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15 febrero, 2005

En la muerte de Pantani

Marco Pantani murió hace un año en la habitación de un hotel del Adriático, no lejos de su casa y en pleno Benidorm italiano, grandes filas de casas anónimas y turismo de playa y litronas, playas llenas de basura todas las mañanas porque en el Mediterráneo no hay marea que se lleve mar adentro aquello que es inservible, que ya ha dado todo de sí. Pantani fue un ciclista convulso, capaz de lo mejor y de lo peor, al principio de su carrera tímido y apocado, para en su apogeo ser un bocazas y un fanfarrón ("si quieren ganar etapas, que pedaleen más rápido", tras ganar su cuarta etapa con final en alto en el Giro de 1999, el de su expulsión del mundo real) y en su decadencia un muñeco roto que quería ser invitado de oficio a las carreras cuando no había demostrado nada en ellas en el resto de la temporada.

Hay que decirlo claramente: toda la carrera deportiva de Pantani tiene que ser puesta en duda. Su eclosión con 24 años en 1994, cuando queda 2º en el Giro y 3º en el Tour (sólo Beloki ha vuelto a hacer podio en la misma temporada en dos grandes desde entonces, en 2002 quedó 2º en el Tour y 3º en la Vuelta) coincide con el boom del EPO, con la increíble Gewiss (Argentin con 34 años y haciendo 2º en la cronoescalada de Sestriere de 1993, con el Ugrumov de la última semana del Tour 1994, que decir de Berzin), el no menos increíble Rominger que arrasa en la primavera del 94 para retirarse, tras quedarse en el llano (habiendo quedado 2º en la primera contrarreloj larga) del Tour y que en otoño bate dos veces el récord de la hora...o el Mundial de Agrigento, el último en agosto, con 1º LeBlanc 2ºChiappuci 3º Virenque y...4º Ghirotto. Si no todo, la gran mayoría del pelotón consumía EPO en aquella época. Y todas las figuras del bienio 94-95, salvo Él, dieron positivo tarde o temprano.

Pantani, cuando el accidente de la Milán-Turín, después de hacer 3º en el increíble Mundial de Colombia 95, tenía un hematocrito en sangre del 56%...imposible de explicar por ninguna causa física ni de altura. El juez Guarinello de Turín, al que alguno ha llamado "asesino" por investigar lo que es un delito, fiscalizó el caso y tuvo declarando a Pantani hasta el año 2002, cuando salió exculpado. El Giro de 1998, el que Pantani gana a un Zulle que después confesaría que arrasó en las dos primeras semanas porque había consumido EPO (fue la temporada del suizo en el Festina), fue el do de pecho de Pantani con el doping. La etapa de Selva di Val Gardena, cuando deja a Tonkov a dos kilómetros de meta, sus ojos se salían de órbita, era evidente que había tomado algo. Y al día siguiente, otra vez a atacar, a atacar...y en la última contrarreloj, de los cuatro primeros de la etapa, cuatro del Mercatone (Pantani segundo), algunos de ellos figuras de 3ª división italiana (Forcone, si no recuerdo mal). Increíble. En el Tour la historia fue la misma, con un Beat Zberg que nunca ha vuelto a andar así de fuerte...

Y llegó el Giro de 1999: Pantani ganaba, y ganaba y ganaba...hasta que pasó el hematocrito y fue expulsado de carrera a dos días del final. Depresión. "Volveré más fuerte que antes". No. Decadencia. Caída. Intentos de redención. Tumba. Su muerte no fue la de un ciclista, fue la de un ex-ciclista, retirado de la competición. Y cabría plantearse la legitimidad de todas sus victorias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estaría bien que alguien se animase a hacer una cronología en detalle de todas las pruebas y puestos logrados en esas temporadas de la `explosión Gewiss´ por los ciclistas del equipo. Qué habían hecho antes. Y qué después. Eso no probaría nada sobre el supuesto dopaje, está claro, pero sí serviría para verificar si existía anomalía, o no. Quizá el Gewiss sólo fichó bien. Quizá tenía un método de entrenamiento excepcional. O quizá había doping. Pero, como digo, sabremos si hubo anomalía.

Lo de Berzin fue espectacular, desde luego.

Saludos desde la guarida.

Sergio dijo...

Bueno, hay que poner límites al concepto dopaje, sino es dar argumentos a todos los que piensan que los ciclistas van todos drogados. Dopaje debería ser cuando das positivo, pero está claro que si no hay método para descubrir la sustancia (como era el caso del EPO hasta 1998, y de manera indirecta por el hematocrito) nunca vas a dar positivo. En ese caso hay que utilizar, nosotros que no somos jueces, sino simples aficionados, el sentido común.

Está el reciente caso de Santiago Pérez, que andaba dos o tres marchas más que todos, absolutamente todos los otros corredores del pelotón en las dos últimas semanas de la Vuelta, y eso que venía de correr el Tour...eso de ganar ya la contrarreloj final llana en Madrid fue la repanocha. Sin embargo, la hemotransfusión no se pudo demostrar hasta después de la Vuelta.

Anónimo dijo...

No se pueden considerar falsas esas victorias porque estoy nos llevaría a una revisión de absolutamente todas las pruebas ciclistas celebradas hasta la fecha desde el inicio del ciclismo profesional. No solamente del ciclismo sino de cualquier otro deporte.
Existe una cosa llamada presunción de inocencia en todo estado de derecho y, como estamos en uno, es necesario tenerlo en cuenta.
Bien es cierto que a los ojos del aficionado un simple incidente de utilización de sustancias no permitidas cambiará la percepción hacia ese corredor, pero no por ello se ha de juzgar toda su carrera profesional. Y sino, que cada uno piense en su carrera profesional, sea lo que sea, y verifique si siempre ha optado por el camino "recto".