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31 julio, 2007

Contador, elegido ganador del Tour de Francia

¿Ustedes votarían a un político formado en la cantera de un partido disuelto por corrupción masiva? ¿Votarían a un joven valor que ganó en plazas electorales difíciles con asistencia de las redes clientelares de ese partido? ¿Que no ha roto con el líder de esa extinta formación? ¿Éligirían a un político que ficha por el más corrupto de los partidos, el que tuvo una tiranía de siete legislaturas consecutivas? ¿Un partido que cuenta con inmunidad parlamentaria y residencia política en las Seychelles? ¿Optarían por candidato a un político que se cambia de formación para ayudar a un corrupto y un mentiroso, que hasta hace tres meses iba camino a ser elegido nuevo presidente? ¿A un político que hace uso electoralista de una enfermedad congénita? ¿Depositarían su voto a un candidato que escribe una carta abierta en donde no niega haber hecho uso de la corrupción? ¿En un político que va de segundo cabeza de lista y acaba primero, pero su jefe de lista tercero, tras pasar seis años en formaciones menores? ¿Votarían a un político que no se presenta a las generales para ganar, sino para "ir aprendiendo", y que al final parece que le quedan cortas? ¿Le votarían? ¿En serio?

Bueno, pues da igual lo que opinen. Alberto Contador ha sido elegido. Es el nuevo presidente. Estamos ante el primer vencedor del Tour de Francia por decisión arbitral. Las raíces del mal se encuentran la deficiente instrucción del sumario de la Operación Puerto, y también al Tour de Francia, incapaz de generar los jugos gástricos para deglutir otro escándolo de un candidato, pero muy capaz de que esos mismos líquidos provoquen el vómito. La decisión de la UCI -y el Tour asistiendo- de expedir bulas exculpatorias poco antes del inicio de la campaña electoral a las presidenciales 2007 tienen la culpa. En esa decisión, donde entre otros salieron exculpados de corrupción Aitor Osa, Valv (Piti) o el Excelentísimo Señor Don Alberto Contador, a pesar de las evidentes pruebas que desaconsejaban esta especie de Ley de Punto Final, está el triunfo de nuestro nuevo líder. ¡Larga vida al nuevo líder! ¡A pesar de que nunca tuvo que tomar la salida!

El secreto de su increíble habilidad para salir flotando entre la corrupción general que atenaza al sistema es su juventud, su auténtico salvaconducto. Desde el Tour, y abiertamente, se dijo que Rasmussen era un mal candidato y que mejor apostar por la juventud, aunque tenga las venas de caucho, casi tanto como el danés espectral. Quitaron un líder y ahora tenemos otro, porque la maquinaria de la propaganda es así. Mejor que sea joven, una puerta a la esperanza: el sistema se autoregenera. Un presidente destinado a perpetuarse -algunos hablan de una cifra fabulosa de mandatos consecutivos-, más que nada porque milita en un partido político intocable, una formación que nunca ha dado ningún caso de corrupción, y que en estas generales ha sacado el octavo escaño con un candidato que se ha pasado la campaña pegando carteles en todas las jornadas.

Han sido unas elecciones generales groseras. El vencedor final venía de ganar elecciones regionales desde marzo, pasando por distritos electorales tan difíciles como Niza, País Vasco, la Bélgica francófona o incluso un sexto puesto en Dauphiné, los comicios definidos como las primarias de las generales. Daba igual el posible agotamiento del candidato. En la tercera semana de elecciones daba la impresión de ir incluso más fuerte, tal es el poderío de nuestro héroe. Y que nadie tenga la osadía de cuestionar su triunfo. Lo tiene bien claro. También la corte que le rodea. El leoncito es suyo, como muestra la fotografía, y no tiene intención de desprenderse de él. Mío, mío, mío. Este blog, cuya única fuerza es que siempre ha sido una fuerza extraparlamentaria, no felicita al nuevo presidente. Faltaría más. Es ilegítimo, elegido a dedazo. Y por un sistema corrupto en el que el Alberto Contador de mueve como pez en el agua.
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Iban Mayo, positivo por EPO en la jornada de descanso de Pau. Ya había pitado la máquina con su triunfo en el Giro. En aquella ocasión fue por testosterona, y ahí estaba listo el certificado médico que demostraba que el vizcaíno tiene unos cojonazos como obuses, de ahí esa capacidad para producir valores industriales de la conocida como güevina. Cojonazos que comparte con Matxín, ese presgiditador capaz de vender que había recuperado al alumno aventajado de Jesús Losa para la competición sana y con chopped. Y perdonen lo grueso del lenguaje, pero es que lo de Mayo ya toca los cojones, nunca mejor dicho.

26 julio, 2007

Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir

Cuando parece que estás viendo la cara de la moneda, nunca hay que olvidar que el envés está detrás. En el día de mayor gloria de Rasmussen, el día en que un escalador volvía a conquistar el Tour de Francia, ya se estaba cociendo su tragedia.

A fe de ser ciertos, su tragedia la había preparado el mismo en el momento en que decidió doparse, mentir y salir a disputar el Tour de Francia no para llevarse una etapita, sino la general. Ahí esta su victoria en Tignes, donde entró a trapo en la meta sin ni siquiera levantar los brazos. Ambición por la general. Grandes ambiciones. Rasmussen se había saltado cuatro controles sorpresa: dos de la Federación Danesa, dos de la UCI. Nunca los tres que provocan un positivo por omisión, cifra exagerada porque debería bastar con una omisión. ¿La excusa? Que estaba en México, entrenando. Miren que carita. Factor de protección 80 para el sol mexicano, por lo menos. Mentira. Estaba en Livigno, la ciudad dolomítica donde tiene, desde hace mucho tiempo, una clínica-cabaña-cuadra Michelle Ferrari para tratar a lo mejor de su recua.

Lo de los controles a la torera era algo que el Tour, o la UCI, sabía. No es algo a lo que se tenga que esperar, como un análisis clínico. Te lo saltas, y ya está. Sin embargo, le dejaron tomar la salida en Londres. ¿Cómo iban a prescindir del escalador arquetípico, del ganador de la montaña en los dos últimos años? También tienen su parte de culpa, pero no tanta como intentan vender desde España, con odio ancestral al Tour. Algunos, como Perico Probenecid Delgado, porque se libraron de ser un Rasmussen avant-la-lettre en los ochenta. Y una vez que tomó la salida y, sobre todo, después de la exhibición de Tignes, la flecha salió del carcaj y estaba apuntada.

Conocemos lo de los controles omitidos por vía de Jesper Worre, responsable de la Federación Danesa con abierta enemistad hacia Rasmussen. Empiezan las ruedas de prensa. Hasta el propio Tour, de la mano de Proudhomme y Clerc, tiene que salir en defensa de su maillot amarillo. Siguen las preguntas. El mismo acoso mediático que esperaba a Piti Valverde, pero con el corredor del Rabobank como protagonista. El día de descanso del martes, de no haber mediado el vampirismo de Vinokourov, hubiese sido monopolizado por las dudas sobre Rasmussen. Y la flecha partió, porque ya estaba apuntada.

Ahora el líder es AC Contador, un corredor repugnante y mentiroso, al mismo nivel que Rasmussen. Hay documentos que dicen que el español compitió el Tour 2005 completamente dopado. Estaba en el equipo de Manolo Saiz. Ahora está en el Discovery, donde hasta hace tres meses Basso llevaba una vida normal y se disponía a competir en esta misma prueba. Miren donde está Contador con 24 años. Gracias al contubernio político-mediático-judicial-policial en que consistió buena parte de la Operación Encubrimiento, se ha salvado. Desde los primeros compases. Incluso el propio Eufemiano Fuentes, lo primero que dijo cuando intervino en El Larguero hace un año, es que no conocía a Contador, como si le faltase tiempo para decirlo. Los papeles demuestran lo contrario. Hasta Contador participó en los interrogatorios que hizo el juez. Nada de eso importa. Como esto es un circo, ahí tienen el nuevo rey. Adórenlo. Inviertan también en sellos. O en una destilería en Arabia. Quizás en una fábrica de hielo en Siberia. Obtendrán el mismo resultado.
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Antes de eso, la etapa reina, como casi siempre, se convirtió en etapa infanta. Lo único que se salvó fue el valiente ataque de Sastre a 150 kms. de meta, subiendo Larrau. Aunque llegó a contar, junto con Mayo, Soler y Verdugo, de 5´30" minutos, al pie del Aubisque ya solo eran 45". Por detrás el Rabobank realizó un magnífico control de la carrera (incluso esperando a Flecha para que ayudase en el llano, ayer soberbio) e incluso contó con la ayuda de Chente, en un principio en la fuga y que coronó Larrau en una muestra de orgullo navarro, para un posible intento de Valverde.

La ascensión fue poca cosa. A 10 kms. de meta se quedaron solos los cuatro primeros de la general y Contador realizó tres tímidos ataques. No iba igual que en el Galibier o el Peyresourde. Hasta le pesaban las gafas, un síntoma malísimo de ir en el filo. En los siete kms. previos a meta no hubo más que marcheta y un gentío bastante grande, aunque a mí personalmente me impresionó mucho más el que había por Navarra, con todas las cunetas naranjas. En el último km. Rasmussen dió la puntilla a los dos Discoverys. De amarillo y en montaña, el sueño de un escalador. Sueño efímero, por otra parte.

Mención aparte merece la nueva exhibición de Soler. Escapado y tirando en la fuga (150 kms., repito), hizo quinto en la etapa y remontando, de nuevo, a muchos corredores que le habían superado cuando se neutralizó la escapada. También Pereiro y Valverde hicieron una buena ascensión, regulando y siendo 9º y 10º en meta. Es el problema de correr a lo Olano: mantienes el tipo por los buenos puestos, pero si miras los tiempos es un abismo. En ningún momento han entrado a ningún cambio de ritmo. Unzué ha llevado a Olano. Que saque el mismo las conclusiones.
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Pocas veces se ha visto la hipocresía del ciclismo de manera más descarnada. En la salida los equipos franceses y alemanes hacen un plante de minutos por el dopaje. Entre los sentados, Christian Moreni. Disputa la etapa y en meta le esperan los gendarmes, en una foto sintomática. Positivo en Montpellier, por sorpresa. No pedirá el contraánalisis, ha confesado que se metió testosterona sintética, el famoso test IRSM que está cazando a muchos corredores. El mantovano no tendrá problemas con la carta de la UCI: rico de familia (poseen una empresa de 400 empleados de tinturas textiles: lo estarán pasando mal, como todo el sector, con la competencia china, pero no es precisamente una pyme) y ya veterano, más que por sus victorias será recordado por su tremenda caradura. Por cierto, arrastra con el a todo el Cofidis, que ya había anunciado que retiraba el patrocinio.
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Debo la autoría del titular al gran Rafael Sánchez Ferlosio, que me acompaña en las lecturas de este verano, y al que la casualidad quiso que me encontrase en un artículo del mismo nombre cuando escuché la noticia, a eso de las 23:30 de ayer.

25 julio, 2007

La raza kazaja, o el kazajo kazado

Ha caído Vinokourov. Quedan los llamados jóvenes del Liberty, los auténticos protagonistas –junto con Piti- de la Operación Encubrimiento. Ofendía al más mínimo sentido común que Manolo Saiz hubiese fichado a los kazajos para la temporada 2006 y no hubiesen hablado de dopaje. Incluso Carabias –desaparecido- publicó un documento del sumario donde se citaba explícitamente el nombre del kazajo rubio y de dientes perlados. Nada, el periodismo fanático que padecemos en este país, encabezado por Garai, encontró en los corredores venidos de Asia Central una especie de übermensch a los que calificó de “raza kazaja”. Dominaron la Vuelta 2006 al más puro estilo Manolo Saiz. Eran superiores. Lo eran por raza. ¿Asco? Se queda corto para describir lo que se vive entre los Pirineos y el Guadiana.

Escribo esto por la tarde, sin saber que encaje de bolillos se están cociendo en las redacciones para salvar la cara, su coto particular y un deporte volcado a la farmacia. A fe de ser sinceros, no me importa. No es muy difícil atisbar el tono: otro mazazo, esto no se hace, al menos hoy nos queda la ilusión AC (¡puaj!) y demás papanatadas. Vinokourov ha dado positivo por hemotransfusión de un extraño: le han encontrado dos tipos diferentes de leucocitos, como a Hamilton y Santi Pérez. En la crono de Albi, la que disputó haciendo un descenso a 10 kms/h, pero aún así inflingiendo grandes diferencias. Ganó. El triunfo irá ahora a Cadel Evans. El de Loundeville, a Kirchen. No lo reclamarán, ya saben el proceso y la ley del silencio. El equipo Astaná se va para casa. De aplicar la durísima legislación antidopaje francesa, Vinokourov no podría salir de Francia, como le pasó a Edita Rumsas o a la mujer de Frigo. No se hará. Ya les he explicado que Astana es un equipo estatal, y se inventarán algún pasaporte diplomático. Lo intentaron en 2006, cuando el equipo no pudo tomar la salida –se habían presentado, entre otros, con Beloki y Nozal- y se movieron contactos políticos al más alto nivel. Pero alto de verdad.

Ya empieza el coro sabido: que no se sabe que va a pasar con “74 familias” (49 en el Comunitat Valencia, interesante comparación); Toni Colom (otro al que habría que analizar la sangre, que sospecho que es de velociraptor) y Dani Navarro, otro asturianín exjoven Liberty, huyendo a las carreras de los periodistas; Victor Cordero diciendo que el kazajo “estaba demostrando lo mejor del ciclismo: la superación, la lucha, la entrega” y callando sobre lo vivido el año pasado en su carrera. Escribo en calor, escuchando Ser deportivos, con Juanma viva el Discovery de mi paisano Rubiera Castaño. Matxín dice que habría que pensar una exclusión de por vida para los positivos. Y lo dice teniendo en el equipo a Koldo Gil, Zárate, Iban Mayo, Piepoli y Riccó. También a Millar, que ganó una crono a Vinokourov yendo “limpio” y ayer se puso a llorar en directo, porque en el fondo es un showman. Ahora entran Anselmo Fuerte y Gómez Linares. El ciclismo tiene lo que se merece. Esto es lo que hay. Empiezan a defender el ciclismo de ataque de Contador, muy poco diferente al de Vinokourov, su excompañero de equipo. “Una oveja negra no tiene la culpa de 180 corredores”, dice el tribuno –algún día me gustaría conocer a alguien de San Felices- cántabro.

No está saliendo un post muy cristiano, la verdad. A lo mejor les podrá servir a los que piensan que disfruto con esto, cuando es todo lo contrario. La sensación es de desolación. Igual que el sábado, cuando Carlos de Andrés volvió a pedir a los espectadores, como el día de DisneyLandis, que se levantasen a aplaudir al hemotransfusionado. Alguno le haría caso, me temo. El paralelismo con el caso Heras es evidente: con la rodilla destrozada, llena de puntos, ganó una Vuelta a España. Nadie sospechó. Igual que este año en la Amstel Gold Race también ganó otro corredor con la rodilla vendada y destrozada tras una caída en País Vasco, el alemán Schumacher. Vinokourov más aún: hasta tres veces escribió Arribas que “tenía que bajar las escaleras de espaldas, para combatir el dolor”. Hasta que empezó a cruzar la línea de meta de frente, el primero. En dos ocasiones. Y todos a aplaudir a rabiar, hasta que duelan las palmas de las manos.

¿Se creen que en un equipo como el Astaná el caso de Vinokourov es aislado? ¿Nos olvidamos del positivo de Kessler en la Flecha? ¿Del tercer puesto de Mazzoleni en el Giro? ¿Del rendimiento de Redondo –si, otro joven exLiberty- en las cronos de Dauphiné? ¿De Kasheshkin tercero en la Vuelta? ¿De Paulinho ganando en Cabárceno? Venga, venga: otro caso de positivo colectivo, de todo un equipo puesto hasta arriba. O quizás no. Quizás sea debido a la raza kazaja, con esa curiosa anomalía genética que les hace tener leucocitos de dos personas diferentes en el mismo cuerpo. Pim, pam, pum: kazajo kazado. Que pase el siguiente.
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Para la etapa de hoy, en teoría la reina, se prevé ambiente de luto. Por lo de los hombres de negro. El Discovery intentará de nuevo la estrategia de hombres delante para abrir el camino a... Contador. Y todavía nos dicen que hay que creer en este deporte. No con estos nombres. Veré la etapa como si estuviese viendo un reportaje de bestias y animales, lo que en justicia tendría que estar ocupando la programación de la cadena pública. Tampoco es tanta la diferencia.
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¿Qué pasa con el papel de la UCI? Miren que efecto disuasorio ha tenido. Ahora, en teoría, McQuaid tiene 2 millones de euros más para combatir el dopaje, cuantía aproximada de la ficha del kazajo kazado. Menudencias. Eso son dos segundos más de bombeo de petróleo un día cualquiera, y asunto arreglado para el héroe nacional del país centroasiático.

24 julio, 2007

Segunda victoria de consuelo para Vinokourov

Lo ha vuelto a hacer. El corredor tobogán por excelencia, el kazajo Alexander Vinokourov, ha ganado una etapa de alta montaña a los dos días de imponerse sin paliativos en una crono de 54 kms. En medio, un descalabro de 28´ en otra etapa de montaña. Ya son cinco las victorias parciales en el Tour, todas señaladas: en 2003 en Gap, el día de la caída de Beloki y el cross-country de Armstrong; en 2005 en Briançon, tras subir el Galibier, y la etapa final de París; y las dos de este año. Significativamente, por muy variadas que sean sus victorias, ninguna ha sido en alto, un dato bastante interesante en un corredor que siempre ha tenido un día malo y que parece que nunca ganará el Tour. No al menos de esta forma.

La escapada se formó de inicio y contaba hasta 25 miembros, algunos de ellos soberbios escaladores como Menchov o el a la postre vencedor, habida cuenta del habitual enjambre de Euskaltel. Hicieron camino hasta estabilizarse en una ventaja de más de ocho minutos: por detrás tiraba el Rabobank con Weening y después con Flecha, y se pueden imaginar que con esos mimbres milagro que Vinokourov no se pusiese ayer el maillot amarillo. En la escapada se frotaban las manos, especialmente Kirchen y Zubeldia, los más beneficiados en la clasificación general. La subida al inédito puerto de Balès fue un goce para la vista y el espectáculo. Se trata de un camino forestal recientemente asfaltado, y que se abre paso a través de un bosque realmente tupido de pinos bellísimos. Es duro y estrecho: perfecto. Sin especiales ataques, la cabeza de carrera quedó conformada por un Kirchen que circulaba por delante, tras una subida muy inteligente en donde dio caza al exPhonak Tschopp, y un grupito formado por Cobo, Vinokourov, Zubeldia, Menchov y Gárate. En el grupo de favoritos sólo se movió Kasheshkin, que fue neutralizado por el impresionante rendimiento de Boogerd, ayer gregario majestuoso a la altura de los mejores tiempos del UsPostal, esto es: andando mejor que muchos favoritos.

Tras un rápido y peligroso descenso, en donde Breukink mandó parar a Menchov para que tirase del maillot amarillo, Vinokourov empezó a mover el grupo en la subida al Peyresourde, que ayer brindó el espectáculo que faltó en otras ediciones, cuando sólo era testigo del paso de los corredores. Atacaba el kazajo y lastimosamente se acercaban Cobo y Zubeldia, ayer regulando magníficamente. El más listo Kirchen, que se puso su ritmo y al final transitó segundo por el puerto zizagueante, sin exponerse a mayores contratiempos. Sin embargo, el kazajo ya había tomado 30”, con los que llegaría a meta rabioso. Zubeldia sube al séptimo puesto de la general (muy serio en meta, pidiendo el aplauso de la afición) y Kirchen al noveno. Entre los favoritos Contador atacó, para gozo y casi éxtasis de Perico y Carlos de Andrés. Merece la pena detenerse en este aspecto: de natural comedido, el periodista catalán se está descubriendo en este Tour como un auténtico hooligan de Don Desmayos, hasta el punto que nubla su natural buen juicio. Ayer llegaron a cantar (gritar, vociferar) que se quedaba Rasmussen, cuando eso no se produjo jamás. Hasta cinco veces arrancó el pupilo de Manolo Saiz, y hasta cinco veces tuvo al maillot amarillo pegadito a su vera. Como dijo Perico, “entre escaladores nunca se deja por demarraje, sino a ritmo”. La estrategia, que según cuenta Xavier G. Luque desde La Vanguardia, está dictada por Armstrong, era enlazar con Hincapié, que venía de la fuga, y hacer el descenso para Contador, que tenía que llegar solo.

No fue así. Hincapié estaba en lo alto del puerto y ejecutó un descenso tan profesional como el de Popovych en el Galibier, a pesar de que muchas veces el diminuto ciclista parleño-extremeño no pudiese seguir la rueda, gajes de ser pequeño y no especialmente hábil bajando. En meta juntitos, ningún segundo limado. Sí a Cadel Evans y el resto de favoritos, casi un minuto, por lo que la ventaja del español para defender el segundo puesto es ya de 1´30”, y queda la etapa del miércoles. El maillot blanco, que por la boca profiere unas cosas (“hemos dado espectáculo, es lo importante”, “con esto ya estoy satisfecho”) y por las piernas otra (ambición desmedida), combina una forzada modestia con el recuerdo de su triunfo en Niza (“¡Toma!”, y puñetazo al aire) o el disparo al entrar en meta de Plateau de Beille. Es nuestra nueva estrella. Parece italiano, incluso en lo de depilarse las cejas.

Hagamos uso de la memoria. Recuerden que Contador tiene 24 años y está disputando la segunda grande de su vida tras una temporada bastante cargada, donde salió en Londres con más de 35 días de competición, bastante intensa. Bueno, pues el mozalbete se permite el lujo de hacer ataques a repetición en etapas alpinas, pirenaicas o lo que sea, porque ayer hasta el repecho de meta le venía corto. Yo esto no lo veía desde ciertos corredores cuyo recuerdo pone los pelos como escarpias. El primero, Santi Pérez, que también brindó en la Vuelta 2004 ataques, ataques y ataques, y necesitaba una cuarta semana de carrera para sus fines. El segundo, Pantani. Y es que el ataque de Contador en el Galibier tiene que buscar este tipo de paragones. Háganme caso: o estamos ante un fenómeno del ciclismo mundial destinado a marcar época, o ante el enésimo Sputnik. Ayer la Gazzetta tenía el valor/decencia –al mismo tiempo que hablaba del desastroso papel de sus ciclistas- de recordar las dos veces que es citado Contador en el informe de la Guardia Civil. ¡Y eso que iba a correr este Tour como gregario de Basso¡ ¡Uy Basso! ¡Eso ni se menta!.

Un, dos, tres, responda otra vez: ¿cúantas veces se ha dicho en medios que Basso era el jefe para el Tour hasta finales de abril, esto es: hace tres meses? Respuesta: ninguna.
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(Actualización de las 12:06) Leer el Sueddeustche Zeitung todos los días se ha convertido en una necesidad. Andreas Burkert, el mismo hombre que disparó a bocajarro a Valv. (Piti) en la rueda de prensa de Londres, publica hoy una cosa que saben todos los periodistas de España y callan como putas. Esto se produce mientras un juez ordena un secuestro de una publicación y arrecia el debate sobre la libertad de expresión. Como en las dictaduras. Sí, como en las dictaduras: tenemos que leer medios extranjeros para estar informados, que es algo más grave que un chiste zafio sobre la Monarquía.
Esos son los términos de la libertad de información en este país.

23 julio, 2007

Piti ha muerto, viva AC

El miércoles de la semana pasada Marca dedicaba la portada a Valverde, tras su segundo puesto en Briançon y atacar en el Galibier, con un antetítulo que decía "otro verano sin siesta". La portada será difícilmente repetible, mientras que es muy probable que la frase antimodorra vuelva en algún refrito con la nueva estrella en ciernes, Alberto Contador. A rey muerto, rey puesto. Mejor: a rey que nunca fue, salvo en las fantasías más lúbricas de algunos aficionados, príncipe que será o no será.

Difícil condensar en un único post un fin de semana de intenso ciclismo que combina contrarreloj con alta montaña. El sábado, la crono de Albi vino marcada por la lluvia y los espectaculares resultados, en negativo y positivo, de las dos estrellas de la salida de Londres. Mientras Vinokourov devoró los kms. de llano y subida cuando más arreciaba el agua, realizando el descenso prácticamente parado para marcar en meta un tiempo increíble, Valverde fue castigado con varias situaciones humillantes. "Miren como va acoplado, las horas de trabajo sobre la cabra", decía un Alix al que le pierde su tecnicismo: y las imágenes mostraban un Valverde que, en una cuesta que debía subir a potencia tumbado en el manillar, iba pedaleando de pie, como un aficionado. "Un mal día". No, no. Un día que tiene que invitar a reflexionar a todos los valverdistas, plaga ciclista por excelencia. Incluso fue doblado por Rasmussen a tres kms. de meta: y no le pudo seguir el ritmo. Empezó la jornada como segundo de la general y acabó undécimo, dando pésimas muestras de no saber que es una crono larga. De no saber, sinceramente, qué tipo de ciclista es.

Astana colocó a tres corredores entre los cuatro primeros, dejando el único sitio libre a un notabilisímo Evans que fue segundo, el mismo puesto en la general, a sólo 1´de Rasmussen. Y visto en términos globales (será un dato que les repitarán hasta la saciedad hoy y mañana y pasado y el sábado), Contador sólo pudo sacar al danés amarillo 37" en 54 kms. Eso sí, se colocó tercero de la general, aunque los titulares fueron todos para un Vinokourov del que nos hablaban que tenía las rodillas destrozadas y que fue capaz de mover durante cerca de una hora el 54x12. El kazajo se colocaba noveno de la general y, no escarmentados con la experiencia DisneyLandis, no eran pocos los que le consideraban favorito para la general.

Ayer, subiendo el tremendo Palhieres (¡qué puerto más italiano y más bonito!) el kazajo hizo mutis por el foro y se dejó 28´ en meta, los mismos que un Gendermann al que el Tour se le está haciendo grande: también no fueron pocos los que auguraron un casi seguro top ten para el joven alemán. El coloso pirenaico fue subido a una tremenda marcheta por Millar y después por un impresionante Dekker que hizo los kms. finales como el más fino de los escaladores: a otro nivel, que oculta el impresionante rendimiento de Contador, el joven holandés está haciendo un Tour tremendo. Los que coronaron Palhieres iban con cara, cuerpo y piernas de sufrimiento, estaba cantado que la subida final a Plateau de Beille iba a dejar maltrechos a muchos.

Por delante se producía una de esas situaciones que deben encantar a un francés, italiano o alemán. Etapa pirenaica y empiezan a subir el puerto final cinco escapados, cinco. Los cinco españoles, los cinco. ¿A que todo es maravilloso?. A saber: Amets Txurruka, que lleva un Tour imposible (el viernes escapado con Fedrigo, neutralizado prácticamente en meta en la segunda victoria de Boonen) cuando antes no había hecho nada; Carlos Barredo, el asturianín exjoven Liberty, que no sabe muy bien qué es: si clasicómano, si escalador, si personaje de Beckett; Rubén Pérez, otro Euskaltel que está haciendo un Tour tremendo; J.I Gutiérrez, escapado en todas las etapas de montañas -sí, todas- y subiendo la montaña como nunca antes, y reflexionen en el sentido de la palabra nunca. Y Colom del Astaná, ya escapado en Tignes, y que ayer subió con su culo gordo -no es un insulto, es un término del argot ciclista-, otra vez, como el más experimentado de los escaladores.

Salvo este último, los demás no llegaron muy lejos. En cuanto se produjeron las hostilidades en el grupo de los favoritos, su ventaja desapareció. Pero ahí estaban. El Rabobank, con un impresionante Boogerd y un triste Menchov, puso un ritmo muy fuerte y el primero en caer fue Valverde. No aguantó ni cinco kms. Con él se quedaron Karpets y Pereiro, que poquiño a poquiño ya es undécimo, su auténtica valía como ciclista, muy cerca del décimo puesto que obtuvo en 2004 y 2005. Le pusieron una marcheta muy interesante con la que el murciano pudo ser 14º de la jornada, un puesto notable, pero a 3´45" del vencedor. Ahora es noveno de la general, mejorando dos puestos tras la crono. No fue un descalabro: es que simplemente no puede. Y que los fans de Valverde piensen sin acritud: su ídolo, en las cinco grandes vueltas que ha acabado, salvo en la primera (Vuelta 2003), ha ido de más a menos. Mucho menos.

Pero vayamos con los protagonistas. Kloden empieza a hacer la goma y Popovych, que está haciendo un Tour portentoso (10º en la general, y trabajando de gregario), asfixia a los favoritos. Leipheimer hace un tímido ataque que precede al de Contador, que se va junto a Rasmussen y Evans. Los tres primeros de la general, circulando solos. Lo que podía ser una subida tostón se convirtió en una subida preciosa. Acostumbrados a subir al tran-tran de sus gregarios, se empezaron a atacar entre ellos. Fue extraño, por lo inaúdito: ataques y contraataques, de tal manera que Evans, que siempre tiene un día malo, petó. Hizo crack, y se veía claramente en su cara, en sus brazos, en su pedaleo. Maravilloso. A partir de entonces, Contador y Rasmussen volaron solos.

Neutralizado Colom, hubo un extraño intercambio de gestos entre el madrileño y el danés. Al parecer, el amarillo había ofrecido la etapa a la estrella en ciernes, para poco después atacarle. Resulta curioso ver como alguien como Contador utiliza gestos italianos para expresarse. Será el lenguaje universal del ciclismo. Por detrás, Sastre regulaba muy bien, aunque llevaba adosados las sanguijuelas de Leipheimer y Soler, que no tardó en atacarle tras no dar ni un relevo: ni le interesa la general, ni creo que sepa cuales son las normas del ciclismo. Allá se fue a por otra victoria de etapa, pero era demasiado tarde. Contador ganaba en Plateau de Beille, en el mismo sitio donde robotArmstrong ganó dos veces. Dicen que la llamada que atendió nada más bajarse de la bici era del propio androide. Otros dicen que era Manolón. No sé. Ganó. No sentí ninguna emoción.

(es este el momento de hacer los exvotos)
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Otro joven del Liberty indultado, Allan Davis, ha ganado cinco de la nueve etapas del Tour de Quinhai Lake, la prueba china. Tercero ha sido Mancebo. Mira por donde, los avatares de la Operación Puerto les han llevado a conocer la tierra de donde venía gran parte de la mandanga que se meten en vena. Nunca es tarde para ampliar cultura.
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Debo a un lector anónimo la autoría del titular de hoy

20 julio, 2007

Abanicos El Gordo, una marca del pelotón

No se piensen que el ciclismo, ante la espantá de patrocinadores que se prevé, ha vuelto a los tiempos románticos del Colchón Dormilón, Alfa Lum o Puertas Wigarma; además, es bastante improbable que una marca de abanicos se llamase El Gordo, el equivalente a que un spa se llame La Foca Cántabra. Que vá. El abanico es una técnica ciclista que sirve para rellenar páginas en el anuario Marca y que rara vez se ve, y menos en Francia. Manolo Saiz, El Gordo, hizo de su práctica una de sus señas de identidad, por lo que tiene de exaltación del equipo y, sobre todo, de la materia gris detrás de la operación. ¿Recuerdan? El equipo, la familia, la unidad, la estrategia...y se le iba llenando la boca, y continuaba: el equipo, la familia, la unidad, la estrategia..., en un lenguaje criptofalangista muy de su gusto. Y lo mismo con la CRE, que se conjuga con los mismos adjetivos.

Las relaciones entre Astaná y Manolo Saiz vienen de nación, en el sentido original de término: de nacimiento. Comparten el mismo origen: la leyenda, formada en apenas un año y narrada por el bardo al servicio, Josu Garai, habla de que Manolo se lió el petate y en dos semanas sacó los patrocinadores kazajos para disputar el Tour. No lo olviden: entre los nueve que Manolón presentó en la salida del Tour 2006 se encontraba gente como Nozal o Beloki. Si cuela, cuela. No coló. De la época constan algunas declaraciones hostiles del clan kazajo. No duraron mucho. Tras el éxito de la Vuelta, que Marca sumó con mucho tino a la lista de los mauris, jalaberts, zulles y heras que vueltas le dieron a El Gordo, el mismo periódico publicó una foto del hombre que pasea por Madrid con 60.000 euros en efectivo abrazado amigablemente -con alguna copa de más- al Dúo Dinámico kazajo.

Y este año ha seguido: esas victorias por pares del Astaná, eso de ganar en Dauphiné como han ganado, ese Mazzoleni convertido en contrarrelojista...en fin: ¿para que quieren más? ¿realmente se creen que los supuestos directores de Astaná en el Tour -Baffi y otro más- hacen algo más que conducir y dar botellines? ¡Si hasta un ministro kazajo ha tenido que dar la orden para que Klöden sea el jefe de filas! Lo único que faltaba era la marca definitiva: el abanico. Ayer lo formó el Astaná. Carretera estrecha, viento lateral y se queda cortado Moreau, que pierde en meta 3´20" y esas opciones de ganar el Tour que le daban los muchos hipocondríacos que hay en el ciclismo. El abanico no se forma así como así: hace falta ensayarlo en los entrenamientos, avisar a los corredores, limar los saltos en los relevos. Obra de Manolón, sin duda. También porque sirvió para poco.

La etapa fue para Hunter, que está completando un Tour redondo, batiendo por poquito a Cancellara -brutal el sprint y como golpeaba el manillar tras la línea de meta- y a un Fischer que hubiese ganado de no haber tenido que lanzar a un indolente Pozzato que, sin piernas, ramoneaba todo lo posible para no situarse en cabeza. Hubo más noticias: a tres kms. de meta saltó Vinokourov, del que nos dicen que tiene las rodillas hechas un cristo, pero que ya se permite hacer esas cosas; y el fuera de control de Zabriskie, que era casi el farolillo rojo del Tour. Mañana, la crono. No será un Cap Decouverte, pero volverá a tener el interés que rara vez adquiere una disciplina muy poco emocionante: el de como queda la general.
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16:20 de la tarde. Carlos de Andrés: "bueno, la noticia en el Tour no es que Sinkewitz haya dado positivo, bueno, no positivo, sino con una alta tasa de testosterona". Entra como pidiendo perdón, se corrige donde no se tiene que corregir...imaginen el resto. El periodista de TVE acaba diciendo que la decisión de la televisión alemana está fuera de lugar y que cuando ha muerto un ciclista nadie ha tomado una medida semejante...hasta mezclando muertos. Después dicen que Carlos de Andrés hace lo que puede contra el dopaje. La consigna en TVE es: el dopaje no existe. Prohibido hablar. Era la primera vez que sacaba el tema, a las 24 horas de producirse. Y Probenecid Delgado al lado, callado como una bestia de tiro.
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Sobre lo de Rasmussen. Se sabe desde hace tiempo que es uno de los hombres de negro del pelotón. Entrena siempre de esta güisa. La federación danesa, con ganas de quitarse el muerto caído por la confesión de Rijs, le ha comunicado en pleno Tour su exclusión de cualquier competición que se compita por banderas nacionales (Tour y JJ.OO, nada más), por no estar localizable en el período de entrenamientos previos a la cita francesa. En Dinamarca viven el liderato de Rasmussen con pavor ante un nuevo Rijs: en un país donde la mayor vergüenza es que te acusen de no pagar impuestos, el dopaje adquiere matices de desprecio social, por lo que tiene de engañifa y pitorreo con los sentimientos de un país muy, muy nacionalista. Vamos, igualito que en España.

Rasmussen ha actuado a lo Kenteris y Thanou, pero sin accidente de moto. Se entrena en México en pretemporada, país ya señalado por Erwann Mentheour a finales de los noventa como el sitio más idóneo para llenarse de hormona de crecimiento. País, por cierto, donde también se entrenaba Di Luca. Y vaya exhibición la de Tignes. Veremos que tal se lo toma la prensa francesa. Y la alemana.

19 julio, 2007

Sinkiewitz, cazado en un control sorpresa

El Tour ha esquivado por muy poco el primer escándalo de la carrera. Tras tejer un acuerdo para satisfacer a todas las partes, que consistió en expedir bulas oficiales para varios corredores que ahora mismo triunfan en Francia, la edición de este año se presentaba como la más limpia de todas. Es un sino: el próximo año también será la edición más limpia. Y el siguiente. Dentro de poco no habrá leoncito al vencedor de la etapa, pero si un paquete de Ariel o Fairy. De momento, un corredor que tomó la salida en Londres había dado positivo el 8 de junio, y de no mediar una caída de por medio, seguramente seguiría en carrera.

Se trata de Patrik Sinkewitz. Para el seguidor de este deporte el nombre sonará bastante, no tanto para el menguante grupo de los seguidores esporádicos del ciclismo (Tour y poco más), habida cuenta de que el alemán había hecho pocas cosas de primera plana. Si, siempre ha sido uno de los jóvenesMapei más cacareados (Eisel, Pozzato, Cancellara, Petrov), y tuvo un éxito muy joven, nada menos que la Vuelta a Alemania 2004, pero poco más. Había seguido en el candelero porque siempre ha obtenido buenos puestos en clásicas, especialmente en el 2006, donde logró la muy notable sucesión de 5º en Amstel, 5º en Flecha y 4º en Lieja, de tal relieve que hasta Piti, que de esto sabe mucho, le citaba este invierno como uno de los favoritos para este año.

No fue así. El no tan joven alemán (clase 80, natural de la muy filosófica y oriental ciudad de Fulda) desapareció, aunque ganó el GP de Frankfurt (en la imagen), y el Tour era su primera cita importante del año. Ya el año pasado lo disputó y su figura está indisociablemente unida al día de DisneyLandis: fue el último corredor en aguantar al robot menonita, que se desembarazó de él en las primeras rampas del Joux-Plane. Ha dado positivo por testosterona en un control sorpresa el 8 de junio, justo en los días clave –según lo que conocemos de los protocolos de dopaje contemporáneo- de preparación para el Tour. Ya saben la historia: corredor joven del que esperaba mucho, no acaba de carburar y cae en un control de dopaje. El chico-conoce-chica cinematográfico trasladado al ciclismo: una sipnosis que ya aburre.

La historia se complica por la nacionalidad del joven, el equipo en el que milita y las fechas en las que se produce, las de mayor concentración de periodistas en torno al deporte de la bicicleta. Escándalo es la palabra más utilizada, cuando es una cosa de lo más común. La gente se olvida de que Aketza Peña estaba disputando el Giro cuando le comunicaron su positivo, y aquí pan y después vino. Pero no nos alejemos al escenario español, de sobras conocido, y sigamos con el alemán, sin lugar a dudas el que más ha evolucionado a tenor de la periódica constatación de que el ciclismo es un deporte volcado a la farmacia. La ARD y la ZDF, televisiones públicas, han comunicado que dejan de retransmitir y dar cobertura al ciclismo. Conviene recordar que T-Mobile es una empresa semipública. El mismo día del positivo de Sinkewitz, el prestigioso diario muniqués Suddeustche Zeitung publicaba una entrevista con el picapielos desenfundado a Gendermann, el vendido por Arribas&Cia como la enésima esperanza blanca del ciclismo. El joven alemán de 24 años, que debutó con Rijs, confesaba que frecuentó la clínica de Cecchini, con las típicas explicaciones de que le enseñó a entrenar y a limpiarse el culo.

Abundemos un poco en la decisión de ARD y ZDF. Dentro de la expansión del ciclismo propugnada por la UCI desde finales de los ochenta, el mayor éxito ha sido Alemania. El país europeo más poblado (84 millones, y con mucha diferencia sobre el segundo), con gran renta per cápita, idóneo para practicar el ciclismo, se volcó con un deporte a rebufo del efecto Ullrich-Zabel. Solo hace falta comprobar que los alemanes son una de las nacionalidades más presentes en el pelotón de esta edición del Tour, y con muy buenos corredores. Ha sido un éxito sin paliativos. O lo estaba siendo. La decisión del ente público radiotelevisivo alemán revela la auténtica gravedad con la que se han tomado en ese país el dopaje. Y las medidas drásticas que están dispuestos a tomar. Sin tele no hay patrocinadores, sin patrocinadores no hay dinero, sin dinero no hay droga. Ni tampoco ciclismo. ¿Y qué? Ahora esperemos que la UCI se deje de cartas firmadas y tome medidas proporcionales, porque se le hunde el tenderete, el mercado más goloso que había conquistado. Por cierto, y nadie podrá sorprender esto: en todo este asunto yo solo puedo decir Ich bein deutsch.

Sinkewitz ya había sido noticia en fechas recientes. Tras la etapa de Tignes, en la que no anduvo especialmente bien, se comió un espectador de 75 años al que envió al hospital bajo como profundo, no sabemos si el mismo donde también tuvo que reposar nuestro protagonista para recuperarse de la fractura de pómulo que se procuró. Al menos ya sabemos porque no se rompió la cara en la caída: porque la tiene de mármol. Otro más. Suma y sigue. Gontchar, su compañero de equipo que el año pasado ganó las dos cronos del Tour con 36 años y fue maillot amarillo, fue cazado en controles internos. Sinkewitz en un control sorpresa, lo que tiene su aquel en tanto y cuanto había pasado –suponemos- los internos caza-ucranianos. Me comentan desde Alemania que hay fuertes presiones gubernamentales para que el T-Mobile abandone el Tour de Francia. Ya tenemos el escándalo de todos los años en el mes de julio. Y los que quedan.
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En el Tour se llegaba a Marsella en una etapa de 236 kms. Escapada de 10 corredores, en donde está –que nadie se apunte la medalla, era muy fácil adivinarlo- Juan Antonio Flecha. Veo la etapa en directo únicamente para confirmar mis teorías, a sabiendas de que va a ser un tostón. Comentan que el catalán no ha pasado al principio a los relevos con eso de que es del equipo del líder y sus compañeros están tirando por detrás. Ni por esas. Se produce el primer arreón en un puerto de cuarta y es el primero en caer. Décima etapa, diez en la fuga, y llega el décimo. Por fin saca un diez en algo, y por partida triple. No me perderé su columna de hoy en La Vanguardia, (en meta: “etapa larga, calor, han sido mejores”), que promete ser antológica, casi tanto como Perico diciendo “sabe manejar muy bien las fugas”.

La etapa fue para Vasseur, maillot amarillo cuando Ullrich ganó su Tour, y desde entonces corredor de equipo con algún problema de dopaje colgando. Tercera etapa para Quick Step con tres corredores diferentes, y todavía falta la cabalgada de Gárate. Ayer estaba en la escapada Jens Voigt, el alemán que le vendió la etapa reina del Giro 2006. Está claro que el favor ya estaba pagado, porque el otrora poderosísimo alemán fue quinto, el último de los que disputaron el sprint. Marsella, que es a Francia como Nápoles es a Italia, estaba preciosa por la tele, sobre todo porque pasaron de la ciudad y se dedicaron a enfocar calitas y acantilados.
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En Ciclismo a Fondo de este mes, recordatorio muy breve de Manuel F. Ginés sin citar las cefaleas que le apartaron del ciclismo sin haber cumplido los 30 años; entrevista de Eduardo Chozas a Roberto Heras (“ganó cuatro vueltas, pero le quitaron una”); y otra entrevista a J.L –exKelme, exmamporrero de Armstrong- Rubiera en su casa de Asturias: por favor, no se pierdan la foto (ojeen la revista en el kiosko, como hago yo: los tres euros van mejor empleados en tomar algo en una terraza) de la instalación que tiene en el jardín con una simulación de una entrada a una mina de carbón, con vagoneta y todo....¡y después dicen que tiene una de las cabezas mejor amuebladas del pelotón! ¡Pues como sea igual que la jardinería que practica....!

18 julio, 2007

Una nueva exhibición de megadopado en el Tour. Otra más

¡Oh no! No voy a empezar la crónica hablando de 18.- Valv. (Piti), ni tampoco de AC Contador, también protagonistas del día. Ese honor tiene que recaer siempre en el ganador de la etapa, el sorprendente colombiano volador Mauricio Soler. Ya el viernes hizo un numerito parecido en la etapa de Le Grand Bornard: saltó desde el grupo de favoritos, escaló La Colombiere totalmente solo y entró en meta cuarto, para colocarse quinto de la general. Como no tuvo ni un segundo de cobertura televisiva, tengo el honor de haber sido el único en reseñar su hazaña.

Pero lo de ayer entronca directamente con la tradición del ciclismo colombiano moderno: Buenahora ganando la Volta con el Vitalicio y tropecientos años; Victor Hugo Peña, militante del mismo equipo, Discovery y Phonak; ese Rincón junior que tras pasar por Vitalicio y ONCE, sin hacer nada, ficha por el Selle Italia y gana dos etapas dolomíticas seguidas, para después volver a la molicie (ya ha abandonado este Tour); ese Cárdenas del Kelme que gana dos etapas en la Vuelta con el Baqué de Aitor positivo por EPO Kintana, y ante Piti, Sevillano y Sancti Petri; y que decirles de Botero. Lo de ayer tuvo mucho que ver con lo logrado por el enano rubio en 2000, cuando también ganó en Briançon.

Una vez más, Soler salta del pelotón en los primeros compases del Galibier, alcanza a los fugados, los descuelga, corona el monte-mito y realiza un descenso brutal considerando que por detrás tiraban todos los grandes favoritos, todos, sin descanso y con dos perros de presa como Popovych y todo un subcampeón del mundo CRI como J.I Gutiérrez. Daba lo mismo. A 10 kms de meta todavía tenía 2´, y Perico perdía el tiempo diciendo que no iba a llegar...¡pero si pedaleaba hasta con las cejas! ¡Y con viento de cara¡ ¡Viento de cara! Increíble. Huelga decir que es su primera victoria de profesional. 24 años. Si no le pillan en el control antidopaje estamos ante un fenómeno mundial. Por cierto, es un corredor que compite directamente con Michael Pollentier por el primado de postura más fea y menos aerodinámica en la bici. Si todavía me quedase algo de humor, me reiría de cómo Prudhomme ha sacado pecho de su carrera ante Sarkozy El Limpio (en la calle, en las instituciones, en su vida privada) el día de una exhibición al estilo DisneyLandis.

En fin, esto es lo que hay.

Por detrás, Valverde provocó el primer ataque en el Galibier. Fue un ataque seco, con algunas réplicas, malogrado por la enfermiza manía del murciano de mirar para atrás. Descolgó a gran parte de los favoritos tocados, junto a Moreau. Y volvió a hacer de Valverde: con viento de cara y sus desarrollos poco adaptados a subir la montaña (agilidad, siempre es la agilidad) se puso a tirar –por decir algo- del grupo, teniendo como tenía a Arroyo a un suspiro de enlazar. Solo Evans le dio algún relevo. Poco después atacó, de una manera rara vez vista en el Galibier, Alberto Contador. Se fue tan rápido que casi se traga las motos (Carlos de Andrés gritando, desaforado: “¡Vamos!”). Por delante circulaba Popovych, de una escapada previa con la que había coronado L´Iseran. Enlazó nada más coronar. Galgo y cachorro, 40 kms para meta.

Y lo mismo le pasó al Caisse d´Epargne. Tenían por delante a J.I Gutiérrez, que ha ido escapado en las tres etapas alpinas –jamás visto un rendimiento así en alta montaña de un corredor que la teme como la kriptonita- y realizó un descenso tremendo, brutal. En ciertos momentos recordó al Hincapié que, implacable, devoró la misma bajada en 2005. Tan fuerte que incluso descolgó a parte del grupo, incluyendo a los dos Saunier. Llegó a los 20” de diferencia, y Matxín se acercó a Cobo a gritarle que pasase al relevo, que menuda vergüenza descolgarse en una bajada. Y menudo ladrido que le soltó el cántabro. Al final se descolgó cuando su minigrupo deshizo el entuerto.

Para entonces ya habían cazado al dúo de Discovery, en donde Popovych le tuvo que decir al menos en un par de ocasiones a Don Desmayos que se apartase: con ese cuerpo no se puede esperar grandes cosas bajando. Al menos esta vez no se ha caído. Los americanos contaban, junto a Leipheimer, con tres corredores en cabeza, más Gusev y Paulinho en el inmediato grupo perseguidor. Han vuelto. Son ellos. Témanlos. Un OVNI colombiano iba a ganar la etapa, quedaban las bonificaciones. Valverde volvió a sacar su absolutamente maravilloso sprint en cuesta para un enésimo segundo puesto, el mismo que ocupa en la general, más algunos segundos picados en meta. Pobre bagaje de los Alpes para un corredor que no puede sacar diferencia en la contrarreloj. Tiene, por ejemplo, a Kloden a 1´40”. Y a Evans, que ayer estuvo magnífico subiendo, aún más cerca. Los medios lo presentan como un éxito. Ustedes saben mucho más de ciclismo. Y si no, utilicen el sentido común: un Tour no se gana con bonificaciones.

Al menos Vinokourov, que tuvo ayer tuvo la magnimidad de dejar libre a Kloden, está descartado para la general, salvo que comparta médico con el colombiano. También Schleck se dejó el mismo tiempo, como Menchov. Como Kasheshkin. Como Zubeldia. Como Pereiro, que muy galaico en su valoración, dijo “no estoy ni lejos ni cerca de los primeros”. Es probable que sirva para consumo interno en su región de origen, pero en el resto del mundo se dice: a hacer de gregario. El Galibier no perdona. Mención aparte merece el extraordinario rendimiento de Astarloza, filtrado en la fuga y superactivo en el descenso con todos los favoritos. También Kirchen, décimo en la general y la única alegría de un T-Mobile que sigue gafado. Ayer Burghardt se comió un perro bajando L´Iseran, para gozo de Antena 3 que empezó su información con la imagen. El corredor está bien. El perro también. Es más: los perros están muy bien y siguen ladrando.

17 julio, 2007

Su majestad el Galibier

Ningún puerto es como el Galibier. El ciclismo, un deporte radicado esencialmente en Europa, tiene en este marco una subida excepcional, la única en el continente que se prolonga por casi 40 kms, hora y media de ascensión, para coronar a 2.600 metros, buscando el aire y el descenso que acaba de rematar al que se ha tomado a la ligera la subida al titán. En el Galibier se pueden ganar y perder Tours, sólo hace falta valientes.

Este edición de la carrera francesa, que fue presentada como “menos montañosa” –de la misma manera que la etapa de Tignes como la etapa reina de los Alpes-, cuenta con un elemento que garantiza el espectáculo. Los escaladores afrontan la montaña y no se encuentran con una contrarreloj hasta que se acaba la segunda semana. Como en 2003, cuando se subió Alpe d´Huez al cumplirse la primera semana. Los escaladores, por tanto, se ven hermosos en la clasificación, dominando como en los viejos tiempos, y ambicionan más y más. Y están esas leyes no escritas del Tour, esas que dicen “año acabado en seis, sorpresa al canto”, y también dicen “toda década tiene una edición para un escalador”.

Ahí está el maillot amarillo Rasmussen, que ha proclamado que defenderá su privilegiada posición –la primera vez en los 11 años de Rabobank que visten la prenda a estas alturas de la carrera- con uñas y dientes. Hay que creerle: entró en meta sin levantar los brazos, sin dejar de pedalear, arañando cada segundo en su épica empresa del domingo. Y ahí está Mayo, que ha vuelto a bailar sobre los pedales, en ese pedaleo característico de la especie de los escaladores puros, ese pedaleo que Jean-Françoise Bernard, sin serlo, elevó a la categoría de arte. Han vuelto las águilas. Que aprovechen el Galibier.

En 2005, en una anécdota recurrente de este blog, la apisonadora Discovery Channel mancilló el mito de la cumbre con un equipo de robots; también Basso, que declaró en meta “yo no ataco con la cima a 40 kms. de meta”: por delante iban Botero y Vinokourov, tras haber reventado Pereiro. El robot-apisonadora americano mandó a sus engranajes castigar a los osados y apenas si ganaron en meta un puñado de segundos. Fue el año en que Valverde, en el que muchos quieren ver un escalador sin serlo, conoció el mito, supuestamente con una lesión de rodilla. Perdón: hasta con una lesión de rodilla humillaron la cumbre-totem.

Quizás los directores deportivos, si se dedicasen a algo más que conducir, harían bien en recordar a sus corredores la edición de 1993. Para el que esto escribe, la mayor exhibición de Indurain sobre la bicicleta, y perdonen mi falta de inocencia. El gigante navarro trató al coloso de tú a tú. Lo encaró en primera posición y lo subió a su ritmo, con respeto. Fue una escabechina. Sentado, sin apenas levantarse salvo en los durísimos kms. finales, el que por entonces caminaba hacia el tricampeonato del Tour eliminó a la mayor parte de los rivales. Los poquísimos que le aguantaron (Rominger, Mejía, Breukink) evitaron cualquier intento. En el caso del holandés, un problema mecánico en el descenso reveló que había coronado completamente fundido. Como Bugno, que entró a 7´. También había que bajar al valle para acabar la etapa, pero el navarro tranquilo no pensó en eso.

Este año no hay superequipos en carrera. No se puede repetir lo del Discovery en 2005. Son 40 kms. de descenso a meta. Se viene de un día de descanso, quedarán cuatro días para la crono. El Galibier está en el lugar adecuado, en el momento adecuado, con los ingredientes necesarios. No volverán a encontrar un puerto igual –ni siquiera Larrau- en lo que queda de competición. La escapada se formará de inicio en L´Iseran –otro al que hay que dar de comer aparte-, pero eso no es óbice para que los favoritos no se muevan. Las montañas están inusualmente nevadas, las águilas en las cumbres. El Galibier, en definitiva, apela a la mejor épica del ciclismo. Con esa ilusión veré la etapa de hoy. No se la pierdan.

16 julio, 2007

Rasmussen, un escalador en la mejor tradición de la leyenda

En octubre de 2006, mientras disputaba el Giro de Emilia, el danés Michael Rasmussen sufrió una durísima caída que le fracturó la cadera. Tras una lenta y penosa rehabilitación, reapareció y disputó el Giro siguiendo la línea abortada por Armstrong de coger kms. en la prueba italiana para después brillar en julio, en los puertos alpinos.

Ayer Rasmussen volvió a hacerlo. Ya son tres años seguidos ganando etapas increíbles y al mismo tiempo creíbles en el Tour de Francia, ante los mejores y sacando diferencias importantísimas. ¿El secreto? Atacar lejos, no ceder jamás y ser muy consciente de sus propias fuerzas. El danés es un escalador en la mejor tradición de la figura arquetípica del ciclismo: el corredor solitario, el escalador del puñado de victorias, pero todas ellas memorables. Es un ciclista maravilloso.

La etapa no era muy larga, de 165 kms., pero desde los primeros compases hubo movimientos muy interesantes, incluyendo una escapada peligrosísima con Michael Rogers, muy valiente y muy desafortunado en su apuesta. Aunque el pelotón no dejó ir muy lejos la diferencia (2´antes de afrontar la subida al Roselend), tampoco hizo nada por alcanzarlos. Así, llegada la subida al puerto alpino, el héroe danés saltó y no tardó mucho en enlazar con los fugados. Se puso en cabeza y no se fue de ahí hasta 85 kms. después, tras escalar el solito -jamás pide un relevo, jamás mira atrás- tres puertos de primera y llegar a disponer de 6´sobre un pelotón que durante bastantes momentos fue al ritmo marcado por Bennati, en uno de los frecuentes misterios del ciclismo.

En la bajada del Roselend, Arroyo -qué gran corredor- se fue al precipicio y Rogers contra el quitamiedos. Mientras el talaverano pudo volver a reintegrarse sin gran daño, porque ese estaba por llegar en forma de director de equipo, el australiano fue injustamente pagado en su valentía y tuvo que retirarse entre lloros y sollozos, tras intercambiar una gelidísima mirada con el robot que dirigía el coche de equipo en el que se montó. Rasmussen se desembarazó de Colom y Arroyo en las primeras rampas de Tignes, la subida final, y acabó ganando la etapa con casi 3´de ventaja sobre los favoritos.

Entre estos no hubo ninguna hostilidad hasta esos 18 kms no muy duros, pero que provocaron raros momentos de alzarse del sillón. Y es que hubo algo que no suele haber en el ciclismo moderno: ataques y contraataques, gente que se va y después es reintegrada, gregarios que no los son y corredores que se mueven a borbotones. El primero fue Moreau, convertido en escalador con reprise para dar latigazos a repetición. Y nada más empezar el puerto. Fue una acción inesperada. Se fueron con el un puñado de corredores muy buenos, favoritos al podio: Valverde, Contador, Evans, Schleck, Kashesckin y el gregario Popovych. También Mayo, el prodigioso. Agotado el ucraniano al poco de empezar su labor -en el Tour 2005 llegaba hasta cerca de la meta y estuvo cerca de acabar en el top ten, pero ya no hay esos fenómenos, igual que ya no hay novales, padrnos o ekimovs- todo quedó convertido en una titánica lucha de jefes de fila o grandísimos corredores. Nada de peones.

Y los que había, infrautilizados. Colom fue obligado a descolgarse pero apenas pudo ayudar a sus dos jefes, que llegaron a circular con 1´10" de retraso a mitad de la subida, y Arroyo solo recibió la orden cuando quedaban tres kms y apenas si dió un relevo de 100 metros. Mientras tanto, Valverde salió a todos los ataques de Moreau. Y no fueron pocos. Ese tipo de exhibiciones de Piti, que corre con el dorsal 18 por esos caprichos del orden alfabético, ya sabemos como acaban: cuando se produce el ataque decisivo, se queda. Y así fue. Tras pasar la bellísima presa de gravedad de Tignes -que aparece en todos los libros de ingeniería del ramo-, la carretera ofrecía los mejores porcentajes de la subida. Valverde se quedó por el ritmo. En ese momento atacó Mayo, rabioso y haciendo olvidar que las tres últimas ediciones del Tour había abandonado.

El de Igorre se fue solo, porque comparte muchas de las características de Rasmussen. Las características del escalador mítico, y ahí está su record de la DDR en el Ventoux para corroborarlo. Cedido Valverde, Evans se puso a tirar -una subida inteligentísima la del australiano, la nota más positiva en una jornada en la que el ciclismo aussie perdió a Rogers, McEwen y O´Grady, un corredor con propensión a descalabrarse- y fue el que impidió que se acercasen los rezagados. Sí, esos que llegaron a circular a 1´10". La razón está en que pusieron a tirar a Kloden, el mejor situado en la general, en una decisión estratégica ambigua, casi al mismo nivel que la triada que gobierna el Caisse. La bestia parda alemana llegó a poner al grupo de conservadores a 15", solo para ver ceder a Vinokourov. Y le hicieron quedarse con él. Sin palabras.

Fue ahí, justo cuando acababan los falsos túneles, cuando salió Sastre, agazapado hasta entonces viendo como Schleck le quitaba galones que sólo él se pone. También Menchov, que para mí ha hecho la subida más inteligente de todos, considerando que es el mejor contrarrelojista de los escaladores. Era un poco tarde, como siempre. En meta Vinokourov sólo cedía 1´en una jornada donde podía haber perdido el doble o más. Y con el Kloden. Así es el ciclismo. Piti, que tiene un sprint maravilloso, en proporción inversa a su nula capacidad táctica, fue el tercero de la etapa, superado netamente por dos escaladores mucho más valientes y ambiciosos. ¿Dónde piensa recuperar tiempo? ¿En la crono? ¿Dará para tanto su mejora de rendimiento deportivo?. Subida emocionante, pero salvo Rasmussen y en mucha menor medida Mayo, muy poco tiempo perdido en la general: entre el 2º y el 15º hay un puñado de tiempo. Hay terreno. Y hay Tour.
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El viernes Freire se fue para casa tras volver a ser segundo en el sprint tras un Boonen muy pillo a la hora de cerrarle. El pelotón volvió a llegar con gran retraso, tras jugar al gato y el ratón con Wiggins. El sábado Linus Genderman se aprovechó de la moda de hacer la primera cata en la montaña con el esquema de un puerto poco antes de meta. Escapada larga, el pelotón que no tira y los fugados que coronan La Colombiere cediendo sólo 1´de su ventaja ante todos los favoritos. El joven alemán consiguió el amarillo, que le ha durado un día, pero bien que lo ha disfrutado: desde el podio lazaba besitos como una estrella del pop, en lo que quizás sea la única alegría del T-Mobile en este Tour. Ningún ataque de favoritos, huelga decirlo.

Mención aparte merece el colombiano Soler, que se escapó del pelotón al inicio de la subida y, sin recibir ni un solo plano de las cámaras, llegó a meta quinto y se colocó cuarto de la general. Ayer no anduvo tan fino, pero es joven y su empresa merece ser reseñada.
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El sábado Xabier G. Luque -que está escribiendo muy buenas crónicas, todo hay que decirlo- reseñaba la primera vez que se subió La Colombiere y pasaba directamente a la otra vez que el Tour llegó a Le Grand Bornard. Y todo por no decir que el último corredor que había coronado el puerto había sido Landis. Memoria oclusiva, sin duda. Y ánimo de pasar página. Como yo hice con el periódico.
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Gran decepción de Antón en el Tour. El joven escalador, con dos victorias en alto ProTour y reciente tercero en el Ventoux tras subir a ritmo, entró ayer a 40´, con los sprinters, mientras compañeros suyos como Txurruka o Astarloza están haciendo un gran Tour para sus características. Menos mal que ayer Arribas nos decía que está follando de maravilla.
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Me niego a citar a Contador, un ciclista tan patético que entró en meta alzando los brazos, un gesto sintómatico de un corredor acostumbrado a ganarse el corazón dando pena. Y qué grotesco Carlos de Andrés hablando del cavernoma de las narices a tres kms. de meta.

13 julio, 2007

Pozzato impone su clase en una etapa trepidante

¡Qué etapa la de ayer! Quinto día de carrera y un recorrido rompepiernas a través de la Borgoña y el condado de Morvan. Se preveía algo más de animación que en los días anteriores, pero en absoluto el caudal de noticias que se han acumulado. Un puerto de segunda, uno de tercera antes de meta que era una auténtica encerrona, caídas de favoritos y un vencedor estelar, brillantísimo: el enorme Filippo Pozzato, que había anunciado a los cuatro vientos (en tiempos de Internet: en cyclingnews.com) que tenía marcada la etapa. Y no falló.

La jornada venía animada por una fuga de cuatro corredores, en la que tras subir el puerto de segunda a 40 kms de meta quedaron únicamente Sylvain Chavanel y Philipe Gilbert. El francés, que es mucho mejor que el mote que le ha puesto Chema Bermejo de As (Sylvain Chavalín), ya estuvo escapado el día anterior, y del valón del Française des Jeux, ¿qué decir?. Le encanta ir escapado, sigue siendo joven y algún día dará con la gran victoria que merece. En el pelotón tiraban fuerte y, de repente, se empiezan a suceder caídas, pinchazos, enganchones y besamientos de cuneta: Sastre, Valverde, Klöden (probable fractura de coxis, veremos si toma la salida hoy) y, aunque la publicidad escamoteó el momento, Vinokourov.

Y el ciclismo también es esto. Nada de esperar, que bastante vergüenza pasamos todos camino de Caravaca en la Vuelta 2004: una caída se tiene que aprovechar. El CSC se puso a tirar a bloque en cabeza de pelotón. Después el Rabobank. El puerto de tercera se subió a ritmo de clásica. Neutralizados los dos fugados, el espectáculo estaba en ver como el Astaná había descolgado a seis corredores (todos menos Kloden, que bastante tenía con aguantar, y Kasheskin) y de nada sirvió: tiraron como posesos quemando unidades y apenas acercaron a su líder rubio al pelotón. Al final tuvo que ser ayudado por Boonen (¿?) y Eisel, que ni siquiera fue compañero suyo en T-Mobile. En la cima del puerto cedía 1´, en meta 20” segundos más: ha recibido la medicina de Granada, pero con caída de por medio. Nunca está de más repetirlo, pero ver a un favorito tirando de un grupo de rezagados y no recibir ninguna ayuda es la viva imagen de la desolación en el ciclismo. También una de las más bonitas para el aficionado, aunque mejor si no viene provocada por ninguna incidencia.

El peligrosísimo descenso del puerto fue aprovechado por Popovych (puede que se acabe especializando en este tipo de acciones, que le daban buenos frutos de amateur) para un tímido ataque, pero se fue al campo en una curva cerrada; y con el ruso también se salió Cancellara, aunque ninguno cayó. Enfilados hacia meta y con el Lampre marcando un ritmo buenísimo para Bennati, todo parecía hecho para Freire. Al sprint se entró velocísimo, merced a uno de esos toboganes tan frecuentes en las carreteras francesas, y Freire se quedó ligeramente encerrado. De repente, la famosa abertura hacía un lado, la mayor señal de una nueva victoria del cántabro. 100 metros para meta. Una bala verde avanza por el centro. Pozzato por menos de media rueda, pero una victoria neta. De clase.

En la repetición, se ve la impecable trayectoria del fuoriclasse italiano: recto, pedaleo redondo, sin balancear la bicicleta. Un sprint que vale una gran victoria, la segunda del todavía joven (26 años) corredor en el Tour. Y ante mejores rivales: su victoria de St. Brieuc en 2004 fue en una pequeña escapada con Iker Flores y Mancebo, que es como vacilar de hacer muchos viajes ante un grupo de presos, y en su momento fue saludada por su muy envidioso compañero de equipo J.A Flecha con la frialdad e indiferencia que le caracteriza. Sin restar méritos a Pozzato, el catalán entró en meta con los favoritos. Ni se le vio ayudando a Freire, pero esto ya no es noticia. Es su columna de La Vanguardia de ayer justificaba su escapada del miércoles (“no era yo el que iba escapado”: debía ser Bob, el de Twin Peaks), mientras Breukink no se explicaba que hacía allí delante. Un sinvergüenza.

Primero Pozzato, segundo Freire, tercero Bennati, cuarto Kirchen, quinto Zabel, sexto Hincapié. Nombres y puestos de gran clásica. Una etapa trepidante. Y dos hombres muy felices: el italiano que suma una nueva victoria en su selectísimo palmarés y Zabel, que vuelve a lucir el maillot verde, su color. ¡Ah!, que hay otros corredores muy felices. Sí, pero nadie se atreve a comentar lo mucho que les beneficia el fuera de juego de dos de las tres cabezas de la Gorgona del Astaná.
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Es un escándalo que se deje publicar esto. O sea: que Pantani se murió por no plantarse. Claro, claro.
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"La cerveza, estupenda; los pinchos suculentos, la temperatura fenomenal" ¡Que diver es tener diálogos entre líneas! Si no te lo digo yo, Jon, te lo dice tu cardiólogo. O debería decírtelo tu redactor jefe.

12 julio, 2007

¿Que pasó con Klöden en el Tour 2005?

Circula un rumor por el pelotón. Klöden está que se sale. Ahí está su prólogo de Londres, equivalente en diferencias con su inmediato perseguidor al de Cancellara. Ahí está su Vuelta a Suiza, disputada de menos a más y concluida con un décimo puesto y brillantes actuaciones contra el reloj. Es, para gente que sabe mucho de ciclismo, el máximo favorito para el podio final de París. En 2004 fue segundo. En 2006 tercero, que bien podría haber sido primero considerando que le precedieron Landis y Pereiro, el de la escapada de media hora. ¿Qué pasó en 2005? Mejor aún: ¿qué pasó entre su eclosión fulgurante en 2000 hasta su retorno en 2004?

Tampoco vamos a andar con misterios. Klöden es un corredor producto del Telekom/T-Mobile. Ya saben: el laboratorio de Friburgo y todo eso. Ahí están los testimonios de Jaksche, Aldag o Henn, que compartieron equipo y años con nuestro protagonista. En el año 2000 gana la París-Niza y el País Vasco con un golpe de autoridad en la crono. En los JJ.OO completa el copo del equipo telefónico con un bronce. Desaparece. La explicación oficial es una lesión de rodilla "por la sobrecarga de entrenamientos". Ellos sabrán. Lo cierto es que no hace nada de nada en tres años. ¿Un nuevo Berzin? ¿Un sputnik más en la lista del ciclismo?

Sorprendentemente renueva por el T-Mobile, al parecer por una apuesta personal de Godefroot, el amigo de Arribas y el que dice que no sabía nada de lo que hacían sus corredores. En el Tour 2004 hace en ocho etapas entre los cinco primeros. Segundo en la general, con soberbias actuaciones en la montaña y en la crono. Su supuesto jefe de filas, Ullrich, sólo pudo ser cuarto. Y llega el Tour 2005, el de la superarmada T-Mobile contra Armstrong en su último embate. Recordemos el equipo, que merece la pena: Vinokourov, Ullrich, Sevilla, Kloden y Kessler, entre otros. Y pasa lo que pasa: en la etapa de Gerardmer, 231 kms. de cuando los ciclistas no se quejaban por el kilometraje y rematados con una subida a pocos kms. de meta a un puerto traicionero.

Armstrong se queda solo y Kloden lanza un ataque brutal. Enlaza con el escapado Weening -un corredor que parece estancado- y sólo es batido por medio tubular en la línea de meta, metiendo a todos los favoritos 27" más la bonificación. Al día siguiente la maravillosa etapa de Rasmussen por los montes de Alsacia y después día de descanso, con lo que eso significa en los tiempos pre-Operación Puerto. Aguanta bien la etapa siguiente, la mitificada victoria de Valverde en Courchevel. También con la cabalgada de Vinokourov, Botero y Pereiro en el Galibier. Pasa el macizo central cómodamente asentado entre los puestos octavo y décimo de la general, y eso que trabajaba de gregario. En la etapa de Pau, la que ganó Urco Pereiro a 39 km/h de media subiendo el Marie-Blanque, y que casualmente estaba después de la segunda etapa de descanso, Kloden se cae. Como se sabrá el día después, cuando no toma la salida, tiene la muñeca rota. Muñeca rota, ojo. Imaginénse el dolor, ¿cómo se agarra el manillar? ¿Con la boca?. Bueno, pues Kloden consiguió acabar la etapa en el tiempo del grupo de favoritos, a pesar de que iban volando para arreglar el desaguisado montado por delante. Eso si que tiene mérito, si. Lo de hacer pitar la máquina y presentarlo como un abandono por fractura.

Kloden, amiguísimo de Ullrich, realizó en 2006 durante el Tour declaraciones inequívocas sobre lo que pensaba del doping. Señalado por su propio equipo, emigró al Astaná con Kessler (positivo esta temporada en la Flecha Valona), a pesar de saber que iba a estar supeditado a su no tan amigo Vinokourov. Pero claro, ya se sabe lo que iba buscando. No la amistad, no la progresión, sino seguir con las mismas prácticas sobre las que ha construido una de las historias deportivas más oscuras del ciclismo reciente.
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Sprint imperial ayer en el Tour. Ganó Hushvod, en lo que sorprendentemente es su primera victoria de la temporada. Era una recta perfecta para un gran sprint: ancha, larga y con muchas ganas, porque este año no hay ningún dominador claro. Y ojalá esto sea una tendencia general: que se acabe la época de los trenos, de los Cipollini y Petacchi ganando cuatro y cinco etapas, una calcada de la otra. Gran parte de la victoria del noruego se debe a que, por una vez, fue bien pilotado por Julian Dean, el neozelandés con tendencia a caerse. Un lanzador, sólo uno.

Freire ni eso. Su supuesto lanzador, J. A Flecha, circuló escapado con otros cuatro corredores una buena porrada de kms., para nada. Es su espíritu como corredor. Alguien que ganó un G.P de Zürich con un demarraje a pocos metros de meta lleva años intentando la escapada, siempre con el mismo resultado. No se ni por qué le dejan. A la hora del sprint, Freire se tuvo que arreglar a rueda de un impresionante Hunter, y si no llega a ser que se rozó con Burghardt, hubiese estado mucho más cerca de Hushvod de lo que muestran las imágenes. Tercero final, algo que no mereció ni un comentario en el Telediario que agriamente -cuando se pone a hablar de ciclismo- presenta María Escario. Las cámaras para Flecha. Pues ellos mismos. Un último apunte: absolutamente preciosa la zona de Francia por donde discurrió ayer la etapa.
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Es una maldad absoluta, pero hoy es el día para decirla. Resulta que Juanma Castaño, el reportero semianalfabeto que habían especializado en la Ser para hablar de ciclismo, con tanta fortuna como el Bizconde, este año no está en el Tour. ¿La razón? Está retransmitiendo los San Fermines para Cuatro. A saber que extraños mecanismos mentales dentro de los vasos comunicantes Cuatro-Ser-Prisa han llevado a tan extraña pirueta comunicativa. O no hace falta saber tanto: hoy, que ha salido un encierro crudo, salvaje, hemos visto la auténtica catadura moral del gijonés que aprovecha cualquier oportunidad para hacer patria pueblerina. Al fin y al cabo, tampoco es tan raro el salto que ha hecho: ha pasado de hablar sobre sangre a seguir hablando sobre sangre y de presentar el ciclismo como una reunión de amigos tipo "La aldea del Arce" a los San Fermines como una actividad cultural; la pena es que no corra delante del toro...

11 julio, 2007

Una nueva incógnita para el ciclismo

Me pongo a ver la etapa y veo que en cabeza del pelotón hay ciclistas sacandose la chorra y meando ante las cámaras. Compruebo la hora y veo que los escapados van con el plato pequeño en una llanura llanera. Vuelvo a mirar la tele y veo a Chente, símbolo de mafia, en la cabeza del pelotón, posición a la que solo se acerca cuando tiene que ejercer sus labores de mamporrero. Escucho a Carlos de Andrés decir que la primera hora fue a 40, la segunda a 30, la tercera a 30 y la cuarta a 30.

Confundido, intento explicar los porqués. ¿Protesta encubierta por la distancia de la etapa, 236 kms? Sería ya la última muesca de un deporte que se muere, y se muere en gran parte por los ciclistas: esa distancia, y más en un terreno llano, es consustancial al ciclismo. No puede ser. ¿Será el día de vacaciones que se suele tomar a principio de temporada, cuando el pelotón entra a media hora de los vencedores? Nah. Sopeso otras posibilidades, pero las rechazo todas. Ahí está el espectáculo del día, inolvidable para el ciclismo: si los escapados aceleran (dos franceses anónimos), el pelotón acelera; si los escapados van con el plato pequeño, en el pelotón se chafardea. Ninguna lógica posible. El absurdo.

A 50 kms. para el final salen otros comparsas. Se anima algo la cosa. El final es bastante emocionante porque no se sabe quien va a ganar: si los escapados que solo han luchado por su victoria al final o el pelotón. Gana el pelotón, claro, aunque hubiese estado bien que llegasen los -por una vez no- valientes. ¿El pelotón? No, Cancellara. El suizo, que le sale la fuerza por los poros de la piel, aprovecha un ligero tramo adoquinado para hacer la diferencia y, aprovechando sus magníficas cualidades de llegador, se lleva la etapa ante los sprinters más cualificados. Ojo, no es le primera vez que lo hace, aunque no de esta manera tan flagrante: lo hizo en Semana Catalana en 2004 y en París-Niza en 2005.

Un buen final puede arreglar una etapa o un Mundial catastróficos. Pero todo buen aficionado al ciclismo haría bien en no olvidar lo vivido en esta etapa. En meta entrevistan a algunos corredores y les preguntan por la motivación de ese ritmo propio de cicloturista. La ley del silencio. "Que si antes cogemos a los escapados, peor". Sí, pero ¿por qué los escapados no aprovechaban para hacer un gran hueco? ¿Por qué llevaban el plato pequeño? ¿Miedo a una escapada-bidón tipo Pereiro en Montelimar? ¿Realmente Vogondy es una amenaza para alguien? No sabremos que pasó ayer. Quizás un aviso de los ciclistas a los organizadores: que sin ellos no hay espectáculo, o algo así. Pero es que con ellos tampoco. En plena crisis de credibilidad general del ciclismo, en la tercera etapa del Tour -no vale que están cansados o que hacía mucho calor o que ayer llovió- retrasan la etapa más de una hora -con todos los problemas logísticos que eso conlleva- y encima ofrecen una imagen de cachondeo padre.

No olviden este etapa. Nunca se había producido en el Tour. Probablemente tampoco en el ciclismo. Después dicen que hay desunión.
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Revista de prensa: Arribas habla de "juego de inteligencia"; Trueba, que escribe muy bien pero que tiene un conocimiento relativo de ciclismo, habla de que "los organizadores insistan en recorridos que castigan innecesariamente las piernas y la paciencia" (habría que recordar que el ciclismo es un deporte de resistencia y desgaste, más el Tour); Urraburu, un especialista en escurrir el bulto, ni siquiera se refiere a la noticia del día, aunque en su especie de columna personal también achaca la culpa "al kilometraje"; Gómez Peña se limita a presentar la media de la etapa.

Este es el ciclismo que padecemos. Este es el periodismo del ramo en España. Es como un flagelo.

10 julio, 2007

Otro positivo del Phonak, un positivo del Caisse

¿Alguien se acuerda de cuando fue el último positivo en la estructura Reynolds-Banesto-Caisse? Digo positivo de manual, no espantadas por la rodilla de Valverde o Zaballa cazado al salir de hacerse el pit-stop de sangre. ¿A que cuesta acordarse? Bueno, pues se ha producido hace nada. O hace mucho. Depende a quien pregunte. Depende quien se tenga que justificar.

Marco Fertonani es uno de esos corredores donde la mayor incógnita no es lo que hará, si no que narices hace siendo profesional. Un auténtico acertijo con pedales. Clase 76, debuta en 2002 con Phonak a la no muy prometedora edad de 26 años. La razón es que este simpático italiano proviene del mundo del cicloturismo, ese submundo dentro del ciclismo donde la mandanga corre a sus anchas, una especie de Liga de los Monstruos donde dominan Rumsas o Aitor Kintana. Y debuta en el Phonak, lo que no es baladí.

En la estructura suiza se tirará tres temporadas, hasta 2004. Sus resultados no son nada halagüeños. ¿Qué vería Alvaro Pino en él? ¿Qué pasaría que no carburaba en un equipo donde se juntaron Hamilton, S. González, Pereiro, Sevilla, Q. Gutiérrez, Perdiguero, Camenzind y Santi Pérez? Recibe una nueva oportunidad para 2005 en el Domina Vacanze, el equipo de Santoni que se estaba extinguiendo tras haber albergado a toda la corte de Pavarotti Cipollini. Logra ser quinto en el Tour de Romandía y aparecer en algunas quinielas de frikis para el Giro. Nada de nada.

Bueno, pues un corredor que muy forzadamente se puede considerar como apto para el ciclismo profesional recibe una nueva oportunidad en 2006 de...el Caisse d´Epargne. Justo en el año en que fichan a otro ex-Phonak, el ínclito Urco Pereiro. Ya saben: a Valverde lo rodeaban de sus murcianicos y al gallego, vista la deplorable situación del ciclismo irmandiño, a un antiguo compañero de habitación. Y el italiano paga: ahí les reproduzco la noticia, tal y como apareció en la Gazzetta, de su única victoria de verdad. Fue en la Vuelta a Castilla-León de 2006, donde el italiano ganó en Navacerrada en una auténtica exhibición: recuerden que en esa edición hubo obuses de grueso calibre entre Popovych de Discovery y Vinokourov de Liberty, magníficamente dirigido por Manolón. Ah, que también estaba Luis León haciendo de sprinter, contrarrelojista y escalador.

De esa época me acuerdo de haber leído algo de los navarros diciendo que Fertonani es un corredor que necesita confianza, que cuando la carretera es tipo autopista como Navacerrada se pone el turbo y no hay quien lo coja. Será eso, claro. El caso es que hubo que volver a buscarlo en el fondo de las clasificaciones. Hasta esta temporada. El italiano formó parte de la apisonadora negra que ha asolado las carreteras esta temporada. Desde Mallorca hasta Suiza, pasando por París-Niza, Volta y las Ardenas. Bueno, pues en medio está el Tour del Mediterráneo, carrera en la que ganó Jose Iván Gutiérrez pero en la que los hombres de negro pudieron haber copado el podio al más puro estilo Gewiss u Once.

Ahora sabemos que Fertonani, cuarto final en la cita francesa, dió positivo en febrero en esa prueba. Positivo en casa Echavarri-Unzue. Ayer el primero de ellos se quejaba amargamente al hombro de Arribas diciendo que la filtración del positivo se había producido en la previa del Tour, con ánimo de hacer daño. No es esa la amargura, Jose Miguel. La amargura es que un positivo lleve congelado cuatro meses, entre la espiral del silencio sobre el dopaje que rodea al ciclismo. Espiral de la que todos tus amigos periodistas forman parte: apenas algún comentario a pie de página en algún periódico.

Pero recordemos cómo fue el Tour del Mediterráneo. La primera etapa, una CRE, fue una victoria para el Caisse; la segunda etapa vio a nuestro protagonista entrar cortado y perder 1´12"; daba igual: camino de Marsella asistió a la exhibición de Ignatiev desde el pelotón y el cuarto día, en el Mt. Faron, hizo quinto, aupándose al cuarto puesto de la general. Las restantes dos etapas fueron un mero trámite. Pero fíjense en la general final: el Caisse mete cuatro corredores entre los nueve primeros, incluyendo el primero, el tercero, el cuarto y el noveno. Gana por equipos. Y el único que da positivo es Fertonani.

El Reynolds-Banesto-Illes Balears-Caisse está haciendo la mejor temporada de su historia a nivel colectivo. Y tienen un positivo en un tercer espada en febrero, en el inicio de temporada. Después dirán que todo es una conspiración, cuando tienen en plantilla a Zaballa, Rubén +1 gratis Plaza y Fran Pérez, por no hablar de Piti y Pereiro. Ahora dirán que Fertonani iba por libre y que es un tío raro. No, si lo raro es lo que ha tardado en pitar la máquina. O que todos sepamos varios meses después que la máquina ha pitado.
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Están muy contentos los envíados especiales al Tour. El año pasado el corte en el brazo de Hushvod, que mereció titulares y fotos king-size; este año la caída de Gonzalo y ayer la montonera, carne de telediarios. Lo que sea por no hablar de ciclismo. Y mejor no les hablo de lo Robert Millar, que ha llegado a ser saludado por Arribas como "positivo" porque al menos no se habla de doping, aunque sea a costa de una invasión en la vida privada de un corredor retirado hace 15 años. Todo vale.

Ayer montonera, como les decía. Sólo veinte corredores por delante y extrañísimo sprint para Steegmans, que nunca se quiso parar. Boonen segundo. Doblete flamenco en Gante. La mejor victoria del ex-lanzador de McEwen. No hubo mucho más que contar, quizás la extraña sensación que a uno le queda oyendo la excitación de Carlos de Andrés cada vez que se produce un suceso de este tipo. Y este es de los que dicen que defienden el ciclismo: nunca hablan de doping, en cambio rezuman jugos lúbricos en cuando hay caídas, sangre y metal contra hormigón, para poder decir "están hechos de otra pasta".
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¿El fin de las palomas mensajeras?

09 julio, 2007

Cancellara, líder de sábado a sábado

Se cumplió el pronóstico. Cancellara, actual campeón del mundo CRI -en la foto- ganó el prólogo del Tour de Francia con la misma autoridad con la que ganó las dos cronos de la Vuelta a Suiza. Y autoridad en Cancellara significa dejar al segundo clasificado a una distancia absurda. Se mueve en otra liga. Tras fracasar en las clásicas, tras no ir al Tour el año pasado al publicarse su mote eufemianístico (Clasicómano Luigi), el suizo vuelve al primer plano del mundo ciclista, un lugar en el que se encuentra muy a gusto -en las entrevistas parece que no tiene abuela- y del que no se va a bajar hasta el sábado.

Por la diferencia lograda (41" al primero de los sprinters importantes, un Hushvod que sólo pudo ser 28º tras haber ganado el prólogo del año pasado) y porque en la Vuelta a Suiza demostró sus ambiciones, Cancellara puede ser líder hasta el sábado, cuando se dispute la primera etapa de montaña. Sí, a los sprinters les beneficia el recorrido y las bonificaciones; sí, el CSC es un equipo con ambiciones en la general y no puede gastar energías defendiendo un maillot circunstancial; sí, hay muchos equipos que buscarán la escapada, porque están para eso en el Tour (los franceses y el Saunier, me temo, menudo papelón en el prólogo); pero Cancellara se metió en el sprint del primer día en Suiza y fue...tercero, y todo porque veía su querido color amarillo amenazado por Bennati. Y tras lanzarle el sprint a su compañero O´Grady.

La primera semana con un mismo líder no es algo extraño en el Tour. Ya lo logró un corredor como Kirsipuu hace no muchos años, y Cancellara es infinitamente mejor. Además, su equipo está seriamente tocado y cualquier publicidad positiva será bien recibida: con el director y factotum (además de gurú, curandero y médico personal de Basso) Bjarne Rijs en casa, el nombre de CSC ha sonado más en los últimos tiempos asociado al dopaje que a victorias y hechos positivos. En definitiva: salvo suicidio colectivo en una empresa que tienen a su alcance, tenemos líder para rato. Cancellara. Clasicómano Luigi. Este es el Tour. No deja de ser ciclismo.

Ayer etapa por el condado de Kent. Escapadas, casas con abuelitas preparando mermeladas y victoria brutal al sprint de McEwen, a lo Freire. Mientras unos -la mayoría- iban a una velocidad, el australiano de 33 años inició la combustión de un cohete y salió embalado hacia la meta. Una bicicleta de ventaja. Segundo Hushvod, que nunca ha sido un plurivittorioso y tercero Boonen, cuyo equipo llevó la parte del león del sprint y al que ha vuelto a decepcionar. No tanto como el Lampre, lleno de hombres rápidos y con un auténtico Don Excusas como Bennati, incapaz de mantener su posición en el grupo. Mejorarán, sin duda, porque un sprint como el de ayer es imposible de repetir. De malo.

Freire estuvo muy bien. Primero con lo de que no firmaba la carta, después el bulo de que se había confeccionado una ad-hoc, después el forúnculo "macho"... y primer sprint y ahí estaba Freire, inmejorablemente situado en la cuarta posición a 500 metros de la llegada. Después salió McEwen como salió y sólo pudo ser séptimo, un resultado más que decente habida cuenta de su poca competición. Hoy Boonen se las promete muy felices en la multitudinaria -riánse ustedes de El Rocío con la que se va a montar hoy en Flandes- llegada a Gante, pero ojo a Freire. Por cierto, ¿Flecha para que ha ido al Tour? ¿Para lo mismo de la San Remo? ¿Para ver el triunfo de su compañero 400 metros por detrás? Después se colgará las medallas...habrá que leer sus columnas en La Vanguardia, auténtica cita anual con el humor. Como el Tour y las crónicas de los periodistas desplazados, ese Jon Rivas que el sábado titulaba "El Tour de la hipocresía" y traducía dernier question como "próxima pregunta" y no "última pregunta". Y mejor no les hablo del resto de la Armada Española desplazada, que hay que empezar estas tres semanas con buen pie.
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Me ha durado una línea la buena predisposición. Una línea, o el tiempo en que he tardado en leer esto. Fíjense en las no-preguntas, en los que podríamos denominar periodismo estilo zen. Las respuestas no le van a la zaga. Motivación entendida de una manera cómica ("Se me quitaron las ganas de todo. Hasta de ver la tele"), "experiencia como uno de 50 años" (será en caídas), ni una cita a la carta escrita y machacada en todos los medios en donde no negaba que se hubiese dopado, por supuesto nada de AC y mucho de cavernoma. Hasta de Burgos. Arribas versión 2.0 en estado puro. Alberto Contador en estado gaseoso, etéreo, evanescente. Sobran los adjetivos.
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Así vió Garai, del que no sabía que fuese afiliado a la ONCE por su ceguera y sí por su devoción por Manolón y el equipo, lo que fue un ejercicio de periodismo puro y duro. La rueda de prensa. El entrevistado y una terna de periodistas -rueda- haciendo preguntas. De lo que sea. Especialmente de la bolsa número 18 y Valv. (Piti). A Garai le parece mal. No fue el único periodista español (vease lo de Jon Rivas de arriba, entre txikito y pinchoteo), pero ya les he hablado durante muchos meses del frente común, por encima de cualquier ideología o cabecera, que marcha al grito de: "¡No pasarán! ¡Valverde ra, ra, ra!". Tal es la desfachatez de Garai, que se alinea con los que no quieren responder a sus colegas -toma solidaridad gremial-, que incluso se atreve a publicar el nombre del periodista al que Valverde no contesta: Andreas Burket. Pues viva Andreas Burket.

06 julio, 2007

Panic on the streets of London

Eran los años ochenta y Morrisey comenzaba con esta estrofa una de las canciones más famosas de la banda-mito The Smiths. Su legión de fans sigue bien activa, y se publican libros de un recorrido histórico bajo el mismo título por todos los lugares de Londres asociados a la banda inmortal. O de como tose el semidios que vive en Roma.

Sin embargo, este es un blog de ciclismo. El titular viene a cuento porque, pensando que poner, me imaginé el pánico de muchos equipos ante un Tour que cada vez les pone las cosas menos fáciles a los tramposos. Pánico en las calles de Londres. Y llegará hasta París.

Al lado reproduzco el recorrido del espectacular prólogo. Se sale de Trafalgar para descender hasta la vera de las Casas del Parlamento y el Big Ben y después torcer por Victoria Street para acometer la entrada en la zona de los parques (el auténtico núcleo duro del prólogo) por nada menos que Buckingham. Después se atraviesa todo St. James Park y se continua paralelo por el borde sur de Hyde Park, para cortar a la altura de la mitad del lago central y regresar ya para la meta situada en las inmediaciones de la plaza de armas y el monumental arco de la victoria que hay en Londres.

No se equivoquen. El protagonista manaña no será ni el dopaje ni las muchas sombras del ciclismo, sino el continente. Un prólogo para marcar un hito, con tal de que acompañe el buen tiempo que está faltando todos estos días en Wimblendon, otra competición de primer nivel que se está disputando paralelamente, porque en Londres cabe de todo. Los informativos no se podrán resistir a las bellísimas imágenes que va a dejar el evento. Ayer el protagonista era un Pereiro farruco, ofreciendo incluso a su mujer (hace falta ser grosero) a los dirigentes de la UCI. Para ver eso, prefiero ver tomas aéreas de Londres. O de Vallecas.

El año pasado Arribas se mostró milenarista al decir que en los años acabados en seis pasaban cosas raras en el Tour, vencedores sorpresa, cambios de ciclo. Acertó. Este año también pasará algo igual. Existen normas no escritas en el ciclismo (sí, además de la Ley del Silencio), como la maldición del campeón del mundo o que, tras un ciclo largo de dominio en el Tour, hay dos-tres años de ganadores variados antes de una nueva hegemonía, que siempre será ejercida por alguien que convivió al menos una temporada con su antecesor. Y este año todo apunta en esa dirección.

Vinokourov, el máximo favorito, tiene una edad provecta para su empresa, por lo que difícilmente podrá ir más lejos de este año. Y eso contando que pueda aplicar todos los desmanes de los que hizo uso en la pasada Vuelta. Valverde es un ciclista sin límite, pero también sin definición, y sobre cuya carrera pende una espada de Damocles. Concretamente, la número 18. Leipheimer es un corredor cuya sola presencia en la lista de favoritos evidencia la crisis del ciclismo. Menchov, el corredor con más clase y valía de la terna, no parece a la altura del reto. Sastre es y siempre será algo más allá de un segundón, y se le puede aplicar la misma frase que al corredor americano líder del Discovery. Evans, más de lo mismo. En todo caso, de aquí saldrá el vencedor.

La esperanza está en mirar a los jóvenes. A los que suban la montaña en el segundo grupo. Kohl, Contador, Gusev -un favorito para el prólogo apenas citado en ninguna parte-, Antón, Schumacher, Kasheshkin, Dekker, Schleck, Gendermann...La esperanza de ver caras nuevas, porque de lo otro hace ya tiempo que se perdió toda esperanza. Como continúa la canción de The Smiths: I wonder to myself / Could life ever be sane again ?
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Freire con un forúnculo ("macho"), como hace tres años. Dice que no sabe hasta cuando aguantará en este Tour. El año pasado dio bálsamo a una afición nacional huérfana de Valverde, este año no parece que esté en condiciones de competir. ¿Lo peor de todo? Que conociendo el historial de Freire a lo mejor ya estamos ante el final de su temporada.
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Kloden, en cyclingnews.com tras firmar la declaración. Además de decir que hay que estar preparados para abandonar el Tour si la presión se hace muy fuerte (¿¿??), que los que han confesado devuelvan el dinero "ganado ilegalmente" y mostrarse contrario a las amnistías, remacha diciendo "el ganador de este año tendrá menos tiempo para disfrutar su victoria que los ganadores de los noventa, cuando todo estaba en su sitio".
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El Saunier suspende a Piepoli, el escalador de 35 años que ganó una etapa en alto en el Giro e hizo segundo en otras tres, incluyendo una cronoescalada. No se ha podido determinar si su elevada concentración de Salbutamol era por aplicación por inhalación o subcutánea. Si hubiese algo de sentido en el ciclismo, las autoridades habrían de darse cuenta que en todos los finales en alto hubo un Saunier implicado: Montevergine, segundo Riccò, Madonna della Guardia, primero Piepoli; Briançon, segundo Simoni; cronoescalada, segundo Piepoli; Lavaredo, primero Riccò, segundo Piepoli; Bérgamo (no era alto, pero bueno), segundo Simoni; Zoncolan, primero Simoni, segundo Piepoli; y la etapa de Mayo, ya en plan ONCE, Festina, Gewiss y Kelme.

A tocar las maracas, Matxín.
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Al parecer, el veredicto del caso Landis, que en este blog ha recibido la atención necesaria -ninguna, si quieren ver cosas de abogados consulten Ally McBeal-, será dado a conocer hoy. Sí, hoy. Mañana empieza el Tour.
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Lecturas complementarias