Este es el ciclismo que habeis querido

Al que le suene el titular de otras ocasiones no le tiene que extrañar nada. Aparece cuando la sufrida y permisiva aficción vasca aplaude esos triunfos que nunca se tendrían que haber producido. Ayer le tocó el turno a la cántabra que, acostumbrada a besayas y circuitos montañeses ve el ciclismo profesional cuando pasa la Vuelta, y ayer hubo mucho de eso. Aplausos, medallas de casino barato (fíjense en el tamaño de la hogaza) y un oro y un plata que valen lo mismo que un billete de cuatro euros.

Rubén Plaza, +1 gratis, ha ganado el Campeonato de España imponiéndose en un final en alto. Lo ha hecho enfundado en el odioso maillot del Liberty Seguros, que sigue en Portugal. Empezó como contrarrelojista y con el tiempo ha ido evolucionando -es un decir- hacia un escalador. Que el año pasado fuese incorporado en la preselección para el Mundial CRI a última hora, y que después lo disputase con un resultado bochornoso, nada menos que trigésimo a 3´29" ("Me ha faltado ese puntito para terminar de sufrir"), no tiene nada que ver con lo que hoy nos ocupa. Bueno, sí: representará a España, en vez de durante un único día, durante todo un año por las carreteras de Portugal, donde merecidamente compite, y eso es algo que nos recordará durante 365 días la miseria del ciclismo nacional.

El Caisse d´Epargne llevó la carrera controlada en todo momento para Valverde. En las primeras rampas -las más duras- de la ascensión final atacaron Antón y Astarloza, un hecho inaudito para su equipo en esta carrera. Llovía bastante y Valverde, once again, se quedó sólo cuando realmente contaba tener compañeros. Plaza y Zaballa, que también corre en Portugal y que compartió equipo y médico con el campeón saliente y el campeón entrante, corrían como si estuviesen en el mismo equipo. También corrían como endemoniados, una constante en su carrera salvo cuando tiene que ir al Mundial CRI. Astarloza intentó anticipar el sprint con un ataque en el último km, pero tanto el alicantino de Ibi como el cántabro de Udias le dieron alcance y lo superaron para después desgranar un discurso victimista en torno a los desterrados. Valverde fue cuarto, evitando la simpática foto de podio que se hubiese producido.

Ahora resulta que los corredores implicados en la Operacion Puerto y que compiten en Portugal se autocalifican como los desterrados. Curioso: tienen todavía pendiente una sanción de dos años y se presentan como víctimas. Jamás han reconocido sus prácticas. Por la noche, El Larguero veraniego presentado por el francamente limitado Joseba Larragaña entrevistó a Plaza. El nuevo campeón de España -uno de los que provocaron el plante de 2006- se explayó a gusto: habló de que la prensa "salvó a Contador, Luis León Sánchez y Valverde" y condenó a otros, se refirió claramente a un redactor de As y al final todo fue de una grosería y una sinvergonzonería habitual en este tipo de casos: yo no tengo ninguna culpa, la culpa es de los periodistas. Escúchenlo, porque es francamente revelador. El tonto de Pasaia Donibane (perdón por la redundancia) no dijo ni mú y le emplazó hoy mismo a un cara a cara con ese redactor tan culpable. Puede ser interesante, sobre todo si ambos se enzarzan en torno a Luis León Sánchez: sorprende oir ese nombre en boca de un "compañero".

Dicen que la nueva Federación va a tener una nueva actitud con los implicados -y jamás sancionados- en la Operación Puerto. De momento, les ha montado un campeonato de España en su tierra -Plaza está transplantado a Cantabria- con un recorrido ideal para que se luciesen. Han hecho pleno, con oro y plata. "Era una ocasión única para reivindicarme". Sí, y contigo todo el ciclismo español, que vuelve a emitir un mensaje inconfundible en su lucha contra el dopaje.
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En Italia el gran Filippo Pozzato se marcó un sprint imperial en el circuito de Imola para ganar su primer tricolore, ambicionado desde hace mucho tiempo. Aprovechando que era cuesta abajo, siguió pedaleando con los brazos arriba de la victoria. Lucirá la enseña nacional en el Tour, una cosa que se no se hubiese producido con el segundo (Cunego) o el tercero (Paolini). En Bélgica Boonen también ganó al sprint ante Gilbert, que lo intentó de todas las maneras posibles: no está tan claro que lo pueda lucir en el Tour, pero le sienta fenomenal y, como siempre que pasa en Boonen, evoca a todos los grandes campeones flamencos que lo lucieron con anterioridad.

Andy Schleck se impuso en Luxemburgo con 2´de ventaja, Cancellara en Suiza, Champion en Francia, Arvesen en Noruega (ya van tres CSC, los tres estarán en el Tour en una macedonia de maillots) y el desconocido Reimer del Cervelò en Alemania.
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Arribas planta hoy un nuevo mojón en los desatinos paranormales que rodean a Contador y su red de aduladores-reverenciadores, que ven en el ciclista de Pinto un ser mágico, con cualidades no ya raras veces en el deporte ("lava el lactato muy bien") sino en la historia de la Humanidad: "Contador se construye desde el silencio. Cuida tanto lo que dice, es tan consciente de que todas las palabras que emita, todos los gestos que despida, pueden ser medidos, pesados, interpretados, de tantas maneras que su discurso, voluntaria y finalmente, se reduce a la casi nada. Lo que no le viene nada mal para afrontar en la mejor disposición de cuerpo y de alma, acorazado, lo que se avecina, que no es moco de pavo". ¿A que suena a Tagore? ¿Quizás a Gurdieff? Sin embargo, casa muy mal con la realidad y la serie de perlas que ha ido dejando este corredor a lo largo de su vida deportiva, incluyendo sus dos desvanecimientos en carrera: ¿será ese el silencio admirado por Arribas? ¿Qué dirá el oráculo que todo lo interpreta?

El artículo se contruye en torno a contraponer a Contador el bueno contra Armstrong el malo. Una vieja técnica retórica y pedagógica de todas las sectas.