
En el circo que es el ciclismo profesional, el italiano desempeña un papel arrogante, no exento de cierta ironía: se ha presentado en el Giro tras haber estado en la playa, como el corredor de certificado médico que le derrotó en el Giro. Si él puede -parece que lo puede todo, menos participar en el Tour-, ¿por qué yo no? A la playa, a entrenar en lugares desconocidos evitando la competición, y me presento y gano. A cascarla.
Todo fue ejecutado a la perfección. A falta de la cuesta final, iban por delante Vandevelde -otro de Girona- y Piepoli, el trampolín habitual del Saunier. Por detrás, un estúpido Caisse d´Epargne que había llevado toda la etapa, como si el equipo del líder no contase con Fothen, Kohl y Weggman, se cebó en un ritmo que ni el mismísimo El Imbatido podía aguantar. Entre tanto, Carlos de Andrés flipando, pero con una cosa que nadie veía: en el grupo aguantaban 30, por mucho que se empeñase en una escabechina.
El destrozo lo sufrió el propio interesado, Valverde. Y fue ridículo. En un momento dado, Pereiro se aparta. Pero de dejar de pedalear. La meta estaba todavía lejos, todos se empezaron a mirar, y ¡arre!, el gallego se tuvo que volver a poner el ritmo. Con desgana, reservando fuerzas de la misma manera que Rogers en el Tour 2006 -seguramente para alcanzar el mismo puesto, el 10º final- el vencedor del Tour 2006 aguantó unos metros más y volvió a realizar la misma operación: desvío a un lado y dejar de pedalear. En ese momento salió Riccò, al que habían llevado en volandas y Piti, pasado de vueltas, no le recuperó ni un metro. Una gran lección de humildad para el considerado -con razón- el mejor uphill finisher del pelotón, que aún así se cobró unos segunditos sobre todos sus rivales, menos Evans.
Schumacher sufrió una inoportuna caída que le privó del liderato, a favor de Kirchen. Entre los damnificados de la jornada se encuentra Cunego, cocido por el ritmo, y poco más, sólo un puñado de segundos. Será difícil que Piti gane el Tour de esta manera, esperando al ataque a 100 metros. Tampoco Arroyo ni David López parecen tan pimpantes como prometían. Y Pereiro va a lo suyo, a amarrar. Riccò dice que irá día a día. Probenecid, gran envidioso, afirmó hasta tres veces durante la ceremonia del podio que iba a abandonar. Veremos. Desde luego, las vacaciones ya se las ha tomado. Y le han sentado tan bien, tan bien, que parece que haya estado en Chiclana.