El ocaso del ciclismo vasco (I): Manzano, ya no estás solo

Cuando Íñigo Landaluze pasó a profesionales en 2001 lo hizo dotado de un certificado médico donde se detallaba que tenía una tasa de testosterona por encima de lo normal. Era una época en que dicho certificado se hizo bastante popular, y Santiago Botero -por poner otro ejemplo- se hizo con uno ad hoc y ahí empezó a rendir a ese nivel estrastosférico. El caso del corredor getxotarra es paradigmático de su época, la postFestina, y también de las cloacas del dopaje.

Especializado en nada, pero con cierta aptitud para la escalada, en el año 2004 logra hacer 6º el maravilloso día de la cronoescalada al Mont Ventoux, la del récord metahumano de su compañero Iban Mayo, y acaba 10º en la general. La sorpresa vino al año siguiente, cuando ganó la prestigiosísima carrera en un hecho inaudito: nunca un corredor de su características -nivel C del pelotón, no gana nunca: fue su primera y única victoria- había conseguido ganar una carrera así. Fue gracias a una escapada y mantener después el liderato mientras sus compañeros de fuga acusaban el esfuerzo. Se impuso a Botero en un duelo de certificados de testosterona.

Después se supo que había dado positivo por esa sustancia. Exonerado por el TAS por un defecto de forma, estuvo nueve meses sin competir tras el Tour de Francia, pero ya nunca volvió a rendir al mismo nivel: el nuevo test IRMS dejaba en muy lugar esa presunción de una testosterona alta de manera natural, más que nada porque dejaba en evidencia la toma de esa sustancia dopante de manera exógena. Intentó cazar una etapa en el Tour 2006 y también al año siguiente, pero se quedó a las puertas. En 2008 ni siquiera fue a la carrera. Para 2009 se preparaba en Dauphinè con CERA, donde dio positivo en la primera etapa (muy interesante para el calendario de dopaje), después fue quinto en la tercera etapa (último de la escapada) y también once días después en un control fuera de competición.

Viejo conocedor de las marismas del dopaje, este corredor ha optado por un hecho insólito en su equipo -en el que ha militado toda su carrera-, en su colectivo y en el deporte español: ha confesado que se había dopado, renuncia al contraanálisis y cierra su carrera deportiva a los 32 años. Para dar dimensión a esta decisión, recuerden que sólo un deportista español ha confesado haberse dopado, el compañero de profesión Jesús Manzano. Este hecho debería servir para exonerar a Landaluze, si no fuese por lo que lo ha movido.

Su positivo se conoció en pleno Tour de Francia, pero salió "desactivado". El mismo corredor eximió de toda responsabilidad a su equipo -en el que ha militado toda su turbulenta carrera- y ¿que han hecho en el conjunto naranja? Pues decir que la cosa no les pillaba por sorpresa, que ya lo tenían suspendido por unos valores de orina anómalos y que muy bien, que Santas Pascuas. Miren lo que escribe el periodista oficial, con el que salía en excursiones pintorescas y folcklóricas por el País Vasco. Venga, que pase otro, este es un "hecho aislado" y bla-bla-bla. Después ha venido lo de Astarloza, pero eso también es otro "hecho aislado", tanto que merece tratamiento específico dentro de un contexto general de ocaso del ciclismo vasco.
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La Clásica de San Sebastián, la carrera con la peor decadencia del circuito en dura competencia con la Volta, sigue cavando su zanja. La edición de este año, disputada bajo la lluvia, fue para el joven Liberty Carlos Barredo, que se impuso al sprint a Kreuziger. No deja de seguir la línea impuesta en 2004 por M.A Martín Perdiguero, cuando batió a Bettini y Rebellin. Le sucedieron Zaballa o Bertagnolli, todos corredores muy punteros. Repasen la lista de los 20 primeros clasificados de este sábado y díganme qué tal va todo por el País Vasco. El día anterior Fdez. De Larrea ganó el Circuito de Getxo y al día siguiente Antón la Subida a Urkiola.
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El dúo cómico de El País lo llama "seis estampas", cuando es sencillamente un memorial de agravios para blandir cada vez que se dude sobre A.C. Fíjense de qué manera tan sutil se trata el ataque a su compañero Kloden....¡esto es periodismo del bueno!.
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"Ni se la tendré". El diplomático Vaticano tal cual es, y no como lo quieren vender.
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Juniors (16-18 años como mucho) dopados en Italia. Uno de ellos por gonadotropina, una sustancia que se genera durante el embarazo. Si no fuese porque el doping en estas edades tendría que tener una consideración mayor que el simple delito, sería interesante saber que excusa pone el chaval. O su padre. O la madre que lo parió, vista la naturaleza de su positivo.
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Hombre, ya había tenido un problema cardíaco, estuvo parado siete meses y le han dejado volver a correr. ¿No existe una figura penal relacionada con esto? ¿Negligencia?
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Con una magnífica foto en gesto de Marco Aurelio, Líder Máximo comunica a sus subditos que ascenderá a los cielos temporalmente para después regresar y proporcionar un nuevo reino de fe y esperanza en el ciclismo limpio, el que él propugna y practica.
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Para los que creen que este blog va sólo de doping. Va de decandencia: crees que estás mejor cuando simplemente estás peor. Ah, y también de ciclismo.
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La foto. Y la constatación de que este presidente no se pierde ningún acontecimiento deportivo.
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Problemas para Pep Nandrolona. Quizás pueda compartir abogado con Valverde, pero llegados a este punto, ¿a que espera Abogacía del Estado para defender a estos españoles ilustres e ilustrados? Cuando les atacan a ellos, nos están atacando a nosotros.
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Esperemos que sea mejor que la mierda de columnas que ha escrito en El País. Por el tipo de respuestas que da no hay mucho lugar a la esperanza. En cuanto tengan su publicitada novela en la biblioteca, les hago una reseña.
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A lo mejor hay positivos en el Tour. O a lo mejor no. Lo que parece bien claro es que jamás volverá a haber positivos durante el Tour.