Tristes presentimientos para el Giro del centenario

El Giro no es el Tour y los italianos no son como los franceses. Es muy improbable que entre hoy y mañana algún responsable de la carrera rosa diga "va a ser la edición más limpia de la historia", como año tras año martillean desde Francia. En el Giro no existe el dopaje: ni antes, ni durante ni después. Y si alguien cae, es por mérito de la organización, que por eso el año pasado Zomegnan se apuntaba como propio el mérito de cazar a Richeze (cazado en un control en Francia) o Astarloa (cazado por un control de su equipo), siempre "preventivamente".

El recorrido de la carrera que comienza mañana es sencillamente espectacular, y va a ser un goce para el espectador, siempre y cuando no lo cambien. El año pasado ya pasó con la etapa de Peschici, cercenada en 40 kms. porque los ciclistas encabezados por Bettini protestaron -y eso que era la primera semana- porque eran 260 kms., y este año ha sido la propia organización la que ha mutilado la Pinerolo-Sestriere, que se ha quedado en 262 kms. y dos puertos: si hacemos caso al precedente de 2008, a lo mejor también se queda en 220 kms., esté o no esté Bettini para hacer de portavoz de un "clamor popular".

Caudillos no van a faltar. El panorama es desolador, y se pone muy cuesta arriba analizar uno por uno la cantidad de mujeres barbudas, forzudos y encantadores de serpientes que se van a reunir en el llamado festival de mayo o, más sencillamente, en lo que será durante las próximas tres semanas la pista central del circo ciclista . El Astana defiende el título, y presenta un equipazo con tres puntas venidas de Nuevo México (el mismo sitio donde Contador preparó su exitoso 2008, ya ven que pequeño es el mundo) y el Tour de Gila, donde el monstruo. Los tres, que responden al nombre de Leipheimer, Armstrong y Horner, han pasado por diversos problemas físicos esta temporada, pero no tengan ninguna duda que a pesar de su avanzada edad (la media es 37 años) estarán por ahí arriba, en el caso del primero muy arriba. Por si fuera poco, también estará Brajkovic, dando ese toque de juventud en su primera grande en más de un año y pico. El resto del equipo asusta por las mismas razones ya apuntadas.

Dicen que el mayor rival será Basso. El ciclista tentato ma non consumato logró con esta fórmula verbal retener su triunfo de 2006 -recuerden: en el Giro nunca hay doping-, y desde entonces, por circunstancias bien conocidas, no ha podido disputar ninguna grande. La lógica del ciclismo dice que quien sale de una sanción por dopaje jamás vuelve a alcanzar su nivel anterior, y a esa lógica me aferro yo para no creer en Basso en lo deportivo, porque en lo demás me creo que el nunca se dopó y ahora veremos su auténtico nivel, al campeón que lleva dentro y que de vez en cuando se dejaba en Madrid pasando unas vacaciones de invierno perpetuo y criogenizado. Y si alcanza el nivel anterior, pues completen ustedes el silogismo: el dopaje no sirve para nada. En su equipo estará el cuarto del año pasado, un clasicómano y seis escaladores.

El Lampre presenta una formación muy similar: Cunego de líder -no hace nada en una grande desde 2006, cuando quedó cuarto-, el tercero del año pasado, seis escaladores y un rodador de última hora sustituyendo a un escalador. Ya ven de que va ir el Giro: montaña y más montaña. Simoni, Garzelli y Di Luca, viejos tenores, saldrán escoltados por potentes equipos para subir puertos, bajarlos y continuar pedaleando hasta el hotel. El Barloworld de Soler lleva a su equipo de gala, igual que el Garmin, pero este más especializado en lo suyo: la crono, que para eso defiende el título de CRE y es el máximo favorito.

La mayor baza nacional pasa por Carlos Sastre: es el vigente campeón del Tour y dice que quiere el podio del Giro para completar su colección de cromos, esa donde aparece con dos maillots de todo respeto. Su equipo parece bastante endeble, pero considerando que es una de las revelaciones de la temporada (Gerrans haciendo top-ten en las Ardenas) y saca conejos de la chistera para cualquier prueba, no me hagan mucho caso. Nuestro Carlos, que conoce su cuerpo mejor que nadie, sabrá estar en el momento justo y con la forma adecuada. Y la otra opción es Arroyo, un buen ciclista que quiere acabar entre los cinco primeros -menuda edición que ha escogido-, que el año pasado se cayó el día antes (¡vaya por Dios!) y que irá arropado por un buen Caisse d´Epargne con Kiryienka, David López y J. Rodríguez. Ya es bastante más que Rogers y Menchov, que corren sin equipo, aunque en el caso del australiano, que dice en su twitter que el otro día se levantó para entrenar a las seis de la mañana (¿?), la duda está en si acabará la carrera.

El Giro tiene la mejor participación en muchos años, pero también la peor, mucha de ella consentida por los organizadores. Veremos en que acaba todo, y no me refiero a escándalos -de esos no hay, hombre-: me refiero al espectador con la boca abierta viendo lo que se va a montar en cuanto la carretera se empine. En cuanto el organizador, que lo que quiere es espectáculo y no lo oculta, corte la cinta de salida y diga "¡Que comience la función! ¡El Giro del Centenario!".
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Anda el mundo del periodismo escandalizado porque Julián Muñoz, natural de El Arenal (Ávila) pero venido a más en Marbella (Málaga), ha sido invitado a participar en el curso de verano "Periodismo y corrupción política", a celebrar el próximo 7 de julio en Aranjuez (Madrid). Organiza la Universidad Juan Carlos I, la misma que en 2007 llevó a Eufemiano Fuentes a otro curso de verano. En pleno proceso Bolonia y aplicación del Espacio Europeo de Educación Superior, algunas universidades españolas siguen dando muestras de su dedicación y cercanía a la sociedad. Eufemiano salió aplaudido en aquella ocasión, su última aparición pública y casi me atrevería a decir que privada, tan blindado que está. Por favor, si alguien de la Universidad Juan Carlos I lee esto, que monte otro curso de verano con alumnos que pagan 140 euros para que el profesor que organiza las comilonas con los amigos no esté solo en los aplausos. Si vuelven a traer a Eufemiano, prometo ir y firmar el control de asistencia para el prestigioso título, expedido para orgullo de este país (España).
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Para los que creían que la Federación había cambiado: sin salirse del tema cánido, su actitud es propia de El Perro del Hortelano.