Grupo salvaje camino de Harelbeke

Espectacular y bellísima la edición 2010 del E3 Harelbeke, una carrera que siempre propone un gran espectáculo y que algún iluminado y resentido del ciclismo califica así: "una autopista da nombre a una carrera de muros y caminos vecinales". Es probable que sea la primera vez en varios lustros que la tenga que citar, y se comprende la acotación dada su mentalidad. Bien podría haber puesto "estaban todos, menos la autopista". Al tiempo.

La carrera siempre se rompe en el Paterberg, a 42 kms. de meta. Lo sabe bien Boonen que ha ganado la prueba cuatro años seguidos (de 2004 a 2007) y que el año pasado fue segundo sólo batido al sprint por Pozzato, también protagonista este año. El campeón belga realizó una subida a la pared flamenca sencillamente brutal y sólo le pudieron seguir Cancellara y Flecha. Pozzato tenía piernas para hacerlo, pero empezó la subida que siempre decide la carrera muy atrás, un error imperdonable.

Sin embargo, ese error dio pie a ver a ese gran Pozzato que es el rodador: consiguió ponerse a pocos segundos del grupo salvaje que guíaba la carrera. Impresionante pero inútil, como en la Roubaix del año pasado. Por delante había mucha calidad y galones, aunque alguno se los esté colgando con 32 años y su mayor apolegeta lo de como favorito para las dos grandes citas de los dos próximos domingos. La mejora de pasar al Sky, supongo.

Con Pozzato incapaz de enlazar con las locomotoras (aunque a -28 se llegó a poner a escasos 12" y en el minuto 8´37" del vídeo se ve que los tenía al lado en uno de los muros) porque Cancellara le gritó a Boonen "Pippo is coming, Pippo is coming", la carrera se desarrolló en los kms. en el tono habitual de este tipo de citas. Colaboración y mucha velocidad hasta que cerca del último km. Cancellara soltó su ataque (minuto 6´55") y Flecha no pudo seguir, aunque parecía que podía.

Boonen estuvo esperando a ver hasta donde llegaban las cualidades del español (Flecha 2.0 desde que está en el Sky, dos clásicas belgas grandes disputadas y dos podios, uno de ellos en el desconocido cajón nº 1) y se quedó con un palmo de narices cuando en el primer recodo practicamente lo cierra. Ahí ya se fue Cancellara. Se puede ver en el vídeo. El catalán, confesando a su periodista de alcoba, dice que "reaccioné para evitar que Boonen pensase en falsas alianzas", no porque quisiese ganar. La mezquindad también tiene esto. Y dos huevos duros.

Cancellara en su mejor terreno y a una semana de cumplir su amenaza de ganar el Tour de Flandes. Boonen segundo y visiblemente contrariado por cómo salió la carrera. Flecha en su mundo, feliz de conocerse y tener quien le publicite hasta las lecturas. Una gran carrera. El domingo la revancha.
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Con el Tour de Flandes a una semana vista y la paliza del día anterior en las piernas, ninguno de los protagonistas del inolvidable Harelbeke se dejó ver en las primeras posiciones en la cita mayor del domingo, nada menos que la Gante-Wevelgem. Fue una buena carrera, pero claro, con lo vivido el día anterior supo a poco. El Liquigas, un pedazo de equipo para las clásicas construido a base de años (salvo con Oss) y mucha pierna larga, reventó la carrera en la primera subida al Kemmel, cuando cinco corredores blanquiverdes rompieron el grupo dejando únicamente a veinte corredores en cabeza.

Como era la parte central de la carrera, donde se acumulaban las dieciseis cotas, los ataques fueron constantes y algunos corredores como Freire y Gilbert se quedaban siempre cortados. El desgaste fue importante por el viento de cara y racheado que hubo durante toda la prueba. La segunda subida al Kemmel -a 35 kms. de meta y última asperidad- dejó en cabeza a Breschel, pero decidió que la distancia a meta era imposible y se dejó reintegrar en un grupo de diez unidades, que mantuvo siempre un estrecho margen de medio minuto sobre cuatro perseguidores como Farrar, Paolini, Knees y Cooke.

En el grupo cabecero no eran cojos: Hincapie, Eisel, Freire, Gilbert e Iglinski, otro que estuvo de sube y baja durante la parte más dura de la carrera y que en el momento decisivo se quedó sin fuerzas. Fueron 35 kms. trepidantes por grandes rectas azotadas por el viento, y todos relevaban bien. Primero se descolgó Breschel por un pinchazo, y después fue el turno de Freire y Kuschinsky. El triple campeón del mundo había mostrado un mal signo al pedir avituallamiento al coche de su equipo a -19 de meta, cuando ya está prohibido. A -12 se abrió a un lateral para comprobar la distancia con los fugados -dejó de pedalear- esperando que después encontraría una rueda buena que le metiese de nuevo en el grupo: el bielorruso del Liquigas se quedó parado haciendo una magnífica labor para su compañero Oss y Freire, agotado y con cara de tonto, se quedó en el grupo perseguidor.

Así son las clásicas: cinco metros son una pared vertical del 18% en el Mortirolo, y este fin de semana hemos vivido varios ejemplos. Más tarde, ya en los últimos diez kms., se descolgó Iglinsky y al sprint final llegaron seis corredores. Atacó Hincapié en los últimos 400 metros pero la victoria fue para Eisel, que ya está en la treintena y que cuando estaba en el Mapei promesas con Cancellara o Pozzato era de los más destacados y con proyección. Tras un quinto puesto en Roubaix cuando corría en Française des Jeux parecía que había llegado su momento, pero el gigantón austríaco se conformó con el trabajo de equipo.

Muy significativas sus declaraciones a sporza.be al acabar la carrera: "nunca ha sido mi carrera preferida. No me gusta. En nueve participaciones es la segunda vez que la acabo. Sin embargo, es la que mejor se adapta a mí y ahora mismo la amo". Segundo fue el desconocido belga Vanmarcke del Topsport (también atacó en los momentos finales y aún así tenía energía, parece que no padeció el viento y el desgaste) y tercero Gilbert, que a pesar de llevar a un compañero de equipo no pudo aprovechar esa ventaja. Es su mejor resultado en la prueba y el domingo en Flandes estará muy arriba. Su equipo sigue sin ganar una carrera esta temporada.
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Para Joaquím Rodríguez la Volta a Cataluña, la primera vuelta por etapas que gana el Katusha en su año y medio de existencia, tras los infructuosos intentos el año pasado del corredor Antonio Colom (segundo en Algarve y segundo en P-V), felizmente interrumpidos. No es que tengan una plantilla muy orientada a este tipo de triunfos -el propio corredor nunca había ganado una prueba de estas características-, pero bueno, al menos es de la tierra y eso siempre luce más. Las últimas etapas fueron para Dumoulin en un sprint casi masivo y para Haedo en una etapa de dos horas y media en el circuito de Cataluña.
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Y mañana habrá tiempo para hablar del Criterium Internacional, donde se han visto y dicho cosas muy interesantes