La maglia rosa vuelve a Pamplona

La fantástica y muy emocionante contrarreloj de Cinque Terre ha dejado a tres corredores al frente y separados únicamente por 40". Es importante tener esto en cuenta porque, en contra de lo esperado, nadie ha sentenciado el Giro en esos 60 kms. recorridos en 1h 35´, simplemente lo ha densificado y ha dejado un panorama para una batalla diaria y continua, donde Menchov va a tener que recurrir al referente histórico de Indurain para llevarse la carrera.

Los primeros tiempos relevantes -asombrosos para el recorrido, pero ya había aguantado bien los dos finales en alto- los marcó Bradley Wiggins, un especialista en prólogos del que antes de empezar la carrera jamás se hubiese dicho que llegaría a alcanzar un rendimiento similar. Séptimo en la etapa, a 2´04" del vencedor, es el único contrarrelojista puro en los primeros puestos. Hasta que llegaron los que disputan la general, el único que le superó fue Brajkovic, ayer piloto probador de referencias para sus líderes Armstrong y Leipheimer: considerando que acabó cuarto, su labor fue más allá de las expectativas. Veremos como se comporta en las etapas de montaña que quedan, su auténtica especialidad.

A ambos les superó Garzelli, un corredor que ganó su Giro precisamente en una cronoescalada similar (ganó Hruska, checo para Eufemiano, que jamás volvió a hacer algo parecido) y que busca denodadamente su etapita: como en los recorridos en línea no le dejan coger diferencia, ayer utilizó la crono para escaparse sin sentir que el pelotón le seguía, y se marcó otro etapón (el lunes estuvo escapado y después entró en cabeza) para acabar tercero. Sin embargo, la emoción de la crono estaba entre Leipheimer y Menchov, los dos mejores especialistas de la carrera y ambos con grandes ambiciones para Roma: el americano iba rebajando todos los tiempos intermedios de Garzelli, para después ver como Menchov hacia lo propio.

La diferencia entre ambos, solo 20" en meta, podría haber sido mayor de no ser por el último descenso, donde se vió que Menchov dudaba en alguna de las reviradas curvas. Da un poco lo mismo, porque el auténtico enemigo es Di Luca y ayer hizo una soberbia crono (6º, a 1´54") y tiene en liderato del ruso a 34". Eran los tiempos que preveía y seguro que ya ha sacado su calculadora: quedan cuatro finales en alto con sus respectivas bonificaciones, suficiente para obtener de nuevo un margen seguro para la crono final de Roma, donde las diferencias van a ser mínimas porque el recorrido es turístico. Leipheimer está a 40", pero debería sacar tiempo en montaña y eso se antoja difícil, salvo gran estrategia del Astana.

Aquí llegamos a cómo tiene que afrontar Menchov la carrera. Considerando que las etapas de Faenza -especialmente esta- y Monte Petrano son las más complicadas para su equipo (ayer Tem Dam también estuvo espléndido), al ruso le tiene que inspirar los dos Giros que su vecino Indurain se llevó para casa: aguantar con los mejores sin ponerse a perseguir nunca, porque los corredores compiten por el segundo puesto, y si llega la oportunidad de una bonificación, esprintar. ¿Se escapa Sastre (5º a 2´52")? Pues ya saldrá Pellizotti, que quiere el podio, tras el. O Basso, que es para lo que vale y está a 3´00. Vamos a ver bastante de esto, y al ruso le van a salir aliados insospechados.

Simoni, que silenciosamente ya es octavo, buscará su etapita. Scarponi buscará brillar en su región con la llegada a Monte Petrano. Armstrong lo mismo. El Blockhaus (mutilado, ya hablaremos de eso) va a ser una cronoescalada. Menchov tiene que tener presente los Giros de 1992 y 1993 y la Vuelta que ganó en 2007, donde dejó hacer todo a Sastre, que sólo buscaba desbancar del podio a Evans. Bien mirado, el ruso es un especialista en eso: nos dicen que no es un escalador, pero los mejores escaladores no lo despegan subiendo. Es más: salvo con Di Luca, que de momento no ha hecho diferencia subiendo, es el mejor escalador del Giro. Nos espera un precioso final de carrera.
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Dicen las crónicas que ayer ganó en Vallnord Sánchez Pimienta, un ciclista que debutó en el Fassa Bortolo y que después se quedó en muy poquita cosa. Ahora corre en un equipo murciano y se ha llevado la etapa reina de la Volta, siguiendo la tradición de Pecharromán, Castaño (habrá que recuperar aquel suceso paranormal algún día) o Sevilla. Empezó la ascensión a Vallnord con 1´30" de ventaja y tras ocho kms. llegó con 6" de ventaja sobre el Garmin Daniel Martin y 8" sobre Valverde, que afianza su liderato y al que sólo le queda controlar la carrera de camino a Barcelona. Al parecer, Gómez Marchante estuvo atacando.
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Pozzato, más Pozzato que nunca. Con sus way-farer caladas y riéndose, explica su caída con un "(Gatto) me abrazó como si fuese su novia", cita a la Virgen para que le ayude con la carrera y todo con esa dejadez y aplomo que irrita a tantos, pero que a mí me encantan. Será un canalla, irá con lo habitual, pero creo que el ciclismo necesita más corredores despreocupados como Pozzato y menos mística del ascetismo (falso), el sacrificio total del ocio (falso) y la cabeza fría (criogenizada).