
En fin, todo parabienes. De todos los epítetos que siempre han acompañado la carrera de este paisano de Arroyo -descalificado en 1982 de su Vuelta-, el Chaba o Mancebo, aquí el que escribe se traga ya, con el contorno que sea necesario -apuesto por lo el mismo menú que Divine- el calificativo de mediocre. Alguien que gana el Tour de Francia no puede ser mediocre. Es más: es un superdotado. La pena es que haya tenido que esperar hasta los 33 años, edad zoeetmelkiniana para dar el gran golpe sobre la mesa.
Sastre cambia el amarillo del ONCE, equipo con el debutó en 1998 y en el que estuvo hasta 2001, por el amarillo del Tour de Francia. Bah, lo de los colores es lo de menos. Como las siglas. Como las fechas. O como los Bassos comunicantes. Ya todo da igual. Un corredor, este corredor, ha ganado el Tour de Francia y encima se cuelga los galones -fieramente compartidos con Millar y otros de la recua- del ciclismo limpio, del spagghetti y el vaso de agua. El Tour encantado, claro. Desde que se fue el patrón, ha ganado el Tour un gregario suyo -posteriormente descalificado- y otros dos designados de antemano como gregarios de su delfín designado, que no vuelve hasta 2010. Así se añaden nuevas páginas de gloria a una historia centenaria.
Tiempo de interregno. Sastre no podrá marcar ninguna época. Por su edad, y porque dijo en la salida de Brest que estaba ante una de sus últimas carreras. También en la salida de la Vuelta 2007 dijo que el máximo favorito era el capitán de la Guardia Civil, en una de las pocas veces que hemos visto sonreir a este sillar de las murallas de Ávila. Igual que Rijs, su mentor y patrón, que no marcó ninguna época deportiva, y que consigue completar la corona de su equipo sin tener un líder sólido, más bien una bicefalía.
Las casas de apuestas no salen de su asombro. Es cierto que Evans tenía que remontar tres puestos en la crono del sábado, y que bastante hizo remontando dos. No anduvo todo lo fuerte que acostumbraba, y Sastre hizo la crono de su vida, si exceptuamos la final de la Vuelta 2005 (¡uy!), de infausto recuerdo para otro escalador castellano. 12º en la crono final del Tour, con la victoria final en el bolsillo ya desde el kilómetro 18, donde las primeras referencias. Le ha acompañado en el podio, aparte del australiano -otra vez el ciclismo canguro se queda a las puertas de algo grande, como siempre en su historia-, el austríaco Kohl, que cuenta con dos victorias de profesional, una de ellas el pierdepaga del campeonato nacional de su país.
Menchov, que no ha hecho entre los cinco primeros en ninguna etapa, ha sido cuarto, y el hecho de haber batido a Sastre en dos Vuelta -por cierto, queda demostrado que el nivel de la ronda nacional es altísimo a tenor de los resultados en este Tour- es sal añadida a la herida abierta. Vandelvelde quinto, demostrando que esta edición ha sido como el Quijote de Avellaneda. En el resto de posiciones nobles, Schleck logra el raro éxito de bajar del segundo puesto al sexto después de 53 kms.; Samuel Sánchez séptimo tras solo brillar en Alpe d´Huez, a lo Sastre; octavo Kirchen, que retrocede un puesto respecto a 2007; noveno Valverde, que ha pasado de quedarse a un cuarto de hora del vencedor a sólo 7´, lo que sólo añadirá dolor a una carrera deportiva mal planificada (bueno, el también cumplirá 33 años, y a esa edad se sigue mejorando); y décimo Valjavec, un clásico del puestómetro. Venga, que llegue el 2009 que ha sido un gran Tour. Basta con ver la clasificación.
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En la etapa del jueves se enfrentaron los 193 cms de Burghardt contra los 173 cms. de Barredo. Mala suerte para el ex joven Liberty, que habiendo superado un malestar durante la carrera, ha sacado arrestos para acabar a más. Ese mismo malestar envió a casa a Devolder, con el que estuvo entrenando en los Pirineos en la previa del Tour. El belga se ha llevado lo peor, ya que ha causado baja en su selección para los JJ.OO. No se dejen llevar por las buenas temperaturas del verano: no duerman con la ventana abierta, que puede entrar de todo. El viernes Chavanel obtuvo el justo precio a sus años de ataques y fugas, y todavía nos parece poco a todos los que vemos el ciclismo de las etapas intranscendentes con el mismo interés que las grandes jornadas alpinas. Y hoy domingo Steegmans se ha sacado un sprint imperial en París, tras un Tour bastante anónimo: supo cerrar la ventana a tiempo.
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Bettini gana el GP de Valonia, con final en Namur. Es la tercera carrera que gana en el último mes. El 9 de agosto es la prueba olímpica. Ya es la rueda a seguir
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Astana nos comunica que el sabueso que comparte con el CSC -¿se imaginan que una auditora se encargase al mismo tiempo de los dos mejores bancos del mundo? ¿pondrían sus ahorros en ellos?- ha cazado a un tramposo, el ruso Gusev. En una reciente entrevista en ProCycling, decía que quería ser estrella de rock. Curiosa aficción para un joven corredor -que sigue los pasos de J.A Redondo en cuanto a finalización unilateral de un contrato con Astana- que había brillado en París-Roubaix, ganado el festival alpino de la Vuelta a Suiza, marcado tiempos contra el reloj asombrosos y que, en definitiva, era un todoterreno de aupa. Creo que los Babyshambles buscan a alguien para sustituir a Pete Doherty...