¡A llevarse todos bien!

Básicamente esa es la conclusión el juez Serrano, que de manera tan brillante ha llevado la instrucción de la Operación Puerto. En su auto de sobreseimiento habla de "juego limpio", que no hay que hacer trampas y alguna regañiña varia. Ningún comentario sobre las 200 bolsas de sangre con restos de EPO. Ni tampoco sobre los medicamentos falsificados e importados ilegalmente. Ni tampoco sobre la constancia de que los hemodruidas facturan cientos de miles de euros sin ninguna factura. No hay ningún delito. Ponciopilatismo y a dedicarme a casos de carteristas en el metro, que es lo mío.

Se veía venir. Ya en agosto empezó a emitir bulas pontificias para algunos corredores (el primero que dispuso de ella fue Contador, el que siempre quisieron salvar Saiz y Fuentes por encima de cualquiera), como la que reproduzco aquí. En este caso concreto, podía haber añadido: "no se olvide pasar a recoger los 2´5 litros de sangre congelada que obra en nuestro poder, y que legítimamente le pertenecen". Sangre de tu sangre, ya saben. No fue el caso, pero si el de Merino Batres, que en el auto se hace acreedor de todos los productos dopantes que le fueron incautados. Y da igual que estén caducados, seguro que no le falta gente que se los quiera chutar.

Nadie de la banda del hematocrito pasará por la cárcel. Vamos, más de la noche en la trena que pasaron al calor del dinamismo de la Guardia Civil, claramente extralimitada en sus funciones. Interceptan conversaciones de traficantes que hablan en códigos clave, que poseen varios pisos francos en Madrid, que hacen la diálisis a sus pacientes cuando cae la noche (alevosía, nocturnidad, premeditación) y que se pasean por Madrid con el sueldo en efectivo de varios años de trabajo de una persona normal. No, eso no es una banda criminal. Eso es una ONG, Sangre sin fronteras. Que menos que se alie con otra ONG, Jueces sin vergüenza. ¡Esa Guardia Civil, siempre con el celo profesional tan alto!

Con el fin de la vía penal ya sabemos quien fue Garganta Profunda, una figura en la que creí ver a Heras en un principio. Fue Manzano. Igual que en la denuncia inicial de 2004, otro juez le acaba de pasar por encima. Un juez del que habrá que seguir la trayectoria, porque el mundo es pequeño y quien sabe cuando lo volveremos a ver. A mí me daría miedo que llevase algún caso mío alguien que considera que "al no haber casos de transfusiones de sangre entre terceras personas, se reducen los riesgos". Vamos, que no se ha enterado que "4142", el corredor del que se han reproducido más documentos, estuvo sancionado dos años por competir con sangre de extraños en sus venas. O Sancti Petri, otro que aparece en el sumario. No creo que se entere de la misa, la media. O sí.

O sí porque, como supimos en agosto, el abogado de Manolo Saiz, el ínclito Bueren, presionó a Manzano y le ofreció 30 millones de pesetas para que retirase su denuncia. Estevilles los hay por todas partes. Hoy por tí, mañana por mí. Y claro, con el lío mediático que se estaba formando, ¿qué necesidad hay de complicarse la vida cuando hay base legal para dar el urbi et orbi a todos los implicados? ¡Con lo bien que se está los fines de semana con la familia, en vez de leyendo los tomos de la instrucción y ver a que corredores corresponde cada clave! ¿Para que hacer una vista oral, si Koldo Gil vive en Navarra y puede responder al cuestionario desde allí?

Fin a la vía penal. No hay delito contra la salud pública. Ahí quedan esas transfusiones realizadas en hoteles. Empiezan las sanciones deportivas. En la UCI se sienten, con razón, toreados y cornudos. Esperemos que el sumario les llegue completo. También esos documentos del tomo IV que de vez en cuando reproduce Carabias, sin que nadie le haga caso a pesar de su ñoña insistencia. Y llegamos al periodismo. La reacción ha sido tibia. De cansancio. No digo ya el pobre Arribas, convertido en un despojo de lo que fue: si Eufemiano dice que ha recibido amenazas de muerte, no quiero ni pensar lo que le habrán dicho al periodista dentro de el mundillo. Para haber sido el que soltó la liebre de la Operación Puerto y sus documentos, no se le ha visto el pelo. Vista la resolución, podría haber reproducido íntegramente su artículo "El triunfo de la hipocresía", del pasado junio. También yo lo podía haber utilizado para el post de hoy. Cuanto esclavo. No quiero acabar sin citar el artículo de Gómez Peña. Excelente, pero también muy sorpresivo porque ha sido uno de los periodistas que más han apoyado a dopados manifiestos. ¿Lavando la ropa antes de las sanciones deportivas? Seguramente sí. Por aquí seguiré sacando los trapos sucios, más que nada por higiene mental ante el clima de buen rollismo que el hasta el juez se permite pedir.
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Ajeno a todo eso, porque su nombre fue camuflado, ocultado y evitado de todas las maneras posible, Alejandro Piti Valverde sigue adelante con su marcador de triunfos. General de Murcia, crono y general de Valencia. Ambas carreras las había obtenido en 2004, cuando todavía corría en el Kelme y sus únicas opciones de correr contra los mejores se reducían a San Sebastían, las Olimpiadas (borrón en ambas) y la Vuelta (caída y plante obrero para esperarle). Fichó por los navarros para correr las mejores carreras y nos encontramos con que el fenómeno, tras dos años de evolución, vuelve a ganar las mismas carreras. ¿Involución? ¿O algo más? En fin. Para que vean la tendencia, este año no disputará San Remo (dos años llegando al sprint final con los mejores y evitando meterse en la disputa) y se irá al Criterium Internacional. Ya ven. Las mejores carreras.
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En la primera etapa en línea de Niza, triunfo para Nazon tras el buen lío que montó Reynés en la llegada.