Exhibición de Garzelli entre el frío y la nieve

El Giro siempre prepara etapas para las escapadas casi con la misma naturalidad con la que hay encerronas, circuitos en meta y, hoy en el Zoncolan, energúmenos gritando y empujando a los ciclistas. Señas de identidad, que las llaman. La etapa con llegada a Lienz era en teoría de media montaña, pero las bajas temperaturas y la muy publicitada etapa de hoy hicieron que mientras unos valientes se iban por delante, el resto del pelotón ramoneaba entre los valles rodeados de cumbres nevadas casi en junio.

La cosa llegó a tal absurdo (la dos primeras horas a 25 km/h) que ya solo podía empeorar. En medio de un túnel, Bettini (todavía hay gente que duda de su apelativo de el mafias) se volvió a erigir en el capo ante el mal tiempo (ya lo hizo en la Tirreno 2006, cuando se salía de Avezzano) y, en un hecho sin precendentes en una cita del prestigio del Giro de Italia, paró al pelotón para cambiarse la ropa "porque estaba muy mojada". Igual de mojada iba a estar a los 15 minutos, pero ahí está el gesto. Anda que no habrá llovido a ciclistas a lo largo de los tiempos y esto nunca se había visto. Vivir para ver, que decían los antiguos.

La mafia no se quedó ahí. El primer ataque no se produjo hasta después del avituallamiento. Perdón, hasta después de la digestión, y fue a cargo de Benoit Joachin, otro corredor que siempre ha militado en grandes equipos (ahora Astaná) sin saber muy bien el porqué. Se le unirían otros muchos corredores. El ataque de Garzelli se produjo a 50 kms. de meta. Se fue en solitario del pelotón, y en solitario habría de vencer tras una cabalgada prodigiosa entre el frío y la nieve. Estas etapas son para valientes, aunque tengan que esperar a los pactos secretos del pelotón para poder irse. Garzelli es un valiente. En el Giro 2004, desauciado por la pinza de Saeco, se tragó el Gavia el solito, también entre nieve y frío. Podía haber ido cómodamente en el pelotón, ya tenía su etapita, pero no. Menudo espectáculo.

Enlazó con los fugados y se dejó llevar en el sinuoso terreno austríaco, hasta que aprovechó sus siempre notables capacidades bajando para tomar una pequeña ventaja en un repecho. La acción le permitió afrontar el Bamberg, la última subida de la jornada, con 15" de ventaja sobre su ex-compañeros de grupo. Coronó con 50" de ventaja sobre un selecto grupo de corredores formado por Mangel (francés, la sorpresa de la jornada), Caucchioli, Rubiera, R.Serrano y Lastras. Y quedaban 27 kms. para meta, aunque Lienz estuviese en el fondovalle. Un circuito antes de meta, perfecto para que cinco organizados cazasen a uno en solitario. 16 kms de llano. La verdad, no era una buena opción apostar por el italiano.

Y ahí comenzó la exhibición. Cuadrado sobre la bicicleta, que se balanceaba a un lado y a otro, el antiguo campeón lucía un gorro de lana para protejer su calva del frío, que le cubría hasta las orejas. La imagen viene por sí sola: parecía un caballo corriendo. El grupo llegó a ponerse a 30", pero en ningún momento el antiguo elefantino (que mote más anormal) se giró. Para delante y para delante. Cuando quedaban 5 kms. para meta empezaron los nervios: Lastras girándose con el gesto de los dedos hacia arriba, después ataque, contraataque...la etapa estaba hecha. Garzelli entró en meta en solitario, como los más grandes. El sprint de los demás fue para Mangel, de una manera contundente, mientras que Serrano -probablemente el más rápido sobre el papel- sólo pudo ser tercero. Gran etapa.
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Un joven del Euskaltel del que se esperaba mucho pero los resultados no llegaban da positivo por nandrolona. Gómez Peña dice que "adelgazó mucho", pero el tono general del artículo es muy crítico. Menos mal. Pertenece al mismo equipo cazado con Txema del Olmo, Etxebarría, otro que dijo que había tenido cagalera y por eso tenía el hematocrito alto (Gorka G.), el equipo de Jesús Losa...en definitiva, al equipo en el que el responsable deportivo es Igor González de Galdeano, que pasó del sillín al sillón sin un momento de descanso. Este corredor convertido en manager con un curso CCC en tres meses compitió completamente dopado en el Tour de Francia 2005 y en la Vuelta 2005, donde contribuyó al triunfo efímero de Roberto Heras. A los pocos meses estaba gestionando la preparación del equipo naranja. Lo siento mucho por los muchos y muy buenos aficionados vascos, que se merecen algo mucho mejor que lo que les pueda dar el alavés mentiroso y tramposo.
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Parece un documental de La 2. De esos que ahora todos ven -y no antes, que mentían- porque ya no hay ciclismo. Concretamente, de machos cabríos chocando la cornamenta. El mío es más duro. No, el mío. Qué triste. El espectáculo está en ver retorciéndose a los ciclistas. El circo-cross, que desde este modestísimo blog he repudiado siempre. Pero ya ven donde están los que se cuelgan medallas de defensores del ciclismo...
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Urraburu a la carga. Curioso el giro que hace, traspasando parte de la responsabilidad, por primera vez, a los ciclistas. "A ningún deportista profesional" (ojito, que no dice ciclista) "le obligan a consumir nada ilegal, salvo que el quiera". O esta otra perla "ha sido porque han querido, para mejorar su rendimiento y aumentar sus contratos". ¿Parte de la responsabilidad? ¡Que digo! ¡Toda la responsabilidad! Y el caso es que este argumento me suena haberlo leído en alguna parte...