Balance del Giro

Circula la impresión generalizada de que el Giro ha sido una carrera muy disputada y bonita. No es por llevar la contraria, pero yo debo haber visto una carrera diferente. Dos equipos se han disputado la carrera, el Saunier y el Liquigas, con los demás como comparsas, muchas veces a nivel individual. Sí que ha habido un puñado de etapas muy bonitas, la mayor parte fuera de las señaladas, pero ha sido un Giro bastante anónimo. Como la maquinaria de propaganda está para lo que está, ayer la Gazzetta publicaba un elenco de medios acreditados, sin porcentaje de cúantos eran italianos. También la etapa de Lavaredo tuvo picos de 5 millones de audiencia, un gran éxito, pero no refrendado en el Zoncolan. Sin embargo, ya ven que seguimiento ha tenido en España. El País, por citarles el ejemplo más señero, solo ha empezado a hablar de la carrera en los últimos días. Hablemos de los protagonistas, ya que la carrera nunca ha sido protagonista.

Di Luca, el ganador final, ya fue comentado ayer. De Schleck, el segundo, poco se puede decir porque muy poco se sabe. Primera grande y segundo, sin ningún día feo. Incluso manteniendo el tipo en la crono. Sin equipo, no ha recibido ningún ataque serio y el poco kilometraje de las etapas de montaña favorece a su físico, en teoría, en formación. Mazzoleni, tercero tras subir las montañas como nunca y andar contra el reloj como ya había empezado a hacer en la primera crono del Tour 2006, consigue el mayor éxito de una vida deportiva de gregario con 33 años. Se supone que está en el equipo del Tour. Igual revienta, igual no.

Cuarto Simoni, que se ha quedado a un paso de subir ocho veces al podio del Giro. Ha perdido tiempo en todas las etapas de montaña, apenas enjuagado por la victoria de Zoncolan y por la pinza de Bérgamo. Ya ha dicho que nunca volverá a correr el Giro de jefe de filas, algo que debería haber decidido hace al menos dos temporadas. Quinto Cunego, perdiendo tiempo en todas las etapas y con bastante empanada mental. El año pasado fue al Tour tras haber sido cuarto en el Giro y no lo hizo mal, este año dice que se reserva para el Mundial...lo mismo que Bettini, Di Luca, Rebellin y Mari Castaña. Este chaval necesita urgentemente un cambio de orientación en su vida deportiva. Lleva sin ganar una carrera ProTour desde una etapa en Romandía 05, y ya cansa su autoconformismo.

Sexto Riccò en la segunda grande que corre. Podría haber ganado la carrera si camino de Faenza no hubiese caído bajo la mafia de Bettini. Anda bien en clásicas y en grandes vueltas, y tiene certificado médico para todo tipo de desmanes. La figura del mañana, que dicen. Veremos. Séptimo Petrov, en su mejor resultado como profesional desde que pasase con la vitola de doble campeón del mundo en línea y crono en Plouay 2000. Desde entonces, dando tumbos: un año en iBanesto.com, cerrado de un portazo, un lío de drogas en Saeco durante el Tour 2005 y ahora en el Tinkof. Pues muy bien.

En posiciones inferiores hay que destacar el décimo puesto de Arroyo, que tiene 27 años y bueno, siempre puede hacer buenos puestos. Y la recuperación de Pozzovivo, que en 2005 iba con un buen Giro hasta que tuvo que abandonar y en 2006 se rompió la pierna por varios sitios: ha quedado por delante de Visconti o Nibali, otros jóvenes mucho más vendidos que él. Petacchi ha ganado cinco etapas. Bettini ninguna. Segundo, tercero y posiciones de ese jaíz a tutiplén, pero alzando los brazos arcoiris nunca. Luego dicen que no hay maldición. La maldición es ver equipos como el Millran o el QuickStep que sólo existen para estos dos corredores.

Y luego está el Saunier, claro. Cuatro etapas con cuatro corredores diferentes. Piepoli segundo en otras tres, incluyendo una cronoescalada. Estas cosas sólo se recuerdan en equipos como el Ariostea, el Gewiss, el Festina y el Kelme. O el Discovery del Tour 2005, trístemente desaparecido en esta edición de la corsa rosa.
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Un buen artículo. Lástima que no cite la referencia de la publicación científica. O que no diga que Eufemiano, en el momento de su detención, llevaba encima una tarjeta con el número personal de Zorzoli, como publicó Carabias en ABC. Miserable también la foto con ciclistas de un período muy anterior al analizado. Lo que más me ha gustado es como ataca de manera descarnada uno de los tópicos ciclistas más extendidos, lo de que están hechos de una "pasta especial". Viendo los valores sanguíneos, más bien parece que es un engrudo especial.
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Otro que canta, Rölf Jaermann. Integrante de aquella apisonadora de triunfos que era el Ariostea de Ferreti, donde auténticos paquetes como Marco Lietti o Saligari ganaban etapas del Tour, el suizo con cara de cruce entre caballo y humano le guindó la Amstel 93 a Bugno ¡al sprint! para después estar un poco desaparecido. Ficha por el Casino. En 1998, a una edad provecta, repite triunfo en la Amstel. Como empiece a cantar la generación de oro suiza (bueno, Zülle ya cantó en los calabozos franceses, pero en España nadie le escuchó) se pueden quedar en cuadro: Richard, Dufaux (otro que cantó), Camenzind (pillado), ese Beat Zberg que le ganó la Vuelta a Asturias 95 a Indurain y enrolado en el Carrera de Chiapucci y Pantani...
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Hombre, tanto como un año para olvidar...No sé que le parecerá la Vuelta a Asturias y la Subida al Naranco. Vamos, estoy seguro que Oscar Sevilla lo firmaba ahora mismo. Pero Koldo Gil siempre tiene esa vena humorística, bien patente en el ciberchat que perpetró en agosto pasado para los lectores del Diario de Navarra. Miren que frase: «¿Qué más quisiera yo que poder disputar la Euskal Bizikleta?. Estoy como para desdeñar carreras". ¡Y lo dice de una carrera en la que el año pasado regaló un par de etapas!. Ahora dice que le duele la rodilla. Pobre. Y pobres lectores del Diario Vasco, que tienen que aguantar a Urraburu.