Una Tirreno-Adriático de grandes nombres

McCann Erickson es una de las agencias de publicidad más importantes del mundo. RCS-Sport, el organizador de las carreras más importantes de Italia, le ha encargado la gestión de la imagen de sus competiciones ciclistas, señal inequívoca de que creen en su producto, de que están dispuestos a invertir en él y que esperan un retorno a cambio. Eso se nota desde el amor que ponen a cualquiera de sus iniciativas hasta la estupenda imagen generada por ordenador que hoy aparece aquí, el cartel de la Tirreno-Adriático de este año.

Los italianos siempre se han quejado sottovoce de la coincidencia de fechas con la P-N, pero esto nunca ha sido obstáculo para que consigan una magnífica participación y un espectáculo muy notable. La carrera, con uno de los nombres más bonitos del calendario ciclista, bien se podría llamar Esperando la Sanremo, y así fue durante los soporíferos primeros años de esta década, cuando no tenía ni final en alto ni crono.

El año pasado se quitó la crono y este año, acertadamente, han seguido apostando por esa política. Y también con un tappone de montaña. Y con los habituales finales de la carrera. Y por los pequeños pueblos, porque en la región de Italia donde se disputa no hay ni ciudades ni nada que se parezca, simplemente vida apacible y una naturaleza que empieza a despertar de su letargo, un poco como el ciclismo de competición.

La edición de la T-A de este año no pasará por el Lazio por primera vez en su historia. A cambio han programado las tres primeras etapas en Toscana. La primera sale de Livorno y va por la costa hasta Rossignano Solvay, lo primero es el nombre del pueblo marítimo y lo segundo el de la compañía química que tiene una espantosa planta industrial justo en la playa, que por el verano concentra una variopinta fauna humana. Esta y las dos etapas siguientes son de circuito, con finales en Montecatini Terme y Monsummano Terme, esta última con subida al famoso San Baronto poco antes de meta. ¿Y por qué es famoso este puerto? Porque siempre ha sido donde los corredores de la cuadra de Cecchini han hecho sus tests, o sea que siempre será interesante ver las curvas y los recodos e imaginarse al médico con el cronómetro -y otras cosas- en la mano.
En la cuarta etapa ya se gira hacia el Adriático con final en Chieti, pero no es un aperitivo para la gran etapa del viernes: son 242 kms. con un final bastante exigente. Sin embargo, al día siguiente los 234 kms. por los Montes Sibillini buscan emular la grandísima etapa de ciclismo que se vivió el año pasado por una zona muy parecida pero algo más al norte. Se sale de Chieti y los primeros sesenta kms. se va al lado del Adriático, para después girar hacia la bellísima ciudad de Ascoli Piceno. Desde allí se prosigue por el valle del río Tronto hasta Arquata, donde se coge el desvío hacia la Piana di Castellucio, por el único camino que hay: cuesta arriba.

La Forca di Presta es un paso de montaña que sube hacia el Monte Vettore, una de las mayores cumbres de esta parte de los Apeninos con sus casi 2.500 metros. Afortunadamente para los ciclistas no hay carretera que suba hasta arriba, y el paso de montaña se detiene a cota 1.500, pero son trece kms. de subida constante que llevan a Castelluccio di Norcia, un altiplano muy famoso por la fioritura de todos los años. A la etapa le quedarán todavía cien kms. y es probable que nos quedemos sin ver estos bellos parajes, pero la carrera, en su camino hacia el norte también pasará por sitios bellísimos, con otros dos puertos de montaña catalogados y otros muchos sin catalogar, porque no hay un km llano: quizás sólo el último antes del final en Colmurano, pero precedido de una pared de un km. al 15% con puntas del 20%.

El sábado apenas 134 kms. con circuito final de tres vueltas en Macerata -la capital de la provincia- y picando arriba, y el domingo el tradicional cierre en San Benedetto del Tronto. Entre los favoritos están Garzelli, el vigente campeón Scarponi, Evans, Nibali, Lovkvist, Rogers y Gendermann, además de ver a Cancellara, A. Schleck, Pellizotti o Gesink, con objetivos diferentes. Como siempre en la carrera, el auténtico espectáculo diario estará en las llegadas en cuesta y con lucha codo a codo entre Ginanni, Ballan, Hushvod, Boonen, Farrar, Visconti, Petacchi, Bennati, Freire, Boasson Hagen, Cavendish, Kirchen, Pozzato, Wegmann y Breschel. Ahí es nada: cada llegada un espéctaculo. Por el trazado, por el paisaje y por la participación. Ciclismo en estado puro con sus mejores ingredientes. No se lo pierdan.
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Bella etapa en la P-N. Mientras Gilbert se probaba contra el viento -y también Boom-, el Caisse d´Epargne montó un abanico a pocos kms. de meta con los resultados previsibles: Contador detrás. Es más, a poco más de tres kms. para meta incluso se fue fuera de la carretera -las imágenes no lo captaron el momento exacto- junto con Haussler, pero el coche del Rabobank le reintegró en el pelotón perseguidor. Sí, el mismo equipo que tiene al líder de la carrera y que estaba tirando por delante para aumentar la ventaja. A saber qué favor pasado o futuro le debían al de Pinto.

De los quince corredores que iban en el abanico delantero colaboraron muy bien con Valverde y L.L Sánchez (Chente y J.I Gutiérrez se dejaron caer tras dejarlo todo por sus líderes) Jens Voigt (se pueden imaginar la locomotora) y Roche. Tony Martin intentó sorprender a un km. de meta pero un desarrollo muy duro mermó sus posiblidades. Al final etapa para Henderson del Sky por un golpe de riñones final sobre el esloveno Bole del Lampre, con Valverde quinto con el maillot de líder de la montaña. Corredores como los dos representantes de la raza murciana, Voigt, Kreuziger, Martin y el líder Boom le meten 17" a Contador y el resto de rivales. Se antojan poquitos, pero una vez más se ha visto uno de los puntos débiles del corredor de los records precoces. Y lo mejor ha sido el cambio de actitud: si se lleva a Contador en volandas a una etapa con subida final no se va a poder hacer nada, hay que neutralizarlo con estrategia. En el RadioShack han tomado buena nota.
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Tras una entrevista tan larga a un tío como Armstrong normalmente se podría sacar material para hacer un post. Sin embargo, no hay nada destacable: si tienen la paciencia de leerla entera, verán que gran parte está centrada en el Armstrong-personaje y no en el Armstrong-ciclista. Ambos, ciclista y periodista, se muestran encantados por esta orientación, quizás porque ambos ya han transcendido su profesión de origen y son simplemente un personaje de sí mismos. A mí no me ha gustado mucho, quizás lo único ver cómo el americano dice lo de "cinco millones de parados".
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Tras una Vuelta a Murcia donde le sorprendió la cantidad de aficionados que se interesaban por él, Armstrong se va diez días de concentración a Ciudad del Cabo, Sudáfrica. El sitio ya lo popularizó para el ciclismo Jan Ullrich, que solía recuperarse de su parón de seis meses en invierno en este remoto paraje, haciendo antes escala en Madrid y cogiendo el vuelo de Iberia. Creo que Armstrong es la primera vez que va, pero encaja con sus anteriores concentraciones en Hawaii o Nuevo México -el Tour de Gila-. También el CSC fue por ahí en tiempos no muy lejanos. Al volver saldrá en la Milán-Sanremo del 20 de marzo. A mí esto me parece más interesante que la entrevista-río.