Tampoco nadie se va a llevar a sorpresa si les digo que soy fan perdido de Freire. Me parece un patrimonio del deporte y uno de los mayores talentos que ha dado este país. Díganme uno, sólo un nombre de un deporte mayoritario que haya sido tres veces campeón del mundo de su disciplina. O que tenga dos victorias en el Wimbledon de su deporte.
Sin embargo, el bravo corredor ha pasado su vida deportiva, que está en su último tercio, en un relativo anonimato. Este año se ha convertido en el primer corredor nacional que gana una carrera con pavés. Además, dos etapas de Tirreno y una de la Vuelta a Suiza, aparte de su mejor resultado en Lieja. En el Tour se ha tropezado con un muchacho que es más rápido que él, pero mírenlo en la foto, luciendo el maillot verde de la regularidad.
Supongo que alguna estadística sacará que ha habido algún otro español con el color de los sprinters, pero pongo la mano en el fuego porque ninguno lo ha lucido después del primer día de descanso. Freire jamás ha luchado por esta clasificación -no es una victoria profesional- en esta ni en ninguna carrera. Sin ir más lejos, este año abandonó en la última etapa de Suiza cuando era líder, en lo que algunos finos analistas interpretaron como un despecho al Rabobank, en plena renovación.
Es intranscendente. Freire siempre ha mostrado un desdén rayano en lo ofensivo por cualquier puesto que no fuese el primero. El ejemplo más cercano fue su absoluto pasotismo en la lucha por el segundo puesto en la pasada San Remo. Por todo eso es todavía más sorprendente verlo disputando un sprint a Hushvod por la 24º posición -en la etapa de Aurillac-, disputando sprints intermedios o filtrándose en fugas para pasar con ventaja en los puntos bonificados. Y es una sorpresa agradable.
Freire ha ganado en todos los templos de los sprinters, salvo en París-Tours (una vez segundo y dos tercero). El maillot verde de la regularidad en el Tour, sin ser una clasificación oficial, tiene un prestigio indudable entre el pelotón y el patrocinador. Es, por decirlo de alguna manera, como un título nobiliario. Y Freire tiene todas las papeletas para llevárselo. De momento, está ganando a Hushvod en todas las partidas -salvo la segunda etapa- y su forma va a más.
El lunes estuvo escapado camino del Tourmalet. Lo que parecía un movimiento táctico para pasar cómodamente el primero por los dos sprints intermedios antes del coloso pirenaico, se convirtió en una fuga que le permitió pasar el séptimo por un monte que ya Poblet -el único referente de Freire en el ciclismo español- pudo coronar. Regulando, igual que Cancellara, se puede subir un puerto con prestancia, sin agobios. Su presencia en el tránsito del valle permitió a Menchov ir más seguro en caso de pinchazo o cualquier otro tipo de incidencia. Tampoco se iba a poner a tirar teniendo delante a la locomotora suizo-germana.
Cuando Freire pasa bien la montaña es que estamos en la seguridad de una próxima victoria. Nos decían que no era un Tour para sprinters, que todas las etapas tenían complicación y bla, bla, bla. Es cierto, y está siendo un Tour distinto en cuanto a recorrido, y más emocionante. Pero muchas de las etapas que quedan son perfectas para Freire, si se llega en grupo: puerto antes de meta, o con recorrido duro. Y si no, escapado: todavía nos debe a todos los seguidores enjuagar la vergüenza de la etapa de Carcassonne en el Tour 2006. Al menos es la esperanza con la veo este Tour, la del verde de la regularidad.
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Ayer, día de descanso y en Pau. Pau y día de descanso. Uhm...... ¡Otro saludo para Iban Mayo!
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"Y detrás de ella, varias bicicletas". Esperemos que no fuesen las de A.C o El Ratón.
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(Actualización de las 10:00) Ha sido un lector el que me ha avisado, todas mis gracias para el. Este blog sois vosotros, y espero cuanto antes poder volver a habilitar los comentarios. Lo dice la Cadena SER, citando AFP y Reuters. Moisés Dueñas, positivo por EPO. En la cuarta etapa, la crono. En SuperBesse fue séptimo, para sorpresa de propios y extraños. La plaga de Béjar continua: de las fábricas textiles a las fábricas de...de...ciclistas. Dos positivos por EPO en este Tour, los dos españoles. Uno de la antigua generación, otro de la nueva generación (ganador del Tour del Porvenir en 2006). Nos queda la generación perdida, esa que Arribas y la penosa instrucción de la Operación Puerto nos quieren hacer olvidar. Tantas etiquetas, y la misma conclusión para cualquier persona que sume 2+2: hay una única generación, la de la eritoproyetina.
Van a empezar a llover venganzas sobre esos médicos que venden la EPO indetectable, cinco veces más cara que la normal. ¡Lissavetzky, no te preocupes, que seguro que la han comprado fuera de España! ¡Aquí no hay dopaje! ¡Cárcel para el que diga lo contrario! Este titular es muy divertido, y también las dos primeras líneas.
16 julio, 2008
Freire, verde esperanza
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