Hace tiempo que Lance Armstrong dejó de ser sólo un ciclista para convertirse en un hombre-franquicia, en su mejor representante y en una empresa que gira las piernas a la velocidad que marca el desarrollo de los platos y los piñones. De esta forma, a nadie tiene que extrañar que ayer anunciase, curiosamente aprovechando un día en que no había competiciones y en vísperas de una insulsa carrera americana, su abandono de la práctica ciclista como profesional a partir del 24 de julio, el día en que el pelotón -porque el ciclismo sigue sin Armstrong- llegará a Paris en la última etapa del Tour de Francia. Consigue con su última operación promocional la atención de focos y plumas en franca rivalidad con fumatas blancas y mayorías vascas, porque Armstrong es famoso a nivel mundial. Consigue, en definitiva, ser durante tres meses más centro de atención preferente: atentos a los titulares "última carrera en EE.UU" -la que empieza mañana, curiosamente-, "el Tour del adiós de Armstrong" y todos los que puedan imaginar. Más camisetas, más pulseras y más libros. Armstrong, esa marca. Yo voy a intentar hablar del Armstrong ciclista.
Hay un Armstrong antes del cáncer y un Armstrong después del cáncer. La historia es tan famosa que es redundante entrar en ello de nuevo. Antes de que en otoño de 1996 se descubriese el terrible mal que incubaba con 25 años -incluyendo metástasis en el cerebro- Armstrong era un corredor con interesantes resultados y que estaba fraguando su mejor campaña como profesional: Flecha Valona, 2º en Lieja, abandono del Tour para preparar Atlanta -que corrió con el cáncer ya en desarrollo-...Era normal en un corredor que contaba con récords como ser el ganador más joven del Laigueglia (en 1993, récord superado por Pozzato en 2003), el más joven Campeón del Mundo y uno de los más jóvenes de etapa del Tour (1993, en Verdún), pero que en 1994 había afrontado la Grande Boucle para pasar penosamente las montañas, igual que en 1995. Mucha musculatura, herencia de su formación adolescente como triatleta. Su futuro parecía abocado a ser un buen especialista de clásicas -no más: le falta sprint- pero nunca un ganador de grandes vueltas. Y en esto llegó la enfermedad. Cofidis le había fichado para la temporada 1997, pero nunca llegó a debutar. Volvió contra todo pronóstico -más médico que deportivo- en 1998 para hacer sucesivamente 4º en la Vuelta (a pocos segundos de Jiménez, 3º), y 4º en sendos mundiales, en ruta y contrarreloj. Su físico y su pedaleo habían cambiado, fruto de la horrible quimioterapia y de un sensacional trabajo de entrenamiento desde cero que cambió un estilo de pedaleo con grandes desarrollos a uno agilísimo, nunca visto. Ganó el Tour de 1999 y los cinco siguientes, gracias a un extraordinario dominio de la montaña y una muy buena prestación contrarreloj, especialidad en la que nunca había destacado.
Se acusa a Armstrong de correr sólo el Tour: es falso. Corre el Tour y las carreras de los dos meses previos. Así ha conseguido ganar dos Dauphines, un Midi Libre y una Vuelta a Suiza, suficiente palmarés para ser considerado una pequeña estrella. Cuenta también con un bronce CRI en los JJ.OO de Sydney (su derrota más amarga ante Ullrich) y 3º en Zurich 2002 (ese año también 4º en Amstel, una carrera que siempre ha ambicionado), pero son la huella en el desierto. Este es el peor balance de Armstrong: es un corredor que siempre se ha reído de las tradiciones del ciclismo. Se retirará sin correr jamás el Giro de Italia, sin disputar ni un Mundial desde 1999, sin correr carreras por las que han dejando su huella todos los campeones del pasado. Armstrong, sin lugar a dudas, es el más indigno de los grandes ciclistas de todos los tiempos. Bartali, Coppi, Van Steenbergen, Van Looy, Anquetil, Merckx, Gimondi, Hinault, Indurain y todos los que quieran añadir tuvieron momentos buenos y malos, de flaqueza y de grandeza fruto de su exposición a la competición abierta y a la rivalidad, que es donde se forjan los grandes campeones.
Pero no. Armstrong se retirará en el Tour, su carrera y en la única en la que puede ser considerado grande, y probablemente lo haga sin ser derrotado: no tendrá un Pra Loup ni un Hautacam. Un gregario no le robará el puesto. No veo a nadie capaz de hacerle sombra. Es un fenomenal competidor y sólo corre para ganar. Muchas dudas sobre su supuesto dopaje. El pedaleo que tiene no se obtiene sólo con dopaje, sino también con muchísimas horas de entrenamiento y una fuerza interior sobrehumana. Otra cosa es su equipo. En todo caso, el USPostal está rindiendo este año muy por debajo de su media, curiosamente cuando ya se puede detectar el dopaje sanguíneo. Desde el año pasado se almacenan perpetuamente todas las muestras de ciclistas, para ver si en el futuro se pueden detectar sustancias hoy por hoy invisibles. No tengan ninguna duda: el reinado de Armstrong nunca será revisado, reventaría todo el circo montado en torno a este deporte. Las muestras pueden desaparecer fortuitamente, como pasó con la de Hamilton en los JJ.OO de Atenas. Así pues, lo único que me atrevo a afirmar con rotundidad es lo que he titulado: Armstrong no ganará el Tour de 2006.
19 abril, 2005
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6 comentarios:
Perdón por el post tan largo.
Un post para armar revuelo, ¿eh?
No es tan rara la reconversión de Amstrong; de hecho, resulta parecida a la de Indurain. Quizá -y ya se dijo en su día- sí que hay dudas sobre que tuviese la mentalidad necesaria para el tremendo esfuerzo que exige reconvetirse a hombre-Tour. Y lo suyo con el Tour -amén de que resulta menos sangrante que lo de Ullrich, la verdad- es parte de un proceso de ultraespecialización dentro del ciclismo del que ya se hablaba con Lemond y con Indurain.
A Armstrong solo le pondría 2 peros:
-Nunca se ha atrevido a ir a por 2 grandes el mismo año.
-No ha tenido los rivales del mismo nivel que otros "grandes" además de poseer un superequipo como nadie ha tenido nunca. No es normal que en una etapa de alta montaña, a la base del último puerto lleguen 25 y ¡¡¡los 9 Us Postal!!! así es imposible que nadie le atacase. ¿Castigar al equipo? ¿como, pinchándoles las ruedas? si es que había veces que pienso que si hubieran querido se hubieran ido los 9 solos en el primer puerto y de ahí a meta una CRE.
Un saludo
Muy bueno el post, lo mejor el titular. Te lo copiarán.
La superespecialización de Armstrong también se debe en gran parte a la enfermedad que sufrió. No creo que pudiera aguantar dos grandes en el mismo año a un nivel competitivo bueno, lo que le hubiera supuesto menos voctorias y menos años en la cima.
Gracias por vuestros comentarios. A ver, a ver si copian el titular, sería buena señal de que me leen por ahi, jeje.
Claro que hay algo de superespecialización y también de saber dosificarse (Armstrong ganó el Tour 2004 con 33 años, factor no siempre destacado). Lo del superequipo es lo más sospechoso, porque en sus carreras particulares ninguno es una máquina, de hecho ni rinden a un tercio del nivel del Tour (Hincapie, Ekimov, Rubiera)
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