Columbia-Show

El resumen de estos cuatro días de carrera debería centrarse en la exhibición de Zapatero en Austria, 200 kms. escapado (como Koldo Gil en 2005, cuando eran compañeros de equipo y prácticas) y primera victoria para su equipo, del que se esperaba más -ellos mismos esperaban más, hasta la maglia rosa- y que de momento ha decepcionado. Se esperaba una exhibición de esta extraña mezcla de clientes de Ferrari y sudaméricanos y resulta que la exhibición está viniendo del Columbia, otra buena amalgama.

El heredero del T-Mobile sorprendía hace justo un añito con su buen inicio de temporada, y ahora parece que todo el mundo acepta como válido lo que viene de este equipo. El día del zapatazo fue segundo Boasson-Hagen, al que un astuto lector bautizó, antes de las clásicas, "tengo curiosidad por saber que hace el piloto probador". En abril ganó la Gante-Wevelgem con 21 años, ahora ha logrado hacer 2º-1º-2º en tres etapas seguidas del Giro, todas complicadas y de relativa montaña.

Su victoria vino tras escaparse en la bajada final de una etapa, junto con otros tres corredores. Bertolini iba por delante, y es rápido. También lo son Hunter y Viganó. Da igual: los fulminó por varias bicicletas de ventaja, y tan pancho. No contento, al día siguiente se llegaba a Bérgamo con la tradicional encerrona de la parte alta, allí donde Simeoni ganó su tricolore. El noruego se filtró en la peligrosísima escapada de nueve corredores a 25 kms. para meta (Pellizotti, Garzelli, Horner, Leipheimer, Arroyo y su compañero Rogers) que fue neutralizada 15 kms. después. En ese momento saltó otro Columbia, Siutsou, y entró en solitario con el brazo al cielo. En el sprint Boasson fue de nuevo segundo -ojo, había estado escapado- y si no llega a ser porque DiLuca se picó con el ataque de sus rivales y esprintó para la tercera posición, el Columbia hubiese hecho triplete con Rogers. Sí, otro Columbia que va a por la general, como Lovkvist.

En la etapa del sábado el bravo Horrillo se despeñó 80 metros y quedó muy maltrecho, pero ya está fuera de peligro. Es de los pocos corredores de los que se puede decir que, cuando deje el ciclismo -y que sea por su decisión y no por fuerzas mayores-, ojalá permanezca vinculado porque simplemente es diferente al resto de corredores. Su amigo Arribas le dedicó ayer una sentida y preciosa crónica. El pelotón se quedó bastante aprensivo y el domingo, en la payasada del Milan-show (una etapa de descanso dando vueltas al feo, horrible y desolador centro de la altiva capital lombarda) y aprovechando que en la primera vuelta se cayeron un Xacobeo (siempre están por los suelos, por una u otra razón) y otro corredor, huelga de piernas caídas y ¡hala!, a estirar las extremidades que hoy tocaba descanso. Le está bien empleado a la organización, pero la actitud de los corredores es la habitual. En el sprint final ganó Cavendish, otro Columbia.

El Giro tiene 21 etapas y 22 equipos. De entrada, y por simples matemáticas, se sabía que uno de los equipos no iba a ganar etapa. Con nueve etapas disputadas, cuatro han sido para el Columbia (y tres segundos puestos), tres para el LPR (entre los dos equipos se han repartido las nueve maglia rosa), una para el Rabobank y otra para el Diquigiovanni. El Columbia tiene al segundo (Lovkvist) y al tercero de la general (Rogers), muy buenos contra el reloj. Y bueno, también a Boasson-Hagen, que gana en cualquier terreno y cuando le da la gana. Nos espera más Columbia-show. Porque el show must go on, siempre.

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Hoy empieza la Volta a Cataluña. Participa Valverde. Me parece un buen epitafio para lo que será la última edición de la carrera.