El Tour de Castilla-León

Ayer se cayó Armstrong en un sitio de Palencia -una carretera infame, apenas cabía la ambulancia, pero de eso no hablarán los medios españoles- y se rompió la clavícula. El americano, que había sido recibido como Mr. Marshall en el desolado aeropuerto de Villanubla -una metáfora de Castilla- apenas ha durado 24 horas en la meseta, precisamente el mismo día en que se supo que estaba considerando no acabar el Giro porque su cuarto hijo nacerá a principios de junio. Con la clavícula rota habrá que ver si va a la carrera italiana.

Como este es un blog que pasa abiertamente de lo que haga el americano, y eso incluye desde su programa antidopaje a sus campañas para rapiñar fondos, pasando por lo que le pase a sus huesos, acabaré este pequeña concesión a los lectores que hoy se asomarán para ver que digo de una caída banal incidiendo en que es la primera fractura que se procura Armstrong en competición. Lástima que nadie cite la caída tan fuerte que se hizo entrenando por los Alpes a dos semanas del Tour 2003, que estuvo a punto de hacer peligrar su participación. Eran otros tiempos. Ganó, claro, pero su equipo estuvo desaparecido.

La Vuelta a Castilla-León era una carrera pobrísima, que se disputaba de manera open -hoy corro una etapa, mañana no-, durante el verano. Cuando el siniestro plan de Manolo Saiz y su ProTour, que pretendía "racionalizar el calendario" -esto es: acabar con las vueltas pequeñas- y dejar una Liga para élites sin posibilidad de ascenso y descenso, esta vuelta parecía la primera candidata a pasar a formar parte de los cadáveres del ciclismo. Había cambiado a primavera y comenzó a crecer. Eran los años en los que Silvia Clemente, inefable consejera regional de Deportes, quería montar un equipo profesional de la tierra: acabó comprando espadas falsas del Cid por 1´6 millones de euros.

También eran los años en que Valv. (Piti) ganaba tres etapas seguidas pero cedía la general a Koldo Gil, uno en el Comunitat Valenciana, otro en el Illes Balears, ambos en uno de los pisos-patera de Eufemiano. No está de más recordar que la fecha de extracción de la famosa bolsa 18 fue el 23 de mayo de 2004, poco después del rendimiento plurivittorioso del murciano en una cita tan importante y sin que hubiese vuelto a competir en los días que pasaron entre aquella Semana Santa tan retrasada y su visita al médico de cabecera. El año siguiente no fue mucho mejor: victoria para Carlos García Quesada del Comunitat Valenciana sobre Fran Pérez (que acababa de salir de su sanción de dos años por EPO y seguía en el Maia) y tres de sus compañeros de equipo: David Blanco, Eladio Jiménez y Javier Pascual, los dos últimos de la tierra. No participó ningún equipo ProTour.

Sin embargo, la suerte de la carrera comenzó a cambiar. En 2006 fue honrada con la participación de Astana, Discovery y Caisse d´Epargne, entre otros. Y salieron a disputar, con rendimientos sobrehumanos ejemplificados en la victoria a puño roto de Vinokourov sobre L.L Sánchez, que en esa ocasión hizo 2º al sprint en la primera etapa, 5º en la crono del día siguiente, 6º en el sprint del tercer día, 4º en la etapa de Navacerrada -hubo batalla tipo Tour- y 5º en la última etapa. Se puede seguir una misma trayectoria de rendimientos metahumanos en corredores como Ventoso -que subiendo Navacerrada llegó a hacer 13º-, Beltrán escapado entre León y Zamora, con una orografía muy adecuada a su características, y demás sucesos extraordinarios (el año pasado Thomas Dekker disputando hasta los sprints) que suceden en los páramos desplobados de Castilla La Vieja.

Y así hemos llegado a esta edición, tras dos triunfos consecutivos de Contador. Participan Menchov, Sastre, el vigente campeón, Valverde, el Rock&Racing en su primera carrera en Europa, Vandevelve, Leipheimer, Cobo y viejas glorias como Isidro Nozal o David Bernabeú. Tiene mejor participación que el 95% de carreras de su tipo. ¿La razón? Hay una técnica -el calendario se ha visto aligerado con la desaparición de la Semana Catalana y la carrera se ha visto muy favorecida, pero a la otra cita tampoco acudían estas figuras- y otra más bien pragmática. Por una razón que desconozco, pero se intuye, la fecha y la zona queda muy bien para mejoras del rendimiento deportivo. Recuerden que el Liberty y el Discovery, en 2006 y antes del holocausto, utilizaron la prueba de banco de pruebas, como otros equipos (¡Fertonani, no te olvidamos!). Busquen por ahí otros nombres: se sorprenderán.

Sin embargo, queda mucho de la cutrez de la carrera. Los finales de etapa en aldeas cuya última aparición en la historia data de la Guerra de Independencia y, en sincero homenaje a lo que es la prueba, la nómina de los 22 primeros ayer en Baltanás, la auténtica realidad de un ciclismo que pierde carreras a marchas forzadas. Y lo siento mucho por el ganador, que sin duda siempre se lo ha merecido, pero que repase cuantas veces aparece su nombre en las crónicas de hoy, oscurecido porque un dinosaurio se ha hecho pupa. Así está el ciclismo.