Manzano estuvo en la Última Cena

Yo no quería hablar del tema, pero bueno...Algún lector muy habitual del blog me ha reprochado que casi nunca cite a Manzano ni sus declaraciones, como si le tuviese ojeriza. Qué va. Su figura es clave en toda la Operación Puerto y tiene la rara virtud de concitar en su figura todos los males del dopaje, con un matiz especial: por lo menos se ha puesto a hablar. Si no lo cito habitualmente ni a él ni a su narración publicada por entregas en As es simplemente porque, a pesar de todo lo que ha ayudado a saber, apenas vió nada dentro de el sistema, como figura secundaria que era. Vamos, que nunca fue tentado por otro equipo y le pusieron encima de la mesa el programa de dopaje para el próximo año, los cambios de laboratorio o de domicilio franco para recibir la droga, queseyo, en Girona.

Sin embargo, si que lo he defendido como ciudadano con derecho a expresar libremente su opinión y a que esta sea escuchada. Qué menos, lo practico diariamente en este modestísimo blog, incluso cuando arrecian los insultos. A Manzano le ha llovido de todo: en el año 2004 Garai le llamaba, entrelíneas, semisubnormal y sonado. Como muchos colectivos estigmatizados, se reconocen entre ellos. Y a nadie le gusta que saquen los cadáveres de los armarios, especialmente a un periodista que había convertido su pequeño reino de ciclismo en el diario más leído del país en una corte de ensalzamiento del dopaje libre. Ahora, tres años después y con toda la sangre de la Operación Puerto en la bandeja, vuelven los insultos.

Resulta que Manzano ha vuelto a ofrecer una de sus múltiples entrevistas en el extranjero. Esta vez a L´Equipe, diario demonizado a nivel nacional y por encima de cualquier diferencia entre cabeceras. No aporta nada nuevo, pero para Gómez Peña de El Correo lo mejor es que estuviese callado. En el primer párrafo le endosa los calificativos de "mosca imantada por el basurero" -una forma un poco forzada de evitar la palabra mierda-, incide de nuevo en su baja cultura ("el chico sin estudios", "licenciado sin título en medicina del dopaje"), "se doctoró en farmacia dentro de las aulas del mercado negro", "tramposo que confiesa por venganza y dinero" y habla del "viejo Kelme", como si cuando Manzano cantaba no fuese el "actual Kelme". Todo eso en el primer párrafo. No se lo pierdan. Leánlo. Conservenlo.

Yo, que considero El Correo como una institución, escribiré una carta al director para que me explique porqué en vez de un periódico esta mañana tengo un libelo, un fanzine con tantos insultos como el Zutabe o el Ardi Beltza. Supongo que la comparación del buque estrella del grupo Vocento con estas publicaciones desautorizará el fin último de mi misiva, pero a esta hora de la mañana es lo que siento. Asco. Pero prosigamos. El segundo párrafo entra con un crochet de izquierda, directo al ojo: "Manzano es lo peor del ciclismo". Pone en duda su hombría, su masculinidad y le llama "mutante". Hay frases enteras de insultos: "Rencoroso, interesado, aficionado a los fármacos y tramposo". Leánlo, insisto. Me niego a seguir relatando lo que sin duda ha sido escrito en un arrebato de enajenación. Un último apunte: le descalifica diciendo que "apenas tuvo victorias en el ciclismo y nunca ha ganado nada ante un tribunal español".

Bravo. Ahí sale el espíritu auténtico de periodista deportivo. La validez de un testimonio tiene que ver con el número de victorias y causas ganadas. El tanto tienes, tanto vales aplicado a la lógica enfermiza de un periodista que sale de paseo en bici con gente como Mayo, los Osa y, si pudiese, con Tom Simpson, logrando facturar unas crónicas muy líricas con descripciones de Urdaibai, la refinería de Muskiz o las vacas pastando. Periodismo. No es por ponerme mesiánico, pero lo vengo diciendo desde hace un año: no se en que quedará la Operación Puerto en España, pero por lo menos ha servido para evidenciar la catadura moral de las plumas del periodismo de ciclismo de este país.

Cambien los nombres y los atributos, lo mismo da, me da lo mismo: García Luque elogiando a unos niveles rayanos en la idolatría a Eufemiano, Arribas haciéndose el longuis con 18.- Valv. (Piti), Garai vindicando la figura señera de Manolo Saiz, Urraburu defendiendo la valía como ciclista de Koldo Gil...y Gómez Peña cambiando el teclado por una ametralladora indiscriminada. Y yo me pregunto: todas esas cosas de las que acusa a Manzano, ¿se las diría a un corredor nacional -y entiendan el matiz- que cantase? ¿Verdad que no? Miseria de periodismo y miseria de periodista.