¿También Ferretti? También

Giancarlo Ferretti es una institución del ciclismo, de tanto tiempo que lleva montado en un coche de equipo. Unas tres décadas, aunque en este preciso momento le haya pillado en barbecho, quizás el definitivo. A Ferretti iba puntualmente Carlos Arribas a pedirle una interpretación filosófica-italianizante para complementar los chascarrillos y las greguerías de Echavarrí, y dejar así una crónica fetén. Fino Parigi non e tutto pianura y el Tour 2000 será blanco, en una especie de Tip y Coll del periodismo con citas de sabios.

Sabios, ja. Viejos zorros, por la capacidad que tienen de sobrevivir entre zozobras y escándalos –como no- siempre ajenos, en mi casa nunca pasa nada sin que yo lo sepa. Ferretti se hizo archifamoso con el Ariostea de los primeros noventa, después estuvo en el MG-Technogym hasta 1997 y en el año 2000 se enroló por cinco años con el Fassa Bortolo. Sí hombre, aquel equipo donde coincidieron Aitor González, Ivan Basso, Dario Frigo, J. A Flecha, Francesco Casagrande y donde se hizo corredor Petacchi. Ferreti siempre había pasado por limpio porque nunca había presentado a nadie para ganar una grande por etapas y porque en cuando uno le salía rana, lo ponía a parir: a Frigo todavía le pitan los oídos de lo que dijo cuando fue expulsado en el Tour 2005 tras ser encontrado en posesión con tanto de droga y estimulantes. Bueno, el no, su mujer, esas colaboradoras siempre fieles, da igual que se llamen Edita, Haven o Angela.

En fin. Resulta que en el último número de Bicisport (muy bueno, con artículos sobre Sastre, el Mundial de Sallanches visto por el abuelo Cebolleta, una entrevista-río a Ballan...) hay un interesante reportaje sobre tres de los nuevos jóvenes italianos, a saber: Riccò, Visconti y Nibali. Este último debutó en profesionales en el último año del Fassa en 2005, obteniendo buenos resultados como un segundo puesto en una etapa de montaña en Suiza y varias clasificaciones de honor en pruebas de un día italianas. En 2006, ya en Liquigas, batió a Bettini en una etapa de montaña, ganó el GP de Plouay y segundo en la crono de Benelux, cosa fina para un joven de 22 años. Conviene decir que es siciliano, y por tanto tiene cierta propensión, acrecentada por la edad y por su halo de estrella, a calentarse la boca. Fíjense lo que dice en ese reportaje:

“Después te encuentras con gente como Millar, que va por ahí diciendo que está limpio y que aún así gana. Me alegro que lo haya entendido. Pero yo no lo diría siempre, todos y cada uno de los benditos días. Está bien sentirse orgulloso, qué menos, pero hablar de doping e insinuar que todos los otros que no ganan no están limpios no hace ningún bien al ciclismo”

El periodista intercala esto: “El discurso se adentra en la vía estrecha y notamos el riesgo que, de pronto, se haga demasiado angosto y al final se descomponga. Le dejamos hablar, advirtiendo sobre el riesgo de unas palabras que en el mundillo sonarán fuera de tono. Escribe bien, no me hagas discutir con todos...”. Ejemplificador de la labor del periodista en tiempos de dopaje, ¿verdad? Prosigamos.

Nada más pasar a profesionales, Ferretti dijo: “Hay que mimarlo, porque sería un error recoger la uva antes de la vendimia”, y por eso lo llevó al profesor Cecchini. Aquí comienza a hablar de nuevo Nibali: “Conocí a “il Cecco” por medio de Ferreti, aunque no estaba muy convencido sobre la necesidad de ir. Ferreti dijo que sería muy útil para aprender mejor, pero yo veía que siempre tenía muchos corredores y me preguntaba como era capaz de ocuparse de todos. Se ve en Cecchini al príncipe de los preparadores y quizás sea cierto, pero a cambio de que atienda a todos de la misma manera. Al final, allí me sentí bien. No obstante, lo dejé después, porque no quiero estar vigilado en mi forma de entrenar. Y los hechos me han dado la razón”.

Ya ven. A pesar de las advertencias del periodista, el joven siciliano nos deja información muy interesante. Ferreti ya lleva a los neoprofesionales a Cecchini, la consulta estaba llena y bueno, lo típico, el todos van allí menos yo. Pero lo más interesante es la asunción de que el hemodruida italiano es el boss, algo que no se puede cambiar, y la velada cita “a cambio de que atienda a todos de la misma manera”. ¡Ay! ¡Que tiene favoritos! ¡Como Cancellara! ¡Como Thomas Dekker, al que ha adoptado como un hijo! ¡Como Gusev, que vive en un piso propiedad de Michele Bartoli a 400 metros de la clínica del doctor! ¡Qué cosas! Que no basta con pagar, con que te pase mandanga de la buena, es que siempre te quedará la mosca detrás de la oreja de que al otro se la pasa mejor...como ya se vio en la Operación Puerto y los tratamientos super que llevaban Basso y Ullrich. Y volvemos a una de las mayores tonterías descubiertas: que los corredores rivales en carretera eran llevados por el mismo médico, con poder de Leviatán.

Parece claro que Ferreti no recojerá la uva, igual que no bebió el caldo que fue madurando con Basso. Y es que Ferreti, al revés del buen vino, con el tiempo va perdiendo etiqueta.
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(Actualización de las 19:26) Leo en la Gazzetta que Ferretti ha seguido en directo la primera etapa de Tirreno, en un coche de la marca Weber, perteneciente al coloso francés del vidrio Saint-Gobain. Que está preparando su regreso para 2008 y que tiene la chequera llena. Que esta vez no le va a pasar lo de aquel proyecto patrocinado por Sony-Ericsson con el que quería dar continuidad a Fassa para la temporada 2006. Ya saben los neoprofesionales que quieran pasar con el viejo sabio: a pasar por la consulta de Cecchini, que les enseñará a entrenar.