Que se besen

Y que lo hagan con lascivia, la misma que demostraron en la carretera. Los ciclistas ya no corren para ganar, corren para otros intereses -a veces a la vista, la mayor parte de las veces no- y ahí están en esa maldita carrera que va a llevar a este deporte a parecerse al Wrestling, donde todo está amañado y sólo lo pueden seguir con ilusión gente que no ha entrado en la consciencia.

En vísperas de la etapa reina del sábado el segundo de la general está a 20" del liderato y el cuarto, vigente campeón y compañero de equipo, a 26". ¿Se imaginan las posibilidades tácticas? Pues eso, imaginénselas porque nada pasó, la decisión táctica la tuvo que tomar el sufrido aficionado: apagar la tele y enviarlo todo a freir espárragos.

El equipo de Contador es el que es y eso lo saben de aquí a Lima, basta ver como el sufrido gallego de ni subo ni bajo las escaleras milita en el equipo. En una etapa de 220 kms. por un terreno complicado se forma una fuga de 22 corredores cuya principal amenaza para la general es Chavanel, que había empezado la jornada en el puesto 14º a 1´29" de liderato. A pesar de que la fuga rara vez pasa de los 2´de diferencia, los equipos Caisse d´Epargne, Liquigas y Garmin (¿¿??) colaboran con el equipo del líder en mantener controlada una fuga.

Según Garai, es porque entre esos 22 iban dos RadioShack, los peligrosísimos Tiago Machado y Leipheimer. No se lo cree ni el. Y ahí están los hechos para demostrarlo: con un puerto duro que se corona a 30 kms. de meta y con el equipo del líder derrotado tras perseguir todo el día, había terreno suficiente para poder esperar un ataque de Valverde o SMS Sánchez. Nada de nada, ni un ataque de los primeros de la general. Poco a poco van neutralizando a todos los integrantes de la fuga, salvo uno.

Que es español, por si les cabía alguna duda. Algún día habrá que hablar de Xavier Tondo, el nuevo Mosquera de nuestro ciclismo: 31 años, ninguna experiencia internacional fuera de la Península Ibérica, y gana la etapa reina de la P-N con una exhibición en los kms. finales tras todo el día escapado. Hasta en su equipo, el Cervelo, están sorprendidos: "su objetivo está en el Giro ayudando a Sastre, nos ha sorprendido que esté tan bien tan pronto". ¡Pobres legos! ¡Cómo si no conociesen el potencial del ciclismo español!.

Valverde, o el director navarro que le asesora, se llevó la bonificación del segundo puesto (batiendo a Sagan con cierta suficiencia, pero parece que el joven eslovaco también tiene fondo) y se situaba a 14" del líder antes de la etapa de Niza. Dejar para el último día los deberes no hechos, o hechos a base de bonificaciones, no suele traer grandes réditos, aunque en el equipo andarán muy contentos porque el otro murciano se ha podido subir al podio tras sumar dos segunditos en un sprint intermedio. Miren la foto: están muy contentos en el podio ambos murcianos porque han disputado la carrera a muerte.

Ah sí, Valverde atacó: una vez subiendo el Col d´Eze y otra bajando. Por delante iban Moinard, que se había escapado para asegurar el maillot de la montaña, y ese magnífico corredor que es Voeckler, uno que ataca y explota al máximo sus cualidades. Ni siquiera sirvieron de liebres, porque llegaron a meta y la victoria fue para el primero. Valverde, cómo no, se llevó la bonificación por el tercer puesto y acabó la general a 11" de Contador, que suma su segunda P-N rodeado de sus amigos más fieles.

No deja de ser curioso las estructuras circulares que a veces nos deja la vida. Cuando Alejandro Valverde fichó en 2005 por la estructura navarra -llamada por entonces Illes Balears- se dijo que era para poder participar en las mejores carreras del mundo. Debutó en la París-Niza y acabó 2º a 10" de un corredor tan mediocre como Bobby Julich, ganando la etapa de Niza al sprint porque no pudo dejar al líder en sus tres ataques en el Col d´Eze. Cinco años después Valverde cierra este ciclo de su vida deportiva más o menos igual: a 11" del ganador final, luchando por los sprints y de nuevo segundo. Por lo menos hace cinco años atacaba. Qué vergüenza de ciclismo y que robo de la competición genuina.
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A la espera de los previsibles fastos de mañana en las madrigueras periodísticas más fieles, ayer María Escario anunció el nuevo copo español "en la clásica más prestigiosa del mundo". 20 años, si no más, trabajando en deportes y llama a la P-N "clásica" y le da un título que no tiene. No le pido que le guste el ciclismo -sí que no ponga gesto de aburrimiento o desagrado cuando le toca hablar de algo que no sean victorias-, pero al menos que sepa la aritmética básica de su trabajo.
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El otro día les contaba la querencia por el ciclismo de Delibes. En las extremadamente sentimentaloides glosas que han sucedido a su muerte, El País ha publicado una de Elisa Silió, nieta del escritor: "El ciclismo le proporcionó tardes de gloria ante la tele. Durante el Tour, entre risas, cantaba de pie La Marsellesa, maldecía a Fignon o daba saltos de alegría con las machadas de Miguel Indurain ("Miguelón") y Perico. Los escándalos por dopaje mermaron su afición. ¡Él que cruzó en bici de Cantabria a Burgos y vuelta para ver a su novia con unos huevos con chorizo como única droga!".

La historia de tantos y tantos aficionados al ciclismo. Algún día nos tendrán que devolver lo que robaron. O recordárselo nosotros cuando digan que el problema del ciclismo es la desunión, la falta de patrocinadores, la UCI o el viento de levante.
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El primer párrafo es una magnífico resumen de la catadura periodística del que firma, que puede escribir esto sin ruborizarse ni plantearse ninguna pregunta: ni el mismo, porque hay que pagar las facturas de vivir, ni a sus lectores.