Tercer adoquín para Boonen

El máximo favorito en la salida hizo buenos los pronósticos y ganó la París-Roubaix 2009, una magnífica edición con mucha batalla y todos los otros elementos que hacen de esta carrera una de las preferidas del calendario. Tom Boonen, que no ha cumplido 30 años, suma su tercera Roubaix entrando en solitario en meta, como los grandes campeones de siempre con los que forzosamente hay que compararle. En línea de meta el grandísimo campeón belga compara este triunfo, en cuanto nivel atlético, a su primer Flandes. Yo creo que ha sido mejor.

Una escapada con corredores peligrosos logró cruzar el Bosque de Aremberg con 3´ de ventaja sobre el pelotón, donde hubo una tremenda caída nada más empezar el sector. Boonen -sabio, pero ya con 21 años y en el Discovery hizo lo mismo- se hizo la primera mitad de uno de los lugares míticos del ciclismo tirando del pelotón, porque así, si alguien tiene que caerse, que sea yo y por mis propias culpas, no porque me tira otro, una lección que se mostraría vital en el tramo final. Después le relevó Breschel del Saxo Bank y por último -atención, atención- Heinrich Haussler, el increíble hombre-orquesta surgido esta primavera del cadáver del Gerolsteiner. Por cierto: bailaba sobre el pavés.

La escapada fue neutralizada a 61 kms. de meta, y se formó un grupo cabecero con 21 unidades, que se fue deslavazando a la mejor manera de la Roubaix: cada nuevo sector de pavés, dos o tres corredores menos. En Mons-en-Pevele Boonen consiguió configurar un grupo con otros cinco corredores: Pozzato, Hushvod, Flecha y dos Lotto, Van Summeren -vaya pedazo de gregario-y Hoste, pero sin ningún Saxo Bank, que se tuvo que empeñar en una persecución desigual con Klostergaard, que acabó derrengando y desconlgándose de los perseguidores. La carrera se la jugarían los seis de cabeza.

Hushvod atacó al inicio del Carrefour de l'Arbre y Flecha, que iba por detrás, intentó reaccionar de la peor de las maneras posibles: entrando a tope en una de las curvas cerradas, con el resultado de una nueva pifia del corredor catalán, al que habría que retirarle la licencia de ciclista tras su impecable palmarés de montoneras en el Koppenberg y otros sitios para los que no está capacitado. Se llevó al suelo a los dos Lotto. Poco después, era Hushvod el que padecía exceso de ímpetu y se estampó contra una valla. Pozzato le adelantó y de ahí a meta fue un pulso entre el pedaleo titánico y agónico de Boonen contra la elegancia de Il Principe, resuelto a favor del primero. Ya en el velódromo recibió la felicitación del italiano mientras completaba la última vuelta. Hushvod fue tercero batiendo a Hoste, después Van Summeren, Flecha, Haussler (tremendo), Chavanel, Quinziato y Breschel.

Boonen superó una caída -en la foto se ve el brazo ensangrentado-, un pinchazo en el tramo final, una salida de moto que arrolló a los espectadores y al propio Flecha, un peligro para cualquier ciclista, empezando por él mismo. Ha sido la mejor Roubaix en muchos años, y ha sido para un campeón solidísimo, que ya iguala a Merckx, Museeuw, Van Looy y Moser con tres victorias en la clásica francesa. Ya es uno de los grandes de todos los tiempos, por palmarés y por cómo gana: al margen de su potencia, ha sido el corredor que mejor ha sabido leer la carrera.
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El País Vasco, fiel a su tradición, es una carrera de seis días en los que los cinco primeros consisten en esperar el último, donde está situada la crono. El miércoles Contador ganó en Arrate con apenas 8" de diferencia sobre el trío de Evans, Colom y S.Sánchez, felizmente recuperado de su rodilla. El jueves sus compañeros Horner y Navarro se descalabraron bajando Urkiola y a partir de ahí olvídense de la competición y el espectáculo: como tocados por una varita mágica -a saber cúal- se acabaron los ataques. Este es el ciclismo que ha querido la aficción vasca, los organizadores y el patrocinador institucional. El jueves se dejó ir una escapada que resolvió Albasini -un corredor que siempre ha logrado buenos resultados en la carrera- sobre Vandevelde, y el viernes más de lo mismo con Pinotti. Los comentaristas de El Ente, Amat Gerifalte Carceller y Probenecid se pasaron toda la subida al alto de Bezi esperando un ataque, pero Pfannberger del Katusha puso el ritmo del Astana: al trote, y todos contentos. Cuando acabó el desastre de etapa, un insulto al espectador, el balance no cambió: "gran espectáculo". El Ente, señores.

En la crono del sábado Contador aplastó a sus rivales, que habían sido muy combativos en los días anteriores, cuando Don Desmayos iba sin equipo. No se merecen otra cosa. Entró en meta disparando y con 22" sobre Colom y 45" sobre S.Sánchez, que como en buena carrera de pueblo que se precie le siguieron en el podio. Ha sido probablemente la peor edición de la Vuelta al País Vasco que se recuerde. Para rematar, ayer Valverde ganó por tercera vez en Amorebieta, un Piti que no compite contra los grandes, que no toma la salida en ninguna prueba de nivel y que cuando aparece gana, incluso sin querer. El día 11 de mayo está llamado de nuevo ante el CONI, por lo que podrá salir en las carreras de las Ardenas. A ganar. El ciclismo es esto.
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La G-W estaba siendo una bonita carrera -frío, lluvia, pelotón cortado- hasta la segunda subida al Kemmel. Kuchynksi, el bielorruso del Liquigas que hizo un super Tour de Flandes, se anticipó unos metros antes de la subida y coronó en solitario. En el resto de escapados el único que se movió fue Edwald Boasson-Hagen, del Columbia. Atacó a mitad de subida y enlazó con el corredor del Liquigas pocos kms. después del descenso. El Cerveló, con tres corredores en la fuga, tiró la carrera. El joven noruego ganó en meta al bielorruso. Tiene 21 años y el año pasado ya ganó seis carreras. Otra maravilla del Columbia, e igual de joven.