Si lo hacen con una columna de Almudena Grandes, ¿qué no harán con otras cosas?

Aunque no me extrañó, mi primera reacción fue ir a comprobar si seguía ahí, donde lo habíamos dejado y de donde había salido como un mal recuerdo para no olvidar de donde venimos y cómo hemos llegado hasta aquí.

Como sabrán, el periódico es un invento con varios siglos de antigüedad que difícilmente sobrevivirá en su versión impresa más allá de una década, gracias al empuje de Internet y los soportes móviles de lectura. Esto tiene sus ventajas indudables, tanto en el aspecto económico -adiós a distribuidoras, imprentas, kioskos y demás- como en el práctico y pragmático, y otros incovenientes, algunos de los cuales se intuían desde hace tiempo.

Uno de los primeros fue George Orwell, que en su sobrevalorado libro 1984 ideó para su personaje principal -Winston Smith- un trabajo en el Ministerio de la Verdad, una institución dedicada a reescribir la historia del pasado según fuese cambiando el presente, alterando y volviendo a editar periódicos y libros con este fin. Aunque no me gusta nada citar a este autor ni este libro, un lugar común de nuestra cultura y de cierto pensamiento, este es el momento adecuado.

Con las modernas tecnologías, que Orwell apenas atisbaba cuando escribió el libro en 1948, esta labor ya no será una cosa artesanal, sino que bastará con un clic y determinadas noticias incómodas desaparecerán de los archivos sin dejar traza. Me dirán que siempre quedarán las hemerotecas: ¿se refieren a esos caserones polvorientos, con microfilms? Eso también será digitalizado y sus generosos espacios convertidos en algún equipamiento cultural intranscendente. Al final, todo será digital, mudable e instántaneo, como el pensamiento.

El pasado domingo El País dio cabida en su sección semanal Defensora del lector a un suceso muy inquietante. Un lector había entrado a buscar en el archivo un artículo muy incómodo de Almudena Grandes -escritora de gruesos volúmenes y nulo contenido- y se había encontrado con toda la secuencia histórica de sus prescindibles columnas de los lunes, menos la referida, una en la que hablaba con delectación de violar monjas, y que también salió en este blog. Lo más peliagudo del caso es que la defensora del lector especula abiertamente con la posibilidad de que hubiese sido borrado intencionadamente, pero no encuentra el culpable a pesar de que cualquier acto informático deja rastros indelebles. Han zanjado el asunto con esta explicación, digna de 1984: "La razón por la cual dicha información no aparecía cuando usted intentó localizarla tiene que ver con modificaciones en el sistema editorial que utilizamos para publicar en Internet. Llevamos varias semanas implantando cambios en esta plataforma y, lamentablemente, es posible que estas modificaciones técnicas hayan afectado a algunas informaciones que estuvieron temporalmente catalogadas como 'no publicable', mientras concluía el proceso de edición de la misma". ¿A que suena a funcionario 2.0? ¿A que suena a Ministerio de la Verdad?

Para que entiendan el primer párrafo, yo fui a buscar este artículo. De momento sigue ahí, pero quien sabe. Algún día no se entenderá el comentario. Imprimánlo, sabiendo que el papel también arde.
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Petacchi obtiene su primera victoria en Bélgica a los 35 años, en el llanísimo GP L´Escaut que se disputa en los alrededores de Gante. Quedan ya lejos sus años en el Fassa Bortolo -los mejores- cuando decía que iba a por Flandes sin conocer el pavés y cosas así. Cosas de esos años. Por cierto, qué años.
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Ivan Basso ha competido en muy pocas ocasiones en España. Su ambicioso calendario antes de la O.P casaba mal con las pruebas nacionales, y ahora se dedica a hacer turismo ciclista por Japón, Argentina, California, o donde le venga en gana. Ultimamente estaba en Tenerife, que es España, haciendo una concentración en altura: del 3 al 17 de abril, que ya es un puñado de días. Vamos, que saldrá directamente escopetado hacia el Giro. Hemos sabido que le han sometido a un control antidoping. Así de paso visitamos de nuevo su web -sección news-, de donde ya han desaparecido las imágenes de family-explotation y ya parece otra cosa. La misma cosa, pero otra, no se si me explico. Pobre Basso: a España viene poco a competir, pero siempre que viene por otros motivos acaba perdiendo sangre. No se porque repite, ¿creará adicción?.