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02 abril, 2005

Pequeña teoría sobre la maldición del campeón olímpico

Que existe la maldición del campeón del mundo es una realidad del ciclismo que tienen que tener bien presente todos aquellos que conquistan el maillot arcoiris. Tiene diferentes grados de virulencia, que van desde el leve (el menos frecuente) hasta el gravísimo, pasando por diferentes estados intermedios. No es el tema de este artículo, pero viendo la trayectoria de Dhaenens, Vainsteins, LeBlanc, Brochard o Astarloa una vez que ganaron el campeonato del mundo sobran mayores comentarios. De lo que nunca se ha hablado es de la maldición del campeón olímpico. La razón más evidente es porque sólo ha habido tres campeones olímpicos como profesionales desde que se levantase el veto en las Olimpiadas de Atlanta 96, a saber: Richard, Ullrich y Bettini, pero existen indicios suficientes para pensar que esta maldición también se extiende a los famosos cinco aros.

Pascal Richard fue un magnífico corredor capaz de ganar grandes clásicas combinadas con etapas en grandes vueltas, algunas de alta montaña como la maravillosa de cinco superpuertos que ganó en el Giro de 1994, bajo la nieve. En 1996 ganó nada menos que la L-B-L ante Armstrong, con la sencilla treta de zorro viejo de dejar que el texano lanzase el sprint (venía de ganar la Flecha-Valona, estaba como un toro en la Redoute) para que se comiese todo el viento. Después fue fácil superarle. Era otro Armstrong, pero era el mismo Richard de siempre: recoger lo que otros trabajan. Las Olimpiadas de Atlanta se presentaban como un circuito urbano poco exigente, y al final fue todo lo contrario, porque la carrera la hacen dura los ciclistas. Bajo un clima tropical, con frecuentes tormentas (como la que le cayó al gran Fondriest en la contrarreloj), un ataque en la última vuelta dejó solos a Richard, Sorensen y Sciandri, representantes del mejor ciclismo y de pequeñas naciones que siempre dan todo en los JJ.OO. Ese fue el orden de llegada. A partir de esa victoria, Richard entró en un estado de semiendiosamiento, incluyendo una estúpida trifulca con el Comité Olímpico Internacional, que le demandó por estampar en su maillot del Mobilvetta unos enormes aros olímpicos. Nunca más se supo de él, si bien es cierto que ya estaba en el ocaso de su carrera, pero con dos años buenos de ciclismo todavía por delante.

Con Ullrich algo parecido: es cierto que el gran alemán ya tenía ojeriza antes de ganar brillantemente el oro olímpico en Sydney (el Tour del 98, la lesión en el 99), pero era un joven con gran futuro por delante. Fue ganar el oro olímpico y caer en el abismo, de tal forma que se puede decir que sus victorias más importantes desde entonces han sido el Mundial contrarreloj de Lisboa 01 y la Vuelta a Suiza 04, jalonadas con más segundos puestos en el Tour y en el GP de Zürich, su otra obsesión. Por el medio, su desastrosa campaña de 2002, donde no compitió, condujo borracho y tomó éxtasis. En definitiva, un balance un poco magro para un ciclista tan talentoso. Y el último ha sido Bettini, en Atenas 04: las dos semanas anteriores había sido 2º tanto en Hamburgo como S. Sebastián; a la semana de ganar la carrera olímpica, de nuevo 2º en Zürich. Desde entonces, sólo ha ganado una carrera, la primera etapa del circuito Franco-Belga a finales de septiembre (y la Copa del Mundo, que no es una carrera, conquistada sin ninguna victoria parcial), pero es que perdió todas sus opciones en el Mundial de Verona ¡al golpearse con la puerta de su coche de equipo!. La idea de este post se me ha ocurrido al leer que no tomará la salida en el Tour de Flandes, por baja forma. Hacía muchas temporadas que Bettini no ganaba una carrera en febrero o en marzo, a pesar de que lo intentó en San Remo. Ay, ay, que me temo que le ha caído encima la maldición del campeón olímpico. Y un poco de endiosamiento también.

Bueno, ya basta de pitonisa Lola por hoy. Me niego a dar ningún favorito para el Flandes de mañana (ojo con Hushvod). Que salga una buena carrera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no creo que Bettini se haya endiosado, simplemente no se puede estar al 100% todas las temporadas. Además, abril no ha acabado aún y estoy convencido de que llegará bien para su carrera preferida, Lieja.

Sobre los favoritos para Flandes, yo tampoco me atrevo a dar uno claro. Todos los nombres que tenemos todos en mente se han visto afectados por algún problema que otro. Wesemann, Hincapie y Van Petegem se retiraron en La Panne por problemas estomacales; Boonen y Flecha, además de esos problemas estomacales han sufrido sendas caídas; y Freire, que se ha librado de caídas y gastrointeritis, tiene problemas en la pelvis. Quizá el que esté totalmente sano sea Klier, así que mucho ojo con él. Respecto a Hushovd, opino lo mismo que con Boonen, estará delante pero creo que aun le quedan un par de años de mejora en las para estar de verdad con los mejores en lassubidas clave. También atentos a Mattan, que está en un gran estado, y a Dekker que siempre está por ahí. Ya queda menos para resolver las dudas.