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27 julio, 2009

Lo mejor del Tour es que ya ha acabado

Aunque nos digan que es el año 2009, los aficionados al ciclismo sabemos que estamos en el III año de la era A.C. Así tiene que ser periodizado este deporte desde la eclosion de un corredor que tiene el increíble registro de haber ganado cuatro de la cinco grandes vueltas que ha disputado. Sobre la primera, decir únicamente que era de la era preA.C y que tambien sabemos cómo la llevaba preparada su equipo, su sigla y su director.

Desde entonces, Alberto Contador ha ido mejorando su rendimiento hasta el punto que ya gana cronos en grandes vueltas sin haber perdido un ápice de su característica mas notable: siempre que es final en alto y no hay escapada gana. Y cuando ha perdido es porque ha sido batido por un dopado, como el caso de Antonio Colom. Que haya sido su gregario tiene muy poco que ver, es simplemente gente que se mueve en un mundo totalmente ajeno al que pueda conocer alguien que gana el Giro viniendo de la playa o que corre con certificado médico porque se tiene que medicar diariamente. Como usted y como yo, vamos, que somos deportistas de elite y que siempre nos han vendido que hay que tener una salud de hierro para hacer deporte profesional, no les digo ya para ganar Giro, Vuelta y Tour.

Ha sido el peor Tour en muchos años, con dos primeras semanas anodinas y una última semana que nos vendían como "no habra nada decidido hasta el Ventoux" y resulta que ese día no se movió nada y sólo asistimos a los llamados movimientos "tácticos", consistentes en el déscredito de este deporte. Al menos esta vez Contador ha ganado de justicia: tras su primer Tour donde fue elegido ganador, un Giro ganado sin ninguna victoria parcial y donde llego con 4" de ventaja a la crono final (dos de sus gregarios han tenido problemas de dopaje con posterioridad) y una Vuelta ganada por las bonificaciones, el gran ciclista de Pinto consigue su segundo Tour ganando a su rival generacional (de Ricco y Dekker, que no cuentan con la misma estrella que Contador, ya se ha encargado la UCI) por la nada desdeñable ventaja de 4' 11", conseguida únicamente en dos ataques: el de Andorra (19") y el de Verbier (44"), el resto todo gracias a que ahora es Contadorelojista y a ese equipo que tanto mal le ha hecho, pero que en la decisiva CRE sentenció el Tour, lo miren como lo miren.

Tercero Armstrong, demostrando que este deporte no tiene futuro, simplemente pasado. Sin hacer entre los cuatro primeros en ninguna etapa consigue encaramarse al podio, lo que demuestra lo combatido y sufrido de este Tour. Que en la crono fuese el 16º o que en Verbier llegase con el desarrollo más corto metido no tienen nada que ver en este resultado. Para la gran mayoria, es un ejemplo que tras tres anos en barbecho haya conseguido lo que a Escartín le costó todo una vida deportiva. Brillante y muy presentable, hombre. Para rematar el panorama de esta era aciaga para el deporte del pedal el pistard Wiggins hereda el cuarto puesto de su companero Vandevelde, y nadie se espanta. Frank Schleck mejora en un escalón su sexto puesto del año pasado y Kloden se queda en esa situacion, pero ambos corredores no tuvieron que tomar la salida si el Tour hubiese sido consecuente con su politica de tolerancia cero.

El Tour. El monumento francés no ha tenido ningun positivo en carrera, al revés de la tónica de las últimas ediciones. La tendencia se apuntaba desde enero, cuando L' Equipe instó a sus redactores a tener un tratamiento diferente con la droga y el deporte, significativamente en donde confluyen. Lo que fue una propuesta editorial se ha plasmado en una realidad deportiva, con estos brillantes resultados elencados. Sin embargo, hemos vivido autencias aberraciones deportivas -especialmente en las victorias parciales de varios corredores- y nadie, absolutamente nadie, ha dicho el oxímoron de "el Tour mas limpio de la historia", simplemente porque no lo es: es sencillamente la asunción de que han ganado, desde el primero hasta el último que acepta "el sistema".

España gana cinco etapas con cuatro corredores diferentes. Gana cuatro de las seis etapas de montana, en un dato que, si lo piensan bien -y no lo verán por ahí- significa que somos una raza superior. Los medios inciden en que sólo hay un nacional entre los diez primeros, en contra de la tendencia reciente de colocar cuatro o más, olvidando que un clásico de esa estadística como Sastre ha hecho la peor defensa del título en los tiempos modernos, incluso peor que la de Indurain en 1996 (11º). Líder Máximo sólo ha podido ser 17º, y sin embargo dice que volverá a la carrera a ganar. Con 35 anos en el mejor de los casos. A nadie le sorprende. Este ha sido uno de los peores Tour de la historia, pero seguramente, a raíz de los protagonistas elencados, este sea otro récord con visos de ser superado.
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En la etapa del viernes se voló a 46 km/h porque se formó una numerosa fuga donde no había ni Rabobanks ni Millram. El equipo naranja y el blanquiazul fueron castigados a tirar a muerte, pero el puerto de segunda no fue suficiente para producir seleccion: pasó Cavendish, el ataque de Ballan y Lefevre fue neutralizado en la bajada y el británico se llevó su quinta victoria en una etapa que nadie daba para él. La etapa del Ventoux fue Gárate, que consigue victoria en las tres grandes en un arco muy amplio (2001 en Vuelta, 2006 en el Giro por regalo del CSC pidiendo clemencia por la Operacion Puerto, y 2009 en el Tour) y como justa recompensa a su carrera y a su equipo. Batió en meta a multiherramienta Tony Martin, mientras los favoritos de dedicaron a mirarse y hacer la vida imposible a los Liquigas. En Paris el hombre de la Isla de Man consiguió el elefantíasico récord de seis etapas en un mismo Tour, pero su registro sólo sirve para aumentar el mérito del maillot verde de Hushvod.
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Tres años después el dúo cómico de El País califica así al Astana: "tan fea catadura como los que les proporciona el Gobierno dictatorial de Kazajistán -los petrodólares de las ruinas de la Unión Soviética". Ahora lo descubren, ahora. No desesperen: cualquier día aplican el revisionismo histórico y oportunista a otros patrocinadores ilustres. No se, estoy pensando en una marca de leche, un cupón de ciegos o una empresa pública de telefonía.
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Último párrafo. Induráin jamás levantó ni el puño ni nada en ninguna crono, los únicos gestos que recuerdo similares fue en la escapada con Chiapucci en el Tour 1991 y en el Mundial de 1995. Eso de levantar el brazo o la pistolita en una crono creo que lo inició Casero en la Vuelta 2001. Significativo.
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Un 10% de audiencia media cuando no hay rivales en la parrilla no es para lanzar cohetes. El balance se salva por las etapas reinas. Considerando el trend general del ciclismo -antes se emitía todas las pruebas nacionales, ahora no se emite ni la Volta- no pasará mucho tiempo hasta que se proponga que del ciclismo se emitan sólo las etapas importantes. La televisión funciona así. Lo habeis logrado, campeones.
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De todo el medio oeste estadounidense, la única zona a la que no llegó la presencia española -bien presente en todos los topónimos- fue el norte. Hasta ayer, cuando estos bizarros conquistadores han dado continuidad a las gloriosas páginas de Historia trazadas por Hernán Cortés, Urdaneta y tantos otros. ¡Arriba España! ¡El país de la Operación Puerto y ningún ciclista sancionado por nuestra federación!.
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¡Albricias! Por una vez estoy de acuerdo con Urraburu. Menos en el titular, todo muy bien expuesto y lógico. Voy corriendo a urgencias a hacermelo mirar.

24 julio, 2009

Contadorelojista

Hay que situar a Contador en su contexto como deportista español. Ya saben que por ahí fuera nos odian y son incapaces de comprender nuestra privilegiada raza, esa que ha ganado los cuatro últimos Tour de Francia. No sólo: Gemma Mengual llora porque dice que los jueces de esa modalidad circense que practica le odian -y María Escario lo secunda- y Jorge Lorenzo dice que Rossi le gana porque tiene una moto mejor que la suya, a pesar que es la misma. El deportista español, y la prensa que los jalea, nunca pierde: le hacen perder. Y les pongo sólo dos ejemplos de ayer mismo.

A Contador eso también le sucede, aunque el sea de los que gana. Por ejemplo, ayer le preguntaron en la rueda de prensa como es posible que un escalador que ha subido Verbier superando grandes rendimientos atléticos sea capaz de ganar también la crono larga del Tour, como pasó ayer mismo. Contador no respondió, aunque permitan que yo lo haga por el: "¡Coño, porque soy español!". Por ahí fuera, insisto, andan un poco mosqueados, pero no les hagan caso: es una manifestación más de la envidia y el odio que genera nuestro país, solar privilegiado donde las más grandes civilizaciones han dejado su huella y que, merced a su emplazamiento privilegiado, salió a conquistar el mundo y recoge lo mejor de Europa, África y América, además de que fuimos vitales en el alunizaje de hace 40 años.

Cuarenta kms. alrededor del lago alpino de Annecy, mucho mejor conservado de la depredación urbanística que sus equivalentes en Suiza o Italia. Con tiempo variable, Ignatiev -que está haciendo un gran Tour- marcó el mejor tiempo durante gran parte de la prueba y pasos intermedios. La subida a un puerto de tercera -el mejor parcial fue para Evans- y su posterior descenso hacia meta era el tramo clave, donde los corredores que iban marcando los mejores tiempos se rendían ante la potencia de los contrarrelojistas consumados. Ahí fue donde se exprimió Cancellara, que recuperó su desventaja a Ignatiev y se quedó tres horas esperando a que alguien le batiese.

El suizo es un especialista en aprovechar su armario-cuerpo en las bajadas y los tramos de llano. Así arrasó en los JJ.OO de Pekín y también en el prólogo de Mónaco: crono que acaba con bajada y tramo llano, crono para Cancellara. Hasta ayer. Wiggins iba con buen tiempo, pero sus siete kilos de menos fueron un handicap. Contador, que pesa lo que un colibrí y alza bien poco del suelo, había coronado con 31", no demasiados como para poder aspirar a batir en meta al doble campeón del mundo.

Bueno, pues tras un tramo final impresionante, Contador entró en meta con 3" de ventaja sobre Cancellara. El duo cómico de TVE, al ver la ventaja de su ídolo decrecer tanto, llegó a especular con la posibilidad de que el viento hubiese ayudado al helvético: tremenda su ignorancia y sus dogmas de fe. Ya saben eso de que un español nunca pierde, son los demás que se ven favorecidos. Cancellara tiene otra opinión, pero bueno: la envidia, que es más pertinaz que la sequía. Que Contador haya circulado a 51 km/h de media, con su cuerpo, es una muestra más de su clase y de que es el mejor, consecuente con la carrera deportiva de alguien que gana el Giro viniendo de la playa.

En la entrevista posterior A.C dijo que su pinganillo se había estropeado en el km. 15 y que las únicas referencias que tuvo durante toda la etapa era las que iba viendo en los marcadores. Ojo, sin referencias y bate al mejor del mundo en este recorrido. Para más chulería -eso sí, de diplomacia Vaticana-, afirmó que se había puesto como objetivo batir al suizo, al que tenía ganas. Que tiemble la Roubaix, que el próximo año va a por ella. Exagerado. La recta final, con Contador apretando los dientes y mirando al mismo tiempo el cronómetro de meta me recordó a cuando Usain Bolt batió el record de 200 metros de Michael Johnson: tuvieron que exprimirse a fondo y dejar sus cucamonas para otro día, pero al final lo lograron.

De los favoritos para la general, el mejor fue Wiggins con un sexto puesto y después Kloden noveno a 11". En medio mucho contrarrelojista, demostrando que el recorrido no era, como dice el tópico periquista, para los más fuertes, sino para auténticos especialistas. Que haya ganado Contador se debe a su inmensa clase, y el que piense lo contrario no es español. Fíjense que el siguiente en la lucha por el podio fue Armstrong -también muy elogiado por el duo cómico, a pesar de lo mal que iba subiendo- y entró el decimosexto a 47" de Wiggins. Andy Schleck, que entró en la recta final con la misma determinación que el vencedor, fue el 21º a 1´02 del británico y su hermano 35º a 1´52" del hombre venido de la pista.

Así las cosas, y con Contador compitiendo en otra liga, Andy Schleck tiene muy firme el segundo puesto a 4´11" del que recibía ayuda "moral y económica" de Manolo Saiz, pero para la tercera posición se ha producido un atasco de 30" de diferencia entre el empresario de Texas (5´25"), Wiggins (5´36"), Kloden (5´38") y F. Schleck (5´59"). Y queda el Ventoux. No deja de ser paradójico que este monte se colocase el penúltimo día para ser juez de la carrera, y que al final vaya a decir el tercer puesto. El que seguro que va a atacar es el luxemburgués, con o sin hermano, y veremos si el pobre Kloden no tiene que tirar del señor de 37 años. O el propio Contador. Desde luego, lo más justo sería que Armstrong no estuviese en el podio: no ha hecho entre los cinco primeros en ninguna etapa de la carrera, pero lo mismo hizo el año pasado Menchov y acabó tercero dos meses después. Esperemos que este año no pase algo parecido y que las envidias y celos, todos infundados, que despierta nuestro ciclismo por ahí fuera no vayan a más.
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Una trola tras otra del "diplomático Vaticano": según Bruyneel esa no era la táctica, niega haber regalado la etapa a los Schleck y dice que le daba el viento de cara y por eso frenó -le tuvo que llegar una ráfaga hucaranada repentina, que incluso le obligaba a mirar atrás-. Phantastico.
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¡Cómo se nota que este palmero de De la Morena sólo se interesa por el fútbol! De ciclismo, como su jefe radiofónico, ni idea.
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Esta pieza de periodismo bizarro, que recomiendo a todo el mundo, apareció en el Telediario de la televisión que pagamos entre todos. Aunque no se vea, después vino una sección especial de caídas (Hushvod, Menchov). "Yo sí creo en el ciclismo", decía Lorenzo Milà hace dos años durante la promoción de la Vuelta.
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Lo que todo el mundo quiere saber, los diálogos intra e inter Astana durante la ascensión al Colombiere, lo sabe Alain Laiseka. El periodista de la hoja parroquial del PNV -muy divertida desde que no están en el poder- se desmarca con una crónica donde pone voz y comillas (de cita literal) a cada uno de los protagonistas. ¿Periodismo-ficción? ¿Licencia literaria? A saber, pero su credibilidad está al nivel del betún.
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El contadorismo se extiende: jamás había leído una crónica de EFE tan de fanfarria, orgullo y ra-ra-rá.
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El gigantismo del Tour y los buenos corredores que se quedan embobados tiene visos de enfermedad. Hushovd, un corredor que ha ganado una G-W o que este año hizo una superRoubaix para acabar tercero, dice que su escapada en los Alpes es "su mejor día como ciclista". Algunos pensarán que es por mi foforismo por Freire, pero prefiero mil veces su actitud cuando conquistó el maillot verde el año pasado: "no es una victoria, pero en mi equipo están muy contentos por la repercusión y me siento más valorado". A este paso acabaremos valorando como una victoria ganar un sprint intermedio en el Tour...
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Cuando salió en lo del pasaporte biológico, en su equipo dijeron que no tenía nada que ver con ellos, que era de cuando estaba en Tinkoff; ahora que ha salido con la CERA y cuando ya había logrado la única victoria de verdad que tiene este año el Fuji-Servetto, es el corredor el que dice que no tiene nada que ver con ellos.
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Tras asegurarnos que el retorno del amedentrador de Simeoni era bueno para el ciclismo porque iba a traer más atención e inversores, resulta que este empresario de sí mismo y su enfermedad no ha podido encontrar más patrocinador para su nueva oficina que una empresa que es de su pueblo en Texas.

23 julio, 2009

Dos de Luxemburgo y uno nauseabundo

Etapa reina de 169 kms. y diferencias en meta comparables con haber subido los colosos alpinos más clásicos. El desgaste, bastante arrojo y los hermanos Schleck en su mejor jornada atlética arrojaron una muy buena etapa con bastante intrahistoria e historia a secas: sin ser un día para recordar, la pareja luxemburguesa se encarama al podio desalojando a Armstrong y Wiggins. De Kloden ya se encargó su compañero Contador, y esto no es simplemente historia, sino una historia miserable.

De salida el Roselend y una escapada con los habituales de este Tour: Pellizotti, Casar, los hombres de naranja -¡cuatro!-, peones de los grandes equipos, Menchov y Hushvod, que en teoría iba a por los sprints intermedios. Siguiendo la tradición de su equipo (Haussler, Houlston, Gómez Marchante se fue ayer para casa) le tocaba su día bueno de montaña, y para allá que se fue. Subiendo con fuerza, parecía que se iba a contentar con el primer sprint y no, siguió hasta el segundo para completar unos cien kms. escapado.

El pelotón, que había dejado que el grupo de fugados coquetease con los 6´de ventaja, metió el turbo para llegar a la subida a Romme con el rodaje suficiente para que hiciese daño. Menchov se cayó para diversión del duo cómico de TVE, que jaleaban cualquier pinchazo o problema mecánico del ruso. No iba a ser su día ni el de ninguno de los escapados. En la base del puerto, cortada a cuchillo en la montaña, atacó Sastre. Una y otra vez, pero sin éxito: los Sorensen se bastaron para neutralizarle, y un agotado Hushvod poca cosa pudo hacer . Acabaría entrando a 7´en su peor jornada en el Tour en los últimos ocho años.

Lo mejor de la etapa vino con el gran diseño que hizo Rijs, al que hay que reconocerle su mérito táctico cuando lo tiene. Frank Schleck fue el primero en saltar, y se llevó con el a su hermano, Contador y Kloden. Después cedió un poco a ver como iban Armstrong y Wiggins. Atacó una vez y se llevó a los dos corredores con el, para pasmo del duo cómico. Atacó otra vez y esta vez enlazo con el grupo de los favoritos sin que nadie le siguiese. A un contrarrelojista como Wiggins lo tienes que fundir con saltos, no a ritmo, y esa función la desempeñó magníficamente el mayor de los Schleck, que realizó una jornada memorable.

Los luxemburgueses se bastaban para, en cabeza y con fuerte viento frontal, ir aumentando las diferencias sobre un cuarteto compuesto por Vandevelde haciendo su función (gregario naciste y gregario serás), Armstrong protegiéndose del viento, Nibali sorprendente y Wiggins intentando minimizar los daños. El puerto de Romme, inédito y durísimo, le recordaba al arribista llegado de la pista que el Tour es montaña y crono, y que en la montaña te puede caer una minutada pero en la crono es más difícil que pase eso. Frank Schleck pasaba el primero por la cima del puerto con 55" de ventaja sobre los caídos del podio.

Un rápido descenso -por cierto, qué bien baja Nibali- y la Colombiere, un puerto que parece italiano por sus características. Aquí los Schleck pusieron toda su fuerza y tenacidad, especialmente el que envió dinero a Eufemiano Fuentes a cambio de nada. Mediada la ascensión, Contador le hizo un gráfico gesto a Kloden de atacar e irse a por la etapa que arrancó las carcajadas del dúo cómico televisivo. Un poco más adelante cumplió lo dicho y allá que se fue, con el efecto secundario y simultáneo del alemán que se descolgaba de manera grave y sin paliativos. Los Schleck no se descompusieron -si que se miraron un poco incrédulos- y Contador se paró de manera automática, mirando hacia atrás con cara de corderito degollado. Bruyneel, al que vimos en un breve plano consolando a Kloden, le debió gritar cosas poco dulces por el pinganillo: parece que no solo Armstrong era adicto al tran-tran.

Ya ven: estás acariciando el podio del Tour de Francia y te da la puntilla un compañero. No quiero ni pensar lo que hubiesen vociferado nuestros comentaristas si el afectado hubiese sido Don Desmayos, y no quiero pensarlo porque ya lo vivimos el día del abanico en la segunda etapa. En fin: tanta "diplomacia Vaticana", tanto "ser superior", tanto "lava el lactato muy bien", tanto "pinganillo", y resulta que hace esas cosas en la etapa reina de la carrera más importante del calendario. No faltará quien vea en este feo gesto, con viento de cara, un nueva manifestación del polifácetico Contador, algo así como "ningún gran campeón fue nunca magnánimo" o un celtíbero "¡Viva España!". Todo fue miserable: ataca para ganar la etapa, y cuando ve que su compañero se queda, en vez de insistir hace el paripé y acaba ¡regalando la etapa a los rivales!.

El de Texas, cuando vio que Wiggins estaba lo suficientemente fundido, calculó su distancia y ofreció un número circense a la altura del Petit St. Bernard, para solaz y esparcimiento de la muchachada que le sigue y le alienta. Su acción sirvió para poco más que intentar asegurar su posición de honor en el Tour, visto que el segundo puesto había coronado en forma de Andy Schleck con 2´06" de ventaja. Todavía bajando el duo cómico lo elogiaba a pesar de su defiente trazada: cuando Nibali llegó fue una decepción para esta gente que cree que el señor de 37 años aporta algo al ciclismo.

El trío cabecero, con Contador dejando bien claro a las cámaras que le iba a regalar la etapa a Frank Schleck, hizo su camino sin mayores contratiempos. La representación de competición en meta fue de las más tristes que se recuerdan: Contador llamando por el pinganillo a 500 metros, el mayor de los Schleck -que si llegan tres al sprint hace cuarto- acelerando y A.C fingiendo que no le puede adelantar. Brillante. Supongo que Kloden tendrá otra opinión. El alemán fue cazado por Armstrong y Nibali (2´18" en meta) en los últimos kms. y con sus 2´27" de retraso dice adiós al podio. Se podría decir que de no mediar el ataque de su compañero a lo mejor también hubiese cedido, pero es algo que nunca sabremos.

La general queda con Andy Schleck a 2´26", Frank a 3´25" -hace unos días la calamidad de TVE decía que no era su Tour-, el empresario de las pulseras amarillas a 3´55", Kloden a 4´44" (si hubiese llegado con los de delante su retraso sería de 2´17" y segundo en la general), Wiggins a 4´53" y Nibali a 5´09". Así las cosas, y ante la crono de Annecy de hoy y sus 40 kms., cabe esperar que Frank Schleck caiga bastante -el año pasado en la última crono pasó del segundo al sexto puesto-, que Andy pueda defender su 1´30" sobre el amedentrador de Simeoni y que Kloden se cague en el día en que decidió seguir en el Astana.
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Ya habrá tiempo para hablar de lo de Di Luca, doble positivo por CERA en el último Giro. Para el pobre telespectador de la televisión pública que pagamos entre todos, la única forma de enterarse durante la retransmisión fue cuando Amat Carceller preguntaba a Sastre. La etapa había acabado un cuarto de hora antes. El periodista le comunicó en primicia la noticia al maltratado por su gremio -que tuvo la delicadeza de alzar la mirada para comprobar si le estaba mintiendo-, y a su manera no le dio mayor importancia, a pesar de que así consigue su ambicionado tercer puesto y entra a formar parte del reducido elenco de corredores con podio en las tres grandes. Es a lo que está acostumbrado: el escalafón ya se movió a su favor en la Vuelta 2005 y en el Tour 2006, pero nunca lo consideró como propio. Veremos que hace ahora. Yo apuesto que un hombre que no cambia de opinión, que es tan íntegro y que tiene una trayectoria ejemplar en los equipos más limpios y sirviendo a los mejores líderes seguirá como lo que es: un caballero castellano. Actuará con hidalguía y honor, ¡que nadie lo dude!.

Lo interesante está en que, una vez que se acabó la amable entrevista con Líder Máximo, De Andrés entró rápidamente al capote ("nos hemos enterado en los momentos finales de la etapa", cuando la noticia estaba en red desde las tres de la tarde) y pasó, a duo con su pareja cómica, a las típicas lamentelle de ¡ay, ay! pasemosaotracosarápidoyalohemosdichocambioycorto. Vaya par de personajes y vaya servicio público que ofrecen al espectador.
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Matschiner contraataca en la televisión pública austriaca y acusa a Kohl de ejercer de camello entre sus compañeros del Gerolsteiner con Dynaepo (la caja de 2.000 unidades por 80 euros, le vendió seis) y la testosterona artificial AMTH2, pero desconoce a qué precio las revendía faccia di maiale.
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"No estamos todos, falta Valverde" se parece mucho al "No estamos todos, faltan los presos". Seguro que esos raciales seguidores del murciano se espantarían de los vasos comunicantes de los que bebe su desafortunada camiseta y ese lema. ¡La ignorancia!.
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Interesante estudio del RACE. Me viene a la cabeza la ridícula campaña con dinero público que Delgado hizo durante el pasado año de seguridad vial, aquella con estética retro. Sí, esa en la que decía que hay que ir con el manillar siempre sujeto y, a renglón seguido, aparecía en el vídeo de reconocimiento de la etapa levantando los brazos y haciendo gracietas. Predicando con el ejemplo, vamos.
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Ayer, el contenido más visto de elpais.com durante todo el día fue esta entrevista a Bruyneel, donde el vecino de San Sebastián de los Reyes -mira que es grande el mundo y dónde va a recalar- no dice gran cosa. Entonces, ¿por qué este éxito? Simplemente porque se hacen eco de un rumor, que El Gordo quiere volver con Vinokourov, o al revés. Eso es lo que llama la atención. Que el belga políglota y ex-ONCE diga que "la estrategia pasaba porque (el maillot amarillo) lo hubiera cogido Hincapié el sábado con dos minutos y lo hubiera defendido en Verbier para cederlo en Le Grand Bornand" no le interesa al gran público.

22 julio, 2009

Exhibición de Astarloza en los Alpes

Ayer se vivió la mejor jornada del Tour de Francia, mucho mejor que el día de Verbier. No es porque haya ganado un español, un resultado contigente si lo que realmente nos gusta es el ciclismo, sino porque hubo ataques de salida, fuga que llega por luchadora, ataques entre favoritos, emoción final, bonitos paisajes y entrega con sacrificio. El Tour, mismamente.

Una etapa con este fin, tras el positivo resultado del año pasado camino de Jausiers y este año en Bourg-St. Maurice, debería ser obligatoria. La fórmula parece fácil: dos colosos de tres cuartos de hora subiendo, kilometraje limitado y final en descenso. Hace un año el Tour volvió a subir La Bonette tras muchos años y el inédito Lombard, ayer le tocó el turno al Gran San Bernardo y el Pequeño San Bernardo, tras casi 50 años sin pasar por ahí. Que no vuelva a pasar tanto tiempo.

De salida se formó un numeroso grupo de donde se destacaron Pellizotti y Karpets, que coronaron en este orden y con 5´de ventaja sobre el pelotón el puerto de categoría especial y en plenas obras que no llegaron a tiempo para el paso de la caravana. El aspecto era soberbio: este verano que nos presentaban como "muy caluroso" dejó una monumental nevada de esas de julio hace un par de semanas, y los colosos alpinos lucen como hacía muchos años que no se veían. En el grupo intermedio circulaba un grupo de corredores muy interesantes, a los que tardíamente se incorporó, haciendo una nueva machada, Astarloza.

Mientras el pelotón era llevado por los inagotables Rast y Murayev, haciendo bueno el recuerdo de Hincapie y Padrnos, los escapados se reintegraron en el paso por el Valle de Aosta, al lado del río lechoso y la autopista que lleva al túnel del Mont-Blanc. Empezaron la ascensión al Pequeño San Bernardo con 4´30 de ventaja sobre un pelotón en donde el dúo cómico de RTVE ya daba todo por perdido. Lo siguieron haciendo incluso cuando el Saxo Bank empezó a tirar a muerte con los Sorensen y Cancellara, una actitud que ellos entendían que era para salvaguardar la posición de los Schleck ante los temibles Astarloza y Karpets, fíjense ustedes.

Por delante la ascensión de los fugados fue preciosa. Ataque y contrataque hasta que se quedan destacados Pellizotti -pedazo de Tour que está haciendo, hay más formas de brillar que mirando sólo a la clasificación final-, un impresionante Van der Broeck -el mejor de la ascensión- y un Astarloza que subió de menos a más, pero impresionante porque ya hizo lo mismo en el anterior puerto. A estos se uniría, con gran esfuerzo, Moinard del Cofidis, y juntos emprenderían un vertiginoso y emocionantísimo descenso.

Mientras tanto, en el grupo saltaba Andy Schleck, como hasta un ciego que no fuese esclavo de estar diciendo chistes se daría cuenta. Sólo pudieron seguir su latigazo Contador, Nibali, Wiggins, Frank Schleck y sorpresa, sorpresa, un Kloden que no se quedó con Armstrong. Mientras el dúo cómico daba por muerto al americano, delante no se entendían y el heptacampeón del Tour, aprovechando una zona en la que apenas había pendiente, hizo un forcing limitado para entrar de nuevo con los mejores de la carrera, a los que más tarde se unieron muchos más, prácticamente todos menos Monfort, Martin y Evans. Por supuesto, nuevo cambio de opinión de Probenecid/De Andrés, que serían muy de fiar si fuesen políticos.

La noticia, cómo no, no estaba en lo que hiciese el engendro de Texas y su fundación para la Ley y el Orden cancerígeno, sino en la apabullante demostración de Andy Schleck. Durante los dos kms. que duró la selección de elegidos que el mismo forzó se dedicó a subir y bajar -al igual que el año pasado en Alpe d´Huez- mirando la cara de sus rivales, con una suficiencia abrumadora. Hizo lo mismo cuando entró el cowboy. El puerto no daba para más por falta de pendiente y se supone que el joven luxemburgués habrá tomado buena cuenta para hoy, donde tiene el puerto de Romme (media del 9%) para volver a hacer lo que hizo en Lieja en la Roche aux Façons.

En el final del puerto se unió hasta el Garmin Zabriskie, otro que era contrarrelojista y ha mutado hacia nuevos mundos y galaxias. El antiguo compañero de habitación de Landis en Girona encabezó el descenso para el pelotón, que rebajó en 30" la diferencia de los fugados en meta. En el proceso se cayó el veterano Voigt, y Rijs pierde a uno de sus peones más importantes para la batalla de hoy. Según Perico, que de caídas sabe mucho, no se había hecho nada y la cabeza no había impactado, a pesar de que las imágenes y el sentido común indicaban todo lo contrario: está ingresado en el hospital con trauma craneal y facial. Sin embargo, a otros no se les cae la cara de vergüenza.

Por delante los cuatro fugados consiguieron mantener una exigua diferencia de 15" sobre un cuarteto de perseguidores formado por los clásicos Casar, Fedrigo, Roche y Goubert. A punto de ser alcanzados al final del descenso y con sólo dos kms. para meta, Astarloza -que ya lo había intentado en el descenso puro y duro- saltó con fuerza y se fue como una bala (la metáfora no es exagerada, la pendiente ayudaba) hacia el triunfo de etapa, merecido por su entrega y batalla, extensiva a todo su equipo. Es la tercera victoria de la temporada y la primera en el Tour desde la de Mayo en Alpe D´Huez, hace seis años.

La historia deportiva de este guipuzcoano merece un aparte. Pasado a profesionales en 2002 en el Ag2R porque su primo Chaurreau corría por ahí, ficha en 2007 por el Euskaltel. Ese año, sin aviso previo, consigue acabar noveno un Tour donde los hombres de naranja estuvieron en todas las batallas. El año pasado hace 6º en P-V, 5º en Romandía, 7º en Dauphinè y 15º en el Tour, y este año 4º en la Volta, 5º en Dauphinè y 3º en el Campeonato de España. Esta etapa es su segunda victoria como profesional a los treinta años, tras ganar el Down Under en 2003. La imagen que transmite es de mucha entrega, pero escaso acierto. Como su equipo. Un equipo que llevaba muchos años intentando una victoria como esta y que, cuando por fin llega, no se la dedican Íñigo Landaluze, el que más lo intentó y el que más cerca estuvo de conseguirlo. ¡Qué falta de educación!
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Transcripción íntegra del día de descanso de Sastre. Observen la nula relación entre preguntas y respuestas, al más puro estilo de Callejeros. Sin embargo, las respuestas son tan divertidas, surrealistas, bizarras y despectivas que habrá que volver a ellas una y otra vez, como pasó el año pasado con la entrevista en Cuatro (gracias nickDomenico por el enlace). Para Urraburu, que está fatal, "no eran ni el tono habitual, ni las palabras que normalmente pronuncia Sastre", y no hay ningún atisbo de ironía. "Alguien le ha aconsejado mal" ¿será alguien del ejército en las sombras? ¡Y eso que nos venden que es uno de los que tiene la cabeza mejor amueblada! ¡Con Formica y Sintasol!
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No me creo nada del primer párrafo. Y el resto, bochornoso en la mejor tradición de Gómez Peña: "El madrileño lucha por su segundo Tour. Luego, si puede, vendrán más. A su manera: disfrutando. Sin retos, sin sentirse elegido para un destino glorioso". Bueno, no deja de ser la típica contraposición española entre hombre rico/hombre pobre, muy típico del pensamiento binario de este periodista.
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Cómo se nota que a Garai le pagan el viaje y la estancia, al igual que en la celebérrima Vuelta a Chihuahua. Si dedicase la misma atención a la Sanremo o la Roubaix incluso podría parecer que le gusta el ciclismo y lo apoya. ¿Su blog? Muerto, claro.

21 julio, 2009

El nuevo ciclismo británico

Mientras unos califican a los rivales generacionales de Contador de "pelotón" y les adjudican ya los roles de Bugno y Chiapucci contra Indurain -me pregunto que sería de T. Dekker, Kohl o Riccò, los otros rivales generacionales que le tocaron en suerte-, la noticia del Tour está en la eclosión del ciclismo británico y sus islas.

A pesar de su potencial, el ciclismo en Reino Unido e Irlanda ha vivido de figuras puntuales más que de un constante suministro de corredores. Al conocido caso de Tom Simpson -un gran corredor que llegó a ganar Sanremo y Mundial- se sumó en los ochenta los nombres de los irlandeses Kelly y Roche, además del escalador Millar y el clasicómano Yates. En los noventa Boardman intentó el salto de la pista a la carretera -llegó a ser segundo en Dauphinè- para después diluirse. Esa antorcha fue recogida, con las artes y las técnicas que le son propias, por David Millar, al que Armstrong no dudaba en calificar de next big thing allá por 2002, y que ha acabado como ha acabado: con la escopeta de feria camino de Barcelona.

Quemado este corredor-puente, el ciclismo vive una auténtica invasión británica (y los irlandeses Roche y Dani Martin), que tiene un origen muy concreto. La lotería, introducida en los noventa en un pueblo jugador por excelencia, tiene que destinar parte de sus ganancias a la promoción del deporte. Ese dinero se ha dedicado a construir un velodrómo y una selección de pista que ha relegado a la todopoderosa Australia, acaparando la mayoría de metales en las grandes citas. Sorprendentemente, muchos de esos corredores han logrado lo que McGee, O´Grady y Cooke no consiguieron: transplantar esos oros en pista a oros en carretera.

El conocido caso de Cavendish -gana la Sanremo en su primera participación, por ejemplo- no oculta que la revelación de este Tour es Wiggins. El londinense de Kilburn tiene una curiosa trayectoria: mientras se dedicaba a la pista, tenía contrato con equipos franceses. Dos años en Française des Jeux -con los que corrió el Giro 2003, por ejemplo-, dos años en Credit Agricole y dos años en Cofidis, donde en 2007 estuvo escapado en una de las primeras etapas del Tour durante muchos kms., quedándose muy frustado. No destacaba para nada más que prólogos, y nada, absolutamente nada, indicaba que pudiese hacer algo diferente.

En 2008 ficha por el Columbia. Corre el Giro y después se prepara para los JJ.OO de Pekín, donde obtiene varios y preciosos metales. Curiosamente, su multimetálico equipo quemó los monos de competición tras la prueba para "impedir que nadie los pudiese copiar", en una de estas cosas del ciclismo que no sabes si pellizcarte o simplemente gritar. No volvió a competir con los herederos del T-Mobile y este año pasó al Garmin, un equipo que va de limpio y que sin embargo reside y entrena en Girona, sitio de tantos desmanes pasados, presentes y futuros.

Dice que gracias a Vandevelde -un exciclista de UsPostal, Liberty y CSC, ahí es nada-, que el año pasado acabó cuarto en el Tour se creyó sus posibilidades. Ha adelgazado siete kilos y esta temporada lleva una temporada de lo más completa. Debut en Qatar y el primer ciclo de carreras y clásicas hasta Roubaix, donde -atención- acabó el 25º. No contento, salió en el Giro y acabó en el puesto 71º, tras demostrar mucha mejoría en la montaña, especialmente en la cita tempranera de Alpe de Siusi. Y sin perder ni gota en la crono. ¡Qué digo! ¡Mejorando! De ser un prologuista pasó a ser 7º en la crono de Cinque Terre -la crono más dura de los últimos diez años- y segundo en la de Roma.

Sin embargo, nada hacia presagiar lo de este Tour. Tercero en la general. Sí, por delante de muchos favoritos y vueltómanos. Lo de corredor revelación se queda corto. Si el año pasado este dudoso título le correspondió a Kohl -también tercero- lo de Wiggins tiene trazas de superarlo. De momento, no ha llegado su mejor terreno -la crono de Annecy- y ya se permite el lujo de atacar en montaña, como el domingo camino de Verbier. La audiencia británica encantada, claro, y el Tour también: sesenta millones de espectadores potenciales siguiendo lo que puede ser el primer podio de un nacional en un siglo de historia del Tour. Curados de espanto con este nuevo ciclismo, y a la espera que Cavendish empiece a pasar puertos, sólo cabe esperar que Wiggins esté compitiendo con el mismo mono secreto que la selección de pista británica. Con todos sus secretos de tecnología textil avanzada.
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Los padres lo saben bien. Los niños reclaman atención, hacen volteretas y se enrabietan. Seguro que Freud tenía algún término para esta patología. Se inventa situaciones, como si hubiese saltado tras Contador -la realidad es que iba circulando por detrás-, dice que está "de vacaciones" (como cuando dijo en 2005 que iba a dejar el ciclismo) y nadie parece recordar que al inicio del Tour dijo explícitamente que la situación entre Armstrong y A.C le beneficiaba ("no me importa no salir en las quinielas y no estar en el foco mediático"). Ahora dice justo lo contrario, que nadie le hace caso. Un caso clínico. En todos los sentidos del término.

Hay gente que le gusta este corredor porque dice "las cosas claras". ¿Seguro?
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Retrato sin sombras de Bradley Wiggins. Que todo es normal. Con la misma facilidad con la que se escribe esto, se escribirá lo contrario cuando vengan mal dadas.

20 julio, 2009

Ya es amarillo

Tras tirarse la gran parte del Tour como segundo en la general, Alberto Contador aprovechó su mejor terreno para ganar la etapa y alzarse al primer puesto de la clasificación. El corredor de Pinto es una garantía en cuanto el final es en alto en grandes citas: gana siempre que no hay una escapada. Ya no necesita ataques a repetición: con uno basta y a aumentar la diferencia. Compite en otra liga respecto a sus rivales. Es el mejor.

El único final en alto de los Alpes estaba en la estación suiza de montaña de Verbier. Para llegar se atravesó el valle del Ródano y sus cultivos subvencionados a gran velocidad (la media de la etapa fue de 40 km/h), una condición ineludible para el que el puerto hiciese daño. El viento de culo hacía volar al pelotón, pero también el fuerte ritmo del Liquigas, después del Millram (¿?) y, ya empezada la ascensión, del Saxo Bank. Voigt duró mucho menos que otros años; N. Sorensen apenas unos metros; y el que más daño hizo fue Cancellara, que venía de la fuga y que apretó los dientes, la lengua y la mandíbula para mantener un ritmo endiablado.

Cuando el suizo cesó en su martirio saltó F. Schleck, sin mucho éxito. Cuando quedaban 5´6 kms. para meta saltó Contador a una velocidad muy superior, y el único que le pudo seguir -que no alcanzar- fue A.Schleck, que parecía que se movía a una velocidad muy inferior. Por detrás no cundió el pánico: Armstrong ordenó que le pusieran su tran-tran, y Kloden -qué corredor más desaprovechado, ya tiene 34 años- intentó mantener las apariencias hasta donde pudo. Los corredores, que de esto saben bastante, fueron adelantando al duo del Astana porque ese ritmo estaba por debajo de sus posiblidades. El más sorprendente fue Wiggins, el único que se atrevió a atacar abiertamente, y que hoy por hoy ostenta el título de revelación y cualquier otra cosa que le quieran poner.

Contador, que para llegar a meta se tuvo que desembarazar de manera muy poco diplomática de algunos espectadores, endosó 43" a A.Schleck, que hizo una subida portentosa. Tengan en cuenta que en Arcalis Contador metió 21" a todos los favoritos en 1´8 kms, y que esta vez su ataque fue a 5´6 kms. de meta. Nibali, en el mejor rendimiento de su carrera, fue tercero a 1´03", mientras que el extraño grupo formado por F.Schleck, Wiggins y Sastre de menos a más llegó a 1´06". Para encontrar a Evans, séptimo de la etapa, hay que añadir otros 20", 3" de ventaja sobre Kloden y otros 6" sobre Armstrong. Contador no encontró ningún rival, y Andy Schleck sólo uno.

Más interés ofrece la general. Contador lidera con 1´37" sobre Armstrong, 1´46" sobre Wiggins que sigue diciendo que quiere ganar el Tour, 2´17" sobre Kloden y 2´26" sobre A.Schleck (otro que dice que quiere ganar el Tour). Será difícil ver cambios que no sean ver caer a Wiggins por alguna acción estratégica. La razón es que Astana, además de controlar el pelotón, tiene a sus tres corredores de clasificación -y Leipheimer porque se rompió la muñeca, si no también estaría ahí- en los cuatro primeros puestos de la general. Es más: Armstrong es segundo, y el interés general -es un decir- es que no se baje del podio. Así las cosas, el Astana llevará la carrera al tran-tran tan querido por unos y otros, tan cómodo, y el que quiera atacar sabrá que tendrá que batir el tren turquesa. Andy Schleck, el más capacitado de los rivales, sólo tiene el Ventoux para poder quebrar a la formación asiática, e intentar no perder mucho tiempo en la crono de Annecy. Sí, la posibilidad de tres Astana en los tres cajones del podio sigue siendo real.

Lo que nadie duda es que Contador ganará el Tour. Antes, cuando simplemente era un escalador que se defendía en las cronos, cabía alguna posibilidad de derrota, como en el Tour 2007. Hoy por hoy no, porque ha mejorado muchísimo contra el crono sin perder en la montaña. De las cinco grandes vueltas que ha disputado se ha vestido de líder en cuatro de ellas. De esas cuatro, ha ganado tres, y la cuarta todavía se está disputando. Con esa trayectoria, sólo un loco puede pensar que Contador va a flaquear en alguna etapa. Y menos con el mínimo desgaste al que ha estado sometido durante toda la carrera.
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David Herrero, un ciclista que sabe ganar y lo hace con regularidad prácticamente anual, se lleva la última etapa de la Vuelta a Madrid. La victoria final para Guerra del Liberty, mientras que Valverde ha sido segundo.
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¿Dará la bendición con la muñeca rota?

18 julio, 2009

Que acabe pronto este Tour

Jueves. "Mañana empezamos la retransmisión a las tres, una hora antes para ver el espectáculo de los ciclistas". Espectáculo si se vio, pero no como creía el indolente Carlos de Andrés: se vio el espectáculo de un único ciclista. El resto, con pequeñas excepciones, bajo el aguacero típico de centroeuropa (Alsacia y Lorena es centroeuropa de manual) en estas fechas del año, pasando otra etapa más, Nocentini ya siete días de amarillo y haciendo bueno ese presupuesto inicial resumido en que este Tour son veinte días esperando el Ventoux.

La escapada se formó de inicio con siete corredores muy interesantes como Voigt, Gárate, Moreau, Uran, Haussler, Rubén Pérez y Chavanel. Al pelotón no le pareció bien y no aflojó su presa hasta que los últimos tres se quedaron en solitario. A partir de ahí era cuestión de tiempo ver donde la iba a montar la fiera de Haussler, un corredor que viene de la cuadra de Gerolsteiner (compañero de Rebellin, Hondo, De Bonis, Molletta, Schumacher o Kohl) y que hasta el pasado mes de enero había llevado una existencia profesional sin apuntes de lo que es: un auténtico hombre-orquesta.

No le había bastado con mutar de sprinter a clasicómano -donde da igual Sanremo que Flandes- es que ayer demostró que la Lieja también está a su alcance. En una etapa de media montaña subió como un escalador un primera duro-duro y un segunda a plato. Irónicamente dijo en meta que sólo se vió ganador en el último km, a pesar de haber fundido a sus dos compañeros de escapada y sacar al segundo de la etapa 4´ y al pelotón 7´. El dúo cómico que padecemos en TVE dijo cuando subía el último puerto que parecía que estaba aflojando, para poco después comprobar que iba con el 17 metido: iba a tope. Durante cinco horas, bajo el aguacero. Algo más que una exhibición.

Este corredor, del que veremos su trayectoria futura, entró en meta llorando como una folkclórica. No se podía esperar menos: una actitud rara vez vista en el ciclismo profesional, pero concordante con el perfil que Haussler ofrece como ciclista, igualmente extraño y multiherramienta. Viendo el reparto salomónico del Cerveló entre Hushovd y Sastre, todo apuntaba a que Haussler estaba en el grupo del corredor noruego, pero tras lo visto ayer puede servir perfectamente para las aspiraciones de Líder Máximo, sean cuales sean estas en el Tour. Lo último que profirió es que le daba igual el podio.

El interés en el pelotón se centró, aparte del pajarón antológico de Chavanel, en los escarceos del Euskaltel para defender el maillot de la montaña. Al menos esta lucha inútil sirvió para que Amets Txurruca, el ciclista más combativo del Tour 2007, fuese segundo en la etapa. Durante el transcurso de la misma se supo el positivo por CERA de su compañero Landaluze, pero el duo cómico pagado con dinero público no dijo nada durante la retransmisión. Landaluze se aplicó en los últimos años a intentar cazar una etapa del Tour: estuvo en llegada a Pau de 2006, en la de Le Grand Bornard en 2007, en 2008 también por ahí. Ha reconocido su uso de la EPO de tercera generación y el equipo se ha desvinculado del caso, como es consuetudinario. Ya no lo habían llevado al Tour, y eso si que es lo habitual en estos casos.

Hoy, con la inocente fórmula de "como ya sabrán", el duo cómico De Andres-Delgado sacó el tema de la CERA de Landaluze y Serrano, ya identificado por el pasaporte biológico. Leyeron el espediente, hicieron los exvotos normales y ¡hala!, para delante. Ni una reflexión sobre que el 100% de los recién cazados por la UCI son españoles, un éxito que se venía rondando desde el pasado Tour, ni sobre que estos positivos se conocen durante el Tour pero son de otras carreras, concretamente Dauphinè para el vasco y Suiza para el castellano, carrera donde acabó el último. Era mucho más importante pasar a contar los chistes y pasar las preguntas de Feis Buk, sobre temas tan interesantes como ¿qué fue de Abdujaparov?.

En cuanto a la etapa, escapada de 12 corredores incluyendo gente tan hábil y rápida como Ivanov, Bennati, Hincapie y Ciolek. El americano de origen colombiano, un clásico del Tour, llegó a ser maillot amarillo virtual. Hubiese sido perfecto: el único de la cuadra del Discovery que no ha querido volver a la estructura renacida se pone de maillot amarillo a punto de la tercera semana. Y no lo hizo por 5", Cavendish entró marcando el tiempo del pelotón a ritmo lento y mirando al marcador para ver si les salía la jugada perfecta. Menos mal que el Ag2R quisó llevar a Nocentini a su ¡octavo! día consecutivo de amarillo y la situación, dentro del bochorno, se mantuvo como estaba. Que el italiano ya lleve más días de amarillo que Gimondi o Pantani, los dos únicos compatriotas que han ganado el Tour en los últimos 50 años, refleja las lagunas del ciclismo de su país.

A Ivanov le bastó un único ataque a 10 kms. de meta para llegar en solitario. No sabemos si esta vez, como hizo antes de su victoria en la Amstel Gold Race, se fue a Tenerife. Tampoco sabemos si el corredor excluído del Tour 2000 por superar la tasa de hematocrito recibirá las felicitaciones de sus compañeros Pfannberger y Toni Colom. Por desconocer, desconocemos hasta la cara de tonto que tendrá Proudhomme por este basura de edición del Tour, que se plasma en cada una de las etapas: hoy ha sido tercero con gran despliegue de medios Roulston, otro más de la chistera mágica del Cervelò, un corredor que jamás ha hecho nada, pero que como vimos en el Giro con sus compañeros, tiene el potencial de brillar a partir de la tercera semana. La que nos espera y que ojalá pase pronto.
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Felicidades a D. Federico Martín Bahamontes en el 50º aniversario de su victoria.
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Se quejaba amargamente Oscar Freire que, cuando ganó su primera Sanremo en 2004, los medios parecían más interesados en lo que estaba contando un loco, refiriéndose a Manzano. El tricampeón del mundo no se daba cuenta que ninguna de sus victorias tiene ninguna importancia porque no gana el Tour, lo único que interesa. Ayer, tras recibir un perdigonazo en plena etapa y acaparar más espacio en informativos que en cualquiera de sus Mundiales ganados, quizás el gran campeón cántabro pueda completar la fórmula que rige el interés deportivo en este país.
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Otro que se cae y se rompe la muñeca el mismo día de Leipheimer.
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Cosas de Italia: Basso adorado -y el encantado- y claro, hasta la resistencia de los materiales se resiente.
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En la potente Vuelta a Madrid, la crono de la Casa de Campo para Hector Guerra, otro corredor polivalente y que se encuentra encantado de la vida -no como otros- en Portugal haciendo pequeñas incursiones en el calendario nacional. En la etapa del sábado, victoria para Ventoso, que se encontraba encantado de la vida en las grandes citas del calendario y que ahora, por méritos propios, corre este tipo de carreras.
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Ayer una pregunta de Feis Buk a Probenecid sobre si este es el peor Tour de la historia. Noooo, qué va, seguro que los hay peores. Pues sí, mismamente el de 1988: cuatro etapas para Van Poppel, el ganador da positivo, el segundo es un holandés -nunca han vuelto a acercarse al podio-, el tercero un colombiano -la primera y única vez que lo lograron-, no corrió ningún ganador de la carrera, no corrió ningún rival generacional del ganador, la contrarreloj final la ganó un corredor de Almería que no volvió a hacer nada, el propio ganador, a pesar de ser escalador, ganó otra crono. Le metió 7´ al segundo en París. Sí, desde luego este no es el peor Tour de la historia.

17 julio, 2009

Al menos no se llegó al sprint

Qué poco le gustaban estas cosas a Sastre. Él, Líder Máximo y cuyo libro favorito es Yo, el Supremo, llevaba muy mal que un compañero suyo se fugase y, sin tener en cuenta su supeditación al Ser Divino, gastase energías en pos de conseguir un triunfo parcial. En 2005 Voigt se metió en una fuga en los Vosgos persiguiendo a Rasmussen, logró el maillot amarillo y al poco tuvo que abandonar por "agotamiento". El año pasado K.A Arvesen también anduvo de fugas y remachó victoriosamente ante Ballan y Elmiger en Foix, y Arribas le dedicó una crónica donde insinuaba cosas muy feas sobre el rendimiento del noruego.

Este corredor se mofaba de esta manera en la salida de la etapa de la huelga: se acabó cayendo el sólo y ha abandonado, supongo que ahora estará de manera más natural en esa postura. Ayer fue a vengarle su compañero Nicki Sorensen, un corredor de equipo que ayer compitió de manera desaforada, varios puntitos -que diría Carlos de Andrés- por encima de sus rivales de fuga. Esta se produjo de la manera más típica en este Tour bochornoso: etapa llana, con tachuelitas, y se forma la fuga en una disputa por los tres puntitos que da coronar la cota a los dos corredores que disputan la clasificación de la montaña, Pellizotti -pasó por delante en todas- y Egoi Martínez, a los que se unieron Lefevre, Calzati, Pauriol y Fothen. Sí: los corredores que quieren el maillot de puntos se fugan en una etapa llana.

El danés Sorensen, de 35 veteranos años, iba a ir al Giro como jefe de filas -como lo oyen- y se cayó de la lista a última hora. Menos mal que ha ido al Tour ha demostrar sus capacidades. De estas pueden muy bien atestiguar Javier Pascual Rodríguez y Chente, que fueron batidos en la Vuelta 2005 en la tradicional llegada a Ávila por este corredor. Fue una etapa a tres días del final disputada a 40 km/h por el Sistema Central, una media normal en esas ediciones de la Vuelta. Que hubiese un corredor del Comunitat Valenciana también, que perdiese no tanto: el día anterior había ganado el sinpar Carlos García Quesada en La Granja de San Ildefonso a la simpática media de 43 km/h. Esto para que ubiquen la anterior gran victoria de Nicki Sorensen en su adecuado contexto.

A Sastre esto siempre le ha gustado muy poco. Lo de corredores de su equipo por ahí libremente, incluso ¡ganando!, en vez de estar a su lado. En la pasada Vuelta, camino de Sabiñanigo, dijo que "Rijs ha estado a punto de mandar a casa a tres corredores", seguramente por azuzarles a meterse en la escapada que llegó a meta y ganó Van Avermaet. En el Giro de Italia de este año ya ven lo que le pasó a Pauwels. Y Gerrans, que cometió la osadía de colarse en la escapada camino de Bolonia y ¡ganar la etapa! para después no rendir en montaña, lo dejó fuera del equipo para el Tour. Ahora hagan el simpático ejercicio de recordar cúantos corredores del Cervelò andan metidos en fugas. Venga, es muy fácil. Y aún así Sastre todavía dice por ahí que el equipo tiene dos líderes (él y Hushovd) y que está dividido por igual.

A Rijs le gusta conseguir triunfos parciales, no se sabe si como resabio de sus tiempos en el Ariostea, y no cree que influyan en el rendimiento para la clasificación general. Eso ya se verá a partir de hoy, pero la victoria de ayer de Nicki Sorensen fue una exhibición y probablemente una de las victorias de etapa de un corredor de mayor edad en la historia del Tour. Sus relevos descolgaban al pobre Calzati y, cuando el resto de los fugados estaba encima y se veía la pancarta de los últimos cinco kms., calculó su distancia y les metío 20" adicionales. Entró en meta completamente ido, haciendo extrañas muecas y gestos, y sin parar de pedalear a pesar de su considerable ventaja. Otros 20 kms. de etapa y hubiese ido igual. Como el ciclismo.
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Vaya, la UCI dejó ¡50 minutos! al Astana para que se preparase para un control antidopaje. Según cyclingnews.com, en ese tiempo estuvieron tomando café inspectores y dirigentes del Astana, seguro que hablando de la meteorología y Goddard.
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Urraburu tirando de memoria, que va como las escopetas de feria. Dice que Kloden ganó la etapa de los Vosgos en 2005 -cuando fue Weening- y dice que fue la última etapa de un alemán, cuando Gendermann ganó en 2007 una etapa. Es su nivel habitual.

16 julio, 2009

Ya ha pasado la mitad del Tour

El Tour pierde las batallas. A la renunciada contra el dopaje en los prolegómenos de la carrera -esos avisos de cuidadito y todavía ninguna noticia de tramposos, fulminados de una edición a otra- se une la marcha atrás en lo del pinganillo para la etapa del viernes y que se haya anulado el corte de 15" que el Columbia logró en la etapa del martes, y que dejó a varios favoritos descolgados.

Parece que los ciclistas como colectivo ganan batallas, pero en conjunto todos pierden. El tostón de ayer, donde Van Summeren y Sapa jugaron el papel de cobayas, nos recuerda de bruces que este Tour ha planificado la segunda semana como antes planificaba la primera, pero dejando la primera inmutada: dos semanas básicamente de sprints, y así estamos. De once etapas disputadas, cuatro para Cavendish. Y hoy otra nueva oportunidad de asistir al mismo guión.

El equipo parece que no tiene otro objetivo. En la más pura tradición del Telekom y el T-Mobile, de donde sale gran parte de su parte técnica, vemos a los corredores para la general ayudando en la preparación del sprint, y eso incluye tanto a Kirchen (7º en los dos últimos Tours) como el naufragado Rogers, pasando por el sorprendente Tony Martin. El único que se libra, creo, es Maxime Monfort, y creo que por su propia constitución física. Ya ven el caso del luxemburgués que hace un año ambicionaba un puesto en el cajón final: ha pasado de preparar los sprints en el Fassa Bortolo para Petacchi a hacerlo en el Columbia, cuatro años después, para Cavendish. Y tan contento. Todos parecen contentos.

La situación recuerda mucho, además de los evidentes vasos comunicantes en la parte técnica, a la que llevaba a Ullrich y Rijs a preparar los sprints a Zabel en los Tours de 1996, 1997 y 1998. Llegaban los últimos kms. y ahí veíamos a los corredores de la general a tope por sus sprinters, sin pensar en las fuerzas gastadas y cúando las iban a necesitar. Contra eso, ¿qué pueden hacer Van Summeren o Sapa? El belga, un gregario de categoría mayúscula -este año quinto en Roubaix-, casi tanto como su envergadura, recuerda a la mejor tradicción de los ciclistas de su país; el polaco, metido a última hora en el equipo, forma parte de la costumbre de alinear corredores de esa nacionalidad -probablemente por intereses comerciales- en el Lampre, una lista que incluye a Spruch o Szymd, ataca casi todos los días y está teniendo más protagonismo que el 95% de los corredores, esos que prefieren ir a rueda.

El sprint volvió a ser una apisonadora. El Columbia va tan fuerte que llega a cortar el pelotón. Freire, desasistido como siempre y esta vez zarandeado por el incapaz De Andrés -no había acabado el sprint y ya lo estaba criticando por estar mal colocado- tuvo fuerzas para remontar desde la novena plaza a la cuarta. Por delante, además de la bala británica, el joven americano Farrar y el bielorruso Hutarovich. Nos habían vendido que la llegada era en ligera pendiente y que a lo mejor no ganaba el de siempre, pero recuerden que el dúo cómico de TVE tiene que vender emoción aunque no la haya. Pase lo que pase, aunque queden 10 kms. para meta y 40" de ventaja, consideran la posibilidad de que las cobayas del día consigan llegar.

Pasado el ecuador del Tour, es líder un italiano cuya trayectoria sólo se puede calificar de muñeco roto, y que debuta en el Tour; la montaña está liderada por un rodador que últimamente se ha especializado en esta clasificación. Corre para un equipo que gana tan poco que considera estas clasificaciones secundarias una victoria; cuatro corredores de un mismo equipo están entre los seis primeros, algo que estoy seguro que es la primera vez que sucede en la historia centenaria del Tour, al menos desde que se corre por marcas comerciales. No ha habido fuga bidón, pero tampoco es que se pueda decir que haya habido competición libre. Es el ciclismo que hay, el que se vende al público en el mejor escaparate del año. Y no se inquieten, lo peor está por llegar. Al final, el día de París, con el último maillot amarillo.

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Gran frase de Oscar Freire sobre el experimento del pinganillo boicoteado por la mayoría del pelotón: "creo que ha sido positivo para saber si es bueno o no llevar la radio. También los ciclistas podemos hacer algo por el ciclismo. Se ha demostrado que sin él también se puede controlar la carrera".
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Valverde correrá este fin de semana la Vuelta a Madrid, el sustituto natural de la Clásica de Alcobendas: una crono cortita, una etapa de llano y otra de montaña. El año pasado ganó Vicioso, viejo compañero de equipo. Esperpento asegurado.
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En su nueva cita diaria con el desvarío (especialmente los dos últimos párrafos) no deja de ser curioso que se ponga a analizar cómo llaman a el pinganillo en Francia.

15 julio, 2009

Huelga porque sí

Ayer fue el día nacional francés. Nadie trabajaba y, coincidiendo con martes, en probable que el lunes se hubiese hecho puente. Ocasión ideal para sentarse ante la tele y ver ese patrimonio inmaterial francés que es el Tour de Francia, especialmente si el día anterior había sido jornada de descanso. Los ciclistas, siguiendo una tradición que antes se limitaba a principios de temporada y que ahora se ha extendido a la Vuelta y al Giro, hicieron huelga de piernas caídas por la prohibición de usar el pinganillo.

No deja de ser paradójico ese homenaje al día nacional francés en forma de huelga. Durante la pasada e inolvidable presidencia checa de la Unión Europea, el gran artista David Cerny creó una escultura múltiple consistente en reflejar cada uno de los países de la Unión con un tópico que los caracteriza: Alemania una red de autopistas, Italia un campo de fútbol o España como un país con todo el territorio cubierto de cemento. A Francia le tocó lo que se ve en la imagen: un cartel con "¡Huelga!", muy divertido. Y muy real, como todos los anteriores.

Los equipos antipinganillo pactaron ir pasando a los relevos en comandita, y sólo a falta de 25 kms. para meta dejar la carrera libre. Por delante iban fugados tres franceses que no se unieron al pacto y el indomable Ignatiev, el ciclista más combativo de este Tour. El pelotón jugó con ellos al gato y al ratón para que al final ganase Cavendish con su habitual -que no natural- superioridad, igual que hizo en la otra etapa que el pelotón se puso en huelga, la llegada a Milán en el pasado Giro de Italia. También entonces fue por motivos de "seguridad", también entonces fue un día emblemático. En el podio Proudhomme ensalzó a un corredor del Skil-Shimano que, atacando en el primer y en el último kilómetro, demostró ser un ciclista de verdad.

Ya ven que cosas ocurren. Nos hemos quedado con las ganas de ver que hubiese pasado sin emisoras. A ver que pasa con el proyecto de hacer lo mismo el viernes, que es otro tipo de etapa, y si los equipos se atreverán a seguir de huelga. Dicen que el instigador ha sido Bruyneel, un director formado con Manolo Saiz -otro que intentó una huelga en 1998 y acabó yéndose el a casa con todos sus compatriotas, incluyendo a los periodistas- y que acumula sobrados méritos en todos los campos. Tanto repetir que el dichoso "pinganillo" mata el espectáculo y al final resulta que es la ausencia de este lo que mata lo poco que quedaba de espectáculo. Está siendo un Tour deleznable y lo de ayer es sólo un hito más. La portada de L´Equipe de hoy titula con la onomatopeya de las gallinas, un sonoro "Cocoricouac", porque la huelga es intocable en ese país.

Es imposible trazar un patrón común a las huelgas de los ciclistas. La han hecho cuando se publicaron los documentos de la Operación Puerto; la hicieron el año pasado camino de Zamora porque había un puerto duro de salida y porque el día anterior les habían puesto una encerrona; ahora porque les quitan el pinganillo. Son los obreros del ciclismo, aunque muchos demiurgos les cuentan que sin ellos no existiría el deporte, utilizando una retórica de inversión de roles que podríamos llamar criptomarxista, por eso del papel predominante en la historia de este deporte. Se les ponen días de descanso y lo agradecen utilizándolos para doparse; se reduce el kilometraje y las etapas y lo agradecen boicoteando la facilísima etapa de Zamora; se pone un circuito urbano por Milán y huelga de piernas por seguridad, que el día anterior se había caído Horrillo. La conclusión fácil de este artículo sería decir que los ciclistas son incomprensibles, pero no es así: a los ciclistas no hay que dejarles ni el más mínimo espacio de libertad, como demuestra la lucha contra el dopaje. Simplemente desprecian y prostituyen su uso.
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Marcos Maynar habla de Rafa Nadal y otras cosas, pero no de las suyas.
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Que cada uno lo tome como quiera, yo lo enlazo a título meramente informativo y también para reflejar que durante el Tour surgen aficionados de todo tipo. No capto todas las referencias, pero las continuas menciones a "Torrelavega" vienen porque el autor de la página fue detenido en su día por decir "Qué feas son las de Torrelavega" y supongo que, a tenor de su post sobre ciclismo, otras lindezas.
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"Si el corazón no late, las piernas no reciben oxígeno". Ehhhhhhhhhh....si el corazón no late, te mueres: lo que pretende ser una imagen poética se acaba convirtiendo, de la mano del ex-Phonak, en una amarga ironía.
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El análisis de un post antiguo es perfectamente válido, porque el fenómeno es el mismo: la manía italiana de otorgar puntuaciones llega al paroxismo en esta ocasión, con valoración-puntitos-estrellitas para analizar ¡un tercio del Tour!. Es lo que tiene la jornada de descanso: a ver con qué llenas el espacio. El autor, el pelagatos de Marco Pastonesi. Le pone un diez a Nocentini y califica a Evans de "atacante", pero lo más divertido es lo de Sastre: "pero está limpio. Nunca se ha sabido qué médico frecuentaba. ¿Sabeis por qué? Porque no tiene médico". Y tu no tienes ni idea, como demuestras día a día.
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Se acabó cayendo el solo y tiene la clavícula maltrecha. Justicia poética.
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Lean el primer párrafo y después tracen un perfil aproximado del autor uniendo con líneas rectas los puntos numéricos. Seguro que llegan a la misma conclusión. En El País no debe haber redactores-jefe que rasguen una crónica cuando lo merece.

14 julio, 2009

Total, para lo que tienen que oir...

Hoy, 14 de julio fiesta nacional francesa, se disputa una etapa aparentemente intranscendente y totalmente llana. Por qué los organizadores siguen programando este tipo de etapas tras una jornada de descanso (con el juego que da poner una etapa complicada, como le pasó a Sastre en Blockhaus) es algo difícilmente comprensible tras la Operación Puerto y el uso recreativo que se daba a las jornadas de reposo, introducidas a mitad de los noventa para dar solaz y relajo al sufrido ciclista.

En fin. Quizás para dar algún aliciente se ha decidido suprimir de manera experimental (habrá continuidad el viernes, en la complicada etapa de los Vosgos) el famoso pinganillo, el palabro inventado desde el mundo de la ignorancia para definir a lo que en otros países se denomina "radio", "emisora" o "auricular". No deja de ser curioso el triunfo de un término que se queda en el aspecto exterior sin entrar en la función del objeto. Ya puestos, lo podían haber llamado finstro, el palabro inventado por el gran Chiquito de la Calzada para sustituir la palabra trasto, aunque ahora se prefiere utilizar el inglés gadget, que suena como más fino, para definir cualquier aparato tecnológico pequeño y de dudosa utilidad más allá de la moda.

Por llegar a un término medio, el cachivache se viene utilizando masivamente desde mitad de los noventa, y los intentos de salto a otro deporte no han fructificado, como nos recuerda Marca con una de sus portadas ajenas al sensacionalismo, un término que jamás podremos aplicar al faro del deporte nacional. Hubo un tiempo en que muchos sabios del ciclismo, de esos que pueblan las tertulias de la radio, achacaban a la emisora todos los males de este deporte: que si mata el espectáculo y la improvisación, que si el ciclista ya no piensa por sí sólo, que si se puede interceptar...en fin, esas cosas que siempre se dicen para contextualizar y no citar el auténtico mal del ciclismo. Ahora, asumido el invento, el argumento había perdido peso hasta que la reciente decisión del Tour.

No se si surtirá efectos en el sentido de recuperar el espectáculo, pero de momento catorce de los veinte equipos de la caravana se han opuesto a la medida, oficialmente por motivos de "seguridad". A mí se me ocurre que esto se debe a que la supresión de las emisoras dejaría aún más en evidencia el nulo papel de los directores de equipo, limitados a conducir el coche: se vio el día de DisneyLandis o en la pasada Vuelta con Valverde bajando hacia Suanzes o, puestos a ir a ejemplos de ahora mismo, el papel testimonial de los directores del Cervelò, meros testaferros de la voluntad de Líder Máximo, ayer muy dolido por asuntos de despechos del Tour hacia su figura, otro caso de celos y sentimientos heridos como el que rompió su matrimonio con Rijs.

Veremos en que queda la innovación consistente en suprimir la innovación, una muestra más de un deporte que cree que la solución está en mirar al pasado. Desde Bicisport, órgano oficial del ciclismo alcanforado, llevan años emperrados en que el Tour se dispute por selecciones nacionales; la UCI prohibe la postura del huevo y las bicicletas que no guarden la geometría clásica; todos los periodista elogian el polvo y el barro de la Roubaix, y en Italia RCS Sport -organizadora del Giro y la San Remo- está promocionando una carrera que se disputa por caminos sin asfaltar. Yo soy bastante escéptico al respecto, especialmente si antes no se ataja de raiz el auténtico mal del ciclismo, pero defiendo la postura del Tour.

Veremos en que queda todo. Para hoy bastante poco, ya les digo, salvo que escucharemos la palabra "pinganillo" por doquier. Buscando en el Diccionario, resulta que significa -en una zona muy concreta de España- carámbano de hielo, lo que no deja de ser una ironía en esto del ciclismo contemporáneo y realmente existente, donde el asunto de las emisoras es bastante menor respecto a los auténticos males.
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"Dentro del equipo es un personaje importantísimo por el ambiente que genera en el autobús, en los desayunos y en las cenas". Cuando no se gana una carrera desde julio de 2005, cuando se es lo que se es, tu director de equipo tiene que decir esas cosas tan poco profesionales para encontrar puntos positivos.
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Y alguno pensará que es garantía de limpieza cuando es simple cuantitofrenia.
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Entre los dudosos atractivos de toda la crónica -ya ven que planazo, animarse con la bolsa de souvenirs y con las chicas de la caravana publicitaria- se cita textualmente "un exceso de alcohol". Al final harán del paso por los Pirineos una especie de Descenso del Sella, la excusa del deporte para una farra. Bueno, ya lo es.
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Según el hermano de Contador, "un Tour no se puede ganar solo". Sin embargo, se puede ganar un Giro viniendo de la playa.
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Fernando Alonso, famoso piloto carente de cuello y que en su día dijo "quiero ser triple campeón del mundo antes de fichar por Ferrari", puede estar pensando en invertir su fortuna personal. Para ello, asesorado por gente de bien, ha decidido apostar por un deporte de futuro y gran retorno de la inversión como es el ciclismo. Todo suena a la habitual patochada de los italianos, pero vaya usted a saber: la figura que pretende para su rentabilísima inversión corre ahora mismo en un equipo que anuncia la capital administrativa de una dictadura centroasíatica, y de ahí también quiere sacar el director. Para descartar el factor italiano, la gaceta del PNV dice lo mismo con otras palabras y nombres, y en el medio nos enteramos que el Premio Príncipe de Asturias por el simple hecho de crear "entusiasmo" comparte fisioterapeuta con Bennati, el famoso Don Pupas. Parece que Alonso sabe más de ciclismo de lo que todos creemos.
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Jo, y eso que no dio positivo y que se había buscado una coartada. ¡Cómo se pasan en el CONI! ¡Primero condenan a Piti sin pruebas y ahora esto! Desde luego, su política de lucha contra el doping no puede estar más equivocada ¡Libertad para los ciclistas ya! ¡Amnistía y paz! ¡No estamos todos, faltan los presos!
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"Como un diplomático educado en la escuela vaticana, hábil en sacar la máxima ventaja del más mínimo detalle, sutil en el manejo de las palabras"...Arribas sigue viendo en Contador cualidades que casan muy difícilmente con la realidad. "La madurez se expresa en frases aparentemente banales si no fuera porque las dijo quien las dijo en la situación en que las dijo". Ahhhhhh, claro, me viene a la mente el pasado Mundial, donde Don Desmayos fue decisivo, y donde dijo a su paje Noval tras la visita de Chiapucci "mira, otro fichaje del Astana".

13 julio, 2009

Todos cómodos, nadie tira

El año pasado parte del Tour se decidió en el Tourmalet y en el valle que después llevaba a la subida a Hautacam. El ritmo constante del CSC en la cabeza del pelotón hizo que corredores como Valverde -no está en este Tour- y Pereiro -no está en este deporte- se descolgasen. Lo que después pasó en las rampas del último puerto es cuestión aparte, hoy lo que interesa es que la montaña-mito de los Pirineos propició una buena jugada táctica -Cancellara iba por delante y fue decisivo en el tránsito entre puertos- y dejar fuera de juego a un equipo poderoso.

No se sabe si este recuerdo hizo que este año la organización apostase por el Aspin de salida y después coronar el Tourmalet a 70 kms. de meta, pero el resultado fue desastroso. En contra de lo que ayer decían muchos de nuestros cultivados y expertos periodistas de ciclismo, el Tourmalet se ha subido varias veces y lejos de meta. Sin irse muy lejos y por buscar un referente al alcance de todos, el ciclista de bolsillo David Etxebarría ganó en 1999 una de sus etapas imponiéndose a sus compañeros de fuga tras subir el Tourmalet y hacer bastantes kms. de llano hasta la meta. Que después acabase 13º de la general hay que achacarlo su inmensa calidad y no al clima reinante en la época en su equipo, el inolvidable ONCE.

Diez años después la etapa del Tourmalet es una "birria", pero otro gallo hubiese cantado si el vencedor ayer hubiese sido un nacional y no el notable francés Fedrigo, que ya venía de ganar en Briançon en la pasada Dauphinè. Ya ven que la etapa del sábado no fue muy diferente -puertos lejos de meta, favoritos maniatados al tran-tran del Astana, fuga que llega por el suspiro de un moro- pero como el que ganó fue el limpísimo L.L pues ya hubo etapón y épica y espectáculo y sangre fría. Al final da igual que sean diez años o el día anterior, aquí se ve la auténtica pasión por el ciclismo: que gane el mío, ra, ra, ra.

La etapa estuvo bastante bien. Subiendo el Aspin se fugan cuatro corredores, los dos que se jugarán la victoria, Duque del Cofidis y el peón Voigt del CSC. Ya en el Tourmalet, que coronará Pellizotti, se veía que su exigua ventaja de tres minutos apenas les iba a dar para llegar, puesto que quedaban 70 kms. para meta. Su mérito es haberlo logrado por apenas 34" ante un numeroso pelotón en el que no faltaban los sprinters, y donde una vez más se volvió a ver que el Rabobank no cree mucho en Freire.

El tricampeón del mundo ganó el sprint del grupo con cierta suficiencia, y la gente andaba preocupada con eso de "uy, como llegue a ganar un sprinter la etapa del Tourmalet...". ¿Y qué? ¿No ganó Etxebarría en 1999? ¿Qué hizo ese corredor en el ciclismo? Tanto Fedrigo y Pellizotti se merecieron llegar y jugarse la victoria, pero alguien debe pensar que a los hombres rápidos que llegaron con el pelotón de los favoritos les fueron empujando en la subida al coloso pirenaico, cuando la pregunta es porque ahí delante no iban Cavendish, Hushvod, Pozzato u otros corredores que se están jugando el maillot verde. Le suele pasar a Freire, y le suele pasar en este país.

Ha pasado un tercio de la carrera y los Pirineos. Los quince primeros de la general están concentrados en torno a un dos minutos y medio. Sin embargo, no hay ningún atisbo de emoción. Un superequipo controla toda la carrera apoyándose en las débiles aspiraciones de los demás: aunque Nocentini está a 6", el Astana no hará nada conseguir el maillot amarillo y el Ag2R hará el tránsito hasta la decimoquinta etapa en Verbier, porque el italiano que debuta en el Tour con 31 años tiene características para superar la etapa de los Vosgos, la decimotercera. Y si no tiene características, el Astana llevará la carrera para que por delante se jueguen la etapa y por detrás vayan todos cómodos. Hasta para no tirar por un corredor que es el vigente campeón de la regularidad en el Tour.
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En la Vuelta a Austria, carrera que a la sombra del Tour de Francia ha crecido hasta las ocho etapas, victoria para Albasini del Columbia y Greipel, el sprinter que tienen especializado en citas menores, se lleva tres etapas. Este equipo, edificado en torno al T-Mobile, va camino de acabar el año con más de cien victorias...

11 julio, 2009

El ciclismo retrocede a 2005

A tremendos bostezos, caídas de mandíbula y somnolencia general transcurrió la primera etapa de montaña del Tour. Por decirlo de una manera clara fue el regreso de la hégira imperial de Armstrong, de la que todo el mundo recuerda su record elefantíasico de siete Tours seguidos pero rara vez se evoca que varios de sus gregarios después intentaron a su vez ganar el Tour, visto el rendimiento que lograban tirando del carro.

Que después cayesen víctima de los controles antidoping Heras, Hamilton, Landis o La Beltraneja -este último simplemente quería ganar algo, tan del olivar que era- no tiene nada que ver, puesto que la leyenda se forja como se forja y la vida esta hecha así: al tran-tran del ritmo que impone la máquina de Armstrong. Hubo una escapada que alcanzó los ¡13 minutos!, porque en un año que no hay bonificaciones este pequeño tic de los favores y compromisos de la empresa del cowboy y su testaferro belga se acusa más: si Boogerd o Totsching lograron etapas gracias a la magnanimidad del equipo locomotora ¿por qué Brice Felliou, 23 años, no va a obtener lo mismo? ¿Y Nocentini maillot amarillo? Ver para creer: la primera etapa de montaña del Tour y parece la Vuelta a España. Todos contentos, porque Don Desmayos hizo lo que se esperaba en un contexto de decadencia y apatía, del pasado que vuelve.

Como era normal en el UsPostal-Discovery Channel, el kazajo se transmutó en escalador, después vino el portugués y todos a la alegre rueda del equipo-máquina. Nos dicen que hacía mucho viento de cara, pero yo digo que sólo hay tres finales en alto: uno ya ha pasado con magros resultados; nos dicen que es muy díficil saltar a ese ritmo, pero lo mismo decían en el primer lustro de esta década y en cuanto se fue el equipo de las maravillas todo el mundo saltaba; nos dicen, por fin, que el ciclismo ha cambiado, y miren que puta mierda de imagen se ofrece en el mes en que el ciclismo es el único deporte en liza a nivel mundial: todos a rueda hasta los dos últimos kms.

En ese contexto, y sólo en este, Contador se arroga el papel de salvador del ciclismo -y no de salvado para el ciclismo visto sus orígenes con médico y mentor- que le atribuye Arribas. Ataquitos de Vande Velde -otro gregario de Armstrong con grandes aspiraciones, y esperemos que con el mismo fin de los citados anteriormente-, otro ataque con la fuerza de un tísico y Contador que sale porque es lo que le dicen que tiene que hacer ("lo importante es dar espectáculo") dentro de la guerra civil en su propio equipo, que tenía toda la intención de entrar en meta todos juntos, como el trenecillo turístico. Hasta el propio Armstrong dirá en meta que el salto de "lava el lactato muy bien" no estaba previsto, pero que no le sorprendía.

¿Con que nos quedamos? ¿Volvemos a la fórmula que casi mata el ciclismo del equipo ultrapoderoso en los puertos y las migajas de las etapas para los demás? ¿O tenemos que aferrarnos a A.C, que corre en el mismo equipo, como el salvador? Plantear que la preparación de Armstrong es diferente de la del Homus Cavernomas, como ha hecho la totalidad de los medios españoles, es de una ingenuidad difícilmente comprensible. Es como la Vuelta del año pasado, donde los dos corredores del mismo equipo como Contador y Leipheimer se disputaban el primer puesto mientras los demás veían desde la barrera intangible donde te deja el atraso médico y fisiológico. Este año el Tour es un duelo de certificados médicos.

En el día de hoy el famoso ciclista asmático Pereiro se fue a casa a las primeras de cambio porque se salió muy rápìdo, pero por fortuna la raza murciana de su equipo pudo vengarle. Victoria para Luis León Sánchez y quinto puesto para Rojas, ganando el sprint del grupo. Poco más se puede decir de una carrera maniatada por el Astana.

10 julio, 2009

La marca Barcelona ya tiene su etapa del Tour

La última vez que una gran ronda pasó por Barcelona fue en 1999, una etapa de la Vuelta a España que acabó en plante de los corredores y pírrica victoria de Roscioli -por entonces un ciclista cuesta abajo corriendo para Miguel Moreno, tras una vida con Chiappuci- en medio de un aguacero. Ayer llegó el Tour por primera vez desde 1965 y también llovió, hubo caídas y un espectáculo deslucido para lo que se prometía.

Será que la ciudad está gafada para este tipo de eventos. No deja de ser paradójico que la marca Barcelona, tan poderosa en otros ámbitos, fracase una y otra vez en eventos masivos que van desde el Forum de las Culturas (sí, esa pesadilla ocurrió) a una simple etapa del Tour, que no deja de ser un día concreto y singular. La lluvia no puede dar al traste con todo.

La etapa fue animada por una fuga que, como el día anterior, parecía a punto de ser neutralizada y que después recobró vigor. La carrera se metió por el Vallés y la ciudad lineal que forman Llinars, Cardedeu, Granollers y así en sucesión hasta Barcelona. No había mucho que enseñar -quizás los coches aparcados en rieras, desafiando a la lluvia- y la organización se deleitó en tomas aéreas de la Torre Agbar, el Parque de la Ciutadella y la Sagrada Familia, un hecho inusual antes del final de etapa que denota la merecida importancia de la ciudad anfitriona y la desapacible cotidianedad de todo lo que la rodea, al revés que en Francia y sus campos, sus bonitos pueblos y sus cuidadas presentaciones cuando pasa el espectáculo del Tour. Es lo que hay y el contraste cuando la carrera se meta de nuevo a Francia es así de doloroso.

Millar intentó jugar sus opciones y, jaleado por su amigo De Andrés -ahora vive en Girona con los Garmin-, incluso llegó a estar de líder virtual por un puñado de segundos cuando se pasaba por Badalona. A partir de ahí empezaron las caídas por resbalones y los cortes en el grupo, factores mucho más importantes que el perfil orográfico para producir diferencias en esta primera semana de Tour: Menchov otro minuto (ya está a cinco de los favoritos), Karpets, Anton, Devolder y Rogers 13 minutos, o sea que le tocará tirar del poderoso Columbia que a partir de hoy se convierte, por arte de alquimia, en un equipo de escaladores.

La diferencia del británico con pírricos resultados desde que confesó su dopaje se redujo a un puñado de segundos al inicio de la ascensión a Montjuic, y ahí fue el caos. Ningún equipo llevaba el ritmo y Freire, muy bien colocado en tercera posición, se quedó al descubierto muy pronto. Dudó y no quiso lanzarse esperando un valiente que iniciase la llegada: le faltó la fuerza de otras ocasiones y Hushvod, un especialista en el Tour y en este tipo de llegadas, ganó la etapa relegando al tricampeón del mundo al segundo puesto, mientras que la tercera plaza -su mejor resultado en profesionales- fue para Don Mareos Rojas, un representante eximio de la raza murciana y un joven Liberty de manual, de debuta en el Tour. Por detrás, para que vean la calidad de lo que se movía, Ciolek, Pellizotti, Pozzato, Ballan, Nocentini, Evans y Cancellara.

Los cartones amarillos repartidos para saludar el paso de la caravana quedaron camuflados bajo el gris del día; la mongolada del record mundial de spinning en el Paseo San Juan fue anulada por la lluvia; el gentío era bastante impresionante, pero nada excepcional en el contexto del Tour. Fue una etapa como otra cualquiera en contra de lo que se presentaba. El alcalde de Barcelona, el extremadamente limitado Hereu y cuyo apellido es un programa, trajo a la jornada de presentación del evento a Roberto Heras, encarnación de lo peor del ciclismo y que todavía sigue negando su dopaje. "Será una fiesta cívica" y fue una fiesta pasada por agua. Tanto pregonar la lucha contra el incivisme y dan ejemplo invitando a Roberto Heras. ¡Pues estamos arreglados!.
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Hoy primer final en alto en Andorra-Arcalís, cota 2.200 metros. Tradicionalmente en los Tours de Armstrong, muy recordados por su emoción hasta el último día, esta jornada era decisiva para el golpe en la mesa que dejaba ya todo sentenciado. Atentos a lo que se pueda ver, seguramente un bellísimo espectáculo sobre la cacareada regeneración del ciclismo y que todo esto ya ha cambiado.