Dos semanas esperando el hachazo

Si el viernes Cavendish ganaba su tercera etapa -brutal sprint, con un ambiente desértico en el aire de Florencia- antes de irse para casa, el sábado el hasta entonces desaparecido Gerrans demostró sus buenas artes en el bonito final del Giro de Emilia, la subida al santuario de San Luca en Bolonia. Escapada del día y el australiano, que ya ganó en Pratonevoso en el pasado Tour, deja hacer a un gregario mientras el pasa desapercibido, a pesar de haber hecho top-ten en las tres clásicas de las Ardenas. Victoria fácil, mientras los italianos se desesperaban porque una tappa di finesettimana iba a un corredor no muy destacado, extranjero y de una escapada.

Es de suponer que el resultado de ayer les habrá satisfecho mucho más. Bertagnolli, un corredor que hasta hace veinte días estaba en otro equipo, que no sigue el programa del pasaporte biológico y que está en la carrera por capricho del patrón Zomegnan, se llevó la etapa de Faenza. No es un corredor muy destacado y también iba en una escapada, pero es italiano: albricias. Que sea un corredor más sospechoso que el betún de Judea interesa poco, y que haya ganado de manera abrumadora tampoco. El interés de la etapa estuvo en que el acontecimiento esperado desde el inicio de la carrera sucedió: Basso al ataque, a ver si recupera los 3´ de desventaja en la general.

No sirvió de mucho, apenas 26 kms. de fuegos artificiales con Garzelli, pero ya estaban todos frotándose las manos ante fantasmagóricas hazañas de altri tempi y cosas así, bastante incompatibles con el ciclismo limpio o con la simple figura de este ciclista. Y cuando no es Basso, es Armstrong. Da la sensación que los periodistas deportivos llevan dos semanas esperando esta tercera semana y ataques fulgurantes que den la vuelta a la clasificación, escapadas inhumanas -como si la de Scarponi no bastase- y hazañas para narrar con la voz engolada y el corbatín bien ceñido. No parece que vaya a suceder, pero la insistencia no cesa.

Hoy es la etapa más complicada de lo que queda de carrera. 240 kms. de montaña no muy alta pero constante, más de 4.000 metros de desnivel total, carreteras estrechas -incluso más que las de ayer, perfectamente asfaltadas para la ocasión- y un metro llano. Los italianos esperan la machada de Basso (parece que se balancea más sobre la bici que antes, será que ya no está tan preocupado de las cámaras, pero creo que la explicación va por otro camino) o de Armstrong, tanto más da porque el americano es el corredor más enfocado de la edición: que haya entrado por detrás de los favoritos, pero aún así escoltado por compañeros, en las dos últimas etapas es de poca relevancia. Siguen esperando.

Aquí Arribas espera la machada o el hachazo de Sastre ("enhiesto miembro viril", ¡puaj!) , como si lo de Alpe d´Huez fuese lo normal y no la excepción extremadamente excepcional. Habla de "ejército en la sombra" y tal, pero no cita jamás al médico personal del corredor, que sigue estando en la sombra. A lo mejor alguna de las declaraciones ocultas vienen de ahí, quien sabe. Lo importante es destacar que aquí también se espera lo que en Italia esperan de Armstrong o Basso. No se, Menchov no lo tiene fácil, pero parece que su mayor amenaza va a venir de las bonificaciones. Pero claro, no se puede mantener viva la emoción durante tres semanas con la carta de los segundos extra por la posición en la etapa. Parece que es mucho mejor primar las exhibiciones, esas que tanto daño hacen a la credibilidad del ciclismo.
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Victoria final para Valverde en la Volta, su segunda vuelta de prestigio tras el Dauphinè del año pasado. Las últimas etapas fueron para Trusov, Hushvod y el Columbia Henderson, uno que le ha cogido gusto a ganar por aquí. Del segundo clasificado, el Garmin y jovencísimo irlandés Martin, no se conoce ninguna declaración en el sentido de "debería haber ganado yo, porque el que está en el primer cajón no debería haber corrido: esto es una vergüenza y un atropello". Será que está de acuerdo. En todo caso, Valverde es un más que digno sucesor en la lista de vencedores de la Volta desde 1997 en adelante. Teneis el ciclismo y los corredores que os mereceis, después no andeis llorando por ahí que desaparecen carreras y todo eso.
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El otro día en sporza.be recordaban el noveno aniversario de la victoria de Axel Merckx en Prato, como el que recuerda el cumpleaños de la suegra o el día de la batalla de Lepanto. Lo que más espanta son las imágenes del principio, con tres Kelme al ataque formando la escapada del día...considerando que ese jornada colocaron de líder a El Búfalo, y puestos a hacer efémerides de cualquier cosa, muchas felicidades a Eufemiano por su noveno aniversario.
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Y para seguir con efemérides, Urraburu aprovecha el tercer aniversario de la Operación Puerto para mezclar churras con merinas (la desaparición de carreras, que haya poco público en las cunetas: todo es culpa de haber desarticulado una banda criminal que jugaba con la salud de sus clientes y traficaba con medicamentos falsificados) y ofrecer un nuevo hito en su extraño pensamiento, uno que se puede resumir en una simple palabra: oportunista. "El ciclismo le gusta a mucha gente, pero a cada uno nos gusta nuestro ciclismo".
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¿Giménez Caballero? ¿D´Ors? ¿El joven Ridruejo? ¿Fernando Conde? ¡No, Arribas! En "Los hijos limpios del pecado" la literatura española recupera, desde el mismo título, la prosa falangista y de la Nueva España: "El ciclismo nuevo ya está aquí y su heraldos (sic) (...) Sus líderes son jóvenes y tienen la mirada fresca. Sus patrones tienen mirada global, culta, comercial". El problema no es el cuento que vuelve a contar, ni cómo lo cuenta, es la necesidad ontológica de buscar nuevas figuras con "la mirada fresca". Desde luego, hay gente que no tiene remedio.
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El tonto programa del tonto Pablo Motos llevó la semana pasada a Probenecid. El presentador, que queda bastante reflejado en sus cualidades en esta entrevista (que lo juzguen por el físico y con lujos de nuevo rico que viene de la miseria, como coleccionar relojes de los que desconoce el funcionamiento), le espeta esta gracia: "como Pocholo, que de tanto perico se quedó delgado". El otro, esclavo de su imagen de simpático, no dice ni mú, la misma actitud que ofrece en antena cuando habla de dopaje. Motos, que no tiene ni el título de EGB (y se nota, vaya si se nota), gana premios porque supuestamente dignifica la televisión, pero lo que realmente dignifica es su cuenta corriente ofreciendo la misma basura de siempre. En este sentido, la entrevista la realizó a un gemelo.