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31 marzo, 2006

El máximo favorito para Flandes

Tom Boonen. Parecía imposible de igualar, pero el fenómeno belga está incluso superando sus registros de la temporada pasada. En 2005 ganó 2 etapas en Qatar, 2 en Paris-Niza y Harelbeeke, todo ello antes del Tour de Flandes; este año ha ganado 4 etapas y la general en Qatar, 3 etapas en la Carrera hacia el Sol y el GP E3 por tercer año consecutivo, entre otras victorias y resultados de prestigio. Ha mejorado todas y cada una de sus clasificaciones, en un inicio de temporada arrollador. Y cuando no ha ganado él, lo ha hecho algún compañero.

Así las cosas, el domingo podemos asistir a un monólogo parecido al de hace una semana, cuando camino de Harelbeeke se fue con Ballan durante cuarenta km., en una especie de contrarreloj de fuerza y poderío. A Boonen no le gusta jugarse las carreras al sprint y prefiere la escapada, un lujo que se puede permitir un corredor que se impone en llegadas masivas en el Tour. ¿Qué sentido tiene sentarse ante el televisor en una jornada de primavera? Ante todo, ver al fenómeno belga en acción. Es espectacular en su visión de carrera, su inteligencia, su frialdad, su planta rodando, su maillot arcoiris en el pavés. Muy bien. Todo eso se sabe ya, igual que la fascinación de la carrera y las ingentes masas de personas que adornan todo el recorrido, por si solas un motivo suficiente para el telespectador.

Sin embargo, hay un motivo aún más importante. No es exclusivo del ciclismo, y es uno de los grandes alicientes de cualquier deporte: ver caer al máximo favorito. Tom Boonen, como buen flamenco, sacrificaría todo lo conseguido por una segunda victoria en su vuelta nacional. Una victoria con el maillot arcoiris, la mejor foto para enseñar a los nietos y para decorar todas las peñas ciclistas de la gran comunidad de aficionados belgas. Saldrá con toda la presión, aunque es dudoso que le afecte, de una victoria que ya se da por descontada. Y es aquí donde empieza el gran ciclismo, con el ansia y el afán de derrotar al gran favorito, eso que tanto ha faltado en el Tour en los últimos años. ¿Y quién puede contra Boonen y la gran armada del Quick-Step?

Ayer Leif Hoste ganó los 3 días de la Panne, imponiéndose en la crono a Hincapié y Devolder, compañeros de equipo. El Discovery también se presentó como uno de los máximos favoritos hace un año, para naufragar espectacularmente incluso con un Armstrong de gregario tirando como un poseso (28º en meta). Puede que este año se repita lo mismo, o puede que no. El CSC, con Cancellara, Kroon y Ljnquvist. El Rabobank de Flecha y Dekker….nombres que están en el aire, a la espera de confirmación. Sin embargo, nadie habla ya de Van Petegem, el enorme corredor que encarna como ningún otro el espíritu del flandrien. Criticado duramente por la fanática –en todos los sentidos- prensa local por su falta de resultados antes de la gran cita del año, el corredor del Davitamon se ha defendido con uñas y dientes, especialmente de la acusación de que siempre acaba sus temporadas tras la Paris-Roubaix. Él, que ha sido plata en Valkenbourg 98 y bronce en Hamilton 03. Gente ingrata, desde luego.

Van Petegem volaba el sábado en el GP E3. Cualquiera que haya visto la carrera se daba cuenta. El año pasado coronó el Grammont en cabeza y fue tercero en meta, ganando el sprint de los perseguidores de Boonen y Klier. El gran Peter vive en la base de la subida mítica de la carrera de sus sueños, la misma que ha ganado un par de veces, ambas ante Vanderbroucke. La Panne le ha quitado a su compañero más en forma (Steegmans, caído), pero eso no es ningún problema: cuando la carrera entre en su fase más crítica, el siempre estará ahí. Un respeto a los mayores, especialmente cuando están ante su última temporada.

30 marzo, 2006

Eisel a la segunda oportunidad

Se disputa estos días los 3 días de la Panne, una curiosa prueba por etapas en pleno mes de las clásicas que sirve de banco de pruebas ante el Tour de Flandes. En la primera etapa llegó a meta una larguísima escapada protagonizada por Steegmans, Hoste y Eisel. Contra todos los pronósticos, la victoria fue para el corredor del Discovery Channel. Lleva una gran temporada (segundo en Kuurne, segundo en la crono de Tirreno), pero de ahí a batir al sprint a dos corredores tan rápidos como Eisel y Steegmans…¡cosas del Discovery Channel, ya saben ustedes!. Enchido de orgullo, el antiguo segundo clasificado en la edición más insulsa del Tour de Flandes (la de Wesseman, 2004) se candida para subir un escalón del podio en su carrera favorita, poniéndose “a la par” de Boonen en cuanto a posibilidades…suena a amenaza verídica.

En todo caso, la sensación de la etapa fue la impresionante cabalgada en solitario de Luis León, un corredor que enamora por momentos. “Manolo me ordenó atacar y me fui para delante, a ver que pasaba”. Limó medio minuto a los escapados para acabar a 12”…y con todo el pelotón tirando por detrás, que esto es una vuelta por etapas y no una clásica en la que, una vez formado el grupo, los demás se dejan ir. Una cosa para ver y no creer, en serio. El talento de este corredor de 21 años debería ser tutelado por una Fundación para asegurarse que llega a buen puerto. El año pasado hizo algo parecido en la primera etapa y acabó cuarto en la general. Ahora, tras la segunda etapa y la desaparición de Steegmans, ya es tercero.

La pena es que el primero es Eisel, con 35” de ventaja. Demasiados para ser limados en la crono de 11 km. de hoy. El gigante austriaco de 24 años, conocido de una vida al igual que Pozzato gracias al vivero del Mapei, batió al sprint masivo a todos los favoritos en la segunda etapa, demostrando que lo del primer día fue un accidente. Napolitano, segundo en meta tras ser quinto en la primera fracción, se lamentaba amargamente, pero se debería contentar con el hecho de que Boonen está resfriado y no está forzando mucho. Ser segundo en la etapa larga de la Panne dice mucho sobre su evolución futura. En todo caso, la victoria de Eisel no está descontada: aunque se defiende bien contra el crono, tiene muy cerca (a 4”) a Hoste, que ya demostró sus habilidades recién adquiridas en Tirreno. El Discovery/Us Postal quiere mucho esta carrera: en los últimos años la ha ganado Hincapié, Ekimov y el año pasado Devolder.
Será que soy un aprensivo, pero me creo las amenazas de Hoste de cara al Tour de Flandes.

28 marzo, 2006

Fin de semana de gran ciclismo

Tres carreras y tres grandes campeones. Ivan Basso, Oscar Freire y Tom Boonen demuestran con victorias y un gran espectáculo que el ciclismo lo forjan los grandes corredores que se exprimen en todas las carreras del calendario, las de gran prestigio y las que han quedado fuera del ProTour. Criterium Internacional, E3 y Brabante son carreras diferentes y con distinto énfasis, pero el denominador común es el empeño que han puesto estos ases del pedal.
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Tom Boonen domina el calendario internacional a su antojo. Si el año pasado pasado se escapó en el Temmel a falta de 55 km. para después fulminar a Klier al sprint, este año la víctima propiciatoria ha sido Ballan, compañero de fuga en los últimos 40 km. La carrera es el GP E3 Harelbeeke y es la tercera vez consecutiva que cae en sus manos. Impresionante y sin paliativos, el campeón del mundo se aprovechó de una circunstancia de carrera que se veía venir. Se estaba subiendo a buen ritmo una de los múltiples muros de la carrera y ¿quién era el que marcaba el ritmo?. Robbie McEwen, el sprinter australiano que vive en Bélgica desde hace 15 años y que siempre ha corrido en equipos de la zona, sin dignarse nunca a presentarse en primavera. Conocido por sus marrullerías y vertiginosos sprints, ver su ritmo de ascensión y preguntarse cuando la iba a montar era todo un uno. A falta de 100 m. para la cima, el velocista se para, parece que haya tocado los frenos. El grupo se frena y en ese momento saltan Ballan y Boonen. Cuando el pelotón se da cuenta ya están muy lejos. Quedan fuera de juego un impresionante Klier, que insultará gravemente a McEwen en línea de meta, un Flecha muy activo, Van Petegem y Zabel.

El increíble Ballan vuela en la carrera, como por otra parte lleva haciendo desde febrero, pero en ningún momento hace alguna acción para desembarazarse de Boonen. Para no repetir los errores de San Remo, donde tiró del grupo como un poseso, le señala al belga que algo no va bien en su sillín. Al arcoiris le da lo mismo, da la impresión de que aceptará la rémora italiana como mal menor, que podría irse solo perfectamente. Colaboran como dos compañeros de equipo durante tres cuartos de hora de aburrimiento y final cantado. A 300 m. de la pancarta de meta Boonen sale como un rayo y Ballan se va tan contento a casa, igual de contento que Flecha tras ser tercero en la Roubaix de 2005 y llevar en volandas a Boonen hasta la meta. El del Quick Step le agasaja en meta (“sube, sprinta, va contra el reloj: es un pequeño Boonen”) entre el rugido de un público entregado ante la primera victoria de esta temporada en Bélgica. El sábado, la siguiente.
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No está de más recordarlo una vez más. El ciclismo español ha ganado tres carreras en Bélgica en los últimos cien años: la Flecha Valona de Astarloa en 2003, el Brabante de Freire en 2005 y la propia repetición del cántabro ayer mismo. Con todo lo que eso conlleva, claro. Lo más evidente, que el cántabro es un fenómeno increíble y que el domingo controló la carrera con la suficiencia propia del más fuerte. Por mucho que les duela a algunos. Nuyens era el avatar de Boonen para la carrera y no supo encajar su derrota: “Freire no ha sido el más fuerte, sólo el más fuerte al sprint”. El belga se refiere cuando, a 4 km. del final, se fue por delante con Kroon hasta que Flecha y Freire los alcanzaron. Repasemos la carrera y verán como el improperio de Nuyens es la extensión del fenómeno del tomboonesismo, o bien: yo nunca pierdo, incluso cuando pierdo.

La Flecha del Brabante es una clásica que cuenta con la particularidad de que sus últimos 90 km (de un total de doscientos) se desarrollan en un circuito de 16 km. con tres subidas. Hay poco lugar para las encerronas, incluso por el hecho de que el pavés no es tan frecuente como en sus parientes mayores. Se conoce el recorrido y, por tanto, la forma de regular las fuerzas y saber donde aprovechar las ventajas del terreno. Nuyens se aferra a su efímero liderato durante un km, olvidándose de que a falta de 15 km., en otro corte provocado por él, también estaba Freire acompañado por De Groot. Y que fue a falta de 7 km. una acción del tricampeón del mundo la que provocó la selección final.

A Freire le acompañaba Flecha, el colombiano de Cofidis Duque, Kroon y Nuyens. Desde el momento en que el belga aceptó irse en un grupo de cinco con dos corredores del mismo equipo firmó su derrota. Por detrás, a un puñado de segundos, viajaban sus compañeros Baguet y Vasseur, expertos y muy fuertes, capaces de tirar abajo cualquier fuga. El juego estaba hecho. A 4 km. del final ataque de Nuyens al que solo responde Kroon, que no colabora. Por detrás un Flecha magnífico acerca a Freire mientras Duque desaparece, simplemente porque no puede seguir el ritmo de los dos Rabobank, dos misiles. Capturan a los escapados y en la última ascensión al Amsel es el propio Freire el que responde a las acciones de Kroon y Nuyens. Demasiado fácil reducir la carrera a “Freire es el más rápido al sprint”. Fácil o síntoma de un fenómeno que está muy de moda esta temporada entre los corredores del Quick Step. Freire ha estado a un nivel magnífico, como en Verona 2004: al ataque, en fugas, siempre en carrera. Y siempre el más fuerte, que es mucho más que un sprint de unos pocos segundos.

El sábado no tomó la salida en Harelbeeke y no estará en la salida de Flandes. Nuevas molestias en el isquio (que ojalá no vayan a más) y el magnífico estado de forma de Flecha y Dekker aconsejan que no exponga su maltrecha salud al pavés que todo lo hace saltar. En sustitución correrá el País Vasco, una carrera en la que no participa desde sus juventud en el Mapei y que, habida cuenta de su mejoría en la montaña, puede ser muy provechosa. Quien hubiese querido plantear el Tour de Flandes como un duelo Freire-Boonen (churras y merinas) tendrá que quedarse con las ganas, pero mucho ojo al duelo Quick Step-Rabobank.
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El CSC había ganado las dos últimas ediciones del Criterium Internacional con Voigt y Julich. En 2006 ha continuado la serie con Ivan Basso, su corredor de bandera que sin embargo suele ver el podio desde otro nivel. Nos hemos acostumbrado al absoluto anonimato del palmarés del italiano, que ha disfrutado como un niño de la victoria en este pequeño Tour de Francia de dos días. Ha machacado a sus rivales en un fin de semana pasado por agua y mal tiempo, dominando en todos los terrenos. El sábado estuvo en el corte final con Dekker (vencedor de la etapa), el sorprendente Grivko y Astarloa, que se volvió a caer una vez más y marrar así una buena oportunidad de victoria. 10” sobre el resto de los favoritos, incluyendo un magnífico Caisse d´Eparge con Gutiérrez y Zaballa (4º y 7º en la general final).

En la semietapa de montaña (100 km., dos horas y media) rebasa y supera en línea de meta a un Domínguez redivivo, tras muchos movimientos en el pelotón por parte de gente como Contador o David López del Euskaltel. Mete 1´ a todos los favoritos menos a Dekker, que lo da todo en la subida para sólo ceder 15”. En otro tiempo, otro lugar, el holandés volador hubiese tenido la general a tiro, pero Basso a aprendido a dominar el reloj. Y sin perder fuerza en la montaña: sólo 64 corredores acabaron la etapa. Muchos abandonos por la lluvia, si, pero también 30 fuera de control. En la crono sólo cede por 1” ante Alberto Martínez (uno de los ejemplos más clásicos de corredor especializado en una carrera) y mete 9” a gente como Iván Gutiérrez. Un huracán, un corredor intratable. No ha tenido rivales de entidad. El Liberty presentaba en línea de salida a Jaksche (abandonó), Kasheskin, Caruso y Contador, pero ha acabado hundido en la general. Y Basso presenta su candidatura al Giro de Italia.

24 marzo, 2006

La rabia de Cunego

Si ayer pronosticaba una fácil victoria de Nibali en la general de la Coppi-Bartali, no ha pasado ni un día y un sorprendente Cunego ha dado la vuelta a la clasificación con una gran maniobra de equipo. La etapa discurría por carreteras estrechas y sin un km. de llano, un continuo sube-baja en unos paisajes increíbles donde se empieza a dibujar la primavera. Atacó Nocentini desde los primeros km., y visto el estado de forma del corredor del Acqua&Sapone (además de los poquísimos amigos que tiene en el pelotón) el grupo se fue para delante a velocidad de vértigo. Ataques y contraataques sin descanso, hasta que el Lampre cuela en una escapada al valiosísimo Valjavec, fichado este año desde el Phonak. Quedaba el último puerto y salta Cunego, no muy fuerte, con gran agilidad de pedalada, pero a muy pocos metros de coronar, apoyado en el valioso trabajo del esloveno. Sin embargo, Nibali ya había cedido mucho antes. Sin compañeros de equipo y con la paliza de lluvia y fatiga del día anterior, el joven corredor siciliano sufrió muchísimo mientras veía que se le iba la clasificación general.

Cunego no fue muy lejos, pero en el sprint final seguía con una rabia impropia, o al menos que no se le veía desde el Giro 2004, cuando ejerció de Caníbal en cualquier etapa que se le cruzase. Y fue lo mejor de la etapa, la verdad. Perfectamente lanzado por un compañero, el pequeño cuerpo del escalador de Cerro Veronese sacó mas de tres bicicletas de distancia a corredores muy, muy rápidos como Mazzanti o Ricco. Realmente portentoso, y es que a veces se olvida que Cunego sprinta maravillosamente. Pero no todo estaba cerrado. Los momentos de tensión hasta que Nibali cruzase la meta se podían cortar con un cuchillo...40”, 41”...42” en meta, que sumados a la bonificación por ganar la etapa colocan a Cunego de líder. No es por exagerar, pero en la Coppi-Bartali se está viendo momentos de gran ciclismo. Eso sí, como ya dije en el anterior post, no deja de ser una carrera menor, aunque viendo como celebraba Saronni (manager del Lampre) el liderato, casi parece que sea el Tour. Ojalá esta bonita victoria sirva para dar confianza a Cunego.
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Extraña historia la del ganador de ayer en Castilla y León, Marco Fertonani. Clase 76, pasó a profesionales en 2002 con el Phonak con el único bagaje de ser un cicloturista que volaba en las Gran Fondo italianas. Ningún resultado de relieve hasta que el año pasado, ya en el Domina Vacanze, logra ser 5º en la general de Romandía. Reputado como escalador, no se por qué extraño mecanismo ha acabado este año en el Caisse d´Eparge, pero el caso es que ha obtenido su segunda victoria de profesional en un equipo que se está revelando como uno de los más exitosos de la temporada. Y eso que Pereiro (¿dónde está?) o Zaballa todavía no han empezado a carburar.

El italiano se fue por delante con Manuel Beltrán, muy dado a las fugas últimamente. Esta estaba justificada en su función de apoyo para el previsible ataque de sus compañeros de equipo interesados en la general, pero al final no hubo nada de eso y el andaluz tuvo que contentarse con ser segundo. Tercero Vinokourov a 1´22” y cuarto un solidísimo Luis León subiendo a un ritmo endiablado para sus dimensiones, sólo 10” después. El Discovery no pudo hacer nada ante la acción combinada de los Liberty y sólo Rubiera mantuvo el tipo. Es un decir, claro. Dentro de la caja de sorpresas que es el equipo americano, ayer se reveló el desconocido Janez Brajkovic, octavo en meta a 1´52”. Si en la crono fue el también desconocido Jasón McCartney el que voló a un solo segundo de Popovych, yo ya me espero una gran victoria del japonés del equipo, el pintoresco Beppu. Y todo nos parece tan normal, claro.

Si que me gustaría destacar que Iban Mayo ha entrado a sólo 2´11”, en el grupo de Azevedo. Scarponi y Egoi, corredores que habían demostrado su buena forma. Es el mejor resultado del corredor de Igorre en muchísimo tiempo, y merece la pena ser destacado. A Popovych le dijeron que mejor no forzar y entró a 3´41”, ya le volveremos a ver en carreras de prestigio. Vinokourov se llevará la general, y eso que Saiz quería reservarlo antes del Tour. Despliegue de fuerza y de potencia del kazajo, que no se puede aguantar. A ver si el director cántabro sabe canalizar y utilizar todo ese magma para objetivos de más prestigio. Pero sobre todo que cuide a Luis León, el corredor con más futuro del panorama nacional.
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Nueva sección casi-fija del blog: las tonterías de Tom Boonen. Tras su despliegue de fuerzas sin éxito en A través de Flandes, el campeón del mundo se explica: “El primer ataque fue porque tenía buenas piernas, el segundo para entrenar, el tercero para ganar. No obstante, me di cuenta pronto de que nunca podríamos cazar a los escapados”. Sobrado, ¿verdad? Pues agarrense a la pantalla, que viene lo mejor. Preguntado por qué el Quick Step (con Tankink, Nuyens y De Jongh) no continuó la caza una vez que Boonen fue neutralizado la respuesta es “Forcé la carrera durante 50 km, los demás no pueden esperar que trabajemos para un sprint que seguramente no iba a ganar”. Al menos esta vez la culpa no la tiene Campagnolo y sus cambios. El pelotón llegó a sólo 2” del vencedor y Boonen intentó ganar el sprint, pero se tuvo que conformar con la quinta plaza. “Me di cuenta pronto” ¡Ja!

23 marzo, 2006

Un corredor a seguir

El ciclismo italiano produce promesas al mismo tiempo que las quema en el proceso, en una especie de factoría de Kens y Barbies pero también de muchas muñecas rotas. Entre los primeros, y ya sólo con lo que han obtenido, se encuentra Basso, Cunego y Pozzato, estrellas anunciadas; entre los segundos, Giordani, Figueras, Nocentini, Gasparre, D´Amore, Loddo, Bucciero y un largo etcétera. Vincenzo Nibali, que ayer ganó a lo campeón un etapón en la Coppi-Bartali, tiene todas las papeletas para entrar en la primera división del ciclismo, aunque todo parecía indicar su destino al furgón de cola.

Nibali es siciliano. En los últimos años han salido muchos corredores del sur de Italia que arrasan en las categorías inferiores para, una vez en profesionales, decepcionar a propios y extraños. Nunca ha habido ni campeones de la parte baja de la bota, ni siquiera un porcentaje significativo de profesionales. El subdesarrollo, el poco arraigo del ciclismo por esas partes (que se ve en las pocas carreras que se disputan, incluyendo el Giro) y cuestiones culturales explican el fenómeno. La gente está muy pegada a la tierra y sus gentes y lleva mal la vida nómada de ciclista, además de los sacrificios que conlleva. Para intentar solucionar el problema, algunos equipos con recursos empezaron a montar pisos y redes de acogida en el norte de Italia para que los corredores disputasen el calendario amateur y se integrasen en un ambiente “familiar”. Que a nadie le extrañe: Heras se formó del mismo modo en el País Vasco, y aparte de Juan Galera se pueden contar con la mano los ciclistas andaluces que decían algo en las carreras antes de finales de los noventa, por no hablar de los murcianos. Por lo general, funcionaba hasta el paso a profesionales. Después se suponía que eran maduros pero el alto porcentaje de juguetes rotos indica todo lo contrario.

Quizás siguiendo el ejemplo de Caruso, también siciliano y que este año será jefe de filas en algunas carreras tras un largo aprendizaje de gregario en Once/Liberty, Nibali se ha transferido con armas y sin familia al norte de Italia dentro de un gran equipo, el Liquigas. El año pasado fue segundo en una etapa de Suiza y mantuvo muy bien el tipo en su debut en las clásicas del norte. Este año había demostrado que iba fuerte en carreras como el Laigueglia, pero lo de ayer son palabras mayores. Tras dos semietapas (para Napolitano y la CRE para el CSC, un equipo de locomotoras) se disputaba una fracción nerviosa de 200 km. con varios puertos. En el penúltimo de ellos, el monte Casale, Bettini ataca en el grupo y se va fácilmente por delante seguido por Nibali, con 40 km. para meta. Llovía mucho y subiendo el último puerto, el Monte Trebbiano, el siciliano deja de rueda a Bettini de una manera asombrosa. Una pena que la RAI sólo emita un pequeño resumen a las 20:00, porque iba volando. Caza en plena subida al escapado Kuchynski y le deja en el descenso bajando como un loco, hasta el punto de que se presenta en meta con 20” sobre el bielorruso y 41” sobre el pelotón, al que da tiempo un Bettini humillado y cazado en la línea de meta. De acuerdo, la Coppi-Bartali (antigua Settimana Bergamasca) no es una carrera muy prestigiosa, pero han reunido a un pelotón de 200 corredores y Bettini siempre es Bettini...Nibali cuenta con 50” sobre el segundo clasificado, un Cunego que ha sufrido bastante, y no debería tener problemas para llevarse la prueba.
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La desaparición de la Semana Catalana ha fortalecido la Vuelta a Castilla y León, que el año pasado vivió una edición paupérrima sin ningún equipo ProTour. Bueno, pues este año cuentan con el bloque para el Tour del Discovery, entre otras piezas preciosas. La primera etapa fue para un Edo rabioso, su primera victoria desde 2004 tras su anónimo paso por el Saunier Duval. Vinokourov estuvo sembrando pánico, pero al día siguiente fue derrotado netamente por Popovych en la crono, que le metió un segundo por km, 11 en total. Mal asunto de cara al Tour, pero lo que más extraña es la inusual actividad del Discovery a estas alturas de la temporada: ya comenté el anómalo sprint de Hincapié en Tirreno para ganar una bonificación y dos puestos en la general, pero es increíble que hoy, que se afronta Navacerrada en dos ocasiones, tengan a Rubiera, Egoi y Azevedo, además de al ucraniano, con posibilidades de llevarse la general. Y ayer el Triki estuvo escapado 160 km. por un paisaje tan montañoso como el que hay entre Zamora y Salamanca. Se admiten explicaciones, incluso las más extrañas. En la ciudad universitaria se impuso Chente, utilizando unas habilidades de llegador que le hubiesen dado muchas victorias en sus años de oro, pero hay poco que reprochar a un corredor de los más reconocidos del pelotón y que cuando gana lo hace de una manera espectacular.

Total, que con Vinokourov líder (Popovych perdió tiempo por un corte en la primera etapa), Luis León Sánchez segundo intentando descubrir sus límites, un Discovery al ataque y el outsider Santos González, hoy habrá ciclismo del bueno en el Sistema Central, que es como se llama la Sierra de Madrid cuando se corre la Vuelta a Castilla y León, aparte de cuando se abre un atlas. Por cierto, el Comunitat Valenciana ha desaparecido de las carreras desde que se anunció que participará en el Tour. Y el Caisse d´Eparge no para de ganar: yo creo que es la primera victoria de Chente en la primera mitad de la temporada.
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En A través de Flandes victoria para el neoprofesional del Chocolade Jacques Beuchelen. Petacchi abandonó a las primeras de cambio y Boonen volvió a dar un recital de derroche de energía, pero en el sprint del pelotón fue derrotado por los no muy rápidos Hunt, Mondory (¿¿??) y el tremendo Eeckhout, que venía dolido de perder el domingo la Cholet-Pays de Loire ante un neoprofesional australiano de 21 añitos, Chris Sutton. Quinto en meta, se esperan noticias sobre que piñón pudo meter.

22 marzo, 2006

El mundo de Filippo Pozzato

Mucha gente fuera del mundo del ciclismo no conocía a Pozzato y si la Milán-San Remo, de ahí que estos días hayan sido un ir y venir de artículos presentando al piccolo Principe. Es más, alguna gente del mundo del ciclismo también debería ponerse las pilas (González Linares: “un corredor sin mucho caché”) y saber que se puede esperar de un corredor al que le sale la clase a borbotones, tan preanunciado como tambaleante.

Pasado a profesionales directamente y cultivado en el Mapei G3 (14 victorias en 2002), el vicentino ganó el sábado la carrera que su antiguo patrón, Don Giorgio Squinzi, siempre soñó y nunca pudo conseguir. Desde que levantó el tenderete sus antiguos empleados han conseguido tres de las cuatro ediciones disputadas (Bettini, Freire, Pozzato), y algo de remordimiento le tiene que haber quedado, sobre con este último y jovencísimo vencedor. Pozzato parece viejo por la cantidad de años que lleva en el candelero, ganando cosas importantes y batiendo récords, y siempre fue el ojito derecho para el futuro del Mapei porque era, es y siempre será joven. Esta último afirmación tiene su aquel, ya verán. Acabado el patrocinio, Ferreti lo llamó al Fassa Bortolo y empezó 2003 con dos relámpagos en Laigueglia y Tirreno-Adriático. El futuro era espléndido en un equipo donde podría aprender de Bartoli, pero coincidió con el ascenso al Olimpo de Petacchi y la superespecialización consiguiente en los sprints de toda la formación. En 2004 ayuda al fenomenal velocista italiano en San Remo, pero en las clásicas del norte abandona y se va de vacaciones en pleno mes de mayo, para desesperación de Ferreti, que no lo empieza a tragar. Lo alinea para el Tour y regala la magnífica victoria de Saint-Brieuc, puesta en bandeja por los indolentes Mancebo y Flores. Envidiado por su facilidad para ganar sin hacer aparentemente nada, Flecha saluda la victoria de su por entonces compañero de equipo con una frialdad muy típica del catalán, siempre dispuesto a ver la paja en el ojo ajeno antes del propio desde su columna en La Vanguardia, que nadie hecha de menos.

Ballerini lo lleva a las Olimpiadas de Atenas y se disuelve como un azucarillo. Es agosto, la temporada está muy avanzada (es un decir...) y que menos que volver a irse de vacaciones. Nos vemos en 2005, nada menos que en el Quick Step. Su agente (Claudio Pasqualin, que llevaba a Del Piero) negocia un contrato de 600.000 euros al año, con la condición de hacerse valer en algunas carreras aunque vaya a estar al servicio de Bettini. Es el primer ciclista italiano cuyo agente viene del fútbol. El año empieza mal, enfermo –dice-, en las clásicas hace una labor de primer gregario, disputa el Giro por primera vez al servicio del Grillo sin dejarse notar, el campeonato italiano se le va ante el desconocido Gasperoni...nada que no solucionen unas vacaciones. En agosto vuelve hecho un fenómeno y gana en Hamburgo al sprint masivo, el Lazio y una etapa de la Vuelta a Alemania...cuando llega el Mundial, vuelve a su tónica y...¡qué tarde es! ¡a descansar de nuevo!. El problema de Pozzato es que sabe hacer lo justo para seguir arriba, y sin ningún esfuerzo. Peeters, su director en el Quick Step, le ha felicitado por su victoria en San Remo, al mismo tiempo que recordaba que en 2005 “estaba lejos de ser un corredor profesional”.

Y bien que lo sabe. Acaba contrato este año y con Lefevre no se bromea (que se lo pregunten a Pecharromán), pero superPippo sabe perfectamente lo que tiene dentro. Según cuenta la Gazzetta dello Sport, le dijo a su novia, en la vigilia de la carrera, que apostase 300€ por su victoria, cotizada a 50:1. Como le debe conocer bien, dejo el dinero para otros asuntos y perdió la oportunidad de ganar 15.000 euros. No es la única pérdida material del italiano: también se apostó un reloj Franck Muller de oro blanco con Paolini. Menos mal que el armario lleno de trajes de marca, el Ferrari F430 –rojo, por supuesto- y los otros treinta relojes no han sido testigos de la absoluta confianza en sí mismo de un corredor cuya clase encima de la bici salta a la vista a propios y extraños. Al menos la Gazzetta también informa de que ayuda a la guardería del pueblo, que tiene un perro que se llama Sandy, que quiere adoptar un niño a distancia y que lleva debajo del casco una medalla de su Virgen de Confianza, además de que quiere a su novia y sus amigos.

Porque Pozzato siempre será joven, eternamente joven. Con su cara de rasgos delicados, rizos rubios y nariz de elfo, ya le han bautizado como “el Boonen italiano” (volver a leer la primera línea de este post) mientras anuncia que irá con todas las ganas al Norte. Difícil de creer viendo su trayectoria y el equipo en el que está, pero a toda la gente a la que le gusta el ciclismo le tiene que gustar Pozzato, uno de esos corredores agraciados por la naturaleza con una clase imponente y que, equipado con una cabeza de otra carrocería, ofrece su categoría a brochazos en vez de a pinceladas. Viéndolo pedalear es como ver a Bugno con sus grandes cadencias, su avanzar que parece que no es veloz, su sprint imperial. Y viendo todo lo que le rodea y como es, también es como ver a Vandenbroucke, el eterno joven.
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Hoy se disputa el GP Waregem (A través de Flandes), espectacular anticipo para el apasionante fin de semana con Hareelbeke y Brabante. Desafio por todo lo alto con Boonen y Petacchi que afronta el norte.
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La Vuelta a Castilla-Leon esta siendo mucho mas interesante de lo que se pensaba. Popovych, Vinokourov...el proximo post ira a este evento.

21 marzo, 2006

El día de la foto

En octubre de 2004, en una ceremonia discreta y sin publicidad, la UCI entregó a Michael Rogers la medalla y el título de campeón del mundo CRI de 2003. El vencedor en aquel otoño canadiense había sido el supertramposo Millar, que confesó su doping seis meses después, quizás sin saber que le iban a aplicar la tabla de medir de Ben Johnson: te quitamos los títulos conseguidos en carreras en las que ibas bombado, aunque no hayas dado positivo. El australiano, aplicado en su superespecialización, ganó también el Mundial 2004, y los titulares le quedaron fetén a la UCI: “Dos campeonatos del mundo en un mismo día”.

Hace unos meses, cuando se confirmó el contranálisis a Roberto Heras y su triunfo en la Vuelta a España quedó revocado, saltó a la prensa la noticia de que la organización reuniría el nuevo podio (Menchov-Sastre-Mancebo) en una ceremonia privada, para sacar la foto en los anuarios bajo el epígrafe “Vuelta 2005”. Una opción ya experimentada con éxito por la UCI y que Unipublic había llevado a cabo en la presentación de la edición 2006, donde simplemente Heras no existió. En algunos momentos parecía estar presenciando un congreso del PCUS de los años 30, cuando se quitaba a Trosky de las fotos con técnicas que hoy en día, en pleno imperio Photoshop, resultan pintorescas y artesanales. De héroe a traidor, sin solución de continuidad. La misma organización que no ha hecho ninguna autocrítica ante el grave hecho de que los últimos animadores de las carreras (y por tanto de las audiencias, de los rendimientos publicitarios y de la continuidad de la misma) hayan sido involucrados en escándalos de dóping. Casero, Aitor González, Nozal que vuela en 2003 sacando de la manga un bonito duelo entre joven/veterano, igual que Santi Pérez en 2004. Estos últimos tuvieron como rival imbatible a Heras, que en 2005 tuvo que dar el do de pecho para derrotar a un ruso que no cedía nunca y que con ese carácter correcto, frío y sobre todo extranjero iba a tirar abajo todo el tenderete. Y todos contentos y que emocionante es la Vuelta a España, duelos hasta la última etapa y ”nada está decidido en la Sierra de Madrid”, como si fuesen los Dolomitas.

Esa misma organización, repito, va a reunir esta semana al nuevo podio de la Vuelta en una ceremonia que, según cyclingnews.com, será retransmitida por TVE. Pobre Heras, hundido y cornudo. Me imagino la noticia en la cola de la mastodóntica sección de fútbol de los telediarios, el presentador embarazado por tener que hablar de ciclismo antes del Tour de Francia, el anchorman que pasa a la sección cultura (festival de música religiosa de Cuenca, Dan Brown visitando Jerusalem, un importante pintor que vende cuadros) carraspeando y diciendo alguna obviedad del tipo “...¡al final todo se puede arreglar!”. Unipublic ha optado por la humillación pública de Heras al anunciar una ceremonia que podría haber hecho perfectamente de cualquier otra manera, pero esta medida es como escupir al viento de cara.

A Unipublic se le olvida que, al margen del escándalo de dopaje en 2005 (el mayor desde Pantani en Madonna di Campligio en 1999), Roberto Heras es y será historia de la Vuelta a España y por tanto de su mayor patrimonio como empresa. Si se opta por la política del lapidamiento público y la vejación a un corredor que une su nombre de manera indisoluble a la carrera por ellos organizada se tiene que hacer a manos llenas, lo demás es hipocresía. ¿Cómo explicarán ahora las otras tres victorias de Heras en la Vuelta? ¿Sus nueve años consecutivos como protagonista? No, sólo quieren la foto. Nada de arreglos o retoques, como poner una X roja en la cara del corredor del Liberty Seguros (si, su equipo por entonces, hay que recordarlo porque ha secundado perfectamente a Unipublic) o cambiar cara y maillot por la del ruso. Una foto y todo parecerá como si nunca hubiese pasado. Heras tendrá lo suyo y dentro de cincuenta años algún joven interesado por la historia de este deporte deducirá que su reinado se acabó súbitamente, o que quizás se retiro en loor de multitudes, como ese Armstrong de principios del milenio que había dominado el Tour.

Y el día de la foto, ¿el fotógrafo pedirá a los protagonistas que sonrían? ¿Habrá cajón del podio y azafatas en traje de chaqueta? ¿Tendrán que ponerse sus maillots, en el caso de Mancebo ya caducado? Edulcorar la historia y modificarla en beneficio propio para evitar las culpas sólo acaba produciendo monstruos. Me imagino la foto a la antigua, con las sales de plata y el olor del revelador, con huellas digitales en las esquinas: al final, por mucho que se airee, siempre apesta.
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Boonen dice que en el sprint de San Remo no pudo meter el 11, “y ya me ha pasado tres veces esta temporada”. El belga empieza a resultar pesado con su continua suficiencia y encantadodehabermeconocido. Al margen de la mala publicidad para Campagnolo y sus carísimos grupos de cambio, la excusa del campeón del mundo para justificar su clamorosa derrota en el tú-a-tú con Petacchi es pueril y de estrella pasada de vueltas. Y ya me imagino las otras dos veces en que no pudo meter el 11: las dos etapas de Andalucía que perdió ante el italiano.

20 marzo, 2006

Otra forma de ver la carrera

La buena educación hace que tengamos que respetar las opiniones de todo el mundo, y este modesto fotolog es una buena muestra de ello. Con ello ganamos todos, contrastamos pareceres y, en definitiva, nos enriquecemos. Todo el mundo tiene derecho a interpretar una carrera de la manera que más le convenga, pero a veces uno se pregunta si ha visto la misma competición, o si todo es una broma pesada.

"Mi intuición me ha fallado esta vez. Planeaba atacar en el Poggio, pero llegado el momento tuve dudas. Pensé que el pelotón iba a atrapar a los fugados, como me pasó el año pasado, y decidí esperar para jugármela en el sprint. Fue una llegada demasiado rápida, con el viento de cola, y no tuve opción". Esto ha dicho Alejandro Valverde y así lo publicó ayer el diario As. Sólo los fans más acérrimos del fenómeno murciano pueden entender este sinsentido. Esa “intuición” de la que habla Valverde es la misma que le lleva a desempeñar ese papelón al que nos tiene acostumbrados siempre que hay una gran cita con una clásica. Más que intuición, una maldición. Una cosa es cierta, en el Poggio se le vio: pegadito a los favoritos, tragando todo el viento en un lateral, la foto para la galería y para que algún paisano se levante en su casa y grite “¡Valverde, Valverde!”. De su ataque, ni noticia, ni amago. Esas “dudas”, ¿en que consistirían?: a lo mejor no conocía a Ballan, Pozzato es un corredor del montón, Astarloa no ganó el oro el día que él consiguió la plata en Hamilton...¿qué más necesitaba para saltar? Incomprensible.

Bueno, todavía quedaba el sprint. El antiguamente denominado BalaVerde logró un meritorio vigésimocuarto puesto entre treinta y cuatro implicados. “Una llegada demasiado rápida”. Segundo año que el doble subcampeón del mundo (siempre al sprint) llega con el pelotón de favoritos a Via Roma y segundo año que no tiene a bien regalar a su equipo uno de esos maravillosos sprints con los que se ha impuesto en Paris-Niza, País Vasco o Vuelta a España. No se si alguien le habrá dicho que si no lo intenta jamás sabrá su techo en la clásica de las clásicas. Valverde se mueve con soltura en muchas carreras del calendario y en otras es un corredor apocapado, romo y simplón. Como sus declaraciones, que no resisten la mínima comparación con la luz de los hechos.

Por su parte, Freire no ha tenido problemas en declarar que “otros han sido mejores que yo y hay que asumirlo”. Eso sí, después matiza –como siempre atina a resaltar nickBallerini- y encuentra la causa en que “era el segundo sprint en llano en el que me metía en lo que va de temporada y me ha faltado soltura. Después de estar tanto tiempo parado estas cosas se notan en una carrera de tanto nivel”, porque el tricampeón del mundo siempre tiene excusa. Se perdona porque ya son seis años (con la excepción de 2002, que no participó por lesión) en los que acaba entre los siete primeros, y aunque lo intente disimular la derrota le ha escocido mucho: “me alegro de que haya ganado Pozzato, porque si llego a superar a Boonen y a Petacchi y entro segundo me hubiese sentado mucho peor”. La frase es ininteligible, pero lo que trasluce es que, dentro de la derrota, al menos no han ganado Boonen o Petacchi.

Y ya por último la pataleta de Samuel Sánchez, que cree que la Milán-San Remo se corre por selecciones nacionales. Dolido porque su “amigo” Astarloa saltase a neutralizar su ataque a 1,5 km de meta dice que “yo no lo hubiera hecho”, como el can que mira en el anuncio antiabandono de animales durante las vacaciones. ¿Alguien vio algún relevo de Samuel en el llano? Yo no, en cambio sí que vi de Astarloa, definido por Ballan como “el único que tiraba en el grupo”. Cómo para regalar la victoria a un chuparuedas. ¡Qué fácil es lamentar las ocasiones perdidas! ¡Sobre todo cuando se tiene que apelar a la “amistad” para soñar con una victoria de fábula, en vez de conquistarla en buena lid! Tampoco tiene que sorprender: la única victoria de profesional del oventense vino tras equivocarse de pancarta de meta Ardilla y Pereiro. Otro tipo de “ayuda” involuntaria: cuando uno se acostumbra, es difícil renunciar.

19 marzo, 2006

Una historia de la que sabemos el final

La historia se repite una vez más. La ecuación consta de corredor joven + nacionalidad exótica + irrupción fortísima en el pelotón, sin continuidad + equipo pequeño que cambia por uno grande. ¿El resultado? José Rujano, pero seguro que hay muchos nombres que ahora vienen a la cabeza. El año pasado descolló en el Giro de Italia, y muchos vieron en su rendimiento en montaña el apóstol de una nueva generación de escaladores. A muchos les gusta decir que “estuvo a punto de ganar el Giro de Italia”, como si fuese una cosa así de fácil cuando vienes de Venezuela, tienes 23 años y corres en el Selle Italia de Gianni Savio. Incluso algún paisano forofo se dejaba notar clamando por sus virtudes y lo grande que era y bla, bla, bla.

Es cierto, José Rujano ganó la etapa decisiva del Giro de Italia y fue líder virtual durante muchos kilómetros, para quedarse a menos de un minuto de la victoria. Desde entonces, nada de nada. No volvió a competir, en agosto desapareció incluso para su equipo y poco después se supo que había fichado por el Quick Step a cambio de un extraño contrato. El Giro de Italia de 2006 lo correría con el Selle Italia, para después ponerse el maillot del equipo de Lefevre (que quiere escaladores para no ser el último en la caravana de coches de equipo) en la salida del Tour de Francia. Un contrato compartido para un corredor controvertido. Como suele pasar con corredores jóvenes seducidos de repente con el dinero y las lisonjas de los aficionados (“¡Qué grande eres!” “¡Les vas a ganar a todos¡”), a Rujano se le ha olvidado el orden de las cosas: cumples el contrato, compites y después te centras en tu nuevo equipo. El venezolano ya decidió no competir, ahora no cumple el contrato y será difícil que acabe en su nuevo equipo. El resto de la historia puede tener todas las derivaciones que quieran.

La alcanforada y casposa revista italiana Bicisport le dedicó un reportaje en enero, donde no se paraba de glosar su forma, lo bien que se entrena en la zona montañosa de Venezuela, lo cerca que esta queda de San Cristóbal (donde Moser ganó su Mundial en 1977), el apoyo de la familia y lo estupendo que era el ragazzo. Supongo que ahora habrán cambiado de opinión. Rujano ha decidido no competir más con el maillot que le dio la fama (efímera, fugaz), sin motivo aparente, y Savio ha hecho lo lógico en estos casos: se acabó el acuerdo con el Quick Step y si el corredor se queda la temporada en blanco, allá él. El último corredor con una trayectoria parecida es Perez Cuapio, que aunque no se lo crean sigue enrolado en el equipo de toda su vida, el Panaria. Un mexicano que con 24 años gana la etapa del Pordoi en 2001 y en 2002 las dos etapas dolomíticas del Giro, desde entonces dando tumbos sin continuidad. En su momento, hubo alguno que dijo que el Panaria tenía que ser invitado al Tour para desafiar a Armstrong. El año pasado ganó el Trentino y en el Giro fue una sombra, un fantasma, su tónica habitual. Y vuelta a leer la ecuación del principio. A veces, el ciclismo es una ciencia exacta.
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Un dato importante y que ayer quedó en el tintero. La San Remo 2006 se ha corrido a ritmo de locos, nada menos que a 45 km/h. Adiós al mito de las siete horas encima de la bicicleta, esta vez “sólo” seis horas y media. Sin embargo, la subida a la Cipressa (un único ataque, el de Garzelli) fue medio minuto más lenta…¿dónde han limado tiempo los corredores? ¿Llevaban propulsores? No, resulta que durante toda el tramo costero de la carrera, en cuanto han bajado el Turchino y han cogido la Aurelia, el viento de culo ha sido muy, muy fuerte.

El dato es más importante de lo que parece, puesto que suaviza las pequeñas ascensiones (de ahí lo nutrido del sprint final y las pocas diferencias entre los diferentes grupos en meta) y, sobre todo, ayuda a las escapadas. En cualquier otra circunstancia, una escena como la vivida entre los fugados en las calles de San Remo (tira tú, a mi me da la risa) hubiese acabado con la absorción dentro del pelotón, pero en esta ocasión les dio un impulso de más que, en el caso de Pozzato, fue decisivo. Por detrás el Rabobank tiraba fuerte y duro, pero parecía que nunca llegaban, y cuando lo lograron era con Freire extenuado. No es por justificar la neta derrota del cántabro en la clásica de las clásicas, pero si Boogerd hubiese podido participar (se rompió un hueso del pie jugando con su hijo el pasado jueves) es muy probable que el ataque de Ballan/Pozzato subiendo el Poggio no hubiese ido muy allá: el mismo corredor del Lampre fue incapaz de saltar en etapas de la Tirreno donde el gigante holandés imponía el tempo de la ascensión…

18 marzo, 2006

Un Pozzato magistral resiste a todos los sprinters

Filippo Pozzato ha ganado la San Remo de una manera rotunda y convincente. Ha sido el más fuerte de la carrera y su equipo ha jugado su baza con toda la seriedad con la que se entroniza a un aspirante a jefe de filas en las carreras más importantes. Hasta entonces, el llamado Príncipe había ejercido de gregario para el Quick Step en las carreras del norte y en la Tirreno-Adriático, con notable éxito. Con 24 años consigue una carrera que cada año es más difícil de lograr, y al mismo tiempo sigue aprendiendo en Bélgica de los mejores maestros y en la mejor escuela. Tras un año de incertidumbres (2004) ha conseguido centrar su carrera. De príncipe a Rey, como en la fábula.

La fuga larga de San Remo tuvo a Unai Etxebarría escapado más de 240 km., en un claro anticipo del protagonismo de los corredores nacionales. Neutralizados al paso por Imperia, la Cipressa vio un ataque de Garzelli (7º al sprint) fácilmente neutralizado. La incorporación a la Aurelia propició una nueva fuga, francamente interesante: Schleck, Reynés, Moorenhout y el Quick Step Trentin, que por supuesto no entró al relevo. Nadie del pelotón quería tirar, a excepción de las motos de la RAI, denunciadas en directo por un Gálvez encolerizado ante la caradura de los italianos. Al inicio del Poggio cuentan con una decena de segundos, pero la joya luxemburguesa del CSC ataca decididamente y se libra de sus compañeros de fuga. Por detrás, movimientos poco interesantes (Valverde que asoma la cabeza para cumplir el expediente) salvo el ritmo que empieza a poner Pozzato: sube silbando y con una cadencia majestuosa. A menos de un km. para la cima el Rabobank empieza a tirar muy fuerte con un montón de unidades, Freire magníficamente colocado. En ese momento salta Ballan por la izquierda, en un ataque telegrafiado ¿y quien sale a su rueda? Pozzato como una bala, a ritmo del mejor escalador. Sin dar un relevo por la coartada Boonen, y mientras por detrás Astarloa fatiga para darles alcance, superan a Schleck y se lanzan al descenso, en donde se les unirán Samuel Sánchez y Rinaldo Nocentini.

Seis hacia la victoria en San Remo. ¿Si? Si. En el grupo el Millran intenta hacer la labor del Rabobank, pero Velo ha caído en combate y Sacchi es un corredor que poco puede hacer ante los galgos de delante. Tenían serias opciones de llegar a meta, pero el descontrol y la falta de organización puede con cualquier consideración racional. Y Pozzato que empieza a reir. Salta Ballan y lo neutraliza Astarloa, salta Samuel y se encuentra la misma esponja. El pelotón se acerca a falta de un km., Zabel hace un gran trabajo para Petacchi. Por delante sale Nocentini y Pozzato lo secunda, justo en el momento en el que Dekker enlaza a Freire y al pelotón al grupo cabecero. No tiene necesidad de mirar hacia detrás. Los metros que gana son decisivos y sólo le queda aguantar hasta meta, igual que hizo en la etapa de St.Brieuc en el Tour 2004. Abre los brazos mientras con las rodillas se sujeta al cuadro de la bicicleta, en su postura característica cuando gana. ¿Será posible que la mejor selección de sprinters no haya podido neutralizarle en el último km?

Posible y cierto. Pozzato es muy listo y muy bueno, además de muy rápido. El mejor colocado, con mucha diferencia, era Freire, pero esta vez le ha faltado pólvora y velocidad. Fue superado claramente por la izquierda tanto por Boonen como por Petacchi, que gana el sprint del grupo con una bicicleta de ventaja sobre el campeón del mundo. Este celebra el triunfo del compañero al mismo tiempo que cierra a Freire, pero la bonita foto le cuesta el tercer puesto ante Paolini, que no había conseguido nada relevante en esta temporada y que vuelve a obtener un buen puesto en una carrera de prestigio (ya fue tercero en 2003). Todos con los brazos en alto: Pozzato mostrando sus tatuajes chinos en el antebrazo, Petacchi con las manos en la cabeza, Boonen con los puños hacia el cielo. Todos menos uno. El gran derrotado ha sido Freire. A falta de 150 metros para meta parecía posible la victoria, pero no ha estado a la altura. El equipo ha trabajado magníficamente pero el tricampeón del mundo ha tenido un problema de fondo. Sexto en meta (cerrado por Boonen, Napolitano le ha birlado la quinta plaza del año pasado) y con una cara de rabia captada por la cámara de meta, los fans acérrimos como yo nos podemos aferrar a que todavía no está al 100%, pero también puede ser que haya perdido velocidad. En todo caso, cualquier hipótesis será confirmada en la campaña del norte. Pero que decepción, oigan. Tener la San Remo tan cerca y...bah...¡a esperar otro año!.

16 marzo, 2006

Boonen no ganará la Milán-San Remo

Titular sensacionalista para llamar la atención del lector, y titular boomerang como el campeón del mundo gane este sábado. Intentaré explicarme. Tom Boonen es un campeón precoz al que hasta ahora no se le había subido la fama a la cabeza. Hasta ahora, claro. Ya durante la Paris-Niza proclamó “Bettini y yo seremos los dos primeros en Via Roma, lo que no sé es el orden”, como si el resto de corredores fuesen a disputar la carrera en patinetes. Bueno, una declaración fuera de lugar se le puede perdonar, al fin y al cabo ese día ambos corredores habían ganado etapa ante toda la panoplia de favoritos. El caso es que Bettini se ha caído y, aunque ha retomado los entrenamientos y estará en la salida de Milán, la predicción de Boonen está lejos de cumplirse.

El belga se retiró en la última etapa de la Paris-Niza para entrenar de cara a San Remo. El gesto, una bofetada a la carrera que le ha dado tres etapas, tiene difícil justificación si tenemos en cuenta que la carrera acababa en Niza, a escasos km. de su domicilio en Montecarlo y a una hora en coche del último tramo de la gran cita del sábado. A Petacchi le amenazaron con no volver a invitarle al Tour cuando ganó en 2003 cuatro etapas y se retiró en la primera de montaña, pero a Boonen se le perdona todo. Ayer conocimos unas nuevas declaraciones del belga, en las que proclama que está como nunca, que ha subido una docena de veces la Cipressa y que ha reconocido el tramo entre Alassio y la meta acompañado por Hulsmans, Cretskens, Nuyens (anónimo en Tirreno), Tossato y Trenti. “Conozco la Cipressa como la palma de mi mano”, como si las carreras se ganasen con las líneas de la vida, “conozco cada curva y la mejor forma de afrontarla. Siento que soy capaz de atacar en la subida”. Preocupantes declaraciones de suficiencia que pueden ser letales en caso de fracaso en la carrera, y para Boonen fracaso significa ser segundo. La historia demuestra que cuanto más preparas una carrera, peor digieres la derrota. En el Tour de 1990 Geert-Jan Theunisse proclamó que había subido Alpe D´Huez “100 veces” y que iba a ganar la etapa. Ni se le vio y su carrera acabó consumida entre escándalos de doping pre-Epo y carreras de alcurnia como la Vuelta a Asturias, con todos los respetos. Y hay miles de ejemplos más.

A Boonen, el chico tímido con el que me pude fotografiar en la Vuelta 2003, no lo reconoce ni el más viejo del lugar. Rodeado de un cordón de seguridad, alentado por sus fieles (Hulsmans: “simplemente, no puede perder la Milán-San Remo”), empieza a escupir declaraciones al mismo nivel que las que profería Virenque en 1997, Pantani en el Giro 1999 o Simoni en la vigilia del Tour 2003, por poner unos ejemplos. Es la fanfarronería del poderoso que cree que todo lo puede, del niño encumbrado, del ciego que cree que todas las carreras son iguales. A Boonen le vendría bien saber algunas cosas: sólo cuatro corredores han conseguido ganar la Milán-San Remo con el maillot arcoiris. Se trata de Binda, Merckx (dos veces), Moser y Saronni. Nombres en la historia del ciclismo, igual que el suyo, el único capaz de ganar Flandes, Roubaix y Mundial en la misma temporada. En los últimos 15 años sólo un corredor ha ganado una gran clásica con la carga del maillot que porta Boonen (Camenzind en Lombardía 1998). Si un corredor importante y veloz ataca en la Cipressa (S.Sánchez, Astarloa, Ballan, Rebellin) ¿cúal es el corredor del Quick Step que irá a neutralizarlo? ¿Bettini como en el Mundial de Madrid? Aunque la Milán-San Remo es como un mecanismo de relojería (ver los posts del año pasado) hace falta saber poco de ciclismo para hacer las declaraciones que está haciendo estos días Boonen. Hasta que no se cruza la línea de meta la carrera no está ganada (Zabel en 2004), y todos pueden ganarla.

Sin embargo, hay una lectura positiva de todo esto. Boonen ha preparado la San Remo a tope, con todo lo que un corredor puede poner. Si fracasa se quedará obsesionado, como le ha pasado a tantos corredores con algunas carreras del calendario. Al margen de que se hayan construido un palmarés de espesor en múltiples jornadas míticas, siempre queda la espina de una carrera indomable, que se escapa de manera cómica un año y otro y otro. La San Remo tiene entre sus cortejadores más recientes y desafortunados a Argentin o Bartoli, mientras que a Cipollini le concedió sus favores tras 14 años de romance. El Mundial ha querido y rechazado a Indurain, Bartoli o recientemente a Bettini. Para el aficionado al ciclismo, lo mejor es que no gane Boonen, por la diversión que puede proporcionar verlo participar un año detrás de otro buscando una carrera que lo da y lo quita todo. A mi no me parece un corredor de San Remo, una carrera que siempre exige años de aproximación. En los últimos 15 años sólo un corredor ha repetido, el enorme Zabel. Todos los últimos ganadores han hecho méritos por medio de puestos de honor y Boonen apenas si ha empezado su aprendizaje. Su mentor, el muy dopado Johann Museeuw, le dejó en legado la antorcha del ciclismo flamenco y un rosario bendecido por el Padre Pio, pero también una lección clara: dejó de disputar la San Remo para ganarla en 1997, tras escapar por los pelos de la brutal caída en el sprint. Y tan contento. Vamos a ver que pasa, pero yo apuesto a que Boonen no gana la San Remo.

15 marzo, 2006

Hagan juego

Última etapa de la Tirreno-Adriático dentro de las coordenadas. Líder escoltado por su equipo hasta los tres últimos km. y, una vez dentro de la amnistía de los jueces ante pinchazos o caídas, vía libre para los equipos de los sprinters. En San Benedetto del Tronto saben mucho de esto. Es el final tradicional de la carrera en una recta de dos km. típica de paseo marítimo: palmeras, algo de arena y muy poco público. La que fuera la perla del Adriático del turismo italiano de sol y playa es una vieja ciudad balnearia abandonada por los alemanes y británicos. Estos, hartos de pagar 12€ por un simulacro de pizza servida con las uñas negras y de tomar el sol en una playa-vertedero que la marea no limpia, han emigrado a Croacia, España u otros destinos mediterráneos, mucho mejor comunicados y más baratos. Lo único que queda es una cita anual con parte del mejor ciclismo del mundo.

Allí han ganado Zabel, Vainsteins, Svorada, Cipollini, Freire y Petacchi, que ayer repitió con suma facilidad. Lanzado brillantemente por Velo y por el alemán monumental, el vigente campeón de la Milán-San Remo sacó una bicicleta de ventaja a McEwen, incapaz de remontar ni un metro. Es más, ante la posibilidad de perder la segunda plaza se volvió refugiar a rueda de Petacchi por la remontada de Hushvod, que el noruego es grande y no se le pueden meter codazos. Sin lanzador, el australiano se había pegado al tren del Millran con sus técnicas habituales: frenazos, escoramientos al límite de la adherencia de las ruedas y algún grito, aunque las tomas aéreas no permiten apreciar este extremo. Hasta entonces había pasado escondido toda la carrera, llegando siempre el último del pelotón. Ahora es otro cliente más para la San Remo, igual que el ragazzo Paride Grillo, tercero ayer y con trayectoria similar a McEwen en la Tirreno-Adriático. La general final para el joven Dekker, que se ha apresurado a declarar que este sábado trabajará para devolver el favor a Freire: no es un detalle menor teniendo en cuenta que Dekker el viejo ha andado muy fuerte en Niza (8º final, varias veces al ataque) y que siempre ha sido un espíritu libre en el Rabobank. Segundo Jaksche, el alemán comodín de Manolo Saiz que siempre es un seguro para buenos puestos en carreras de una semana y tercero Ballan, que ayer se lamentaba del descenso mojado en la crono (como si los demás lo hubiesen afrontado seco) y apuntaba a San Remo. En el Lampre, su equipo, cuentan con sprinters que pueden asegurar un buen puesto al sprint, como Bennati o Napolitano, pero la estrella emergente que es Ballan lo intentará de lejos: le salió bien el pasado 14 de febrero, cuando ganó el Laigueglia, la piccola San Remo. Una rueda peligrosa y a seguir.

Acabó la Tirreno-Adriático y, como pasa siempre en esta carrera, el elenco de vencedores se difumina por la presencia gigante de la proximidad a la carrera de un día más importante del mundo. Todo son referencias, indicios o síntomas para intentar adivinar el resultado de la gran cita del sábado. Sin embargo, no quiero dejar de reseñar algunos movimientos extrañísimos de este principio de temporada en el Discovery Channel. El año pasado el equipo anduvo fatal de febrero a abril. Este año han colocado entre los diez primeros de Paris-Niza a Azevedo, Rubiera y Danielson. En la Tirreno Savoldelli acaba cuarto, Hoste hace segundo en la crono (¿¿??) e Hincapié, que no irá a San Remo (¿¿??), sprintó ayer por la bonificación de una meta volante para ascender en la clasificación general del décimo al octavo puesto. El gesto del americano no tiene precendentes en un corredor de su talla y por una posición de ese tipo, y las únicas explicaciones que me vienen a la cabeza es la aspiración de Discovery por ser el mejor equipo ProTour (y no sólo del Tour, permítanme el juego de palabras) o del propio Hincapié para la general final de esta challenge. En todo caso, la banca está abierta. No hay un favorito claro pero todos los favoritos han mostrado sus cartas. De aquí al sábado, hagan juego señores.

14 marzo, 2006

Bertagnolli aprovecha una segunda oportunidad

La historia de las etapas canceladas es larga y prolija. Siempre abre la posibilidad del “¿y si....?”, porque cambia el desarrollo inicial de la carrera, a veces de sus protagonistas. Una etapa pirenaica cancelada en la Vuelta 1991 dio el triunfo a Mauri y evitó que Indurain consiguiese su primera grande: dos meses después se aprovecharía de su supuesto anonimato para escaparse camino de Val Louron. Es sólo un ejemplo, claro. Ayer se tenía que subir San Giacomo, en los Montes de la Laga, pero el mal tiempo que azota estos días Italia había convertido la carretera en una pista de esquí y los organizadores cambiaron el final por el clásico de Torricella Sicura, una etapa fija de la Tirreno-Adriático desde 1998. Con el camino despejado, Thomas Dekker ganará hoy su primera vuelta Protour tras haber estado muy cerca en Benelux el año pasado. Nunca sabremos si Jaskche le hubiese podido desbancar, o incluso el propio Ballan, pero lo que si que está claro es que este triunfo afianza la carrera del talento holandés, quizás prematuramente ya que sólo cuenta con 21 años.

Torricella Sicura vio en 1998 una prodigiosa victoria de Sorensen, por entonces corredor bandera del Rabobank junto con Boogerd, que a su vez ganó en 2000. El infatigable corredor holandés realizó ayer un control de la carrera asombroso, llevando a su líder en volandas y evitando cualquier posible ataque. Cuando se retiró, saltó como un rayo Bertagnolli, directo hacia la victoria. En la tercera etapa, la de Paglieta, el italiano intentó lo mismo pero aquel día Boogerd tenía como misión ayudar al sprint de Freire, y se cebó en su persecución. Sin ese rival, la victoria de Bertagnolli vino fácil y por descontado. Petacchi entró segundo, Ricco tercero y cuarto Pozzato, los tres repitiendo puestos ya saboreados en la misma carrera. ¿Y Freire? Dentro de la máquina que es el Rabobank le tocó trabajar para su líder, y sacrificó sus buenas posibilidades de victoria poniéndose al servicio de Dekker. No es mal espectáculo ver trabajar de gregario al tricampeón del mundo. Mantuvo un ritmo muy vivo durante los primeros compases de la ascensión, con el pelotón en fila india y perdiendo unidades. El regreso a nivel competitivo del fenómeno cántabro es la mejor noticia de esta carrera. Quedan cinco días para la San Remo y todos los favoritos han mostrado sus cartas. Hace un año, en este mismo final, Freire ganaba su tercera etapa consecutiva. Después Petacchi ganaría otras tres. La prensa tituló “Duelo Petacchi-Freire”. Y Petacchi ganó el combate decisivo. Este año sería “Guerra entre Petacchi, Freire, Boonen y Hushvod”. Eso sin contar a corredores como Davis o el propio Bertagnolli, que pueden jugar muy bien sus cartas. La etapa de hoy será el prólogo de la Milán-San Remo, todo el mundo tiene ya el pensamiento en la carrera.

13 marzo, 2006

Landis y su tesoro

Eddy Merckx adelgazó mucho y repente, quizás estén ahí las causas de sus últimas declaraciones. Tras conocer que le había regalado una bicicleta a Fidel Castro mientras loaba su figura histórica (¿intereses comerciales? Creía que fabricaba bicicletas de lujo), hace unos días dijo que veía a Landis “muy fuerte” y “capaz de ganar el Tour”. A la espera de que sus declaraciones proféticas se vean corroboradas por la realidad, lo cierto es que el americano de 30 años ha ganado la Paris-Niza, su primera victoria de verdad entre profesionales. Supergregario de Armstrong hasta los 28 años, el año pasado fracasó rotundamente como líder del Phonak, especializado en fichar a domésticos del heptacampeón americano. Ya en 2004 fue líder de la Vuelta y se disolvió como un azucarillo, en 2005 iba fuerte en Dauphiné hasta que una crisis en el Joux Plane dejó planos de su cara a punto de llorar, para después cumplimentar un Tour anónimo y a rueda de los favoritos. En su equipo le han cambiado la preparación y de momento ha ganado las dos vueltas en las que ha participado, California y Paris-Niza. De ahí a que pueda ganar la gran cita de julio...pues media un mundo.

Sus rivales en la clasificación general fueron incapaces de desencadenar ninguna acción significativa para destronarlo. Nada que reprochar a Patxi Vila, porque era la primera vez que se veía en esas lides, pero si al Euskaltel de Samuel Sánchez, un corredor que debería estar cansado de obtener buenos puestos en esta carrera y en otras del mismo nivel. La etapa del sábado la ganó brillantemente Kasheskin ante la legión de eternas promesas francesas (Casar, Chavanel), mientras que el domingo Markus Zberg, un veteranísimo del pelotón que siempre consigue un buen puñado de puntos pero poquísimas victorias, conseguía imponer su reducida velocidad en un final tan prestigioso como el boulevard des anglais en Niza. Boonen se había ido a casa, y no porque estuviese lejos. Vive desde hace unos meses en Montecarlo por motivos fiscales y se ha llevado a cinco superfieles a volver a explorar los kilómetros finales de la San Remo, que tampoco están lejos. No deja de ser significativo que la única superfigura de la carrera se autoexcluya sin alegar ningún motivo y nadie clame al cielo. La Paris-Niza ha vivido mejores tiempos, y eso es algo que se ve con sólo mirar la clasificación final.
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El sprint del sábado en la Tirreno-Adriático fue realmente increíble. Petacchi contaba con todos los ingredientes: sus lanzadores, un final llano-llano que más no se puede (un paseo marítimo) y las ganas, quizás lo más importante. A falta de un km. Freire iba perfectamente soldado a rueda del superclase italiano, al que todavía le quedaba un gregario y Zabel, que es mucho más que eso. Con 500 m. para meta empieza a progresar por la izquierda Enrico Degano, el sprinter del Barloworld. A su rueda lleva un cliente difícil, muy difícil: el enorme noruego Hushvod. Sin tiempo a reaccionar, y cuando Degano acaba su gasolina, se pone a competir de tú a tú con Petacchi, al que le falta “punch”. A falta de 50 m. Freire saca su increíble cambio de ritmo y a punto está de colarse entre los dos colosos del sprint, pero se cierran no intecionadamente y el menudo cántabro deja de pedalear ante el serio riesgo de caída. A 10 m., según se ve en la foto-finish, Petacchi estaba para ganar la etapa, pero sin embargo es Hushvod el que cruza primero la meta. En declaraciones a la periodista RAI, que parece sacada de Corazón, corazón, el sprinter del Millran se muestra desolado por haber fracasado, en unas declaraciones en las que me parecía estar escuchando a Bugno. Pedía perdón al equipo, a la afición y a la carrera. Increíble.

En la crono de ayer, 20 km. sin apenas dificultades orográficas, gran prestación de Cancellara. El CSC tiene la mejor nómina de contrarrelojistas del pelotón, no en vano Julich ya había ganado el prólogo de Paris-Niza...y todavía tienen a Voigt, Basso y Zabriskie. A 3” Leif Hoste, el espigado belga que fue segundo en Flandes en 2004 tras ir escapado todo el día y que milita ahora en el Discovery. Tercero el gran favorito, el veinteañero Thomas Dekker que ahora es el líder de la general. Hoy se sube el monte de la Laga, una subida ya conocida en el Giro de Italia: aquí ganó Pérez Cuapio en 2002. Los rivales del Rabobank son varios y numerosos: un Ballan que crece por momentos, Savoldelli que es cuarto en la general, Rebellin...pero sobre todo Jaksche. Habrá batalla y espectáculo. Veremos de que pasta está hecho el pequeño campeón holandés ante el mayor desafío de su corta carrera.

11 marzo, 2006

Freire está listo

La etapa salía del centro de los Apeninos, en Avezzano, para llegar a las orientales, Paglieta. Apenas 100 km. en línea recta pero con una diferencia de temperatura de 18º. En medio, un puerto de montaña a mil y poco metros. Los corredores, asustados por los bajísimos 3º de la salida, intentan mediar con el director de la carrera para evitar el tránsito del sistema montañoso, ofreciendo a cambio dar una tercera vuelta más al circuito final. Los árbitros internacionales se niegan en redondo, y con razón. Fue Miguel Moreno el que le dijo a Virenque en 1995, en la etapa de la Vuelta que acababa en Luz Ardiden, que tenía la obligación de montar en bicicleta porque era su trabajo, que bajarse era una cobardía y un descrédito para el deporte. Consiguió que el francés irreverente continuase una etapa con un frío atroz, pero a base de manotazos y patadas. Acabó 5º en la Vuelta, su tercer mejor resultado en una grande. Es dudoso que alguna vez se lo agradezca, y estoy seguro de que existen muchos otros ejemplos de la misma situación. ¿Quién lideraba la protesta ayer? Bettini. Con palmadas en la espalda, sonrisas y frenazos delante del pelotón amagando interrumpir la carrera. “Allora siete tutti sclusi dalla corsa!!!!”, bramó el orondo organizador italiano que, por amor a este deporte, a veces tiene que mediar con situaciones de este tipo. Amotinados porque hace frío, al mismo tiempo que pensando en Bélgica y sus tesoros. Basta de hipocresía. Y todos a correr.

Bettini, en todo caso, siempre se sale con la suya. Bajando el puerto, que no estaba nevado ni mucho menos, cae delante suyo el gran danés Bak. No lo puede evitar, lo embiste y tiene que abandonar la carrera. Como decir: “si, no estaba nevado, pero la bajada era peligrosa. Yo tenía razón”. Puede dar gracias. En Frascati fue O´Grady el que dio con el cuerpo en el suelo y se pierde toda, toda la temporada de clásicas. Clavícula y cinco costillas. Para el campeón olímpico, un fuerte golpe en el glúteo que no compromete su participación en la Milán-San Remo. Y encima sale como un héroe. Un campeón en todos los terrenos, que duda cabe. El caso es que la carrera se quedaba huérfana de su dominador y líder. A falta de un km. para meta, en medio de un paisaje fabuloso con un verde muy parecido al del norte de España, Flecha acelera el ritmo seguido por Boogerd. Tercero es Bertagnolli, que salta con fuerza soltando a Freire; este prefiere que sea el gran holandés estandarte del Rabobank el que neutralice al italiano del Cofidis. Lo logra en un primer momento y un segundo, pero en el tercero ya flaquea y el grandísimo Oscar Freire se suelda a la rueda de Astarloa, que salta para superar a Bertagnolli. 100 metros para meta y el vizcaíno sigue en cabeza, Freire se pega a las vallas y aunque la pésima realización de la RAI nos regala un sprint enfocando al culo de los corredores, la victoria esta cantada. Cruza la línea de meta extenuado, apenas si puede alzar un brazo. Rendido, Astarloa agita la cabeza (ya fue segundo en Paglieta en 2004, detrás Bettini) a pesar de su gran rendimiento, mientras que por detrás entra tercero Ricardo Riccò. El italiano, campeón nacional sub-23, se drogaba tanto en su categoría que lo tuvieron que suspender dos veces y ningún equipo profesional transalpino lo quería. ¿Dónde ha pasado como neoprofesional? En el Saunier Duval, el hospicio de la caridad para las causas perdidas.

Oscar Freire es grande, muy grande. Nos daremos cuenta cuando ya no esté, como con Indurain. Cuando salgan corredores que aspiren a sus mismos objetivos y apenas se acerquen, porque lo que hace el tricampeón del mundo no está al alcance de todos. Ayer fue, sin lugar a dudas, una de sus mejores victorias. Un sprint sostenido, en ascensión (5%), remontando y machando a gran parte de las estrellas del pedal. ¿Dónde estaba ayer Pozzato, que en Frascati se quejaba de tener que trabajar para Bettini y no poder aprovechar sus buenas piernas? ¿Dónde estaba Garzelli? ¿E Hincapié, que venía con dos victorias en California, una de ellas en montaña? ¿Y el dominador de la Het-Volk, Gilbert? ¿Y Rebellin, con la forma ya a punto? De Zabel al menos sabemos que ayudó en lo que pudo a Petacchi, ayer brillantemente sexto. En medio, Nocentini y Ballan, un corredor que cada día gusta más. El único que estuvo a la altura del desafío fue Astarloa, y también da pena que Freire le haya ganado directamente a él. Ya pasó el año anterior con Vicioso, fulminado en los metros finales de la etapa de Frascati. El cántabro tenía hambre de victoria. En Mallorca acababa malamente las etapas, en Andalucía se descolgaba en los km. finales, incapaz de seguir el ritmo de los sprinters; ha pasado tres semanas entrenando en casa y ha hecho 10º, 7º y 1º. El Oscar Freire de siempre, el mismo que ha estado casi un año sin alzar los brazos por las sempiternas lesiones. Un Freire que presenta su candidatura para San Remo y para lo que venga después, porque tras su exhibición del año pasado en Brabante y en Flecha (5º) tiene todo un elenco de carreras a su alcance. Por lo que significa y por como la ha conseguido, esta es una de las mejores victorias, pero lo mejor es pensar en las que vendrán. La imaginación es poderosa, tanta como para asumir que la etapa la hubiese ganado Bettini.
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La Paris-Niza llegaba a Digne-Les Bains, la misma etapa que ganó Moncoutie en el Tour del año pasado. En la ascensión final al Col de Coroubin Landis se quedó solo rodeado de todos sus rivales, pero nadie atacó. Vila, por ejemplo, tenía con él a Petrov y otro más. Ataca Poosthuma, el ganador en Cannes en 2005 y sale tras él Joaquim Rodríguez. El catalán, que sigue siendo joven a pesar de los años que lleva cosechando puestos y victorias, se lanza como un poseso en el descenso y consigue su segunda etapa de la Paris-Niza tras el triunfo de 2003. Uno de los fichajes estrella del Caisse d´Eparge junto con Zaballa y Pereiro, es un corredor que combina la capacidad de escalar con una notable velocidad y visión de carrera: en su palmarés figura la etapa de Plà de la Vuelta 2003, la Semana Catalana y un segundo puesto en San Sebastián. En Saunier tenía la carrera un poco estancanda, esperemos que su notable triunfo de ayer le sirva para destaparse.

10 marzo, 2006

Quick Step Show

Hasta el color del maillot se parece al del Mapei. Ayer el Quick Step ganó en las dos carreras que se disputan en estos días, las dos del ProTour y las dos con muchos aspirantes. Al estilo del Mapei, aquel equipo-factoría que antes de desaparecer -ayudado por el doping de Garzelli en el Giro 2002- había creado un vivero de corredores que ahora inundan el pelotón. Hubo días en los que consiguieron hasta tres victorias en tres carreras diferentes, y el plan de Giorgio Squinzi consistía en repetir ese monopolio concentrando todos los corredores con posibles. El Quick Step es el sucesor.

En la cuarta etapa de la Paris-Niza Tom Boonen consigue su tercera etapa y la décima de la temporada. Conviene recordar que el año pasado obtuvo 14 victorias, incluyendo el Mundial a finales de septiembre. No ha llegado la temporada de clásicas y el fenómeno belga va camino de igualar sus 20 triunfos de 2004. El sprint no tuvo ninguna historia, hasta el punto que se repitieron los mismos puestos de la segunda etapa, con Davis y Napolitano de comparsas. Boonen es un fenómeno, sí, pero hay que recordar que no tiene ningún rival de categoría en carrera. Mientras tanto, la Tirreno-Adriático tiene tantos sprinters que alguno parece que no esté compitiendo, y eso que están en forma: me refiero a corredores como Eisel o Mc Ewen. La culpa, sin lugar a dudas, es de los directores deportivos. Han sacrificado opciones reales de victoria (Eisel ya ha ganado a Boonen en Qatar, por ejemplo) por la mala planificación de llevarlos a una Tirreno donde ningún final es en llano. Y mientras tanto, de comparsas en el Bettini-show.

Que a nadie le quepa ninguna duda. El triunfo de ayer de Paolo Bettini en la segunda etapa de la Tirreno-Adriático fue una maravilla de las que sabe hacer este corredor. Que sea el más fuerte de la carrera, como atestigua su liderato y sus dos etapas consecutivas, ya es otro cantar. La etapa venía marcada por una fuga compuesta por Cheula, Casar, Rubén Pérez del Euskaltel y Contrini. Al inicio de la ascensión al monte Tuscolo, cuya cima estaba a siete km. de meta, el rodador del LPR se queda sólo y corona con medio minuto sobre el pelotón, suficiente para un corredor como Contrini acostumbrado a obtener victorias con escapadas regulando su fuerza. Además, se ve favorecido por la caída de Agnoli (21 años, un joven prometedor del Naturino) en pleno descenso, que frena el ritmo del grupo.

A 200 metros para meta el trabajo de Velo y Petacchi del Millram para Zabel cumple sus frutos y Contrini es neutralizado cuando ya acariciaba la victoria. La carretera picaba hacia arriba y el italiano se atragantó. Sin tiempo para pensar, Bettini aprovecha el momento de impás y sale por el lado contrario del grupo como una llamarada, directo a la victoria. Una decena de pedaladas y pone entre él y el grupo unos metros insalvables. Un gran triunfo fruto de la astucia y de la fuerza, que duda cabe. Zabel estaba muy bien situado, pero tuvo miedo de lanzar el sprint y comerse todo el viento de los últimos 200 metros. Soldado a su rueda, y espectador privilegiado de la jugada de Bettini, un sólido Freire que pudo, por hueco y creo que por fuerzas, salir tras Bettini. En vez de eso, se quedó a rueda de Zabel y después perdió algunas posiciones ante Ballan y Khalivov, cuarto en la primera etapa y tercero ayer. Por alguna razón, Freire ha evitado un duelo directo con Bettini, que está un punto por encima de los demás pero que sigue sin estar super. Hoy sigue el duelo en Paglietta, una meta donde el italiano ya se ha impuesto dos veces: en 1999 con un extraordinario Bartoli trabajando para él (eran otros tiempos, nada hacía presagiar su enesmitad) y en 2004, convertido ya en la figura del ciclismo que es por méritos propios. Es muy probable que continúe su dominio, pero el domingo hay una crono y el lunes un final en alto. Ahí será cuando veamos al más fuerte de la carrera.
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Al parecer Boonen ha declarado en meta, refiriendose a Bettini, que "en San Remo seremos primero y segundo. Lo que no sé es el orden". Ya veremos, ya veremos.

09 marzo, 2006

Bettini gana, Freire pide turno

Había demasiados corredores con posibilidades reales de ganar en Tívoli como para dejar que llegase a meta la escapada típica. Formada por Simeoni y los neoprofesionales Priamo (del Panaria) y Rojas –adoptado y cuidado por Manolo Saiz tras la muerte de su hermano-, cabalgaron en solitario durante la mayor parte de la jornada para ser cazados justo antes de empezar la subida final. El Liberty ha comenzado muy fuerte la temporada (tres segundos puestos en las tres primeras etapas de Paris-Niza) y los jóvenes del equipo tienen como misión ir siempre por delante, recuperando en parte el espíritu de los primeros tiempos de la ONCE. En Tirreno no tienen un bloque tan fuerte, aunque la presencia de Jaksche da alguna aspiración a la general final. Da lo mismo, la actitud de los jóvenes del Liberty es digna de encomio.

El inicio de la ascensión se hizo más duro por el ataque del veteranísimo campeón belga Baguet, este año en el Quick Step. Rápidamente, Bettini a su rueda dejando claras sus aspiraciones. Por detrás, Petacchi trabajando para Zabel, al que en teoría se adaptaba mejor este final de etapa. Tras una serie de pequeños ataques, se queda por delante Boogerd marcando el ritmo, seguido por Pozzato y Flecha. Freire estaba delante y respondiendo muy bien. A falta de 500 metros acelera el ritmo Andrea Molleta para Rebellin, Bettini sale muy bien y se encamina hacia la victoria. Freire se queda sin fuerzas y Zabel remonta espectacularmente para entrar segundo, seguido por Hushvod. Por detrás, la legión italiana. Bettini está agotado tras su triunfo, celebrado a la manera del pistolero y silbando, pero muy contento. Coquetea con la posibilidad de repetir mañana, se queja a la periodista RAI de que sólo le entrevista cuando gana (“pero si ganas siempre, Paolo”: no hay nada mejor que la lisonja para el vanidoso) y dice que está en forma. Yo creo que no. Ha sufrido mucho y ha trabajado mucho con la cabeza, como sabe hacer cuando no está super. Por actitud y coherencia, al Bettini de las grandes ocasiones le hubiese salido irse solo a falta de un km, incluso hizo un amago. En vez de eso, espero al cómodo ritmo de Boogerd y después se aprovechó del trabajo del gregario de Rebellin. Muy inteligente y astuto, pero lejos del campeón olímpico que gusta de exhibir su buena forma cuando la tiene. De cara a las próximas etapas debería estar preocupado.

Freire ha estado muy bien. Le han faltado las fuerzas para el sprint final, pero ha aguantado toda la ascensión en la cuarta posición. Cerrado contra las vallas, no ha querido arriesgar al máximo y visto el trabajo de Boogerd y Flecha estoy seguro de que le volveremos a ver. Hoy mismo, por ejemplo. Hushvod ha corrido solo como siempre y ha dado la impresión de necesitar unos cuantos metros más para coger velocidad. Rebellin ha demostrado que el buen llegador de siempre y los finales nerviosos de la carrera le van muy bien. Petacchi no ha mostrado su potencial en un final de estas características, Garzelli ha acabado muy bien y Astarloa iba muy bien situado a rueda de Freire hasta que se quedó encerrado en la misma maniobra que el tricampeón del mundo. En cuanto a Zabel, sigue siendo el mejor. Se fue del T-Mobile porque ya no tenía el apoyo incondicional de sus dirigentes y ahora tiene la posibilidad de seguir dando batalla con 35 años. Desde hace dos temporadas gana poco, muy poco, pero selectísimo. Esta misma temporada lleva ¡siete! segundos puestos y, lo mejor de todo, se ha quedado como líder único para las clásicas. Celestino se ha roto la clavícula en la segunda etapa de la Paris-Niza (¡cuando siempre ha sido un hombre de Tirreno!) y el gran alemán va a poder afrontar el norte sin tener que ayudar a los irregulares Kessler, Klier o Wesseman. Zabel siempre está ahí, y este año más. El corredor eterno. Bettini se lleva la victoria, pero es muy dudoso que esta Tirreno acabe con el 3-3 de la edición 2005 entre Petacchi y Freire. ¡Menuda nómina de aspirantes a etapa!.
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Está claro que ayer me equivoqué al programar el vídeo para grabar la etapa. En la Paris-Niza ha habido batalla de la buena y han llegado por delante Patxi Villa y Floyd Landis. Del americano sabíamos que estaba en buena forma y no es ninguna sorpresa, pero el triunfo del supergregario de Simoni y ahora de Cunego es una noticia magnífica. Pasado a profesionales muy veterano con 25 años en el Banesto, hizo las maletas en 2003 al Lampre, donde se ha cimentado una merecida fama en el Giro de Italia como buen escalador y trabajador. Es su primera victoria y es la mejor del ciclismo nacional en lo que va de temporada. Visto de manera más general, el triunfo en la Paris-Niza entra dentro de la buena tónica de corredores españoles en las últimas ediciones, con triunfos de etapas cada vez más frecuentes. Que nadie se olvide que entre la victoria de Indurain en 1990 y la etapa de Etxebarría en 1998 solo Montoya estuvo cerca en 1994. Desde entonces, podios de Santi Pérez, Mancebo, Zarrabeitia, Valverde, Zaballa, etapas de Pereiro, Horrillo, Bernabeu (seguramente dopado, pero no le quitaron el triunfo), Reynés...como si fuese coser y cantar. Y no es así.

El triunfo de alguien como Villa tiene que ser contextualizado en el enorme paso adelante del ciclismo español, cuya mejor unidad de medida es la capacidad de alzar los brazos en carreras de la talla de la Paris-Niza.No es broma. Tercero a 1´16” Samuel Sánchez, con el mismo tiempo que Colom, quinto. Séptimo Rubiera seguido de Zubeldia y Luis León, a 1´26”. El murciano se verá perjudicado de cara a la general por el tiempo que perdió remolcando a Contador, pero todos los demás tienen serias opciones de acabar entre los diez primeros de la Paris-Niza. Y salvo los euskalteles, todos forman parte del “pelotón” en minúsculas.

Para los muy proanglosajones de cyclingnews.com, Landis está a un tris de ganar la carrera. Tras su flojera de piernas en la Dauphiné Liberé no se había vuelto a ver en esta situación, salvo en la interesantísima Vuelta a California, ese objetivo de la temporada para todo corredor jefe de filas. Una cosa está clara: el Phonak va ir al Tour con Botero a tope y al estadounidense le toca estar fino de aquí a mayo. Su programa pasa por Criterium, Georgia y el Giro de Italia...más claro, agua. Al margen de lo que pueda intentar Patxi Villa en la oportunidad de su vida (segundo a 9”), el yanki se va a tener que defender de las acciones conjuntas de Samuel y Haimar ( a 1´13” y 1´37”) y de Azevedo y Rubiera (a 1´35” y 1´40”). Con un equipo compuesto por Merckx (muy bien situado a 1´47”), Moerenhout, Elmiger, Moos y Jalabert no debería tener problemas, pero considerando que está Juan Fernández al mando cualquier cosa puede pasar. La victoria no está descontada, ni mucho menos.

08 marzo, 2006

La Tirreno-Adriático ya ha ganado

Hoy empieza la carrera por etapas más prestigiosa de Italia, la Tirreno-Adriático. En sí mismo, este dato no tiene mucho mérito ya que el país transalpino no destaca por la calidad de sus vueltas: la Semana Coppi-Bartali, el Giro del Trentino y Brixia Tour, todas con un puñado de años de existencia y aspiraciones limitadas. Incluso la Tirreno-Adriático sólo tiene 41 años de antigüedad, pero su condición de aproximación a la Milán San Remo, el declive de la Paris-Niza en los últimos años (hace dos temporadas estuvo a punto de no disputarse) y el mejor clima que ofrece ha hecho que en los últimos años se haya aproximado a su gemela francesa, de siempre con mayor prestigio y participación.

Este año, la carrera de los dos mares ya ha ganado a la carrera del sol en cuanto a participación. En la línea de salida hoy en Tívoli se encuentran, además de todo el pelotón italiano al ataque, gran parte de las figuras internacionales que han decidido empezar a pedalear en serio. En la carrera francesa se puede contar a Boonen y poco más: a la tradicional ausencia de italianos (sólo han ganado la carrera con Frigo y el desconocido Camellini en 1946) se suma la espantà de Vinokourov o Valverde, que habían animado la carrera en los últimos años. Además, este año la Tirreno reintroduce la crono y el final en alto, desaparecidos en 2002 tras el triunfo de Erik Dekker. Por su parte, en la Paris-Niza el recorrido carece de estas dos modalidades de etapa, repitiendo un esquema del último año tras las desagradables experiencias de la cronoescalada al Col D´Eze, donde se llevaron el gato al agua absolutamente todos los vencedores. Y después está el clima, claro. El año pasado las etapas de la carrera del sol se vieron recortadas hasta el nivel de carreras de juveniles por culpa del mal tiempo, y este año la amenaza está en el aire una vez que se aproximen al Macizo Central; y esto por no hablar de los corredores embutidos en manguitos y perneras, cuando no gruesos guantes y gorros tapaorejas. No es una ciencia exacta, pero parece que en Italia central suele hacer mejor tiempo a estas alturas del año.

El ganador del año pasado, un huracanado Freire, estará en línea de salida para intentar alcanzar la forma de cara a la Milán-San Remo. El fenómeno de Torrelavega tiene una relación especial con la carrera, parecida a la que mantiene con la ciudad de Verona. En el año 2000, con su primer maillot arcoiris y el contrato fresquísimo con el Mapei, le regaló a Giorgio Squinzi dos etapas de maravilla para que las luciese en la pechera. Salvo en el año 2001, el tricampeón del mundo siempre ha brillado en la carrera italiana, batiendo a Bettini, Cipollini y Petacchi en casa y sin tapujos. No compite desde Andalucía, pero todos sabemos que Freire asimila mejor los entrenamientos que la competición y su estado de forma a día de hoy es una auténtica incógnita. En Tívoli, la coqueta ciudad a las puertas de Roma, saldremos de dudas. Y con ello la carrera obtendrá una nueva victoria.
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Boonen sigue ganando y ganando. Por detrás de él, Allan Davis, Napolitano y Ventoso. El australiano de Liberty Seguros ha sido la única alegría del equipo, puesto que ayer pinchó Contador y entró en meta con 1´13” de desventaja respecto a los favoritos. La París-Niza ha volado, y quizás sea mejor así para intentar conseguir etapas.

07 marzo, 2006

Duelo a distancia

En Andalucía las espadas quedaron en alto, tras dos victorias a favor del italiano y la última, con un golpe de riñones, para el indomable flamenco. Desde entonces, sus caminos se separaron. De Boonen sabemos que ha estado entrenando muy duro por todo el recorrido final de la San Remo, cosa que no se cansa de repetir en un tic que se volverá en su contra en caso de no alzar los brazos dentro de dos semanas. De Petacchi, que se lleva de maravilla con Zabel, y así lo proclaman a los cuatro vientos en cuanto pueden. Como dos tortolitos.

Ayer se desafiaron a distancia. Petacchi competía en Italia en la carrera de su casa, el Giro de Lucca convertido desde el año pasado en prueba de un día. De La Spezia a la ciudad toscana hay apenas media hora de autopista, y el fenomenal velocista italiano prefiere entrenarse por la Versilia y la Lunigliana, que al fin y al cabo de cuentas no se diferencian tanto del recorrido de la San Remo. Una carrera en el patio de su casa, como se dice. El problema es que Cipollini sí que es de Lucca, y el año pasado le mojó la oreja en esta misma carrera, que a la postre sería su despedida. Petacchi se quedó con un amargo sabor de boca y ayer se quiso enjuar al mismo tiempo que ejercía su poder de vasallaje sobre Zabel. En palabras del alemán, “era la primera vez en doce años que tenía que lanzar el sprint para alguien, y estaba nervioso”. Ambos cumplieron como era de esperar, y en la meta el padre de Petacchi, en algo que sólo puede calificarse como una italianada, se fundía en un abrazo con el desconocido alemán. Abrazo de mocos y lágrimas, al estilo Manolo Saiz. Zabel, un poco sorprendido por las cámaras y el señor, mantuvo el tipo como pudo. Por mi parte, creo que voy a consultar esta escena con algún amigo psicólogo.

Con el triunfo muy fresco, media hora después Boonen ejercía su autoridad en la primera etapa de la Paris-Niza, igual que el año pasado. Sin rival serio, Davis, Ventoso (muy bien, su mejor posición en una carrera de prestigio), Rigotto, Napolitano y Steegmans apenas si pudieron ejercer de comparsas en el Boonen-show. Este año ha fichado a Matteo Tossato del tren de Petacchi, y así es prácticamente imbatible. El año pasado había hecho una operación parecida con el fenomenal Guido Trenti, que se abre paso a pedaladas y codazos. Y después está toda la corte belga. O la maldición del campeón del mundo empieza a actuar ya o tenemos maillot arcoiris de aquí a octubre. La victoria de Boonen es una declaración clara y directa a Petacchi: voy a ir a tu casa a ganar con tus mismas armas. Tu tienes a Zabel (cuatro San Remos y dos segundos puestos en su haber) de lanzador, yo tengo a cuatro-cinco corredores que pueden llegar frescos a Vía Roma. El desafío está lanzado y ojalá se sumen más corredores, en especial Freire, para darle más jugo a este duelo que está monopolizando el inicio de temporada.
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Arkaitz Durán, el corredor niño de ese equipo caleidoscopio que es el Saunier Duval, a 17´ en meta. Lo llaman aprendizaje, pero cualquier día se darán cuenta de que en sub-23 tampoco se está tan mal.

06 marzo, 2006

¡Qué bonita victoria!

No hace muchos días le dediqué un post a Igor Astarloa. El comentario no venía motivado por ninguna victoria, sino por la esperanza de que el ermuatarra tuviese suerte y pudiese demostrar su categoría, mucho mayor de la del equipo que representa. La victoria ha llegado en la Milán-Turín y es de obligación volver a loar al magnífico corredor, siempre sonrisas, y que encima levanta los brazos en su tercera carrera de la temporada.

Entre los perversos efectos del ProTour se incluyen algunos cambios de calendario, como el GP de Zurich a octubre para dejar hueco a la relevantísima Vuelta a Alemania o la Milán-Turín a marzo no se sabe muy bien porqué. El caso es que la carrera piamontesa se disputaba siempre en octubre y era una de las carreras más bonitas del calendario: une dos ciudades (¿Por qué no hay ninguna carrera de este tipo en España?), va por unos paisajes bellísimos, tiene la subida a Superga y la colina turinesa, algunas veces acaba en el velódromo Fausto Coppi, otras veces en el parque del Valentino, la mayoría de la veces, como el sábado, en Corso Moncalieri entre hojas muertas de otoño. Esta vez no hubo la imagen más poética del otoño, la misma que acompañó a Astarloa mientras descendía sin pedalear hacia su Mundial en Hamilton, pero si un bonito sol y una bonita prueba atlética.

Tras recorrer el llano padano a 44 km/h, Astarloa ataca en las primeras rampas de Superga y sólo le puede seguir Pellizotti. Con relevos cortos y enérgicos, coronan con 20” de ventaja muy cerca de la basílica barroca. El pelotón ha quedado reducido a 20 unidades y quedan 13 km. para meta, pero es uno de los descensos más peligrosos del ciclismo. Es una carretera antigua, antigua, donde las curvas no han sido jamás retrazadas y cuentan con peraltes; decir Milán-Turín es decir peligro de caídas, donde la más famosa fue la de Pantani en 1995 (cuando tenía un 58% de hematocrito), pero porque le salió un todoterreno de repente. Astarloa, que siempre ha sido un magnífico bajador, encara toda la parte final en cabeza, arriesgando pero no lo suficiente. Es lógico si tenemos en cuenta el largo historial de caídas del vizcaíno (incluso en su Mundial): verse otra vez delante en una prueba importante tiene que provocar escalofríos de emoción y de miedo... Entre una cosa y otra, y gracias a que corso Moncalieri es una larga recta que sigue el curso del Po, empiezan a saltar unidades del grupo ante el fácil reclamo de ver delante la pareja italoespañola. A falta de medio km., enlazan por detrás Celestino (ganador en 2001 y 2003) y Ballan, vencedor del Laigueglia y muy opaco en Valencia. Rivales difíciles y muy rápidos, que saltan hacia el sprint empujados por la adrenalina de neutralizar la escapada tan cerca de meta.

Grave error. El final, en ligera cuesta, hace que Astarloa se embosque detrás de los italianos ávidos de titulares y gloria de cara a la San Remo. A falta de 200 metros (una magnífica fotografía lo demuestra) el maillot rojo del Barloworld sigue por detrás, pero con una serie de pedaladas de auténtico campeón, las mismas que le hicieron ganar un sprint masivo en la Vuelta a Valencia de 2003, se impone con suma facilidad y deja para la posterioridad una de esas magníficas instantáneas en las que el corredor que triunfa está levantando los brazos mientras sus rivales siguen pedaleando por las posiciones de honor. Una victoria de mucho calado ante rivales nada fáciles (Zabel gana el sprint del grupo a 7”, con Garzelli segundo que anuncia sus aspiraciones para la Tirreno-Adriático tras tres semanas en México), en la clásica italiana más antigua y la segunda carrera del mundo tras la L-B-L. Astarloa es grande, sólo necesita un poco de suerte para demostrarlo de nuevo.
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En la Vuelta a Murcia Iván Gutierrez hizo buenos los pronósticos para la crono, con Vinokourov probándose y asustando un poco. Valverde muy mal, a más de un minuto. Al día siguiente, el cántabro todo corazón volvió a atragantarse con la subida al Collado Bermejo y se le escapó la Vuelta por 3” ante Santos González, que obtiene su mejor victoria desde la crono final de la Vuelta a España del 2000. Valverde ayudó a su compañero todo lo que pudo, pero no fue suficiente; Gutiérrez, que había dominado el Mt. Faron, se atraganta con Collado Bermejo. Lo peor no eso, sino pensar en las malas consecuencias psicológicas y de autoestima que esto tendrá para un corredor siempre dado a comerse la cabeza sobre sus auténticas posibilidades. La etapa fue para García Quesada luciendo un lazo rojo “porque Unibet no había sido invitada a ninguna grande” (¿en mérito a qué debería haberlo sido?), pero con Cunego intentando cumplir la operación de marketing de “hijo de Pantani”. 300 metros más y gana en la cima dedicada al corredor convertido en semidios en Italia. La última etapa, otra vez para Haussler.
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Prólogo de la Paris-Niza para Julich, que no se esperaba ganar. Vigente campeón de la prueba y residente en Niza desde hace muchos años, ha batido a Kashechkin (“era mi primera crono con Saiz. Es realmente motivador un director que está detrás de ti gritando durante toda la contrarreloj”), Mc Gee, Contador, Boonen y Samuel Sánchez, en su mejor contrarreloj como profesional. Mucho ojo con él para la general. En todo caso, la victoria de Julich significa que el CSC desembarca en Europa. Voigt tiene la preparación retrasada, pero Basso entró entre los primeros en la Milán-Turín. Y era su primera carrera de la temporada.
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En la Vuelta al Oeste de Flandes (parece increíble hasta que punto se puede dividir un territorio tan pequeño y sacar tres etapas) victorias para Chicchi, McEwen y la etapa final para el superexperto y veteranísimo Nico Eeckhout, que además le sirve para llevarse la general. Otro que escogió hace tiempo ser cabeza de ratón en el Chocolade Jacques antes que cola de león (gregario) en Quick Step o Davitamon.

05 marzo, 2006

ProTour versión 2.0

Este domingo la Paris-Niza y su tradicional prólogo servirán para otorgar los primeros puntos del UCI ProTour. Criticado encendidamente por la mayor parte de los actores del ciclismo y apoyado tibiamente por una minoría, el invento sigue adelante con la amenaza manifiesta de encontrarse en 2007 con las puertas cerradas de las tres grandes. Ha pasado un año y el balance es sumamente negativo: ningún corredor, ni siquiera el vigente campeón, se ha tomado la disputa de la Challenge como un objetivo de la temporada. No es para menos. Di Luca llegó un poco de sorpresa en una temporada clave en su futuro profesional, Boonen estaba a otros asuntos mucho más ventajosos, Rebellin es un clásico de los buenos puestos y las victorias escasas y Ullrich compite dos meses al año, al igual que el ya retirado Armstrong. Esos fueron los cinco primeros del extraño engendro. Los cinco siguientes, una mezcla de gregarios y corredores que producen más escepticismo que realidades concretas (Leipheimer, Julich, Hincapié), junto con Bettini y Vinokourov.

Di Luca va este año a por el Giro (ni siquiera a debutado esta temporada), allá él; Boonen a repetir el año pasado; Rebellin suma y suma puntos como la hormiga frente a la cigarra, mientras van pasando los años; Ullrich va a por el Tour: antes hace la Vuelta a Suiza y después la Vuelta a Alemania y Zurich, no se puede esperar mucho más....y así hasta el infinito. Quizás el máximo favorito para el UCI ProTour de este año sea Bettini, que es un corredor que puede combinar victorias en clásicas con etapas en carreras, aunque le van muy mal las generales. Ganador de las tres últimas ediciones de la Copa del Mundo, directa antecesora del ProTour, sabe aprovechar muy bien el sistema de challenge de la competición. El máximo favorito, y el único. Absolutamente ningún otro corredor del circuito se plantea la competición de la UCI como un objetivo de la temporada. Esta claro que a medida que se vayan repartiendo los puntos habrá sobrevenidos, un poco como Di Luca hace un año: ya que estoy arriba, voy a exprimirme por ser noveno en la Vuelta a Benelux o Polonia, por poner un caso. Que de ahí surja competición ya está menos claro. Di Luca no tuvo ningún rival serio en todo el año, ni uno.

Alguna cosa se ha corregido. El sistema de puntuación de victorias parciales, que el año pasado estaba diseñado por un mono loco o un jugador de badminton (recuerden: un punto por cada etapa en vueltas, tres en las grandes) se ha adecuado a la realidad y los sprinters no se verán perjudicados. Ahora se reparten diez puntos por victoria en el Tour (ocho el segundo y así en progresión descendente); ocho por la victoria en Vuelta y Giro; y tres por triunfo de etapa en vueltas (dos al segundo y uno al tercero). El campeonato del mundo, que en la junta de la UCI de Madrid iba a salir fuera del sistema de puntuación, ha quedado en un limbo del que desconozco si dará puntos o no. ¿Qué cambia el sistema de puntuación? Para la general, muy poca cosa: un corredor que haga octavo en Suiza se lleva diez puntos, los mismos que un corredor que gane tres etapas y entre tercero en otra en la misma carrera. Una locura, una sinrazón y algo de lo que nadie se quiere hacer cargo ¿Ha habido alguno de los responsables del ProTour que haya admitido esos fallos?

Un ejemplo práctico: el año pasado Petacchi acabo 11ª con 128 puntos. Quitamos 3 puntos de sus victorias en Tirreno, 2 de Romandía, 18 del Giro (4 etapas, 2 segundos, 2 terceros) y 17 de la Vuelta (5 etapas y un segundo). Total sin etapas: 128 – 40 = 88 puntos. Con el nuevo sistema de puntuación: 9 en Tirreno, 6 en Romandía, 48 en el Giro (sin contar cuartos y quintos puestos) y 46 en la Vuelta. Total con nuevo sistema: 88 + 109 = 197 puntos, con lo que hubiese acabado segundo del ProTour. El problema es que Petacchi recogió el año pasado unos valiosísimos puntos (40) al ser segundo en Tirreno que es muy difícil que vuelva a repetir, lo que le descarta para la victoria final. Lo que quiero demostrar con esos números es que el cambio hecho en el sistema de puntuación maquilla un sistema de reparto injusto, en el que se ha solucionado un problema para crear uno mayor: la gran diferencia entre la victoria en una grande y en otro tipo de carreras. Sinceramente, ¿es justo que una victoria en la Vuelta valga 8 puntos y en País Vasco sólo 3?. Es más, ¿qué sistema es uno que premia quedar tercero en una etapa del Tour con 6 puntos, como ganar dos etapas en Tirreno? De chiste.

Ah, que el ProTour es más que una challenge, que también está la liga cerrada de equipos. Si, muy bien ¿pero merece la pena recordar el aniversario?
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Los primeros tres puntos para Julich. Mañana comentario de Murcia, Eeckhout y Astarloa, como no.