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31 julio, 2005

¡Ese Lefevre, que no cambie nunca!

Es una de mis debilidades en el ciclismo porque siempre dice las cosas sin pelos en la lengua. El director belga del Quick Step Patrick Lefevre, en declaraciones a la revista italiana Bicisport sobre las posibilidades que se abren en el Tour tras la retirada de Armstrong, demuestra una lucidez pocas veces vista.

“En teoría se podría decir que será un Tour más abierto, incluso considerando que el T-Mobile actúa como el Real Madrid. La retirada de Armstrong nos llega a todos en un momento difícil, porque para obtener plaza en el ProTour tenemos el presupuesto comprometido con los contratos en vigor. Nosotros, por ejemplo, tenemos a Boonen y Bettini que se llevan una buena parte del pastel, mientras que detrás de Armstrong hay 15 corredores que cuestan mucho dinero, pero de los que no puedes tener la seguridad de que ganarán el Tour. Gente que non ataca, pero que tampoco se descuelga. A mi me bastaría con otro Boonen, pero que suba muy bien. Uno que gana y que al mismo tiempo tenga personalidad, para entendernos. Lo estoy buscando, estoy harto de ir al Tour y tener el coche de equipo número 21…”

29 julio, 2005

La clásica menos clásica

En dura pugna con la Clásica de San Sebastián, la HEW Cyclassics de Hamburgo que se disputa este domingo es la prueba de un día que menos se ajusta al epíteto épico de “clásica”. Insertada dentro de la extinta Copa del Mundo tras una disputa nacional con el GP de Franfurt (hubo años en que la ciudad de las salchichas dio puntos para la competición), en los últimos años ha ganado peso gracias a su ubicación estratégica después del Tour, privilegio que antes le correspondía a esa Vuelta a Guipúzcoa que conocemos como Clásica de San Sebastián. En el caso de la carrera vasca, a pesar de celebrarse únicamente desde 1983 y que en su debut en Copa en 1989 fue ganada por un desconocido austríaco, ha ganado prestigio gracias a su enorme elenco de ganadores de prestigio y a ser una carrera muy emocionante, donde la subida al Jaizkibel hace que corredores de ruta puedan optar a puestos de prestigio.

En Hamburgo, nada de eso. De hecho, se suele llegar al sprint, aunque no es una clásica de sprinters. En los últimos años, los vencedores van desde Museeuw en 2002, con un sprint increíble, Bettini al año siguiente copiando a su compañero de equipo y O´Grady en 2004, en lo que supuso la primera victoria australiana en una gran clásica. Para entender más las paradojas de la carrera alemana, decir que es una carrera que se le da sorprendentemente bien a Astarloa, que en el arco de estos tres últimos años ha sido 2º, 4º y 3º. No parece que esté en condiciones de inaugurar su palmarés de esta temporada ante corredores que vienen con la forma del Tour (el ha corrido el Brixia Tour, otra carrera que se le da muy bien) y que tienen el domingo una cita con una carrera ProTour: O´Grady, Flecha o el mismísimo Vinokourov tienen que hacer valer su punto de más conseguido con la competición.

A ver que puede conseguir Freire, que el año pasado fue 4º en el sprint, tras comparecer después de un mes sin competir. Cosas del cántabro, que empieza como casi todos los años su segundo pico de forma de la temporada, todo encarado hacia el Mundial de Madrid, que se disputa (¡qué rápido pasa el tiempo!) dentro de dos meses, un espacio de tiempo en el que veremos otras grandes carreras. Hay más ciclismo fuera del Tour, casi siempre más emocionante.

28 julio, 2005

Y los españoles, ¿qué? (apuntes sobre Mancebo, Pereiro y Flecha)

Gran Tour, por lo que al espectáculo se refiere. Y gran Tour para los españoles, a pesar de todo. Se cumplía la segunda semana de carrera y los agoreros ya clamaban al cielo con la crisis del ciclismo español en el Tour, y sólo cerraron la boca con las dos victorias de etapa de Pereiro y Serrano. En general, y mirando la carrera francesa en perspectiva histórica, un Tour con más de dos victorias de etapa y dos corredores entre los diez primeros ya es un buen Tour; claro, habrá quien no vea más allá de la victoria de Valverde y las cabalgadas de Pereiro, pero hay mucho más.

Mancebo ha sido cuarto, algo que yo considero que puede ser su techo en el Tour, y eso que el abulense aspiraba al podio, donde no esperaba encontrarse con Ullrich. No son tantos los corredores españoles que han subido al podio, y tampoco aquellos que han sido cuartos: ni Escartín ni Beloki lo consiguieron, hay que remontarse a la edición de 1997 en el mejor puesto conseguido por Olano, crono de Eurodisney incluida. El quinto puesto, o el sexto, se adaptan mejor a las características de nuestros corredores más recientes, ya que el anterior cuarto puesto lo consiguió Perico en 1990: en 1992 haría sexto en un gran Tour, pero su declive ya había empezado antes. Sexto puesto de Mauri en 1995, Casero y Olano en 1999 (5º y 6º respectivamente, que gran ilusión se llevó el fantasma valenciano) o Igor doblemente quinto en 2001 y 2002. Y eso es todo. Por tanto, el cuarto puesto de Mancebo no es algo que ocurra muy frecuentemente, y tiene que ser saludado como una gran prestación de un corredor que en aficionados apuntaba a clasicómano y que se ha convertido en un vueltómano, uno más.

No queda ni un ápice de la punta de velocidad que le hizo entrar 7º en el Mundial aficionados de San Sebastián, tras lanzar el sprint a Freire para hacer segundo, pero queda una encomiable capacidad de sufrimiento y de llevar al máximo su propia capacidad. Recuerda mucho a Escartín en ese sentido. Y también en lo magro de su palmarés. Si no quiere acabar como el aragonés, estaría bien que dedicase algunas de sus inagotables fuerzas a conseguir objetivos menores, para condimentar bien su historial una vez que consiga su deseada plaza en el podio de París, porque no todo va a ser buenos puestos en grandes vueltas. Las victorias son victorias y lo demás, buenos puestos. Punto. Por su parte, Pereiro dejó este año la clasificación general para dar “espectáculo”, y a fe que lo ha conseguido manteniendo la misma posición, con grandes prestaciones. Una de las confirmaciones de un Tour escaso en sorpresas. Flecha ha ido escapado la mitad del Tour desperdiciando fuerzas por doquier, para obtener bien poco, aunque habrá que ver los términos de su contrato con Rabobank: un desastre, aunque parece que le tenga manía al corredor. No me conformo con aplaudir la escapada porque sí, Flecha podía haber hecho mucho más seleccionando sus ataques y cabalgadas, pero siempre ha tenido una excusa: que si iba Commesso, que si detrás tiraban…al final aburría. Y no voy a olvidar que en la tribuna libre que tuvo en La Vanguardia a principios del Tour aprovechó para criticar duramente a Mauro Facci, un compañero de equipo que vino a sustituir a última hora a Bossoni y que ha conseguido acabar el Tour en su debut y como neoprofesional, a pesar de que en su vomitiva columna Flecha decía cosas tan interesantes como que “estaba en la playa y no tenía la marca de moreno” o “que iba a aguantar poco con su actitud”. Lamentable comentario sobre un compañero, y no sólo a tenor de lo visto.

27 julio, 2005

Empieza la era post-Armstrong

Sólo alguien como Lance Armstrong podía anunciar su retirada con tres meses de antelación. Y con la seguridad de que iba a ganar la carrera. “Quiero vencer para mí. Para la historia ya he cumplido ganando el sexto consecutivo, el séptimo en serie es una motivación personal”. Eso anunció en la misma rueda de prensa donde anunció su retirada. Ha cumplido ambas cosas, ambas basadas en una descomunal fuerza psicológica. Nunca ha intentando ser simpático, pero nadie puede ser indiferente ante uno de los mayores fenómenos de la historia del ciclismo y el mejor corredor en el Tour de Francia.

Apuntaba fuerte y lejos: el Mundial junior de Moscú en 1989 o en Utsomiya 1990, ya en aficionados, atacaba de manera loca y salvaje, pero sin orden ni sentido. En 1991, con 19 años, ganó la Semana Bergamasca, una carrera open donde batió a muchos profesionales italianos. En 1992 pasa a profesionales tras las Olimpiadas, y llega el último en la Clásica de San Sebastián: tres años después la ganaría, pero sólo dos semanas después de su debut gana una etapa de la Vuelta a Galicia y entra segundo en el GP de Zurich…a partir de ahí, nuevos récords: ganador más joven de una etapa del Tour (desde 1945) en Verdún 1993, Campeón del Mundo más joven ese mismo año, bajo un aguacero y con Indurain y Ludwig escoltándole en el podio…Todo esto sirve para indicar que Armstrong era un corredor con gran potencial, y que había demostrado muchas cosas antes de sufrir el cáncer que le cambió la vida y la orientación como corredor. Una vez más, una tremenda fuerza psicológica hizo que lograse desarrollar ese ritmo de molinillo en las subidas; si, puede que vaya dopado, pero eso sólo se consigue con miles de horas de entrenamiento duro, duro, durísimo. Y el descenso que hizo hace menos de una semana en la crono de St-Etienne, ¿alguien se ha dado cuenta? Era el que mejor bajaba, y el que más riesgos asumía. Con el maillot amarillo encima.

Armstrong como ciclista es un fenómeno. Lo ha sido siempre. Otra cosa es su carácter como persona (algún día habrá que recuperar el comportamiento mafioso que tuvo con Simeoni en la última etapa del Tour 2004) y que tengamos que tragarnos que también en su equipo son todos unos fenómenos y los demás unos mantas. No, por ahí no trago. Quizás algún día se sepa toda la verdad, quizás, pero que a nadie le quepa la duda de que gran parte del éxito de Armstrong no hay que buscarlo en pócimas secretas, sino en su increíble voluntad, espíritu competitivo y en un organismo privilegiado al que sólo le ha exigido dos meses de competición al año. Que tengo buen viaje hacía su futuro (¿política? Si Swarzenagger ha podido…), quizás a partir de ahora podamos ver ciclismo en el Tour y no el monólogo de un solista.

26 julio, 2005

Un gran Tour, a pesar de todo

Sí, a pesar de la séptima victoria consecutiva de Lance Armstrong, que ha vuelto a tiranizar la general, hemos vivido un bonito Tour de Francia, especialmente en las acciones individuales. Para el recuerdo, y no sólo de esta temporada, quedan el vuelo de Zabriskie en Noirmoutier, la impresionante victoria de Rasmussen en Mulhouse (y detrás tirando Moreau y Voigt, que tío), la de Valverde en Courchevel (debuta en el Tour y gana la primera etapa de montaña a un Armstrong ambicioso), la impresionante cabalgada de Botero y Vinokourov camino de Briançon y la de Armstrong en la crono de St.Etienne. A un nivel inferior se sitúan la victoria de Weening en Gérardmer (grandísima escalada de Schlucht, el puerto sin vocales), de Moncutié en Digne Les Bains (no luchaba contra los de la general), de Totsching en Ax-3 (gran escapada y sufrimiento en el final), de Hincapié en St. Lary Soulan, de Pereiro en Pau tras la locomotora Evans y de Marcos Serrano en Mende, aunque también son muy reseñables los grandes sprints de Boonen y las victorias de Savoldelli y Guerini. Un gran Tour en cuanto a espectáculo en las victorias parciales, no tanto en las clasificaciones finales.

De la general no se puede decir más que Armstrong no tuvo rival y que el clan de la garrapata (muy acertada definición de Carlos Arribas para Leipheimer, Landis y Evans) ni se les vio, aunque el australiano ha acabado muy bien. Las mayores emociones en la general las ha puesto Vinokourov, luchando hasta la última etapa, mientras que Mancebo y Rasmussen se han contentado con no perder lo logrado en su respectiva jornada inspirada. Basso mejora un escalón, atacando y tras hacer un completo Giro (dos etapas y maglia rosa, lástima lo del Stelvio): ha ambicionado la general del Tour, pero no ha habido emoción real. Ullrich, por su parte, ha acabado como una moto y vuelve a subir al podio (siete veces en ocho participaciones: el año pasado fue cuarto), algo muy previsible en un corredor al que Tour tiene que dar un homenaje cuando se retire. En la clasificación por puntos se ha impuesto Hushvod, que no ha ganado ninguna etapa, lo que demuestra hasta que punto es la clasificación de la regularidad, más si tenemos en cuenta que el segundo clasificado, O´Grady, ha hecho lo propio. Tercero Mc Ewen, el mismo número de las etapas que se lleva en su mejor Tour; de haber podido resistir Boonen, quizás hubiese habido mayor emoción. En la montaña, nadie ha disputado la clasificación a Rasmussen, baste decir que Pereiro ha sido segundo y tercero Vinokourov, algo logrado por su propensión a irse por delante y no por auténtico interés. Que no extrañe a nadie, el maillot de puntos rojos sigue la misma tónica que en los tiempos de Virenque: un corredor que se lo toma en serio y el resto que pululan. Y esta vez ni siquiera ha ganado un francés, algo que, salvo el paréntesis de Botero en 2000, parecía facultativo con los sucesivos Virenque, Rinero y Jalabert.

El corredor más combativo ha sido Pereiro, justo y merecido, aunque Vinokourov no le ha ido a la zaga, mientras que el mejor joven ha sido Popovych, haciendo de gregario tras ser podio en el Giro 2003; tras la retirada de Valverde, la clasificación ha tenido un vencedor claro, que seguramente lo hará mucho mejor en Tours sucesivos. En cuanto a equipos, hubo un poco de emoción cuando tras la etapa de Revel el Discovery superó a T-Mobile, pero los alemanes filtraron corredores en las escapadas de los dos días siguientes y se llevan un justo premio para la labor realizada, ambiciosa y nada anónima. Tres etapas, dos corredores entre los cinco primeros: el mejor Tour en bastantes años. En definitiva, salvo el monopolio habitual en la general, ha sido un gran Tour con bastante espectáculo, aunque las audiencias de TVE hayan caído espectacularmente, aunque será tema de un futuro post.

25 julio, 2005

Vinokourov y su última frontera

Hay pocos corredores de los que se pueda decir que siempre que ganan lo hacen de una manera que será recordada siempre. Entre los actuales se cuentan A.González, Iban Mayo y Alexander Vinokourov, que ayer ganó en los Campos Elíseos de París, uno de los marcos más prestigiosos del ciclismo y a la vez más restringidos, por cuanto parece coto privado de los sprinters. Ni escapada ni ataque en el kilómetro final, dos características que ya conocíamos del kazajo, sino al sprint puro y duro, eso sí, perfectamente lanzado por un Bradley McGee que había perpetrado un Tour completamente anónimo hasta ayer. Tercero en meta Cancellara, que el año que viene correrá para el CSC, donde tiene que madurar definitivamente como corredor de clásicas, y a partir de ahí la corte de australianos rápidos (O´Grady, McEwen y Davis, muy bien en su primer Tour). El triunfo de Vinokourov es impresionante, por cuanto desde 1994, cuando ganó el francés Seigneur en una escapada (L´Equipe tituló al día siguiente Seigneur et Matrie, en referencia al cuarto Tour de Indurain, donde más arrasó el navarro) nadie había roto la dialéctica de París-sprint asegurado. Es más, el hecho de que sea un corredor para la general lo emparenta con el triunfo de Hinault en 1979, cuando el terrible bretón aseguró a los periodistas que iba a ratificar su segundo triunfo en el Tour con una victoria parcial, cuando ya habían pasado todas las etapas de montaña y contra el reloj.

Vinokourov ya había enjuagado los 2” de diferencia que le separaban del 5º puesto de Leipheimer en un sprint intermedio, lo que demuestra la impresionante ambición de un corredor único e inclasificable. Una vez conseguido su objetivo, no se amoldó al pelotón y volvió a hacer lo increíble. Digamos que si Armstrong comparó a Hincapié con Merckx por hacer podio en Roubaix y ganar la etapa reina del Tour un mismo año, ¿Qué diría de Vinokourov? El indomable del T-Mobile ha ganado esta temporada la L-B-L, en el Mont Ventoux en el Dauphiné, y en el Tour, la reina de los Alpes con Madeleine y Galibier (170 km. escapado) y al sprint en París. Sin temor a equivocarme, eso no lo ha hecho ningún corredor nunca; es más, si contamos que el arco natural de los últimos 12 meses se incluye el bronce en el Campeonato del Mundo CRI de Bardolino, la hazaña llama a las leyendas del ciclismo. Ojalá no se detenga mucho tras los fastos del Tour y haga algo en las numerosas carreras ProTour de agosto, puesto que parece el único corredor del pelotón en grado de inquietar a DiLuca para conseguir el maillot blanco del ProTour a final de temporada. Y siempre al ataque, que maravilla. Si no llega a ser porque se le atragantó la primera etapa de montaña en Courchevel hubiese repetido su tercer puesto final en el Tour de 2003.

En la Vuelta a España de 2002, la de A.González, realizó una crono en Córdoba que metió miedo, pero una lamentable caída (ha tenido muy mala suerte en ese aspecto) le quitó de la lucha por la general, donde sin lugar a dudas hubiese tenido opciones de podio, aunque no creo que hubiese estado al nivel del increíble corredor de Zumarraga (al que también le gusta mucho atacar, pero que no es tan constante como el kazajo) ni al de Heras, pero hubiese sido interesante verle escalar el Angliru. El año pasado también corrió la Vuelta (en 2001 ganó una etapa ante la tontería impasible de Laiseka y Chente) como recuperación tras su brutal caída en la Vuelta a Suiza, pero no empezó a rendir hasta las etapas finales. En todo caso, conoce la carrera y debería intentar salir a ganarla, puesto que el recorrido de este año se le adapta a la perfección. T-Mobile fichó a Sevilla para ayudar en el Tour y como jefe de filas para la Vuelta; vista la inconsistencia del manchego en la montaña (18º en la general final del Tour, gracias a dos escapadas) parece más adecuado exigirle al kazajo un último esfuerzo antes de su anunciada marcha del equipo al final de la temporada. Un corredor que ha ganado la Paris-Niza en dos ocasiones, el Dauphiné y la Vuelta a Suiza necesita una victoria en una carrera de tres semanas para coronar un palmarés notabilísimo.

24 julio, 2005

Armstrong gana una gran contrarreloj

Lance Armstrong consiguió ayer su primera victoria de la temporada, en una crono espectacular donde el americano tuvo que dar lo mejor de sí para batir a un gran Ullrich, que se quedó a 26”. Tanto la diferencia con el alemán como que sea la primera etapa que gana emparentan la crono de St. Etienne con la de Mulhouse en 2000, cuando Armstrong puso la guinda a un Tour ganado en la montaña. En seis ediciones Ullrich no ha podido mejorar su rendimiento contrarreloj, pero al menos demuestra que termina la carrera creciendo, un estado de forma que tiene que aprovechar para brillar en la Vuelta a Alemania, ya que su queridísimo GP de Zurich (ha sido cuatro veces segundo) ha sido trasladado de agosto a octubre. El corredor del T-Mobile no se retira, y el próximo año tiene que venir a ganar el Tour: Basso le adelantó en el primer parcial, pero en meta cedió 1´36”, una medida justa de las diferencias de ambos en estas etapas claves. Eso sí, da gusto ver el pedaleo de Basso comparado con la tranca de Ullrich, fuerza bruta donde las haya.

Mancebo no sólo pudo mantener su quinto puesto, sino que lo mejoró gracias al día horrible del danés Rasmussen, que cayó de la tercera a la séptima posición (para Ullrich el último escalón del podio), además de caerse de verdad dos veces en la crono, y otras tres averías mecánicas. Al final iba tan paralizado por el miedo a volverse a caer que no trazaba bien ni una curva, y casi acaba octavo en la general ante un Evans bastante entonado. Su desplome hizo que finalmente Leipheimer fuese quinto, con Vinokourov sexto a sólo 2”...conociendo al kazajo, a ver si hace uno de sus trucos de llegador mañana en París, donde todavía hay bonificaciones. Desde luego, se lo merece mucho más que el americano, que ha hecho un Tour de resistir y poco más. Octavo Evans, ayer también muy bien contra el crono, noveno Landis y décimo Pereiro, que apenas cedió unos segundos con Moreau. En general, salvo el descalabro final de Rasmussen, la crono final ha hecho justicia a los méritos de cada uno en las últimas tres semanas.En cuanto a la clasificación de la etapa, gran rendimiento de Julich y también de Karpets, décimo tras un Tour bastante anónimo, además del habitual de Hincapié. Veremos como se toma el calendario de agosto, pero se puede poner ciego ganando semiclásicas en el rico calendario italiano, aunque nunca ha sido corredor de muchas victorias. No obstante, también se decía que no subía y mira por donde....

Hoy el típico recorrido por las calles de París, que servirá de homenaje al corredor que ha cumplido todas las expectativas. Era el máximo favorito en la salida y no ha defraudado. Habrá tiempo de hacer valoraciones de estas tres semanas, pero quizás el dato más negativo sea que no ha surgido ningún joven para la clasificación general...el Tour se parece cada vez más a una dinastía, donde tienes que hacer méritos durante años para poder acercarte a las primeras posiciones. El mejor joven ha sido Popovych, haciendo de gregario para Armstong, en el puesto 12º. Después le sigue a un mundo el joven kazajo Kasheskin, que ha podido prolongar el buen estado de forma que mostró en el Dauphiné. Los tres únicos corredores sensiblemente por debajo de la treintena entre los 15 primeros son Basso, Pereiro y el citado Popovych, después Mancebo con 29 y el resto por encima de la treintena. Feo panorama.

¡Bravissimo Guerini!

Ayer ganó en el Tour uno de los corredores más queridos por el pelotón, el italiano Giuseppe Guerini, del que me había acordado en mi último post. Lo comparaba con Marcos Serrano, en el sentido de que lo dejó todo por convertirse en gregario, a pesar de que había conseguido ser 3º en los Giros de 1997 y 1998. En 1999 fichó por el Telekom para ayudar a Ullrich en la montaña, pero ese año el alemán no pudo ir al Tour por una lesión en la rodilla, y el bravo italiano aprovechó para ganar en Alpe D´Huez. Siete años después ha aprovechado para ganar una nueva etapa, esta vez en el llano, o mejor dicho, en pleno territorio de la Política Agrícola Común: colinas, carreteras desmigadas y muchísimo cultivo subvencionado. Da igual. El triunfo de Guerini sabe a recompensa justa para él y para su equipo, que ha rendido a muy buen nivel en el Tour y que va a ganar por escuadras, además de la victoria de Vinokourov y la casi etapa de Kloden.

Además, la jornada fue muy emocionante. Ataques de salida y se forma un grupo cabecero con Pereiro y Guerini, a los que después se unen Pellizotti y Casar. Por detrás se forma otro grupo más numeroso, integrado por la pareja de hecho y de desatinos conocida como Commesso-Flecha, además de otros habituales del Tour como Weening y DaCruz. Fue un tira y afloja durante 100 km. en donde el grupo perseguidor no consiguió rebajar la desventaja más allá de 2´. Por delante tiraba un desenfrenado Pereiro, ayer realizando lo mismo que hizo Evans camino de Pau, cuando el gallego consiguió la victoria: intentar entrar entre los diez primeros del Tour. Por detrás, un Commesso desencadenado se desesperaba por las rémoras de cualquier escapada, y aprovechaba cualquier repecho para desmarcarse en solitario; Flecha, mientras tanto, renqueaba en la goma, acusando tanto esfuerzo en el Tour. Al final, Guerini ataca en el último km. aprovechando una calle en cuesta y nadie sale a por él, ni siquiera el más rapido del cuarteto, un Pellizotti bastante decepcionante tras un grandísimo inicio de temporada. Victoria para el veterano italiano y Pereiro que consigue 5´ sobre los favoritos, suficientes para ser 10º de la general, muy lejos del 9º, por lo que tendrá que defender su plaza ante Moreau. Mañana el séptimo Tour de Armstrong (ya parecen las Copas de Europa del Madrid) vivirá una contrarreloj durísima, muy apta para las características del patrón de la carrera. A estas alturas de la temporada, y todavía sin victorias. Como mañana no puede haber escapadas, la victoria de Armstrong está cantada.
***
El Tour suele ser un buen lugar para el mercadeo de ciclistas de cara a la próxima temporada. De momento, ya sabemos que un decepcionante Rogers (en la línea de los australianos, aunque hoy le veremos resurgir con McGee) va al T-Mobile, que sin embargo perderá a Kessler (al CSC, como líder para las clásicas, a ver si espabila una carrera estancada) y a Vinokourov. Flecha al Rabobank, en una operación que entra en franco antagonismo con Freire, veremos que tal se llevan. Supongo que entre las condiciones que habrá puesto se incluirá ser jefe absoluto en Flandes y Roubaix. Ya se sabe que el catalanoargentino nunca espera a encontrar nuevo patrocinador cuando la escuadra se va a pique: ya lo hizo con Banesto en 2003 y ahora lo repite con Fassa en 2005. Veremos que tal le va este agosto, tras brillar el año pasado ganando el Giro del Lazio y el GP de Zurich. Por cierto, ambas carreras las gano al sprint, no metiendose en escapadas.

22 julio, 2005

Serrano, una magnífica victoria de un magnífico profesional

Humildad y categoría. Son dos términos que se ajustan muy bien a la trayectoria ciclista de Marcos Serrano. Empezó como joven promesa del Kelme y en 1996 quedó segundo en una etapa del Giro, batido por el superdopado Giuseppe DiGrande, que muy ufano declaró: “Seré yo el que devuelva el Giro para Italia”. Creo que el italiano ya no es profesional, pero en todo caso lo dejó de ser hace mucho tiempo. Al año siguiente, le afectaron problemas de salud y repitió el puesto 8º en la general, pero eclipsado por la magnífica eclosión de Rubiera. En 1998 y 1999 el asturiano salió como jefe de filas del Kelme en la carrera italiana: el primer año se retiró por una insolación en el segundo día (se partía de Sicilia y no se puso gorra) y el segundo renqueó para acabar 11º. Cuento todo esto para que se entienda la trayectoria de dos corredores semejantes: tuvieron sus oportunidades como jóvenes, saliendo de jefes de filas en grandes vueltas, y por diversas razones no las pudieron aprovechar. Ambos se han reconvertido desde hace mucho tiempo en dos de los mejores gregarios que se recuerdan en el pelotón. En cambio, de esas figuras grandilocuentes que pierden toda su fuerza por la boca no se supo nada.

Ayer Marcos Serrano aprovechó la oportunidad que se presenta a un gregario de super categoría cuando su jefe de filas falla. Oportunidad de filtrarse en cortes, de luchar por victorias, de demostrar que nadie es superior a nadie por el hecho de tener determinada nacionalidad. Como Guerini, un corredor de trayectoria semejante que en 1999 supo ganar en Alpe D´Huez. En la escapada de 11 el corredor más peligroso parecía Merckx, pero una vez más el belga falló en la lectura de carrera, y en la dura subida final al aeródromo dejó unos metros de más al gallego, que poco a poco se fue yendo, regulando muy bien el esfuerzo. En meta, el hijo del Caníbal reprocharía a Vasseur (uno más de los corredores enfrentados a Armstrong, después de que el yanki le fichase para el Tour y luego no lo seleccionase en 2002), de una manera muy italiana, no haber pasado a ningún relevo y después sprintarle por la 2ª posición. Siempre pasa igual en las fugas, por eso es importante tener fuerzas para llegar sólo, como ayer hizo Serrano con una victoria inolvidable para todos aquellos a los que le gusta el ciclismo. Serrano ha estado en las victorias en Mundiales de Freire, trabajando como un condenado, ha sido 7º en una L-B-L, 4º en el País Vasco y el año pasado ganó la Milán-Turín con un contrapié de maestro. Ahora tiene una victoria de etapa en el Tour que ennoblece un palmarés magro pero dignísimo.

Sastre volvió a tensar el pelotón para el ataque de Basso, que está irreconocible y se está quitando de encima buena parte de los tópicos que le atenazan: ya sólo le falta acabar con el peor de todos, el hecho objetivo de que le cuesta horrores ganar. Sólo le aguantaron a rueda Armstrong, Evans y Ullrich. Tremendo. Por detrás, Rasmussen, Mancebo, Vinokourov y Leipheimer intentaron enjuagar la pérdida, pero los 36” en meta sitúan al danés con sólo 2´30” sobre Ullrich de cara a la crono de St. Etienne: el séptimo podio del alemán en el Tour (de ocho participaciones) está al caer. Mancebo ha desaprovechado la última oportunidad de poder alejar un poco a Leipheimer, que puede acabar quinto y relegar al abulense al mismo puesto del año pasado, 6º, pero mucho más cerca en tiempo de los primeros. En todo caso, es el mejor español en la general con mucha diferencia, pero este dato no tiene que impedir ver la buena salud del ciclismo español: ayer mismo un increíble Zandio fue 4º en meta, tras ser 2º en Pau. Ganamos mucho y con muchos corredores diferentes, y eso siempre es motivo de satisfacción.

21 julio, 2005

Hartos del Discovery Channel

Empiezo a ver la etapa a 45 km. de meta. Una banda de corredores (¿cómo definir a 25 fugados?) circula con una ventaja indecente (más de 20 minutos, no es de recibo en el ciclismo profesional) sobre el pelotón. Entre los fugados, ninguno inquietante para la general, pero sí dos corredores de Discovery: Savoldelli y Rubiera. Pequeño corte y el asturiano se queda detrás, no así el italiano. Era evidente que iba a ganar el gregario de Armstrong, porque este final de Tour recuerda muchísimo al del Tour de 1997, cuando el Festina hiperdopado aprovechó etapas de transición para hacer ganar a domésticos como Stephens o Rous etapas del mismo jaíz. Dicho y hecho: pequeña cota de tercera categoría antes de llegar a Revel, diversos ataques (Hinault con una tranca...) y Savoldelli que vuela en la parte final de la subida hasta el francés del Credit Agricole, al que grita e insulta como nunca he visto en el ciclismo, ni siquiera a Casagrande o Bartoli en sus mejores momentos. Resulta que para el esbirro de Armstrong el francés no tira lo suficiente, como si Hinault no supiese la que le jugaron a Pereiro el domingo, con la manida excusa de “cuidado, que detrás viene Caucchioli/Boogerd muy fuerte”. De poco sirvió. Un bravo Arvesen enlazó con un fenomenal cabalgada y se atrevió a lanzarse en solitario en el último kilómetro.

Inútil. Savoldelli, sin levantarse del sillín, en el sprint más insulso que se haya visto, adelantó al noruego a 50 metros de meta. Parecía que se estuviesen dando relevos. Tristísimo. Que acabe ya este Tour de pesadilla, donde Armstrong y su banda están chuleando al pelotón dónde y cuando pueden. Y cuidado, que todavía tiene que ganar Rubiera, el favorito del yanki una vez que ha ganado Hincapié...y menos mal que no ha venido Ekimov, que ya teníamos ganador seguro para la crono de St. Etienne. Esto es un esperpento. Parece que el único equipo que entrene sea la banda de Armstrong y los demás sean incapacitados para la bici, sin saber ni siquiera las cuatro reglas. Será que llevo mucho tiempo siguiendo este deporte, pero a mí todo esto me huele a chamusquina. A gato encerrado. A Rasputín. Pero bueno, el espectáculo sigue y el ganador del Giro gana etapa en el Tour, algo que no ocurría desde Pantani. Savoldelli logra lo que otros corredores especialistas en el Giro ya lograron con anterioridad: Chioccholi en 1992, Simoni en 2003 o el maillot amarillo de Gotti en 1995, tener un día de gloria en el Tour. Una etapita y pica en Flandes para la muy exigente prensa italiana, preocupada por el único éxito de Bernucci. Eso sí, mejor pasar de corrillo que Savoldelli ha sido mamporrero de Armstrong en el Tour, no vaya a ser que la ronda italiana pierda valor. ¡Qué cosas!

Respecto a los favoritos, el baile de San Vito de Vinokourov actuó de nuevo en la cota de tercera y Ullrich imprimió un fuerte ritmo que descolgó por 19” en meta a Evans, Landis, Pereiro y Leipheimer. Su acción tuvo continuidad por parte de un entonado Popovych, porque Armstrong castiga a quien le ataca, aunque ayer los castigados fueron sus hermanos anglosajones. Mancebo toma un poco de aliento para la crono del sábado y el kazajo ya es séptimo, y seguro que hoy camino de Mente vuelve a montar una de las suyas. Estaría bien que por una vez el T-Mobile estuviese atento a las fugas y no se conformase con meter a Sevilla, ayer también escapado (ya es 15º de la general, a este ritmo gana el Tour). Con un corredor agresivo como Vinokourov, que ya ha ganado en Ventoux, L-B-L y Col D´Eze, la llegada de Mente es un buen objetivo. Pero bueno, en el Tour con más fugas exitosas de los últimos tiempos, cualquier cosa es posible.
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Paso a nivel sin consecuencias en la etapa. Que pena que Vinokourov no fuese escapado en ese momento. Por lo menos estuvo bajado cinco minutos (algún corredor esquivó por los pelos la barrera automática), pero claro, con 22´de ventaja sobre el pelotón, los únicos damnificados fueron los coches de equipo, nada que no pueda solucionar un acelerón. Ya no queda espacio en el ciclismo moderno ni para esa pequeña anomalía que son los pasos a nivel....

20 julio, 2005

Pereiro consigue su sueño

Lleva todo el Tour escapado, y además haciendo exhibiciones. En la etapa de Briançon sólo el Galibier pudo con él, aunque ya ayudó mucho a que prosperase la fuga de Botero y Vinokourov, y el domingo sólo Hincapié pudo resistir su ritmo en St. Lary Soulan. Ayer remontó dos minutos en el Aubisque a Cadel Evans, que empezó el puerto escapado con un puñado de corredores, en donde estaba el ínclito Flecha, pero que vio como el bravo corredor gallego enjuagaba la diferencia tras escalar de una manera ambiciosa el puerto; imagino que también portentosa, porque la televisión francesa no tuvo a bien enfocarlo. Esta vez nada iba a poder con Pereiro: hasta un pinchazo bajando el último Hors Categoriè del Tour fue salvado con bastante rapidez por el equipo, y entre una cosa y otra se unieron a los fugados Mazzoleni y Xavier Zandio. Evans preocupaba para la general, pero la distancia era suficiente como para presentarse en Pau sin miedo al pelotón, y también respecto a los demás fugados, que siempre estuvieron a 1´40". Así, el australiano debutante en el Tour se marcó una contrarreloj donde los demás fueron a rueda, en parte porque tenían la excusa de que sus respectivos líderes (Landis, Mancebo) se veían perjudicados por la acción de Evans.

Y así fue hasta la meta. Ordenados, sin un mísero ataque, Evans lanzó el sprint donde Pereiro se candido a falta de 250 m., descartando de un plumazo a Mazzoleni, que parecía el más peligroso, aunque Zandio remontó bien y estuvo cerca de ganar. Pereiro le ayudó mucho para conseguir la victoria, porque a falta de 30 m. miró a izquierda de una manera impropia para un profesional metido en un sprint, pero todo vale una vez que se ha ganado una etapa en el Tour. Felicidades sinceras para un corredor inconformista, de 27 años y con pocas victorias pero seleccionadas. Ojalá aproveche su estado de forma para meterse en más escapadas en el Macizo Central, porque en montaña va como un tiro. Por su parte, Zandio confirma su evolución como ciclista en el Tour, Mazzoleni ratifica que es un paquete en las llegadas (el año pasado Marcos Serrano le birló la Milán-Turín así) y Evans acabará entre los diez primeros tras una acción de valientes. ¿No podía haber hecho lo mismo Zubeldia? En cuanto a los favoritos, Vinokourov atacó en el Maire Blanque, dejó a Armstrong sin equipo pero después se reagrupó bajando. En el Aubisque, más de lo mismo, hasta el punto de que en un momento dado, tras una acción de Basso, se quedaron delante los cuatro primeros de la general (Rasmussen estuvo muy bien ayer). La acción no tuvo continuidad y poco a poco se fueron sumando corredores. Una vez concluido el descenso, eran ya toda una banda y se pusieron de acuerdo para rebajar la diferencia de 6´ de Evans. Al final, 3´30" en meta para el australiano tras los sacrificios de Gerolsteiner (Weggman) y Rabobank (Weening). El Discovery ya no tenía nada que hacer, que trabajasen aquellos que luchan por los puestos 5º-10º.
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Mañana la etapa más larga del Tour, 240 km. hasta Revel. En el año 2000 Erik Dekker, que se llevó 3 etapas en esa edición (y la Clásica de San Sebastián una semana después), estuvo todo el día escapado con Botero, que se presentaba en sociedad tras una victoria de parcial en la Paris-Niza. Los que vimos la etapa nos quedamos asombrados con la increíble capacidad del colombiano, que impuso un ritmo fortísimo durante toda la cabalgada, para después caer fácilmente al sprint (inolvidable el titular de Carlos Arribas, "Botero de Revel"). Después se rehizo ganando en Briançon tras 7h 30" de etapa, además del Premio de la Montaña. Botero ya intentó reverdecer laureles en la llegada alpina hace una semana, no sería de extrañar que mañana intentase hacer lo propio camino de la misma meta donde se reveló como el corredor inclasificable que es: Campeón del Mundo CRI, escalador y rodador. Lo que es seguro es que no es sprinter. O mañana se va sólo (yo creo que se reserva desde hace tiempo) o no se irá: la crono de St. Etienne también se adapta muy bien.
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El checo Ondrej Sosenka, un clásico de las carreras del Este, ha batido el Récord de la Hora de Boardman en el velódromo de Moscú, por nada menos que 300 metros. El hecho de que coincida con el Tour me recuerda a 1993, cuando Graeme Obree batió el Récord de la Hora de Moser en Burdeos con su postura-huevo. El Récord de la Hora, uno de los mayores desafíos ciclistas (siempre me acuerdo cuando alguien habla del Tour como la prueba más dura) ha caído un poco en el olvido, pero todo el reconocimiento para el checo que ha ido más lejos que los patéticos intentos del suizo Jan Nuttli. En cuanto a los grandes campeones actuales, debe darles miedo comprobar que apenas podrán mejorar la marca de Merckx, de hace 30 años, en apenas unos cientos de metros

18 julio, 2005

Hincapié, el máximo favorito para el Tour 2006

Se va la alta montaña del Tour con dos vencedores de tronío en las etapas pirenaicas: Totsching e Hincapié. Es cierto que se colaron en fugas y pedalearon hasta el fin, pero es un buen reflejo del ciclismo que estamos viendo en julio. Para ambos es la mejor victoria de su carrera, y ninguno es joven, 34 años para el austriaco y 32 para el americano, toda una vida detrás de las clásicas del norte y que se está revelando como un hombre-Tour. En el Dauphiné ganó la crono inicial y la última etapa, durísima, del circuito de Sallanches. En el Tour, hizo 4º en la crono de 19 km, ha trabajado como un bellaco y encabezó el pelotón en el paso por el Galibier. Ayer ganó la etapa reina de los Pirineos, subiendo a su ritmo y magníficamente ayudado por Pereiro, segundo en meta sin ninguna opción de victoria. A pesar de todo, tiró los cuatro últimos kilómetros sin ningún relevo, como si estuviese luchando por la general, mirando hacia atrás por si enlazaban Caucchioli y Boogerd, cuando el enemigo estaba a su lado. En meta, con Amat Carceller, el gallego caía en el discurso del aplauso porque sí que tan bien (y también) practica Flecha, otro corredor acostumbrado a que le aplaudan por parte de la prensa afecta todas las acciones. Pereiro no intentó ninguna acción para descolgar a Hincapié, pero al menos cumplió su profecía de Briançon: ni un kilómetro a rueda del Discovery. Eso sí, todos los kilómetros con un Discovery a rueda.

En el pelotón de favoritos, Carlos Sastre aceleró al grupo en el Peyresourde, pero cuando reventó el Discovery no le siguió la jugada. Tuvo que ser en el inicio de Val Louron cuando el abulense volviese por sus fueros, esta vez de una manera más contundente y secundado por Kessler y Guerini del T-Mobile, que prepararon el terreno para el arreón de Vinokourov. Bastó que se neutralizase al kazajo para que Basso lanzase sus ataques más consistentes, que le dejaron en cabeza únicamente con Ullrich y Armstrong. El alemán parecía que iba fino, pero al final fue perdiendo fuelle. Por su parte, Mancebo estuvo muy bien, pero siempre en el pelotón de atrás, donde fue protagonista mayúsculo en la subida final a St. Lary Soulan. Mano a mano con Rasmussen minimizaron la pérdida en meta con Ullrich a sólo 5”, y distanciando sobremanera a Landis. Mancebo se aferra a la quinta plaza del podio, aunque le vendría bien un margen mayor de cara a la crono. En todo caso, es sintomático que mientras Armstrong se permite que su mejor gregario se filtre en la escapada del día y luche por la etapa en vez de por ayudarle, Ullrich necesitase el ritmo cansino de Sevilla en la ascensión final, derrengado por el esfuerzo. Basso, por su parte, volvió a probar a Amstrong en el tramo más duro, con un ataque de verdad, que el americano neutralizó cuando quiso, aunque es cierto que esperó a ver si era otro el que salía a la rueda del corredor del CSC.

Ya está todo firmado. Armstrong ganará su séptimo Tour, Basso será segundo (otra temporada ganando migajas para la clase que tiene) y Ullrich tercero, en su séptimo podio en el Tour. Para que suceda esto lo único que se requiere es que cada uno de ellos rinda a su nivel esperado en la crono de St. Etienne y que en el Macizo Central nadie se mueva. Lo primero provoca más incertidumbre que lo segundo, que se da por descontado. Ordenaditos hasta la meta de Albi, Revel o Mente, mientras por delante desfilan los corredores que alcanzan ventajas fuera del sentido común, porque el ciclismo languidece como espectáculo en el Tour de Francia. A pensar en la Vuelta, donde siempre hay emoción hasta el final, aunque todo dependerá de que corredor presenta el Discovery como jefe de filas: el Grand Slam de las grandes vueltas está a su alcance. Si yo fuese Bruyneel, Hincapie con un par.
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Escalofriante la sentida emoción de Carlos de Andrés con el triunfo de Hincapié en la etapa reina del Tour. Parece normal que un corredor de sus características gane una etapa así, cuando ya empezó a ganar en febrero en la Kuurne-Bruselas-Kuurne. Y que corredores que llevan preparando toda la temporada la misma carrera languidezcan por el asfalto. Claro, claro. Me voy a acabar haciendo futbolero, ahí por lo menos llaman a las cosas por su nombre. Y menudo gol que nos está metiendo el Discovery.

17 julio, 2005

También sin equipo

Parecía que la clave para derrotar a Armstrong pasaba por dejarle sin equipo, lejos de meta y contra rivales fieros. Ayer, camino de Aix 3 (o Plateau de Bonascre) el americano vio como su equipo se pulverizaba en el inicio de la terrible subida a Pailheres, un puerto de aupa. El Telekom puso un ritmo asfixiante y Vinokourov atacó. En un segundo todo se puso patas arriba y delante quedaron un puñado de corredores, los mejores de la general con excepción de Moreau y Botero. Mientras Basso realizaba sus ataques modelo Ortisei (mas bien acelerones) se fueron quedando en cuatro: el italiano, el americano, Ullrich y Landis. Por delante circulaba una numerosa escapada, donde Totschning y Garzelli parecían los mas dotados. El austriaco descolgó al ganador del Giro 2000 a poco de la cima y coronó con 4´30” (con esa diferencia le daba de sobra para ganar la etapa, como así fue) sobre el grupo donde Armstrong estaba sólo ante los ataques. Bien, pues nadie atacó, más que nada porque iban asfixiados después de haber encarado Pailheres a toda velocidad. Sin equipo, si, pero también con fuerzas suficientes para controlar a todo el mundo.

En la bajada hubo cierto reagrupamiento, pero en la subida final de 8 km a Aix 3 se fueron quedando en el mismo orden con el que se quedaron en la anterior subida. Basso hizo un único acelerón y, al poco de llegar a la cima, Armstrong puso su marcheta, cada vez más endeble y ramplona, pero suficiente para acabar con sus rivales. Basso entró a 2” y Ullrich a 18”. Un poco más atrás, Landis y Leipheimer, y a más de 40” Mancebo y Rassmusen, que nunca pudieron seguir el ritmo de los mejores. De los Alpes a los Pirineos sólo continua un mismo hombre delante: Armstrong. Incluso repite el mismo puesto que en la primera etapa de los Pirineos del año 2004, la de La Mongie, mientras que Totschning y Basso han intercambiado puestos. Para el bravo escalador austriaco (integrante del Polti en la increíble Vuelta a España 1996 que se marcaron los italianos, vencedores por equipos con Rebellin y Gianetti), la mejor victoria de su palmarés con 34 años; para Basso, acariciar la segunda posición del podio y poder decir que ha atacado (acelerado, pedaleando rápido como Sastre) en montaña. En cuanto al resto, Mancebo se aleja del podio, ya que pierde tiempo en la montaña con contrarrelojistas como Landis y Leipheimer, además de Ullrich.

Para el espectador, quizás la sensación de que en el Macizo Central pueda pasar algo, habida cuenta de la ya manifiesta debilidad del Discovery. Phonak, CSC y sobre todo T-Mobile tienen corredores para lanzar por delante camino de Albi, Revel y Mente. Corredores que después pueden ayudar en caso de que alguno de sus líderes quiera atacar en ese terreno, porque para mañana no parece haber nadie con categoría como para atacar a Armstrong. Nadie atacó subiendo el Galibier, lo que seguramente hubiese dejado igual de desnudo al americano y el Discovery no hubiese podido hechar el cepo a Vinokourov y Botero. Pero claro, como nadie lo intenta...Ayer al menos lo intentó el T-Mobile y aunque no cayó Armstrong, cayó el equipo. Y en el Macizo Central, con 40º grados y carreteras donde el asfalto se pega al tubular, quedarse sin equipo es quedarte muerto. Yo me aferro a eso, porque mañana el puerto final, St. Lary Soulan, se acomoda a las características de Armstrong como anillo al dedo: pendiente media elevada y longitud media, perfecta para conseguir su primera victoria de la temporada. Aún así, la veré por la tele. Si es que no aprendo.

15 julio, 2005

Moncoutie vuelve a ganar en solitario

Es uno de los ciclistas más sólidos del panorama francés, y ayer consiguió el sueño de ganar en el Tour el 14 de julio. Moncoutie comprendió hace un par de temporadas que jamás iba a poder estar con los mejores en los grandes puertos del Tour (bueno, quizás si fichase por el Discovery...) y se dedicó a aprovechar sus buenas cualidades a ganar etapas. El año pasado dejó su marca camino de Figeac, gracias a la inestimable colaboración de Flecha y Egoi Martínez, y este año ha ganado en Digne Les Bains tras escaparse a 38 km. de meta de un grupo de fugados con gente muy buena, como Merckx, Garate, Vicioso, Pellizotti o Halgand. Siempre le tuvieron a 30”, y en ningún momento le pudieron dar caza. Moncoutie ya ha demostrado sobremanera que sabe rodar en solitario, y su victoria de ayer fue bonita y merecida. El puerto de segunda que le sirvió para destacarse era una auténtica encerrona recién esfaltada, una carretera estrechísima y un descenso con curvas cerradísimas. En el grupo, por supuesto, no se movió nadie: bastante habían hecho cuando dejaron crecer la escapada hasta los 7”.

Entre los escapados, además de los citados, también estaban O´Grady y Hushvod, dos supuestos sprinters que no hacen ascos a ir por delante del pelotón, aunque la etapa presente un perfil orográfico nada propicio. Bravo por ellos y por la bonita batalla que tienen que dar por el maillot verde, sobre todo después de que ayer no tomase la salida Boonen, afectado por el piño que se metió bajando Courchevel en el inicio de la etapa del miércoles. Acabó (tras subir Madeleine y Galibier), en lo que el belga considera “mi mayor hazaña como ciclista, superior incluso a mis triunfos en Tour de Flandes y Roubaix”, pero los dolores al montar en bicicleta tras la noche fueron imposibles de superar. Boonen no repetirá triunfo en Paris, pero sale del Tour convertido en una de las mayores estrellas del ciclismo, ahora ya conocido incluso por aquellos que sólo siguen este deporte en julio. Ese mismo tipo de aficionado probablemente se crea los cantos de sirena de aquellos que tienen que vender periódicos o minutos de publicidad, esos cantos que hablan de “durísimas jornadas de los Pirineos” o “la encerrona del Macizo Central”. Bien, pues ese aficionado debería saber ya que el espectáculo que le quede por ver en este Tour vendrá de acciones como la de Moncoutie, porque de los grandes nombres no me espero nada. Claro, a no ser que se considere espectáculo ir todos amarraditos hasta el último puerto y después ver como el yanki se escapa cuesta arriba.

Mañana previsible sprint en Montpellier, y el sábado llegada a Ax 3, 220 km. precedidos de la bonita subida a Pailheres. Aquí ganó Carlos Sastre en el año 2003, uno de los ciclistas más aburridos que existen, y por tanto más consistentes, esto es: especialista en acabar entre los puestos 5º-10º en las grandes vueltas, inédito en vueltas de prestigio de una semana. Aquel año la etapa fue un poco más decente porque Armstrong cedió en el último kilómetro, pero antes había subido como una flor sin los ataques de sus supuestos rivales. En cuanto le vieron flaquear, hasta le pasó por delante Zubeldia. Vivir para ver. El domingo la supuesta jornada reina de los Pirineos, con Mente, Val Louron y llegada a Pla D´Adet. Convendría recordar que las jornadas reinas las hacen los ciclistas, y no los recorridos. Esta bien fresquito el recuerdo de la etapa reina de los Alpes, con Hincapié liderando el grupo de favoritos en el Galibier. Me gusta tanto este deporte que irremediablemente veré la etapa, pero estoy casi seguro que me arrepentiré a eso de las 17:30.
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Ferreti llama a Frigo “canalla” por las 10 ampollas de EPO de su mujer. Ferreti lanzó a Frigo al estrellato en 2001, tras llevar una carrera estancada en el Saeco, y era el máximo favorito para ganar el Giro de ese año. Cayó en la redada de San Remo, seis meses de sanción por un producto experimental que luego resultó ser un simple placebo. En el 2002 se reivindicó como ciclista en el Tacconi, ganando una preciosa etapa de Alpes en el Tour y el GP de Zurich. Ferreti le dio una nueva oportunidad en el Fassa, que el rubio italiano aprovechó para ganar una etapa asesina en el Giro 2003. Poco más, porque el año pasado tuvo mononucleosis y este año parecía no entrar en forma nunca. Despedido de su equipo por segunda vez y con 32 años, sería raro que encontrase acomodo de nuevo. Se va un ciclista elegante, brillante cronoescalador y que subía bailando en la bicicleta cuando estaba en forma. En forma, o quien sabe. La verdad, da un poco de pena ver que muchos de los grandes ciclistas italianos salen por la puerta de atrás.
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Todo el mundo pendiente de la rodilla de Valverde, noticia que Carlos Arribas, en su cada vez más indescifrables crónicas, supo adelantar ayer. Tendinitis. Ya subiendo el Galibier, en una toma aérea, se veía su pedaleo extraño y forzado. Con 25 años ya tendrá oportunidad de volver al Tour.

14 julio, 2005

Acomodados detrás del Discovery Channel

Este post tendría que estar dedicado, por justicia, a Vinokourov y Botero, dos valientes que se fueron por delante subiendo la Madeleine y que consiguieron llegar a meta tras 140 km. escapados. La victoria fue para el corredor del T-Mobile, que no tuvo rival en el sprint, y recupera así casi 1´40" en la general, 1´15" de ventaja en meta y el resto bonificaciones. Magro resultado cuando se llegó a contar con 3´15" a mitad del Galibier, y con casi 2´40" en la cima, pero es que el Discovery conservó íntegros a tres corredores, uno de ellos Hincapié, ese escalador. Y claro, en los 40 km. de vertiginoso descenso hasta Briançon, redujeron la diferencia hasta la anécdota. Una vez más, Armstrong jugó al gato y el ratón. Una vez más, nadie le atacó. Nadie.

Acomodados detrás del tren del americano, todos subieron ordenaditos y sin toser. Y no es que fuesen rápido, qué va. Que aguanten subiendo el Galibier corredores como Julich, Moreau o Zubeldia es un buen indicador de la velocidad vertiginosa imprimida por el Discovery Channel. Basso, y todo el CSC que le rodea, habían cacareado que este año se atacaba en el Tour. Un cuerno. Este año, lo mismo que en 2004. Al tran-tran y ya caerá una placita de podio. Ojalá la pierda ante gente que ataca como Vinokourov o Botero, excesivamente penalizados para la lucha por los tres primeros puestos tras el descalabro de Courchevel. A veces entiendo a la gente que me dice que el ciclismo sólo sirve para ambientar la siesta. Vivimos todas las tardes un guión predeterminado, donde Armstrong es el patrón y nadie le ataca, él ya repartirá dádivas ("Es mi heredero") y prebendas ("A ti te dejo escaparte, a ti no"). Es especialmente significativo que en la escapada inicial de donde se decantarían Vinokourov y Botero también estuviese Mancebo...que se dejó reintegrar en el grupo viendo que la diferencia no crecía más de 40". Si es que como el tran-tran no hay nada. Te acostumbras y no lo puedes dejar. Y mira por donde, ya han pasado los Alpes.

Rasmussen fue el único que rompió la disciplina a 400 metros de coronar el Galibier. Un ataque de entidad, destinado a hacer daño al líder, y no para evitar las masas de gente en un previsible sprint con Moreau por el importantísimo Gran Premio de la Montaña, cuando tienes el liderato a 38". Y el que piense lo contrario es que no le gusta el ciclismo. Lo que estamos viendo es una perversión del deporte, cegados algunos por el destello de Valverde ayer, otros por la prestancia inmarcesible de Armstrong, el nuncatacado. En meta, Amat Carceller entrevista a Basso. "¿No crees que se podría haber atacado más? ¿No lo habías prometido?" Basso que mira abajo, clava la mirada en el periodista, y vuelve a orientarla a las zapatillas. "Yo no ataco en un puerto a 40 km. de meta". Claro, igualito, igualito que los dos que se disputaron la etapa, que atacaron en un puerto a 140 km. de meta. Incomodado por una pregunta incómoda, el jefe de prensa del CSC guarda a su figura (hasta la sepultura) y pasa la patata a Carlos Sastre, que en su habitual ironía castellana (existen otros adjetivos para calificarla) invita al periodista a subirse a la bici y atacar él. Toma ya. Y el hombre a morder al perro.

Sinceramente, no se que hacemos perdiendo el tiempo delante de la tele.

13 julio, 2005

¿El Heredero?

Me imaginaba una avalancha de epítetos épicos para Valverde después de su gran victoria de ayer. Para lo que no estaba preparado (porque en el fondo soy un ingenuo) era para una claudicación como la que se lee en As hoy...En las diferentes crónicas de los habituales del ciclismo, se dice que Valverde es un corredor completo, que lo puede todo, que es Dios redivivo... olvidando que contrarreloj pertenece a la más pura tradición española, esa que primero Perico y después Indurain, Olano, Casero, Igor y A. González casi hicieron cambiar. Casi. Valverde emparenta más con Anselmo Fuerte o Heras en cuanto a destreza contrarreloj. Un desastre, vamos. Y a lo que más puede aspirar es a minimizar las pérdidas en una disciplina vital en el ciclismo. Un cuerno lo de corredor completo, pero todo vale en un periodismo entregado y autocomplaciente. El As también untó en su momento con su brea de elogios a Olano (como no) para después ser escartinistas, a A. González para después ser heristas, a Mayo (¿alguien se acuerda de él?) para después ser...valverdistas. ¡Y ay del que no se ponga de rodillas ante el valverdismo!

Pues yo no lo soy. Reconozco el increíble mérito de su etapa de ayer, donde ganó en la montaña del Tour en su primer contacto. Increíble, sin duda. Pero de ahí a tragarse el bulo de Armstrong con lo de "El Heredero" (recuerda a esa institución catalana, el hereu) media un gran paso que ningún periodista, por muy sensacionalista que sea y se quiera apuntar al carro del corredor de moda, debe franquear. Ayer Basso entró a un minuto. Y Basso le puede meter en la crono de St. Etienne, de 55 km, 5´minutos mínimo. Lo digo para futuros Tours, a los que la prensa española va a empujar a un corredor que para mí, y nadie me va a hacer cambiar de opinión, se mueve por sensaciones. Ayer se planteó aguantar hasta donde pudiese. Vió que se iban quedando en cuatro y se creció. Muy bien. ¿De qué hubiese hablado la prensa hoy de haberse dejado llevar y entrar a 10´? Pues seguramente de Mancebo, el "increíble hombre invisible" en acertada definición que no me pertenece, un corredor que siempre está ahí y nadie se acuerda de él. Y todos mancebistas, claro. Pero la expresión de "El Heredero" tiene todavía más interpretaciones. El heredero es el que espera a que muera (se retire, en este caso) el dador. ¿Realmente alguién podrá decir que es un elogio lo de heredero si dejan que Armstrong se retire imbatido? Me haré valverdista si veo que le ataca. Si no, y si alguna vez aspira a ganar el Tour, para mí no será más que El Fiado, porque Armstrong seguirá teniendo la moralidad de las victorias en el Tour. Ya sólo quedan 11 etapas para ganarle. Ánimo, es a lo que me aferro.
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La mujer de Dario Frigo, detenida con 10 ampollas de Epo en Courchevel. Pésima noticia para un buen corredor (ya saben lo que le pasó a la mujer de Rumsas) y pésima noticia para el ciclismo en general, que seguramente será relacionada con el hematocrito alto de Petrov.

Grandísimo Valverde

¿Qué sueña un corredor en vísperas de una gran etapa? ¿Qué sueña un corredor como Valverde, que venía "a conocer el Tour"? ¿Sueña con ganar? Quien sabe. El talento murciano se ha impuesto hoy en una cima que antes sólo habían hollado Virenque y Pantani, y por detrás ha entrado Armstrong. A 9", Rasmussen y Mancebo. A un mundo, todo lo demás (menos Basso). Valverde parecía tallado para las clásicas y después de su decepcionante norte de este año y su increíble victoria de hoy parece que tenemos un nuevo obsesionado con el Tour. Tanto que ganamos y tanto que perdemos.

Mañana las crónicas glosarán que si ganó a Armstrong y tal, y yo creo que le ha regalado la etapa (y su estrechón de manos) como premio a haberse portado bien y no atacarle. La situación era calva. Armstrong sin equipo a 10 km. de meta y rodeado de "atacantes": Rasmussen, Mancebo y Valverde. Bueno, pues ni un ataque. Y de aquí a que se llegue a París, ni los habrá. Ya se sabe que luce mucho más ambicionar el 2º puesto en el cajón que intentar batir al yanki, que hoy ha sellado su séptimo triunfo en el Tour. Ullrich y Kloden a 2´20", Vinokourov a 5´20", Heras a 10´...eso por citar a los más acreditados, no quiero hablar de ex-gregarios (Landis, Leipheimer), estrellas sin palmarés (Menchov) o el Euskaltel en bloque. Qué desastre y como se veía venir. Armstrong deja en la general a Rasmussen a menos de 1´ y a Basso, 3º, a 2´40"...Y por si fuera poco, tiene la crono de St.Etienne donde puede meter 5´ a los tres que le han seguido el ritmo en la montaña.

Mañana se sube el Galibier por la parte más dura. Hay terreno suficiente para atacar y probar de nuevo al Discovery y a Armstrong. Esperemos que Unzúe-Echavarri-Jaimerena no se conformen con el tran-tran, aunque sería mucho esperar. Que recuerden la maravillosa ascensión que Indurain hizo en 1993, donde sólo le aguantaron Rominger, Mejía y un Breukink que se descolgó en el descenso por problemas mecánicos. El Galibier es el único puerto donde puede ceder Armstrong. Ya sólo me aferro a eso.
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Lamento que el post no sea más laudatorio con el gran triunfo de Valverde, pero creo que la general es más importante. En todo caso, una zurraspa para Jaume Matas, que quita el patrocinio de Illes Balears cuando con esta victoria ha conseguido un impacto publicitario en pleno verano con un turismo que ofrece sol y playa. Un genio, ya os digo. Como Valverde.

11 julio, 2005

Rasmussen obtiene una victoria de otros tiempos

Impresionante la etapa de ayer camino de Mulhouse. El dánes Rasmussen se escapó en el kilómetro cuatro de la etapa el sólito (después fue alcanzado por Cioni), en un momento en el que el pelotón, y más en este Tour, vuela para intentar evitar las escapadas. Lo consiguió y acabó llegando sólo a meta, tras descolgar al italiano en un puerto de tercera. Más de 170 km. escapado y llegando con un renta de 3´ sobre Voigt y Moreau, y más de 6´ sobre el pelotón. El corredor del Rabobank se coloca así 4º en la general, y les va a costar mucho sacarlo de allí: en montaña no se descuelga nunca y no es manco contrarreloj; de hecho, ayer hizo una de 40 km. con notable éxito, la distancia que le separaba desde el fin del descenso del Ballon de Alsacia hasta la meta. Una grandísima victoria para un corredor que fue Campeón del Mundo de mountain-bike y que obtiene pocas pero importantes victorias. En 2003 ganó en Cauterets en la Vuelta (acabó 7º) y el año pasado una etapa de la Dauphiné (y 14º en el Tour y 13º en Verona, tras atacar en la última subida). No menos elogio merece la valiente persecución de Voigt (sabía que iba a intentar conseguir el liderato) y Moreau, que subieron como perros entre las grandes masas de público, siempre sentados. El alemán obtiene el maillot amarillo con 1´50” sobre el francés y 2´18” sobre Armstrong. Es probable que sólo lo disfrute el martes, pues cuando llegue a meta se habrán subido el Roselend y Cauterets, y la diferencia se antoja escasa. No obstante, Voigt sabe subir a ritmo como el que más y visto que el grupo se ha vuelto a acomodar al tran-tran del Discovery puede que haya sorpresa.

Si. Ayer se volvió al tran-tran subiendo el Ballon de Alsacia. Rubiera se marcó la mayor parte de la subida, y ordenamente y sin rechistar le secundaron todos los supuestos contendientes de Armstrong. Y eso que hoy es jornada de descanso. El T-Mobile tenía la excusa de que Ullrich se había metido su enésimo piño bajando, pero ¿qué ambiciona el Phonak? ¡Qué cosas! Armstrong se queda sin equipo en un puerto de segunda, y al día siguiente nadie le vuelve a probar. A veces me dan ganas de apagar la tele. Al menos le han salido tres nuevos contendientes a aquellos que sólo buscan una buena clasificación en la general: Rassmusen, Voigt y Moreau. Ojalá acaban entre los 10 primeros, el objetivo no declarado de muchos corredores mimados por la prensa y aplastados por la realidad. Quizás Voigt, por eso de que tiene que trabajar para Basso, Julich o Sastre sea el más endeble, pero Moreau es un habitual de esos lugares y el danés tendrá que ver como reacciona en la alta montaña Menchov, su supuesto jefe de filas. De momento, ya tiene muy encarrilada la clasificación de la montaña. En el capítulo de desgracias, la rotura de clavícula de Gómez Marchante en el avituallamiento y el abandono de Igor por caída. Ambos tenían ojeriza en este Tour y a ambos los ha sacado TVE entrenando y concentrándose en Navacerrada y los Alpes respectivamente. Da pena pensar en todo el trabajo tirado por la borda. En las alegrías, un Karpets superserio en el podio como mejor joven (el martes y el miércoles verán de que pasta está hecho), Valverde que amagó subiendo el Ballon de Alsacia (¿para qué?) y Garzelli intentando disputar el sprint por el 4º puesto. Nombres, nombres pero...¿cuáles son sus objetivos? ¿subir al tran-tran? El martes se sube Courchevel, una cima donde sólo han ganado Virenque y Pantani. Estaría bien que otro gran escalador inscribiese su nombre. Heras fue 3º en 2000, ¿por qué no soñar?. Pues porque la historia nos dice que Armstrong utiliza el primer día de montaña para sentenciar la carrera...ya veo al Discovery dejándolo a 5 km. de meta, su distancia, y el yankee metiendo el turbo. ¿Ningún director ha pensado en que si tiene que utilizar el turbo una o dos veces antes puede que después ya no le funcione? ¿Ninguno? ¿Hay alguien ahí fuera?.

10 julio, 2005

Armstrong se queda sin equipo en la primera montaña

Carlos de Andrés prometía gran espectáculo para la etapa de hoy, donde los corredores afrontaban un puerto de 2ª y 16 km. de longitud. Lo prometía con el entusiasmo que le caracteriza, pero difícilmente compartido sabiendo el poco resultado que dió una etapa parecida en 2003, la que hubo antes de subir Alpe D´Huez: puertecito (aquel era de primera) y después bajada a meta. Esta vez ha sido diferente. Por delante iba una escapada donde un gran Peter Weening, a la postre vencedor de la etapa, demarró en las primeras rampas, mientras que Flecha se quedó haciendo su habitual derroche de fuerzas mal empleadas. Por detrás, el Illes Balears intentaba reducir los 2´ de diferencia, trabajando para Valverde. El ritmo de Zandio o Arroyo no daba para más cuando saltó Vinokourov, inmediatamente replicado por Armstrong. El Discovery desapareció en el momento en que Christophe Moreau volvió a atacar. Neutralizado y con el grupo muy seleccionado (después se unirían más corredores, pero delante aguantaron 10) atacó Kloden, muy fuerte, con el maillot abierto, pero con gran cadencia de pedaleo y sin girarse hacia atrás en ningún momento. Escuela Vinokourov.

Si, el ejemplo que está dando el kazajo fue determinante para, una vez cazado Weening en la cima del puerto, el alemán y el holandés no se rindiesen en el descenso, cuando el pelotón los tuvo a 6”. Relevándose perfectamente, aprovecharon el parón tras la bajada y en los 5 km. hasta la meta incrementaron su ventaja hasta los 27” en meta. Sin mirar atrás, como Vinokourov nos ha enseñado a todos. El sprint, lanzado por un Kloden pletórico, fue agónico, y ganó Weening porque así lo quisieron los jueces (la televisión no mostró la foto finish). Parece que el Tour no quiere repetir los triunfos de etapa exaequo en la era de la tecnología. Para el corredor del T-Mobile, otra etapa del Tour perdida en el filo, como la del año paso en Le Grand Bornard; para la joven promesa del Rabobank, un gran triunfo que ojalá vuelva a llevar a Holanda un escalador que recupere la senda de Zooetemelk y Kuiper. Eso sí, Kloden recupera 39” en la general y ya se pone 8º. El T-Mobile tiene equipo para jugar en la montaña. Armstrong neutralizó en persona a Vinokourov, que deshizo el tren del Discovery. Después se quedó a rueda de Ullrich. De Kloden pasó. Esa es la clave. Miguel Indurain, el día de Les Arcs en el Tour 1996, tuvo que salir a una miriada de ataques subiendo el Galibier (inolvidable Heulot abandonando con el maillot amarillo en la niebla) sin equipo. A ataques de un líder tiene que responder el líder, pero hay un límite: en ese límite está la derrota de Armstrong. En todo caso, lo de hoy muy bien podría haber sido una estrategia del Discovery, pero eso se tiene que confirmar atacando mañana en el Ballon de Alsacia.

Valverde conquistó con suficiencia el sprint restringido del grupo y tiró del pelotón en los dos últimos km. del puerto. El Illes Balears trabajó en el llano para él, nada menos que con Mancebo y un Karpets que asusta. Basso estuvo muy fino, y el CSC también mantiene en los primeros puestos a Julich y a toro-loco Voigt. Estaría bien un poco de acción de equipos, incluso por parte del Liberty, donde Beloki sigue confirmando que tiene un hueco en el pelotón (no así Igor, que ayer se descolgó en las primeras rampas), y cuentan además con Jaschke, Contador y Heras. Qué cosas, me estoy empezando a ilusionar con este Tour.
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No pude postear ayer. El jueves etapa para Lorenzo Bernucci, que atacó en el último km. y después se aprovechó de la caída de un Mengin que estuvo escapado todo el día. El italiano es un corredor muy bueno, formado en la escuela belga, pero que debuta con victoria en una etapa con lluvia y atípica. Lo veremos en el norte con frecuencia. El viernes, nueva victoria de etapa de McEwen en un sprint caótico, con múltiples lanzadores y la enésima caída de Gálvez, está vez por el slalom mortal de Davis, que fue descalificado.

07 julio, 2005

¿A qué juega Flecha?

Va a parecer que le tengo manía y no es así. Flecha es un corredor acostumbrado a que le aplaudan todas las acciones, incluso cuando se equivoca. Que si su entrega, que si su valentía, que si se sabe de memoria las últimas 25 ediciones del Tour de Flandes...pero Flecha se equivoca, y mucho. Ayer intentó una acción Lino-Vasseur-Voeckler: ponerse de líder del Tour de Francia aprovechando una jornada anodina y la previsible dejadez del líder por accidente. No le salió bien y se vio desde los primeros momentos de su fuga loca, a falta de 120 km. para meta. No hacía hueco y encima le enlazaron, viniendo desde atrás, un trío formado por Bodrogi (menudo galgo), Commesso y un finés. ¿Cejó? Noooooooo, siguió adelante con esa locura, quemando fuerzas, porque sabe que al llegar a meta recibirá las palmadas de los periodistas afectos, puede que hasta incluso la de un Ferreti que en su tiempo criticaba lo mismo que yo critico de Flecha, y que ahora le permite todo a un ciclista que parece haber olvidado su mejor arma en aras de las fugas locas o los sprints masivos. Juan Antonio, también se gana atacando en el último kilómetro, aunque quizás lo que buscas es el maillot amarillo. Hoy será mejor opción, con un puertecito de cuarta a 20 km. de meta.

Al final, llegada al sprint, donde la FDJ hizo un vodevil con Eisel y Cooke, en plan lánzame tú que yo no puedo, para ser superados a falta de 200 metros por un Boonen pésimamente colocado por su compañero de equipo, que ni siquiera pudo rebasar a la cómica pareja del equipo francés. En esas circunstancias, McEwen pudo adelantar a cámara lenta al belga y conseguir su sexta victoria de etapa en el Tour. Hushvod tuvo que conformarse de nuevo con la tercera plaza, remontando muy bien en los últimos metros. Cuando llegue el primer final en ligera pendiente, creo que el noruego se va comer con patatas a sus rivales, igual que hizo en su apabullante etapa del año pasado. Veremos. De momento, el que no podrá seguir demostrando su progresión como ciclista en el Tour será Tino Zaballa. Se golpeó la rodilla en la CRE y ayer tuvo que retirarse. También Gómez Marchante se cayó ayer. Parece que el Saunier está pagando la novatada del debutante, aunque a Gárate le queda fenomenal la customización del maillot de España. Y mientras tanto, acostumbrados a ver a Armstrong de amarillo la primera semana.

06 julio, 2005

Armstrong sale líder de la CRE

Nuevo mazazo al Tour de Lance Armstrong. Puede que no gane el Tour, pero lo que ya nadie le va a quitar es que se puso de amarillo en lo que puede ser su séptima Grande Boucle. Han pasado cuatro etapas y el americano tiene 55" de ventaja sobre el segundo, mientras que la terna de aspirantes Basso, Ullrich y Vinokourov se agrupan ordenadamente en torno al 1´30". Y todavía no ha empezado la montaña, terreno donde el americano siempre ha sido el más fuerte. La CRE fue muy emocionante, con el CSC liderando todos los pasos intermedios, pero cediendo en meta por 2", incrementados a 20" merced a la soberana tontería de los tiempos compensados. Y todo porque Zabriskie se pegó un piño a falta de 1 km. para meta (¿dónde ha quedado lo de esperar al líder? Ya ni el equipo...jeje) y el orden en la escuadra danesa se alteró un poco. El Discovery, por el contrario, entró con todos sus efectivos, esta vez no hubo un Benjamín Noval haciendo la plañidera en el podio. Todo sonrisas y abrazos.

Tercero entró un sorprendente T-Mobile, en su mejor resultado en una CRE en mucho tiempo. 30" de desventaja (35" en meta), apenas una anécdota después del descalabro de la primera etapa. Cuarto un Liberty muy por encima de lo que se podía esperar, una gran noticia para Roberto Heras, mientras que Euskaltel y Saunier cayeron a los fosos de la clasificación. El Illes Balears ha decepcionado un poco después de la gran CRE del año pasado, aunque la diferencia no ha sido muy grande. Último, como estaba cantado, el AG2R, no tanto por no ser una escuadra ProTour, sino por no tener nada parecido a un contrarrelojista en sus filas. Más de 5´que se convierten en 3´ por magia de los tiempos compensados. Esperemos que el Saunier, un escalón por encima de los registros de los franceses, no se lamente de la montaña de tiempo perdido en la CRE. Los que seguro que ya se están lamentado son los del Phonak, muy esperados para ayer y que se dejaron por el camino, además de muchos segundos, a Moos, Grabstch, Zampieri y otro más que daba unos relevos de pena.

Con el maillot amarillo de Armstrong me viene a la cabeza que también LeMond, ese gigantesco ciclista un poco olvidado últimamente (nunca fue muy querido en España), vistió el maillot amarillo en el Tour de 1991, el que debía ser su cuarto. Al final fue el primero de Indurain, tras una jugada maestra camino de Val Louron. LeMond entró en esa etapa a 7´ (también le tiró un espectador, pero es lo de menos). Eso es lo que hace falta. Atacar donde no se espera, poner en dificultades al equipo. Un equipo que seguro que no se va a desgastar defendiendo el maillot del yanki. Y seguro que Voigt, tercero de la general, está suplicando a Rijs que le deje hacer una de las suyas. A su edad poder ser líder del Tour de Francia sería la guinda para un corredor modélico al que no me canso de glosar. Lástima que al CSC tampoco le interese mucho ser el referente del pelotón. Así las cosas, agarremonos los machos para una previsible escapada consentida que ponga de líder a un medianias hasta la montaña. Estamos en el Tour de Lance y todo sucede bajo su guión. Ayer casi pierde la CRE. Casi. Lance´s show must go on.
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Victoria de etapa de Juanmi Mercado en la segunda etapa de la Vuelta a Austria. El corredor granadino compite en Austria castigado por el fuerte carácter de Lefevre, igual que el díscolo Pecharromán. Ya los excluyó del Giro por bajo rendimiento y parece que no los consideró aptos para el Tour. Ambos buscan contrato para el próximo año, tras no rendir al nivel esperado después de sus fichajes a golpe de talonario hace dos temporadas. Mercado tiene 30" de ventaja en la general, suficientes para ganar la Vuelta. Así a lo mejor hace cambiar de opinión a su telúrico director. La última de Lefevre ha sido con Sienkiewitz. Se ha filtrado que ha firmado con T-Mobile para el próximo año (igual que Rogers, ya compañeros en el Mapei GS-3) y el belga ha entrado en cólera, anunciando que nadie va a trabajar para el alemán en este Tour. Menos mal que tienen a Boonen para enjuagar todos los sinsabores que está dando la temporada, entre los que se encuentra el bajísimo rendimiento de Bettini.

05 julio, 2005

Todos contra el crono

La CRE por equipos es una modalidad ciclista denostada por unos y adorada por otros. Un clásico del ciclismo, pasó sus peores momentos a principios de los años 90, cuando fue excluida injustamente del programa olímpico tras Barcelona-92, mientras en el Tour equipos como el PDM o el Panasonic arrasaban en la modalidad. Desapareció de la Vuelta tras un curioso experimento por tríos en 1991 y en el resto de carreras (Vuelta a Burgos, Paris-Niza), relegada a pruebas de principio de temporada como el Mediterráneo, donde sigue, pero siempre en el Tour. LeBlanc hizo de la CRE una seña de identidad, a pesar de las continuas quejas de los equipos españoles.

La CRE es muy plástica, una gozada si se disfruta viendo el ciclismo como la mecánica de un reloj. Proporciona unas imágenes muy bonitas y obliga a llevar al Tour una escuadra compensada entre rodadores y escaladores. Además, no es un mero trámite a cumplir. En época reciente, ha sido decisiva en el Tour de 1989, cuando Perico se dejó cuatro minutos, con el Reynolds esperándole; en 1993, cuando el Clas de Rominger se dejó una minutada al disputarla sin un joven Olano, de vuelta a casa con la clavícula rota; o en 2003, cuando Zubeldia miró la clasificación del Tour y comprendió que se había bajado del podio el día de la CRE. Ejemplos no faltan, al mismo nivel que los líderes del Tour merced a los resultados de una disciplina rara y única: Museeuw en 1992 (siguió de líder incluso después de la masacre de Luxemburgo), Cipollini en 1993 (ambos gracias a la locomotora del GB-MG), Gotti en 1995, Igor en 2002 o Victor Hugo Peña (¿qué ha sido de él en el Phonak?) el año pasado, sin ir más lejos.

Sin embargo, la CRE siempre ha estado en el ojo del huracán porque siendo como es una disciplina por equipos aplica sus tiempos de forma individual. En el colmo de los desatinos, algunos directores, visto que LeBlanc siempre se ha mostrado inflexible en cuanto a su cancelación, llegaron a proponer que los tiempos sólo sirviesen para la clasificación por equipos. Inútil. Como solución intermedia, el año pasado el Tour cedió y estableció un sistema de compensaciones en función del orden de llegada en meta, con un máximo de 3´ de pérdida. Así, si el Discovery se vuelve a salir este año y le mete 40" al segundo clasificado, éste sólo perderá 10", el tercero 20", el cuarto 30" y así sucesivamente hasta el 20º clasificado. Un desatino para el más fuerte, pero un alivio para los más pequeños. En todo caso, y vistos los resultados del año pasado, la CRE sigue siendo importante, aunque ya es más dudoso que sea decisiva.

Para hoy, el máximo favorito es la locomotora de Armstrong. Sólo pensar en el yanki gritando órdenes a percherones como Padrnos o Hincapié asusta. Y si encima los que vienen detrás son Savoldelli, Rubiera o Noval, todos a temblar. En todo caso, no tiene ningún mérito que los cite como favoritos. Han ganado en los dos últimos años. Estarán muy delante el potentísimo CSC (Voigt, Zabriskie, Basso, Sastre, Sorensen), el Phonak (Q.Gutiérrez, Botero, Landis, Pereiro, Hunter) y el Illes Balears, que año a año lo ha ido haciendo mejor y tiene buenos corredores (Karpets, Arrieta, Chente, Zandio). Creo que el Euskaltel debería estar delante por nombres (Landaluze, Zubeldia, Egoi, David Herrero), mientras que el Domina Vacanze, el Lampre, el AG2R y el Boygues se disputarán las últimas plazas. La incógnita es el T-Mobile, que siempre parece que va a dar y nunca da. Y el Liberty, porque no decirlo, sin la ayuda de Nozal.
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Ayer nueva maravilla al sprint de Boonen. McEwen descalificado por marrullero (¡si es que no aprende!) y Cancellara significándose con un valiente ataque a falta de dos km. Una bicicleta de ventaja sobre Wrolich, O´Grady, Eisel, Davis, Forster, Backsted, Hushvod, Furlan y Gálvez. Mucho teutón y nórdico en los primeros puestos, además de los consabidos australianos. Da pena ver al primer italiano en el puesto 10º. De seguir así, Boonen se puede dar un festín. Y nosotros viéndole sprintar.

04 julio, 2005

Asombroso sprint de Boonen

Es uno de los temas predilectos del blog: Tom Boonen y su calidad sin límites. Ayer en el Tour ganó un sprint imperial, donde supo salir de la rueda de un McEwen que se lanzó con demasiada antelación hacia la meta. Si bien la toma en directo era la frontal y ya se pudo ver la claridad con la que el belga cambiaba de ritmo, fue en la aérea donde se pudo cifrar en siete pedaladas el momento en el que sobrepasa al australiano. Por detrás de él, un no menos fenomenal Hushvod, que también superó cuando y como quiso a McEwen, pero al que le faltaron metros para poder rivalizar con Boonen. Tercera victoria de etapa para el fenómeno de Mol, una más que su referente y maestro Museeuw, aunque al corredor del Quick Step todavía le queda ser maillot amarillo. Puede que no sea esta edición, donde se ha fijado como objetivo otro color: el verde de la regularidad.

Cuarto O´Grady, quinto Pagliarini y sexto un cada vez menos sorprendente Flecha. Está claro que llega en buena forma al Tour, esperemos que no se limite a una única victoria de etapa. El grupo delantero llegó cortado por una pequeña caída en el último kilómetro, y de los favoritos sólo estaba un atentísimo Ullrich. El alemán ya se dejaba ver en las primeras posiciones a falta de pocos kilómetros, mal colocado y comiéndose todo el viento, recordando al Bugno de la época Gatorade-Polti, cuando controlaba el grupo para Abdoujaparov. Ese tipo de alardes se pagan, aunque el mejor Ullrich que se ha visto jamás era el que hacía ese mismo trabajo en los Tours de 96 y 97 para Zabel, con notable éxito. Ojalá sea una premonición de futuro. En todo caso, con el nuevo reglamento del tiempo para la general congelado en caso de caída en los últimos tres kilómetros, lo de ayer de Ullrich no pasa de mera anécdota. Por lo demás, la etapa respondió al patrón de lo esperado en la primera semana: escapada con Voeckler (cómo le va lo de estrellita, sacando la lengua como Virenque), Calzati, el resucitado Bodrogi y David Cañada, prólogo de lo que tiene que ser una actuación brillante por parte del Saunier, aunque en la crono del sábado Piepoli fuese el último a 4´40" de Zabriskie, todo un mundo.

No parece que haya en el pelotón un equipo capaz de controlar la carrera, y el CSC no se quiere desgastar defendiendo el liderato de un corredor que en cuanto la carretera se empina pedalea hacia atrás. Ayer vimos pasar sucesivamente a la cabeza de carrera al Liquigas de Pagliarini, a la FDJ de Cooke, al Davitamon de McEwen y al Quick Step de Boonen. Esta indefinición puede dar alguna sorpresa camino de los Vosgos, en el centenario de la primera ascensión al decano de los puertos del Tour, el Grand Ballon. El puerto, bastante modesto, no se sube desde que en 1997 Rous ganase una etapa enrolado en el Festina, corriendo como un cohete con cuatro minutos sobre el pelotón. Quedaba poco para París y Olano fue escapado por delante de un Ullrich que flaqueó bastante. El vasco acabaría ganando la crono de Eurodisney, mejorando un poco la imagen de quedar 4º en la general a 15´ del alemán. Parecía que iba a haber duelo en los años sucesivos y vaya lo que pasó después....
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Igual que critico algunas cosas de TVE, creo que todos los aficionados al ciclismo tenemos que descubrirnos ante la impecable realización que está ofreciendo este año, especialmente en lo que al uso de imágenes de archivo se refiere. Ayer nos regalaron ad hoc la exhibición de Boonen en Flandes, su sprint apabullante en París del año pasado y la victoria de Van Bon en Tours -donde se llega hoy- hace un puñado de años, un sprint magnífico. El sábado pusieron las imágenes del paso de Gois, cosa que no entendí muy bien, pero ahora veo que tiene continuidad. Que siga así, porque es una gozada.

03 julio, 2005

Golpe de Armstrong al Tour

El pesimismo en torno al futuro de este Tour de Francia había caído entre los ciclistas, aficionados y los periodistas. Sólo hay palabras para Armstrong, y el americano las ha refrendado con una contrarreloj criminal. Sin dudas. Sin especulaciones. Sólo cadencia, rabia y una terrible ansía de superación. Salía el último como vigente campeón y llegó el penúltimo. Por el camino, a 4,5 km de la meta, superaba como un cohete a Ullrich, empeñado en su pedalear tortuoso y en su enésima derrota ante el texano. Ullrich llegaba el último, a 1´08" del americano en 19 km, ni siquiera entre los diez primeros de la etapa. En todo caso, la victoria fue para el excompañero de Armstrong Zabriskie, que consigue en menos de un año ganar etapa en las tres grandes, si tenemos a bien considerar como victoria la etapa regalada de Caravaca de la Cruz. LA UCI lo hace y yo también. Salió de los primeros y se benefició de viento menos desfavorable que los favoritos, pero sus dotes contrarreloj ya se vieron en el Giro. Además, otros dos americanos en los primeros puestos: Hincapié cuarto (toma ya, debería dejar las clásicas) y Landis por ahí rondando. El único soplo de esperanza ha venido de parte del único que se esperaba, un Vinokourov tercero en meta, a 51" de Armstrong y metiendo tiempo al resto de favoritos. De Vinokourov y de Karpets, claro, que ha sido 9º en meta tras no haber corrido nada desde el Giro, un poco como Basso, también bastante decente contra el crono.

Entre los resultados negativos destaca una vez más Iban Mayo, 175º de la etapa a más de 3´de Armstrong. Esta vez no hubo caída camino de Waterloo ni el UsPostal tirando como perros rabiosos sabiendo que con el vasco también estaba el maillot amarillo Hushvod. Ha sido el propio Mayo el que ha firmado el peor debut de un favorito a la victoria final desde el famoso prólogo de Perico en Luxemburgo-89. Claro, favorito depende de para quien. El primer español de la etapa ha sido Igor, 10º en su primer asomo por los primeros puestos en un año y medio. En una prueba en la que tradicionalmente España colocaba 3 representantes entre los diez primeros hay que buscar el grueso a partir de la segunda decena, con Quique Gutierrez o Rubiera muy inspirados. También Beloki ha rendido un poco mejor de cómo lo estaba haciendo últimamente, y Heras ha minimizado bastante los daños en una jornada poco propicia. Y pare usted de contar. Empezó el Tour como se esperaba y como lleva concluyendo desde hace 6 años. ¿Realmente merece la pena sentarse delante de la tele? La llegada de Armstrong a meta casi se lleva por delante a Mancebo, que en esos momentos atendía a TVE (ahora optan por entrevistas en diferido, además de por el segundo canal). Creo que esa es mejor metáfora de lo que va a pasar en el Tour que la cacareada salida del pedal en su debut, en lo que va camino de ser su heptacampeonato. Ya sólo quedan 21 días de competición para derrotarle. Ánimo.

01 julio, 2005

Hace un año

La memoria a veces es oclusiva, y tendemos a olvidarnos de acontecimientos recientes y relacionados. Hace justo un año, Lance Armstrong se presentaba en la salida del Tour dispuesto a hacer lo que más grandes jamás lograron (menos Anquetil, que fue el primero en ganar cuatro y cinco Tours: jamás se planteó un sexto con ese doble récord), y parecía que, visto que el quinto Tour había sido sufrido y que Mayo había volado en el Dauphiné, el declive había comenzado. La carrera fue un paseo, con Lance ganando cuatro etapas en la última semana, incluyendo las tres de los Alpes, humillando de diferentes maneras a sus tres seguidores: Basso doblado en la crono de Alpe D´Huez, Kloden batido en la línea de meta en una etapa ya ganada y Ullrich cazado como el gato y el ratón el mismo día.

Sin embargo, este año el clima es diferente. Todos, sin excepción, damos a Armstrong como favorito indiscutible, sin sombras creíbles a su vera. Y sólo ha pasado un año, un año en donde el americano no ha ganado ni una carrera (la primera vez que toma la salida en el Tour sin victorias), se ha pegado un trompazo de aúpa entrenando y un año donde ha anunciado que se retira. Y sin embargo es el máximo favorito, con 33 años, para ganar la que muchos consideran la carrera más dura del mundo. Igual que ha hecho los últimos 6 años. Sin embargo, la victoria de Armstrong dejaría seriamente tocado al ciclismo. El americano debe caer en la carretera ante sus rivales. La sola posibilidad de que el hexacampeón se retire imbatido introduciría una nueva anomalía en la historia del ciclismo, una muesca más en su palmarés. Merckx tuvo su Praloup, Hinault su gregario arribista e Indurain acabó como mito en Les Arcs. Por el bien de la competición, Armstrong tiene que ser derrotado, demostrar que alguien le ha podido ganar en carrera es esencial para establecer la continuidad del ciclismo, esa historia centenaria que une a través de las mismas carreteras a los campeones del pasado.

Mañana, cuando empiece el Tour, a Armstrong le quedarán 22 días de competición. Es tiempo suficiente para que, por una vez en su carrera, pueda recibir ataques de lejos (¿Dónde se quedó el espíritu de Chiappuci, Jalabert o Pantani?), ¿acaso nadie ha comprendido en todos estos años que lo que más conviene al americano es llegar al último puerto fresco? Si, está el equipo, pero no se sabrá si se desarbola quedándose a rueda del agradable tran-tran que empezarán Hincapié y Padrnos, seguirán Rubiera y Noval, y rematarán Savoldelli, Popovych y Azevedo. ¿Dónde están todos los corredores de nivel medio que se conforman con un buen puesto en la general conseguido a base de ir en el segundo grupo? ¿No pueden ir por delante en auxilio de sus jefes de filas? ¿Quién ha hecho que el ciclismo parezca una ciencia exacta? Hace justo un año Armstrong parecía derrotado, hoy se presenta imbatible. Por la credibilidad de la competición en el Tour 2006, que alguien le gane en justa lid. Que nadie confíe en Landis, Leipheimer o corredores acostumbrados a subir al ritmo. La solución pasa por Vinokourov, Mayo o Botero, inconformistas del pelotón. Atacar, atacar y atacar. Como hizo Rijs a Indurain. Como hizo Pantani a Tonkov. Una y otra vez, y se revienta por el camino, siempre quedará el recuerdo del buen aficionado al ciclismo. Poco consuelo, sí, pero aparte de freakis como nosotros, ¿quién se acordará del cuarto clasificado de un Tour dentro de 10 años? Por el contrario, ¿quién se acordará del que derrote a Armstrong? Ha pasado un año, no es tanto tiempo.