Banquete de la confusión

Algunas veces es mejor estar callado. Cuando eres ciclista profesional, la mayor parte de las veces. La primera noticia que se tuvo del escándalo Lampre de la noche del lunes 28 de enero no se hizo esperar. Como fue de madrugada, el miércoles 30 -no pudo ser el martes 29, por razones obvias- el periódico Noticias de Guipuzkoa daba la primera versión, recabada de Patxi Vila.

Esta llena de errores: los formales -data la redada en domingo, queda por ver si de manera intencionada- y los de brocha gorda, como la frase final. Pero da una pista. Fundamental. Volveremos a ella. También a la primera versión publicada por la Gazzetta, también del mismo día. Curioso: ambos periódicos, con distintas y bien próximas fuentes, inciden en el mismo error. Y quedense con el matiz de error.

Al día siguiente, jueves 31, el Lampre hace público un comunicado con su versión oficial. Se puede consultar aquí. Se insiste en varios puntos fuertes: hay un pago por tarjeta de crédito que acredita la cena fuera del resort turístico donde debían encontrarse; hay testigos exteriores (dos fans, dispuestos a dar todo por Cunego, hasta su palabra); registro de llamadas; y un I controlli sono quindi stati effettuati per tutti gli atleti, una excusatio non petita de manual, especialmente si tenemos en cuenta que, en ese comunicado, no se hace un elenco de los corredores presentes. Con lo fácil que sería.

Ese mismo día la Gazzetta había publicado que el polaco Szmyd no había sido requerido para los controles. Quizás esa aclaración va referida a este corredor de serie C. Pero no, todos sabemos a quien va referida. Para completar más la cosa, Patxi Vila da su versión, en su bonita página web. Lo hace bastantes días después, el lunes 4, del testimonio pionero al periódico guipúzcoano. Leánlo bien, especialmente esa frase que dice "sin entrar demasiado en detalles os contaré como trascurrió el día 28". Eso, eso, tu no entres en demasiados detalles, que después pasa lo que pasa, que te pillan en un renuncio. Y aún así ya cometes bastantes renuncios....

Lo que dice el corredor vasconavarro es que la idea de la cena fue espontánea, que no estaba prevista. Perfecto para los inspectores de la UCI y que se traguen el bulo de que no pudieron comunicar su paradero con anticipo, porque fue una cosa decida a las carreras, pero ¿cómo hicieron para contactar con los dos fans? ¿o es que eran de la zona? Que triste leer esto de un corredor del que -no hay ningún testimonio que diga lo contrario- todos dicen que es una gran persona. No entra en demasiados detalles, pero dice que el restaurante estaba a 22 kms, que eran 17 para comer (incluidos siete ciclistas) y, ojo ojito, ¡que a las 23 estaban de vuelta en el hotel!.

Eso entra en abierta contradicción con el comunicado oficial -oficial, insisto- de Lampre, según el cual no fue hasta las 23:19 cuando Piovani -el director- se enteró de la presencia de los inspectores, y que los corredores fueron llegando más tarde al ya famoso Riva degli Etruschi. Y eso lo cuenta ¡cuatro días después de que su equipo diese una versión cerrada y con coartadas!. Coordinación, que lo llaman. No acaban ahí las cosas que cuenta Vila: "Cuando llegamos, algunos se fueron a la habitación y otros (entre ellos yo) nos quedamos un segundo hablando, momento en el cual llegaron los comisarios del CONI". Vamos, que reconoce que algunos compañeros pudieron disponer de un tiempo vital antes del examen, como Rogers en la concentración de los Pirineos donde cazaron a su siamés Sinkewitz. Considerando que el comunicado oficial de Lampre dice que la primera llamada -y hay registro teléfonico de ello- fue a las 23:19, es más que probable que las estrellas supieran lo que les esperaba en el hotel.

No acaba aquí la cosa. El viernes La Repubblica, con su periodista Eugenio Capodacqua, revelaba que los NAS (la unidad operativa) de Florencia habían recibido un cartucho de postas en un sobre vacío, al más puro estilo de la Mafia. Por su parte, eraIl Corriere della Sera y su periodista Tomaselli informaban el mismo día sobre la auténtica distancia entre San Vincenzo y Suvereto (donde están Riva degli Etruschi y Gualdo del Re, hotel donde debían estar y restaurante donde estaban, respectivamente), unos 10 kms. sensiblemente inferirores a los exactos "22 kms" de los que habla Patxi Vila, que sigue sin querer dar "demasiados detalles". Cualquiera lo puede comprobar en Google Maps o aquí. También informan de que fue el propio Cunego el que pagó, de su propia tarjeta de crédito, la cena para 17 comensales. Ya se verá.

En la primera versión de la Gazzetta fue el propio principino quien pasó primero el control, a las "23:30". Después vinieron Ballan, Marzano (que hace un par de meses dejó esta interesante entrevista: esta temporada tenía que explotar), Vila, Szmyd, Bruseghin y Tiralongo, el que acabó a las 03:40 porque no le salía el pipí. Debió mear tras salir del restaurante. Los resultados se sabrán en unas semanas, como es normal. Y si sale algo raro, la culpa será del menú. ¿El error? Bueno, que todos, estaban en el hotel. Piensen sobre ello.
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Como al periodista no se le puede atacar, porque lo defiende el artículo 22 de la Constitución, van a por otro. Y bien asesorados por abogados exciclistas, ahora en "prestigiosos bufetes", que huelen bien la pasta que puede haber detrás.
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Boonen se llevó Qatar con tres etapas. ¡Viva el ciclismo!
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Duclos-Lasalle Jr. gana la Marsellesa con 28 años, su primera victoria profesional. Sería interesante un estudio sobre la edad de estreno en profesionales y la edad de la primera victoria en los ciclistas franceses. Para cuando los del dopaje libre digan eso de que "como todos se dopan, no hay adulteración de la competición".
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El Tour no quiere que nada de su dinero vaya a Rasmussen (ganador de dos etapas y muchos días de amarillo), Mayo (segundo en una etapa) o Vinokourov (oficialmente ¡todavía! ganador de dos etapas), aspiración muy legítima y comprensible. ¿Y qué hace la etérea Asociación Internacional de Corredores (CPA)? ¡La pasta, queremos la pasta!