El ciclismo australiano por fin gana algo

Stuart O´Grady, un corredor que lleva desde 1998 en la élite mundial sin acertar muchas veces el tiro, ha ganado la edición 2007 de la París-Roubaix. Sin irnos muy lejos, el australiano llevaba dos años sin ganar tras cerrar con oro y laureles su paso con el Cofidis en 2004. Fue el año en que se convirtió en el primer australiano en ganar una clásica (Hamburgo), en Dauphiné había ganado sendas etapas de media montaña escapado como un borriquito y, pásmense, en las Olimpiadas ganó el oro en americana a pesar de todo ese trote, incluyendo Tour. Sí, fue el año del escándalo Cofidis, ese que se ha juzgado este otoño en Francia y donde un ex-compañero ha declarado que el australiano se metía rayotes de droga por la tocha y en la vena con la misma soltura con la que hoy ha ganado la Roubaix.

Y cómo ha ganado. No es que haya sido una Roubaix atípica (árboles en flor, 25º de temperatura), es que O´Grady ha ido escapado desde el km. 30 -eso nunca lo hace un favorito a la victoria final- después se ha descolgado para ayudar a Cancellara y, tras ir como una locomotora toda la jornada, a falta de 25 kms. ha realizado un ataque inconmensurable. ¿Resultado? Además de su botín particular, una Roubaix a 42, 181 km/h de media. Saquen ustedes las conclusiones. Un corredor que en agosto cumplirá 34 años, que siempre está ahí pero raramente gana, se saca de la chistera una jornada incontestable en una temporada donde ya había brillado en las semiclásicas de febrero, donde había sido quinto en San Remo o décimo en Flandes. A ver quien aguanta ahora los paisanos de cyclingnews.com, por fin con uno de los suyos ganando algo importante. De momento, empiezan imperiales hablando de la Commowealth y no-se-qué zarandajas.

La victoria de O´Grady tiene que abrir alas de esperanza a Flecha, segundo en el velodrómo tras un gran sprint mano a mano con Wesseman, el segundo más fuerte en el día de hoy. Lo digo en el sentido de que el catalán, al igual que el australiano ahora entronizado, acumula buenos puestos por doquier y algún día le sonará la flauta, como le pasó a Knaven. En los últimos tres años, tercero, cuarto y ahora segundo. Suficiente para poder mantenerse en el profesionalismo hasta los 36 años, como poco, y con buenos contratos. Otro cosa sería si tuviesemos en cuenta que siempre, pase lo que pase, está persiguiendo. Jamás se le ha visto escapado. Siempre el mismo esfuerzo, siempre la misma entrega, y siempre por detrás. También lleva dos años y medio sin victorias. Mañana, aplausos y entrega rendida de sus muchos amigos periodistas, pero insisto en que es un corredor al que le falta un universo para ser un campeón.

Boonen solo ha podido ser sexto, aunque casi bate a Petito por la quinta plaza tras enjuagar la gran diferencia que le llevaba el grupo de Flecha a falta de 15 kms. Mientras unos iban ramoneando por las plazas de honor, una locomotora con las bocamangas de arcoiris estuvo a punto de abalanzarse sobre ellos. Mala suerte para el ídolo de los belgas, que ha estado muy por encima del resto de favoritos dejados en la cuneta: Hoste, Cancellara y un Ballan irreconocible a 10´, tras agotar las existencias de prosecco de Castelfranco Veneto. Ha sido una Roubaix de gerontrocacia rediviva. Parecía que las nuevas generaciones de los arriba mentados habían arrojado el telón sobre los que les precedieron, y hete aquí que nos encontramos entre los once primeros a O´Grady, Wesseman, Petito, Hammond, Baldato y Michaelsen. No llovió. No hizo frío. No hubo grandes caídas. ¿La experiencia es un grado? ¿Entonces porque el jovencísimo y esperanzador Matti Breschel ha sido 14º? ¿Será porque es del CSC?
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Lo mejor del País Vasco es que ha acabado. El viernes Cobo realizó una versión de DisneyLandis a la cántabra, esto es: unos 100 kms. escapado por un perfil de sierra y dejando a los demás corredores como si no entrenasen y se dedicasen a la mala vida. El día que este blog se titule La Feria de los Monstruos les hago un resumen tranquilo de la etapa, que tengo grabada para su estudio antropológico. Pecharromán ya tiene heredero, ¡alabado sea Cobo!

En su cabalgada vascuence echando espuma por la boca estuvo acompañado por Samuel Sánchez, otro que tiene experiencia en seguir a trotones con mejor tratamiento que el suyo. Allí estuvo, en el día de DisneyHeras. Y también reventó. Al día siguiente, en los 14 kms. de cierre y crono, el ovetense ganó su primera crono -algo que se venía anunciado en este blog-, haciendo bueno el viaje a San Diego al famoso túnel de viento. Curioso: entre la tropa del Saunier que también fue no estaba J.J Cobo, que sin embargo se las arregló para ser tercero a sólo 4" del vencedor y 2" de Contador. Nozal ya tiene heredero, ¡alabado sea Cobo!

¿Conclusiones? Un Patxi Vila que se queja del recorrido excesivamente duro mientras un semidesconocido corredor arrasa haya donde fuere. Corredores contrastados como Schleck, Rebellin, Piti o Schumacher arrojados en la cuneta como muñecos rotos. Vicioso segundo en la Vuelta al País Vasco. Un cántabro vuelve a ganar la carrera de los vecinos, igual que el plusmarquista y cuatro veces vencedor González Linares (¿qué ha sido de sus columnas en As?). En el fratempo, otro cántabro se las había arreglado para ganar San Sebastián, el casi gemelo en trayectoria y paisano Tino Zaballa. Mejor no les hablo de la bandera de la Concha, que se encienden los ánimos...En todo caso siempre nos quedará Urraburu para templar los ánimos. Habla de "salto de vértigo" y también, como el que no quiere la cosa, del mismo preparador que lleva a Zaballa. Nadar y salvar la ropa. Qué vértigo, oigan.
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Para rematar, este domingo han entrado juntos de la mano Joaquím Rodríguez y Alejandro Piti Valverde en el G.P de Amorebieta. Compañeros de arcón congelador de Eufemiano Fuentes y especialistas en descojonarse del personal, estuvieron fuertemente respaldados por Zaballa -cómo no- y David López. Viendo la que montaron los mismos protagonistas el año pasado en la Lieja, ya queda poco por ver. Quizás el triple salto mortal con tirabuzón y estampado de sello simultáneo. Valverde, que ganó la prueba cuando corría en el Kelme en los años 2003 y 2004, ya se permité el lujo de ir regalando victorias a sus secuaces, dejándose alcanzar cuando circulaba escapado y con tres kms. para meta.

¿El ciclismo? ¡Eso ya no existe!