Astana actualiza su calendario

Anda el mundo del ciclismo revolucionado porque la organización del Giro, que se ha desmarcado del engendro del ProTour, haya presentado su lista de equipos invitados y entre estos no esten cuatro equipos de la liga privada de la UCI. Son las consecuencias lógicas. Con el ProTour, Manolo Saiz pretendía que los organizadores se tragasen un menú fijo compuesto por un plato único, pero sin saber los ingredientes. Y también pretendía reducir el calendario, que era "asesino". Y de esto sabía mucho el cántabro de cabeza olmeca.

Lo segundo se está consiguiendo. Lo primero, definitivamente, no. Y es una gran noticia para el ciclismo. El Giro no ha invitado a Boygues y Credit Agricole, que en la edición pasada habían presentado esta formación. Ni buena ni mala, es lo que tienen. En el caso de C.A, su formación de gala, pero fuera de forma, porque tienen que rendir en el Tour. Tampoco ha invitado al equipo de negro, ese del que no se sabe ni el patrocinador, al que ya no le queda ninguna figura para la general. Y no ha invitado a Astana. Acabaramos.

El equipo que lo ha cambiado todo, menos el nombre, se ha mostrado preocupado por la posibilidad, muy cierta, de que lo del Giro sea la punta del iceberg. Que los organizadores de la carrera italiana los dejen en casa es por la doble combinación de un equipo de circunstancias (será porque les faltan jefes de filas teniendo a Contador, Leipheimer y Kloden) y por el recuerdo, muy vivo, de la galopada de Mazzoleni en Lavaredo o la última crono de Savoldelli, con Mazzoleni de segundo. Yo creo que no tienen que explicar mucho más, cosa que si tendría que hacer el Astaná.

Por ejemplo, que narices hace entrenando en Alburquerque (EE.UU) en enero. No será por el buen tiempo, claro. Aquí tienen la foto. Abrigado hasta las orejas, con una especie de palestina que le cubre el rostro y que hace temer por un cinturón explosivo, se ve a las claras que su corredor estrella está disfrutando del ciclismo. La panorámica que le rodea no es para menos: una línea ferroviaria, una montaña desértica como las que hay por Pinto, y sólo faltan los sioux atacando. No es un caso aislado en el ciclismo: el Millram está en la Sudáfrica que popularizó Ullrich, el CSC sigue en paradero desconocido y el Caisse d´Epargne ha dejado en Australia, bien cerquita, a Rojas, León Sánchez e Iván Gutiérrez, no vaya a ser que les de pereza volver. Después se extrañan que los organizadores decidan lo que deciden.

Es probable que el Astaná se quede compitiendo en un calendario muy reducido. Circulan rumores muy fundados sobre el rechazo de la organización del Tour. Dicen que se sabrá en unos días, cuando presenten a los equipos para la París-Niza. Habida cuenta de la guerra entre la UCI y los organizadores de las grandes vueltas, y que el Giro no ha tomado su decisión sin consultar con los demás, la resolución está clara. Pero que no desesperen los fans de Contador, el Astaná y lo importante es dar espectáculo. La siguiente carrera del ProTour es el Tour de Flandes, donde sí tienen asegurada la participación. También se los disputarán esas importantes carreras que se disputan ahora, en las que está especializado Piti : la Vuelta a Mallorca, Andalucía y Murcía. Pero pobre Contador, que tendrá el enemigo en casa. Nada menos que Toni Colom, el corredor que ha llegado a decir que puede ganar la Vuelta a España, ese último reducto de todos los desmanes y del Astaná.
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Roberto Petito, que acaba de cumplir 37 años, tendrá una nueva oportunidad de ganar una carrera en su pueblo. La Tirreno-Adriático vuelve a tener su primera etapa en Civitavecchia, el puerto de Roma. El año pasado al pobre Petito le pilló una inoportuna gastroenteritis que compartío con algunos compañeros de Liquigas, como Di Luca. Este año seguro que no comete los mismos errores. O mejora la praxis para que no tengan esas consecuencias.

Por lo demás, la carrera vuelve a tener una crono (¡26 kms!) y el final en San Benedetto del Tronto, a cuatro días de la Milán-San Remo. ¿Favorito? Así planteado, y considerando que lleva veinte días entrenando en Australia, Iván Gutiérrez. Ya en 2005 una inoportuna indisposición le hizo abandonar la carrera, y el año pasado estaba muy en forma (como todo su equipo, especialmente Fertonani) en el Tour del Mediterráneo, carrera que ganó. Al tiempo.
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Bettini confiesa en la Gazzetta que ha engordado ¡nueve kilos! este invierno, de 59 a 68. Ahora ya está en 63. La noticia no escatima detalles, como que a veces ha entrenado cinco horas sin comer ni beber nada, y cuando lo hacía, sólo una barrita enérgita. La dieta Pereiro se impone en el pelotón. Y yo me pregunto, ¿no son profesionales? Ah, pero Bettini, que ni siquiera ha firmado la carta UCI, se puede permitir cualquier cosa.