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17 julio, 2008

El veneno de la Cobra

Desconfíen. Desconfíen siempre. De lo que leen por ahí. De lo que leen aquí. Duden de todo. Vivimos en la época de la trampa y la engañifa, y nuestra única salvación es el sentido común. Riccardo Riccò acaba de dar positivo por EPO.

Les juro que leí entre líneas todas las crónicas del triunfo dual de Saunier Duval en Hautacam. Ni una frase mal puesta, ni una insinuación mordaz -Sr. Juez: escribir así no es delito, es la más pura tradición española-. Parecía lo más normal del mundo que dos corredores de un mismo equipo lograsen esa prestación, más allá del sentido común. Todo fueron parabienes. Como el día de DisneyLandis. La prensa necesita creer, y en esa misión contranatura, se olvidan del más mínimo decoro. Desconfíen. Desconfíen de lo que les cuentan.

Ayer Garai, famoso muñidor, dejaba un suelto malévolo en su periódico. Hablaba de una nueva EPO, llamada Mircera. ¿Será posible que un periodista que jamás ha publicado nada que pueda afectar a "el sistema" montado en torno al ciclismo pudiese publicar algo así? Recuerden: sentido común. No, no era posible. El positivazo de Riccò ha sido por CERA, una mal llamada "EPO de tercera generación", supuestamente más difícil de detectar. Y los análisis datan del control previo a la salida del Tour, 3 y 4 de julio. La Mircera, jaja. (Agradezco esta información a un buen lector de este blog, médico de profesión).

Curioso. O no tanto. Fíjense en la fechas. El caso de Beltrán se produjo por los análisis de la primera etapa, donde un cariacontecido Triki bajaba las escaleras del antidopaje preguntándose por qué el, en la primera etapa de Plumelec; el de Dueñas, en la cuarta etapa contrarreloj. Sin embargo, el positivazo de Riccò ha sido por los controles previos al Tour. ¿Por qué ha tardado más que el de los otros dos muñecos rotos? Es muy sencillo: una nueva técnica ha permitido individualizar esta sustancia segura (CERA) con más seguridad que anteriormente -está en circulación desde finales de 2005-, cuando sólo dejaba indicios.

Habrá que ver que arrojan los resultados de los vencedores de etapa. El 3 y el 4 de julio ya quedan muy lejos. Hagan cuentas de cuando van a salir los siguientes análisis buscando CERA. Desde entonces, Riccò ha ganado dos etapas, y lo que ha llovido desde entonces. Por ejemplo, que varios periodistas se quedasen hechizados por el fulgor del autobús de su equipo, en vez de escribir sobre lo extraño que es encadenar Giro-Tour sin competir y como si nada, incluso más fresco. Por supuesto, nadie ha querido ver lo raro que fue lo de Charleroi. Ahora desempolvarán sus agendas y empezarán a hablar del hematocrito ballerino, de su certificado médico sólo un escalón inferior al de enfermedades crónicas, y el estaba cantado, ya lo decía yo. Fíjense en lo que hará la prensa, eslabón de transmisión necesario de la farsa que este deporte corrompido desde dentro. Esa prensa. La que hay. Desconfíen de ella: comen, beben y ríen juntos.

Matxín ("joven, pero de viejos hábitos") estaba en el séptimo cielo con el rendimiento de su equipo. La situación ya ha vivido, aunque no en carrera. Su corredor Ibán Mayo fue descalificado con el Tour 2007 concluído. Positivo por EPO. Dirán que ha sido un caso aislado. Ya lo dijeron con el corredor vizcaíno. Que el equipo no tiene nada que ver. La misma retahíla de frases hechas, lugares comunes y ponzoña. La organización del Tour de Francia abandonó las normas UCI: de seguir bajo ellas, el equipo sería expulsado de carrera. De seguir con ellas, no habría estos controles tan rigurosos, de caza al tramposo. Un día y otro. Al siguiente también. Tanto que ganamos, tanto que perdemos. ¿Acabará el Saunier de Cobo y Piepoli el Tour? Hagan juego, señores.
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Para el que le guste la humillación constante del ciclismo, recomiendo que no se pierda el discursito buenista de De Andrés hoy al iniciar la transmisión a las 16:00. A mí no me gusta, pero desde luego gran parte de la culpa la tienen los periodistas-todos- que en Bagneres de Bigorre hablaron de Pantani como si fuese un elogio. ¡Un elogio comparar con Pantani! ¡Qué vergüenza! ¡Qué futuro nos espera, si esos son los referentes del pasado!
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(Actualización de las 13:44) Esto es lo que han tardado en abandonar el Tour. Cierren el juego, señores. Al revés que el Liquigas o el Barloworld, el equipo de Matxín y Gianneti se ha montado en su bus-bunker y han tomado las de Villadiego. ¿O era Charleroi? ¿Tendrá algo que ver con el paso por comisaría obligatorio en la ley francesa antidopaje? Claro, una vez que se esta en casa es más difícil que la fiscalía te interrogue...¡Pobre Bisonte de La Pesa, que quería acabar entre los diez primeros! ¡Que paguen justos por pecadores! Donde están, no se ven, los ciclistas de Saunier...¡A plantar árboles en África!