Al final ha pasado. La Operación Puerto se queda en borrajas. Un auto de la Federación de Ciclismo deja en suspensión cautelar la retirada de licencias a la panda de drogados y ultrabombados abiertamente identificados en los documentos incautados en la redada del pasado 23 de mayo. Esa que pretenden hacer pasar como que nunca haya sucedido. Hasta El País se muestra conciliador y genuflexo.Fíjense en la sucesión de acontecimientos: un día después de la presentación del Tour, la Federación da a conocer su insólita decisión. Para que no se hable durante la presentación de la gran ronda francesa, la única esperanza (arbitraria, pero es a lo que hay que aferrarse) de que esta banda mafiosa siga donde se ha pasado la mitad de la temporada: en el ostracismo, fuera de un ciclismo al que han manipulado de la misma manera que su sangre.
Algo se venía oliendo; no el habitual olor a carne quemada, sino de la gente que se prepara para que todo siga siendo como antes. El primero fue el lacayo García Luque, que siempre apostó a que Saiz se iba a ir de rositas, que no es delito bajo la actual legislación tener tu sangre congelada por ahí. Ya lo decía a los tres días de la Operación de la imagen, al mismo tiempo que "Saiz estaba por ahí de casualidad". Son gente lista. Saben sobrevivir. No se comprometen con nada, salvo en meter palos a quien disiente de ellos, a los que nos parece una aberración todo lo ocurrido y, aún peor, la resolución.
Incluso yo lo intuía. De ahí que en los últimos meses, cuando me refería a la Operación Puerto, insistiese en que al final lo que nos quedará es el conocimiento de la forma de preparar las temporadas. Esa concentración de enero para ponerse ciegos de hormonas de crecimiento, las picaduras con jeringas diarias, la desfachatez de las declaraciones bajo los efectos de los psicofármacos. Allá ellos. Que aguanten con los cadáveres de los futuros Denis Zanette, Fabrice Salanson y Alessio Galetti que se produzcan. De los Chava y los Pantani, clientes de Eufemiano del Gran Poder.
La Federación ha ido acojonada. Se han achantado con los recursos judiciales de Saiz y sus poderosos abogados (Carlos Bueren, exjuez de la Audiencia Nacional en los años más negros de la institución), con las demandas cruzadas y demás. Sin ir más lejos, un Guardia Civil corre el riesgo de ser empapelado por falsificación de documento. Curioso. Contra Arribas no van (salvo el Marca, último párrafo), el que reprodujo los documentos. El PP pide que Lissavetzky comparezca en el Congreso ante "la indefensión de un colectivo de ciudadanos". A ver que cuenta. Santi Pérez ya ha fichado por el Relax de su paisano Suárez Cueva (¡esa camadería astur, que no falte!), los restos del Comunitat Valenciana van a Fuerteventura a la francachela anual, Roberto Heras y el resto de la banda Liberty a Murcia a llorar al hermano finado en quad de Luis León, Pevenage dice que el Tour 2007 será de Ullrich porque tiene tres cronos decisivas y Basso está a punto de firmar con el Discovery Channel. ¿Lo peor de todo? Que España seguirá apareciendo como el paraíso del dopaje. Y tendrán razón.
Han ganado. Lo reconozco. Pero, ¿ha ganado el ciclismo?




