
La carrera se vio condicionada por las múltiples caídas que se produjeron en el descenso de Le Manie, la estúpida subida introducida en 2008 para dar mayor dureza al recorrido, pero eso está a 90 kms. de meta. Entre los caídos estaba Oscar Freire, vigente campeón de la prueba, que se pegó una buena costalada el solito, dejando la rueda maltrecha y también el freno. Al final de la bajada tenía 2´40" de desventaja sobre el grupo principal.
No estaba solo. Con el que se quedaron otros favoritos como Hushvod o Farrar, y una buen puñado de corredores. Por delante, tras dubitar un poco, la consigna fue clara: Freire no estaba y había que aprovecharlo. Así se pusieron a tirar locomotoras como Hoste y, especialmente, los BMC Kroon y la montaña Schär. Aunque por detrás llegaron a reducir la diferencia a 1´, el único corredor que consiguió enlazar con el grupo cabecero fue Scarponi, que saltó en la Cipressa y, tras un esfuerzo raras veces visto, redujo la diferencia. No fue su única exhibición en un recorrido que no es el suyo.
Delante se formó un grupo con O´Grady, Van Avermaet del BMC y los dos FDJ Chainel y Offredo, que ya se había dejado ver por la Vía Aurelia el año pasado. El cuarteto hizo gran parte de la subida al Poggio destacados, y el belga atacó para coronar en solitario (aprovechando el coche de equipo) y hacer todo el descenso con considerable ventaja. Sus tres compañeros sólo fueron neutralizados coronando la subida-símbolo de la carrera.
Quedaban menos de siete kms. para meta y el único movimiento en el grupo de favoritos había sido el de Nibali, tan ambicioso y tan pluriempleado en todos los terrenos que recuerda a un corredor de otra época, no necesariamente muy antigua. Primero había que neutralizar a los fugados, y Van Avermaet sólo lo fue cuando quedaban dos kms. para meta. Ahí saltó Gilbert, abriendo un considerable hueco que sólo pudo cerrar Pozzato quemando todos sus cartuchos.
Desconozco que enfrenta a ambos corredores, pero como se ha visto en los últimos años de la París-Tours, se han quitado mutuamente las opciones de ganar en más de una ocasión. La del sábado será de las más recordadas, aunque el italiano ha dicho que saltó para que no le pasase lo de 2008: nadie saltó a por Cancellara y Pozzato ganó el sprint por el segundo puesto de una manera muy amarga.
Ultimo km. para meta y sólo ocho corredores para el triunfo, ¿cómo ha sido posible esto en una carrera que el año pasado vivió un sprint masivo lanzado por el neoprofesional Oss? Sin duda, la lluvia ha influido mucho, pero también el vivísimo ritmo llevado durante todo el día, rebajando en seis minutos el tiempo de la anterior edición. La media resultante de los 298 kms. en 6h 51´10" sigue arrojando una cifra demencial en un deporte que se vende como renovado. Al menos, eso sí, ya no llegan ciento y su madre al sprint final.
Subiendo el Poggio había no menos de 25 corredores, incluyendo a tres Movistar (Lastras, que incluso se movió subiendo, Rojas y Ventoso), Egoi Martínez y a un Marcato -ponga un Vacansoleil en todas sus salsas- que se cayó bajando hacia Sanremo. Al sprint final sólo llegaron grandes campeones, porque nadie regaló nada. Sobre el papel el más rápido era el australiano Matthew Goss, sin un gran palmarés pero el más veloz. No tuvo muchos problemas para, aprovechando el sprint lanzado por Scarponi (¿de verdad ha dejado de ser Zapatero? difícil de creer tras su exhibíción metahumana) y evitando que un descomunal Cancellara -parecía que iba a arrancar de cuajo los tubulares en el sprint- y el superfavorito Gilbert le quitasen el primer puesto del podio.
Cuarto fue Ballan, quinto Pozzato, sexto Scarponi, séptimo Offredo y octavo Nibali. A mí la carrera me recordó desde muchos kms. antes de meta a un Mundial: por lo exótico de los corredores (¿hacía cuanto que un francés como Offredo no batallaba tanto en una cita de la categoría de la Sanremo?), incluyendo al vencedor (tercer gran triunfo para Australia tras la Roubaix de O´Grady en 2007 y el Mundial de Evans en 2009) y particularmente, la sangría de corredores que se iban quedando con el paso de los kms.
También la resolución de la carrera me recordó a un Mundial, sin lanzadores. Incluso a un Mundial de Freire, injustamente apartado de disputar la victoria en unas circunstancias de carrera que habrían sido ideales para sus características, especialmente por el vencedor. Goss, al igual que el cántabro en 1999, se ve en la obligación de intentar construir un palmarés acorde a esa joya que acaba de incorporar a un exiguo currículum compuesto por una etapa del Giro y el GP de Plouay. Por su edad (24 años) y viendo el palmarés de los que ha batido, no cabe duda de que lo conseguirá. Y, en todo caso, ya se puede retirar con la foto de una victoria donde se ve completando la panorámica a corredores como Cancellara, Gilbert, Ballan y Pozzato, todos con al menos un Monumento en su palmarés. Goss ya es uno de ellos. Y el más rápido.
Hoy comienza la Volta a Cataluña, que celebra su primer centenario. Tras renquear en los últimos lustros hasta ser prácticamente un fantasma dentro del calendario ciclista, este año cuenta con una participación de lujo con Evans, Basso, Menchov, Contador y Scarponi.
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Sinkewitz, positivo por HGH. Es la primera vez que se detecta esta sustancia, que no deja rastro a partir de las 48 horas. Un poco como el clembuterol, vamos, pero sin vaca de por medio. El control se hizo tras el GP de Lugano.
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Quiere volver y todavía no se ha ido. Que se vaya. Que lo echen. Relacionado con esto, un nuevo escrito de un simpático personaje ya traído a este blog por sus dotes narrativas. Y una observación: lo de "situación kafkiana" ya es como "infierno dantesco". Se puede decir sin ningún tapujo y, por supuesto, sin haber leído al autor.
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Cancellara y sus innovaciones tecnológicas. Casualmente, hay un Cecchini de por medio. A ver si nos enteramos de una vez que la innovación en el ciclismo rara vez es tecnológica, y si fisiológica.
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Garai, tras dejar morir su blog por inanición e incapacidad manifiesta, se pasa al twitter. En el primer día ya había puesto ocho tweets, se nota que lo del pensamiento a 140 pulsaciones le pega más. Qué mundo este.
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Vuelve Victor Conte, el de BALCO. Nunca se fue, como Eufemiano. Tiene un Bentley de 250.000 dólares en la puerta de casa. En EE.UU se lo saben montar mejor. Más grande. Más indetectable.
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Otra megaciudad que se quiere poner al día con las bicis. Impresionante la cifra de accidentes por apertura imprevista de puerta en un coche.
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Lissavetzky, que todavía no ha renunciado a su cargo de Presidente del CSD, ya está en campaña. Bueno, llevaba así dos años, pero ahora ya con carteles, anuncios y cuñas radiofónicas. Paradójicamente, critica los gastos suntuarios del actual regidor de Madrid, cuando apoyó las chaladuras de Madrid 2012 y Madrid 2016. Si tuviese alguna posibilidad de ganar, sería un gran alcalde, igual que ha demostrado su grandeza y bonhomía en la lucha contra el dopaje que ha caracterizado su misión al frente del CSD; como no tiene ninguna, ahi se queda con su puesto.