Bajo el barro no hay ciclismo

Llueve mucho estos días por Italia central: el Tíber no llevaba tanta agua por estas fechas desde hacía 50 años, más o menos la época a la que hay que remontarse para encontrar imágenes de ciclistas embarrados de la cabeza a los pies, el dudoso y decadente espectáculo de este sábado en Toscana.

Se frota las manos el organizador, que a buen seguro ha incrementado el famélico share de los primeros días (las primeras etapas han llegado al 5%, cifras de badminton), gran parte de los aficionados y los ciclistas que han sacado ventaja de esta indecencia prehistórica. Y suerte que no se ha desgraciado nadie importante, porque entonces asistiriamos al típico teatrillo de lamentelle italianas.

La vergüenza se veía venir. A 32 kms. para meta, y justo antes de afrontar el primer tramo de caminos de barro, se cayó el líder de la carrera. Se fue al suelo Scarponi, un especialista en besar el asfalto, y ahí se llevó al pobre Nibali, todavía con su maglia rosa brillante. Nadie paró, claro, porque eso de esperar al líder lo rompió Armstrong en Wasquehal 2004 con Thor Hushvod, cuando el año pasado le habían esperado Tugboat y otros botarates. Del ciclismo antiguo queremos lo que nos interesa (caídas, mugre, gritos y no pinganillos, inocencia), pero nada de lo que realmente vale la pena reivindicar, como la palabra, el honor entre rivales o esperar a un líder que no se ha caído, le han tirado.

Y se cayó ahí, en el asfalto, como se podía haber caído en los caminos vinícolas embarrados: nada de strade bianche, sino strade di merda, el color que tenían el sábado y el color que debería tener la cara -sino la tuviese ya rosa como el culo de un mandril- el sinvergüenza del organizador. De esta situación sacaron provecho Vinokourov, el más activo y batallador, y Evans, que le secundaba en cada ataque. También el organizador, cómodo en su coche.

Vamos a hacer más humano el ciclismo convirtiendo las vueltas de tres semanas en quince días, cosa que ya han hecho Vuelta y Giro; vamos a combatir el dopaje haciendo etapas de montaña de 120 kms., cronos de 14 kms. y rectas de sprint de 200 metros; vamos a poner dos jornadas de descanso, y todo por el bien y el sosiego de los ciclistas. Eso sí, cuando vean que ponemos una cronoescalada por un camino de cabras (Plan de Corones), volver a la era preindustrial con caminos sin asfaltar, finales con chicanes y curvas con forma de zeta que no se quejen, que hacemos todo lo posible por ellos.

En las duras rampas para acceder a Montalcino, Evans se fue y por fin alza los brazos en una etapa de gran ronda. Ya tiene una etapa del Tour, ganada por descalificación por dopaje de Vinokourov en 2007, precisamente su rival en la carrera y que en ese pueblo de Toscana se volvió a poner de rosa. Nibali fue finalmente 17º en la etapa, pero a 2´ del duo que encabeza la general. Como baja bien y parece hábil con la bici, es de suponer que de no mediar caída hubiese entrado con ellos.

No se sabrá, igual que no se sabrá porque el pelotón se tomó descanso (¿un pacto de salida? probablemente) al día siguiente en el Terminillo. Llegó la escapada del día y la etapa fue para C.A Sorensen, que el año pasado salió a hacer la general y lo que hizo fue turismo: este año llegaba sin competir por una rotura de clavícula y ya gana así, con 25 años. Segundo un corredor del CSF-Colnago, que ya ha colado a varios corredores difentes entres los diez primeros de varias etapas, confirmando eso de que se está mejor en un continental que en un ProTour.

No en el caso de Tondo, claro, tercero ayer y toda la vida en continentales de induduble tacha como el Relax, el Maia o el Andalucía. Su paso al ProTour es fulgurante: ataca en el pelotón y porque el puerto no tiene dos kms. más, que se lleva la etapa. El día anterior había estado tirando de su líder Sastre, pero el que vale, vale, aunque sea con 31 años y sin que ningún otro equipo o director se hubiese fijado en las indudables virtudes de este corredor al que le da igual la postura en la bici, porque es todo bruto, brutal y embrutecedor.

Y hoy final en Cava dei Tirreni sin posibilidad de disfrutar de los bellos parajes, otra vez con lluvia y desasosiego general. La escapada fue neutralizada a 5 kms. de meta con el Columbia y el Sky tirando. En la recta de meta, un poco empinada tras haber ido subiendo tenuemente los últimos kms., Evans se vio fortachón y lanzó el sprint al pelotón. Vinokourov, por si acaso, a su rueda, no vaya a ser que ganase y sumase bonificación. Todo muy exagerado, no se puede ir a por la general final y, con la semana final tan dura que hay, perder energía en esos fuegos artificiales.

El sprint fue para Goss, australiano pasado a profesional con 21 años en el CSC de Rijs y que este año ha ido al Columbia con estos éxitos y los que vendrán. Segundo Pozzatto y tercero Farrar. Mañana más de lo mismo camino de Bitonto, en el profundo sur italiano. Si Vinokourov tiene 1´12" sobre Evans, 1´33" con Nibali y 1´51" con Basso, y le gusta vestir de rosa, es probable que la única ocasión en la que pueda cambiar de color sea en alguno de esos porcentajes por encima del 14% que siempre se le han atragantado. O sea que nos queda una semana (o dos) con un kazajo rosa. Pues que bien Zomegnan, que bien lo has hecho.
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Dice que quiere ganar el Mundial. El de este año. Le creo, incluso considerando que de llevar a cabo su amenaza Armstrong dejaría de ser el ganador más joven del arcoiris.