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Las trampas del protocolo |
La escapada del día iba compuesta por dos corredores del Andalucía y una mole del Cofidis, perfecta para abrir la carretera y devorar kms. Paso por Burgos y carretera a Belorado y el pelotón comienza a tirar para reducir la ventaja de 5´ en los últimos 50 kms. Entre ellos, Cancellara, que había anunciado que esta sería su última etapa en la Vuelta (después de llegar el último al control de firmas en varias jornadas, ha terminado su preparación) imprimió un ritmo fortísimo para su compañero Bennati.
Entre esto, el páramo y una carretera parcheada y cuarteada, casi se rompe el pelotón, y vimos una bellas imágenes de los más rezagados sufriendo para conectar, porque se estaban descolgando en el llano. Está bien recordar esto, porque no todo son porcentajes del 23% ni repetir una misma subida dos veces en la misma carrera.
Con la alta velocidad, el tránsito de poblaciones y los nervios por aguantar la posición, hubo una caída en la parte delantera del pelotón que acabó con J. Rodríguez, entre otros, tirado en el asfalto y quejándose ostentosamente de su muñeca y espalda. Con el maillot verde de la regularidad, y con una etapa como la de hoy especialmente propicia para sus características, hubiese sido una pena su abandono, pero consiguió llegar a meta y está descartada una fractura.
Fue una caída, pero pudo haber muchas más. Con los fugados neutralizados, el propio Cancellara preparó el sprint. Puso en fila india a Wagner, Bennati, perfectamente soldado a rueda, Sagan y Haedo. Sin embargo, lo que parecía que iba a ser un sprint muy bueno y esperado, porque al fin y al cabo es el arte supremo del ciclismo que nos han venido escamoteando durante toda esta temporada, se marró por un desastre más de la organización.
No es ya la continua queja de los ciclistas por los absurdos traslados fruto de un diseño de Vuelta basado en retales y recortes de por aquí y por allá, es que ayer se rozó la tragedia. Con el sprint lanzado, aparece una rotonda ¡donde la parte izquierda no estaba cerrada a los ciclistas! ¡Y no había nadie señalizando el paso correcto!. Resultado: unos ciclistas se fueron por un lado, encabezados por Wagner, y otros por el correcto.
¿Otros? Haedo, que por entonces iba tercero y era el puesto máximo al que podía aspirar, se vio de repente solo en cabeza y esprintó para conseguir la mejor victoria de su carrera, la primera en una grande y la primera de un argentino en una gran vuelta en 50 años. Bennati iba lamentando su mala suerte a gran distancia y Petacchi lo remontó en última instancia. De lo que iba a ser un sprint, uno de los escasísimos de esta Vuelta, a lo que realmente fue siendo, media la sutil traza en la que siempre se balancea este deporte, entre lo más glorioso y lo más estrambótico.
No hubo una caída porque Sagan, quizás por su formación en ciclocross, consiguió controlar la bicicleta -que iba a 65 kms/h- en apenas 20 metros. Increíble. Lo pueden ver aquí, porque lo estrambótico no se acabó al cruzar la línea de meta. La pésima realización de RTVE durante esta Vuelta adquirió matices grotescos al analizar el asunto.
Antes de pasar al bloque de publicidad (lo siento Oliart, la idea era demasiado utópica para que fuese realidad) todavía seguían insistiendo en que había ganado Bennati, porque como siguen la carrera desde un estudio en Madrid y el Dúo Cómico necesita correctores ortopédicos visuales, son incapaces de distinguir en el monitor a un corredor de otro: les pasa cuando van todos en pelotón y también, vergüenza absoluta, cuando entra en meta en solitario y mostrando el maillot.
Después repitieron la toma del sprint ¡una única vez!. Por supuesto, no señalaron que la rotonda no estaba indicada, únicamente y entre risas que "según el reglamento, es obligación del corredor conocer el recorrido", donde efectivamente si estaba señalizado el sentido de la rotonda. Ya, pero hemos visto toda la vida que en situaciones parecidas se coloca un G.C o alguien de la organización para indicar el paso correcto.
Pues no: para el Dúo Cómico sólo hubo corredores que se equivocaron, Santas Pascuas, y vamos a poner esos vídeos de mierda con los que completamos la cobertura. Repitieron la llegada una única vez, porque todo es así de desastroso y caótico. Y suerte si hoy en Peña Cabarga vemos entrar al vencedor, que el año pasado fue escamoteado por la deficiente realización.
Al acabar la etapa, Bennati dejó un twitter muy acertado: “¿Es normal hacer 200 kilómetros sin una curva y meter una rotonda a 300 metros?”. Después, por alguna razón, lo ha borrado, pero demasiado tarde para que ya no tuviese eco. Pues si que es normal, sí, y sobre todo que la realización no repita la toma de la llegada, y que achaquen a los ciclistas la culpa del incidente. Os quejais demasiado.
Fíjaros sino lo que dice Guillén, todo materia gris (por el color, no por la neuronas) sobre el grave incidente: "Cuando pasé por delante del pelotón, sí que había una persona indicando el desvío de vehículos. Luego es cierto que no se aprecia ninguna en la retransmisión de la tele". No se aprecia en la tele, y los ciclistas tampoco lo vieron, ergo no había nadie, lumbreras. Y lo de "no se aprecia en la tele", visto lo visto -perdonen el juego de palabras- es ya la última ironía.
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Boonen se fractura el escafoides en la etapa del Angliru. Se pierde así el Mundial de Copenhague, que era perfecto para sus características, y cierra una temporada auténticamente negra.
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Fantásticas declaraciones de Rabon, uno de mis corredores preferidos y opaco últimamente: "Este año, en mis 90 días de competición fui para ayudar a un compañero en 80 de ellos. En los diez restantes figuran siete de alta montaña en el Giro en el que obtuve libertad después de que Cavendish desistiera". Todavía más fan, si cabe, de este checo.
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Del dotado Juanma Trueba recuerdo algunos artículos muy apocalípticos y oscuros sobre el futuro del ciclismo en ocasiones de efemérides médicas como la del Angliru. Avisado al respecto, no se han repetido: ahora se dedica a la propaganda pura y dura.
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Artículo nacionalista de un alcalde electo de un partido regionalista. Le pagan por esto, no porque haga análisis de la carrera.
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Gómez Peña enloquece: Igor Antón y Ana Frank.
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Mariluz Ferreiro, la competente periodista de ciclismo en La Voz de Galicia (conocida por los locales como La Voz, a secas) publica esta exclusiva en plena Vuelta a España: "la confesión" -el término es de Mariluz- de García Dapena. Evidentemente, lo que puede decir este positivo de manual sólo interesa a la reducida parroquia que lee La Voz (parroquial, ergo), que seguramente encontrará los argumentos necesarios para lo suyo y lo de Mosquera en esta delirante entrevista. Sin embargo, quizás convenga hacer las preguntas a partir de lo visto: dado que el supuesto ciclismo gallego no se ha colocado en ningún equipo al finalizar el Xacobeo, ¿cúal es el legado de este equipo? Ninguno, simplemente más lamentos, quejas y ruegos en una zona especializada en estas cantinelas. De eso va la entrevista, y de ninguna otra cosa más.
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En la soviética noticia de la inauguración ("democratizar el deporte", hasta en Gramma lo hacen mejor) se cae de la lista de fundadores el médico del dedo en el culo durante el Tour 1998. Y eso que ye paisanu. Quizás sea por eso. Total, siempre se ha movido mejor entre bambalinas, o entre remos.
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Caramba, qué calambres. Lo nunca visto. Ojalá hubiese un vídeo similar de cuando se desplomó en plena pista del Abierto de Roma en 2005, por aquel entonces dijeron que fue la combinación de humedad y calor. En todo caso, que le pregunte a Djokovic por una buena dieta, o a Murray por algún aparatito. Aquí dicen que todo ha sido por la silla. Será que era una silla eléctrica. Huele a carne quemada.