Ayer acabó el Algarve con victoria final de Hugo Sabido, que aprovechó la última etapa, la única con final en alto, para ganar la general con 10 segundos sobre O´Grady (como ha mejorado este chico en montaña desde que descubrió en la Dauphiné del año pasado que podía ganar también así) y Rubiera, un sorprendente tercer puesto en pleno febrero, tras haber hecho ya un séptimo puesto en sprint. Esta claro que para este año ha cambiado la programación, ¿se habrá caído del equipo del Tour? En Haribo ha ganado el desconocido belga Gorik Gardeyn, del que no tenía ninguna noticia hasta ayer mismo.
Así las cosas, parece más oportuno hablar de lo que vendrá el mundo ciclista: Vuelta a Valencia, de nuevo sin contrarreloj y de nuevo acabando en el Campello y fin de semana con Kurne-Bruselas-Kurne y Het Volk, la apertura del calendario belga. Mucho frío y buenas subidas para estas dos semiclásicas belgas de gran sabor y nula tradición hispánica en su palmarés. No parece que este vaya a ser el año en el que se enmiende la historia. Aprovecho también para responder a un curioso enigma planteado por un lector hace unos días, sobre que pasaría si por fuera de control quedasen cinco corredores en carrera. Desde luego, bajaría la media de la carrera porque cinco tirando contra el viento no es lo mismo que 200, pero también no me cabe ninguna duda de que sería más emocionante, si estos fuesen del mismo nivel. El problema es que el ciclismo es un deporte que depende del patrocinio y la gente que pone el dinero quiere que se vea su producto en la tele, con cinco corredores eso se vería truncado.
21 febrero, 2005
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