Victoria en el Mundial CRI para Michael Rogers, el corredor australiano residente en Bardolino (Verona), que revalida así el título obtenido hace un año por las carreteras de su casa. En 2003 quedó segundo, a un mundo, de un Millar que se salió, y al que le duró poco su gran triunfo, largamente ambicionado. En 2004, poco antes de la carrera, en una ceremonia discreta y privada, la UCI le entregó la medalla usurpada por el tramposo británico en la mejor temporada de Rogers: había ganado las vueltas a Bélgica, Alemania y otra francesa, y todo con 23 añitos. Desde entonces, muy poquita cosa. Al año siguiente debut en el Tour y mucho sufrimiento para acabar cerca de los 20 primeros y este año buena Vuelta a Suiza para completar un Tour anodino. Su paso al T-Mobile servirá para impulsar su carrera, aunque con este tricampeonato está ya bastante marcada. Lejos y cerca al mismo tiempo quedó Iván Gutiérrez, un amabilísimo campeón que tiene números de figura al que los nervios le traicionan mientras las temporadas siguen pasando. Parecía que esta iba a ser el año al debutar con la victoria bajo la lluvia en la Clásica de Almería, pero su propensión a las caídas ha sido determinante. En todo caso, es uno de los corredores españoles de los que se puede esperar más, y el buen aficionado nunca olvidará su impresionante triunfo en el Giro de Emilia (el primero de un español en la casi centenaria carrera italiana) en 2003, dejando clavados en el repecho de meta a Bartoli, Rebellin, Bettini y Basso.
El propio protagonista, cántabro de Hinojedo, lo sabe y ayer se exigía el oro para nuevas citas, pero en sus piernas tiene la capacidad de cumplir grandes proyectos en una edad clave, los 27 años. O eso, o hará cierta la respuesta que dio a un periodista que le preguntó si se sentía el sucesor de Olano al haber conquistado el Mundial CRI sub-23 de 1999 con la cabra del donostiarra: "me conformo con conseguir en mi vida deportiva un cuarto de las victorias de él". La plata de ayer es un buen camino que todavía se puede enderezar. En todo caso, la sensación final de satisfacción hubiese sido muy diferente si Cancellera le hubiese arrebatado la plata, algo de lo que se libró por centésimas. Era impresionante ver al suizo de ascendencia italiana rodar por el paisaje tipicamente castellano de la Casa de Campo madrileña: denominado en el pelotón "El Toro" por su fortaleza, se debió sentir tan a gusto como su congénere astado cuando trota por las dehesas. Como los dos anteriores, el próximo año será decisivo para su carrera después de un decepcionante 2005: pasa al CSC, donde harán de él una máquina para las cronos y las clásicas, el sustituto natural de Voigt. Y ojito con él para el domingo, ya que Suiza será de las pocas selecciones que no se la jugarán al sprint. Tiene fuerza y potencia para llegar en el último kilómetro. Cuarto, y medalla de chocolate a bastante tiempo del podio, Rubén Plaza, repitiendo el puesto de Nozal en Hamilton, un corredor con el que guarda muchas similitudes. Si todo acompaña, será un fijo de la selección en los próximos mundiales y podrá lograr una medalla de las de verdad, de esas que se besan y muerden.
Ayer se subieron al podio del Mundial CRI tres corredores que ya lo hicieron repetidas veces en categorías inferiores, algo que no sucede, ni de lejos, con su hermano mayor de ruta. Es cierto que esto incluye el necesario grado de especialización para la disciplina, pero un dato que no debería permanecer ajeno al análisis de la carrera es que el campeón, Michael Rogers, no había ganado ninguna carrera esta temporada. Y es la tercera vez consecutiva que logra el oro. Es tricampeón del mundo, pero da cierto repelús ponerlo al mismo nivel que Merckx, Binda, Rik I o Freire.
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El podio del Mundial, un desastre. Orientado en dirección al sol (los ciclistas estaban cegados mientras escuchaban el himno) y de espaldas al grueso del público, una vacía grada para personalidades de la UCI servía de triste acompañamiento a una carrera que se merecía un poco más. Y también un abnegado público (el color del Mundial) que se merecía algo mejor.
23 septiembre, 2005
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1 comentario:
Ultima hora (leído en la Gazzetta dello Sport a las 19:00 del viernes): han cambiado la supercurva a 600 metros de meta, lo que demuestra que el circuito estaba mal, pero que muy mal hecho. Y la organización, puesta en evidencia...
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