Lo de siempre

Lo publicó la Gazzetta dello Sport en exclusiva y, dada la relevancia del personaje, todos los medios se han hecho eco. Alejandro Valverde ha sido convocado por el Comité Olímpico Italiano –CONI, el organismo encargado de combatir el dopaje- para el lunes 16 de febrero. No ha dado positivo, simplemente va a tener que explicar su relación con la Operación Puerto, puesto que las autoridades italianas dicen haber cotejado las muestras recogidas en la etapa de Pratonevoso del Tour 2008 con la famosa bolsa 18.- Valv. (Piti) conservada desde el año 2004 en las pertenencias de Eufemiano Fuentes.

Sin embargo, la noticia transciende los nombres, por otra parte archifamosos y que tampoco dicen nada nuevo. La noticia estriba en que, ante el marasmo de la justicia española -¡ejem!-, la justicia italiana se erige en causa activa y está decidida a llevar adelante el proceso. No deja de ser curioso que en un país como el nuestro, lleno de apologistas de la llamada “jurisdicción universal” –esa que pretende juzgar, independientemente de la nacionalidad del criminal o el país donde se cometió el delito, a Pinochet, militares israelís cumpliendo órdenes, a Calígula y, si les dejan, también a Caín- tenga que ser espabilada desde fuera por otro ordenamiento jurídico. Supongo que es ironía, pero esa es la auténtica noticia.

El CONI ya sancionó en su momento a los tres italianos fehacientemente identificados en la Operación Puerto: Caruso, Scarponi y Basso. Son los únicos corredores sancionados –junto a Jaksche-, a pesar de haber más de cincuenta nombres. El caso del mentiroso compulsivo de Basso fue toda una operación de engaño: como el juez español no autorizaba dar muestras de ningún corredor implicado, el CONI hizo creer al pluritramposo que tenían muestras de las bolsas Birillo, una treta muy efectiva. Basso convocó una vergonzosa rueda de prensa y confesó su famoso tentato doping. Y ahí ya le pudieron sancionar.

Es difícil pensar que, con la última primavera de la Operación Puerto, el nuevo juez haya autorizado a ceder el ADN de la bolsa 18.- Valv. (Piti), simplemente porque en la lista de imputados no aparece ningún ciclista y la instrucción está cerrada. No van a recabar más pruebas ni testimonios. El juicio-farsa, en la más pura tradicción de los tribunales soviéticos, está previsto para otoño de este año, acortando al límite los plazos, por razones feas e inconfesables. El CONI dice tener una muestra que no tiene, pero la necesita. Alejandro Valverde esperó a la tarde ayer para emitir un comunicado en el que dice que dentro de cuatro días estará en la Ciudad Eterna. Supongo que le habrán asesorado a la hora de tomar esa decisión. Como siempre, le han asesorado mal.

Si Valverde no se presenta a la convocatoria del CONI, lo máximo que le puede pasar –dado que la credibilidad la perdió en los tiempos del Kelme- es que no le dejen competir en Italia, un incoveniente despreciable, porque el murciano participa en poquísimas citas del calendario local. Eso sí, el Tour pasa este año por Italia. Y si se presenta, como ha anunciado muy farruco, le puede pasar lo que siempre se ha negado a asumir: que la prueba del ADN es la esperanza de los inocentes. Valverde hubiese acabado con todo el asunto de la bolsa 18 si hubiese cotejado su ADN en un primer momento. El juez si deja que los interesados puedan pedirlo para limpiar su nombre, pero ninguna lo ha hecho. Nin-gu-no. En su día Arribas celebró ese nuevo truco mágico del juez de instrucción como una gran innovación: otro zurullo para su boca. Valverde siempre se ha negado a utilizar su ADN en su defensa, y el (todos, para que engañarse) sabe por qué. Dice que facilitará su ADN “siempre que venga solicitado por las autoridades competentes”. Pero no se trata de eso, Alejandro: tu ADN ya lo tienen –las muestras de Pratonevoso-, lo que dicen tener (por rapporti investigativi internazionali) es un farol. Lo saben todos, por más que se deje un párrafo final vergonzoso, para cubrirse las espaldas.

A Valverde le van a preguntar por su relación con Eufemiano. Contestará lo que le de la gana, con su locuacidad característica y con lo que traduzca el interprete. Diga lo que diga, va a meter la pata. Todos los corredores que han pasado a declarar por el CONI han salido con sanción. Valverde no va a ser una excepción. Y como se demuestre que ha mentido – el TAS de Lausanna tiene que pronunciarse sobre el caso antes del 24 de febrero-, Valverde podría afrontar responsabilidades penales, porque la intención de las autoridades italianas es recurrir a cualquier instancia. Sigan los capítulos del culebrón, pero sin mucho entusiasmo: mientras la bolsa 18 siga retenida en el laboratorio de Barcelona, aquí hay muy poco que rascar. Lo sabe muy bien El Intocable y su entorno (incluyendo al periodista de están todos, menos Valverde) que le asesora. También lo sabe el TAS. Y por ahí tiene que venir la principal preocupación del representante más eximio de la raza murciana.