
Por supuesto, del dicho al hecho hay un buen trecho, y el actor del "no nos falles" ha acabado cayendo en los mismos tics del poder que con tanto encomio -y razón- señalaba. No es ya que en el mítin-fiesta anual de Rodiezmo, arropado por sus paisanos y regado de vino/chorizos -que en León son una unidad de destino- anuncie majaderías a diestro y siniestro, solo para contentar a esos resabios de los viejos tiempos que sobreviven hoy en día: "¿como un Presidente de León no va a tener un buen plan para la minería?" -el mejor es cerrar las explotaciones y tirar la llave al mar- o "subiremos el salario mínimo interprofesional" han sido algunos de los ejemplos de la verborrea que pierde a ZP en cuanto se encuentra en alegre camadería y francachela. No suele ser en el Parlamento.
Lo de hace dos días no tiene nombre. A diferencia de Felipe González, que huía como de la tiña de cualquier espectáculo deportivo -sólo estuvo en la inauguración de los JJ.OO, y por protocolo-, a ZP le encanta recibir en la Moncloa a todo bicho viviente deportivo que haya cumplido una gesta para gloria y solaz de nuestra nación, la misma de la Operación Puerto y Eufemiano Fuentes. La de Alessio Galleti muerto en las carreteras, la de Antonio Puerta. Ahora tocaba el turno de los conquistadores de la Davis. El seleccionador -en el tenis lo llaman capitán, en plan Walt Whitman-, con una dicción imposible, dijo "el deporte ha crecido mucho y quizás sea la hora de crear un Ministerio". Atentos: un tío que deja el cargo, uno más entre 45 millones de españoles, suelta una idea al vuelo -como el que vende dirigibles en la época del avión a reacción- y...
El presidente la coge. Al vuelo, se entiende. Sin querer esperar al Parlamento, a una reflexión seria y profunda, A UNA MEJOR COYUNTURA ECONÓMICA, dice que "ya lo tenían pensado y en la próxima remodelación del Gobierno" darán cabida a la jaimitada, nunca mejor dicho porque es probable que el Ministro sea Jaime Lissavetzky. Aparte de la bofetada al ciudadano que supone el enésimo puenteo del Parlamento, da mucho que pensar que con las noticias económicas del último año -y lo peor está por llegar, todavía no se ve el fondo- el equipo gubernamental no ya solo tenga tiempo para recibir a deportistas, sino que encima haya pergeñado ya esta importantísima modificación ministerial, sin duda vital para nuestros intereses.
A ZP se le veía contento. Con su chándal, halagado. Es normal: tiene hijas adolescentes y es fácil imaginar el ambiente en el Palacio de la Moncloa el domingo por la tarde. A esas edades se contagia el entusiasmo. ¡Qué buena idea eso de montar un Ministerio del Deporte! Total, la Ministra de la que cuelga la actual Secretaría de Estado pasa del tema...Catedrática de Universidad -una de las que forman el patético 13% de mujeres en ese cargo-, se ha dedicado -ojo como el destino hila fino la ironía- al estudio del corporativismo, élites y caciquismo, concretamente de la clase económica de la Restauración. Su libro sobre Nicolás Urgoiti, el empresario de la prensa por excelencia, es magnífico. El resto de su obra no tanto. Pero mira, es Ministra y en las elecciones de 2004 fue de ¡número 2! por Madrid.
Pero de ahí a que le guste el deporte media un trecho. Siempre se ve antes a Don Jaime Lissavetzky, especialista en chupar cámara. La de Cabrera debe ser la primera cartera Ministerial que está de acuerdo en que sajen competencias que le son propias, vamos, la misma situación que en Industria o Educación con el nuevo ministerio de Innovación. Vivir para ver. Ahora bien, la pregunta que todo ciudadano se tiene que hacer -el silencio en la prensa, la más mínima crítica, ha sido espantoso- ¿qué aporta el nuevo Ministerio? ¿Que mejorará? Y antes de responder, les recuerdo que está en marcha un plan para la mejora de la Administración Pública que dejó hecho el muy eficiente Jordi Sevilla -condenado al ostracismo, por crítico con el zapaterismo- y también un plan de austeridad, esas típicas promesas de reducir altos cargos, coches oficiales y bla-bla-bla.
La respuesta es fácil. Al ciudadano de a pie, el que vota y detenta la soberanía de la nación, absolutamente NADA. ¡Ministro del Deporte! ¡Pero si sólo formularlo es ridículo! Entonces, si no aporta NADA, ¿a quien beneficia? Pues a la clase política, y a ningún otro. El deporte es un vehículo de movilización de masas y bueno, al político le encanta la masa=voto. Uno de los vectores de la primera legislatura fue que el otro partido estatal no se apropiase de los símbolos comunes, y me parece bien. El Ministerio del Deporte va a ser el medio perfecto para canalizar el nacionalismo español, porque el deporte une: fíjense en lo de la Eurocopa de este verano. Ya no da cosa sacar la rojigualda, que allá por 1931 empezó a ser partidista y desde 1939 privativa, ahora -y el deporte es el vehículo perfecto- es motivo de orgullo y decora balcones. En breve será el estampado de temporada en la Pasarela Cibeles.
Por supuesto, desde el PSOE se miraba con desconfianza como el PP -que fue el que incorporó esta idea y lo del "Estatuto del Deportista"- atraía a rostros famosos del deporte. En la campaña de las últimas generales llegó a juntar un buen puñado en un acto en Valencia. Por el contrario, se conocen pocos rostros del deporte que simpaticen con el PSOE. No tengan miedo, con el Ministerio en lontananza (y sus secretarías, subsecretarías, portavocías y ujieres) empezarán a salir del armario, al calor de las ricas prebendas que reparte el dinero público y la poltrona. Esta es la auténtica realidad de nuestro país, que según ZP está en el G-8 del deporte: lástima que los últimos JJ.OO indiquen que está, concretamente, en el G-14, nuestro puesto en el medallero. ¡Pero que bonito es vender lo contrario!.
Para terminar con este espanto, tengan presente algo. NO HAY NINGÚN MINISTERIO DEL DEPORTE EN EL MUNDO. En Francia hay un Ministerio de Salud, Juventud, Deportes y Vida Asociativa (fabuloso esto último), en Reino Unido uno de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes, en Italia otro de Política Juvenil y Actividad Deportiva y en Alemania, que cuenta con algunas de las Federaciones Deportivas más numerosas del Mundo -sólo la de fútbol tiene 7 millones de socios-, el deporte depende del....¡Ministerio del Interior!. Estos son los países de nuestro entorno, en los que nos tenemos que mirar. Todos por delante nuestro en el medallero, incluso contando la diferencia de población. También en la mayor parte de indicadores socioeconómicos, los que nos tienen que importar como ciudadanos. Sin embargo, desde que se saludó con entusiasmo cosas como el Ministerio de la Vivienda, con la irrepetible Trujillo, o el Ministerio de Igualdad, con la Aído y sus ojos siempre entornados, lo del Ministerio del Deporte es sólo la triste consecuencia de un desatino, porque se confunde todo, en todos los términos, con los peores resultados y el ridículo más espantoso.
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Según Kohl, que no acaba de digerir los dos años de sanción, "la mitad del pelotón toma CERA". Fantástico. Preguntado sobre por qué se niega a revelar la identidad del médico que le facilitó el medicamento para enfermos renales, dice que es un médico normal y que no tiene nada que ver con el deporte, que si lo revelase destrozaría su carrera. Sí, y probablemente se descubriría que ha conseguido la droga por el sistema austríaco de Seguridad Social, como la "mitad del pelotón" y sus amigos médicos y enfermeros de los hospitales de sus lugares de origen. Sigue hablando Kohl, sigue hablando, que empiezas a decir cosas interesantes...
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Ya está en sus kioskos la revista del ciclismo con el peor papel posible. El mes pasado me negué a hacerme eco: el protagonismo de la portada era para ¡una bicicleta!, y dejaban el Campeonato del Mundo en un margen. Curiosa decisión editorial, que seguramente refuerza la buena imagen de este deporte. En el ejemplar actual no hay ningún tema de interés, confirmando lo prometido en el nombre: en el fondo.