"Soy inocente y se me acusa de un delito que no he cometido"

La frase, digna de un Richard Kimball buscando al manco que le quitó su esposa, pertenece a un ciclista que ha optado por la vía de la tortuosa defensa ante un positivo por EPO en toda regla: quizás debería tragarme lo de en toda regla hasta que salga la muestra B, pero dado que el protagonista ya ha dicho que le da igual lo que ofrezca esta prueba de validez y que ya no cree en "el sistema", pues que quieren que les diga.

Ni el corredor ni el caso merece un post, pero en la comparecencia pública de ayer -que no rueda de prensa, porque no hubo posibilidad de preguntas, sólo había que cerrar filas- se vieron y se oyeron tantas cosas que lo que parecía un positivo más va camino de convertirse en otro de los casos paradigmáticos de la decadencia de este deporte, en el que insisto que los ciclistas, con su actitud desafiante y sin asumir las consecuencias, son los principales responsables pero no quieren ser los principales perjudicados cuando vienen mal dadas.

El lugar fue el Amara Plaza, un hotel-estación de autobuses en donde está ambientada una de las más famosas leyendas urbanas de Euskadi, una de políticos y líos de faldas. Siguiendo la tradición, el corredor Mikel Astarloza, positivo por EPO el pasado 26 de junio, ofreció una pequeña disertación sobre su modo de ver la realidad, cómo afrontarla y bastantes indicios de la distorsión que se produce entre realidad, ficción y justicia popular, esa que se resume en "da igual lo que digan las autoridades, el pueblo ya se ha manifestado y lo ha hecho en un sentido claro". Este fenómeno tiene una palabra concreta para categorizarlo, pero no la voy a poner porque está a la vista de todos.

Aquí tienen la transcripción íntegra, pero lo mejor es ver el audivisual de su comparecencia. Se aprecian más lo matices y el contexto. Dice que el control que ha resultado positivo se lo hicieron a las ocho de la mañana, justo el límite que marca la normativa de la AEA como horas de descanso. Es un detalle significativo: la hora y el día, dos días antes del Campeonato de España donde Astarloza estuvo a punto de ganar y siete días antes del Tour, donde el corredor fue, junto con Casar y Pellizotti, el único que estuvo escapado en Pirineos y Alpes: en una etapa acabó tercero, la otra la ganó.

"He cumplido con escrupulosidad la normativa de localización de la UCI, comunicando mi paradero a diario. Si hubiera tomado algo que pudiera dar positivo, podría haber dado una dirección errónea o no responder a la solicitud de pasar el control, cosa que no ha ocurrido porque tanto entonces como ahora estoy completamente seguro de mi inocencia". Esta frase entronca directamente con una actitud que ya vimos en Riccò, la de "me habeis cogido porque me he despistado, pero que sepais que se perfectamente como daros esquinazo". En fin, yo creo que lo dice todo y, combinado con la hora del control, revela que lo pillaron completamente desprevenido. Y si no, vuelvan a leer la frase.

"Si hasta la implantación del pasaporte biológico era un sinsentido recurrir a métodos ilegales para mejorar el rendimiento deportivo, ahora es una locura, un suicidio deportivo.". Bueno, el pasaporte biológico y su programa capilar de controles está dando magros resultados, pero dudo mucho que conduzcan a un suicidio deportivo, aunque estoy de acuerdo en lo de sinsentido en cuanto a recurrir a métodos ilegales. Sin embargo, no deja de ser paradójico que se use la palabra sinsentido en una comparencia donde se ofrece como máximo argumento exculpador esto:

"El ultimo punto y más importante: mi palabra". Ya ven, un control realizado con métodos científicos y consensuados entre todas las partes y, ¿que argumento hay cuando sale rana? La palabra. En el fondo, todo esto tiene algo de acto de fe, de religión y de verbo encarnado. Supongo que el mismo y los que le asesoran se darían cuenta de lo endeble de esta posición, y para dar más solidez a lo de "mi palabra", en un momento dado blande un papel -que apenas exhibe y parece parte del comunicado- y dice: "En esta hoja enviada por el laboratorio de Madrid, tenemos indicios para dudar de la credibilidad del control que me han realizado. No se va a desvelar el contenido, hasta que llegue el momento idóneo". Muy bien, por lo menos ya sabemos que abogado lo lleva, el mismo especializado en "papeles ocultos", trucos de manos y golpes de efecto de nulo valor legal, pero que mientras tanto van dando vida al reo.

Ya en caliente, y envalentonado por una audiencia fiel y entregada antes de oir esos argumentos, toma carrerilla y espeta algo muy previsible: "no voy a parar hasta conocer la verdad de lo sucedido. Desconozco de dónde proviene este supuesto resultado positivo, pero lo averiguaré. Yo sé que yo no he tomado nada prohibido y lo digo con rotundidad. No he tomado nada prohibido". La mano negra. Si desconoce de donde proviene el positivo, es que desconoce dónde están sus venas. Se sabe el cómo -un control de la UCI-, el cúando -el 26 de junio a las 08:00 de la mañana-, el donde -en su domicilio-, el cómo -análisis de sangre-, el qué -analísis positivo por EPO recombinante-, el quien -Mikel Astarloza- y se intuye el por qué, pero el ciclista dice no saber de donde viene el positivo. Y que lo va a averiguar: como pueden ver, de su competencia sólo es el por qué, y en ese no ha entrado. En cuanto a lo de no he tomado nada prohibido, conviene recordar que la EPO sólo se suministra por vía intravenosa y la legislación antidopaje es muy estricta: cualquier inyección -de lo que sea- es dopaje. O sea que descarten que haya comido un bocadillo en mal estado, la mano negra le haya pasado un botellín adulterado o el polvo cósmico haya irradiado la piel del pasaitarra, simplemente pregunten -ayer no hubo la posibilidad, ni la habrá para alguien que no sea amigo- cómo cree que le han inoculado la EPO. Esa es la única pregunta posible y la primera que se le debería hacer.

La cosa terminó con un "lo averiguaré cueste lo que cueste. ¡¡Lo juro!!" y un golpe racial y viril sobre la mesa. Si tienen el estómago de ver el vídeo, fíjense la cara que pone el chaval del fondo, instrumentalizado para la ocasión por sus padres. Ah sí, y muchos aplausos, qué menos. Como ven, lo vivido en el Amara Plaza -un lugar digno de Iker Jiménez- entronca con otras famosas comparecencias de ciclistas inocentes, con una particularidad. Esa composición de lugar con los niños en gesto adulto de brazos cruzados, uniformados con la camiseta de "Astarloza Talde" da un tufillo como de Mesa Nacional o esas otras fruslerías. Supongo que sera un Basque way de mostrar solidaridad y unidad, pero ¿era realmente necesario? No se, después de ver la escenificación de ayer, puñetazo en la mesa incluído, y en vista de los decadentes argumentos expuestos por Astarloza, no me creo ni un pelo eso de "buen chaval", otro argumento de peso utilizado en los primeros compases. Ahora tenemos ese y lo de "mi palabra". Pues estás arreglado, Mikel. Dile a tu talde que movilice a los niños para ir a protestar a la sede de la UCI o, mejor aún, emplázalos para dentro de dos años y que todos veamos cómo han crecido.
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Esto ya parece los actos de desagravio que se montan los líderes del PP: "Solicito a todos mis amigos la presencia en dicha rueda de prensa", y al final lo que han llevado son sus hijos. ¿Para qué? ¿Para que aplaudan ante cada declaración? Estaba claro que para hacer preguntas no era.
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Magnífica foto y aún mejor titular.