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29 abril, 2005

El fin del ciclismo (tal y como lo conocemos)

Algún día contaremos a nuestros nietos la edad de oro del ciclismo en televisión. Aquella en la que bastaba sentarse delante del televisor un día cualquiera y ver bellos paisajes españoles, en diferentes estaciones, y de vez en cuando buenas carreras. Desde que a principios de la década de los 80 la televisión irrumpiese en un deporte que en España tenía claros síntomas de extinción, la caja tonta ha sido fundamental en la expansión del ciclismo como uno de los deportes nacionales, primero con el Reynolds que devolvió al pelotón español al Tour de Francia en 1983 y después con la conocida historia de Perico, Indurain y la bella fábula de la Once, de cenicienta a caníbal. Sin televisión, que multiplicaba por mil el impacto publicitario que buscan los patrocinadores de los equipos, nada hubiese sido posible, al menos en una España donde los empresarios dispuestos a invertir en un extraño deporte que no cobra entradas tampoco estaban dispuestos a desembolsar grandes cantidades. Así no debe extrañar que figuras de entonces, como Lejarreta (Alfa-Lum) y Perico (PDM años 86-87), emigrasen en busca de mejores sueldos, escuadras y carreras. Todo empezó a cambiar con el Perico que enganchaba al sillón (hasta que se fundían los muelles de tanto brincar con sus ataques imposibles e irracionales): el primer deportista español en mucho tiempo que competía con los mejores en las mejores competiciones, y encima ganaba de vez en cuando (Ballesteros no dejaba de ser un cántabro raro que practicaba un deporte desconocido en España). Comenzó a manar el dinero, y de empresas importantes: Banesto, Seur, Amaya, Caja Rural, BH...y cuantas más carreras donde se viese el maillot, mejor.

Fue un proceso bulímico donde apenas un puñado de autonomías se quedaron sin tener su Vuelta y su correspondiente retransmisión televisiva, porque sin televisión no van los equipos. Y la que no tenía tele, acababa desapareciendo: la Vuelta a Cantabria, la Vuelta a los Valles Mineros, la Vuelta a Cuenca o la última, la Vuelta a Galicia. Ahora este proceso se va a multiplicar por cien por el efecto conjunto del ProTour y por la espantá de Unipublic, que ha vendido armas y bagajes a Antena 3, que aplicando la lógica empresarial sólo retransmitirá la Vuelta a España. Genial. J.J Santos vuelve al ciclismo, tras deleitarnos entre 1992-1995 con el Giro de Italia de Tele 5-Mediaset, indisolublemente asociados a la musiqueta de fondo (como un taladro) de J.M Jarre, el compresor de Kike Supermix y Jaime Ugarte y sus "alianzas italianas contra Indurain". La cobertura será similar, como muy bien apuntaba ayer nickPesimista y nickJaimeAguada, a la que Tele 5 hace con la Fórmula 1. Valverde en Aquí no hay quien viva. Contador interrogado por su cavernoma por María Teresa Campos. Cunego, un campeón de 23 años que va a ser padre (esta no es coña).Terrible. Dicen que Unipublic ya tenía comprometida la retransmisión hasta 2007 con TVE. No es lógico que después de desembolsar 48 millones de €, Antena 3 vaya a dejar la joya de la corona a un rival directo. Al parecer, la empresa de los hermanos Franco había partido con un precio de 60 millones para Recoletos, después tentó a Prisa y, tras ver el panorama, rebajó el precio para el último postor posible. En cuanto al resto de carreras organizadas por Unipublic, sólo les queda rezar. Mientras tanto, las Vueltas a Polonia o Alemania, sin ninguna tradición pero con un mercado potencial de 120 millones de aficionados, agraciadas con el ProTour.
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¿Quién puede batir a Petacchi? De cara al Giro de Italia, el spezzino parece invencible: ayer segunda etapa de Romandía y segunda etapa al zurrón (ya lleva cinco etapas ProTour), en un sprint largo, largo, que celebró con rabia al verse forzado a trabajar más de la cuenta. Quinto en meta Josu Silloniz, que ya fue 12º en San Remo, al menos una pequeña alegría para el Euskaltel.
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Conmoción en el deporte por el vídeo-dóping del futbolista Cannavaro, capitán de la selección italiana. Neotón. Che bello, dice mientras se chuta en vísperas de la final de la UEFA de 1999. Così sono finito, con venticinque anni. Como si no hubiese bastado con el caso Juventus (dopaje sistemático del equipo con EPO entre 1995 y 1999). Ya. El ciclismo es sucio y el resto de deportes limpios. Ya, hombre, ya. Por cierto, el Neotón es legal. Simplemente creatina. Y los Reyes Magos, los padres.

28 abril, 2005

Petacchi, quince en la temporada y primera en Suiza en su carrera

No hubo color: la primera etapa del Tour de Romandía, tras el prólogo ganado por Pereiro por 23 milésimas sobre Savoldelli (al italiano siempre se le han dado bien los prólogos) fue a parar a manos de la máquina de acumular victorias que es Petacchi. Significativamente, es la primera de toda su carrera en Suiza, país donde Cipollini ganó una decena de etapas entre Romandía y Vuelta a Suiza: todavía sigue habiendo matices entre el brillo de uno y de otro, aunque ya sea oscuridad por uno de los lados. Por detrás, Steels segundo y cuarto Garzelli, al que siempre se le ha dado bien el país alpino: victoria final y etapas en la Vuelta a Suiza de 1999 y en el Tour de Romandía, la última el año pasado. Quinto Jose Iván Gutierrez, que siempre ha tenido punta de velocidad y que a ver si tiene suerte en las carreras ProTour, una vez que Valverde ha entrado en el parón para afrontar el Tour. Resulta curioso que ambos corredores tomaron la salida el año pasado en la Vuelta a Castilla-León, convertida en una corrala para equipos continentales en la edición de 2005. Los papeles se invierten ahora, ya que si antes los equipos españoles invadían Portugal, ayer la etapa inicial en la arzobispal Astorga fue para los portugueses (Ribeiro, del Barbot, sobre Markov, del Maia).
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La gran figura mediática de este año en el Giro, tras los intentos de crear un émulo del Angliru con el Zoncolan, va a ser el Colle delle Finestre, que se afronta en la penúltima etapa (tras la crono de 31 km. de Turín, con subida a Superga incluida) y que, además de unas pendientes asesinas, cuenta con 8 km. finales sin asfaltar, a la brava. Serán 18,4 km. de subida y un desnivel total de 1690 metros, de la que sale una pendiente media de 9,2% y puntas de 14%. Sólo por esto, se sitúa dentro de los grandes puertos italianos, pero es que además tiene 33 curvas en sólo cinco km (del km. 3,1 al 8). A partir del km. 9,4 empieza el ciclismo de otros tiempos, que ya se vio en el Giro de 1996 en la brutal penúltima etapa, donde Olano perdió la maglia rosa: aquel año, tras una etapa asesina, se afrontó otra similar de 250 km, subiendo el Gavia sin asfalto, el Mortirolo y un puerto final del que no me acuerdo...buf! Esta vez, para ver por donde van los tiros, la etapa será de 190 km: Sestriere (15 km, 4,1% de pendiente), Finestre y nuevamente Sestriere, pero no desde el valle, sino desde la breve bajada del nuevo puerto. ¡Ya se la podían haber puesto a Olano! ¿Qué va a pasar? Pues los organizadores tendrán un gancho mediático y los corredores un nuevo sufrimiento que se confunde con el ciclismo y que va a aportar bien poco: sin asfalto, la rueda patina y es muy difícil atacar, marcar un ritmo y empiezan a influir factores como pinchazos, retraso de la asistencia del equipo...vamos, de todo menos ciclismo. Ya sólo falta que llueva, veremos en que acaba la etapa. Ofrece más interés la etapa 13ª, de 210 km y porque incluye el Stelvio, un puerto de los de verdad.

El año pasado se incluyó una supuesta etapa espectacular que combinaba Gavia (ya asfaltado) y Mortirolo, pero claro, de sólo 140 km. La etapa la salvó un valiente ataque de Garzelli subiendo entre paredes de hielo el mítico Gavia, porque sino se hubiese subido al tran-tran, tan querido desde hace ya algunos años. Al final, poquita cosa en meta, porque el kilometraje bajo favorece a corredores de todo tipo y perjudica a los grandes fondistas.
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Malos tiempos para el ciclismo: TVE no retransmitirá el Giro (si Eurosport) porque coincide con la Volta y Roland Garros. Todavía me acuerdo cuando Banesto y Once no iban al Giro (2002-2004) porque no había televisión asegurada...y mientras tanto, la Vuelta a Castilla-León, con tele y sin equipos ProTour. Seguramente a las marcas comerciales Liberty, Euskaltel, Illes Balears y Saunier Duval les interesa mucho el mercado potencial italiano..Mucho más importante ha sido lo anunciado en exclusiva ayer en El Larguero por J.A De la Morena: Unipublic ha vendido los derechos de la Vuelta y sus otras carreras a Antena 3...48 millones de euros. ¿A alguien le cabe alguna duda de que, ante la duda de retransmitir la Vuelta a Aragón o La Selva de los famosos ganará la carnaza y la telebasura? Vamos a ir despidiéndonos del ciclismo en televisión, e incluso del ciclismo como lo hemos conocido: sin tele y sin estar en el ProTour va a haber una auténtica escabechina de carreras.

27 abril, 2005

Cipollini sprinta hacia su última meta

Deprisa, deprisa es el título de la mejor película de Carlos Saura y vale muy bien para definir la vida deportiva de Mario Cipollini, que ayer de sorpresa y por medio de un comunicado de prensa anunció su retirada de la vida deportiva tras 17 campañas de profesional y más de 170 victorias (las 189 que se repiten por ahí incluyen criteriums). Cipollini fue un corredor dotado por la naturaleza con unas condiciones para la práctica del ciclismo realmente excepcionales: su volumen de VO2X, la longitud de sus piernas y sus watios de potencia podían haber hecho de él un corredor con objetivos mucho más ambiciosos de los realmente logrados, que no son pocos: Cipollini ha sido uno de los mejores sprinters de la historia, algo que Petacchi nunca será. Ya en su campaña de debut (1989, que lejos queda) ganó una etapa en el Giro al tavolino, como se dice en Italia cuando es por descalificación del contrario, y desde entonces sólo falto a su cita anual con la carrera que le hizo grande en los años 93 y 94, la primera por preparar el Tour (fue líder gracias a estar enrolado en la locomotora del GB-MG, nada menos que con Museeuw y Jaskula para la CRE) y la segunda por la tremenda caída en la etapa de Salamanca de la Vuelta, aquella con Adriano Baffi.

Deprisa, deprisa es también una película de jóvenes desorientados, que se meten en la vorágine de una sociedad que es imposible de asimilarlos y que no pueden escapar a su destino. Cipollini el joven, el más grande y con el recuerdo que nos tenemos que quedar, llegó a ganar entre 1990 y 1992 tres veces la etapa larga de los 3 días de la Panne, el GP L´Escaut en 1991 y 1993 y la Gante-Wegelvem en 1992 y 1993, además del E3 Harelbeke este mismo año. Era un corredor al que se le daba muy bien el norte por naturaleza, y que llegó a correr y acabar la Paris-Roubaix. Ya en 1992, cuando enlazó 4 etapas en el Giro y la maglia ciclamino Cipollini empezó a mostrar síntomas de estrella, confirmados tras su gran Tour de 1993...vió que era facilísimo ganar sprints ante una generación en cuesta abajo como la de Van Poppel y Abdoujaparov y, ¿para qué luchar y sufrir en el Norte? Mejor la vida acomodaticia del treno y el relámpago final del sprint que deje a todos boquiabiertos, para que después me llamen Rey León, SuperMario o Il Bello. Cipollini, tras recuperarse de una temporada 1994 prácticamente en blanco, volvió convertido en un personaje de sí mismo, en un caza etapas con vestimentas imposibles (el mono con los colores del Vaticano en el Giro de 2000, sus chalecos sin mangas, sus cortes de pelo) y prestaciones que rayaban lo fabuloso (sus cuatro etapas en la Volta de 1998, sus cuatro etapas seguidas en el Tour de 1999). En el año 2000 su equipo fue excluído del Tour y SuperMario empezó un lento peregrinar de lamentaciones y agravios que le hizo superespecializarse en el Giro: 5 etapas en 2001 y 6 en 2002, para poner a tiro de piedra el récord de victorias parciales de Binda, que finalmente consiguió superar en 2003. 42 etapas, que se dicen pronto.

Deprisa, deprisa. SuperMario se dió cuenta de que una pequeña obsesión que tenía desde sus años mozos, la San Remo, podía salvarle un palmarés demasiado especializado en etapas. Fue segundo en 1994 (tiró la bici al coche del juez de carrera, por obstaculizarle el sprint y por la rabia de la ocasión perdida) y de nuevo en 2001 tras Zabel, esta vez jugándose por vez primera el sprint en Via Roma. Cipollini había pasado el Poggio, y para el 2002 era su máximo objetivo. Lo consiguió y salió en Flandes para lucir el maillot de líder de la Copa del Mundo: fue noveno a poco tiempo de los primeros. Ganó la Gante-Wegelvem al ataque, remontando en el Kemmel. 6 etapas en el Giro. 3 etapas más en la primera semana de la Vuelta. Y el Mundial de Zolder, cortado bajo su patrón y ganado de una manera horrible para un Mundial, como una etapa más. Fue la consagración máxima de Cipollini, sabedor de que a la historia sólo se pasa con grandes victorias. A partir de ahí, el vacío: Cipollini humilló el maillot arcoiris con un 2003 de pena, donde tomó la salida en la Vuelta con la CRE por equipos de Gijón para que su equipo fuese invitado y al día siguiente se volvió a Italia. El 2004 apenas dos victorias y el 2005 igual, incluyendo la final en el Giro de Lucca, en su casa y batiendo a Petacchi. 38 años y punto y final. Tocata y fuga, a la imagen del otro gran lucchese, Giacomo Puccini.

Cipollini, como buen italiano y estrella, nunca pierde. Su retirada, a pesar de que ningún medio lo haya apuntado, se debe a que ya no cabe en el equipo Giro del Liquigas, que se va a presentar en la salida con Garzelli, Cioni y Di Luca, y para Cipollini el Giro era su única razón de ser. En esas circunstancias, y viendo que todos los de su generación se han retirado (el último, Tafi), Cipollini ha realizado su último sprint y deprisa, deprisa, a 10 días del Giro, ha anunciado su adiós. Quedémonos con el grandísimo ciclista que fue en muchos momentos y también con el lamentable camorrista (el puñetazo a Cerezo en una Vuelta), llorón (LeBlanc me odia y no me deja ir al Tour) y chulo ("Soy tan importante como Pantani") que también fue.
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Victoria de Pereiro en el prólogo de Romandía.

26 abril, 2005

Aires de Giro en el Tour de Romandía

Con la disputa de la L-B-L se ha acabado el gran ciclo del norte (¡a esperar todo un año!) y el calendario inicia su plano inclinado hacia el Giro de Italia, que comienza este año con un prólogo de 1,1 km, un sprint lanzado para que Petacchi sea maglia rosa si McGee o Escobar no lo impiden. En las carreras que jalonan esta transición de dos semanas se incluye la ProTour Tour de Romandía, el GP de Frankfurt y la Vuelta a Castilla y León, entre otras muchas. En lo que respecta a la carrera suiza, es un bocado apetitoso para cualquier palmarés profesional, y suele deparar buen espectáculo gracias a un recorrido que combina como pocos alta montaña y contrarreloj, por lo que a nadie tiene que extrañar la nómina de vencedores en los últimos 15 años, que incluye a Rominger, Richard, Frigo y Hamilton dos veces, mientras que con una única victoria están gente del relieve de Jalabert, Dufaux, Tonkov, Hampsten en 1992 derrotando a Indurain o la gran victoria de Olano en 1996 con el maillot de Campeón del Mundo, la única española junto con la de Paco Galdós en 1975.

El prólogo de tres km. de hoy introduce una carrera que tendrá el viernes una llegada en alto de primera tras otros dos puertos de similares características, circunstancia que se repitirá el día siguente con una etapa un poco más edulcorada, para acabar el domingo con una crono de 20 km. en los alrededores de Lausanne, idéntica a la que en 2004 le valió el triunfo a Tyler Hamilton tras una crono estratósferica y que hoy día tiene que ser vista con cierta incredulidad. Entre los favoritos a priori tienen que estar los Phonak por correr en casa y la armada italiana que prepara el Giro: Savoldelli, Garzelli y Cunego. De los españoles, sólo aspira a brillar el Liberty, que presenta su equipo de gala.
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Este fin de semana Simoni ganó el Giro de los Apeninos, prestigiosa clásica italiana, demostrando que con 33 años sigue sabiendo ganar y que cuenta con posibilidades de victorias parciales en el Giro. Su habitual palabrería de lo grande y fuerte que se encuentra tiene que ser tomada como tal: palabrería. Javier Pascual Rodríguez ha ganado la Vuelta a Rioja, en donde el Spiuk ha seguido brillando.

25 abril, 2005

Vinokourov cuando nadie lo esperaba

Parecía increíble que a estas alturas de la temporada el potente T-Mobile tuviese el casillero de victorias a cero, no ya por Zabel, en franca cuesta abajo tras su fractura de fémur del año pasado, sino por la innumerable nómina de corredores capaces de ganar en todos los terrenos. Pues ha sido llegar la L-B-L y ver una tremenda exhibición de Vinokourov en la que se rescata a sí mismo y al T-Mobile, un poco como lo que logró Camenzind para el Lampre en 2001 en la misma carrera. La carrera no tuvo color: el trotón e increíble purasangre alemán de Voigt saltó a falta de 50 km (mucho más cerca de meta de lo que hizo el miércoles en la Flecha) y se le unió Vinokourov en lo que parecía un movimiento suicida. No lo fue. Uniendo las fuerzas de un corredor capaz de ganar escapado la semietapa del País Vasco y el kazajo que gana escapado etapas en el Tour, en la Vuelta y hace segundo en unas Olímpiadas ¡escapándose en el llano! se pueden hacer muchas cosas, aunque estén de por medio la Redoute y la subida final a Ans.

Así las cosas, cuando el grupo se quiso organizar era ya demasiado tarde y Boogerd, problablemente el más fuerte de todo el pelotón, llegó 14" tarde para cosechar su enésima plaza de honor en grandes clásicas. Por delante el sprint no tuvo color y Vinokourov se impuso con facilidad a Voigt, que cosecha así su puesto de mayor prestigio en una trayectoria ciclista llevada con gran profesionalidad y dignidad, pero alejada de las grandes citas, salvo el Tour de Francia en sus clasificaciones parciales. Para el kazajo, una victoria de gran prestigio que se une a su Dauphine, su Vuelta a Suiza, su Amstel, sus dos Paris-Niza, su podium en el Tour y en el Mundial CRI: un auténtico todo terreno. Ambos corredores son absolutamente necesarios en el pelotón actual, tanto por su espíritu atacante (Vinokourov sólo podrá ganar el Tour al ataque) como por su extrema perseverancia en el pedaleo y a lo largo de toda la temporada.

Entre los demás hechos destacables, la vuelta de Bettini a los puestos de honor en la clásica que le lanzó a la fama (4º), Etxebarría magnífico con un 6º, Perdiguero 7º, Cunego 9º....y en el terreno negativo, Valverde 34º a 13 minutos del vencedor. Finalmente no ha ocurrido la operación Lieja-Valverde-Lieja, por lo que quedan muchas preguntas en el alero: ¿está Valverde cualificado para aspirar a las grandes clásicas? ¿se puede disputar en febrero a tope la Vuelta a Mallorca para querer brillar en abril -Voigt ganó en las mismas fechas en el Mediterráneo-? ¿se ha tomado realmente en serio la preparación de estas importantes citas? No es por hacer leña de Valverde, pero el caso es que su mejor victoria, en cuanto a prestigio y categoría, siguen siendo sus etapas en la Vuelta y en País Vasco/Niza, balance un poco magro para el que se ha llegado a calificar como el nuevo Merckx del pelotón (se que es poner la palabra en boca del asno, pero se lo he oído a De la Morena).

21 abril, 2005

Danilo, sei già un grande

Como estaba cantado (ver el post de ayer), Di Luca se hizo con su tercera gran victoria en apenas dos semanas, nada menos que la Flecha Valona. Las crónicas dicen que se fue cuando y como quiso: en llegadas como la del muro de Huy el ciclista abruzzese no necesita atacar de lejos, ni tan siquiera pensar en tácticas. Es el más fuerte del pelotón en subidas cortas y explosivas, y si queda alguna duda tras sus latigazos, tiene una punta de velocidad que le ha permitido ganar sprints masivos en grandes vueltas por etapas.En la meta, el típico número de estrellita italiana (besos por aquí, besos por allá, cara de rabia no se sabe porqué) en vez de la normal y tradicional alegría de verse de nuevo en la élite y con un nicho de pelotón en el que se puede poner malo de ganar carreras. Esperemos que en esta ocasión le acompañe la testa, no como cuando era un mozalbete. La carrera se disputó bajo la lluvia (la rueda patina mientras se sube Huy) y con una larga escapada de Voigt, pero a la base de la tercera y última subida a la única montaña de Bélgica se llegó en gran grupo. En meta, entraron con cuatro segundos de ventaja sobre el siguiente grupo Di Luca, Kirchen (desde febrero en forma, cuando ganó el Laigueglia) y Rebellin, que vuelve por donde solía, a conquistar buenos puestos en multitud de carreras. En el segundo grupo, decía, cuarto puesto para Etxebarría, quinto para un Freire sorprendente (he tenido que mirar la clasificación varias veces para creermelo, si alguien ha visto la carrera que me cuente como subió) que sólo por esto es para mí de los máximos favoritos para el domingo en la L-B-L y sexto para Vicioso, además de octavo Aitor Osa, que fue segundo en esta carrera en 2003. Impresionante el rendimiento de los españoles en las clásicas este año, a ver si se remata la faena el domingo.
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En el Trentino, etapa para Muraglia y liderato para el mexicano Pérez Cuapio (ganador de tres etapas de alta montaña en el Giro y muy poquito más), un tanto desaparecido desde hace años. Lo más interesante es que se cuela segundo en la general Eugeny Petrov, el ruso que en Plouay 2000 ganó el Mundial en ruta y contrarreloj aficionado y que tras pasar el 2003 en Banesto parece que empieza a encontrar su lugar en el Lampre-Cafitta, aunque en el Giro le tocará tirar del carro.
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Es probable que no pueda postear los próximos días, lo lamento mucho.

20 abril, 2005

Subir la única montaña de Bélgica

La Flecha Valona es la única gran clásica que acaba en una cuesta, el famoso Muro de Huy, una subida no muy larga y asfaltada que tiene tramos brevísimos al 20%. Es más, se sube otras dos veces en el desarrollo de la prueba, para que los corredores se vayan acostumbrando a la explosión de ácido láctico que supone pasar desde un llano afrontado a 60 km/h (uno de los momentos más espectaculares de la temporada) a una subida revirada, donde no importa lo fuerte que uno empiece, porque siempre acabará dando golpes de riñón y amagos de bandazos. Por sus características, siempre ha sido ambicionada por corredores de vueltas por etapas, no siempre con éxito. En los últimas ediciones, destacan los tres triunfos de Argentin, los dos de Jalabert (espectacular el segundo, dejando sentado a Leblanc), el maravilloso de Bartoli en 1999 (escapado desde el km 90, fundió a Camenzind bajo un frío helador y un aguacero de antología), Casagrande en 2000 en su única victoria en Bélgica (igual que Fondriest en 1993) y el gran Astarloa en 2003. Por el medio, muchos corredores que tienen en la Flecha su mejor victoria, como el dopado Hamburguer, Aerts o Verbrugghe. Para hoy, el máximo favorito es de nuevo Di Luca: subida corta y explosiva, lo que mejor le va de siempre. Espero que esté por delante Etxebarría, que en el pasado cosechó buenos puestos aquí, Perdiguero, Astarloa confirmando su recuperación y, por supuesto, Rebellin.
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En el Giro del Trentino, la carrera de una semana más prestigiosa en Italia después de la Tirreno-Adriático, participación con más de 150 corredores, que en tiempos del ProTour es todo un éxito. Primera etapa para el absoluto desconocido polaco Niemec por delante de Casagrande, y entrando con los favoritos dos españoles con posibilidades: Julián Sánchez Pimienta, el extremeño del Fassa, y Peio Arreitunandía.
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A veces el fotoperiodismo ciclista, demasiado acostumbrado a las grandes firmas (Watson, Sirotti) y a las tomas repitiendo esquemas vistos una y mil veces, se descubre con una toma que resume todo un momento y toda una carrera de siete horas en un solo instante, el que tarda el obturador en captar el momento decisivo. Miren la foto. Freire ve el ataque de Di Luca, está al lado, pero no puede, no puede, y lo demás ya es historia. Boogerd lo ve, no como dijo en meta. Valverde está detrás del italiano, pero tampoco podrá seguirle.

19 abril, 2005

Armstrong no ganará el Tour de 2006

Hace tiempo que Lance Armstrong dejó de ser sólo un ciclista para convertirse en un hombre-franquicia, en su mejor representante y en una empresa que gira las piernas a la velocidad que marca el desarrollo de los platos y los piñones. De esta forma, a nadie tiene que extrañar que ayer anunciase, curiosamente aprovechando un día en que no había competiciones y en vísperas de una insulsa carrera americana, su abandono de la práctica ciclista como profesional a partir del 24 de julio, el día en que el pelotón -porque el ciclismo sigue sin Armstrong- llegará a Paris en la última etapa del Tour de Francia. Consigue con su última operación promocional la atención de focos y plumas en franca rivalidad con fumatas blancas y mayorías vascas, porque Armstrong es famoso a nivel mundial. Consigue, en definitiva, ser durante tres meses más centro de atención preferente: atentos a los titulares "última carrera en EE.UU" -la que empieza mañana, curiosamente-, "el Tour del adiós de Armstrong" y todos los que puedan imaginar. Más camisetas, más pulseras y más libros. Armstrong, esa marca. Yo voy a intentar hablar del Armstrong ciclista.

Hay un Armstrong antes del cáncer y un Armstrong después del cáncer. La historia es tan famosa que es redundante entrar en ello de nuevo. Antes de que en otoño de 1996 se descubriese el terrible mal que incubaba con 25 años -incluyendo metástasis en el cerebro- Armstrong era un corredor con interesantes resultados y que estaba fraguando su mejor campaña como profesional: Flecha Valona, 2º en Lieja, abandono del Tour para preparar Atlanta -que corrió con el cáncer ya en desarrollo-...Era normal en un corredor que contaba con récords como ser el ganador más joven del Laigueglia (en 1993, récord superado por Pozzato en 2003), el más joven Campeón del Mundo y uno de los más jóvenes de etapa del Tour (1993, en Verdún), pero que en 1994 había afrontado la Grande Boucle para pasar penosamente las montañas, igual que en 1995. Mucha musculatura, herencia de su formación adolescente como triatleta. Su futuro parecía abocado a ser un buen especialista de clásicas -no más: le falta sprint- pero nunca un ganador de grandes vueltas. Y en esto llegó la enfermedad. Cofidis le había fichado para la temporada 1997, pero nunca llegó a debutar. Volvió contra todo pronóstico -más médico que deportivo- en 1998 para hacer sucesivamente 4º en la Vuelta (a pocos segundos de Jiménez, 3º), y 4º en sendos mundiales, en ruta y contrarreloj. Su físico y su pedaleo habían cambiado, fruto de la horrible quimioterapia y de un sensacional trabajo de entrenamiento desde cero que cambió un estilo de pedaleo con grandes desarrollos a uno agilísimo, nunca visto. Ganó el Tour de 1999 y los cinco siguientes, gracias a un extraordinario dominio de la montaña y una muy buena prestación contrarreloj, especialidad en la que nunca había destacado.

Se acusa a Armstrong de correr sólo el Tour: es falso. Corre el Tour y las carreras de los dos meses previos. Así ha conseguido ganar dos Dauphines, un Midi Libre y una Vuelta a Suiza, suficiente palmarés para ser considerado una pequeña estrella. Cuenta también con un bronce CRI en los JJ.OO de Sydney (su derrota más amarga ante Ullrich) y 3º en Zurich 2002 (ese año también 4º en Amstel, una carrera que siempre ha ambicionado), pero son la huella en el desierto. Este es el peor balance de Armstrong: es un corredor que siempre se ha reído de las tradiciones del ciclismo. Se retirará sin correr jamás el Giro de Italia, sin disputar ni un Mundial desde 1999, sin correr carreras por las que han dejando su huella todos los campeones del pasado. Armstrong, sin lugar a dudas, es el más indigno de los grandes ciclistas de todos los tiempos. Bartali, Coppi, Van Steenbergen, Van Looy, Anquetil, Merckx, Gimondi, Hinault, Indurain y todos los que quieran añadir tuvieron momentos buenos y malos, de flaqueza y de grandeza fruto de su exposición a la competición abierta y a la rivalidad, que es donde se forjan los grandes campeones.

Pero no. Armstrong se retirará en el Tour, su carrera y en la única en la que puede ser considerado grande, y probablemente lo haga sin ser derrotado: no tendrá un Pra Loup ni un Hautacam. Un gregario no le robará el puesto. No veo a nadie capaz de hacerle sombra. Es un fenomenal competidor y sólo corre para ganar. Muchas dudas sobre su supuesto dopaje. El pedaleo que tiene no se obtiene sólo con dopaje, sino también con muchísimas horas de entrenamiento y una fuerza interior sobrehumana. Otra cosa es su equipo. En todo caso, el USPostal está rindiendo este año muy por debajo de su media, curiosamente cuando ya se puede detectar el dopaje sanguíneo. Desde el año pasado se almacenan perpetuamente todas las muestras de ciclistas, para ver si en el futuro se pueden detectar sustancias hoy por hoy invisibles. No tengan ninguna duda: el reinado de Armstrong nunca será revisado, reventaría todo el circo montado en torno a este deporte. Las muestras pueden desaparecer fortuitamente, como pasó con la de Hamilton en los JJ.OO de Atenas. Así pues, lo único que me atrevo a afirmar con rotundidad es lo que he titulado: Armstrong no ganará el Tour de 2006.

18 abril, 2005

Di Luca, soberbia en la Amstel Gold Race

Danilo Di Luca confirmó todos los pronósticos y pudo ganar por fin la Amstel Gold Race, la carrera holandesa que llevaba rondando desde hacía dos años. La evolución de la carrera vino condicionada por la jornada de niebla que ayer cubría toda la zona sureste de Holanda y que, además de caídas (al inicio del miniresumen de TVE se vio una impresionante montonera, con corredores atravesando verdes prados para evitar el atasco) impidió la retransmisión de la prueba, reducida al último kilómetro de subida al Cauberg, el monte introducido en la carrera hace pocos años para evitar el sprint masivo al que estaba condenada. Dio igual: un grupo de al menos 50 corredores con nutrida representación española se plantó en la falda del monte, allí donde las cámaras fijas daban las primeras sensaciones de un grupo en donde Dekker y Boogerd trataban de mantener el ritmo para Freire. Al primer ataque de Uros Murn el Rabobank saltó por los aires y aquello fue una lucha de supervivencia en la que Freire, tras dos semanas sin competir y una enfermedad, llevaba las de perder. Boogerd mantuvo el tipo, pero se vio superado a falta de 150 metros por un Di Luca soberbio en el sentido genuino del término: recuperando sus años mozos, ya tratados en este blog, el arrogante italiano se giró para mirar su ventaja y se señaló la pechera, no para indicar el patrocinador, sino para señalarse el mismo en su suficiencia, como si hiciese falta.

Para Boogerd, cuarto segundo puesto en su carrera (una increíble racha de mala suerte que le equipara a la maldición del arcoiris: en este mismo final, en 1998, el holandés era el más fuerte, pero un inoportuno pinchazo le relegó a la 6ª posición en el Mundial de Valkenbourg) que, vista su permanente vocación, se puede decir que tuvo la fortuna de ganar en 1999 (también ha sido 3º en 2002 y 4º en 1998). Tercero Celestino, una posición que le pone en evidencia para la Lieja del domingo, carrera en la que fue 4º en 2002, e inmediatamente después Rebellin, incapaz de defender su triunfo de 2004 y de nuevo batido por Di Luca, que ha iniciado una racha vencedora que puede prolongar esta semana. 5º un magnífico Perdiguero, 8º Etxebarría, Freire ha conseguido entrar entre los 10 primeros (10º, un puntito ProTour), Astarloa, magnífico en su reaparicion (12º), pero de Valverde sólo se puede decir que nunca estuvo delante en cuanto la carretera se empinó (13º): un nuevo sinsabor del fenómeno de Lumbreras, que sigue arrojando un buen muestrario de grises cuando acude a las grandes citas. En todo caso, 5 españoles entre los quince primeros (e incluso Zaballa, 16º en meta), lástima que lejos de poder ganar.
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En la Vuelta a Aragón, tras la victoria de Petacchi en la etapa del viernes, la cronoescalada fue para Rubén Plaza, tras el increíble desfondamiento de Luis Pérez: en el punto intermedio del kilómetro siete estaba claramente por delante del ciclista levantino de Ibi, pero en los seis kilómetros siguiente perdió 42"...¿pájara en una cronoescalada de 12 km? No, el bravo ciclista madrileño ha aducido "frío en las piernas y en los dedos, que me impedía cambiar de marcha". Tal cual. En todo caso, ya sea frío o pajarón de antología, Luis Pérez ha perdido una buena oportunidad de ganar una carrera por etapas: en su magro palmarés sólo figura la etapa de Cangas de Onís en la Vuelta de 2003, pero todo buen aficionado ciclista recuerda sus buenas actuaciones en la segunda parte de la temporada, especialmente el increíble Mundial que se marcó en Verona 2004, encabezando el pelotón en la recta de llegada. Anunció que atacaría el domingo y lo hizo, con Plaza bien soldado a su rueda. En Illueca, donde finalizaba la etapa (se ha evitado el paso por la capital de la Comunidad, toda una anomalía en el guión de las Vueltas regionales), el final en subida propició una buena victoria de Allan Davis sobre el increíble Ricardo Serrano de Kaiku, magnífico continuador de la forma de Aitor Pérez. Petacchi tendrá que esperar al próximo año para igual el récord de 8 triunfos de etapa de Zabel en la ronda aragonesa. Para Rubén Plaza, buenas sensaciones tras dos meses en forma: en febrero ya ganó una vuelta por etapas en Portugal, el GP Costa Azul.

15 abril, 2005

La Amstel Gold Race, una clásica de hoy en día

Dentro de las carreras míticas del mes de abril ha cobrado importancia y prestigio la Amstel Gold Race, aunque la de este año sea únicamente la edición 40º. Su ubicación en el calendario, el hecho de que los holandeses la vivan como un auténtico campeonato nacional (Jan Raas la ganó cinco veces, Zoetemelk en 1987 con casi 40 años) y, sobre todo, su inclusión en la antigua Copa del Mundo, ha hecho que la carrera cervecera (por el patrocinador) o la clásica de los canales (por el recorrido) -quizás esta indefinición en el nombre sea el mejor indicador de su historia aún por construir- sea un buen objetivo de temporada y una pieza codiciada en un palmarés. De hecho, este año tendrá una de las mejores participaciones de la historia, beneficiada por su cambio de calendario desde la temporada pasada: ha pasado de disputarse el fin de semana siguiente a la L-B-L a disputarse una semana antes de la Flecha y la Doyenne. Antes, era el postre de las grandes clásicas, ahora es un interesantísimo prólogo (y ganando personalidad propia) de las clásicas de las Ardenas. Discurre en gran medida por carreteras muy estrechas, donde apenas caben dos corredores en paralelo, por lo que la posición en el grupo es fundamental y, aunque no tiene dificultades orográficas muy difíciles (en los últimos años se ha endurecido), se suele llegar escapado o en grupos reducidos, salvo la edición de 2000, con un brutal sprint de Zabel (más de 800 metros).

Es, por tanto, una clásica que garantiza espectáculo y un recorrido muy bello, especialmente el último tramo paralelo al gran canal del Mosa, antes de embocar la última subida por una carretera que parece un carril-bici. El espectáculo lo han puesto los corredores en los últimos años: un joven Jaermann que batió a un Bugno arcoiris contra todo pronóstico en 1993 (el suizo repetiría triunfo en 1998, enrolado en el sospechosísimo Casino), Gianetti que en 1995 enlazó un feliz doblete L-B-L- Amstel, Zanini en 1996 fue el primer italiano en ganar (¡qué gran corredor!) y al año siguiente Rijs, con el maillot de campeón danés y siendo el vigente campeón del Tour ganó con una fenomenal escapada (increíble verle mover el desarrollo en el llano). En la generación actual, Boogerd obtuvo en 1999 su única victoria en la Copa del Mundo (ha sido otras tres veces segundo en la Amstel) batiendo a un Armstrong pre-Tour, Dekker en 2001 -como buen holandés- hizo lo propio ante el mismo rival, Bartoli se vindicó a sí mismo en 2002 con su mejor victoria en mucho tiempo por culpa de las lesiones, Vinokourov confirmó en 2003 que puede ganar en cualquier terreno y el año pasado Rebellin rompió su sequía de años con las grandes citas, prólogo del torrente que le siguió en sus diez días mágicos. ¿Españoles? El mejor Freire, que en 2002 hizo 5º ganando el sprint del grupo. Este año toma la salida, pero no inspira confianza después de tanto tiempo sin competir, estar saliendo de una enfermedad y corriendo en un equipo de holandeses. Delante tienen que estar DiLuca (3º en 2003, 4º en 2004), Rebellin, Pozzato...y Valverde. El murciano no puede fallar en la clásica que mejor se adapta a sus cualidades.
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En la Vuelta a Aragón se ha caído y está muy grave el neoprofesional cántabro del Andalucía-Paul Versan Efraín Gutiérrez, con lesiones en el bazo e hígado (conmovedora la crónica en El País). Ojalá se recupere pronto. En estas circunstancias, decir que la etapa la ganó el ruso del Barloworld Efemkin sobre Luis Pérez (¡cómo le cuesta ganar!) es algo meramente anecdótico.
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Hago la previa de la Amstel porque mañana no podré postear.

14 abril, 2005

Petacchi reaparece ganando y Boonen deja escapar L´Escaut

El miércoles volvió el ciclismo después de un paréntesis de dos días para digerir el tropel de noticias y resultados de las últimas semanas. En Aragón victoria para Petacchi sobre Allan Davis e Isaac Gálvez. El ciclista italiano no había vuelto a competir desde que ganó la San Remo en el ya lejano 19 de marzo, pero como si nada: decimotercera victoria de la temporada, aunque cerrando a Gálvez, que saltó muy bien, en la última curva. El segundo puesto de Davis tiene mucho mérito teniendo en cuenta el fenomenal trompazo que tuvo en la Paris-Roubaix del domingo, cuando se llegó a temer que tuviese la clavícula rota. Este año la Vuelta a Aragón ha vuelto a introducir el factor tiempo después de siete años sin contrarrelojs, y lo ha hecho en forma de cronoescalada de 12 km. el sábado. Supongo que será la lección aprendida del año pasado, donde Menchov estuvo líder toda la Vuelta desde que ganase la primera etapa con el mismo tiempo que un puñado de corredores, para perder el triunfo final en la última etapa ante Garzelli por el puestómetro, al entrar el italiano tercero en meta utilizando su desaprovechada punta de velocidad, la misma que le hizo llegar 4º en la San Remo de 1999 (3º en el sprint, Tchmil había entrado un poco antes). La participación, además del rutilante Petacchi, cuenta con Ullrich en rodaje tras lograr ser 10º en su debut estacional en La Sarthe.

En Bélgica, en el GP L´Escaut, carrera propicia para sprinters (aquí han ganado Leoni o Blijlevens), victoria por sorpresa del corredor holandés del Rabobank Thorwald Veneberg, de 27 años e inequívoco nombre escandinavo que no sé de donde le proviene. Formó una escapada desde los primeros kilómetros con el lituano Tomas Vaitkus del AG2R (el año pasado en el Landbouwkrediet, por lo tanto conoce el terreno belga) y, tras rodar toda la jornada solos y con puntas de distancia de hasta un cuarto de hora, no tuvo problemas para imponerse ante el campeón báltico (en línea y contrarreloj), de 23 añitos recién cumplidos e interesantes puestos (2º en una etapa del Giro tras Petacchi, una etapa en Dinamarca). Por detrás se desmarcó un grupo de corredores a ocho kilómetros de meta, entre ellos Boonen, Eeckhout y Cadamuro, que a su vez se escapó a falta de un kilómetro para revalidar el tercer puesto que ya obtuvo el año pasado en la misma carrera. Por una vez, Boonen sólo pudo ser cuarto, pero estuvo de nuevo ahí, completando un ciclo primaveral increíble.
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Preguntaba el otro día un lector por los corredores que se están formando en el pavés y que pueden plantar cara a Boonen en el futuro. Este año ha vuelto a rendir a gran nivel en las clásicas el ruso del CSC (clase 82, 23 años por cumplir) Vladimir Goussev: 10º en Flandes y 12º en la Paris-Roubaix, cuando el año pasado ya había sido 20º en la carrera francesa, 19º en Hamburgo y el mismo puesto en Lombardía. Un corredor a seguir.

13 abril, 2005

Ultimas noticias sobre Vanderbroucke

Leo sin atisbo de sorpresa que el Mr.Bookmaker ha puesto un ultimatum a Vanderbroucke, el rubio de oro que llegó a decir que el Tour estaba a su alcance (en el año 2000 también lo dijo Vainsteins) y que sigue recibiendo una atención mediática impropia de su rendimiento: o en cuatro semanas se pone en forma o lo despiden. No sería la primera vez, ni la segunda, ni la tercera. A Vanderbroucke le queda poco tiempo. Miembro de una destacada saga ciclista, el jovencísimo Vanderbroucke debutó en profesionales con el Lotto de su tío, para poco después verse envuelto en un pequeño escándalo cuando fichó por el potentísimo Mapei de mitad de los años 90 y empezó a ganar carreras con 21 años: Vuelta a Luxemburgo, Paris-Bruselas, Het-Volk...en 1997 debuta en el Tour y consigue dos segundos puestos por detrás del mejor Zabel. Anda fuerte contrarreloj y en forma sube con los mejores. Su planta es impresionante. En 1998 le gana categóricamente la Paris-Niza a Jalabert y salta a la fama general, aunque 1999 es su gran año, dentro del Cofidis, con una primavera sensacional incluyendo 2º en Flandes, 7º en su debut en Roubaix, L-B-L (su mejor victoria), Gante y, tras el verano, una Vuelta a España prodigiosa corrida de menos a más: en la última semana no se bajó del podio, y acabó ganado la regularidad ante un jovencísimo Hunter tras escaparse en el Paseo de la Castellana durante la última etapa...todo el pelotón tirando y no le cogieron hasta que levantó el pie del pedal al asegurarse los puntos intermedios. Antes de eso, la etapa de Teruel con Odriozola a rueda, la de Ávila pasando como un Sputnik a Zarrabeitia, en Serranillos descolgando al pelotón (divertido ver al Chava pedaleando en el aire, sin desarrollo) por ritmo o el segundo puesto en Abantos, de nuevo ante el Chava.

Se presentó al Mundial de Verona-99 como el máximo favorito junto con Ullrich, pero una inoportuna caída le mermó y sólo pudo ser 9º en el sprint por la segunda posición. Ahí comenzó su calvario, pero no por lesiones. En la Vuelta había conocido una azafata, dejó a su novia y se fue a vivir con ella. Porque Frankie, además de un talento natural, era guapo. Al desarreglo personal (igual que Bugno) le siguió un descuido en los entrenamientos y una temporada perdida y un rosario de equipos. En el año 2002 fichó por el Domo y volvió a ser 2º en Flandes y a brillar en Bélgica, pero no volvió a subirse a una bicicleta con profesionalidad. Su potencial estaba ahí y picaron en ficharlo el Lampre, el Fassa (que lo despidió la temporada pasada) y ahora el Mr.Boorkmaker. Por el medio,un arsenal de dopaje en su casa ("eran para mi perro, que tiene cáncer" argumentó), un tiro con escopeta al techo en un discusión con su pareja, que abandonó el hogar con su hijo, lesiones, caídas y un permamente desasosiego por el entrenamiento. Todavía no tiene ni 30 años, pero es prácticamente un ex-ciclista. La trayectoria que lleva ya no es de Sputnik, sino más bien errática y con un destino incierto, cuando no trágico. El plazo dado por Mr.Bookmaker es una mera cortesía, saben perfectamente que nunca volverá.

12 abril, 2005

¿Cúando perdimos al Euskaltel?

Hace un año.Empezaba el mes de julio, que en el ciclismo es sinónimo de Tour y el pelotón desayunaba con grandes titulares sobre la brutal confesión de dopaje del David Millar, británico nacido en colonias pero residente en Biarritz. "Consumí EPO para ganar el Campeonato del Mundo CRI de 2003". Y para no olvidar su trampa, había dejado la jeringuilla usada encima de la chimenea. Bastó uno de los registros policiales surgidos a raíz del caso Cofidis (el mismo que hizo que Astarloa saliese del equipo y empezase su deriva, después de haber brillado en Tirreno y 6º en San Remo) para que saliesen a la luz nuevos nombres, o no tanto. ¿Quien te recetó EPO, David? "Fue Jesús Losa". Mazazo. Jesús Losa estaba a punto de tomar parte en el Tour como médico del Euskaltel, pero fue apartado. Y comenzó el Tour, entre malidicencias varias. El Euskaltel se había salido en mayo-junio: no sólo el conocido caso del gran Iban Mayo (brutal su cronoescalada al Ventoux), sino también Landaluze, Egoi, Laiseka en Bicicleta Vasca (ganó en Arrate ante Heras)...era el equipo de moda. Al partir al Tour, recibió el saludo de el Lehendakari Ibarretxe, gran aficionado al ciclismo, y no ocultaban sus ambiciones. Y comenzó el Tour, pero no con todos los integrantes del equipo.

A partir de ahí, la historia es bien conocida: en la primera semana, Mayo y Zubeldia van a la deriva, el equipo pasa bien la crono por equipos y Egoi Martínez e Iker Flores se meten en escapadas y cosechan sendos terceros puestos. Después, la nada, apenas un Iker Camaño que acaba 27º en la general. Entran en la segunda selección del ProTour y, tras un agosto en el anonimato, firman una Vuelta de equipo amateur, con Samuel Sánchez como corredor más destacado a partir del puesto 20º. Y el año ha empezado igual. En la Vuelta al País Vasco el mejor corredor ha sido Zubeldia, en el puesto 48º. Es todo muy sospechoso. Es el peor equipo del ProTour con mucha diferencia.Samuel Sánchez con una extraña lesión (así también se llamaban a los numerosos positivos que protagonizó de amateur en el Olarra). A mí me da mucha pena porque me gusta el Euskatel desde que se fundó en 1994 como una Fundación (financiación por aportaciones de socios), algo sólo posible en un sitio donde se ame el ciclismo como en Euskadi. Me gusta su trabajo con la cantera y me parece, igual que el Athetic de Bilbao, un equipo romántico en tiempos tan convulsos, pero creo que hay poco de romanticismo en el caso actual. Y encima Madariaga, que merece un post aparte, carga contra los ciclistas y se queja del presupuesto, que es de 8 millones de euros.

Un periodista que trabaje en un gran medio no lo puede decir (faltan pruebas, pero hay indicios), pero yo lo digo como lo veo, y ojalá me caigan muchos y educados palos por equivocarme. Huele todo a gato encerrado. Seré el primero que me alegre cuando vea a un corredor del Euskaltel en los puestos delanteros, seré el primero que grite cuando un naranjón pueda alzar los brazos al cruzar la línea de meta y Mayo tiene que ser el corredor que rescate el ciclismo del adocenamiento que impera en las subidas de grandes puertos, pero hoy por hoy yo no apuesto por un desenlace feliz.
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Noticia relacionada. La hermenéutica del culpable. Ojito a la referencia implícita Rominger. Años 94-96, la gran orgía del EPO y la historia por escribir.

11 abril, 2005

Bienvenidos a la era Boonen, señor de Flandes y Roubaix

Todavía están preguntándose que fue lo que pasó. En que momento de la carrera se dieron cuenta de que había un grupo delantero formado nada más y nada menos que por Flecha y Cancellara, Michaelsen, Van Bon, Backsted, Hincapié, Boonen y Pozzato. Así fue como yo ví la carrera por primera vez a 70 km. de meta. Leves referencias a una caída de Van Petegem que le había dejado fuera y un espléndido Barredo al ataque de nuevo en un grupo delantero sin visos de prosperar. Quedaba todo por hacer, todos eran potenciales ganadores, pero la Roubaix es una carrera que va dejando a los corredores por cuentagotas. El primero fue Pozzato, espléndido en su esfuerzo y sorprendente en su habilidad en el pavés. Más tarde Van Bon, avería técnica (uno de los más fuertes, acabó sexto en meta).Después Cancellara, excluído por un pinchazo cuando hubiese sido muy útil en el tramo final. Cinco por delante tras reagrupar a los escapados, que sólo aguantaron el ritmo de las locomotoras humanas durante cinco kilómetros. Flecha, muy valiente, atacó en el mítico carrefour de l'Arbre e hizo la selección definitiva tras descolgar a un Backsted muy sólido hasta entonces (impresionante ver rodar al sueco) y a Michaelsen, un corredor peligrosísimo. En meta Boonen diría que eran los que más le preocupaban. Tres por delante hacia la gloria, ¡qué tres!: Boonen, Hincapie y Flecha. Todas las combinaciones de podio eran factibles, salvo que se introdujese el factor "llegan los tres juntos al velódromo", que fue lo que pasó. Ahí ya no hubo color: situado en tercera posición en la primera vuelta a la cuerda, Boonen ganó cuando y como quiso. Si gana sprints masivos en el Tour, ¿qué no iba a hacer ante Hincapie y Flecha?.

En todo caso, todos contentos. Boonen porque gana, convence y todo lo bueno que se diga de él se queda corto. Tiene el futuro en sus manos con 24 años y un palmarés sin precedentes en el ciclismo moderno en cuanto a clásicas se refiere: ojalá no defraude todas las expectativas puestas en él como pasó con otros corredores jóvenes que parecían inaugurar una nueva era. En lo que al Norte se refiere, esta tiene que ser la Era Boonen: 10 años de buen ciclismo por delante, en los que puede pasar de todo, pero a poco que no se descentre el belga, todo tendrá que pasar por él, faro indiscutible en materia de clásicas de pavés. Hincapié, contento por estar al fin en el podio de Roubaix, aunque pasa otro año y sigue sin ganar nada importante. Y Flecha, magnífico: desentrañado el arcano de las clásicas, estará una y otra vez ahí delante. Ya es un corredor respetado y conocido, al que se le abre paso cuando se acerca un tramo peligroso. Será cuestión de tiempo que se apunte un tanto mayúsculo con sus 27 años, vista su progresión de un año para otro. 2º en Gante y 3º en Roubaix es para ir con la cabeza bien alta. Además, es el único de los corredores protagonistas en el primer segmento de clásicas con aptitudes para brillar en las de asfalto, que están al caer. Boonen hace doblete Flandes-Roubaix, como De Vlaemick en 1977 o Van Petegem en 2003. Visto lo visto, está más en la línea del mítico gitano que del último ostentador de la mítica marca Van, seña de los auténticos flandriens. ¿Tom Van Boonen? Le queda corto. El nombre Boonen va a hacer historia por si mismo.

09 abril, 2005

Vísperas de Roubaix

Para muchos, es la mejor carrera del calendario internacional. La París-Roubaix es un viaje en el tiempo con destino al origen del ciclismo, cuando todos los corredores eran héroes. Su seña de identidad son las secciones de pavés que salpican el recorrido, pero también es igual de poderoso como seña de identidad la llegada al velódromo abierto de la industrial ciudad del norte de Francia. La París-Roubaix justifica una vida deportiva, pero es quizás de las grandes clásicas la que más se presta a la sorpresa, por el inevitable componente de hacer implícito en las frecuentes caídas, pinchazos y averías mecánicas. De esta manera, no tiene que extrañar que entre sus vencedores de los últimos 15 años se encuentren corredores como Demol, Wampers o Knaven, o que la carrera la dominen auténticos superespecialistas difíciles de ser conocidos fuera del territorio marcado por el pavés, como es el caso de Peeters o Ballerini. La París-Roubaix, por todo eso, es una carrera que obsesiona a una élite de ciclistas que sólo sueñan con brillar en ella. Fue el caso del gran Olaf Ludwig, que prolongó su carrera en vano (¡que pena que por el sistema de amateurs de los países comunistas no pasase a profesional antes!) con la intención se superar su segundo puesto en el velódromo. O Madiot, que tuvo la fortuna de ganar dos veces la carrera, como Duclos-Lasalle.

Para amar la Roubaix hay que correrla en los dos primeros años de profesional, cuando te envían de relleno a la clásica que atrae más aficionados de otros deportes ante el televisor. Es entonces cuando se teje el embrujo de las piedras, el barro y la masa gritando desde la cuneta. O te enamoras perdidamente o la odias. Los corredores con visos de gran recorrido la denostan, pensando que pueden perder la temporada por una caída inoportuna. No es un lance infrecuente, pero hay dos casos recientes de corredores que debutaron muy tarde en la Roubaix y se dieron cuenta del tiempo perdido: uno es el grandísimo Michele Bartoli, que jamás corrió la única gran clásica del norte que le falta en su palmarés (aparte de G-W) hasta el año pasado, donde entró 22º. Fue su última oportunidad, ya está retirado; y otro es el desaprovechado Vanderbroucke, que en su gran 99 corrió por primera vez Roubaix y entró 7º, pegadito al grupo cabecero...Con clase, la Roubaix siempre te da una oportunidad. Quizás sea este el año de Hincapié, un claro ejemplo de corredor obsesionado con la carrera, o de Van Petegem, o de Wesseman...o de Flecha, apoyado por un Cancellara que el año pasado se salió. Da lo mismo: en Roubaix siempre hay espectáculo, basta ponerse en la piel de los ciclistas cada vez que embocan a 50 km/h una de las secciones de pavés: el grito, la masa el barro. La leyenda.

08 abril, 2005

Di Luca, cinco días de gloria

La Vuelta al País Vasco ha bajado el telón con una contrarreloj a la que se presentaban una terna de candidatos separados por escaso margen. La etapa de ayer la ganó espectacularmente Alejandro Valverde (4 etapas en la Ronda Vasca en 3 participaciones, el próximo año sólo le vale el triunfo final) en una recta en la que superó en 150 metros a 5 corredores (2º Di Luca, 3º Perdiguero) y le dió tiempo a mirar hasta 4 veces a los que iba dejando rezagados. Ojalá sepa centrarse y estar delante en las clásicas de asfalto a partir de la próxima semana. De momento, se sabe que las está preparando con vídeos. No vendría mal que se acercase a verlas. En el sector matinal de hoy, ataque de salida de Voigt, igual que el año pasado, la estrategia del trotón alemán es clara: para un estajanovista de la bicicleta como él, las etapas de 90 km. son un regalo. Las plantea como una contrarreloj, dos hora y pico de esfuerzo y que le echen los galgos, el ya se encarga de pedalear con esa planta espectacular que tiene. Por detrás, ataque de Di Luca desde la base del puerto que lleva a la basílica de Arantzazu, que le llevó a tener 18" sobre el pelotón a mitad de ascensión, después enjuagados en apenas 2" sobre Aitor Osa que no le dieron el liderato. Parecía que lo apuntado en el post del martes se iba a seguir cumpliendo, el "siempre al borde de la gloria".

Pues no. Tras una semana espectacular donde ha sido 1º, 5º, 5º, 2º, 3º en el sector matinal y 4º en la contrarreloj de hoy por la tarde, Di Luca se ha hecho con su victoria más prestigiosa tras el Giro de Lombardía de 2001. Di Luca ya dejó escapar estúpidamente la Tirreno-Adriático de 2003, donde tras ganar dos etapas, en la última etapa se vió sorprendido por un ataque del siempre oportunista Pozzato, que se llevó la general de la carrera de los dos mares. Esta vez no, hemos visto a un Di Luca como el que se prometía en sus inicios, siempre atacando, rabioso, muchas veces sin control. Así fue en el sprint del miércoles, a 600 metros de meta, así ha sido esta mañana, desde la base del puerto, así ha sido esta tarde, donde ha firmado una de sus mejores contrarrelojs, en una disciplina que siempre le ha resultado esquiva. Felicidades a Danilo Di Luca, vencedor de prestigio para una carrera de prestigio y, sin duda, el más fuerte en estos cinco días. La victoria parcial contra el cronómetro ha sido para Contador, que por un momento pareció tener a tiro la general, y que ha sacado 5" a Julich y 8" a Rebellin (que sube al podio de la carrera: siempre ha rodado bien en el País Vasco). Se cierra así una nueva edición de la Vuelta al País Vasco, donde quizás sea necesario introducir algunas modificaciones para animar el recorrido, siempre a expensas de lo que pase en la contrarreloj final. Muchos de sus participantes los veremos en breve en las carreteras de la Amstel, la Flecha y la Lieja. Si Di Luca sabe controlar sus ímpetus, puede ser el hombre a batir.
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Ayer, Carlos Barredo 3º en el GP Pino Cerami, escapado desde la salida. Apunta buenas maneras este chaval de Gijón.

07 abril, 2005

Flecha, casi en la diana

Ayer Flecha estuvo a punto de conseguir su sueño más deseado: ganar en una gran clásica del norte. Poco a poco este ciclista formado en Cataluña ha ido cumpliendo, como si de un manual se tratase, todos y cada uno de los objetivos. Primera victoria profesional con el Relax, pasar a un equipo grande, ganar una etapa en el Tour, fichar por un equipo sólo para clásicas, ganar carreras de un día importantes y...inscribir su nombre en el gran norte. Casi consigue culminar el sueño. Flecha ya ganó el año pasado dos carreras muy importantes, la primera vez que las conseguía un español: el GP de Zürich y Giro del Lazio, pero su obsesión es el norte. Mimado por la prensa nacional, que aplaude todas sus acciones, confesaba antes del Tour de Flandes de este año haberse memorizado todas las ediciones existentes en vídeo de la prestigiosa clásica, en busca del código secreto que explica porque son siempre los mismos que están ahí delante. Podemos decir que ha desvelado el código con su segundo puesto ayer en la Gante-Wevelgem, batido en los últimos metros por un Mattan (34 años, otro que tal) que remontó en 2 km. su desventaja gracias a la ayuda de las motos, aunque es cierto que los últimos 700 metros los hizo como un sprint. La fuerza del que llega por detrás. Flecha intentó su número de siempre, irse sólo en los últimos 3-4 km, estrategia ya aplicada con éxito este año en Valencia, visto que en grupo destacado en el que viajaba había rivales tan incómodos como Bennati, Hushovd o Cooke, aunque también su compañero Cancellara. Todo perfecto salvo la resolución, donde nadie contaba con un Mattan redivivo (bueno, yo sí, lo puse en el post de ayer) después de no obtener ninguna victoria el año pasado en el Relax-Bodysol. Aún así, aunque al catalán le esté escociendo una derrota como esta, en los últimos metros, hay que celebrar el mejor puesto, con mucha diferencia, de un español en esta carrera, porque ya se puede decir que ha descifrado el secreto del norte, un secreto que algunos ya daban por hecho con sus puestos a partir de la decena en Flandes y Roubaix. Y el domingo, Roubaix: yo creo que el objetivo le queda muy grande, pero el año pasado Backsted también fue segundo en esta misma carrera y después se redimió sobre los adoquines. Al tiempo.

En el País Vasco, emocionante etapa con llegada en Vitoria. La tradicional cita anual de la ronda vasca con la capital de Álava suele ser coto de sprinters (aquí ha ganado tres veces el toro Zanini, mucho más que un sprinter) y este año no iba a ser excepción. Hubo un poco de batalla en el último puerto, cuando en una escapada compuesta por tres pupilos de Belda, Kolobnev y los peligrosísimos Moncoutie y McGee consiguió 10" de ventaja que parecían imposibles de rebajar por culpa de la caótica organización del grupo (tiraba el Phonak de Juan Fernández) y al urbanismo lleno de rotondas de la nueva Vitoria, con sus amplios bulevares, sus carriles-bici y sus carísimos pisos. Siempre parecían a tiro, pero llegaba una nueva rotonda y se volvían a ir...y eso que en ningún momento se organizaron, hasta el punto que McGee, una locomotora, se fue sólo en un relevo. En el último kilómetro se impuso la cordura (¿cómo puede ir escapado a 1.000 metros de meta un corredor como David Blanco, que parece que rema en vez de pedalear?) y el pelotón cazó, con Valverde segundo metiendo buenos codos a un Phonak. A 600 m., lejísimos, salto de Di Luca, que se debe estar notando fortísimo, pero no tanto como para hacer un sprint tan largo pegado a las vallas (5º en meta, como el martes). Por el centro, un rejuvenecido Lombardi (35 años) parecía que podía ganar tras una temporada 2004 en blanco, pero con un fenomenal golpe de riñón Valverde le quitó toda la gloria. Segunda victoria en el ProTour para el fenómeno de Lumbreras, y en el terreno que mejor le va: los sprints de fuerza, donde es intratable. Esprinta recto, como los grandes. Y no se rinde. Buenas sensaciones de cara a las clásicas de asfalto y su operación Lieja-Valverde-Lieja, como la bautizó Carlos Arribas en enero.

06 abril, 2005

Como cabras

¿Es esto ciclismo? El final de la 2ª etapa de la Vuelta al País Vasco consistió en una subida de ocho kilómetros -en puridad, seis- y un último tramo de carretera de cabras con porcentajes brutales que hacían del ejercicio de tan noble deporte un divertimento para masocas y aficionados a la antropología del sufrimiento humano. El ciclismo es un deporte de resistencia, y hay mucho más espectáculo con un final de tres kilómetros en subida tras 250 km que en una etapita con un kilómetro brutal, donde todas las fuerzas se igualan y los ciclistas ejecutan extrañas danzas, más preocupados por mantener el equilibrio que por marcar diferencias. Claro, poner una etapa de 250 en una carrera como el País Vasco es difícil, pero todavía no alcanzo a entender estas etapas con finales asesinos, donde se difumina el pedaleo en la más pura lucha por la supervivencia. ¿Las diferencias arriba? Mínimas. Sólo un Carlos de Andrés desatado podía ver algo positivo en lo vivido ayer: visiblemente emocionado por ver a los ciclistas derrengados nada más cruzar (Contador entre ellos), de la misma manera en que alguien se emociona por ver entrar vomitando a Isidro Nozal en el Mundial CRI de Bardolino 04, el comentarista de TVE desgrana uno por uno la lista de damnificados, como si el mérito estuviese en el sufrimiento, como si a alguien le gustase verse en esa tesitura. Muy triste. El debate ya se planteó con L´Angliru (donde sólo ha habido grandes diferencias en la etapa de Simoni en el 2000, cuando Heras fundió a Casero), que afortunadamente no se sube desde 2002, y en el Italia con el Ciocco en 1995: basta poner un 28 y todos dando pedaladas en el aire, que diver. Pero no hace falta irse tan lejos: hay que recordar el espectáculo del domingo en Flandes para ver que no hacen falta carreteras de cabras como la de ayer para marcar diferencias. Un poco de cordura, por favor.

A lo que iba: la etapa la ganó Moncoutie, un buen profesional francés especialista en finales en alto al que se le da bien España. Hace dos años ganó en Navacerrada y la general de Alcobendas y el año pasado le birló la etapa del Tour de Figeac a Flecha y Egoi Martínez, que se quedaron boquiabiertos ante el ataque del corredor del Cofidis, que cumple 30 años este mes. El trabajo sucio lo hizo Aitor Osa, bienvenido a las posiciones delanteras, generoso en su esfuerzo hasta el punto de que parecía que le estaba lanzado el sprint al enemigo (por decir algo en esa cuesta inhumana). Daba igual: recibirá su buena dosis de linimento por ser líder en casa, aunque eso no signifique esencialmente nada en el ProTour. Aitor Osa ya ganó la carrera en 2002, el primer vasco desde Gorospe en 1990, y recibió sus buenos agasajos por ese hecho anecdótico. No tantos recordaron por entonces que la victoria del burgalés de Villarcayo Iñigo Cuesta en 1998 fue saludada con los mismos epítetos, ante la lamentable sequía de corredores vascos en la carrera (la única etapa fue ganada por el malogrado Agustín Sagasti en 1994). No me parece mal que Cuesta, magnífico corredor, fuese saludado como propio (se formó en la cantera vasca, igual que Heras), lo que me parece mal es que los gloriosos titulares de 1998 se olvidasen en 2002. Ahí están las hemerotecas para recordarlo. Osa es un buen corredor en este tipo de finales (fue segundo en la Flecha Valona de 2003, la de Astarloa), pero el año pasado tuvo una temporada pésima. Ojalá vuelvan por sus fueros tanto él como su hermano pequeño, el fabuloso dúo dinámico de Itziar: el año pasado ningún ciclista guipúzcoano ganó carrera alguna.
* * *
Hoy se disputa la Gante-Wevelgem, que es también carrera ProTour, obteniendo así la categoría que se merece la clásica del Temmelberg. Parece que el máximo favorito es Boonen, que ya ganó la prestigiosa carrera el año pasado (bellísima la foto de la victoria). A ver si alguien es capaz de hacer saltar la banca. Visto el estado de forma del fenómeno belga, si fuese director deportivo me la jugaría de lejos: ni loco me atrevería a llegar al sprint o en pequeño grupo con Boonen. Hay corredores valientes, rivales y en forma capaces de ello: Van Bon o Mattan, por ejemplo. Veremos que tal les va a los españoles en una carrera que están obligados a correr, pero no con el espíritu olímpico, ese ya se vio en Flandes.

05 abril, 2005

Di Luca, calidad a cuentagotas

La historia de Danilo Di Luca (Spoltore, clase 76) obedece al patrón de la típica estrella fulgurante italiana, cuya energía se va perdiendo poco a poco por la boca para vivir después una existencia mortecina en alguna formación de segunda fila. Lanzado al estrellato después de un magnífico Mundial aficionado en Valkenbourg 98, no tardó en despuntar en profesionales, al ser segundo en la etapa del Monte Sirino en el Giro 99 (tras el Chepe) y mantener esa posición durante una semana en la general. Ya por entonces el joven y bello (de los corredores escuela Cipollini) corredor empezó a soltar perlas tipo "volveré dentro de dos años a ganar el Giro" y cosas por el estilo, en la línea de Di Grande, Giupponi o Frattini, corredores cortados bajo la guía de la primera frase de este post. La verdad es que aptitudes nunca le faltaron: en forma sube con los mejores y tiene un sprint capaz de ganar en llegadas masivas, como hizo en la 2ª etapa de la Vuelta 2002, pero lo que más enganchaba era su estilo atacante, siempre encima de la bicicleta, seco y de latigazo. Ese mismo 1999 hizo segundo en el Giro de Lombardía, cuando podía haber ganado bajo el aguacero, de haber tomado bien la curva: siempre al borde de la gloria, siempre una excusa. Los dos siguientes años continuó en Cantina Tollo, una escuadra que no podía participar en las grandes clásicas, y en 2001 ganó el Lombardía bajo la niebla, ayudado por un Conti magnífico. Pasó entonces a Saeco en loor de multitudes, por fin iba a poder demostrar todo lo bueno que tiene (¿qué fue del Giro?). Desde entonces, victorias en las clásicas domésticas italianas, llegadas en alto en el Campello o en Collado Bermejo, buenos puestos por doquier (el año pasado en País Vasco, por ejemplo) pero siempre fallando en los momentos decisivos. Aunque en 2003 acabó 12º en la clasificación UCI, lo que indica un buen nivel, la sensación que trasluce es la de fracaso, aunque es una impresión equívoca: el año pasado 4º en Amstel y 2º en Flecha, era de los máximos favoritos para L-B-L y...apendicitis. Llega 5º en el campeonato italiano, parece que puede ir al Tour, pero la organización lo veta por un feo asunto de dóping...se prepara para las Olimpiadas y su actuación fue paralela a la de Valverde...corre la Vuelta en el más completo anonimato, y fin de temporada (33º UCI) con cambio de equipo incluído. La sensación general, pues, creo que es más de falta de continuidad que de fracaso, puesto que ya acumula 30 victorias como profesional.

Esperemos que su magnífica victoria de ayer en Zarautz, perfectamente lanzado por Pellizotti, le sirva para engancharse definitivamente al carro de los ganadores, habida cuenta de que parece haber perdido su faceta de bocazas, tan propia de joven estrella italiana. Razones no le faltan: se impuso a un gran Perdiguero, Valverde, a Pineau que sigue creciendo en el sprint y en todos los terrenos (3º el año pasado en Zürich) y a...Cunego, 5º ayer, y eso que se quedó encerrado. En las malas noticias, rotura de codo para Sastre, y Basso a siete minutos solidarizándose en la caída y la llegada, porque el bravo abulense pudo acabar la etapa.

04 abril, 2005

Vuelta al País Vasco para todos

Con la agradable resaca del carrerón vivido ayer en Flandes el pelotón parte de nuevo en el País Vasco, una de las carreras más competidas y con mayor afición de todo el calendario. El miércoles será también la oportunidad de la Gante-Wevelgem y el domingo la Roubaix. Abril, el mes maravilloso del ciclismo. La noticia este año, al menos para el aficionado general al ciclismo, es que por primera vez en muchísimos años la Vuelta Vasca será retrasmitida por TVE, una noticia de alcance e impacto. Yo soy de los que creo que el ProTour es francamente mejorable, pero si como efecto colateral empieza a traer noticias tan buenas como estas (o la retransmisión de todas las clásicas) es para celebrarlo. Los favoritos al triunfo final en la carrera que empieza hoy en Zarautz son, en primer lugar, Valverde y Cunego. El primero conquistó con un sprint bestial la segunda posición en el GP Induráin el sábado (victoria para el leonés Pascual Rodríguez, implicado en un feo asunto de dóping hace unas temporadas) y el segundo, un fenómeno que hoy por hoy ha franqueado muchas más metas que el murciano, viene de hacer dos terceros puestos tanto en Murcia como en Coppi&Bartali. El resto de participantes sigue en la línea de lo que viene siendo la Vuelta al País Vasco los últimos años: lo mejor de lo mejor, destacando la presencia en bloque del CSC, donde Basso dará que hablar, y Contador, que tiene que confirmar lo visto en Semana Catalana.
Volviendo a Flandes, hay que destacar varios hechos muy negativos. El primero de ellos, que ninguno de los cinco primeros en el UCI ProTour tomó la salida. En teoría, el propósito inicial de esta competición era asegurar la presencia de los mejores corredores en las mejores carreras, pero se ve que no es así ¿harán un sistema de sanciones similar al de la ATP? No lo creo posible. Petacchi no salió porque no le dió la gana, al estilo de su retirada en el Tour de 2003: hasta Cipollini salió en 2002 -venía de ganar San Remo- y pudo hacer 9º, un puesto destacadísimo. Freire, enfermo. Hondo, suspendido por su equipo en espera del contraanálisis de su positivo por una sustancia no revelada. Julich, reservado por su equipo para País Vasco, donde es favoritísimo y Valverde...bueno, que decir. Que se fue al Illes Balears para correr las clásicas y el Tour, y llega el Tour de Flandes y se lo salta. Cosas del ciclismo, claro. Un dato relacionado con esto y extremadamente malicioso: en un edición como la de este año donde las condiciones climatólogicas han suavizado la dureza, de 196 corredores que tomaron la salida acabaron 100, un cifra muy alta. Bien, pues entre esos 100 no había ninguno del Illes Balears. Y del Liberty, uno, el notable Carlos Barredo. Euskaltel, más o menos igual, dos corredores (Landaluze y Peña, muy bien).Saunier, tres con Zaballa, Cañada y Tafi (qué menos, le queda una semana de ciclista profesional). Mucho ProTour y muchas bambalinas, pero así nos luce el pelo cuando se sale por ahí.

Boonen ruge en solitario

Impresionante victoria para Tom Boonen en el Tour de Flandes, llegando solo a la línea de meta tras escaparse, de pura fuerza, a falta de 9 km. Era el corredor más en forma, y había pocas dudas después de ver la evolución de la carrera. Subiendo el Kappelmuur apenas hubo movimientos, pero ya en Tennbosse respondió poderosamente al ataque de Klier. ¿Cómo se llegó a esta situación? A 50 km para la meta era cabeza de carrera el sorprendente Ballan, seguido de Petito y Zabel. En una de las múltiples cotas del recorrido, un ataque de Van Petegem y Klier va adelante, junto con Boonen, todo lo contrario a un convidado de piedra. Con esos galgos por delante, la persecución del grupo, mayoritariamente encabezada por un Discovery puesto en fuera de juego por sorpresa, siguió el esquema de toda gran clásica que se precie: ataques incomprensibles –Ivanov, con dos compañeros por delante- y formación de pequeña grupeta de corredores que aspiraban a más y se quedaron en menos –Flecha, Lotz, Van Bon, Devolder-. Daba igual: los fenomenales tres corredores que habían saltado cazaron a los tres que les precedían y, generosamente guiados por un Van Petegem girando sus piernas a cámara lenta y con el lastre de los dos italianos sin pasar al relevo, pusieron suficiente terreno como para tener la seguridad de jugarse la victoria entre ellos. El paso del Kappelmuur fue engañoso, parecía que las fuerzas estaban igualadas, pero ni mucho menos. Boonen sabía que era su día, y que las dudas de si después de 260 km. podría imponer su punta de velocidad ante Van Petegem, Zabel o Klier no eran de recibo. Era el más rápido y el más fuerte.

Klier lo intentó en el llano, después Van Petegem –fuerte, poderoso- y, en un alarde de cómo se debe atacar, Boonen inmediatamente después, por el lado contrario, sin apenas mirar atrás, pedaleando con todas las fuerzas y perfectamente acoplado. Una semana antes había ganado el E3 con una fenomenal cabalgada de 50 km. con Klier. No se fiaba un pelo del alemán. Había que llegar sólo, como todos los grandes campeones que le han precedido en uno de los finales más prestigiosos del ciclismo. Hubo un momento en que parecía que iba a ser neutralizado, pero no cejó en su empeño y las imágenes se regodeaban en su pedaleo redondo, marcando los músculos de sus hipertrofiadas piernas (antes era mucho más longilíneo). Por detrás, los ataques de Petito o Van Petegem ya no tenían mayor sentido que las plazas de honor. Para Boonen todos los honores y el tiempo suficiente para recrearse en su victoria, entre el rugido de sus fans. Mención aparte merece Klier, que en una toma parecía quedarse víctima de un pajarón y que después entró en solitario en segunda posición, sin saberse muy bien que pasó mientras tanto. Tercero Van Petegem con 35 años y un poco más lejos de lograr su tercera Ronde, y cuarto un grandísimo Zabel, igualando su puesto del año 2000 con el maillot de líder de la Copa del Mundo. Lástima que el T-Mobile no supiese jugar mejor con su superioridad numérica. Ballan, excelente considerando que llevaba 50 km. escapado y Petito, en su papel de oportunista.

En cuanto al resto de la carrera, destacar la larga fuga inicial integrada, entre otros, por Zaballa y por un Barredo especialista en largas fugas, un Flecha al que todo la prensa nacional daba como favorito y que nunca tuvo opciones reales (11º en meta, mejora un puesto respecto a 2004) y el naufragio colectivo de Discovery (Armstrong tirando del grupo unos kilómetros) y el CSC. Queda, por último, plantearse un contrafactual: ¿qué hubiese pasado de haber participado Freire? A la victoria de Boonen el sábado replicó con una victoria similar en la Flecha de Brabante, por lo que el estado de forma parece igual. El buen tiempo también le hubiese favorecido, así como el salto de favoritos, donde también es verosímil que hubiese estado. Su presencia hubiese hecho el sprint aún más incierto, y no hubiese podido atender a todos los saltos. Alguien se habría escapado de todas formas, aunque también cabe la posibilidad de que hubiese sido él, escarnecido de sus dudas en San Remo. Que más da. Boonen ha ganado y ha ganado el mejor.

02 abril, 2005

Pequeña teoría sobre la maldición del campeón olímpico

Que existe la maldición del campeón del mundo es una realidad del ciclismo que tienen que tener bien presente todos aquellos que conquistan el maillot arcoiris. Tiene diferentes grados de virulencia, que van desde el leve (el menos frecuente) hasta el gravísimo, pasando por diferentes estados intermedios. No es el tema de este artículo, pero viendo la trayectoria de Dhaenens, Vainsteins, LeBlanc, Brochard o Astarloa una vez que ganaron el campeonato del mundo sobran mayores comentarios. De lo que nunca se ha hablado es de la maldición del campeón olímpico. La razón más evidente es porque sólo ha habido tres campeones olímpicos como profesionales desde que se levantase el veto en las Olimpiadas de Atlanta 96, a saber: Richard, Ullrich y Bettini, pero existen indicios suficientes para pensar que esta maldición también se extiende a los famosos cinco aros.

Pascal Richard fue un magnífico corredor capaz de ganar grandes clásicas combinadas con etapas en grandes vueltas, algunas de alta montaña como la maravillosa de cinco superpuertos que ganó en el Giro de 1994, bajo la nieve. En 1996 ganó nada menos que la L-B-L ante Armstrong, con la sencilla treta de zorro viejo de dejar que el texano lanzase el sprint (venía de ganar la Flecha-Valona, estaba como un toro en la Redoute) para que se comiese todo el viento. Después fue fácil superarle. Era otro Armstrong, pero era el mismo Richard de siempre: recoger lo que otros trabajan. Las Olimpiadas de Atlanta se presentaban como un circuito urbano poco exigente, y al final fue todo lo contrario, porque la carrera la hacen dura los ciclistas. Bajo un clima tropical, con frecuentes tormentas (como la que le cayó al gran Fondriest en la contrarreloj), un ataque en la última vuelta dejó solos a Richard, Sorensen y Sciandri, representantes del mejor ciclismo y de pequeñas naciones que siempre dan todo en los JJ.OO. Ese fue el orden de llegada. A partir de esa victoria, Richard entró en un estado de semiendiosamiento, incluyendo una estúpida trifulca con el Comité Olímpico Internacional, que le demandó por estampar en su maillot del Mobilvetta unos enormes aros olímpicos. Nunca más se supo de él, si bien es cierto que ya estaba en el ocaso de su carrera, pero con dos años buenos de ciclismo todavía por delante.

Con Ullrich algo parecido: es cierto que el gran alemán ya tenía ojeriza antes de ganar brillantemente el oro olímpico en Sydney (el Tour del 98, la lesión en el 99), pero era un joven con gran futuro por delante. Fue ganar el oro olímpico y caer en el abismo, de tal forma que se puede decir que sus victorias más importantes desde entonces han sido el Mundial contrarreloj de Lisboa 01 y la Vuelta a Suiza 04, jalonadas con más segundos puestos en el Tour y en el GP de Zürich, su otra obsesión. Por el medio, su desastrosa campaña de 2002, donde no compitió, condujo borracho y tomó éxtasis. En definitiva, un balance un poco magro para un ciclista tan talentoso. Y el último ha sido Bettini, en Atenas 04: las dos semanas anteriores había sido 2º tanto en Hamburgo como S. Sebastián; a la semana de ganar la carrera olímpica, de nuevo 2º en Zürich. Desde entonces, sólo ha ganado una carrera, la primera etapa del circuito Franco-Belga a finales de septiembre (y la Copa del Mundo, que no es una carrera, conquistada sin ninguna victoria parcial), pero es que perdió todas sus opciones en el Mundial de Verona ¡al golpearse con la puerta de su coche de equipo!. La idea de este post se me ha ocurrido al leer que no tomará la salida en el Tour de Flandes, por baja forma. Hacía muchas temporadas que Bettini no ganaba una carrera en febrero o en marzo, a pesar de que lo intentó en San Remo. Ay, ay, que me temo que le ha caído encima la maldición del campeón olímpico. Y un poco de endiosamiento también.

Bueno, ya basta de pitonisa Lola por hoy. Me niego a dar ningún favorito para el Flandes de mañana (ojo con Hushvod). Que salga una buena carrera.

01 abril, 2005

Devolder y Ekimov ganan con 15 años de diferencia

Comenzó a funcionar el motor del Discovery Channel: ayer ganó la general de los 3 días de la Panne Stijn Devolder, joven belga que obtiene así en su país su primera victoria de profesional. El sector matinal fue para el rejuvenecido Tom Steels (nueve etapas del Tour en su haber), sin mayores noticias, y la crono que dictó sentencia, para el siempre longevo Ekimov, que esta temporada cumplirá 40 años...Luis L. Sánchez no pudo rendir a su mejor nivel y sólo alcanzó a ser 12º, a 31" del ruso campeón olímpico en ¡Seúl 88!, cediendo su tercera plaza a Mattan. Termina así una de las ediciones de los 3 días de la Panne más descafeinadas de los últimos tiempos, marcada por la escapada de la primera etapa. Con un ganador final belga y joven (gran rendimiento en la contrarreloj final) se salva un poco el papel, pero hay que destacar que la última etapa fue para el ruso Ekimov (ya había ganado la misma etapa en 1996 y 2000), un ciclista que bien merece un repaso a su trayectoria.

Ekimov fue formado en la escuela soviética de pista, y tras unas excelentes prestaciones, pasó a profesionales en 1990 en el famosísimo Panasonic de Peter Post...allí se vió que, si bien nunca podría aspirar al Tour de Francia, era un fenomenal corredor con mucho motor del que se podía sacar partido para muchas otras carreras. En 1991 obtuvo su única victoria parcial en Tour, carrera que ha disputado en 15 ocasiones sin abandonar ninguna de ellas, y en 1992 ganó el GP de Zürich con una fenomenal cabalgada en el último kilómetro...detrás de él, segundo, entró un chaval de Texas que había debutado una semana antes en profesionales en la Clásica de San Sebastián entrando el último...ese chaval era Lance Armstrong y sus vidas, paradójicamente, se cruzarían mucho tiempo después. La carrera de Ekimov empezó a renquear en los sucesivos equipos holandeses en que militó, siguiendo esa tradición no escrita de los ciclistas rusos en cuanto ganan dinero. Recaló en el Motorola, hizo algún buen puesto en Roubaix y Flandes y, por la simple inercia, acabó en el año 99 en el Costa de Almería de Miguel Moreno...allí sacó olfato ganador para ganar la esperpéntica etapa de Barcelona en la Vuelta a España. Al año siguiente Lance Armstrong lo llamó a la corte que estaba formando, y rindió en el Tour como si tuviese de nuevo 22 años...llegó a las Olimpiadas de Sidney y se impuso, contra todo pronóstico, a Ullrich y a su jefe de filas, en la prueba de contrarreloj.

Convertido en el lugarteniente de Armstrong, casi al mismo nivel de Hincapié, todavía sacó energías para entrar 4º en Roubaix y para amagar con la retirada...no se sabe cómo ni por qué, pero de nuevo el gran pariente texano le sedujo y volvió a pedalear, con más energía si cabe. El Tour del 2004 fue un escándalo, todo el UsPostal, los nueve corredores, tirando del pelotón en puertos de primera con sólo 30 unidades en el grupo. Y Ekimov, de 39 años, entre ellos. Y Noval, de 25, también. ¿En Atenas? Induráin dijo que si Ekimov revalidaba medalla, se afeitaba las piernas y participaba en el Mundial de Madrid 2005...Casi: Ekimov fue segundo, sólo superado por un superdopado Hamilton. No quiero decir con esto que Ekimov fuese limpio, claro, pero hay algo que no me encaja en la maquinaria de la corte de Armstrong. No hay jerarquía de edades. Los de 25 corren igual que los 40. Los rodadores suben como escaladores. Que no, que no. Que no cuela. Devolder, notabilísimo amateur belga, fue atraído al círculo de Armstrong gracias al profundo conocimiento de la cantera belga de Bruyneel y Demol, el mismo conocimiento aplicado que hizo que Boonen debutase en el UsPostal en 2002, para renegar en sólo un año de lo que vió y el futuro que le esperaba. ¿Conseguirá también Devolder la pócima de la eterna juventud?

Discovery Channel alineará el domingo en Flandes a Armstrong, Hincapié, Ekimov, Devolder y Leif Hoste, segundo el año pasado en la misma carrera. Agarrémonos bien los machos.