Con el dinero al cuello

Hoy El Mundo y El País coinciden en algo. Sospechen. Hay que hacerlo siempre, pero cuando dos periódicos antitéticos van de la mano, es obligatorio. Resulta que entre los 6.000 folios del sumario de la Operación Galgo han decidido centrarse en que una de las líneas de investigación contra Eufemiano gira en torno a su evasión fiscal.

Si hombre, seguro que se acuerdan. No porque lo hayan leído en esos desprestigiados medios en otra ocasión, sino porque a lo mejor lo leyeron aquí hace la friolera de ¡seis meses!, cuando aún no se sabía nada de la Operación Galgo.  Esta bien que ahora vengan a comulgar con una cosa que era de cajón ya en el inicio de la O.P, cuando ni siquiera se sabía que Eufemiano tenía una cuenta en Suiza, supuestamente para un único cliente.

En este último punto todavía se insiste bastante. Ninguno de los dos medios se hace eco de esta paradoja, quizás porque a lo mejor les tocaría trabajar -investigar quienes ingresaban dinero, desde que cuenta, en que fechas-, cuando es mucho mejor estar sentados esperando a que la UCO o la jueza les vaya pasando datos del sumario para que hagan un poco de globo-sonda, como con lo de Urco. A ver si cuela.

Según publica De la Calle en El Mundo, Eufemiano reconoce sus problemas con el fisco en una conversación con su amigo Labarta el pasado 30 de agosto. Que si la cuenta estaba abierta a nombre de una sociedad con su padre, que si la cerró en 2006 a la muerte de este -y también de la O.P- y que el Hacienda somos todos le reclama unos 40.000 euros por las cifras no declaradas. Que para satisfacer esa cantidad a lo mejor tiene que pedir un préstamo. En otra conversación con una persona más versada en el tema que el señor con bigote de Zaragoza, el ginecólogo reconoce que Hacienda le puede chupar entre 450.000 euros y 600.000 euros. No se quien le podría facilitar el préstamo necesario, pero la diferencia entre la primera cifra y la segunda es notoria.

Esto es lo que interesa a De la Calle y su redactor jefe, que da por bueno el titular "Eufemiano, entre la sangre y el dinero" y todo lo que viene después, un cortapega brutal sin ninguna capacidad de análisis o de contextualización. Paradójicamente, dejan como sueltos sin interés cosas que, a mi modesto modo de ver, son mucho más jugosas: El Catedrático y Miguel son dos apodos para "en principio, ciclistas" a los que se refiere Eufemiano en sus conversaciones. Será que con SMS Sánchez y Novoa ya se conforman.

Arribas, y eso no lo niega nadie, por lo menos sabe escribir y se da cuenta de lo que es importante y de lo que no. Ya el mismo titular es mucho más atractivo, por muy fantasioso que pueda ser: "¡Coño, el number one!" introduce otra crónica delirante, hilarante y extremadamente cínica sobre la extraña relación entre el periodismo y la verdad, especialmente por parte de algunos periodistas.

Al parecer, lo de la celda de Eufemiano cuando fue detenido por la Operación Galgo ya se parece a un locutorio por la cantidad de testimonios que se han recogido. Primero fue El Mundo, cuando se inventó un falso probable en toda la regla para decir aquello de "si yo hablo, se cae el Mundial", al parecer escuchado por un ratero que compartió celda con el superdotado de Fuentes -aunque seguramente sólo lo escuchó en un delirio el redactor de este infame periódico-, y ahora es Arribas el que introduce su torticera crónica con esta fórmula típica del relato fabulado: "Cuentan algunos testigos..."

El diálogo es propio del cine español, por lo de impostado y mal declamado. Su finalidad es evidente, tal que hasta el propio Arribas lo escribe claramente: que el entrenador de la palentina y Eufemiano no se conocían. ¿Y qué?. Si así fuese, reflejaría la incultura de ese tal César Pérez -no haber visto ni una foto de Eufe en todos estos años, y dedicándose a lo que se dedicaba, es todo un mérito. Quizás es que la celda estaba oscura, como en todas las pelis malas- y que para Eufemiano, eso de estar en la cárcel es como pasar consulta: confiesa lo del Mundial a un raterillo y manda callar a un tío que esta hablando sin parar en la celda.

En fin. Que se lo crea el que quiera, yo desde luego no. Aquí, como tantas veces en estos asuntos, interesa saber que se dice y por qué, y por qué cambian algunas cosas. ¿Se acuerdan que la Operación Galgo empezó por una denuncia anónima? Pues ya no: "La Guardia Civil inició la Operación Galgo partiendo de la base de que Marta Domínguez (Urco en los papeles de Fuentes en la Operación Puerto, según las conclusiones de los investigadores) se dopó entre 2004 y 2006, al menos, dentro de la trama del médico canario". Según Arribas, ahora parece que un Guardia Civil ocioso se puso a remover los papeles y ¡sapristi!, se encontró con el número de tlf. de todo coraje. O algo así, porque todavía tiene que escribir la versión canónica y que encaje todo.

Ahora, al parecer, "no se intuye ninguna relación" entre Marta Domínguez y Eufemiano Fuentes. Y eso que en el primer comunicado de la Guardia Civil se acusaba a la de Palencia de suministrar cositas por ahí, de tal manera que el Marca le llamó, a plena portada del día siguiente, "camella" y no galga. Será por eso que han empezado a filtrar lo la bolsa de sangre que viene del pasado, primero (una de la que no habíamos oído hablar) y, después, como lo de CFA es muy cantoso, lo de Urco, que lo es todavía más. Algo de palos de ciego si que se intuye, pero más con el ánimo de solucionar flecos del pasado que las cosas del presente.

Tras reproducir una conversación de vedette profesional sobre quien lleva el mercado del dopaje en España -parece que hay interés en mostrar que Eufemiano estaba fuera del gran mercado, quédense con esto-, Arribas escribe que Eufemiano se encontró con Labarta en Santiago de Compostela a mediados de septiembre. Considerando que a finales de agosto ya había estado por la península, deben ser legendarias las vacaciones en el centro de salud donde supuestamente trabaja. Era un viaje de negocios: planeaba coger al Xacobeo y a Mosquera. Después vino lo del positivo por el enmascarador y la justa desaparición de un equipo que nunca tuvo que existir, pero lo que no dice el periodista es si el hemodruida fue a ofrecer sus servicios motu proprio o fue llamado ex profeso. Sepan también que Mosquera se ha presentado como si nada con el maillot del Vacansoleil. Insisto: Eufemiano se fue directamente a Santiago. ¿Quien le llamó?

Sin embargo, lo más delirante de todo el relato viene con esta frase inocente. Al parecer, en el registro del domilicio de Eufemiano Fuentes se encontraron algunas sustancias prohibidas -dirá que son para consumo propio, o importantes para el retinoblastoma-, "así como viejos papeles de la Operación Puerto". Atención: el médico canario es tan tonto de conservar en su casa papeles de un proceso judicial abierto, y no precisamente exculpatorios. No me casa mucho con eso de superdotado y de number one, por mucho que en el fondo sea un chapucillas. Lo que si me casa es que esa sorprendente aparición de supuestos nuevos papeles de la O.P le vendrá de perlas a más de uno para intentar seguir matando dos pájaros de un tiro, como con lo de Urco.

En cuanto a Eufemiano, estaría bien que al final pisase el trullo por algo más que tres días por delito fiscal -Arribas dice que le han encontrado en una cuenta 123.000 euros sin justificar-, de la misma manera que Al Capone. Precisamente contra Eufemiano lo único que no faltan son pruebas. Ofendía al más mínimo sentido común que un tío que manejaba seis millones de euros en negro al año -según Carabias- pasase a cobrar 2.000 euros al mes por mirar anginas y escoliosis. Sin embargo, durante cuatro años todos los supuestos periodistas dieron por buena esa versión. Ahora son los mismos que dan por bueno que Eufemiano se desplazaba en avión, llamaba desde cabinas en la calle y tarifaba con su hermana -en definitiva: se ponía en riesgo- por llevar un puñado de atletas, cuando es de todos sabido que son unos muertos de hambre que viven de becas del Estado. La pasta gansa del deporte no está ahí. Pero esta es la versión oficial.

Lo dicho: Eufemiano se dedicaba a dos ciclistas y media docena de atletas, descartando otros deportes más rediticios en la mente de todos. Por eso nadaba en dinero reciente y fresco. Casi, casi, que le llegaba al cuello. Como una soga de la que tirarán como se le ocurra hablar, a el o alguien más de la trama.
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El sumario de la Operación Galgo parece que está abierto de par en par, porque ya beben de el El País, El Mundo -la primera vez en dos décadas que se interesa por algo de este tema- e Interviú. Esta revista publica que una atleta que dice a todos los vientos que va limpia esta metida hasta la cejas perdón, hasta los callos de la planta del pie. Acaba de ganar el premio a "Mejor Atleta Española del Año". El relato de la bochornosa gala, aquí.
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Me da pena leer en El Heraldo,que considero un periódico de provincias serio y competente (como lo es también La Nueva España) esta basura, propia de un complejo de pueblerinos sobradamente justificado en Aragón: "(España) Necesitaba una figura en la que poner de relieve el 'cambio' político en esta materia. Y la aragonesa se convirtió entonces en un escaparate ideal para poner de manifiesto la nueva línea adoptada por los gobernantes españoles en esta materia".

Bonita historia aplicada a Maribel Moreno, obviamente aragonesa, pero totalmente falsa. La rueda de prensa de Lissavetzky y Alejandro Blanco en Pekín fue todo lo contrario a tener un cabeza de turco, más bien un buen marrón en el peor momento posible. La auténtica historia de esta tramposa (y el timing exacto de su fechoría) están aquí, igual que una foto del momento. Eso sí, es mucho más bonito vender una historia de victimismo a los lectores de su olvidada región, irrelevante a nivel deportivo. Y no solo.
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¡Malditos estadounidenses! ¡Primero mataron a Kennedy y ahora van a por Armstrong! Esto publica Sports Illustrated sobre la causa contra Amstrong: que desde finales de los noventa tuvo acceso a un fármaco experimental con efectos similares a la EPO, llamado HemAssist; que hasta el año 2009, por lo menos, tenía contacto con Michelle Ferrari; que utilizaba su jet privado como la perfecta hemoclínica volante para saltarse aduanas; que cuando era jovencito, antes del cáncer, tres controles antidoping de esos de epistestosterona-testosterona salieron rana y los ocultaron las autoridades estadounidenses: para cuando volvió del cáncer ya estaban validados como naturales esos resultados anormales; que en 1995 animaba a su compañeros del Motorola (¿también a Casartelli?) a pincharse EPO, y que en un día de descanso de aquel Tour llegó a marcar un 56% de hematocrito.

Y no les quepa ninguna duda de que mañana nuestros periodistas preguntarán a La Beltraneja, a Heras, a Rubiera o a Noval si cuando eran sirvientes del americano vieron algo de ese estilo.
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Vaya, se desmantela en Madrid el mayor laboratorio europeo para producir cocaína a partir de la pasta base, y resulta que está en la misma zona de Madrid donde se movían Manuel Pascua y Alberto León: Valdemorillo, Sevilla la Nueva, El Escorial...¡Cualquier día sale Villanueva de la Cañada, el pueblo de las dos Universidades y el alcalde perenne en el cargo! ¡Quiera el Altísimo que no!