
En el magnífico libro “Armas, gérmenes y acero” del antropólogo americano Jared Diamond hay un pasaje con una advertencia a la unificación de las instancias de decisión. En una sugestiva metáfora histórica –muy rara vez resultan ser funcionales-, dice que, de haber existido un único centro de poder europeo en el Siglo XV, Cristóbal Colón nunca hubiese obtenido financiación para su loco viaje en busca del camino directo a la India. Al primer rechazo, adiós al plan. Sin embargo, el genovés llamó a todas la puertas de reyes, nobles y poderosos y al enésimo intento convenció a la joven corona de Isabel y Fernando, de Fernando e Isabel.
Manolo Saiz creó el engendro del ProTour con la firme intención de imponer a los organizadores de las mejores carreras del mundo un paquete cerrado de equipos, con los que tenían que tragar quisiesen o no.
El Gordo de Torrelavega se la tenía jurada al Tour, la carrera que lo vetó para la edición de 1999 tras haber enseñado el anular y proferido gruesas palabras en los sucesos de 1998, los mismos que llevaron a Nicolás Terrados al calabozo de una
gendarmerie de provincias. La cosa salió relativamente bien en 2005, pero hete aquí que el 23 de mayo de 2006 el furibundo cántabro fue detenido en el curso de la mayor operación en Europa contra el dopaje organizado. Sus aspiraciones de dominio absoluto sin bajarse del coche de equipo se evaporaron.
El Tour decidió vetar la participación de los corredores implicados, desvelados una semana antes del inicio de la prueba por
El País y posteriormente por un informe de la Guardia Civil impugnado por el propio Saiz en una querella desquiciante. Recientemente ha sido archivada en casi absoluto eco mediático, a pesar de los
uy-uy-uy con los que lo presentaba el
Marca y afines, en el sentido de amedrentar al grito: ¡cuidadito del que publique nombres, que hay querella al canto! ¡Que Manolo Saiz no se rinde! y demás estrategias de
asustaviejas profesional, de matón de barrio. Con la instrucción de la Operación Puerto en España ha pasado lo que ha pasado, para vergüenza de todos aquellos que estamos bajo este poder judicial, pero en Alemania han seguido adelante y han conseguido demostrar al 100% que la sangre atribuida a Ullrich pertenecía efectivamente al hijo de Rudicio.
El pasado jueves 19 de abril
L´Equipe dedicó la portada al Tour diciendo claramente, en boca de su organizador, que la carrera francesa vetará a los implicados en la Operación Puerto. Sin citarlo, el mayor perjudicado es Ivan Basso, el único pez gordo de los cazados mediáticamente (
Piti y Vinokourov cuentan con inexplicables bulas, qué decirles de
Don Desmayos) que había fichado por un equipo grande. Y ya desde noviembre. Hasta ese día, el italiano había pasado una existencia tranquila, lejos de las alharacas con las que nos bombardeaba todos los inviernos sobre su mejora, su madurez y su
voglio ritornare alla tradizione del vero ciclismo antico. Ahora seguirá en silencio, algo que se agradece profundamente, pero volverán sus sudores fríos, los mismos con los que completó su marciano Giro 2006.
He tardado un poco en analizar el tema para ver las reacciones de gente que aboga por un fin de la Operación Puerto. Significativamente, Arribas. Su respuesta se produjo el sábado 21, con el artículo del epatante nombre
“A la caza de Basso”. Les extraigo algunos pasajes, para que vean hasta dónde hemos llegado. “La foto, que no es inocente” (se ve a Basso en la portada de L´Equipe); “con la causa penal archivada (...) el Tour ha decidido establecer las reglas del juego. Con prisa”; y también habla de “curiosidad de curiosidades” (¿teoría de la conspiración?) y plantea interrogantes de futuro. El artículo es muy bueno, un excelente resumen. Lástima el tufillo, ya una querencia innata en el otrora prestigioso periodista.
Ya ven. El Tour, soberano de su carrera, un auténtico Patrimonio Intangible de la Humanidad, decide vetar a un corredor que solo puede mancillar una leyenda ya bastante machacada en los últimos años. Y lo hace porque afortunadamente todavía es soberano de sus decisiones –a pesar de los esfuerzos de Manolo Saiz por convertirlo en una entidad vacía- y porque la vía alemana ha demostrado que, a pesar de la torticera instrucción judicial española, una demanda similar planteada en aras de obtener un cotejo del ADN de Basso con las bolsas de nombre
Birillo daría el mismo resultado. Y en contrapartida, ¿qué recibe? ¿Adhesión, ánimo entusiasta, vítores al son de “que no compita ningún tramposo”? No, sólo escepticismo. Reservas. Peros. “A la caza de...”. Qué triste todo.
Mientras tanto, el tramposo italiano ultima su preparación en secreto para salir a reeditar su triunfo selenita en el Giro. La carrera italiana empieza en tres semanas y no sabemos nada de su forma, tan escondido que está. En el Giro no lo van a vetar. Es paisano, pone cara de bueno y encima entró en línea de meta en su última victoria enseñando la foto de su hija, un detalle que muestra bien de qué calaña estamos hablando. Arribas habla de que se rompería la línea de actuación conjunta de las tres grandes, mientras Cordero dice que la Vuelta seguirá al Tour. ¿Y qué? ¿Por qué se tiene que actuar conjuntamente? La Operación Puerto, acabe como acabe, ha servido para mostrarnos la mezquindad del mundo del ciclismo, del periodismo y hasta que punto se puede llegar en la búsqueda de la relativización más absoluta de la mentira.
Algo hemos ganado. El Tour saldrá reforzado en su independencia. Probablemente sea la única carrera del mundo que puede darse el lujo de decidir autónomamente. Bendito sea el Tour, y benditos sean los franceses por su testadurez. Estoy seguro de que Basso no correrá el Tour, incluso considerando los muy razonables motivos a favor expuestos por, pásmense,
Jaksche. Ojalá no lo vuelva a correr en su errática vida deportiva. Que se pudra en carreras menores, o en su casa, o penando la sanción que merece de dos años excluido de cualquier carrera profesional. Que se pudra, sencillamente, al igual que su sangre congelada una vez que sea analizada. Pero por favor, que no se queden solo en los nombres del primigenio informe de la Guardia Civil y que incorporen a
Urco Pereiro, a
Clasicómano Luigi Cancellara (este año va al Giro, el año pasado Rijs también lo sacó a última hora del equipo Tour), a Vinokourov, a Ibán Mayo, a
AC Contador (frotándose las manos ante la exclusión de
Birillo) y, por supuesto, a
Piti Valverde. Que se conozca todo el sumario. Y en la espera, felicitémonos todos por la existencia de instancias independientes de decisión, y singularmente por un país especializado en tocar los cojones, guste o no guste.
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Mugre, iluminados y lodo. Urraburu ladra, luego cabalgamos.
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Que hoy todos los periódicos llevan algo de ciclismo. Que esto se debe a que Landis ha dado positivo por testosterona endógena, algo ya sabido desde agosto, cuando lo publicó el
New York Times. Que son nuevas muestras de otras etapas. Muy bien. ¿Dónde está la noticia? ¿O vamos a entrar en el juego de Landis de tener siempre todo en caliente para que parezca que es una víctima y no el robot del día de DisneyLandis?