadores cuentan con Bettini, Freire y Valverde, mientras que la supuesta general queda para corredores como Toni Colom, un especialista en la carrera que después desaparece, y no siempre por culpa de lesiones. El problema es que esta cómoda actitud por parte de los organizadores hace que nadie se tome en serio la competición. El último caso es Isaac Gálvez, fresco vencedor de las dos primeras etapas, que deja la carrera para tomar la salida a partir de hoy en el Tour del Mediterráneo. Es cierto que el perfil de los últimos trofeos que quedaban no se adecúa mucho a su exclusivo corte de sprinter que proviene de la pista (esto es: no sube ni una tachuela), pero no deja de ser un desaire propiciado por la propia estructura de la carrera.
En todo caso, buena suerte a Gálvez, un ciclista reñido con las caídas pero que el año pasado ganó el sprint masivo de la etapa llana del Criterium Internacional, un éxito inédito del ciclismo español por lo que tiene de ganar un sprint contra todos los corredores presentes(no un sprint previamente seleccionado), ejecutado además de una manera brillante. En años precedentes ya había ganado otras tres pruebas mallorquinas, para mantener la forma hasta el Giro de Italia, que consiguió acabar el año pasado. A partir de entonces desaparece llamado por la selección nacional de pista, pero no se puede decir que su paso por la ruta sea infructuoso. Que siga la racha.
***
Bernabeu muy bien en Mallorca, Bettini de nuevo tercero.
Desconozco la razón última por la que los organizadores nunca han querido dar el salto para formalizar lo que, de facto, es una Vuelta. Supongo que se debe en parte al enorme atractivo que ejerce en muchos corredores (el pelotón presente en Mallorca suma 180 corredores, lo que en tiempos de ProTour es todo un récord) la posibilidad de participar en unas carreras y en otras no, combinando competición, entrenamiento y buenos hoteles. Sin esforzarse mucho, los organizadores cuentan con Bettini, Freire y Valverde, mientras que la supuesta general queda para corredores como Toni Colom, un especialista en la carrera que después desaparece, y no siempre por culpa de lesiones. El problema es que esta cómoda actitud por parte de los organizadores hace que nadie se tome en serio la competición. El último caso es Isaac Gálvez, fresco vencedor de las dos primeras etapas, que deja la carrera para tomar la salida a partir de hoy en el Tour del Mediterráneo. Es cierto que el perfil de los últimos trofeos que quedaban no se adecúa mucho a su exclusivo corte de sprinter que proviene de la pista (esto es: no sube ni una tachuela), pero no deja de ser un desaire propiciado por la propia estructura de la carrera.
En todo caso, buena suerte a Gálvez, un ciclista reñido con las caídas pero que el año pasado ganó el sprint masivo de la etapa llana del Criterium Internacional, un éxito inédito del ciclismo español por lo que tiene de ganar un sprint contra todos los corredores presentes(no un sprint previamente seleccionado), ejecutado además de una manera brillante. En años precedentes ya había ganado otras tres pruebas mallorquinas, para mantener la forma hasta el Giro de Italia, que consiguió acabar el año pasado. A partir de entonces desaparece llamado por la selección nacional de pista, pero no se puede decir que su paso por la ruta sea infructuoso. Que siga la racha.
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Bernabeu muy bien en Mallorca, Bettini de nuevo tercero.
07 febrero, 2006
Una atención especial para…
Además de las estrellas actuales del ciclismo, la temporada que acaba de empezar será clave para otros corredores que están en trance de definir su propio papel en el pelotón internacional. El año pasado Di Luca se encontraba en esta situación, y lo solventó de una manera ejemplar. Hace dos años era Sevilla el interesado, y ha acabado convertido en gregario en el T-Mobile, de lujo y destacando en Vuelta y Tour, pero lejos de las posiciones de cabeza y gregario al fin y al cabo. Este es un repaso nada exhaustivo de los corredores a los que hay que seguir con atención.
Filippo Pozzato: un habitual de la convocatoria, más que nada porque desde que pasó a profesional con 18 años -saltándose el paso intermedio de sub-23- siempre se ha hablado de él con adjetivos mayúsculos, escasamente corroborados en victorias. En 2002, con el Mapei G3, consiguió 14 victorias en pruebas menores, y después ha enlazado Laigueglia en dos ocasiones, Tirreno-Adriático, etapa en el Tour, Clásica de Hamburgo y otros éxitos, pero con una discontinuidad pasmosa. El año pasado, tras desaparecer en abril, entrenó duro durante julio y fue una de las sensaciones de agosto y septiembre. Sin embargo, en el Mundial volvió a sus Bermudas queridas y fue uno de los corredores italianos más criticados. Siempre tendrá calidad y sprint, pero o espabila esta temporada o nunca será jefe de filas en una carrera grande.
Pereiro: llega al Caisse d´Epargue sabiendo que está Valverde y su proyecto-Tour. Valverde quiere carreras tranquilas, no el estilo rompedor del gallego. En el equipo le han sugerido volver al Giro, la primera grande que disputó con el Phonak, acabando 11º. Sus cualidades pueden ser muy rentables con el recorrido de la ronda transalpina y siempre tendrá la reválida de la Vuelta, pero habrá que ver que tal se amolda al estilo conservador de Echavarri/Unzué. Estrella del ciclismo tras su Tour 2005 al ataque, se va a perder el escaparate que le lanzó a la fama, pero debe saber que ganando en otros sitios también se cimenta una carrera.
Luca Paolini: uno de los corredores más inteligentes del pelotón, ha dejado de ser gregario personal de Bettini para fichar por el Liquigas de Di Luca, donde en teoría contará con cierta autonomía. El año pasado no carburó hasta agosto por culpa de una lesión, y después estuvo a un gran nivel. En vida paralela con Pozzato, Madrid lo hundió y acabó dando tumbos y nuevamente lesionado. Con 29 años está ante su última oportunidad, tras estar demasiado tiempo bajo el ala del campeón olímpico: fue el propio Bettini el que abandonó a Bartoli para construir su propia carrera desde jovencito.
Menchov: el año pasado estaba en el brete de cambiar para mejorar y ser jefe de filas, además de demostrarse que podía con una gran vuelta. Fue al Tour y se estrelló. En la Vuelta ganó cronos y se encontró, de rebote, con la victoria final. Seguimos con el mismo discurso de hace doce meses, su mejoría la tendrá que refrendar en el Tour (nadie le da como favorito a priori, a pesar de que es dificilísimo de descolgar en montaña y en crono es el escalador que va mejor, con mucha diferencia) y esta pasa por un cambio de mentalidad: o se empieza a ver como ganador o acabará como gregario de lujo.
Flecha: centrifugado de Italia a Holanda por culpa de la desaparición del Fassa, tendrá que encontrar su lugar en el equipo naranja, y a su vez en el pelotón. Acostumbrado al aplauso fácil, cerró el año pasado con la exigua victoria en la etapa ártica de la Vuelta a Valencia. Sí, tercero en Roubaix y segundo en Gante, pero perdido y sin rumbo el resto de la temporada. Corre el riesgo de acabar convertido en un Ballerini superespecialista cuando puede dar mucho más de sí.
Cunego: quizás el corredor al que más se adapta el tema de este post. A pesar de que la temporada 2005 no fue tan mala como la pintan, su mediocre rendimiento en el Giro y su ausencia, por enfermedad, en el Tour dejaron un sabor agridulce para el que fue el mejor corredor por puntos UCI en el 2004. Esta temporada será el líder único del Lampre y debería volver a encontrar su golpe de pedal, una vez nacida su hija Domitilia (de Damiano, se entiende, aunque habrá que ver que pensará ella de mayor) y con Simoni en el Saunier. O eso, o estamos ante un nuevo Berzin.
Koldo Gil: alcanzado su techo en el Liberty, ficha por el Saunier para ser jefe de filas en un equipo que no cuida mucho esta figura. Tras la exhibición de la etapa de Prato en el Giro y habida cuenta de cómo sube y lo bien que va contrarreloj, está en un año clave para definir su papel como corredor. 27 años es la edad de la explosión, si tiene que suceder.
Michele Scarponi: otro habitual en estas fechas. Fichado el año pasado por Liberty para ser jefe de filas en el Giro, fue devorado en el primer momento importante de la carrera. Se recuperó al mejor nivel para la Vuelta, pero es una de las víctimas colaterales del caso Heras: hay que fruncir el ceño ante el nivel que demostró. Si no tiene confirmación este año, habrá que asumir la peor de las opciones, con todas las consecuencias para su evolución futura.
Eisel: el gigantón austríaco es el único sprinter de esta lista. El club de sprinters es extremadamente selecto y elige sus miembros desde muy jóvenes: nadie se hace sprinter con los años, en todo caso puede mejorar su velocidad. Eisel esta llamado desde hace tiempo a protagonizar muchas victorias, pero sigue fallando. Clase 81, este año tiene que conseguir victorias en cantidad y calidad. En todo caso, los lanzadores se ganan muy honestamente su sueldo y tienen una gran longevidad (Lombardi, Tossato, Guidi), a veces salpicada con esporádicos triunfos.
Por supuesto, a esta lista hay que añadir todo el Euskaltel en bloque, el gran equipo del CSC para clásicas (Michaelsen, O´Grady, Voigt, Cancellara y Schleck) que tendrá demostrar que tal funciona la veteranía con la juventud, tanto a nivel colectivo como individual, Karpets y su evolución constante y silenciosa, Popovych de jefe de filas en el Tour con el tren de Armstrong, Murillo Fischer, Bertagnolli tras el fracaso del año pasado…en general, todos los corredores están bajo el microscopio. He intentado escoger aquellos que están ante un cambio en su carrera y son jóvenes para enderezar, pero son admitidas cualquier tipo de sugerencias.
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Segunda etapa de la Vuelta a Mallorca para Galvez. Bettini segundo.
Filippo Pozzato: un habitual de la convocatoria, más que nada porque desde que pasó a profesional con 18 años -saltándose el paso intermedio de sub-23- siempre se ha hablado de él con adjetivos mayúsculos, escasamente corroborados en victorias. En 2002, con el Mapei G3, consiguió 14 victorias en pruebas menores, y después ha enlazado Laigueglia en dos ocasiones, Tirreno-Adriático, etapa en el Tour, Clásica de Hamburgo y otros éxitos, pero con una discontinuidad pasmosa. El año pasado, tras desaparecer en abril, entrenó duro durante julio y fue una de las sensaciones de agosto y septiembre. Sin embargo, en el Mundial volvió a sus Bermudas queridas y fue uno de los corredores italianos más criticados. Siempre tendrá calidad y sprint, pero o espabila esta temporada o nunca será jefe de filas en una carrera grande.
Pereiro: llega al Caisse d´Epargue sabiendo que está Valverde y su proyecto-Tour. Valverde quiere carreras tranquilas, no el estilo rompedor del gallego. En el equipo le han sugerido volver al Giro, la primera grande que disputó con el Phonak, acabando 11º. Sus cualidades pueden ser muy rentables con el recorrido de la ronda transalpina y siempre tendrá la reválida de la Vuelta, pero habrá que ver que tal se amolda al estilo conservador de Echavarri/Unzué. Estrella del ciclismo tras su Tour 2005 al ataque, se va a perder el escaparate que le lanzó a la fama, pero debe saber que ganando en otros sitios también se cimenta una carrera.
Luca Paolini: uno de los corredores más inteligentes del pelotón, ha dejado de ser gregario personal de Bettini para fichar por el Liquigas de Di Luca, donde en teoría contará con cierta autonomía. El año pasado no carburó hasta agosto por culpa de una lesión, y después estuvo a un gran nivel. En vida paralela con Pozzato, Madrid lo hundió y acabó dando tumbos y nuevamente lesionado. Con 29 años está ante su última oportunidad, tras estar demasiado tiempo bajo el ala del campeón olímpico: fue el propio Bettini el que abandonó a Bartoli para construir su propia carrera desde jovencito.
Menchov: el año pasado estaba en el brete de cambiar para mejorar y ser jefe de filas, además de demostrarse que podía con una gran vuelta. Fue al Tour y se estrelló. En la Vuelta ganó cronos y se encontró, de rebote, con la victoria final. Seguimos con el mismo discurso de hace doce meses, su mejoría la tendrá que refrendar en el Tour (nadie le da como favorito a priori, a pesar de que es dificilísimo de descolgar en montaña y en crono es el escalador que va mejor, con mucha diferencia) y esta pasa por un cambio de mentalidad: o se empieza a ver como ganador o acabará como gregario de lujo.
Flecha: centrifugado de Italia a Holanda por culpa de la desaparición del Fassa, tendrá que encontrar su lugar en el equipo naranja, y a su vez en el pelotón. Acostumbrado al aplauso fácil, cerró el año pasado con la exigua victoria en la etapa ártica de la Vuelta a Valencia. Sí, tercero en Roubaix y segundo en Gante, pero perdido y sin rumbo el resto de la temporada. Corre el riesgo de acabar convertido en un Ballerini superespecialista cuando puede dar mucho más de sí.
Cunego: quizás el corredor al que más se adapta el tema de este post. A pesar de que la temporada 2005 no fue tan mala como la pintan, su mediocre rendimiento en el Giro y su ausencia, por enfermedad, en el Tour dejaron un sabor agridulce para el que fue el mejor corredor por puntos UCI en el 2004. Esta temporada será el líder único del Lampre y debería volver a encontrar su golpe de pedal, una vez nacida su hija Domitilia (de Damiano, se entiende, aunque habrá que ver que pensará ella de mayor) y con Simoni en el Saunier. O eso, o estamos ante un nuevo Berzin.
Koldo Gil: alcanzado su techo en el Liberty, ficha por el Saunier para ser jefe de filas en un equipo que no cuida mucho esta figura. Tras la exhibición de la etapa de Prato en el Giro y habida cuenta de cómo sube y lo bien que va contrarreloj, está en un año clave para definir su papel como corredor. 27 años es la edad de la explosión, si tiene que suceder.
Michele Scarponi: otro habitual en estas fechas. Fichado el año pasado por Liberty para ser jefe de filas en el Giro, fue devorado en el primer momento importante de la carrera. Se recuperó al mejor nivel para la Vuelta, pero es una de las víctimas colaterales del caso Heras: hay que fruncir el ceño ante el nivel que demostró. Si no tiene confirmación este año, habrá que asumir la peor de las opciones, con todas las consecuencias para su evolución futura.
Eisel: el gigantón austríaco es el único sprinter de esta lista. El club de sprinters es extremadamente selecto y elige sus miembros desde muy jóvenes: nadie se hace sprinter con los años, en todo caso puede mejorar su velocidad. Eisel esta llamado desde hace tiempo a protagonizar muchas victorias, pero sigue fallando. Clase 81, este año tiene que conseguir victorias en cantidad y calidad. En todo caso, los lanzadores se ganan muy honestamente su sueldo y tienen una gran longevidad (Lombardi, Tossato, Guidi), a veces salpicada con esporádicos triunfos.
Por supuesto, a esta lista hay que añadir todo el Euskaltel en bloque, el gran equipo del CSC para clásicas (Michaelsen, O´Grady, Voigt, Cancellara y Schleck) que tendrá demostrar que tal funciona la veteranía con la juventud, tanto a nivel colectivo como individual, Karpets y su evolución constante y silenciosa, Popovych de jefe de filas en el Tour con el tren de Armstrong, Murillo Fischer, Bertagnolli tras el fracaso del año pasado…en general, todos los corredores están bajo el microscopio. He intentado escoger aquellos que están ante un cambio en su carrera y son jóvenes para enderezar, pero son admitidas cualquier tipo de sugerencias.
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Segunda etapa de la Vuelta a Mallorca para Galvez. Bettini segundo.
06 febrero, 2006
Que no quede en el tintero
Hace unos días el diario holandés De Telegraaft anunciaba con gran bombo una noticia que no debería pasar desapercibida (publicada en cyclingnews.com camuflada entre otras). Thomas Dekker, la gran esperanza holandesa de 21 años y que ya el año pasado ganó carreras de relevancia, además de acabar el Giro, pasará a formar parte del grupo de Luigi Cecchini. El doctor transalpino, discípulo predilecto de Michele Ferrari (el hombre del milagro Gewiss y los récords de la hora de Rominger, entre otros méritos), se hace con un corredor que define como “un potencial ganador del Tour” . Para favorecer la relación, que se presenta muy exitosa y de altos vuelos, el jovencísimo Dekker se ha mudado al Lido de Camaiore, una ciudad balnearia y turista a los pies de los Alpes Apuanos, perfecta para entrenar y después pasar por la consulta. Según Dekker “desde luego, no he escogido el camino más fácil. Lo que no quiero es, dentro de unos años, reprocharme no haber explotado al máximo mi carrera. Tengo la intuición de que estoy dando otro paso en la dirección adecuada. Lo que más me importa es lograr una buena clasificación en el Tour de Francia. No soy un corredor del montón”.
En el currículum reciente de Cecchini están comprobados Ullrich, Cunego, Petacchi, Flecha, Kirchen, Cancellara; con anterioridad, Rijs, Basso, Hamilton, Bartoli, Bugno, Casero, Cipollini, Casagrande, P.Richard, Sciandri, Sörensen y Tafi. Ha sido investigado en múltiples ocasiones por las autoridades italianas con temas relacionados con doping, pero para Dekker eso no es un problema: “Sólo tengo relación en temas de entrenamiento. No es mi doctor, es mi preparador. En los últimos años han llegado muchos nombres nuevos al ciclismo, basta fijarse lo fácil que es llegar al estrellato a los corredores jóvenes. Para mí, esto es una prueba de que se puede ganar sin doping”. Cada cual que entienda lo que quiera.
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Sobre Valverde se habla y no se para. Olvidado Roberto Heras, Iban Mayo en su laberinto y Mancebo demasiado sufrido y francés, los medios nacionales han entronizado hasta un nivel difícilmente justificable la figura del corredor murciano. Yo no salgo de mi asombro cada mañana. Josu Garai, de siempre periodista forofo e irracional –da pánico recordar sus crónicas en los años de oro de la ONCE- nos regala esta perla con motivo de la enésima novedad de Valverde (maillot negro, tranquilo hasta el Tour, líder único), el cambio de pedalada a modalidad centrífuga de Armstrong: “Este año, por tanto, no sería de extrañar que el murciano asombrara en sus ascensiones a los colosos con un ‘molinillo’ similar al que hizo grande a Armstrong”. Coño, pues si que sería de extrañar. Más que nada porque son muchos los que han intentado ese cambio y se han quedado por el camino. Ullrich lo intentó y volvió a la tranca. Moreau. Casagrande. Como si fuese tan fácil. El único corredor del pelotón que hace algo parecido es Leipheimer, y tampoco le sirve para gran cosa. Según Valverde, “Antes iba muy clavado, a una media de 84-85 pedaladas por minuto. Ahora, en los entrenamientos, saco una media de 90-95. Voy mucho más ágil, me noto mucho mejor, gasto menos fuerza y el músculo se recupera antes”. Seguro que el tema vuelve a salir a lo largo de la temporada. El caso es que corro el riesgo severo de ser objeto de críticas y comentarios mordaces cuando Valverde firme su primera gran victoria. Bienvenidos sean,pero de momento no puedo dejar de notar la entrevista del diario Marca, bien diferente respecto a la de El País. El periodista le agasaja con elogios del tipo “dicen que estás que te sales”, pero el ciclista es más desconfiado que con Carlos Arribas, aunque me siguen impactando declaraciones sobre la Lieja de este tipo: “lo que tiene no son muros, sino puertos”, noticia que sin duda será bien recibida por todos los aficionados al alpinismo belgas.
Ya se sabe su programa, donde la Milán-San Remo, afrontada de favorito el año pasado, pasa a ser un cita más, ya que se presentará con once días de competición. Exigencias del patrocinador, conocerá las carreras de un día francesas de Haut-Var y Haribo. Si se llega en grupo, ojalá que no se olvide que puede ganar a cualquiera al sprint. Como en San Remo. Después País Vasco, el tríptico de las Ardenas y quizás Tour de Romandía, donde se encontraría con los favoritos del Giro. Mes de mayo al solaz y junio con Dauphiné y Campeonato de España, una carrera muy querida y ambicionada. Típico y tópico programa de aproximación al Tour, el mismo que hacía Hamilton, Mayo, Leipheimer o Botero. No se por qué me da que no vamos a poder disfrutar de su maravilloso sprint, y eso que 37 días de competición dan para muchas oportunidades de victoria.
***
Galvez gana la primera etapa de Mallorca, una carrera que le motiva como ninguna otra. Rujano se pierde el Giro por desavenencias con Gianni Savio: a partir del 1 de junio sera corredor del Quick Step. Otro que ira al Tour como Millar. Petacchi gana en el inicio del calendario italiano (espantoso el maillot de Millram), y Boonen vuelve con seis victorias de Qatar. Kirsipuu repite en la quinta etapa de la Estrella y la general para el belga Willems, exprimiendo su ventaja de la primera etapa. Que bien, ya ha empezado la temporada.
***
En una entrevista de cyclingnews.com a Carlos Barredo, al bravo corredor se le escapa que Neil Stephens será el director del Liberty al final de temporada. No he visto ningún eco en otros medios, pero lo pongo por si acaso.
En el currículum reciente de Cecchini están comprobados Ullrich, Cunego, Petacchi, Flecha, Kirchen, Cancellara; con anterioridad, Rijs, Basso, Hamilton, Bartoli, Bugno, Casero, Cipollini, Casagrande, P.Richard, Sciandri, Sörensen y Tafi. Ha sido investigado en múltiples ocasiones por las autoridades italianas con temas relacionados con doping, pero para Dekker eso no es un problema: “Sólo tengo relación en temas de entrenamiento. No es mi doctor, es mi preparador. En los últimos años han llegado muchos nombres nuevos al ciclismo, basta fijarse lo fácil que es llegar al estrellato a los corredores jóvenes. Para mí, esto es una prueba de que se puede ganar sin doping”. Cada cual que entienda lo que quiera.
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Sobre Valverde se habla y no se para. Olvidado Roberto Heras, Iban Mayo en su laberinto y Mancebo demasiado sufrido y francés, los medios nacionales han entronizado hasta un nivel difícilmente justificable la figura del corredor murciano. Yo no salgo de mi asombro cada mañana. Josu Garai, de siempre periodista forofo e irracional –da pánico recordar sus crónicas en los años de oro de la ONCE- nos regala esta perla con motivo de la enésima novedad de Valverde (maillot negro, tranquilo hasta el Tour, líder único), el cambio de pedalada a modalidad centrífuga de Armstrong: “Este año, por tanto, no sería de extrañar que el murciano asombrara en sus ascensiones a los colosos con un ‘molinillo’ similar al que hizo grande a Armstrong”. Coño, pues si que sería de extrañar. Más que nada porque son muchos los que han intentado ese cambio y se han quedado por el camino. Ullrich lo intentó y volvió a la tranca. Moreau. Casagrande. Como si fuese tan fácil. El único corredor del pelotón que hace algo parecido es Leipheimer, y tampoco le sirve para gran cosa. Según Valverde, “Antes iba muy clavado, a una media de 84-85 pedaladas por minuto. Ahora, en los entrenamientos, saco una media de 90-95. Voy mucho más ágil, me noto mucho mejor, gasto menos fuerza y el músculo se recupera antes”. Seguro que el tema vuelve a salir a lo largo de la temporada. El caso es que corro el riesgo severo de ser objeto de críticas y comentarios mordaces cuando Valverde firme su primera gran victoria. Bienvenidos sean,pero de momento no puedo dejar de notar la entrevista del diario Marca, bien diferente respecto a la de El País. El periodista le agasaja con elogios del tipo “dicen que estás que te sales”, pero el ciclista es más desconfiado que con Carlos Arribas, aunque me siguen impactando declaraciones sobre la Lieja de este tipo: “lo que tiene no son muros, sino puertos”, noticia que sin duda será bien recibida por todos los aficionados al alpinismo belgas.
Ya se sabe su programa, donde la Milán-San Remo, afrontada de favorito el año pasado, pasa a ser un cita más, ya que se presentará con once días de competición. Exigencias del patrocinador, conocerá las carreras de un día francesas de Haut-Var y Haribo. Si se llega en grupo, ojalá que no se olvide que puede ganar a cualquiera al sprint. Como en San Remo. Después País Vasco, el tríptico de las Ardenas y quizás Tour de Romandía, donde se encontraría con los favoritos del Giro. Mes de mayo al solaz y junio con Dauphiné y Campeonato de España, una carrera muy querida y ambicionada. Típico y tópico programa de aproximación al Tour, el mismo que hacía Hamilton, Mayo, Leipheimer o Botero. No se por qué me da que no vamos a poder disfrutar de su maravilloso sprint, y eso que 37 días de competición dan para muchas oportunidades de victoria.
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Galvez gana la primera etapa de Mallorca, una carrera que le motiva como ninguna otra. Rujano se pierde el Giro por desavenencias con Gianni Savio: a partir del 1 de junio sera corredor del Quick Step. Otro que ira al Tour como Millar. Petacchi gana en el inicio del calendario italiano (espantoso el maillot de Millram), y Boonen vuelve con seis victorias de Qatar. Kirsipuu repite en la quinta etapa de la Estrella y la general para el belga Willems, exprimiendo su ventaja de la primera etapa. Que bien, ya ha empezado la temporada.
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En una entrevista de cyclingnews.com a Carlos Barredo, al bravo corredor se le escapa que Neil Stephens será el director del Liberty al final de temporada. No he visto ningún eco en otros medios, pero lo pongo por si acaso.
03 febrero, 2006
¿Boonen está sembrando los éxitos de abril?
Existen pocos precedentes al récord que está logrando estos días Tom Boonen. Ha ganado las tres primeras etapas del Tour de Qatar, por lo que en las últimas cinco carreras que ha disputado ha logrado la victoria. La serie se inicia con el Campeonato del Mundo del 25 de septiembre de 2005 en Madrid. Tras esa victoria, el fresco arcoiris se sometió a una operación de rutina, para después descansar en la ghymkana de la UCI en Aruba y en su Flandes natal. Como el año pasado, ha iniciado la temporada en el Golfo Pérsico, sin dejar escapar ninguna oportunidad: GP de Doha y el coto particular de Qatar. Y todo esto con el peso del maillot del campeón del mundo. ¿Habrá derrotado la maldición?
No cantemos victoria todavía. La temporada es larguisíma y si podemos afirmar algo de antemano es justo lo contrario: Tom Boonen no repetirá los éxitos del año pasado. Es mucho más fácil que falle en alguna de las grandes citas que tiene que el remoto hecho de que vuelva a repetir. Porque lo insólito es lo logrado, y lo normal es alternar victorias con otras clasificaciones, muchas de ellas de prestigio. ¿Será fracaso si Boonen gana en Flandes y hace tercero en Roubaix? ¿Si gana el maillot verde y ninguna etapa del Tour? La empresa de Boonen es difícil: el año pasado ganó el E3 Harelbeke (qué fácil se olvida) y ayudó a su compañero de equipo y amigo Nick Nuyens a ganar la Het Volk, donde se clasificó segundo. Además de sus victorias más conocidas, se clasificó octavo en la San Remo, fue un claro protagonista en la Gante-Wevelgem y cuarto en el GP L´Escaut, y sólo contando las clásicas del norte. Cualquier posible combinación da una temporada de éxito, pero habiendo puesto el listón tan alto el riesgo de fracaso es mayor.
¿Precedentes? En 1997 Johann Museeuw era un fresco y veterano campeón del mundo. Empezó la temporada –en esa época no había petrodólares para el ciclismo- en la Vuelta a Andalucía, y se llevó tres etapas, tres: la segunda, la cuarta y la quinta. La general fue para Zabel, que empezaba a mutar en el supercorredor en el que se convertiría, aunque la prensa nacional lo saludó como “el triunfo de un sprinter”, además pactado con Museeuw: para tí las etapas, para mí la general. Museeuw daba miedo: se llevó la general de los 3 días de la Panne, todo parecía indicar un abril arrollador. Fracasó en el Flandes de Sorensen y en la Roubaix entró en el velódromo como el zorro en el gallinero, para ver como la victoria iba a un desconocido Guesdon y para él un nada deshonroso tercer puesto, pero que sabía a hiel. El resto de la temporada fue fatal: victoria en la crono y la general de Dunkerke (por entonces una carrera de máximo nivel) y nada más. La Copa del Mundo, que había dominado en los dos últimos años, jamás estuvo a su alcance. Una de las peores temporadas del mentor de Boonen. Esperemos que le haya sabido transmitir a su pupilo que lo que bien empieza no tiene porque seguir así. Y menos con el maillot arcoiris.
***
Cuarta etapa de Qatar para Eisel, fenomenal sprinter austriaco que nunca acaba de despegar desde las buenas maneras que apuntaba en el Mapei G3.
***
Primera etapa de la Estrella de Bessegues para el desconocido belga Willems y segunda para el veteranísimo Kirsipuu. Con 37 años todavía tiene chispa para ganar en su mes preferido, febrero.
No cantemos victoria todavía. La temporada es larguisíma y si podemos afirmar algo de antemano es justo lo contrario: Tom Boonen no repetirá los éxitos del año pasado. Es mucho más fácil que falle en alguna de las grandes citas que tiene que el remoto hecho de que vuelva a repetir. Porque lo insólito es lo logrado, y lo normal es alternar victorias con otras clasificaciones, muchas de ellas de prestigio. ¿Será fracaso si Boonen gana en Flandes y hace tercero en Roubaix? ¿Si gana el maillot verde y ninguna etapa del Tour? La empresa de Boonen es difícil: el año pasado ganó el E3 Harelbeke (qué fácil se olvida) y ayudó a su compañero de equipo y amigo Nick Nuyens a ganar la Het Volk, donde se clasificó segundo. Además de sus victorias más conocidas, se clasificó octavo en la San Remo, fue un claro protagonista en la Gante-Wevelgem y cuarto en el GP L´Escaut, y sólo contando las clásicas del norte. Cualquier posible combinación da una temporada de éxito, pero habiendo puesto el listón tan alto el riesgo de fracaso es mayor.
¿Precedentes? En 1997 Johann Museeuw era un fresco y veterano campeón del mundo. Empezó la temporada –en esa época no había petrodólares para el ciclismo- en la Vuelta a Andalucía, y se llevó tres etapas, tres: la segunda, la cuarta y la quinta. La general fue para Zabel, que empezaba a mutar en el supercorredor en el que se convertiría, aunque la prensa nacional lo saludó como “el triunfo de un sprinter”, además pactado con Museeuw: para tí las etapas, para mí la general. Museeuw daba miedo: se llevó la general de los 3 días de la Panne, todo parecía indicar un abril arrollador. Fracasó en el Flandes de Sorensen y en la Roubaix entró en el velódromo como el zorro en el gallinero, para ver como la victoria iba a un desconocido Guesdon y para él un nada deshonroso tercer puesto, pero que sabía a hiel. El resto de la temporada fue fatal: victoria en la crono y la general de Dunkerke (por entonces una carrera de máximo nivel) y nada más. La Copa del Mundo, que había dominado en los dos últimos años, jamás estuvo a su alcance. Una de las peores temporadas del mentor de Boonen. Esperemos que le haya sabido transmitir a su pupilo que lo que bien empieza no tiene porque seguir así. Y menos con el maillot arcoiris.
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Cuarta etapa de Qatar para Eisel, fenomenal sprinter austriaco que nunca acaba de despegar desde las buenas maneras que apuntaba en el Mapei G3.
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Primera etapa de la Estrella de Bessegues para el desconocido belga Willems y segunda para el veteranísimo Kirsipuu. Con 37 años todavía tiene chispa para ganar en su mes preferido, febrero.
01 febrero, 2006
“Ya he aprendido que se trata de hacer lo menos posible y llegar al final más entero ”
La frase puede pertenecer a un alumno díscolo, a un diputado vago con ganas de ser reelegido o a un nuevo suscriptor de un plan de pensiones. Sin embargo, la frase es de Alejandro Valverde en una entrevista ecléctica publicada en El País del domingo. Máxima difusión en un día que el diario alcanza los 900.000 ejemplares de venta directa, en el que se lee en el hogar y se comparte con la familia. Y la frase, pobres de nosotros, está referida a la Lieja-Bastogne-Lieja.
Fue el propio Carlos Arribas el que el año pasado lanzó la llamada Lieja-Valverde-Lieja. El fenómeno de Puerto Lumbreras fichaba por un equipo que lo iba a foguear en carreras de prestigio, y el magnífico periodista de El País pensaba que había serias posibilidades: todo el mundo loaba al murciano, menos yo y algún otro loco de la colina. A un año vista de esa ocurrencia periodística (L-V-L en vez de L-B-L), el propio Arribas se toma con ironía el asunto y nos regala una introducción impagable a una entrevista inclasificable que ya consta por méritos propios en lo mejor que nos ha regalado, aunque se desmarque de lo escrito hace un año (“Los aficionados soñaron un momento con que se haría grande en las carreras de un día, pero no acabó de cuajar”). Se perdona todo por la forma de abordar al entrevistado (dorando la píldora hasta un candor en que nos revela su auténtico pensamiento), pero es menos perdonable la pregunta “por culpa de una lesión de rodilla, usted no pudo correr la última semana del Tour”, cuando la realidad es que Valverde no llegó ni al ecuador del Tour y se perdió Pirineos, Macizo Central y última crono. Pero pasemos a lo importante de una entrevista, las declaraciones.
Quizás lo más importante –y preocupante- es que Valverde cree que el Tour es una competición equiparable a la Vuelta a España (“lo que es la carrera en sí es como otras”), algo que sólo se podrá traducir en decepción y amargura cuando choque con la triste realidad. A lo largo de los últimos 15 años hemos oído declaraciones iguales de corredores que, aupados por el triunfo local, soñaban con extrapolar su fortuna al Tour: Rominger, Zulle, Simoni o Heras, por citar un puñado. Cada uno se construyó su carrera brillante y longeva en otros terrenos, pero siempre chocó con el mismo muro: el Tour no es una carrera como las demás, cualquier aficionado al ciclismo lo sabe. Valverde no, o quizás sea el extraño clima en el que se encuentra el que le hace pensar eso. Arribas insiste en el tema de si el Tour es más duro que la Vuelta, claro, y la respuesta deja pasmado: “Para mí, no. Yo las vi igual. A mi, personalmente, me gustaron más las del Tour. Yo he visto cosas más duras en la Vuelta a España que en el Tour. De hecho, la última etapa que corrí en el Tour, la de la Madeleine, que era durísima, salimos muy rápido y cuando me quise dar cuenta ya sólo quedábamos 30 delante. No había peligro, no había tensión, no había nada. Sólo era aguantar, aguantar, aguantar. Y si vas bien, se puede aguantar”. Valverde habla de la etapa-vergüenza de Briançon, cuando el pelotón se amoldó al ritmo del Discovery Channel y coronaron en comandita, cogidos de la mano, el Galibier, un hecho insólito en la historia del ciclismo. ¡Qué valiente! Con lo que pierde en contrarreloj, su vía para hacerse con el Tour será intentar el método Vinokourov, que no por casualidad circulaba ese día por delante. Y eso sin contar que, sin la presencia tranquilizadora del yanki, nadie asegura que todo vaya a ir tan tranquilo, sin peligro, sin tensión, sin nada. Nah, todo eso no tiene importancia, Valverde puede con todo.
“Pues tal como lo cuenta, y con Armstrong retirado, ya tiene el Tour ganado. ¿Ve a algún corredor muy por encima de usted?”. La pregunta, ofensiva en su planteamiento, tiene su lógica después del autobombo sin sentido, pero Valverde responde por donde cabría esperar y cita la terna más logica: Ullrich, Basso, Vinokourov y Mancebo. Ya se ha sacado bastante, y la entrevista se aproxima a su fin entre preguntas sobre matrimonio, hijos y loro. Sin embargo, hay mucho más. Valverde ya piensa en clave Echavárri/Unzué, en ese plural mayestático tan de Induráin y Olano (“Nosotros estamos ahí, pero a verlas venir un poco”), y no duden en que cuando acabe las etapas dirá “hemos trabajado muy bien”. Valverde se convierte en hombre-Tour: a las clásicas a figurar, y cambia la Paris-Niza por la Vuelta a Murcia (y eso que dejó el Kelme para correr grandes carreras). Y casi mejor así, porque si la mentalidad para afrontar las clásicas es la que refleja el titular, poco podemos esperar. Hay tres corredores españoles que en los últimos años han brillado en las clásicas: Astarloa, Flecha y Freire. Si lo han hecho es porque se han quitado esas telarañas del ciclismo patrio que hoy vemos retornar en esa frase de Valverde. Si estos tres quijotes han logrado lo que han logrado es porque han estado en tensión 260 km, siete horas, 25 tramos de pavés, toda la vía Aurelia y los dos pasos anteriores por el muro de Huy. Valverde no, y no lo hará. Recuerden: lo que le gusta del Tour es que “no había peligro, no había tensión, no había nada”. El año pasado me preocupó mucho su manera de afrontar carreras que nunca se ganan por casualidad, pero ahora me da igual. Si aprendió algo en su desastroso abril de 2005, desde luego no lo aplicó en su igualmente desastroso octubre 2005: en el segundo grupo en la clásica de Zürich, saltos a destiempo en la Paris-Tours y disfrutando del otoño en Lombardía, mientras Simoni, Bettini y Schleck destrozaban el Ghisallo. Se acabó el corredor más dotado que hemos tenido en España para las carreras de un día, y ni siquiera es capaz de reconocerlo, sino que transfiere la responsabilidad al público. (“A mí el Tour me encantó y a la afición también le encanté en el Tour, y ya me ven más como un corredor de Tour que de clásicas. Y yo también lo veo así.”).
Irá a la Vuelta a Murcia con mentalidad de Tour (“yo con estar allí ya he cumplido”), y no será la única carrera: “Si quieres centrarte en un gran objetivo, como es el Tour, no puedes pensar en Vuelta a Murcia, vuelta a no sé qué, vuelta a no sé cuál... No puedes, porque llegas al Tour. Y piensas que vas bien, pero no, pero no vas bien. Si quieres centrarte en grandes objetivos hay que dejar eso a un lado”. En parte tiene razón: el año pasado por estas fechas se esforzaba con lluvia y frio para ganar la Vuelta a Mallorca y dar un saludo al patrocinador, nunca demasiado convencido del dinero gastado. Está bien que se olvide de cosas menores como la citada carrera, pero que no se olvide que su palmarés, a día de hoy, sólo cuenta con esos adornos. El problema es que Valverde es un corredor que, aún estando a un 70% de su forma, puede aspirar a victoria, pero ahora no lo hará por miedo a caída o a pasarse de tono. Y ya se conocen historias, algunas recientísimas, de corredores que se quedan en blanco por jugarselo todo en el Tour. Se acabó el Valverde de los sprints arrebatadores (con diferencia, su mejor cualidad), ese que diezmaba a los velocistas en Le Promenade des Anglais o en Vitoria. “Va a ser un año muy bueno”. Ojalá lo sea. Que a nadie le quepa la menor duda de que me alegraré sobremanera de todos los éxitos de Valverde, pero a ver en que queda todo esto. No seré yo otro loro que le diga “bala”, “guapo” y “figura”. Y ojalá fuesen menos los que se lo dicen.
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Segunda etapa del Tour de Qatar para Boonen.
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Inicio del calendario europeo con victoria de Cooke (que ya no gana tanto como de joven) sobre Gilbert (ganador hace 12 meses) y Geslin en el GP de la Marsellesa.
Fue el propio Carlos Arribas el que el año pasado lanzó la llamada Lieja-Valverde-Lieja. El fenómeno de Puerto Lumbreras fichaba por un equipo que lo iba a foguear en carreras de prestigio, y el magnífico periodista de El País pensaba que había serias posibilidades: todo el mundo loaba al murciano, menos yo y algún otro loco de la colina. A un año vista de esa ocurrencia periodística (L-V-L en vez de L-B-L), el propio Arribas se toma con ironía el asunto y nos regala una introducción impagable a una entrevista inclasificable que ya consta por méritos propios en lo mejor que nos ha regalado, aunque se desmarque de lo escrito hace un año (“Los aficionados soñaron un momento con que se haría grande en las carreras de un día, pero no acabó de cuajar”). Se perdona todo por la forma de abordar al entrevistado (dorando la píldora hasta un candor en que nos revela su auténtico pensamiento), pero es menos perdonable la pregunta “por culpa de una lesión de rodilla, usted no pudo correr la última semana del Tour”, cuando la realidad es que Valverde no llegó ni al ecuador del Tour y se perdió Pirineos, Macizo Central y última crono. Pero pasemos a lo importante de una entrevista, las declaraciones.
Quizás lo más importante –y preocupante- es que Valverde cree que el Tour es una competición equiparable a la Vuelta a España (“lo que es la carrera en sí es como otras”), algo que sólo se podrá traducir en decepción y amargura cuando choque con la triste realidad. A lo largo de los últimos 15 años hemos oído declaraciones iguales de corredores que, aupados por el triunfo local, soñaban con extrapolar su fortuna al Tour: Rominger, Zulle, Simoni o Heras, por citar un puñado. Cada uno se construyó su carrera brillante y longeva en otros terrenos, pero siempre chocó con el mismo muro: el Tour no es una carrera como las demás, cualquier aficionado al ciclismo lo sabe. Valverde no, o quizás sea el extraño clima en el que se encuentra el que le hace pensar eso. Arribas insiste en el tema de si el Tour es más duro que la Vuelta, claro, y la respuesta deja pasmado: “Para mí, no. Yo las vi igual. A mi, personalmente, me gustaron más las del Tour. Yo he visto cosas más duras en la Vuelta a España que en el Tour. De hecho, la última etapa que corrí en el Tour, la de la Madeleine, que era durísima, salimos muy rápido y cuando me quise dar cuenta ya sólo quedábamos 30 delante. No había peligro, no había tensión, no había nada. Sólo era aguantar, aguantar, aguantar. Y si vas bien, se puede aguantar”. Valverde habla de la etapa-vergüenza de Briançon, cuando el pelotón se amoldó al ritmo del Discovery Channel y coronaron en comandita, cogidos de la mano, el Galibier, un hecho insólito en la historia del ciclismo. ¡Qué valiente! Con lo que pierde en contrarreloj, su vía para hacerse con el Tour será intentar el método Vinokourov, que no por casualidad circulaba ese día por delante. Y eso sin contar que, sin la presencia tranquilizadora del yanki, nadie asegura que todo vaya a ir tan tranquilo, sin peligro, sin tensión, sin nada. Nah, todo eso no tiene importancia, Valverde puede con todo.
“Pues tal como lo cuenta, y con Armstrong retirado, ya tiene el Tour ganado. ¿Ve a algún corredor muy por encima de usted?”. La pregunta, ofensiva en su planteamiento, tiene su lógica después del autobombo sin sentido, pero Valverde responde por donde cabría esperar y cita la terna más logica: Ullrich, Basso, Vinokourov y Mancebo. Ya se ha sacado bastante, y la entrevista se aproxima a su fin entre preguntas sobre matrimonio, hijos y loro. Sin embargo, hay mucho más. Valverde ya piensa en clave Echavárri/Unzué, en ese plural mayestático tan de Induráin y Olano (“Nosotros estamos ahí, pero a verlas venir un poco”), y no duden en que cuando acabe las etapas dirá “hemos trabajado muy bien”. Valverde se convierte en hombre-Tour: a las clásicas a figurar, y cambia la Paris-Niza por la Vuelta a Murcia (y eso que dejó el Kelme para correr grandes carreras). Y casi mejor así, porque si la mentalidad para afrontar las clásicas es la que refleja el titular, poco podemos esperar. Hay tres corredores españoles que en los últimos años han brillado en las clásicas: Astarloa, Flecha y Freire. Si lo han hecho es porque se han quitado esas telarañas del ciclismo patrio que hoy vemos retornar en esa frase de Valverde. Si estos tres quijotes han logrado lo que han logrado es porque han estado en tensión 260 km, siete horas, 25 tramos de pavés, toda la vía Aurelia y los dos pasos anteriores por el muro de Huy. Valverde no, y no lo hará. Recuerden: lo que le gusta del Tour es que “no había peligro, no había tensión, no había nada”. El año pasado me preocupó mucho su manera de afrontar carreras que nunca se ganan por casualidad, pero ahora me da igual. Si aprendió algo en su desastroso abril de 2005, desde luego no lo aplicó en su igualmente desastroso octubre 2005: en el segundo grupo en la clásica de Zürich, saltos a destiempo en la Paris-Tours y disfrutando del otoño en Lombardía, mientras Simoni, Bettini y Schleck destrozaban el Ghisallo. Se acabó el corredor más dotado que hemos tenido en España para las carreras de un día, y ni siquiera es capaz de reconocerlo, sino que transfiere la responsabilidad al público. (“A mí el Tour me encantó y a la afición también le encanté en el Tour, y ya me ven más como un corredor de Tour que de clásicas. Y yo también lo veo así.”).
Irá a la Vuelta a Murcia con mentalidad de Tour (“yo con estar allí ya he cumplido”), y no será la única carrera: “Si quieres centrarte en un gran objetivo, como es el Tour, no puedes pensar en Vuelta a Murcia, vuelta a no sé qué, vuelta a no sé cuál... No puedes, porque llegas al Tour. Y piensas que vas bien, pero no, pero no vas bien. Si quieres centrarte en grandes objetivos hay que dejar eso a un lado”. En parte tiene razón: el año pasado por estas fechas se esforzaba con lluvia y frio para ganar la Vuelta a Mallorca y dar un saludo al patrocinador, nunca demasiado convencido del dinero gastado. Está bien que se olvide de cosas menores como la citada carrera, pero que no se olvide que su palmarés, a día de hoy, sólo cuenta con esos adornos. El problema es que Valverde es un corredor que, aún estando a un 70% de su forma, puede aspirar a victoria, pero ahora no lo hará por miedo a caída o a pasarse de tono. Y ya se conocen historias, algunas recientísimas, de corredores que se quedan en blanco por jugarselo todo en el Tour. Se acabó el Valverde de los sprints arrebatadores (con diferencia, su mejor cualidad), ese que diezmaba a los velocistas en Le Promenade des Anglais o en Vitoria. “Va a ser un año muy bueno”. Ojalá lo sea. Que a nadie le quepa la menor duda de que me alegraré sobremanera de todos los éxitos de Valverde, pero a ver en que queda todo esto. No seré yo otro loro que le diga “bala”, “guapo” y “figura”. Y ojalá fuesen menos los que se lo dicen.
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Segunda etapa del Tour de Qatar para Boonen.
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Inicio del calendario europeo con victoria de Cooke (que ya no gana tanto como de joven) sobre Gilbert (ganador hace 12 meses) y Geslin en el GP de la Marsellesa.
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