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21 junio, 2010

Demasiado ciclismo para tan poco país

¿Otro caso de vidas paralelas? Ojalá fuese así, pero en esta ocasión la primera premisa, la de la vida, está en entredicho. Mientras el domingo Frank Schleck conseguía el mayor éxito de su vida deportiva, su compatriota, ex-compañero de equipo y ex- amigo Kim Kirchen estaba en coma inducido tras haber sufrido un colapso en la habitación del hotel donde descansaba, tras haber disputado ambos la etapa del viernes en la Vuelta a Suiza.

El mayor de los Schleck consiguió, contra todo pronóstico, ganar la general de una vuelta por etapas defendiendo su ventaja en la última crono, especialidad donde dice haber mejorado mucho a pesar de sus 30 años de edad. Antes de la crono de 27 kms. era 4º en la general a 38" del liderato, pero tras desplomarse los tres corredores que le precedían, consiguió la general por 12" sobre Armstrong y 17" sobre su compañero Fuglsang, que estaban en los puestos 7º y 9º a 55" y 1´17" del liderato. Una crono extraña por la mucha gente que se cayó de los primeros puestos y porque estos tres corredores tampoco hicieron tiempos extraordinarios.

Viniendo de Luxemburgo, F. Schleck y Kim Kirchen se conocen desde pequeños, como atestigua esta simpática foto. A pesar de los dos años de edad que los separan, pasaron juntos a profesionales en el modestístimo De Nardi. Era el año 2000 y el equipo no fue muy allá. Mientras Kim encontró rápido acomodo en el potentísimo Fassa Bortolo, donde permaneció hasta el año 2005 obteniendo resultados muy notables, Frank apenas consiguió un contrato a mitad de temporada en el Festina, que desaparecía ese año, y en el 2002 pasó al CSC, por entonces un proyecto de equipo grande. Sólo empezó a obtener resultados como profesional, por otra parte muy sorprendentes, a partir del año 2005.

La razón que explica esa evolución imprevista en un corredor de su trayectoria se puede leer aquí. También que no le pasó absolutamente nada por esa razón, a pesar de las pruebas evidentes. F. Schleck es un peso pesado del pelotón, y se nota: una de los pocos corredores que quedan que son capaces de poner patas arriba una carrera en una etapa de montaña, como ha hecho repetidas veces. También una clásica. Lástima esa falta absoluta de sprint, su única carencia conocida ahora que ha mejorado en contrarreloj.

A Kirchen no le pasaba nada de eso. Era el perfecto corredor multiherramienta: fuerte en el sprint -en el Tour ha realizado varios mano a mano con Zabel o Hushovd desde joven-, aún más fuerte en el sprint en cuesta, escalador -este año se vuelve a subir el tremendo Port de Bâles, que holló por primera vez en 2007-, clasicómano, corredor de grandes vueltas y también contrarrelojista, puesto que llegó a ganar una crono en el Tour 2008 por descalificación de Schumacher, sobre la que después volveremos.

El año pasado realizó un Tour anónimo y cerró la temporada en falso con un abandono en una Vuelta en la que le obligaron a participar a pesar de que ya se sabía que cambiaría el Columbia por el Katusha. Su temporada con los rusos seguía la tónica de la anterior -tirada por la borda por una estúpida caida en California-, esta vez por múltiples dolencias sin origen conocido. En la Vuelta a Suiza había dado su primera muestra de estar a punto filtrándose en una fuga en la etapa que precisamente ganó F. Schleck, pero nada hacía presagiar lo que pasó en la noche del viernes.

O no lo sabemos, como tampoco sabemos qué razones le llevaron a enemistarse con el mayor de los Schleck hace ya muchos años, de tal manera que ni se hablaban. ¡Con los útiles consejos que le podría haber dado! No ya de su próxima paternidad -Frank acaba de ser padre, Kim va a serlo en breve-, sino también sobre la manera de recuperarse de insidiosas lesiones. Parece que la reciente dolencia del corredor del Katusha va a reconciliarlos, si alguna vez recupera la consciencia.

Vayamos a lo conocido. Al principio se habló de un paro cardíaco sobrevenido la noche del viernes mientras el luxemburgués estaba en su habitación con su compañero, nada más y nada menos que J. Rodríguez. Después se intentó desmentir y, como suele pasar en estos casos, se confirma por la naturalidad con la que se habla del asunto: aquí mismo se da voz a un cardiólogo que sigue a Kirchen desde hace ¡15 años!, que como bien saben ustedes es muy normal que un cardiólogo te siga desde que tienes 17 años, especialmente si eres deportista profesional.

Como el fútbol nos ha enseñado, un cardiólogo es muy cuco a la hora de cobrar la minuta, pero cuando hay que pedir explicaciones siempre tiene el recurrente alivio de poder decir malformación congénita, indetectable o la vida es ansín. En este caso la coartada adopta la forma de "en muchos casos, no sabemos lo que provoca una parada cardíaca". ¿No? ¿Y en un ciclista profesional de altos y bajos, multiherramienta y con una trayectoria en Fassa, T-Mobile, Columbia y Katusha tampoco? Este último equipo, el mismo de Toni Colom y Pfannberger, ha tenido arrestos de emitir un comunicado de prensa donde tampoco se excluye como causa "una trombosis", un accidente vascular ajeno a las prácticas más oscuras del ciclismo.

Al parecer, el corazón luxemburgués se detuvo a las 23:40, y tuvo que ser reanimado por el médico del equipo Andrei Mikhailov y un amigo personal que andaba por ahí -¿visitas de gente íntima en plena disputa de una carrera? ¿alojándose en el mismo hotel? ¿no había cambiado el ciclismo?- Marc Joseph. A resultas de todo esto descubrimos que Kirchen se había sometido a algún tipo de cirugía cardiaca esta misma primavera. Y seguía compitiendo y nadie le había retirado la licencia antes de saber a qué riesgos se exponía practicando deporte de élite. O eso, o un certificado médico. O las dos cosas. Pueden leer un buen resumen, entre líneas, aquí mismo.

Si tenemos que confiar en que las autoridades suizas interroguen a su compañero de habitación o a su amigo Marc Joseph para saber que pasó cerca de la medianoche del viernes vamos aviados. El primero concluyó su participación en la carrera helvética con una lamentable contrarreloj donde sólo pudo ser el 41º a 2´19" del vencedor, cayendo de la quinta a la novena posición cuando también parecía que había mejorado en esta disciplina. Eso sí, sigue siendo el 4º corredor de la clasificación UCI en una temporada sencillamente increíble donde se apresta a debutar en el Tour. Ahora estará descansando bien cerquita de Girona o se habrá ido a entrenar a Italia con su amigo Piepoli. El segundo se habrá ido como entró: sin saberse muy bien de dónde ha salido.

Total, ¿qué más da? Si hasta los cardiólogos dicen que es perfectamente posible que a un deportista le de una parada cardíaca, ¿por qué las autoridades van a tener que investigar algo? Al menos de momento ha tenido más suerte que Zanetti o Salanson, otros dos compañeros de fatigas que un día no se despertaron de una cabezadita: en esos casos si que se abre una investigación de oficio, aunque después los resultados se tengan a los nueve meses desde Coverciano. Por lo que a nosotros atañe, el caso parece reducirse a un pobrecito Kirchen, que va a ser padre de gemelos en una semana y al que la vida le ha dado una cornada en las dos semanas previas al Tour, claves para tantas cosas, pero donde ambos elementos no se tienen por qué mezclar. Es más: son perfectamente autónomos y para nada interdependientes.

Y es una pena que Kirchen no vaya a ir al Tour. En el año 2008 quedó segundo en la crono de casi 30 kms. del cuarto día, disputa en Cholet. Con posterioridad, Schumacher daría positivo por CERA y la victoria pasó a formar parte de su palmarés, igual que la etapa de montaña del Tour 2007 que ganó Vinokourov: dos etapas del Tour, las dos por descalificación. Aquel día Kirchen realizó un tiempo de 36´02", a una velocidad de 49´12 km/h, la mejor crono de su vida. Venía de hacer segundo y cuarto en las etapas anteriores, de sprint.

El doctor Íñigo San Millán, actualmente vinculado al Garmin, publicó en el Marca del día siguiente un artículo sobre los rendimientos de esa crono. De aquí se saca este párrafo: "cabe destacar la grandísima contrarreloj que realizó Kirchen (...) al rodar a una media de 428,9 watios y a una altísima potencia relativa (6,6 w/kg), así como un altísimo consumo de oxígeno (83,4 ml/kg/min). Ambos parámetros fueron los más altos de los participantes en la crono y denotan un gran estado de forma. Fue séptimo el año pasado y, a la vista de sus impresionantes parámetros fisiológicos de la etapa de ayer, puede ser una de las sorpresas de este Tour".

Bien, esos parámetros se hubiesen utilizado en el pasado Giro para decir que iba dopado. No seré yo el que lo diga, ni tampoco Íñigo San Millán, pero ahí están para el que los quiera interpretar. Por otra parte, las prediciones no se cumplieron: tras experimentar Riccò en sus propias carnes que la CERA se podía detectar, en ese Tour Kirchen a duras penas pudo amarrar su séptima plaza de 2007 tras desaparecer la última semana, pero al menos no se fue a casa como Devolder o gran parte del Barloworld que había asombrado en 2007. Cosas que pasan.

Evidentemente, esta constatación no tiene ningún interés ni para la UCI, ni para las autoridades competentes suizas -Kirchen sigue internado en un hospital de Zurich- y ni siquiera para establecer una relación causa-consecuencia de lo más básico. Aquí, en este ciclismo que padecemos, damos por perfectamente normal que a un hombre joven de 31 años, sometido a rigurosos controles médicos, le de un ataque al corazón en la crítica quincena previa al Tour y con un amigo suyo merodeando por el hotel. ¡Si le da uno de 85 años, también le puede dar a uno de medio siglo menos! Y la agencia antidopaje de Luxemburgo, la misma que no vio ningún atisbo de infracción en que F. Schleck pagase dinero a Eufemiano Fuentes, tampoco va a investigar nada, porque si no lo hizo entonces no lo va a hacer ahora. Luxemburgo, demasiado ciclismo para tan poco país. Y vale lo mismo para Suiza.
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En la antepenúltima etapa de la Vuelta a Suiza más lluvia y más espectáculo a ritmo de clásicas. Una fuga muy tempranera con muy buenos corredores habituales del mes de abril hizo camino en la molicie del pelotón, bastante fatigado tras la paliza de la etapa de La Punt. A 60 kms. de meta Burghardt decidió probar las fuerzas de sus compañeros de fuga y se encontró en solitario en cabeza. De la escuela alemana de rodadores enormes y apisonadoras, agachó la cabeza y llegó solo a meta. Tre-men-do. Y por detrás no eran mancos. Quinziato hizo la rata durante toda la fuga y sólo atacó para ir a por el segundo puesto de la etapa. Freire, que este año ha descubierto que sprintar para ser segundo a veces te acaba trayendo victorias, remachó al italiano remolón y a Van Avermaet. El penúltimo día nueva fuga numerosa y doblete del Caisse d´Epargne -que sigue sin patrocinador para el próximo año- con el portugués Rui Costa, del que dicen maravillas, y J.J Rojas, el sprinter que nunca gana.
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En la Vuelta a Eslovenia triunfo final para Nibali. De cuatro etapas disputas, su equipo -el famoso Liquigas ¿todavía no han oído hablar del Columbia de la temporada 2010?- ha ganado dos: una con el triunfador final y otra con Chicchi, que lleva siete victorias esta temporada. Las dos primeras etapas fueron para el local Grega Bole del Lampre: en una de ellas quedó segundo Bennati, lo que es una noticia por el corredor y no por el equipo en el que milita. Este famoso sprinter hipocondriaco no podrá ir al Tour, como era su deseo, porque ni siquiera estaba en la preselección de ¡quince! corredores que su equipo presentó hace unos meses. Eso sí, llegará a la Vuelta y al Mundial como un tiro, no lo duden.
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En la Ruta del Sur, Moncoutie ganó la cronoescalada y también la general.
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Stephen Roche opina que las cosas del pasado son del pasado y así deben quedar. No está hablando de su trayectoria como ciclista, sino del caso Landis...y eso que tiene un hijo corriendo -y muy bien- en profesionales. Estaría bien que Hincapié, Armstrong, Rubiera o Barry, todos corredores denunciados por Landis, le ganase un mano a mano a su hijo, a ver que opinaba...
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Muchas felicidades a Istvan Varjas por su invento, y también por su próxima aplicación comercial: los prototipos han tenido un calado mediático impresionante.
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Un lector me pone en conocimiento de esta banda vasca, con una divertida letra haciendo un cover de "Tour de France" de Kraftwerk. Las otras letras también esta muy bien. Espero que el nombre del grupo, el mismo que una conocida tienda de bicicletas, no les cause ningún problema. En todo caso, siempre pueden hacer como el grupo "Garzón", que pasó a llamarse "Grande-Marlaska" o "Superjuez", ya no me acuerdo.
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El Numancia, el próximo año en Primera.

17 junio, 2010

Exhibición de Gesink en los Alpes

Maravillosa etapa reina de la Vuelta a Suiza, que no ha defraudado las expectativas. 213 kms. y más de 4.700 metros de desnivel acumulado en un carrusel alpino con final en la pequeña localidad de La Punt, que ya había recibido la carrera en cinco ocasiones anteriores.

La primera fue en 1992, con victoria de Eric Boyer. En 1995 Tonkov le endosó la belleza de 1´52" a Zulle, hasta entonces líder de la carrera y que tuvo que esperar hasta 2002 y ya enrolado en el Coast para ser profeta en su tierra. En el año 2000 fue el turno de Garzelli, que venía de ganar el Giro y que se impuso al sprint a otros cuatro compatriotas muy de su época y de una etapa de montaña (Simoni, Bartoli, Belli y Frigo; han leído bien, Bartoli). En 2003 Casagrande sacó 39" a Vinokourov, que ganaría la Vuelta, mientras el italiano celebraba su triunfo sacando la lengua. Y en 2006, la última ocasión hasta hoy, Koldo Gil se impuso en solitario a Jan Ullrich, conformando los cuatro mejores puestos de la general final con otros dos corredores que un mes antes habían perdido su anonimato perruno en la Operación Puerto.

Bastante historia en La Punt, pues. Los ciclistas dejaron la batalla para la última ascensión del día al Paso de Albula, que se coronaba a 10 kms. de meta y 2.300 metros de altitud. Además, con un fortísimo viento de cara. Al revés que en el Dauphiné, donde esta misma adversidad meteorológica hizo que los ataques se contasen con los dedos de una mano, en la ronda helvética -quizás porque hay más candidatos y porque no ha habido crono que alejase a pretendientes- todos se han sentido un poco valientes. Por delante iba la típica fuga con corredores de aquí y de allá y esos simpáticos hombres de naranja, esta vez representados por el conocido Txurruka y Oroz.

El primer ataque serio lo hizo Andy Schleck, para gozo y solaz del pésimo comentarista de TVE, que ya veía una fuga legendaria allí donde sólo había pruebas generales. Últimamente a los Schleck se les ve a la legua: primero ataca el más débil del momento y después el más fuerte. ¿Últimamente? Siempre han hecho así. Gesink saltó pronto tras el campeón nacional luxemburgués y se conformó un cuarteto en cabeza de carrera con Txurruka, Gárate, su compañero Gesink y A. Schleck. Mientras la realización se entretenía en una larguísima toma aérea buscando la cola del pelotón y del maillot amarillo Tony Martin, el holandés Gesink ya se había ido: sin ningún ataque, sólo a ritmo, mientras A. Schleck miraba hacia atrás, esperando a su hermano.

Cuando los cazaron fue el turno del mayor de los Schleck. Sólo le pudo seguir el local Zaugg, otro suizo escalador como Tschoop o Loosli, a los que se presume sus cualidades pero nunca acaban de lograr algo grande, como le pasó también a aquel otro helvético que se llamaba Montgomery y que siempre parecía que iba a ser su año. El año, por si no se habían dado cuenta, es del Liquigas, donde anda hasta el mecánico y las azafatas: en este equipo y no en otro es donde milita Zaugg, que ha mostrado un nivel desconocido a rueda de uno de los tres mejores escaladores del mundo, con viento de cara y en una superetapa de montaña.

Sin embargo, Gesink se movía en otra liga. En cuatro kms. endosó minuto y pico a estos dos perseguidores -alcanzados poco antes de la cumbre- y un pelotón de favoritos donde tiraba el RadioShack con Kloden para Armstrong, muy metido en carrera y vigilando sus flancos. La rueda que le parecía preocupar más era la de Kreuziger: con Zaugg por delante y siendo el mejor contrarrelojista entre los primeros de la general, el americano ha demostrado bastante inteligencia táctica. Sin embargo, se quedó solo poco antes de coronar, cuando atacó J. Rodríguez y mostró las debilidades de cada uno.

A esa rueda se sumó Amstrong. No en el ataque, que cada uno da para lo que da y 38 años y cuatro hijos son muchos, sino en el falso llano antes del descenso, cuando la carretera atraviesa el lago de montaña donde nace el Inn. El catalán no le hizo mucho caso, y eso que se conocen de Girona, ese pequeño gran lugar que une a tantos ciclistas, desde el holandés volador que iba escapado hacia la victoria de etapa hasta estos dos últimos protagonistas. Entre una cosa y otra, y mira que Gesink es mal bajador, consiguió llegar a meta con 42" de ventaja sobre Urán, que se impuso en el sprint de los favoritos a J. Rodriguez, no poca cosa.

El holandés, que perdió unos segundos preciosos haciendo cucamonas en meta -se nota que gana poco- tiene ahora 29" de ventaja sobre Urán, que es un colombiano escalador y también contrarrelojista, porque el corredor multiherramienta ya no entiende de nacionalidades. Gesink es muy malo contra el cronómetro y encima el último día hay 27 kms. de esta modalidad...y etapas nada fáciles antes. Sin embargo, el colombiano no es la única preocupación: el local Morabito del BMC, otro que no había andado así en su vida (¡un saludo a Frei y Andy Rhis!) es tercero a 36" y tampoco es malo contra el reloj. J. Rodríguez es 5º a 42" y Armstrong está a 55", pero no ha hecho una buena crono desde que ha vuelto de su jubilación. El primer buen contrarrelojista es Lofkvist, décimo a 1´32", quizás demasiado lejos. A Gesink no le vendría mal intentar alcanzar alguna bonificación. O haber aprovechado más la llegada de hoy. Tampoco es poca cosa lo conseguido contra todo el pelotón y con el viento de cara, pero una Vuelta a Suiza no se tiene al alcance todos los días.
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El día anterior, bajo un aguacero tremendo, el pelotón circuló por una de las zonas más bonitas de Suiza, el valle que lleva de Lucerna a Berna siguiendo el curso del Kleine Emmen. Lástima que el día no favoreciese la promoción turística. La escapada del día llegó porque el pelotón, que los tenía a 2´30" a 40 kms. de meta, hizo un parón cuando el alemán del Silence Löwik se fuese recto contra unos espectadores al quedarse sin frenos. Y en la escapada del día iba un buen especialista en resolver este tipo de situaciones de carrera: Markus Burghardt, que el año fue escamoteado del equipo Columbia para el Tour porque había que poner todo al servicio de Cavendish. Este año corre en el BMC, que es un patrocinador suizo, por lo que habrán disfrutado de la victoria de este alemán potentísimo que estará en el Tour. Los damnificados fueron Maaskant, al que se le ha visto muy poco desde que fue cuarto en una Roubaix, y Daniel Oss, el joven italiano. También había un Euskaltel que no llegó a la disputa final, quizás porque le obligaron a pasar primero por los sprints especiales.

11 marzo, 2009

Protagonistas, ritmo y meteorología de clásica

Hacía un día de perros, con lluvia en todos los 178 kms. que separan Orval de Vichy. El pueblo de infausto recuerdo no suele ser meta habitual de pruebas ciclistas, quizás para que los comentaristas o el simple espectador no recuerde la vergüenza del gobierno títere, de ese Estado Francés que, al igual que otros que se refugiaron en Burgos o Saló, se creía contenedor de las esencias de la nación.

A 50 kms. para meta el Rabobank tomó el mando y, en un abanico, la cabeza del pelotón se quedó en veinte corredores. Contador por detrás y sin compañeros, y sólo fue reintegrado por ayuda de Moreau. También besó el suelo, sin consecuencias. Otra ráfaga de aire y se conformó, con 40 kms. para meta, el grupo que ven en la imagen, en clásica formación de viento lateral: Burghardt del Columbia; Auge del Cofidis; Roelandts del Silence; dos Quick Step (Chavanel y Seeldrayers) y tres Rabobank (Flecha, Gárate y Langeveld). De nuevo el mismo choque y los mismos equipos que se vivió este fin de semana en H-V y K-B-K. Incluso algunos protagonistas repitieron, y con idéntico resultado.

El rival más peligroso era Burghardt, bien refugiado mientras el peso de la escapada caía en los dos equipos con más de un corredor. Sin embargo, a 5 kms. para meta y cuando ya estaba claro que el pelotón no los iba a reintegrar, el alemán tuvo la mala suerte de pinchar, pero eso no significa que en el grupo no quedasen corredores rápidos. Parece increíble que el Rabobank, con tres corredores, no jugase de manera más inteligente sus bazas. En el último km. atacó Langeveld, que lógicamente fue neutralizado por el peón Seeldrayers. Ya no había espacio para una maniobra similar de Gárate, que es un corredor con ojo y palmarés en estas situaciones. Flecha lanzó su sprint de la manera que le es propia, y fue batido netamente por Chavanel, al que le bastó seguir la rueda. Igual que en la K-B-K del domingo, cuando el corredor francés neutralizó a Flecha en beneficio de su capitán Boonen.

No deja de ser sintomático. Chavanel era un auténtico poulidor de las escapadas, hasta que el año pasado empezó a ganar en carreras de prestigio, con las mismas armas de siempre: una entrega generosísima en las escapadas y no mirar nunca atrás. Ese papel le corresponde ahora a Flecha: da igual como se llegué, está claro que ganarán los demás. Es el sino del corredor catalán, empeñado en ganar algo grande desde hace varias temporadas y que es incapaz de ganar en un grupo de seis con dos compañeros de equipo. Se corrió a ritmo de clásica, y se resolvió como una clásica: Flecha pierde. Siempre.
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Hoy empieza la Tirreno-Adriático, con una inusual salida en Toscana (y otras dos etapas más), cuando tradicionalmente ese privilegio se reservaba para el Lazio. Se sale de Cecina, dominio de Bettini -será comentarista para la RAI- y también de Cecchini, no en vano fue el propio Piepoli el que dijo que durante los meses de enero y febrero había en esa zona la mayor concentración de ciclistas profesionales del mundo. Bueno, ahora también en marzo. Se repite el final en la cuesta de cabras de Montelupone -donde el año pasado ganó J.Rodríguez-, hay una crono de 30 kms. y una etapa de montaña de 235 kms. con subida al Sasso Tetto, una forma un poco extraña de llamar al paso de Santa María Maddalena, un sitio bastante peculiar del que tendremos ocasión de hablar.

La participación es deficiente, por mucho que la propaganda de los organizadores utilice la palabra big, una palabra-tótem utilizada con la misma frecuencia que crack en la prensa deportiva catalana. Nibali, Garzelli -pues viendo como anduvo en Murcia...-, Gendermann, Lovkist -ya tercero el año pasado- y Gesink para la general; para los sprints faltan Freire, Petacchi y Bettini, todos multiganadores de etapa en la carrera y ausentes por diversos motivos, pero estarán Cavendish, Boonen -siempre corría P-N-, Bennati, Hushvod, Napolitano y Davis, además de Ballan, Cancellara y Basso.
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Hombre, se pagaban 50.000 al año más pluses por victorias. Y eso que eran precios de 2006. Por lo demás, el artículo se puede resumir en si no hay positivo, no es dopaje. Y de eso sabe Juan Mora desde 1985. Por cierto, ¿de qué Federación es presidente el compañero de mesa, mantel y confesiones de monja piadosa? Y no es ciclismo, no...

27 julio, 2008

C.S.C

Lo de menos son las siglas. Carlos Sastre ha ganado el Tour de Francia. Un corredor con cuatro victorias de profesional consigue un 25% más en una mes de julio prodigioso, resumido en: cronoescalada oficiosa a Alpe d´Huez, igual a victoria final en el Tour. Con lo fácil que es el ciclismo, no me explico como el escalador abulense ha conseguido lo que otros corredores más preparados soñaron y nunca consiguieron.

En fin, todo parabienes. De todos los epítetos que siempre han acompañado la carrera de este paisano de Arroyo -descalificado en 1982 de su Vuelta-, el Chaba o Mancebo, aquí el que escribe se traga ya, con el contorno que sea necesario -apuesto por lo el mismo menú que Divine- el calificativo de mediocre. Alguien que gana el Tour de Francia no puede ser mediocre. Es más: es un superdotado. La pena es que haya tenido que esperar hasta los 33 años, edad zoeetmelkiniana para dar el gran golpe sobre la mesa.

Sastre cambia el amarillo del ONCE, equipo con el debutó en 1998 y en el que estuvo hasta 2001, por el amarillo del Tour de Francia. Bah, lo de los colores es lo de menos. Como las siglas. Como las fechas. O como los Bassos comunicantes. Ya todo da igual. Un corredor, este corredor, ha ganado el Tour de Francia y encima se cuelga los galones -fieramente compartidos con Millar y otros de la recua- del ciclismo limpio, del spagghetti y el vaso de agua. El Tour encantado, claro. Desde que se fue el patrón, ha ganado el Tour un gregario suyo -posteriormente descalificado- y otros dos designados de antemano como gregarios de su delfín designado, que no vuelve hasta 2010. Así se añaden nuevas páginas de gloria a una historia centenaria.

Tiempo de interregno. Sastre no podrá marcar ninguna época. Por su edad, y porque dijo en la salida de Brest que estaba ante una de sus últimas carreras. También en la salida de la Vuelta 2007 dijo que el máximo favorito era el capitán de la Guardia Civil, en una de las pocas veces que hemos visto sonreir a este sillar de las murallas de Ávila. Igual que Rijs, su mentor y patrón, que no marcó ninguna época deportiva, y que consigue completar la corona de su equipo sin tener un líder sólido, más bien una bicefalía.

Las casas de apuestas no salen de su asombro. Es cierto que Evans tenía que remontar tres puestos en la crono del sábado, y que bastante hizo remontando dos. No anduvo todo lo fuerte que acostumbraba, y Sastre hizo la crono de su vida, si exceptuamos la final de la Vuelta 2005 (¡uy!), de infausto recuerdo para otro escalador castellano. 12º en la crono final del Tour, con la victoria final en el bolsillo ya desde el kilómetro 18, donde las primeras referencias. Le ha acompañado en el podio, aparte del australiano -otra vez el ciclismo canguro se queda a las puertas de algo grande, como siempre en su historia-, el austríaco Kohl, que cuenta con dos victorias de profesional, una de ellas el pierdepaga del campeonato nacional de su país.

Menchov, que no ha hecho entre los cinco primeros en ninguna etapa, ha sido cuarto, y el hecho de haber batido a Sastre en dos Vuelta -por cierto, queda demostrado que el nivel de la ronda nacional es altísimo a tenor de los resultados en este Tour- es sal añadida a la herida abierta. Vandelvelde quinto, demostrando que esta edición ha sido como el Quijote de Avellaneda. En el resto de posiciones nobles, Schleck logra el raro éxito de bajar del segundo puesto al sexto después de 53 kms.; Samuel Sánchez séptimo tras solo brillar en Alpe d´Huez, a lo Sastre; octavo Kirchen, que retrocede un puesto respecto a 2007; noveno Valverde, que ha pasado de quedarse a un cuarto de hora del vencedor a sólo 7´, lo que sólo añadirá dolor a una carrera deportiva mal planificada (bueno, el también cumplirá 33 años, y a esa edad se sigue mejorando); y décimo Valjavec, un clásico del puestómetro. Venga, que llegue el 2009 que ha sido un gran Tour. Basta con ver la clasificación.
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En la etapa del jueves se enfrentaron los 193 cms de Burghardt contra los 173 cms. de Barredo. Mala suerte para el ex joven Liberty, que habiendo superado un malestar durante la carrera, ha sacado arrestos para acabar a más. Ese mismo malestar envió a casa a Devolder, con el que estuvo entrenando en los Pirineos en la previa del Tour. El belga se ha llevado lo peor, ya que ha causado baja en su selección para los JJ.OO. No se dejen llevar por las buenas temperaturas del verano: no duerman con la ventana abierta, que puede entrar de todo. El viernes Chavanel obtuvo el justo precio a sus años de ataques y fugas, y todavía nos parece poco a todos los que vemos el ciclismo de las etapas intranscendentes con el mismo interés que las grandes jornadas alpinas. Y hoy domingo Steegmans se ha sacado un sprint imperial en París, tras un Tour bastante anónimo: supo cerrar la ventana a tiempo.
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Bettini gana el GP de Valonia, con final en Namur. Es la tercera carrera que gana en el último mes. El 9 de agosto es la prueba olímpica. Ya es la rueda a seguir
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Astana nos comunica que el sabueso que comparte con el CSC -¿se imaginan que una auditora se encargase al mismo tiempo de los dos mejores bancos del mundo? ¿pondrían sus ahorros en ellos?- ha cazado a un tramposo, el ruso Gusev. En una reciente entrevista en ProCycling, decía que quería ser estrella de rock. Curiosa aficción para un joven corredor -que sigue los pasos de J.A Redondo en cuanto a finalización unilateral de un contrato con Astana- que había brillado en París-Roubaix, ganado el festival alpino de la Vuelta a Suiza, marcado tiempos contra el reloj asombrosos y que, en definitiva, era un todoterreno de aupa. Creo que los Babyshambles buscan a alguien para sustituir a Pete Doherty...

12 abril, 2007

Freire, atrapado por la pinza del T-Mobile en Gante-Wevelgem

Ayer Oscar Freire iba sin cadena hasta el último km. Como en todas las otras grandes ocasiones, había estado en todos los ataques y movimientos que habían precedido a la creación del grupo de seis corredores que se iba a jugar la victoria final. Se corría la Gante-Wevelgem, una más de la más muchas carreras que se disputan en Bélgica y que jamás ha ganado ningún español.

Y este año había serias opciones, puesto que además de Freire también viajaba en el grupo el rapídisimo y de piernas como columnas Francisco Ventoso. Sólo hacía falta un requisito: llegar en grupo. Sólo había un incoveniente: había dos corredores del mismo equipo. Marcus Burghardt, joven y con gran futuro, y Roger Hammond, el británico veteranísimo fichado por T-Mobile en uno de sus habituales trasvases con el Discovery Channel. Y todo salió mal. O bien, depende como se mire.

Salió mal en el sentido de que los T-Mobile jugaron muy bien las cartas y Freire, como el mismo reconoció con gran sinceridad en meta, se equivocó. A un km. para meta (se puede ver el vídeo aquí) saltó el joven alemán y el tricampeón del mundo se quedó esperando a que Ventoso, quizás el más interesado en el sprint, neutralizase. También corría el riesgo de que, una vez neutralizado Burghardt le remachase Hammond, como así pasó para la segunda plaza. Sea como fuere, los dos T-Mobile obtuvieron el mejor resultado posible. Fantástico, si tenemos en cuenta que el derrotado ha sido nada menos que Freire.

Y salió bien en el sentido de que todavía hay corredores que se atreven a moverse antes de llevar en volandas hasta la línea de meta a un rival que les va a fundir. Algo podrían aprender todos aquellos que han ido a rueda de Boonen en esta y otras temporadas, conformandose con los puestos de honor. En este sentido, la victoria del jovencísimo Burghartd (23 primaveras, tercero en Harelbeke este año, el año pasado se perdió abril por una lesión) es la segunda mejor noticia que se podría producir, sobre todo por la forma en que la ha logrado. La primera hubiera sido la victoria de Freire, flamante nuevo líder ProTour y que, dependiendo de lo que haga Ballan en Roubaix, puede que luzca su maillot blanco en Flecha Valona. Otros no pueden ni decir eso: Bennati, que estaba farruco en la previa, se quedó en el hotel con "dolores estomacales" tras pasar el vampiro de la UCI.
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El Tour de Flandes ya queda lejos, pero merece una reseña. A mí no es una carrera que me entusiasme, y la edición de este año siguió la tónica frecuente de auténtico tostón. Menos mal que el ganador fue un gran Ballan, uno más que encadena triunfo en los 3 días de la Panne con gran victoria en el carrera-fetiche de los belgas. Segundo Hoste, desaparecido hasta la fecha y que consigue su tercer segundo puesto en la carrera, enrolado en tres equipos diferentes. Y tercero Paolini, que se pegó un piño aparatosísimo en la Panne -es la imagen que muchos esperan ver siempre que hay una crono- al bajar la rampa de salida y vistiendo el maillot de líder. Adiós a la general pero mira, un tercer puesto en Flandes para añadir a su prestigiosa colección de bronces: San Remo (dos veces), Mundial y ahora Flandes.

En la categoría de decepciones, un Boonen sin fuerzas subiendo el Grammont y un Freire que jamás estuvo en carrera en una edición donde todo el mundo enlazaba desde detrás, donde no hubo ni ritmo, ni control y apenas tensión. Como sorpresa absoluta, el undécimo puesto de Jesús del Nero. Lo miro y no me lo puedo creer. Lo vuelvo a mirar y sigo sin creermelo. Y ahí sigue ese puesto, interrogandome a mí sobre sus causas.
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La Vuelta al País Vasco en sus peores momentos. Esta es la nómina de vencedores en las tres primeras etapas: Cobo, Beltrán y Vicioso. Todo escapadas. Corredores de segunda e incluso tercera fila. La mejor vuelta por etapas de España y una de las más competidas del calendario se merece algo mejor. Hace tres años fue el paquete de Zárate el que se llevó una etapa tras una larga escapada y tras seguir el tratamiento del Dr. Fuentes. El galeno canario sigue danzando por el pelotón. No es ya el liderato de Vicioso, es que Sevilla ha sido tercero en otra etapa, Zaballa más de lo mismo y Koldo Gil mantiene sus opciones para el último día. Da pena ver reducida la prestigiosísima vuelta al nivel de la Vuelta a Castilla-León. Da mucha pena, diría, pero Urraburu está contento y danzarín. Entonces hay que decir: da asco.